Los Planetas que Pasan y Desaparecen
Dios ¡Altísimo sea! dice: “! No juro por los planetas, que pasan y desaparecen!”
Obscurecimiento, 15, 16.
Dios ¡Altísimo sea! dice: “! No juro por los planetas, que pasan y desaparecen!”
Obscurecimiento, 15, 16.
Realidad científica:
Los agujeros negros representan las etapas tardías de la vida de las estrellas que son cinco
veces más grandes que el sol. Debido a su gran tamaño y su intensa gravedad, tales agujeros
atraen todo incluso la propia luz cuya velocidad alcanza 300 Km./s. Por lo tanto, reciben tal
nombre reflejando la existencia de lugares parecidos a agujeros en el espacio. Tales
gigantescas estrellas ocultas limpian de su camino todo lo que les es cercano, incluyendo
otras estrellas, y es por eso por lo que se les llama aspiradoras gigantescas. Esta realidad ha
sido probada mediante los cálculos teóricos que realizaron Karl Schwars Child, en 1916, y
Robert Oppenheimer, en 1934. Desde 1971, la posible existencia de tales agujeros negros se
ha hecho más probable. Los científicos creen que el centro de nuestra galaxia (la Vía Láctea)
no es más que un agujero negro.
Naturaleza del Milagro:
La negación del juramento en el estilo coránico del primer verso no más que una
confirmación de ello, es como se fuera diciendo: Con esta prueba tan clara no existe la
necesidad de este juramento: “!Pues no! ¡Juro por los planetas…
Este juramento tiene como objeto el presentar las pruebas que atestiguan que el Corán es
una revelación divina. Dios ¡Alabado sea! dice: “! No juro por los planetas, que pasan y
desaparecen! ¡Por la noche cuando se extiende! ¡Por la mañana cuando respira! Sí, es[1] la
palabra de un Enviado[2] noble. Obscurecimiento, 15-19. La grandeza e importancia de tal
confirmación está en el recurso utilizado para jurar, ya que aquí se definen éstos con las
mismas características que los científicos usan para definirlos. Éstos son originalmente
estrellas que se mueven a su alrededor, por ello el Corán las describe como “que pasan o
que se mueven”, mientras que su dicho “los planetas que desaparecen”, concuerda
totalmente con todos los términos que se derivan de la palabra desaparición, ocultación,
obscurecimiento, vuelta atrás y desvanecimiento después de una fase de aparición y
desarrollo. En realidad, son estrellas que se ocultan después de ser obvias. Ellas no producen
ninguna luz debido a su intensa gravedad, la cual les permite atraer todo lo que encuentran
en su camino tragándoselo, por ello cada vez se hacen más fuertes y más voluminosas. Es
obvia entonces la razón por la cual el Corán las describe con la palabra (las limpiadoras) o
(aspiradoras gigantescas). El conocimiento de estos datos es totalmente reciente. La
descripción coránica detallada de este fenómeno es una prueba tajante de que las palabras
de este libro son obra de Dios, el Creador.