Entre los 99 hermosos nombres de Allah, están Ar-Rahman y Ar-Rahim los cuales usamos con más frecuencia en nuestras oraciones y duaas.
Ar-Rahman y Ar-Rahim vienen de la misma palabra raíz árabe: rahma, que significa «misericordia, compasión».
Bornez traduce Ar-Rahman, Ar-Rahim como «el Clementísimo, el Misericordiosísimo», y el sheikh Isa García dice «el Compasivo con toda la creación, el Misericordioso con los creyentes».
La mayoría de nosotros, desafortunadamente, damos por sentado la misericordia y la compasión de Allah. Pero si nos detenemos por un momento y solo reflexionamos sobre la profundidad y el alcance de la misericordia de Allah, nos asombraremos más allá de las palabras.
UN MUNDO FRÁGIL
El Corán frecuentemente llama nuestra atención sobre el mundo de la naturaleza. Así que consideremos por un momento el mundo frágil en el que vivimos.
Escuchamos sobre el agotamiento de la capa de ozono, los peligros de la contaminación, la necesidad de preservar un medio ambiente sostenible para nuestros hijos, etc.
Numerosos libros y programas de televisión sobre la naturaleza y el universo despiertan nuestra curiosidad, nuestro sentido del desear saber. Vivimos en el centro de un universo violento, siempre cambiante, constantemente en movimiento.
Estamos rodeados de fuerzas que están tan precariamente equilibradas que el cambio más pequeño podría matarnos a todos.
Hace unos años, el cometa Schumacher-Levy se hundió en Júpiter y explotó con la energía de varios millones de bombas atómicas. En términos astronómicos, una diferencia de solo unos pocos grados lo habría puesto en curso de colisión con nuestro planeta Tierra.
LA VIDA CONTRA TODAS LAS PROBABILIDADES
De hecho, los científicos dicen que la vida humana solo es posible dentro de los márgenes más estrechos. Para ilustrar cuán estrecho es ese margen, tomemos este ejemplo. Aquí, tengo una naranja, envuelta en film plástico. Si puedes imaginar que esta naranja es nuestro planeta Tierra, entonces el grosor del film plástico es la atmósfera, el aire que respiramos.
La mayoría de la gente piensa que la tierra es sólida. Pero debajo de nosotros, mucho más delgada que la piel de esta naranja, está la delgada corteza sobre la que se colocan nuestros continentes. Debajo de esa corteza hay miles de kilómetros de roca fundida hirviendo, brotando como una gruesa capa de papilla caliente alrededor de un núcleo de hierro sólido.
En tamaño, todas las criaturas vivientes son como las motas de polvo y bacterias que cubren la superficie de esta naranja. Ni siquiera se las puede ver sin un microscopio, del mismo modo que los astronautas en el espacio no pueden ver vida en la Tierra sin un equipo especial.
PELIGROS CERCA DE NOSOTROS
¡Solo imagina! A unos pocos kilómetros debajo de nuestros pies, como debajo de la piel de esta naranja, tenemos miles de kilómetros de líquido hirviendo, océanos de lava fundida.
Sobre nosotros, una delgada capa de aire respirable, con solo unos pocos kilómetros de profundidad. Por encima de eso, nada; Un vacío completo.
Y el sol, sin el cual la vida no sería posible, está a 149 millones de kilómetros de distancia. Pero, ¿qué significa eso: 149 millones de kilómetros?
Ni siquiera podemos dar sentido a esa distancia. Son solo 149 seguido de seis ceros. Pero hagámoslo más fácil. Si esta naranja fuera nuestro planeta Tierra, entonces el sol sería una bola de la altura de esta habitación, y esa bola estaría a unos 88 kilómetros de distancia.
¡Solo imagina eso! La menor inclinación de la Tierra hacia el sol en verano y nos quejamos de que sentimos un calor desagradable. Luego, una ligera inclinación lejos del sol en invierno y estamos helados.
Mide la distancia de esa inclinación, son solo unos 6437 kilómetros (en comparación con el total de 149 millones de kilómetros al sol) y verás que te hierves o te congelas dentro de un rango de solo 0,005 por ciento de diferencia.
Es decir, no un uno por ciento, no una centésima de porcentaje, ¡sino solo una cincomilésima de porcentaje!
¡SOLO REFLEXIONA!
Ahora, no soy científico ni astrónomo. Pero si reflexionamos sobre este simple hecho, nos quedamos asombrados. Toda la vida en este planeta tierra está suspendida precariamente sobre la delgada corteza de una enorme bola de lava hirviendo, cubierta por una delgada membrana de oxígeno, flotando en el espacio, pasando lluvias mortales de meteoritos y cometas y todo tipo de radiación mortal.
La mente simplemente queda aturdida. Cualquier roca de más de 2 o 3 kilómetros de espesor, que golpee la Tierra de frente, como el cometa Schumaker-Levy que golpeó a Júpiter, eliminaría toda la vida en este planeta.
Los científicos y astrónomos nos dicen que las criaturas sobreviven en este planeta solo por los márgenes más estrechos. Estadísticamente, los peligros son tan grandes, dicen, y las probabilidades matemáticas de nuestra supervivencia son tan pequeñas, que realmente no deberíamos haber estado aquí en absoluto.
LA MISERICORDIA DE ALLAH
Nosotros, los musulmanes como creyentes, diríamos que nuestra creación y nuestra existencia continua en este planeta se deben enteramente a la misericordia de Allah, glorificado y exaltado es Él. El Corán aclara este punto en muchos versos hermosos, por ejemplo:
{¿Es que no observan los cielos y la tierra que los rodea? Si quisiera, haría que se los tragara la tierra, o haría que cayera sobre ellos un castigo del cielo. En eso hay un signo para todo siervo arrepentido.} (Saba’ 34:9)
{Dios es Quien contiene a los cielos y la Tierra para que no se desvíen [de su órbita], porque si se desviaran nadie los podría contener más que Él. Él es Tolerante, Absolvedor.} (Fatir 35:41)
Y más adelante en la misma sura leemos:
{¿Acaso no han viajado por el mundo y observaron cuál fue el fin de quienes los precedieron? Eran más poderosos que ellos [y aun así fueron castigados], pues nadie puede huir de Dios, ni en los cielos ni en la Tierra. Él lo sabe todo y tiene poder sobre todas las cosas.
Si Dios castigara a la gente [inmediatamente] por sus pecados, no dejaría ninguna criatura sobre la faz de la Tierra. Por Su voluntad les da una prórroga hasta un plazo fijado.} (Fatir 35:44-45)
Hermanos y hermanas, la próxima vez que admiremos los cielos estrellados, pensemos en las poderosas fuerzas que nos rodean. Fuerzas que mantienen nuestra propia existencia al borde de un cuchillo, y agradezcamos a Allah por Su Gracia y Misericordia.
Basado en un sermón del viernes pronunciado en el Royal Holloway, Universidad de Londres, Reino Unido, el 29 de enero de 1999, con algunas modificaciones. Cortesía de http://www.khutbahbank.org.uk
Arshad Gamiet es un escritor sudafricano que vive en el Reino Unido. Es cofundador del Khutbah Bank.