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Los sistemas políticos, sociales, económicos y judiciales en la civilización islámica no se limitan solamente a los asuntos de los musulmanes y no musulmanes dentro del Estado islámico sino que también se ocupan de organizar las relaciones entre el Estado y su gente con otros países y sus ciudadanos. Para ello, el Islam proporcionó una serie de parámetros y fundamentó unos principios que rigen estas relaciones tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra. Y en ambos casos siempre reluce la gloria de la civilización islámica y la misericordia con que el Islam trata a todos los seres.


El Islam es la religión de la paz


La paz es el verdadero origen del Islam. Al-lah, Enaltecido sea, ordenó a sus siervos creyentes, quienes siguieron a Su Mensajero, sallallahu ‘alaihi wa sallam (lo que se interpreta en español): {¡Oh, creyentes! Entrad todos en la religión del Islam [sometiéndoos a Al-lah y en paz] y no sigáis los pasos de Satanás; ciertamente él es para vosotros un enemigo manifiesto} [Corán 2:208]. En esta aleya se le llamó al Islam “Silm” que significa “paz”, porque es paz para el individuo, su familia, la sociedad y para todos aquellos a su alrededor. Por lo tanto, el Islam es la religión de la paz.


No es ninguna coincidencia encontrar que la palabra Islam es derivada del término “paz” y que la paz sea uno de los más prominentes principios islámicos, si no el más importante de todos. A esto le podemos sumar que Salam (paz) es un sinónimo del Islam mismo.


La paz en el Islam es el estado original que permite que haya cooperación, conocimiento y que se promueva lo bueno entre la gente en general. El Islam mira a los no musulmanes con justicia y enseña a los musulmanes que los vean como hermanos en la humanidad. Mientras que los no musulmanes no agredan a los musulmanes, este estado de originalidad, es decir, de paz, debe ser mantenido por los musulmanes y se les prohíbe rotundamente que ataquen, agredan o inicien un conflicto en contra de los no musulmanes.


Relación entre la gente musulmana y no musulmana


Los musulmanes deben establecer una relación basada en la cordialidad, el respeto, la tolerancia y la bondad con los seguidores de otras religiones, para poder alcanzar una verdadera relación de hermandad humana en conformidad con lo que Al-lah, Glorificado y Exaltado sea, dijo (lo que se interpreta en español): {¡Oh, humanos! Os hemos creado a partir de un hombre [Adán] y una mujer [Eva], y [de su descendencia] os congregamos en pueblos y tribus para que os conozcáis unos a otros. En verdad, el más honrado de vosotros ante Al-lah es el más piadoso. Ciertamente Al-lah es Omnisciente y está bien informado de lo que hacéis} [Corán 49:13]. La variedad que existe en los pueblos y las naciones del mundo son para el Islam una razón para acercarse, conocerse, compartir y establecer relaciones que lleven a la humanidad a una vida mejor y estable en esta tierra.


En el Corán, Al-lah, Exaltado sea, ordena que los musulmanes busquemos siempre la paz y que la mantengamos, siempre y cuando los no musulmanes demuestren buena disposición y no rompan los compromisos y pactos de paz firmados, dijo (lo que se interpreta en español): {Y si [los no musulmanes] se inclinan por la paz, acéptala tú también y encomiéndate a Al-lah; ciertamente Él es Omnioyente, Omnisciente} [Corán 8:61]. Este noble verso prueba categóricamente cómo los musulmanes aman y prefieren la paz que la guerra, siempre que los enemigos se inclinen hacia la paz.


El Mensajero, sallallahu ‘alaihi wa sallam, consideró la paz como algo que los musulmanes deben desear y pedirle a Al-lah que se la concediera, y por ello solía suplicarle a Al-lah por que le diera paz y firmeza en esta vida y la otra.


Por otra parte, el Islam establece que los musulmanes deben ser tolerantes con las creencias de los demás y les prohíbe rotundamente forzarlos por cualquier medio a convertirse al Islam, y condena contundentemente que los musulmanes se burlen de las prácticas y creencias de las otras religiones.


Dentro del Estado islámico los no musulmanes tienen los mismos derechos civiles que los musulmanes, esto es un hecho que quedó registrado en los anales de la historia a lo largo de más de mil cuatrocientos años de convivencia con los no musulmanes, quienes no solamente gozaban de libertad dentro del Estado, sino que además ocuparon cargos de importancia en el gobierno y demás instancias estatales.


El Islam llama a la vida, a la paz y a la convivencia.





 





La eternidad de las civilizaciones está medida por la cantidad de contribuciones perdurables que ofrecieron a la historia de la humanidad en varios aspectos del pensamiento, las ciencias y la moral. Como hemos aprendido acerca del gran papel jugado por la civilización islámica en la historia del desarrollo humano, podemos identificar tales contribuciones a través de lo que Europa o el renacimiento y la civilización europeos han logrado. Esto debido a que los logros de la civilización europea se han visto influenciados por la civilización islámica que la precedió. Sin exagerar, la historia europea moderna es la extensión natural de la historia de la civilización islámica cuando estaba floreciendo. No hubo separación entre ellas.





Rutas de la civilización islámica a Europa





Los historiadores tienen un acuerdo casi unánime respecto a que la civilización islámica tuvo contacto con la Europa cristiana occidental durante el medioevo, cuando Europa estaba pasando por la oscuridad total, a través de tres rutas principales. Estas rutas, que variaban en el nivel de actividad e impacto cultural, fueron Andalucía, Sicilia y las cruzadas.





Andalucía, una de las rutas de la civilización islámica





Andalucía es la ruta principal de la civilización islámica y el puente más importante a través del cual esta se movió hacia Europa, y tuvo impacto en varios campos científicos, intelectuales, sociales y económicos. Andalucía, parte de Europa, fue durante ocho siglos (92 - 897 H/ 711-1492 d.C.) un faro que irradiaba civilización durante la época en la que los musulmanes estaban allí, incluso cuando era políticamente débil, y cuando aparecieron los reinos divididos. Esto se debió a las universidades, colegios, bibliotecas, fábricas, palacios, jardines, científicos y hombres de letras en Andalucía, que atrajeron la atención de los europeos con cuyos países Andalucía tenía contactos estrechos y continuos [Dawr al hadarah al ‘Arabiah al Islamiah fi an-Nahda al Urubbiah (Papel de la civilización árabe islámica en el renacimiento europeo) pp. 51,52].





Poco después que los musulmanes se establecieron en España, se dedicaron a adquirir conocimiento y enfocaron su atención en las ciencias, la literatura y las artes. En este sentido, superaron a sus hermanos en el Mashreq. Los musulmanes inventaron nuevas y maravillosas cosas en todas las ciencias, lo que proveyó a Europa con recursos frescos que continuaron en uso desde finales del siglo XI hasta el renacimiento italiano en el siglo XV.





Gustav Le Bon dijo: “Tan pronto como los árabes completaron la conquista de España, comenzaron a llevar el mensaje de la civilización allí. En menos de un siglo, se las arreglaron para dar vida a las tierras muertas, reconstruir las ciudades en ruinas, construir edificios magníficos y fortalecer las estrechas relaciones comerciales con otras naciones. Comenzaron a dedicarse a estudiar las ciencias y las artes, y a traducir libros del griego y del latín, y crearon universidades que siguieron siendo un lugar para la cultura en Europa por mucho tiempo” [Gustav Lebón, Civilización de Árabes p. 273].





La política de tolerancia islámica tuvo un gran impacto en Ahlu Adh-Dhimmah (los no musulmanes que vivían bajo protección), incluyendo a judíos y cristianos que como gente española arabizada se interesaron en estudiar el idioma árabe y utilizarlo en sus vidas diarias. Incluso lo prefirieron al latín. Muchos judíos estudiaron a manos de maestros árabes.





Traducción en Andalucía





La traducción del árabe en Andalucía prosperó mucho, particularmente en Toledo durante los siglos XII y XIII. La traducción solía ser del árabe al español y luego al latín, o del árabe al latín directamente. La traducción no se limitó a libros escritos por científicos árabes sobre todas las áreas del conocimiento, sino que cubrió muchos libros griegos que fueron traducidos en el Mashreq dos siglos antes. Algunos libros de escritores griegos como Galeno, Hipócrates, Platón, Aristóteles, Euclides y otros, fueron traducidos.





Uno de los traductores más famosos de Toledo fue Gerardo de Cremona. Llamado el Toledano, llegó a Toledo procedente de Italia en 1150 d.C. Se dice que Gerardo de Cremona tradujo cerca de 100 libros, incluyendo 21 sobre medicina, entre ellos Al-Mansuri de Ar-Razi, Al Qanun (La Ley) de Ibn Sina. Algunos de los libros parecen haber sido traducidos por sus estudiantes bajo su supervisión, y algunos en colaboración con otros, particularmente Galipus. Fue arabizado. Durante el siglo XII, la traducción también fue practicada por los españoles y otros que fueron a España. Alfonso X, el rey de Castilla (1252-1284 d.C.), estableció una serie de instituciones de educación superior y alentó la traducción del árabe al latín y en ocasiones al castellano. [Mahmud Al Galili: Ta’zir at-tib al arabi fil hadarah al urubbiah (Impacto de la medicina árabe en la civilización europea)]





Sarton dice: “Los musulmanes, los genios de Oriente, alcanzaron grandes logros en el medioevo. Los libros más valiosos, originales e informativos fueron escritos en árabe. A partir de mediados del siglo VIII hasta que terminó el siglo XI, el árabe fue el idioma elevado de la ciencia de la raza humana, al punto que cualquier persona que quiera familiarizarse con la cultura de la época y su forma más reciente tiene que aprender árabe. Muchos que no hablaban árabe así lo hicieron. No creo que necesitemos señalar los logros científicos de los musulmanes en los campos de las matemáticas, física, astronomía, química, botánica, medicina y geografía”. [Hakadha kanu iawm kuna (Así eran ellos cuando estuvimos) p. 8; Azar Al ‘Ulama Al Muslimin fil Hadarah Al Urubbiah (Impacto de los eruditos islámicos en la civilización europea) pp. 110,111]





Influencia de Córdoba en el renacimiento europeo





Hablando del estatus de Córdoba, particularmente en el movimiento de la civilización islámica, Juan Brand Trand John dijo: “Córdoba, que fue más civilizada que todas las ciudades europeas durante el siglo X, fue de hecho el centro de la admiración y el asombro mundiales, así como Venecia estaba en los ojos de los países balcánicos. Los turistas que venían desde el norte solían mostrar piedad y temor cuando escuchaban lo que se les decía acerca de esta ciudad, que tenía 70 bibliotecas y 900 baños públicos.





Si León de Navarra o los gobernadores de Barcelona necesitaban un cirujano, ingeniero, arquitecto, sastre o músico, sólo iban a Córdoba. [España y Portugal, estudio publicado en Turaz Al Islam (Herencia del Islam).]





El pensador Leopold Weiss [1] o Muhammad Asad subrayó el papel de Córdoba en allanar el camino para la era del Renacimiento, diciendo: “No estaríamos exagerando si dijéramos: ‘La era científica moderna en la que vivimos no comenzó en las ciudades europeas, sino en los centros islámicos, en Damasco, Bagdad, El Cairo y Córdoba’”. [Al Islam ala muftaraq at-turuq (El Islam en la encrucijada) p. 40].





Hablando de Andalucía en general como puente entre la civilización islámica y Occidente, Sigrid Hunke dijo: “Los Pirineos no eran obstáculo para evitar estos contactos. Por lo tanto, la civilización árabe andaluza encontró su camino hacia Occidente”. [Shams Al ‘Arab (El sol de Al-lah sobre Occidente) p. 31.]





Ella agrega: “La antorcha de la civilización árabe fue llevada a través de Andalucía por miles de cautivos europeos que regresaron de Córdoba y Zaragoza y de otros centros culturales andaluces. También, los comerciantes de León, Génova, Venecia y Núremberg jugaron el papel de mediadores entre las ciudades europeas y las andaluzas.





En su camino a Santiago, millones de cristianos europeos entraron en contacto con los comerciantes árabes y con los peregrinos cristianos provenientes del norte de Andalucía. El flujo de caballeros, comerciantes y clérigos llegando anualmente de Europa a España, contribuyó a mover los cimientos de la civilización andaluza a sus países. Los comerciantes, doctores e intelectuales judíos llevaron la cultura de los árabes a los países occidentales. También participaron en la traducción de obras en Toledo y tradujeron del árabe una gran cantidad de historias, mitos y leyendas”. [Ibid, p. 532.]





Andalucía fue, por lo tanto, un centro importante para la civilización islámica y fue una de las rutas más importantes para que dicha civilización pasara a Europa.





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[1] Leopold Weiss: (1900-1996) Judío austriaco que estudió filosofía y artes en la universidad de Viena y luego se hizo periodista, convirtiéndose en corresponsal en el oriente árabe e islámico. Se convirtió al Islam y se cambió el nombre por Muhammad Asad.



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