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NÚMERO DE MUSULMANES Y MEZQUITAS EN AUMENTO EN JAPÓN EN MEDIO DE MALENTENDIDOS SOBRE EL ISLAM







En los últimos años se ha visto un aumento en el número de estudiantes y trabajadores que vienen a Japón desde naciones islámicas, y se están estableciendo mezquitas en regiones de todo el país.





Según una investigación realizada por Hirofumi Tanada, profesor de teoría social asiática en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Waseda, a fines del 2018 había 105 mezquitas en 36 de las 47 prefecturas de Japón.





En lugar de ser simplemente lugares de culto, cumplen una serie de funciones comunitarias, incluida la posibilidad de que los seguidores socialicen y se eduquen. Pero a medida que se establecen más mezquitas, han surgido preguntas sobre cómo pueden coexistir con éxito con la sociedad japonesa.







Justo después del mediodía, todos los viernes, el sonido de la oración, «Allahu akbar», hace eco en el Centro de Investigación Islámica de Japón, ubicado en el cuarto piso de un edificio en las afueras de Yawata, Prefectura de Kioto, oeste de Japón. Entre 50 y 100 residentes musulmanes locales se reúnen en el centro.







Ramzan Mirza, de 53 años, quien dirige una empresa comercial cercana, compró el edificio hace 10 años y lo abrió como una mezquita ocho años después. Llegó a Japón desde Bangladesh hace unas tres décadas. El área tiene muchas empresas relacionadas con el negocio de automóviles usados, y gradualmente más personas de países de mayoría musulmana se han reunido aquí. «Mi empresa se había estabilizado, así que decidí que quería crear un espacio que pudiera ser útil para los musulmanes aquí», dijo.





Muhammad Ali, de 37 años, vino de Bangladesh a Japón hace seis años para trabajar en el comercio de automóviles usados. Él dijo: “Solo puedo volver a mi país una vez al año. Es solitario estar tan lejos de mi esposa y mis hijos pequeños, pero me siento más tranquilo de poder venir a este lugar cerca de mi casa».





Khalid Sultan, de 30 años, trabaja en la misma industria. Originario de Siria, llegó a Japón hace siete años con su hermano menor, de 25 años, para huir de la guerra civil del país. La mayoría de sus familiares y parientes inmediatos ahora viven en Turquía. «Es triste pero no puedo volver a mi país. Pero, si puedo encontrarme con mis amigos aquí, ese problema desaparece”, dijo con una sonrisa.







Después de 13 años de recaudación de fondos, los musulmanes japoneses finalmente construyen su propia mezquita en Tokio







Antes de que esta mezquita abriera, los musulmanes cercanos tenían que viajar en trenes durante casi dos horas para llegar a la mezquita de Kobe, en la ciudad de Kobe, en la prefectura de Hyogo, en el oeste de Japón. Mirza tiene planes de registrar la mezquita de Yawata como una corporación religiosa, y también tiene como objetivo convertirla en un centro de investigación islámica en asociación con el personal universitario japonés.







La primera mezquita de Japón fue la Mezquita de Kobe, establecida en 1935 por residentes turcos e indios del país. Según la investigación del profesor Tanada, a finales de la década de 1980 solo había tres mezquitas en Japón.







Pero en la segunda mitad de la década, muchas personas de países de mayoría musulmana, incluidos Irán, Pakistán, Bangladesh y otros, llegaron a Japón como trabajadores. Muchos trabajaron en el negocio de la construcción y otros sectores que estaban en auge durante la economía de burbujas. Luego, hubo una afluencia de aprendices y otros trabajadores de Indonesia, y en los años 1990 y 2000 se produjo un aumento concomitante en el número de mezquitas.





En ese tiempo, el número de aprendices y estudiantes extranjeros de las regiones de mayoría musulmana aumentó aún más, al igual que la población de residentes musulmanes a largo plazo. En el 2014 había 80 mezquitas, saltando a 105 a finales del 2018.





En el pasado, se encontraban principalmente en áreas con una gran concentración de plantas de fabricación, como la región de Tokio y sus alrededores, el área metropolitana de Chukyo alrededor de Nagoya en la prefectura de Aichi, Japón central y el área de Kansai, en el oeste de Japón, donde se ubican Osaka y Kyoto.







Pero recientemente, ha habido un marcado aumento en los movimientos entre los estudiantes de países de mayoría musulmana en las universidades regionales, especialmente aquellos en las capitales de las prefecturas, para comenzar nuevas mezquitas.





El profesor Tanada estima que hay alrededor de 200.000 musulmanes viviendo en Japón. Entre ellos, se cree que alrededor de 43.000 son japoneses, incluidos aquellos que se convirtieron para casarse con un musulmán.







La mezquita más grande de Japón, Tokyo Camii en el barrio Shibuya de la capital, ve llegar de 700 a 800 personas a sus puertas para las oraciones de los viernes. Los fieles son de una variedad de lugares, como el sudeste de Asia, el mundo árabe y las naciones africanas.





Algunas personas no pueden entrar al edificio cuando está repleto, pero extienden una sábana o una alfombra de oración frente a él. La mezquita tiene clases de Corán y de idioma árabe, a las que algunos asisten regularmente. El musulmán japonés Shigeru Shimoyama, de 70 años de edad, jefe de relaciones públicas en la mezquita, dijo: “Los creyentes vienen de todas partes de la región de Kanto, al igual que los turistas de países islámicos. Para los fieles, esto es como un lugar de refugio”.





Pero la mezquita es muy sensible a la forma en que sus vecinos la perciben. Durante las oraciones de los viernes y otros días en que se llevan a cabo grandes eventos, la calle que conduce a la mezquita a menudo se llena de gente durante los horarios de admisión y salida, y muchos automóviles están estacionados en las calles cercanas.





Shimoyama dijo que este verano, había muchos fieles en la calle, lo que provocó problemas de tráfico. Según los informes, una mujer que montaba en bicicleta y que vive cerca dijo,







“Por eso odio el Islam”







“Incluso ahora hay prejuicios hacia el Islam. Para que la comunidad nos acepte, estamos prestando especial atención a los problemas relacionados con la eliminación de la basura, el ruido en las calles, el estacionamiento de autos en las calles y otras cosas”, dijo Shimoyama. A veces, la mezquita también invita a sus vecinos a eventos culinarios y otras ocasiones.





Con el aumento del número de mezquitas en las regiones de Japón, también surgieron disputas incluso antes de que se establecieran los centros. La mezquita Kanazawa, una mezquita en Kanazawa, Prefectura de Ishikawa, Japón central, creada principalmente por estudiantes del extranjero en la Universidad de Kanazawa, se encontró con la oposición de una asociación de vecinos cuando surgieron planes para ella en el 2012.





Mirando hacia atrás en esa discusión, Ken Muroi, de 61 años, entonces jefe de la asociación, dijo: «No hubo prejuicios hacia la fe misma, pero en ese momento hubo muchos incidentes relacionados con musulmanes en el extranjero».







Por lo tanto, algunos residentes manifestaron opiniones como «me preocupa que haya problemas aquí si se construye una mezquita» y «quiero que la construyan en otro lugar».







Según los informes, otros dijeron que les preocupaba que los valores de las propiedades cayeran en el área si se construía la mezquita, y aparentemente una familia incluso se mudó en protesta.





Después de medio año de conversaciones, la asociación de vecinos elaboró un documento pidiéndole a la mezquita que mantenga el sonido al mínimo, que controle la entrada y salida nocturna de gente en la propiedad, y que sea cuidadosa en el manejo de los incendios y cuando cierra. La mezquita aceptó las solicitudes.





También solicitó la anulación de los planes de dar al exterior de la mezquita una estética islámica y que mas bien se le dé un aspecto residencial estándar, al que la mezquita también accedió.





Se completó en agosto del 2014. Desde entonces, la mezquita se ha unido a la asociación de vecinos como una entidad, y los jóvenes musulmanes también han participado en los esfuerzos para limpiar el área local y palear la nieve. En resumen, ahora es parte de la vida comunitaria.





Seiji Matsui, de 46 años, un musulmán japonés que sirve como vicepresidente de la Sociedad Islámica de Ishikawa, que se ha ocupado de las negociaciones con los residentes, dijo,







“Antes de que se construyera (la mezquita), la gente incluso me preguntaba si tenía alguna conexión con Al Qaeda. Al involucrarme directamente con ellos y ser paciente en mis explicaciones, pude hacer que entendieran”.







(El original en japonés fue escrito por Ken Uzuka, Integrated Digital News Center)







QUERIDOS CONVERSOS, NO RENUNCIEN A SU CULTURA







“¿Puedo ir a la mezquita contigo? Siempre he tenido tanta curiosidad por lo que sucede allí”, ella preguntó.





Mi amiga Sara y yo pasamos horas hablando de los puntos más delicados del Islam. En nuestro pequeño pueblo, la mayoría de la gente no me daría ni 5 minutos, pero a ella y a mí nos encanta hablar de cultura y religión.





Ese viernes, la llevé a la mezquita local y descubrí que ya había una recorrida en curso, así que nos unimos. Después del servicio, fuimos a la biblioteca en el centro islámico y disfrutamos de una conversación sobre giroscopios.





Justo cuando estábamos terminando esa conversación, alguien entró por la puerta y venía con ella a una joven cuyos ojos estaban muy abiertos de asombro y ansiedad. Nos la presentaron como Sam. Acababa de convertirse una semana antes.





En ese momento, mi mente retrocedió a mis primeras semanas como musulmana y unos sentimientos abrumadores me invadieron. La mirada que vi en sus ojos ese día refleja la mirada que he visto en muchos conversos nuevos.





Obviamente estaba incómoda, sintiéndose fuera de lugar y confundida.





Llevé a Sam a un lado, bajo mi ala, por así decirlo, y le dije que ahora nada importa más que aprender a rezar. Pero también le di un consejo que desearía que alguien me lo hubiera dicho cuando recién me convertí: no abandones tu cultura.





TU CULTURA NO ES MALA




Cuando abrazamos el Islam, estamos rodeados de amor y calidez de personas que provienen de todos los ámbitos de la vida, todas las culturas y todos los países.





Pero todos tienen una cosa en común la mayor parte del tiempo: ven el Islam a través de su propia lente cultural y nos transmiten esa visión a los conversos.





DETENTE. PIENSA




¿Qué sucedió en tu corazón para guiarte a encontrar el Islam en un momento en que hacerlo ciertamente te costará algo? Tal vez perdiste a tus amigos más cercanos, tal vez tu familia te hizo a un lado, tal vez incluso perdiste tu trabajo. ¿Y por qué elegiste este curso?





Porque tienes una mente pensante y razonadora que no estaba dispuesta a aceptar el status quo. ¿Y adivina qué? Existe una buena posibilidad de que tu familia, tu hogar y tu cultura hayan inculcado esta cualidad en ti.





Debe haber algo bueno en tu cultura si te enseñó a pensar racionalmente y aceptar la verdad, cueste lo que cueste.





A menos que haya algo que obviamente sea haram—como beber alcohol, tener un novio/novia o consumir drogas—no tienes absolutamente ninguna razón de abandonarlo. En muchos casos, hacerlo causaría más daño que bien.





TU NOMBRE ES TU NOMBRE




Hermana, hermano, por favor escúchame: no cambies tu nombre. Lo digo tan apasionadamente porque lo veo todo el tiempo.





Tu madre y tu padre te dieron ese nombre. Pasaron meses pensando en el nombre perfecto para ti. Has pasado toda tu vida llevando ese nombre y, lo creas o no, es parte de ti, y no hay nada de malo en eso.





A menos que tu nombre tenga un significado haram muy claro, como el nombre de un dios pagano o un nombre que significa «malvado» o «malicioso», por ejemplo, te aconsejo con toda seriedad que mantengas tu nombre. Respeta a tu madre y a tu padre y respeta tu propia identidad.





ÁRABE/PAKISTANÍ/INDIO NO ES IGUAL A MUSULMÁN




La gente te dirá que debes hablar árabe para ser un buen musulmán. Pueden decirte que necesitas aprender urdu. Dirán palabras musulmanas aquí y allá, palabras como Ma sha’ Allah e In sha’ Allah y Alhamdu lillah y puede que sientas que no eres parte del club.





No te preocupes. Estas palabras son solo la forma árabe de expresar gratitud a Dios y confiar en Su perfecta Voluntad.





Ma sha’ Allah significa «Dios ha querido esto», así que lo dices cuando estás feliz de ver algo bueno.





In sha’ Allah significa «Si Dios lo quiere», lo que significa que harás tal y tal cosa si Dios quiere que suceda.





Alhamdu lillah significa «las alabanzas y gracias a Dios por esto», y se explica por sí mismo.





Más allá de aprender a leer el Corán en árabe para poder leerlo y recitarlo en oración, algo que es mucho más fácil de lo que parece y se puede hacer en cuestión de meses, no tienes la obligación de aprender ningún idioma para ser musulmán. Punto.





El Islam es para todas las personas, todas las naciones, todas las culturas y todas las tribus.





Hay muchas cosas en las culturas árabe, pakistaní, etc…. que son hermosas y están en línea con las enseñanzas del Islam, pero hay muchas, muchas cosas que no. No cometas el error de suponer que solo porque alguien de un país «musulmán» te haya dicho algo, debe ser cierto en el Islam.





El hecho es que hay muchas, muchas religiones en estas otras partes del mundo que se han mezclado con la cultura y han impregnado el Islam.





Aprenderás a distinguir la diferencia entre religión y cultura con el tiempo, pero por ahora, sabe esto: si eres musulmán, tu nombre, tu hogar, tu vida, tu identidad son musulmanes.





EL ISLAM VINO A REFINAR, NO A DESTRUIR




Dios no cometió ningún tipo de error al crearte y ubicarte dentro de la familia y la cultura en la que naciste. No es que, como eres musulmán, debes abrazar otra cultura.





Dios te colocó dentro de tu familia y cultura específicas por una razón que Él entiende.





Si todos desgarramos nuestras identidades culturales cuando adoptamos el Islam, solo para usar otra máscara de otra cultura, nos desvanecemos en el trasfondo de nuestras mezquitas y nuestras comunidades. Nos asimilamos a una cultura que no es la nuestra.





Esto hace que la solución de problemas en el borde de ambas culturas sea imposible porque no hay nadie que entienda ambas cosas mejor que un converso. Vivimos nuestras vidas nadando entre dos aguas.





Si nos fundimos en el ambiente de nuestras comunidades musulmanas, seremos inútiles en la lucha por la igualdad y la justicia en ambas comunidades.





Ponte de pie y haz tu mejor esfuerzo para refinar los problemas en tu comunidad y en tu mezquita, y hazlo con una postura orgullosa como musulmán estadounidense o musulmán canadiense o musulmán latino o europeo, o lo que sea.





Si abandonas tu cultura, solo usas ropa extranjera y cambias tu nombre, estás enviando un mensaje claro tanto a tu cultura de origen como a tu nueva comunidad musulmana: mi cultura es mala, así que encontré otra.





Esto no ayudará a nadie, musulmán o no.





Refina tu cultura de adentro hacia afuera. Haz tu mejor esfuerzo para ser un ejemplo para las personas en tu ciudad, tu vecindario, tu hogar y tu país. En lugar de abandonar tus prácticas culturales, ¡refínalas!





 





Fuente: About Islam (con algunas modificaciones)



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