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Algunos escritores y oradores no musulmanes acusan a Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) de ser un hombre de lujuria, porque se casó con alrededor de trece mujeres, de las cuales todavía estaba casado con nueve en el momento de su muerte.





Al hacerlo, han excedido los límites y perpetrado una ofensa, deliberadamente y con intenciones maliciosas, contra la verdad, la realidad y la erudición imparcial. Afirman que el Profeta mentía al afirmar ser un profeta porque se casó con varias esposas.





En cuanto a nosotros, destacamos que uno de los signos de su veracidad y evidencia de su profecía fue su matrimonio con varias esposas. Esto se debe a que esas damas (que Dios esté complacido con ellas) informaron sobre su vida doméstica y su conducta en el hogar y entre su familia. Y, he aquí, es una referencia sobre la conducta más piadosa y el alma más pura.





Estas «co-esposas», si el término es válido, expusieron su vida privada con toda transparencia. Nunca hemos encontrado ninguna mancha o falla en la misma. Por lo tanto, su vida familiar fue consistente con su honestidad, confiabilidad, misericordia, piedad y virtud.





Muchas personas, excepto aquellas que nuestro Señor ha favorecido con Su misericordia, tienen planes hipócritas. Hacen una demostración de honestidad, preocupación por mejorar el mundo e integridad, mientras que en realidad son mentirosos, corruptos y necios. Lamentablemente, muchos no se dan cuenta ni saben esto. Estos hipócritas y presumidos que se esconden detrás de sus máscaras no pueden sostener esta falsedad por mucho tiempo. Sus cualidades sobresalientes deben mostrarse, especialmente en sus hogares y entre sus esposas e hijos.





Si una persona así tuviera una sola esposa en su hogar, nada más, ella podría revelar información sobre él y sus secretos y difundirla entre la gente. El Mensajero no tenía solamente una sola esposa; tuvo muchas esposas. Si hubiera estado mintiendo, Dios no lo permita, la primera señal de su mentira habría aparecido entre estas esposas, y cualquiera de ellas podría haber comenzado a difundir eso entre sus vecinos y parientes.





De hecho, tenemos ante nosotros algo que confirma lo anterior. En un incidente relacionado por el Noble Corán. Dios Todopoderoso dice:





Cuando el Profeta confió un secreto a una de sus esposas [Hafsah] y ella lo contó [a Aishah], Dios le reveló [al Profeta] lo ocurrido, y él le refirió [a Hafsah] una parte de lo que ella había hecho. Entonces, esta le preguntó: «¿Quién te lo ha dicho?» Y Él respondió: «Me lo ha revelado el que todo lo sabe, Él está bien informado de cuanto hacen Sus siervos».[1]





Fue un secreto trivial que el Profeta (PyB) reveló a dos de sus mejores esposas (‘A’ishah y Hafsah, que Allah esté complacido con ellas). Les dijo que mantuvieran el secreto. Sin embargo, sucedió que el secreto salió y se extendió de las lenguas a los oídos hasta que en épocas posteriores los libros de comentarios del Corán se llenaron con él. Lo que nos lleva a afirmar que la vida y la psique del Mensajero eran puras, ya sea en su casa o fuera de ella.





Además, decimos a estos escritores y oradores religiosos de entre los no musulmanes, los matrimonios múltiples del Profeta no tenían conductas lascivas, como ustedes lo conciben y lo presentan.





Basta con saber que el Profeta se casó con la primera de sus esposas, la Madre de los Creyentes, Jadiyah (que Dios esté complacido con ella) cuando era un joven maduro de veinticinco años, mientras ella tenía cuarenta años. Vivió con ella veintiséis años. En otras palabras, ella se quedó con él hasta que llegó a los sesenta y seis. Él no tomó ninguna otra esposa mientras ella estaba viva. Permaneció dedicado a ella después de su muerte, hasta el punto de que ‘A’ishah (que Dios esté complacido con ella) solía sentirse celosa de ella, a pesar de que su vida de casada no se había superpuesto con la de ella, ni siquiera la había visto.





Una vez, cuando él la mencionó, ella se aventuró a decirle: «¿No era simplemente una mujer mayor, a quien Dios ha reemplazado para ti con alguien mejor (es decir, ella misma)?» Él se enojó con ella y le dijo:





¡No! Por Allah. Allah no la reemplazó con alguien mejor. Ella creyó en mí cuando todas las personas no creían, y atestiguaba sobre mi veracidad cuando las personas me llamaban mentiroso. Y Allah me otorgó hijos de ella y no de otras mujeres.





Ella dijo: «Nunca hablé mal de ella después de eso«.





Al-Bujari y Muslim informaron que ‘A’ishah (que Allah esté complacido con ella) dijo:





No estaba celosa de ninguna mujer como lo estuve de Jadiyah, y nunca la vi, pero el Profeta solía hablar de ella con frecuencia. A veces sacrificaba una oveja y la enviaba a algunos de los amigos de Jadiyah. Y yo le decía: «Como si nunca hubiera una mujer en el mundo, excepto Jadiyah». Él dijo: «Ella era (esto),» y «Ella era (aquello)», y «Yo tuve hijos con ella».





Después de que Jadiyah (que Allah esté complacido con ella) muriera, el Profeta se volvió a casar y comenzó a tener más de una esposa. Deberíamos preguntar en qué etapa de su vida fueron sus matrimonios polígamos. Fue, de acuerdo tanto de amigos como de enemigos, en el período más ocupado de su vida, lleno de sacrificio, yihad, enseñanza y otras responsabilidades.





Además, ¿qué tipo de lujuria hay en un hombre tan alejado del mundo y su brillo? Allah quería que sus esposas también estuvieran lejos del mundo y su brillo, porque Allah le dice:





¡Oh, Profeta!, diles a tus esposas: «Si prefieren la vida mundanal y sus placeres transitorios, vengan que les daré la parte de los bienes materiales que les corresponden y acordaremos un divorcio decoroso. Pero si prefieren a Dios y a Su Mensajero, y la morada que les aguarda en la otra vida, Dios tiene una magnífica recompensa para quienes de ustedes hagan el bien».[2]





Un hombre sensual querría que su esposa o sus esposas se adornaran con las joyas más deslumbrantes y los vestidos más encantadores.





Del mismo modo, un investigador imparcial sobre las causas de sus múltiples matrimonios encontraría que tenían propósitos y objetivos de peso y nobles. Por ejemplo, las esposas de algunos de sus Compañeros que lucharon y combatieron con él y murieron después de emigrar de sus hogares no tenían familia en Medina. Sus familias aún eran adoradoras de ídolos. Las alternativas a las que se enfrentaban eran regresar con sus familias y sufrir castigos o presiones psicológicas para abandonar el Islam, o quedarse sin un marido para protegerlas y estar junto a ellas para enfrentar las vicisitudes de la vida. Además, no eran muy buscadas por su edad o falta de belleza.





Otro propósito fue el de fortalecer y cimentar las relaciones con aquellos que lo ayudaron a transmitir el mensaje. De esta manera, enfatizaría la conexión de la creencia mutua con la conexión a través del matrimonio. Tampoco fue el Profeta siempre el que recibía en esta situación. Se casó con las hijas de Abu Bakr y ‘Umar, y casó a sus dos hijas Ruqayyah y Umm Kulthum con ‘Uzman, esta última después de la muerte de la primera. Cuando murió la segunda, dijo: «Si tuviera una tercera disponible, te habría casado con ella».





Otro motivo era liberar a una mujer o su gente de la esclavitud.





Otro objetivo era aclarar una regla de la Sharia y aplicarla de manera práctica, a fin de proporcionar un modelo para que las personas emulen y combatan la ignorancia profundamente arraigada y sus costumbres.





Además, se casó con mujeres que podían aprender de él y luego transmitir sus palabras y hechos a los demás, especialmente a las otras mujeres. Quería que sus esposas transmitieran a las mujeres musulmanas información que él se sentia tímido de enseñarlas. Hubo otros objetivos al lado de estos.





Este es un resumen, que requiere más detalles. Presentaremos más detalles cuando discutamos el matrimonio del Profeta con cada una de sus esposas.





LAS MADRES DE LOS CREYENTES




JADIYAH BINT JUWAYLID:




— Su primera esposa.





— Permaneció casado con ella durante unos veintiséis años, como se mencionó anteriormente.





— Ella le dio seis hijos: Al-Qasim y At-Tayyib, quienes murieron antes de que fuera nombrado profeta, y Ruqayyah, Umm Kulthum, Zaynab y Fatimah. Todos murieron antes que él, excepto Fatimah, quien murió seis meses después que él.







  • No se casó con otra mujer estando ella en vida, como mencionamos.






SAWDAH BINT ZAM’AH:




— El Profeta se casó con ella después de que Jadiyah murió y antes de la Hégira.





— Tenía aproximadamente la edad de Jadiyah, es decir, unos sesenta años, pero no tenía la belleza de Jadiyah.





— Ella había aceptado el Islam junto con su esposo, y había emigrado con él a Abisinia, huyendo de las heridas infligidas por los ignorantes entre los Quraysh. Su marido había muerto después de su regreso.





— Su familia seguía siendo adoradora de ídolos. Si ella hubiera regresado con ellos, la habrían presionado y alejado de su religión. Así que el Profeta se casó con ella para protegerla de esa dificultad.





‘A’ISHAH BINT ABI BAKR AS-SIDDIQ:




— Tenía unos nueve años en el momento del matrimonio, era algo delgada y el matrimonio no se consumó sino hasta después de la Hégira. Así, su matrimonio con ella no fue motivado por la lujuria; fue solo para fortalecer su compañía con su padre, Abu Bakr As-Siddiq (que Allah este complacido con él).





— Todas sus esposas fueron previamente casadas (viudas), excepto por ‘A’ishah (que Allah esté complacido con ella) que era la única virgen.





— Aunque la mayoría de sus esposas habían estado casadas anteriormente, alentó a otros a casarse con vírgenes. Él fue quien le dijo a Yabir Ibn ‘Abdullah, cuando se acercó a él con signos de perfume y felicidad en su rostro, «¿Te casaste?» El dijo que sí». Él dijo: «¿Una virgen o una mujer previamente casada?» Él dijo: «Una mujer previamente casada». Él dijo. «¿Por qué no una virgen? Podrías jugar con ella y ella contigo; podrías bromear con ella y ella contigo».





HAFSAH BINT ‘UMAR BIN AL-JATAB (AL-FARUQ):




— El Profeta se casó con ella después de la Hégira. Su esposo había sido Junais Ibn Hudhaifa, quien había muerto como creyente.





— Su matrimonio con ella fue para consolidar la amistad con su padre ‘Umar (ra) quien fue su segundo ministro, por así decirlo.





Los acontecimientos que llevaron a su matrimonio con ella indican que su amor por sus Compañeros fue el ímpetu para este matrimonio. Cuando la esposa de ‘Uzman, Ruqayyah, murió en la batalla de Badr, ‘Umar estaba interesado en casar a Hafsah con ‘Uzman. Pero cuando se lo sugirió, ‘Uzman permaneció en silencio. ‘Umar se quejó de esto al Profeta, quien le dijo: «Alguien pronto se casará con ella, que es mejor que ‘Uzman, y ‘Uzman pronto se casará con alguien mejor que Hafsah». El Profeta se casó con Hafsah y casó a su hija, Umm Kulthum, con ‘Uzman. De esto podemos ver que su matrimonio con ella fue para fomentar el afecto y contentar los corazones.





UMM HABIBAH (RAMLAH) BINT ABI SUFYAN:




— El Profeta se casó con ella durante un estado de guerra con los mushrikun[3] que estaban bajo el liderazgo de su padre, Abu Sufyan.





Ella había viajado con su esposo, ‘Abdullah Ibn Yahsh, a Abisinia, pero él se hizo cristiano y abandonó el Islam. Tenía dos opciones, ya sea regresar con su padre, que era entonces el líder de los mushrikun y ser presionada para que abandonara su religión, o ir a Medina sin nadie para protegerla. El Profeta la protegió casándose con ella.





— El Profeta envió a Amar Ibn Umayyah Ad-Damari a Abisinia para transmitirle su propuesta. An-Nayashi, el rey de Abisinia, le dio un regalo de bodas de cuatrocientos dinares y organizó su viaje al Profeta.





— Mediante este matrimonio, el Profeta logró dos objetivos: primero, la protegió de la idolatría y la persecución religiosa; en segundo lugar, estableció un vínculo por matrimonio con Abu Sufyan, quien se mostró satisfecho con eso. Dijo: «Qué hombre tan viril y fino; que no se le corte la nariz», refiriéndose a Muhammad.





ZAYNAB BINT JUZAYMAH:




— Ella vivió con el Profeta solo dos años.





— Fue apodada «Madre de los pobres».





— Su marido había sido asesinado en la batalla de Uhud. El matrimonio con ella era una manera de brindarle refugio y seguridad y una manera de alentarla a ayudar a los pobres.





ZAYNAB BINT YAHSH:




— Ella había sido la esposa de Zayd Ibn Harizah.





— Se casó con él cuando lo llamaron hijo de Muhammad, porque el Profeta lo adoptó y le dio ese nombre.





— Cuando la declaración de Allah fue revelada:





Dios no puso dos corazones en el interior del hombre. Dios no ha hecho que aquellas esposas que hayan repudiado[4] diciendo «eres tan ilícita para mí como el cuerpo de mi madre» sean [realmente] sus madres, como tampoco ha hecho que sus hijos adoptivos sean [realmente] hijos suyos: estas son solo expresiones [equivocadas] de sus bocas, Dios es quien expresa la verdad [absoluta] y guía al sendero [recto]. Llámenlos [a sus hijos adoptivos] por el apellido de sus padres verdaderos, porque eso es lo más justo ante Dios; pero si no conocen a sus padres, mejor digan que ellos son sus hermanos en la religión y sus protegidos. No será considerado un pecado si lo hubieran hecho por error, pero sí será un pecado en caso de que lo hicieran intencionadamente. Dios es Perdonador, Misericordioso.[5]





Zaynab se mostró inquieta acerca de quedarse con Zayd, y él se sintió descontento con su orgullo. Le pidió permiso al Profeta para divorciarse de ella, pero le dijo: «Teme a Allah y aferrate a tu esposa». Allah le ordenó a su Profeta que se casara con ella después de que Zayd se divorció de ella, pero él lo ocultó, temiendo que la gente dijera: «¡Muhammad se ha casado con la esposa de su hijo!»





Entonces Allah, el Exaltado, dijo:





Un verdadero creyente o a una verdadera creyente no deben, cuando Dios y Su Mensajero hayan dictaminado un asunto, actuar en forma contraria. Quien desobedezca a Dios y a Su Mensajero se habrá desviado claramente. Recuerda [¡oh, Muhammad!] cuando dijiste [a Zaid Ibn Háriza] a quien Dios había agraciado [con el Islam] y tú habías favorecido [liberándolo de la esclavitud]: «Conserva a tu esposa y teme a Dios»; intentaste ocultar lo que Dios haría manifiesto[6] porque temiste lo que diría la gente,[7] pero Dios es más digno de ser temido.[8] Cuando Zaid termine con el vínculo conyugal, te la concederé en matrimonio para que los creyentes [sepan que] no hay ningún impedimento en casarse con las exesposas de sus hijos adoptivos, si es que estos deciden divorciarse de ellas. Era un asunto decidido. No hay falta alguna del Profeta por lo que Dios le haya prescrito [y permitido contraer en matrimonio];[9] ese es el designio de Dios tal como lo fue para [los Profetas] que lo precedieron, y el designio de Dios ha de cumplirse. Quienes transmiten el Mensaje de Dios[10] y tienen temor de Él, sin temer a nadie salvo a Él, sepan que Dios computa todas las obras.  Muhammad no es el padre de ninguno de sus hombres, sino que es el Mensajero de Dios y el sello de los Profetas. Dios lo sabe todo.[11]





Estos versos presentan el asunto del matrimonio del Profeta (ﷺ) con Zaynab después de que Zayd se había divorciado de ella. Hay algunos puntos importantes para hacer aquí.







  1. La costumbre de los Días de la ignorancia era considerar a un hijo adoptado exactamente como un hijo biológico en todos los aspectos. Allah lo abolió diciendo: «Llámenlos [a sus hijos adoptivos] por el apellido de sus padres verdaderos».


  2. Del mismo modo, la sabiduría de Allah dictó la anulación de la costumbre ignorante de incluir en una familia a quien no pertenece a ella, lo que menosprecia los lazos familiares auténticos. Y utilizó la acción del Profeta (ﷺ) como énfasis para esta anulación, ya que se casó con la esposa de su hijo adoptivo después de que Zayd se divorciase de ella. Como dijo el Exaltado: «te la concederé en matrimonio para que los creyentes [sepan que] no hay ningún impedimento en casarse con las exesposas de sus hijos adoptivos, si es que estos deciden divorciarse de ellas«.


  3. El verso indica que Muhammad no era el padre de ningún hombre árabe.


  4. El matrimonio con Zaynab fue por orden de Allah, el Perfecto, el Exaltado, y no fue por el deseo del Profeta. Allah el Exaltado dijo; «Cuando Zayd termine con el vínculo conyugal, te la concederé en matrimonio». Por esa razón se informa que Zaynab solía decir: «Sus padres los hicieron casar, mientras que mi Señor me hizo casar«.






UMM SALAMAH, HIND BINT ABI UMAYYAH IBN AL MOGHIRAH:




— Ella era del clan Banu Majzum de los Quraysh. Su marido, Abu Salamah había muerto, dejándola viuda. Su nombre era ‘Abdullah Ibn’ Abdul-Asad.





— Cuando su esposo se estaba muriendo, él le pidió que se volviera a casar, ya que todavía era bastante joven, y oró sinceramente para que se casara con alguien mejor que él.





— El Profeta vio que tenía hijos y ella necesitaba que alguien la ayudara a cuidarlos.





— Tanto ella como su marido eran muhayirun. Ella no tenía parientes en Medina.





YUWAYRIYYAH BINT AL-HARIZ




Ibn Hisham dice sobre su matrimonio:





Cuando el Mensajero de Allah regresaba de la expedición contra Banu Al-Mustaliq, trajo consigo a Yuwayriyyah bint Al-Hariz.[12] Ordenó a Yuwayriyyah estar bajo el cargo de un hombre de los Ansar. Cuando el Profeta regresó a Medina, su padre, Al-Hariz Ibn Abi Dirar vino con un rescate por su hija. Cuando el hombre llegó a Al-Aqiq, miró los camellos que había traído consigo por el rescate. Dos de los camellos le atrajeron, por lo que los escondió en uno de los valles de Al-Aqiq. Luego, se acercó al Profeta y le dijo: «Muhammad, te llevaste a mi hija y este es su rescate». El Mensajero de Allah dijo: «¿Dónde están los dos camellos que escondiste en Al-Aqiq en tal o cual valle?» Él dijo: «Soy testigo de que nada es digno de adoración, excepto Allah, y que tú eres el Mensajero de Allah. Por Allah, nadie vio lo que hice». Hariz y dos de sus hijos que estaban con él aceptaron el Islam.





Cerca de un centenar de su gente eran prisioneros de guerra. Cuando el Profeta se casó con ella, tras un acuerdo con su padre, ella había aceptado el Islam. Inmediatamente, todos los que eran cautivos de los suyos fueron liberados. Dijeron: «¿Cómo podemos mantener cautivos a los de la familia política del Mensajero de Allah?» Así, los guardianes del centenar de familias de los Banu Al-Mustaliq  los liberaron como resultado de su matrimonio con ella. Al comentar sobre esto, la Madre de los creyentes, ‘A’ishah dijo: «Ninguna mujer fue más bendecida para su pueblo que Yuwayriyyah. Debido a ella, cien familias de su pueblo fueron liberadas».





Así que este matrimonio no se debió a la lujuria; Era para asegurar la libertad y liberar a las personas del cautiverio.





SAFIYYAH BINT ĤUIAY IBN AJTAB:




La tomaron cautiva en la batalla de Jaybar, con su hermana. Bilal las llevó después de la muerte de su gente, los judíos de Jaybar. El Profeta reprochó a Bilal, diciendo: «¿No hay piedad en tu corazón? ¿Cómo puedes tomar a dos jóvenes después del asesinato de su gente?»





Presentó a las dos jóvenes a algunos de sus Compañeros para que alguien se casara con ellas. Su hermana se casó pero ella quedó sola. Así que el Profeta se casó con ella como un acto de caridad, benevolencia y misericordia.





MAYMUNAH BINT AL-HARIZ:




— Al-‘Abbas Ibn ‘Abd Al-Muttalib la eligió como esposa del Profeta para fortalecer los lazos entre él y algunas de las tribus árabes. Al-‘Abbas le dio un regalo de 400 dirhams.





— Se informa que ella fue una de las personas que se ofrecieron al Profeta. Eso es porque cuando descubrió que el Profeta le había propuesto, ella dijo: «El camello y lo que hay en él son para Allah y Su Mensajero». Entonces Allah reveló:





… y la mujer creyente que se ofrece al Profeta [en matrimonio], si es que el Profeta quiere tomarla por esposa; es un permiso exclusivo para ti, no para los demás. Sé bien lo que les prescribí respecto a las esposas y lo que posee su diestra, para que no tengas reparo. Dios es Perdonador, Misericordioso.[13]





Estas son las esposas con las que consumó sus matrimonios. Ellas son los que se llaman «Madres de los creyentes», ya que Allah dijo, «las esposas del Profeta [deben ser respetadas como si fueran] sus madres».[14] Además, al prohibirles casarse después de él, Allah dice: «No deben molestar al Mensajero de Dios ni deben casarse nunca con quienes fueron sus esposas, porque eso es grave ante Dios».[15]





Los narradores nos dicen que:





— El número de las esposas del Profeta era trece.





— Él consumó el matrimonio de once de ellas. En consecuencia, se les conoce como «Madres de los creyentes».





— Estaba casado con nueve cuando murió; Jadiyah bint Juwaylid y Zaynab bint Juzaymah (Madre de los pobres), murieron durante su vida.





Se casó con dos con quienes no consumó el matrimonio: Asma ‘bint An-Nu’man Al-Kindiyyah, y Umaymah bint An-Nu’man Ibn Sharahabil.





Este es el número que Allah hizo legal para el Profeta y por el cual se realizaron todos los objetivos sociales, educativos y legislativos asociados con la misión. Respecto a esto, Allah, el Exaltado dice:





[¡Oh, Muhammad!] Puedes relegar a quien quieras [de tus esposas y no pasar la noche con la que le corresponde] y estar con la que quieras, o si lo deseas volver con alguna de las que hubieras relegado, no cometes pecado al hacerlo. Esto es más conveniente para que estén alegres, no se entristezcan y se sientan complacidas. Dios bien sabe lo que hay en sus corazones. Dios todo lo sabe, es Tolerante. No te será lícito que vuelvas a casarte luego de esta revelación, ni sustituir a una por otra aunque fueran muy hermosas, excepto lo que posea tu diestra. Dios todo lo observa.[16]





Este pasaje indica que





— Se le prohibió al profeta tomar más esposas que las que ya tenía.





— el Profeta solía diferir el turno de algunas de ellas y estar con quien deseaba. Además, el Noble Corán indica que este número de esposas era especialmente para él. El Exaltado dice que esto fue «… un permiso exclusivo para ti, no para los demás«.[17]





En verdad, las esposas del Profeta eran las Madres de los Creyentes. Eran escuelas para la enseñanza del conocimiento y la difusión del bien.





En cuanto a su participación en la enseñanza del conocimiento, muchas mujeres solían sentirse tímidas al preguntar al Profeta sobre ciertos asuntos de la ley islámica, especialmente los relacionados con ellas, como las reglas sobre la menstruación, el sangrado postparto, (la purificación después de) el coito, los problemas maritales, y otras reglas. A veces, una mujer sería vencida por la timidez cuando quería preguntarle al Profeta acerca de algunos de estos asuntos. Asimismo, la modestia era una parte del carácter del Profeta. Fue descrito en las colecciones registradas de la Sunnah como «más tímido que una virgen en sus aposentos privados».





Naturalmente, no siempre fue capaz de responder con total franqueza y claridad a cada pregunta que le hicieron las mujeres, pero a veces empleaba alusiones eufemísticas. Y a veces la mujer que preguntaba no entendía lo que quería decir con su eufemismo.





A’ishah de la Madre de los Creyentes informa que una mujer de los Ansar le preguntó al Profeta cómo bañarse después de completar su período menstrual. El Profeta le dio instrucciones de cómo bañarse. Luego dijo: «Toma algo absorbente, es decir, un pedazo de algodón con un poco de perfume, y lávate con él«. Ella dijo: «¿Cómo debo limpiarme con eso?» Él dijo: «Límpiate con eso«. Ella dijo: «¿Cómo, Mensajero de Allah, debo limpiarme con eso?«. A’ishah dijo: «La tomé de la mano y dije: ‘Colócala en tal y tal lugar y comprueba si hay algún rastro de sangre’«.





Es muy conocido como para necesitar decir que muchas de las reglas que conciernen especialmente a las mujeres fueron reportadas por la Madre de los Creyentes, ‘A’ishah.





Se ha informado de que Abu Musa Al-Ash’ari dijo:





Cada vez que algún hadiz nos confundía, a los Compañeros del Mensajero de Allah, le preguntábamos a ‘A’ishah sobre eso y descubrimos que ella tenía conocimiento al respecto.





Masruq dijo: «Vi a la mayoría de los sabios ancianos entre los Compañeros del Mensajero de Allah preguntándole sobre la herencia«.





‘Urwah Ibn Zubayr dijo: «Nunca vi a una mujer más aprendida en medicina, jurisprudencia o poesía que ‘A’ishah«.





Esto no es sorprendente, ya que los libros de Hadith dan testimonio de su copioso conocimiento y su formidable intelecto. Ningún hombre ha reportado hadices[18] más auténticos que ella, excepto Abu Hurayrah y ‘Abdullah Ibn’ Umar.





Quizás una de las razones de la orden divina de que no deben volver a casarse después de él, fue para que pudieran dedicarse exclusivamente a enseñar a las mujeres las reglas de la religión y sus excelentes cualidades y su etiqueta, y a transmitir las narraciones sobre el Profeta en el hogar y dentro de su familia.





UNA MIRADA AL LIBRO SAGRADO[19]




Después de este detallado y cuidadoso examen de la vida del Mensajero y su conducta, y cómo y por qué llevó a cabo sus múltiples matrimonios, regresemos y hojeemos las páginas de la Santa Biblia para ver qué dice sobre los profetas y sus esposas. Nos conformaremos con el examen de tres profetas, Gedeón, David y Salomón.





GEDEÓN




Gedeón, el hijo de Joás del clan de Abiezer, fue uno de los profetas del Antiguo Testamento. La biblia dice:





Cuando los israelitas clamaron al Señor a causa de los madianitas, el Señor les envió un profeta que dijo: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo los saqué de Egipto, tierra de esclavitud, y los libré de su poder. También los libré del poder de todos sus opresores, a quienes expulsé de la presencia de ustedes para entregarles su tierra”. Les dije: “Yo soy el Señor su Dios; no adoren a los dioses de los amorreos, en cuya tierra viven”. Pero ustedes no me obedecieron».





El ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina que estaba en Ofra, la cual pertenecía a Joás, del clan de Abiezer. Su hijo Gedeón estaba trillando trigo en un lagar, para protegerlo de los madianitas. Cuando el ángel del Señor se le apareció a Gedeón, le dijo:





¡El Señor está contigo, guerrero valiente!





—Pero, señor —replicó Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: “¡El Señor nos sacó de Egipto!”? ¡La verdad es que el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián!





El Señor lo encaró y le dijo:





—Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía [20]





Asimismo, su profecía se discute en la Carta a los Hebreos. La biblia dice:





… ¿Qué más voy a decir? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas, los cuales por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia y alcanzaron lo prometido; cerraron bocas de leones,[21]





La pregunta es: ¿con cuántas esposas se casó Gedeón? La respuesta dada por el Antiguo Testamento que





… Tuvo setenta hijos, pues eran muchas sus esposas. Su concubina que vivía en Siquén también le dio un hijo, a quien Gedeón llamó Abimélec.[22]





DAVID




Allah ha proclamado su inocencia de lo que falsamente lo acusan. Las Escrituras dicen que se casó con muchas esposas.





Primero se casó con Mical, la hija de Saul, a cambio de una dote (precio de la novia) de la que el mundo nunca antes había escuchado algo así. Eso fue cien prepucios de los filisteos. ¡No sé qué quería Saul con esos prepucios, o qué quería hacer con ellos, o qué podría hacer con ellos por su hija! De todos modos, según la Biblia, David fue más generoso que Saúl, ya que presentó una dote de doscientos prepucios, no solo cien. La Biblia narra que





Cuando los funcionarios de Saúl le dieron el mensaje a David, no le pareció mala la idea de convertirse en yerno del rey. Aún no se había cumplido el plazo cuando David fue con sus soldados y mató a doscientos filisteos, cuyos prepucios entregó al rey para convertirse en su yerno. Así fue como Saúl le dio la mano de su hija Mical.[23]





David se casó con otras seis mujeres: Ajinoán la jezrelita, Abigaíl, Macá, la hija del rey Talmay de Guesur, Jaguit, Abital y Eglá.





En otro pasaje la Biblia agrega que





Mientras estuvo en Hebrón, David tuvo los siguientes hijos: Su primogénito fue Amnón hijo de Ajinoán la jezrelita; el segundo, Quileab hijo de Abigaíl, viuda de Nabal de Carmel; el tercero, Absalón hijo de Macá, la hija del rey Talmay de Guesur; el cuarto, Adonías hijo de Jaguit; el quinto, Sefatías hijo de Abital; el sexto, Itreán hijo de Eglá, que era otra esposa de David. Estos son los hijos que le nacieron a David mientras estuvo en Hebrón.[24]





Después de eso, David se casó con otras mujeres y tomó concubinas cuyo número la «Santa Biblia» no dice explícitamente. Simplemente dice que «Cuando David se trasladó de Hebrón a Jerusalén, tomó más concubinas y esposas, con las cuales tuvo otros hijos y otras hijas».[25]





De hecho, la «Santa Biblia» habla sobre el permiso general a David para casarse con quien quiera, cuando quiera y como quiera.





Así dice el Señor, el Dios de Israel: «Entonces Natán le dijo a David: — ¡Tú eres ese hombre! Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo te ungí como rey sobre Israel, y te libré del poder de Saúl. Te di el palacio de tu amo, y puse sus mujeres en tus brazos. También te permití gobernar a Israel y a Judá. Y por si esto hubiera sido poco, te habría dado mucho más».[26]





El matrimonio de David con la esposa de Urías el hitita es uno de esos casos rodeado de signos de interrogación en todos los sentidos. Lo citaremos en su totalidad y lo pondremos ante las mentes de los cristianos y los judíos, y les haremos una pregunta, una breve pregunta: ¿cómo se compara esto con Muhammad?





La historia tal como la relata la Santa Biblia es la siguiente:





En la primavera, que era la época en que los reyes salían de campaña, David mandó a Joab con la guardia real y todo el ejército de Israel para que aniquilara a los amonitas y sitiara la ciudad de Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén.





Una tarde, al levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la azotea del palacio, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era sumamente hermosa, por lo que David mandó que averiguaran quién era, y le informaron: «Se trata de Betsabé, que es hija de Elián y esposa de Urías el hitita». Entonces David ordenó que la llevaran a su presencia y, cuando Betsabé llegó, él se acostó con ella. Después de eso, ella volvió a su casa. Hacía poco que Betsabé se había purificado de su menstruación, así que quedó embarazada y se lo hizo saber a David.





Entonces David le envió este mensaje a Joab: «Mándame aquí a Urías el hitita». Y Joab así lo hizo. Cuando Urías llegó, David le preguntó cómo estaban Joab y los soldados, y cómo iba la campaña. Luego le dijo: «Vete a tu casa y acuéstate con tu mujer». Tan pronto como salió del palacio, Urías recibió un regalo de parte del rey, pero, en vez de irse a su propia casa, se acostó a la entrada del palacio, donde dormía la guardia real.





David se enteró de que Urías no había ido a su casa, así que le preguntó:





—Has hecho un viaje largo; ¿por qué no fuiste a tu casa?





—En este momento —respondió Urías—, tanto el arca como los hombres de Israel y de Judá se guarecen en simples enramadas, y mi señor Joab y sus oficiales acampan al aire libre, ¿y yo voy a entrar en mi casa para darme un banquete y acostarme con mi esposa? ¡Tan cierto como que Su Majestad vive, que yo no puedo hacer tal cosa!





—Bueno, entonces quédate hoy aquí, y mañana te enviaré de regreso —replicó David.





Urías se quedó ese día en Jerusalén. Pero al día siguiente David lo invitó a un banquete y logró emborracharlo. A pesar de eso, Urías no fue a su casa, sino que volvió a pasar la noche donde dormía la guardia real. A la mañana siguiente, David le escribió una carta a Joab, y se la envió por medio de Urías. La carta decía: «Pongan a Urías al frente de la batalla, donde la lucha sea más dura. Luego déjenlo solo, para que lo hieran y lo maten».





Por tanto, cuando Joab ya había sitiado la ciudad, puso a Urías donde sabía que estaban los defensores más aguerridos. Los de la ciudad salieron para enfrentarse a Joab, y entre los oficiales de David que cayeron en batalla también perdió la vida Urías el hitita.





Entonces Joab envió a David un informe con todos los detalles del combate, 19 y le dio esta orden al mensajero: «Cuando hayas terminado de contarle al rey todos los pormenores del combate, tal vez se enoje y te pregunte: “¿Por qué se acercaron tanto a la ciudad para atacarla? ¿Acaso no sabían que les dispararían desde la muralla? ¿Quién mató a Abimélec hijo de Yerubéset? ¿No fue acaso una mujer la que le arrojó una piedra de molino desde la muralla de Tebes y lo mató? ¿Por qué se acercaron tanto a la muralla?” Pues, si te hace estas preguntas, respóndele: “También ha muerto Urías el hitita, siervo de Su Majestad”».





El mensajero partió, y al llegar le contó a David todo lo que Joab le había mandado decir.





—Los soldados enemigos nos estaban venciendo —dijo el mensajero—, pero cuando nos atacaron a campo abierto pudimos rechazarlos hasta la entrada de la ciudad. Entonces los arqueros dispararon desde la muralla a los soldados de Su Majestad, de modo que murieron varios de los nuestros. También ha muerto Urías el hitita, siervo de Su Majestad.





Entonces David le dijo al mensajero:





—Dile a Joab de mi parte que no se aflija tanto por lo que ha pasado, pues la espada devora sin discriminar. Dile también que reanude el ataque contra la ciudad, hasta destruirla. Y anímalo.





Cuando Betsabé se enteró de que Urías, su esposo, había muerto, hizo duelo por él.[27]





Esta larga y dudosa historia afirma que David vio a la esposa de Urías, uno de sus guerreros, bañándose desnuda en su techo, y que ella le complacía. Así que él «la tomó» y cometió adulterio con ella. Poco después, ella concibió un hijo ilegítimo de él. Queriendo evitar cualquier vergüenza, envió a buscar a su marido, convocándolo para la guerra y, por lo tanto, para que pasara la noche con su esposa para que el embarazo pudiera ser atribuido a él. Pero ese soldado valiente se negó a dormir con su esposa mientras sus compañeros en el ejército luchaban en el desierto. Entonces, ¿qué hizo David?, escribió una carta al comandante del ejército y la envió junto con el pobre Urías, ordenando al general que pusiera a Urías al frente de la lucha más dura con el enemigo para que lo mataran. Eso es exactamente lo que sucedió, y Urías fue asesinado de acuerdo con el complot ideado por David. Después de la muerte de Urías, David envió por la esposa de Urías y la agregó a sus esposas. ¿Lo entienden? ¿Lo ven?





Esta es la forma en que los libros del Antiguo Testamento hablan de los profetas y mensajeros de Allah. ¡Que Allah los exonere de lo que dicen los calumniadores transgresores!





Olvidé mencionar el resto de esta leyenda bíblica. Esta leyenda dice que Betsabé se convirtió en la madre de Salomón el Sabio.[28]





Además, David se casó cerca del final de su vida con una virgen llamada Abisag, la sunamita. La Biblia reporta que





El rey David era ya tan anciano y tan entrado en años que, por más que lo abrigaban, no conseguía entrar en calor. Por eso sus servidores le dijeron: «Busquemos a una joven soltera para que atienda a Su Majestad y lo cuide, y se acueste a su lado para darle calor». Así que fueron por todo Israel en busca de una muchacha hermosa, y encontraron a una sunamita llamada Abisag y se la llevaron al rey. La muchacha era realmente muy hermosa, y se dedicó a cuidar y a servir al rey, aunque el rey nunca tuvo relaciones sexuales con ella.[29]





SALOMÓN




Bastará con que mencionemos exactamente lo que está en la Santa Biblia. La Santa Biblia explica que





Ahora bien, además de casarse con la hija del faraón, el rey Salomón tuvo amoríos con muchas mujeres moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas, todas ellas mujeres extranjeras que procedían de naciones de las cuales el Señor había dicho a los israelitas: «No se unan a ellas, ni ellas a ustedes, porque de seguro les desviarán el corazón para que sigan a otros dioses». Con tales mujeres se unió Salomón y tuvo amoríos. Tuvo setecientas esposas que eran princesas, y trescientas concubinas; todas estas mujeres hicieron que se pervirtiera su corazón. En efecto, cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres le pervirtieron el corazón de modo que él siguió a otros dioses, y no siempre fue fiel al Señor su Dios como lo había sido su padre David.[30]





Así es como hablan de Salomón, a saber, que fue tan extravagante al casarse con mujeres idólatras, que se casó con mil mujeres, se desvió al final de su vida y no creyó y tomó a otros dioses a través de la tentación de esas hermosas idólatras. ¡Así es como los libros de estas personas hablan de Salomón!





En cuanto al Noble Corán, dice que





Pero sí seguían lo que recitaban los demonios durante el reinado de Salomón. Sepan que Salomón no cayó en la incredulidad sino que fueron los demonios quienes enseñaban a la gente la hechicería y la magia que transmitieron los ángeles Harút y Marút en Babilonia,…[31]





Los demonios fueron aquellos que pervirtieron el lenguaje de las Escrituras, y aquellos como ellos que insultaron a los mensajeros de Allah y mataron a los profetas.





En conclusión, no hay un solo pasaje en los libros del Antiguo Testamento que prohíba casarse con más de una esposa. Si casarse con más de una esposa fuera prohibido o censurable, Moisés habría llamado la atención sobre eso.





Por el contrario, hay pasajes que afirman su permisibilidad. Bastará con este pasaje:





»Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, y el Señor tu Dios los entregue en tus manos y los hagas prisioneros, si ves entre las cautivas alguna mujer hermosa que te atraiga, podrás tomarla por esposa. La llevarás a tu casa y harás que se rape la cabeza, se corte las uñas y se deshaga de su ropa de cautiva. Después de que haya vivido en tu casa y guardado luto por su padre y su madre durante todo un mes, podrás unirte a ella y serán marido y mujer. Pero, si no resulta de tu agrado, la dejarás ir adonde ella lo desee. No deberás venderla ni tratarla como esclava, puesto que la habrás deshonrado.





»Tomemos el caso de un hombre que tiene dos esposas, y que ama a una de ellas, pero no a la otra; ambas le dan hijos, y el primogénito es el hijo de la mujer a quien no ama. Cuando tal hombre reparta la herencia entre sus hijos, no dará los derechos de primogenitura al hijo de la esposa a quien ama, ni lo preferirá en perjuicio de su verdadero primogénito, es decir, el hijo de la esposa a quien no ama. Más bien, reconocerá a este como el primogénito, y le dará una doble porción de sus posesiones. Ese hijo es el primer fruto de su vigor, y a él le pertenece el derecho de primogenitura.[32]





Después de esta presentación no tengo nada más que decir excepto citar al poeta que dijo:





Si las virtudes por las cuales soy reconocido





Son mis faltas, entonces dime, ¿cómo me disculpo?





-Extraído del libro «Diálogo entre el Islam y el Cristianismo. Discusión de dogma religioso entre intelectuales de las dos religiones»



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