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ACERCA DE LOS AUTORES




ZOHAIR ABDUL-RAHMAN





Zohair Abdul-Rahman nació y creció en Toronto, Canadá. Tiene una Licenciatura en Ciencias de la Vida con especialización en Psicología. Maestría en Ciencias en el Método Científico. Ijazah en teología islámica y hadiz. Actualmente cursando estudios médicos en la Universidad de Queensland en Brisbane, Australia.





 





NAZIR KHAN





El Dr. Nazir Khan es Director de Investigación en el Instituto Yaqeen. Es médico, imam voluntario y consultor del Comité de Fiqh (Asuntos Religiosos) de la Asociación Islámica de Manitoba. Él ha memorizado el Corán y recibió la certificación tradicional (ijazah) en el estudio del Corán, el Hadiz y la teología islámica (aqidah).








RESUMEN




Tener un sentido de pertenencia a un grupo de gente con la misma creencia de uno tiene un fuerte impacto en la convicción de una persona y en su compromiso de creer. Una de las primeras señales de que una persona se está distanciando del Islam es cuando se distancia de la comunidad musulmana. Pueden sentirse alienados o fuera de lugar cuando se encuentran en una mezquita o en una reunión de musulmanes. Este artículo explora el concepto de personalidad espiritual con la esperanza de demostrar que el Islam tiene la amplitud necesaria para que cualquiera se sienta incluido en su misión. La personalidad espiritual se refiere a la disposición natural de una persona que influye en los aspectos de la práctica, creencia y virtudes islámicas que les atraen naturalmente. Con una mejor conciencia de esta diversidad, esperamos que la comunidad musulmana comience a crear un espacio para que personas de diversos intereses, talentos y fortalezas prosperen y crezcan. Exploramos el concepto de personalidad en el Corán y la tradición islámica, así como también intentamos construir un modelo de personalidad espiritual. Al final se propone una tipología preliminar de cuatro orientaciones de la personalidad espiritual.





¿QUÉ ES LA PERSONALIDAD?




Es difícil imaginar un aspecto de nuestras vidas que no esté moldeado por la personalidad. Se destaca en todas nuestras interacciones, nuestras elecciones de amigos, las carreras que elegimos y nuestra capacidad para tener éxito en ellas, los tipos de decisiones que tomamos, nuestros intereses y ambiciones personales, e incluso la forma en que adquirimos y procesamos información sobre el mundo externo.[1] Estar vivo es un proceso complejo y dinámico que requiere de un esfuerzo continuo para la autoconservación. El mundo nos presenta tanto oportunidades como peligros. Nos enfrentamos constantemente con dilemas en la vida, que nos obligan a responder de manera que podamos obtener beneficios o, al menos, evitar cualquier daño. En respuesta a tal complejidad, desarrollamos varias estrategias para superar los desafíos de vivir en el mundo. Estas estrategias influyen, en última instancia, en nuestros procesos de pensamiento, experiencias emocionales y comportamientos. El resultado es un conjunto de disposiciones y tendencias que caracterizan nuestro estilo de interacción con nosotros mismos, el mundo y los demás. En una palabra: personalidad.





La «personalidad» es una construcción que se usa para explicar la variación entre las personas en su comportamiento, afecto y cognición.[2] Esencialmente, es una construcción usada para entender por qué las personas sienten, se comportan y piensan sobre el mundo de manera diferente. El campo académico de la psicología de la personalidad «nunca ha tenido mejor salud que en la actualidad», con integración de datos de neurociencia y genética, y una variedad de herramientas para medir rasgos importantes como la extraversión versus la introversión.[3] Quizás la prueba de personalidad más famosa sea el Inventario de tipos de Myers-Briggs (MBTI), que se basa en la teoría conceptual de los arquetipos desarrollada por Carl Jung. La teoría de la personalidad más utilizada en la investigación de psicología es el modelo de los Cinco Grandes, que examina la apertura a la experiencia, la conciencia, la extraversión, la amabilidad y el neuroticismo. Recientemente, un estudio histórico encontró evidencia empírica de la teoría de tipos al analizar datos del modelo Big-5.[4] Descubrieron cuatro patrones significativos de distribución tras las 5 dimensiones del rasgo de personalidad.





El conocimiento profundo de la personalidad de uno es indispensable. Se ha dicho: «Un genio en la posición equivocada podría parecer un tonto».[5] Casi no hay una entrevista laboral que no requiera que uno conozca sus fortalezas y debilidades. Uno de los aspectos fascinantes del liderazgo del Profeta Muhammad ﷺ es que siempre seleccionó a las personas para las oportunidades más adecuadas para sus talentos y habilidades naturales. Algunas personalidades tienen la fuerza para soportar los desafíos más terribles, algunas tienen la creatividad para encontrar soluciones novedosas, algunas tienen la ternura para consolar a alguien en apuros, y así. Estas diferencias que observamos no son variaciones aleatorias, sino que son el resultado de nuestras personalidades innatas.





Nuestra personalidad describe nuestro método preferente para tratar con el mundo. La frustración y la ansiedad a menudo se manifiestan cuando una persona actúa en contra de sus métodos deseados. Esto se ve comúnmente, por ejemplo, cuando el trabajo de una persona no se alinea con las fortalezas de su personalidad, lo que resulta en una insatisfacción laboral[6]. Las personas que tienen mucha creatividad, por ejemplo, a menudo se sienten encadenadas en trabajos altamente estructurados, repetitivos y resistentes al cambio. A la inversa, una persona con un alto nivel de conciencia puede prosperar en ese entorno.





LA PERSONALIDAD EN EL CORÁN Y LA SUNNA




El Profeta Muhammad ﷺ describió las diferencias de personalidad como arraigadas en el proceso de creación de Adán:





De hecho, Allah, el Altísimo, creó a Adán de un puñado que tomó de toda la tierra. Así que los hijos de Adán vienen conforme a la tierra, algunos de ellos son rojos, blancos y negros, y los que están en el medio, los indulgentes, los testarudos, los indecentes y los puros[7]





Este hadiz es profundamente integral, y hace referencia a los componentes fundamentales del ser humano. Nos informa de la interesante conexión entre las cualidades de la tierra y las cualidades del ser humano. La primera categoría de atributos mencionados se refiere al cuerpo físico, específicamente al color de la piel. La segunda categoría de atributos se refiere a la personalidad, particularmente en la dimensión de lo agradable. La categoría final, según el comentarista de hadices Mulla Ali al-Qari (m. 1014 DH), habla del akhlāq (carácter) del ser humano en referencia a la pureza espiritual y la impureza.[8] En conjunto, el hadiz hace referencia al cuerpo, la mente y el espíritu.





El Corán también alude a la personalidad en algunos lugares. Por ejemplo, el Corán declara: «Di: “Cada cual actúa según su modo peculiar (shākil), y tu Sustentador es plenamente consciente de quién ha elegido el mejor camino.» (17:84). Imam al-Qurtubi (m. 671 DH) menciona en su comentario que el erudito Mujahid dijo que shākil significa la naturaleza de una persona (ṭabi’ah). También cita a al-Farā’, quien dijo que se refiere a la forma de ser de una persona con la que ha nacido.[9]





En una narración muy intrigante sobre el alma humana, el Profeta Muhammad ﷺ dijo: «Las almas son como las tropas reunidas, las que tienen en común unas con otras se inclinan unas a otras, y las que son diferentes se rechazan».[10] Badr ad-Deen al-‘Ayni (m. 855 DH) menciona que la analogía significa que los seres humanos son una creación, pero son de diferentes categorías según sus rasgos (sifāt), al igual que un ejército está formado por diferentes divisiones, batallones y escuadrones que tienen sus propias características distintivas.[11] Por lo tanto, parece haber aquí una referencia sutil a la diversidad de la personalidad humana.





Ibn Hajar al-‘Asqalani (m. 852 DH) describe una variedad de puntos de vista en la tradición islámica con respecto al significado de las almas que se inclinan la una hacia la otra.[12] Por ejemplo, al-Qurtubi (m. 671 DH) explica que las almas difieren en varias características y que las que comparten características similares son atraídas naturalmente hacia otros miembros de la misma categoría. Abu Suleyman al-Khattabi (m. 388 DH) señala que esto podría deberse a que las almas se reunieron antes de la vida en este mundo, o podría ser que sus naturalezas similares las unan.





Ibn al-Jawzi (m. 597 DH) deriva un valioso consejo social de esta narración: «Uno de los beneficios de esta narración es que si un individuo encuentra algo en su corazón contra una persona buena y justa, debe buscar la causa de eso,[13] buscando detener el malestar».[14] Por otro lado, también es posible que alberguemos malos sentimientos no debido a ninguna culpa de la otra persona, sino solo por las diferencias de personalidad. Reconocer y ser consciente de estas diferencias puede ayudar a purificar nuestros corazones de los malos sentimientos hacia los demás.





Los compañeros del profeta Muhammad ﷺ prestaron atención a las similitudes y diferencias de personalidad en sus observaciones. Una de las narraciones más explícitas proviene de la esposa del profeta Muhammad ﷺ, Aisha, quien hizo los siguientes comentarios sobre la similitud entre el Profeta ﷺ y su hija Fatimah:





No he visto a nadie más parecido al Mensajero de Allah  en su disposición (samtan), características (dallan) y modo de conducta (hadyan), en su ponerse de pie y sentarse, que Fātimah, hija del Mensajero de Allah . Cuando Fātimah entraba, el Profeta   solía levantarse, besarla y la hacía sentar en su lugar; y cuando el Profeta  solía visitarla, ella se ponía de pie, lo besaba y lo hacía sentar en su lugar.[15]





Del mismo modo, cuando describía a quién creía que se parecía más al profeta Muhammad ﷺ, Hudhayfah usaba los mismos descriptores con respecto a la personalidad. Hudhayfah dijo: «Nunca he visto a nadie más similar al Mensajero de Allah en características (dallan), disposición (samtan) y modo de conducta (hadyan) que Ibn Ummi ‘Abd (es decir, Abdullah ibn Mas’ud)».[16] Se considera que estos tres términos tienen un significado similar y enfatizan los rasgos de personalidad en la interacción con las personas, así como algunos rasgos morales y espirituales (como la reverencia/khushu’ y la humildad/tawadu’).[17] La distinción entre tales categorías de rasgos se examina en la sección siguiente.





PERSONALIDAD VERSUS CARÁCTER MORAL




Como se describió anteriormente, la personalidad se refiere a nuestras conductas y actitudes preferidas para interactuar con el mundo. La palabra clave para resaltar es preferencia en lugar de responsabilidad. En otras palabras, nuestras tendencias de personalidad son generalmente neutrales en cuanto al valor o amorales, al igual que nuestras preferencias por la comida, el paisaje, el arte y la recreación. Además, las personalidades son generalmente fijas, difíciles de cambiar y, como se mencionó anteriormente, intentar actuar en contra de la personalidad de uno tiene resultados negativos para la salud mental.





Contrariamente a la personalidad, que generalmente es estable y sin valores, el carácter (akhlāq) está cargado de valores y se puede cambiar. Nuestro carácter se refiere a rasgos morales, cualidades como la humildad, la sinceridad, la paciencia, la gratitud o la arrogancia, la hipocresía, la impulsividad y la ingratitud. Desarrollar rasgos de carácter positivos es una tarea que Allah nos ha encomendado y algo por lo cual seremos recompensados de acuerdo con nuestro esfuerzo. El profeta Muhammad ﷺ dijo: «Me enviaron a perfeccionar el buen carácter (akhlāq)».[18]





Se sabe que Allah no le da a un individuo una responsabilidad que no puede cumplir, como se explica en el Corán: «Allah no impone una carga a nadie más de la que puede soportar» (2: 285). Por lo tanto, nuestro carácter, a diferencia de nuestros rasgos fundamentales de la personalidad, puede cambiarse en función de si buscamos activamente desarrollarlo o si deseamos ignorarlo. Dicho esto, la personalidad de una persona puede hacer que ciertas cualidades de akhlāq sean más fáciles o más difíciles de obtener. Por ejemplo, a una persona que tiene un bajo nivel de neuroticismo (un rasgo de personalidad) le puede resultar más fácil ser optimista (un rasgo akhlāq) en comparación con una persona con mayor nivel de neuroticismo, que puede ser propensa al pesimismo.[19] Además, alguien que es más introvertido puede encontrar más fácil la introspección (murāqaba), mientras que a una persona extrovertida puede resultarle más fácil fortalecer las relaciones con la familia (silat ar-rahim) o recibir con gracia a sus invitados  (takreem ad-dhuyoof).





La distinción y conexión entre personalidad y carácter se describe en la historia de Ashajj, de la tribu de ‘Abd Qays. Cuando una delegación de su tribu viajó a Medina, corrieron a saludar al Profeta Muhammad ﷺ tan pronto como llegaron. Sin embargo, Ashajj se quedó atrás, ató su camello y vistió un par de prendas nuevas antes de reunirse con el Profeta ﷺ. El Profeta Muhammad ﷺ le dijo a Ashajj: «Tienes dos características que Allah ama: la paciencia (ḥilm) y la prudencia (anāh)». Ashajj preguntó: «¿Las he adquirido o nací con ellas?» El Profeta ﷺ respondió: “es algo con lo que naciste». Ashajj luego dijo: «Alabado sea Allah que me creó con esas cualidades que Él ama».[20]





La narración describe la paciencia y la prudencia, toscamente correlacionándose con los rasgos de los «Cinco Grandes» de la amabilidad y la conciencia, como siendo creados como parte de su personalidad innata. Estos rasgos de personalidad facilitaron la virtud que él pudo manifestar, los cuales fueron descritos como amados por Allah. Estos incluyen no causar ningún daño o inconveniente a los demás ni al Profeta Muhammad ﷺ al no participar en la carrera inicial hacia él. También incluía tomarse el tiempo para mostrar un mayor cuidado y respeto hacia el Profeta Muhammad ﷺ, cambiándose de ropa y reuniéndose con él de manera tranquila.





PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD EN LA TRADICIÓN ISLÁMICA




La terminología coránica para los componentes de la psique del ser humano incluye nafs (el yo), hawa (deseos), aql (intelecto), ruh (alma), qalb (corazón), lubb (mente), baseera (perspicacia), y shakal (propensión). En un artículo anterior, construimos un modelo de la psique humana desde una perspectiva islámica, utilizando muchos de estos términos.[21] Aunque no se usa un término específico en el Corán para describir la construcción psicológica de la «personalidad», el concepto que se demuestra en la sección anterior existe tanto en el Corán como en la Sunna.





La primera aparición de las discusiones sobre la personalidad en el Islam primitivo proviene de los filósofos musulmanes que fueron muy influenciados por la filosofía helenística.[22] Por lo tanto, los términos que se usaron para discutir la personalidad eran simples traducciones de los términos usados por los griegos. Ishaq bin Hunayn tradujo el tratado de Aristóteles «Acerca del alma» al árabe (conocido como Kitāb an-Nafs). Al-Farabi (m. 339 DH) escribió un comentario sobre este trabajo e Ibn Rushd (m. 595 DH) lo resumió más tarde. Nafs (el yo), dimāgh (mentalidad), shakhṣiyya (personalidad), tabee’atu nafs al-insanee (naturaleza del Ser Humano) son términos que han sido utilizados por los estudiosos musulmanes para hablar de la personalidad humana.[23]





Un ejemplo de un erudito clásico que discutió conceptos en psicología utilizando términos griegos es Ibn Taymiyyah (m. 728 DH) que describió la enfermedad como manifestándose espiritual, psicológica y físicamente:





La codicia es una enfermedad espiritual (nafsāni). Pero cuando la enfermedad aumenta en fuerza, comienza a manifestarse en el cuerpo. Puede convertirse en una enfermedad mental (dimāghi) como la melancolía. Y se dice con respecto a esto que la enfermedad de las obsesiones (waswāsi) es similar a la melancolía. Por último, puede ser una enfermedad física del cuerpo que se manifiesta como fatiga, debilidad y síntomas como esos.[24]





Esta cita muestra que Ibn Taymiyyah vio paralelos entre las concepciones islámicas de la psicología y los puntos de vista griegos, como lo demuestra la conexión entre Melancolía y la enfermedad del waswās.[25] Los eruditos musulmanes se comprometen habitualmente con las ciencias contemporáneas de la psicología, la medicina y la filosofía natural, analizando críticamente las opiniones de las tradiciones helenísticas. De manera similar, en nuestro tiempo, los estudiosos musulmanes deben comprometerse con el cuerpo moderno de investigación empírica en el campo de la psicología para avanzar en el estudio de la psicología espiritual sobre lo edificado por nuestros predecesores.





La psicología moderna y las teorías de la personalidad generalmente se centran más en la descripción que en la prescripción. Esto significa que están enfocados en intentar construir una visión objetiva de cómo funciona la mente sin explicar posteriormente cómo es relevante para la prosperidad y el crecimiento del ser humano. Algunos pensadores intentan tomar estos modelos y derivan métodos y enfoques psicoterapéuticos para alcanzar el sentido y/o la felicidad.





En contraste, el paradigma islámico está considerablemente más centrado en la prescripción que en la descripción. El Corán presenta un sistema de orientación destinado a transformar a un individuo a través de su relación con Allah. «Este es el libro, en el que no hay duda, una guía para aquellos conscientes de Dios» (Corán 2: 2).





Por lo tanto, la tradición islámica se ocupa de cómo nuestras personalidades pueden ser utilizadas para fortalecer esta relación y, en última instancia, crecer como individuos. Si describe la estructura de la psique humana, está más interesado en describir los elementos y funciones espirituales de nuestra personalidad. El propósito del conocimiento es actuar, y el propósito de conocer el yo es actuar en su mejor interés.





TENDENCIAS ESPIRITUALES




En un pasaje fascinante, Ibn Taymiyyah (m. 728 DH) responde a la pregunta de si uno debe enfocarse en fortalecer la fe (imān) comenzando primero con la abstinencia (zuhd), el conocimiento (‘ilm) o los actos de adoración (ibādah). El responde:





La gente difiere en este sentido. Entre la gente, algunos encuentran el conocimiento más fácil que el zuhd, algunos encuentran el zuhd más fácil que el ‘ilm, y otros encuentran que la ibādah es más fácil que los otros dos. Lo que se prescribe (mashroo) es que todos actúen de acuerdo con lo que son capaces de hacer según el verso «Ten taqwa de Allah tanto como puedas» (64:16). Entonces, cuando las ramas de la fe se llenan de brotes, una persona procede con lo que más le agrada a Dios al actuar de acuerdo con lo que es más capaz[26].





Ibn Taymiyyah continúa explicando que lo que se convierte en la acción más virtuosa para una persona es lo que le resulta más fácil y proporciona el mayor beneficio para su fe, incluso si esa acción no es intrínsecamente mejor que otras acciones. Por ejemplo, una persona que encuentra pesadas las oraciones voluntarias nocturnas podría beneficiarse mucho más participando en más recitación y contemplación del Corán, o más dhikr (recuerdo), y estas acciones pueden considerarse más virtuosas para este individuo. Como corolario, nadie puede menospreciar las buenas acciones de los demás, ya que solo Allah sabe cuáles de ellas son las más valiosas y las más virtuosas para cada persona. Además, Ibn al-Qayyim discutió el concepto de estaciones espirituales (maqamat) en su obra Madarij al-Salikeen y señala que mientras estos frecuentemente son presentados en una secuencia cronológica por muchos autores, una persona puede seguir las estaciones del amor, satisfacción y tranquilidad al comienzo del viaje espiritual, mientras que para otra persona esas estaciones solo pueden seguirse completamente al final del viaje espiritual.[27]





De hecho, incluso la estructura del cosmos da testimonio de la pluralidad de personalidades espirituales. El Profeta Muhammad ﷺ nos informó: «El Paraíso tiene ocho puertas, y una de ellas se llama Ar-Rayyan a través de la cual no entrará nadie más que los que observan el ayuno».[28] Cada puerta se relaciona con una virtud diferente, y quien aumenta en los hechos de cierta puerta se torna en una de las persona llamadas a entrar en ella.[29] Por lo tanto, diferentes personas pueden tener propensiones a diferentes tipos de virtud y, por lo tanto, entrarán al Paraíso desde diferentes rutas.





Cada ser humano es diferente. Vemos esto a nuestro alrededor en las diversas actividades que los individuos encuentran espiritualmente gratificantes. Algunos están más involucrados en el activismo comunitario, otros en el estudio del Corán, otros en la sadaqah, etc. Muchos caminos individuales diversos hacia Dios están abarcados por el Camino Recto de la religión islámica. Imam Ibn al-Qayyim (m. 751 DH) escribe:





El camino a Allah es uno que incluye todo lo que agrada a Él, y todo lo que le agrada es numeroso y diversificado según los tiempos, lugares, personas y situaciones. Todos estos son caminos divinamente agradables, los cuales Dios hizo numerosos por Su Misericordia y Sabiduría debido a las diferencias de las personas en sus disposiciones (isti’dadat) y sus corazones (qulub). Y si Dios hubiera hecho solo una categoría a pesar de las diferencias en las mentes de las personas (adhhān), los intelectos (uqul) y las fortalezas y debilidades de sus disposiciones, ninguno cruzaría el camino hacia Él, excepto algunos pocos individuos.[30]





Ibn al-Qayyim luego describe cómo esto puede manifestarse de modo diferente dependiendo de la personalidad espiritual de uno. Él dice: «hay personas cuya principal acción y camino mediante el cual adoran a Allah es el camino del conocimiento y el aprendizaje». Estas personas pueden dedicar todo su tiempo a esta búsqueda, agotando todos sus recursos y tiempo en la sed de conocimiento de Dios. Por otro lado, están aquellos «cuya acción principal es el dhikr» y «cada vez que se encuentran carentes de él se sienten perdidos». Otros pueden esforzarse hacia Dios con oraciones voluntarias, otros alivian las aflicciones y calamidades que afligen a las personas, otros ordenan el bien condenan el mal, otros ayunan o leen el Corán. Otros se enfocan en la introspección espiritual (murāqabah), examinan sus pensamientos internos (khawāṭir) y evitan perder su tiempo. Y algunos pueden combinar múltiples categorías.[31]





Una vez le preguntaron al Imam Malik por qué estaba tan ocupado en círculos de conocimiento y no en otros aspectos del Islam. Respondió explicando la diversidad de personalidades espirituales: “Ciertamente, Allah ha dividido las buenas acciones de la misma manera que Él ha dividido Su providencia (rizq). Puede ser que la oración sea fácil para una persona, pero el ayuno no. Otra persona puede tener una tendencia a la caridad pero no al ayuno… Y estoy contento con lo que Allah me ha hecho fácil (la búsqueda del conocimiento). No creo que en lo que yo estoy enfocado sea menos que en lo que tú estás enfocado. Más bien, espero que ambos estemos tras la bondad y la justicia».[32]





De la discusión anterior, vemos que las personas se diferencian naturalmente en lo que las impulsa hacia su espiritualidad, y en qué actividades de la fe se sienten más apasionadas—algunas hacia los aspectos sociales de la fe (por ejemplo, alimentar a los hambrientos, proteger a los oprimidos, etc.), y otros hacia las prácticas solitarias y reflexivas (por ejemplo, recitación, contemplación, etc.).[33] También influye en cómo experimentan la espiritualidad y a qué recordatorios de que su fe es más receptiva. Dos personas pueden escuchar el mismo recordatorio o khutbah y encontrar aspectos diferentes más convincentes: para una persona puede haber sido una nueva perspectiva sobre un verso, para la otra puede haber sido una historia práctica sobre cómo ayudar a otros. Tales diferencias se capturan en la conceptualización de los tipos, rasgos o tendencias de la espiritualidad que se unen para formar la personalidad espiritual única. Por esta razón, es importante que los oradores y educadores islámicos diversifiquen sus mensajes para atender a los diferentes miembros de su audiencia. Esto está en línea con el estilo del Corán,





ASI, EN VERDAD, hemos dado múltiples facetas en este Qur’an a toda clase de enseñanzas [diseñadas] para [beneficio de] la humanidad. Sin embargo, el hombre es, por encima de todo, discutidor (Corán 18:54)





Y ASÍ hemos hecho descender esta [escritura divina] como un discurso en lengua árabe, y hemos dado en él múltiples facetas a toda clase de amonestaciones, para que los hombres se mantengan conscientes de Nosotros, o para que suscite en ellos una conciencia nueva. (Corán 20:113)





La personalidad espiritual se refiere a cómo un individuo manifiesta su espiritualidad. Al igual que nuestras personalidades dan como resultado diferentes enfoques a las relaciones y el trabajo, nuestras personalidades espirituales dan como resultado una variedad de enfoques a las prácticas espirituales, las creencias religiosas y la identidad. Puede que algunos encuentren el sentido de pertenencia y comunidad (ummah) a través de oraciones comunales (salah) y conferencias islámicas.





El mayor ejemplo del concepto de personalidad espiritual se ve a través de la generación de los compañeros del Profeta Muhammad ﷺ. Los compañeros no eran homogéneos en la forma en que servían al Islam. Hubo quienes se enfocaron en el conocimiento, como Abu Hurairah, Mu’adh bin Jabal, Abdullah ibn Mas’ood y Abdullah ibn Abbas. Luego estaban aquellos que eran conocidos por su valentía y coraje, como Khalid ibn al-Walid, Abu Ubaidah ibn al-Jarrah y Zubayr ibn al-Awwam. Hubo personas conocidas por su intensa devoción en la oración y el ayuno, como Abdullah ibn Amr ibn al-Aas, que también combinó la virtud de narrar los hadices. Hassan ibn Thaabit, por otro lado, era artístico y usó su poesía para defender el honor del Islam. Uthman ibn Affan era particularmente conocido por su modestia y timidez y Abu Bakr as-Siddeeq era conocido por su lealtad y compañía (suhba) con el Profeta Muhammad ﷺ. Todos estos compañeros y muchos más sirvieron al Islam en base a lo que les era fácil desde su personalidad espiritual.





CATEGORIZANDO LAS TENDENCIAS ESPIRITUALES




En esta etapa, las preguntas más urgentes que se presentan se relacionan con qué tipos de personalidades se asocian con los diferentes aspectos del Islam. ¿Qué hace que una persona se centre más en el conocimiento que en la oración o la caridad y en el activismo más que en el conocimiento? Si conocemos nuestro tipo de personalidad, ¿podremos mejorar nuestra comprensión de nosotros mismos, nuestras fortalezas espirituales y nuestras debilidades espirituales?





Para responder a estas preguntas, primero examinemos los fundamentos psico-espirituales del ser humano. Ibn al-Qayyim explica que toda la actividad humana se remonta a dos procesos fundamentales: la capacidad de saber y la capacidad de actuar[34]. Los resultados de estos procesos son ‘ilm (conocimiento) y ‘amal (comportamiento) respectivamente, dos términos que se encuentran en el epicentro de todo el discurso coránico y profético sobre la virtud. En todo momento, estamos adquiriendo conocimiento para construir y mejorar nuestra comprensión del mundo o estamos interactuando con el mundo para cambiar o mantener el orden de las cosas. Esto es lo que nos hace humanos. Por lo tanto, cualquier variación en la personalidad espiritual debería ser, en última instancia, una consecuencia de la variación en los enfoques del conocimiento y la acción.





De hecho, Ibn al-Qayyim describe una categorización del pensamiento basada en estos atributos:





El pensamiento (fikr) es de dos tipos: un tipo de pensamiento que pertenece al conocimiento (`ilm) y el entendimiento (ma’rifah), y un tipo de pensamiento que pertenece a la búsqueda (talab) y la voluntad (iradah). De modo que lo que se relaciona con el conocimiento y el entendimiento es el pensamiento que discierne la verdad y la falsedad y los asuntos afirmados y negados, mientras que el último se relaciona con lo que es beneficioso y lo que es perjudicial.[35]





La forma en que uno piensa y se acerca al conocimiento varía según las personas, y, de manera similar, cómo una persona piensa sobre lo que persigue (objetivos, motivación, comportamiento) también varía según las personas. Un examen detallado de la teología islámica y las escrituras integrado con el psicoanálisis arroja dos enfoques para el conocimiento y dos enfoques para el comportamiento, que se detallan en las secciones siguientes.





TIPO DE CONOCIMIENTO: EXPERIENCIA VS. JUICIO




La tradición islámica enfatiza fuertemente el valor de adquirir conocimiento. El Corán elogia a la gente de conocimiento dando testimonio en su favor de la Verdad y mencionándolos junto a los ángeles (Corán 3:18). El Corán fomenta el uso de la mente en más de 750 lugares, lo que demuestra la importancia del conocimiento en la vida de un musulmán.[36] El Corán describe el centro del verdadero conocimiento como los signos de Dios (ayāt). Es a través del descubrimiento e interpretación de estos signos, que crecemos en nuestro conocimiento de Dios, acercándonos a Él.





El aprendizaje de uno puede inclinarse más hacia las experiencias (ahwāl) o los juicios (ahkām).[37] Todos usan ambas manos, pero algunas personas son diestras y otras son zurdas; Hay una tendencia natural hacia uno u otro. El Corán y la Sunna contienen muchas evidencias que describen la dimensión experiencial del aprendizaje. En varios pasajes, el Corán describe la importancia de viajar a través de la tierra, ya sea para presenciar el resultado de las naciones perecidas o para observar la creación (29:20), o viajar para obtener un conocimiento beneficioso utilizando el corazón y el oído. (22:46). El Profeta ﷺ también hizo referencia a la forma experiencial de conocimiento cuando dijo: “Consulta tu corazón; la rectitud es aquello que otorga facilidad al alma y calma el corazón. El mal comportamiento es aquello que preocupa al alma y causa inquietud en el pecho, incluso si las personas han dado su opinión legal repetidamente [a su favor]”.[38] Otro término utilizado para describir esta forma de aprendizaje experiencial es dhawq (lit. saborear), que el Profeta ﷺ también usó con referencia a la fe.[39] A través del desarrollo de la percepción espiritual (baseerah) por las experiencias, uno puede alcanzar comprensiones «que no pueden ser adquiridas o estudiadas»[40].





Por otro lado, existe un enfoque orientado al juicio tocante al conocimiento, centrado en adquirir el conocimiento de las decisiones, para extraer juicios cargados de valor sobre asuntos que guiarán la toma de decisiones prácticas en el desempeño de buenas acciones. El Corán contiene muchos pasajes que enfatizan la confianza en la autoridad, la obediencia y la objetividad (por ejemplo, 4:59); hay un énfasis en imponer el bien y condenar el mal (3: 104), competir en hacer más buenas obras (3: 133). Equipadas con una visión estructural muy clara de lo correcto y lo incorrecto, las personas con orientación al discernimiento o juicio están bien preparadas para realizar cambios importantes en la sociedad. El Profeta Muhammad ﷺ enfatizó la importancia numérica de la recompensa asociada con diferentes acciones.[41] Las personas orientadas al juicio también están fuertemente motivadas por un sentido del deber y la justicia, percibiendo la compleja red de roles, derechos y responsabilidades que rigen las relaciones humanas. La distinción entre el aprendizaje basado en la experiencia y el juicio también se manifiesta en la yuxtaposición de muchos estudiosos en los términos de ma’rifah (entendimiento)e ilm (conocimiento). El Profeta ﷺ describió el aprendizaje experiencial con la forma verbal ma’rifah cuando dijo: «Reconoce a Allah en tiempos de prosperidad y Él te reconocerá a ti en tiempos de adversidad».[42] Por otra parte, también describió el conocimiento alcanzado a través de estudio y análisis: "Verdaderamente, el conocimiento (ilm) se alcanza solo a través del estudio«.[43] Para mayor claridad, si combinamos estos términos con los términos antes mencionados, podemos designar la primera tendencia espiritual como ma’rifah al-ahwal (entendimiento de las experiencias) y la segunda tendencia como ‘ilm al-ahkam (conocimiento de juicios). Curiosamente, estas dos tendencias también se han descrito en otras tradiciones espirituales, incluido el cristianismo.





Solo en el último siglo, dos enfoques son característicos: el deductivo, fuertemente orientado teológicamente, y el inductivo, a partir de la experiencia vivida.[44]





Podemos analizar ambas tendencias, la experiencia y el juicio, también desde un punto de vista psicológico. Conceptualmente, la tendencia experiencial parece estar conectada con el rasgo de personalidad de Apertura del modelo de los Cinco Grandes, o el tipo de personalidad de la Intuición, según Jung. La Apertura está compuesta de diferentes dominios. Estos incluyen imaginación activa, sensibilidad estética, atención a los sentimientos internos, preferencia por la variedad y curiosidad intelectual.[45] Para un musulmán, esto se refiere a la creatividad, visión y pensamiento visionario de una persona. Las personas que están más enfocadas en el conocimiento experiencial pueden encontrarse buscando «experiencias espirituales» en el mundo. Buscan lo que puede aumentar su percepción y experiencia de los Nombres y Atributos de Allah, la Justicia de Sus mandamientos y las realidades de la próxima vida.[46] Con respecto al conocimiento islámico, están interesados en aprender sobre conceptos espirituales, filosofía y teología, y menos interesados en aprender las minucias de los detalles técnicos de los dictámenes islámicos. Poseen una gran capacidad de abstracción, lo que les permite comprender ideas filosóficas y teológicas difíciles[47].





El enfoque de juicio del conocimiento parece coincidir con algunas áreas de conciencia en el modelo de los Cinco Grandes y con el proceso de juicio descrito por Jung. La conciencia comprende seis dimensiones, incluida la industrialidad, el orden, el autocontrol, la responsabilidad, el tradicionalismo y la virtud.[48] Hay un enfoque en saber cómo actuar correctamente incluso en los asuntos aparentemente más minúsculos. Su fuerte sentido del juicio colorea todo lo que aprenden, dándoles un sentido muy fuerte de lo correcto y lo incorrecto, la verdad y la falsedad. Con respecto al conocimiento islámico, están interesados en temas tangibles y enfoques para el aprendizaje. Están interesados en lo que es directamente relevante en sus vidas y lo que se puede implementar de manera tangible. Están interesados en aprender sobre los aspectos prácticos del Islam, incluso si son aburridos y técnicos. Algunos incluso pueden sentirse fascinados por temas detallados de la ley islámica relacionados con la adoración, las relaciones sociales o las transacciones comerciales. Algunos pueden estar motivados por su fuerte sentido del deber de participar en el activismo político o comunitario y aprender qué se puede hacer en la práctica para ayudar a los necesitados.





En la teoría de la personalidad de Myers-Briggs, Isabella Myers describe de manera bastante acertada la diferencia entre percepción y juicio de una manera que también captura la diferencia entre los enfoques experiencial y de juicio del conocimiento en nuestra clasificación de personalidad espiritual:





La clase que juzga cree que en la vida debe haber decisión y voluntad, mientras que la clase perceptiva considera que la vida es algo que debe experimentarse y entenderse. Así, a los juzgan les gusta arreglar las cosas, o al menos tenerlas resueltas, mientras que los perceptivos prefieren mantener sus planes y opiniones lo más abiertos posible para que no se pierda ninguna experiencia valiosa ni la iluminación.[49]





Ibn al-Qayyim explica que la ma’rifah es al ‘ilm lo que el alma es para el cuerpo.[50] El Islam se caracteriza por la sustancia y el espíritu. La sustancia representa las pautas, los límites, las reglas y las doctrinas, mientras que el espíritu representa la conexión interna con Allah y los estados espirituales que se sienten en lo profundo de nuestro ser. Ambos son necesarios y vitales, y la religión no puede existir sin ningún elemento. La tendencia natural de uno se puede cultivar para lograr grandes dones espirituales, pero si se descuida el otro aspecto, se puede producir una debilidad fatal y un fracaso espiritual.





DEBILIDADES




Ambas tendencias tienen vulnerabilidades relacionadas con llegar a extremos en la tendencia. Por ejemplo, una persona que llega a un extremo en la búsqueda de experiencias espirituales puede caer en la innovación al priorizar la experiencia sobre el conocimiento. Su objetivo se vuelve lograr un «máximo espiritual» en vez de tener una relación significativa con Allah; esto se puede ver en la crítica coránica al monasticismo (Corán 57:27), que se inventó para buscar experiencias religiosas más intensas. Un enfoque extremo en la búsqueda de experiencia también podría resultar en que una persona descuide sus responsabilidades. Un fuerte enfoque en la experiencia, si no se regula adecuadamente, también puede hacer que tales individuos sean propensos a cometer pecados relacionados con la búsqueda de placer o la adicción. El rasgo de la Apertura se ha correlacionado con mayores impulsos sexuales[51] y mayor probabilidad de probar drogas recreativas.[52] Por lo tanto, los individuos religiosos pueden encontrarse involucrados en tales acciones y, posteriormente, sentir un fuerte sentimiento de vergüenza. Además, si están atrapados en un ciclo adictivo, pueden encontrar muy difícil liberarse. Uno de los ejemplos más claros de este fenómeno es el hadiz que describe a un hombre que fue llevado en varias ocasiones para que lo castiguen por beber alcohol a pesar de tener amor por Allah y su Mensajero.[53] Cuando el Profeta ﷺ descubría que alguien era excesivo en la búsqueda de la dimensión experiencial de la religión, equilibró esa tendencia en ellos al recordarles la dimensión del juicio que comprende los derechos y las responsabilidades.[54]





Por otro lado, el enfoque de juicio al conocimiento también tiene sus extremos. Si una persona llega a un extremo con este enfoque, puede comenzar a perder el espíritu del Islam y centrarse exclusivamente en las reglas y regulaciones. Esto puede resultar en una manifestación dura y rígida de la religión que a menudo es responsable de alejar a muchas personas, en lugar de ablandar sus corazones. El Profeta ﷺ advirtió de esta tendencia: «Verdaderamente, la religión es fácil, y nadie la hizo difícil excepto aquel al que esta lo agobió, así que sean firmes y moderados».[55]





Además, dado que la tendencia al juicio implica la búsqueda de claridad y el cierre de los problemas, estos individuos pueden ser propensos a sobreestimar la cantidad de conocimiento y certeza que poseen. Esto puede llevar a un enfoque dogmático de la religión que puede manifestarse como sectarismo (hizbiyya) y división dentro de la comunidad. También puede llevar a una mentalidad de que el fin justifica los medios, al margen de las dimensiones éticas y centrarse en puntos finales objetivos. En los tiempos modernos, esta mentalidad se ve más obviamente en las interpretaciones extremistas del Islam que justifican la violencia, la crueldad y la tortura para sus fines utópicos equivocados. Su descuido de las dimensiones espirituales y éticas de la fe los hace capaces de cometer actos de atrocidad sin conciencia. No es sorprendente que el rasgo de la conciencia, que identificamos como conectado con el juicio, también se correlaciona con el autoritarismo de derecha[56].





TIPO DE COMPORTAMIENTO: ACCIÓN VS RESTRICCIÓN




También podemos categorizar los enfoques de comportamiento basados en la búsqueda activa del bien en lugar de restringirnos de cometer faltas. Cuando examinamos la siguiente descripción de los creyentes en el Corán, podemos apreciar esta distinción:





Bienaventurados los creyentes que en sus oraciones son humildes ante Dios, se apartan de las frivolidades, pagan el zakat, preservan sus genitales [del adulterio y la fornicación], (Corán 23:1-5)





Este verso describe cuatro cualidades. Dos de ellas se refieren a la búsqueda activa del bien (oración y caridad) y los otros dos se refieren a abstenerse de hacer cosas malas (hablar mal y castidad). Esta distinción es obvia en muchos lugares en el Corán, que a veces se enfoca en descripciones de restricción (ijtināb) y evitar (Corán 53: 31-32), y otras veces se enfoca en el desempeño de buenas acciones (Corán 2: 2-3), y algunas veces combina ambas juntas (Corán 2: 275). Conceptualmente, vemos que esta distinción se manifiesta en la ley islámica y en la categorización de los mandamientos y las prohibiciones en los dictámenes religiosos (Ahkām Shar’iyya).[57]





Ibn al-Qayyim ha utilizado esta distinción entre buscar el bien y abstenerse del mal para describir dos amplias categorías de personalidad espiritual. Explica que hay dos manifestaciones de ṣabr: (1) Fuerza de voluntad necesaria para actuar directamente en el mundo; y (2) la fuerza de voluntad necesaria para abstenerse del mal y del vicio.[58] Para algunas personas, el primer tipo de ṣabr es dominante, por lo que se destacan en la realización de buenas obras, pero debido a la debilidad en el segundo tipo, son propensos a caer en el pecado.





Y el sabr de algunas personas para las buenas acciones que traen beneficios es más fuerte que su ṣabr contra lo que trae daño. Así que tendrán el ṣabr necesario para hacer las tareas más difíciles y desafiantes, pero no tendrán ningún ṣabr para alejarse de sus deseos.[59]





Da el siguiente ejemplo:





Muchas personas tienen el ṣabr para rezar la oración de la noche en el calor y en el frío, así como [para soportar] la dificultad que acompaña al ayuno. Pero parece que no pueden controlarse a sí mismos en algo tan simple como controlar su mirada.[60]





También da el contraejemplo de una persona cuyo segundo tipo de ṣabr es más fuerte que el primero.





Hay muchas personas que tienen el ṣabr para controlar su mirada, pero no tienen el ṣabr necesario para aconsejar la bondad y oponerse al vicio.[61]





Estos arquetipos descritos por Ibn al-Qayyim todavía son relevantes en el período contemporáneo. La vulnerabilidad de la personalidad centrada en la acción que describió se puede ver, por ejemplo, en la reciente ola de adicción a la pornografía entre musulmanes practicantes que oran cinco veces al día, van a la mezquita con regularidad e incluso ofrecen ayunos voluntarios.[62] La debilidad que menciona de la personalidad centrada en la moderación también se observa en nuestros tiempos. No es raro encontrar musulmanes que no coman carne de puerco ni consuman alcohol, sin embargo, es posible que no oren o ayunen regularmente.





Las personas que están enfocadas en la acción se acercan al Islam tratando de hacer todo lo posible. Pueden ser conocidos por su entusiasmo desenfrenado y su pasión contagiosa. Siempre están dispuestos a echar una mano o aprovechar la oportunidad de hacer el bien. En contraste con los tipos enfocados en la acción, las personas que están enfocadas en la restricción están más preocupadas por las prohibiciones y asegurándose de que no están transgrediendo los límites. Se puede entender esta dualidad con referencia al énfasis del Corán en dos cualidades: birr y taqwa (Corán 5: 2), que respectivamente significan la realización de actos virtuosos y abstenerse del vicio.[63] Los que están enfocados en la acción encarnan la búsqueda de birr (justicia) al trabajar para construir su fe y hacer del mundo un lugar mejor, buscando acumular la mayor cantidad de las diversas categorías de virtud descritas en el Corán (2: 177). Aquellos inclinados a la moderación se enfocan más en aumentar el taqwa, asegurando que su trayectoria de vida esté en línea con las directrices islámicas. Ubayy ibn Ka’b le explicó a Umar ibn al-Khattab que taqwa es como caminar cautelosamente por un sendero espinoso para asegurarte de no pincharte.[64] Tanto el taqwa como el birr son requeridos para cada creyente, y cada creyente debe cultivar ambos, pero dependiendo de la personalidad espiritual de uno, uno puede tener una fuerza natural en un dominio y tiene que hacer un mayor esfuerzo para compensar las debilidades en el otro dominio.





Cada grupo puede tener una preponderancia de diferentes emociones espirituales. Ibn al-Qayyim describió a aquellos enfocados en realizar actos de virtud como dominados por la emoción de la esperanza y reflexionando sobre las recompensas y promesas de Dios, mientras que aquellos enfocados en evitar el mal están dominados por las emociones del miedo y reflexionando sobre las advertencias y castigo de Dios[65] El primero ve el mundo como una gran cantidad de oportunidades para las buenas acciones, mientras que el segundo ve el mundo como un escenario de peligrosas tentaciones y tribulaciones que deben ser cuidadosamente navegadas. Un ejemplo de lo último sería la declaración de Hudhayfah ibn al-Yaman, «La gente solía preguntarle al Profeta sobre el bien, pero yo solía preguntar sobre el mal por temor a que pudiera alcanzarme».[66] La gente se siente más espiritualmente vigorizada cuando pueden ver los frutos tangibles de su trabajo en el mundo real, ya sea el establecimiento de algo bueno o la eliminación del mal.





Desde un punto de vista psicológico, el enfoque del comportamiento centrado en la acción parece estar conectado con algunos aspectos de la extraversión y el enfoque de la moderación parece estar conectado con algunos aspectos de la introversión. Jung conceptualizó la extraversión y la introversión como actitudes hacia el objeto (es decir, una realidad externa). Fundamentalmente, el introvertido tiene una relación negativa con el objeto, mientras que el extrovertido tiene una relación positiva con el objeto.[67]





Hay toda una clase de hombres que, en el momento de reaccionar ante una situación dada, al principio se retiran un poco, y solo después de eso son capaces de reaccionar; y hay otra clase que, en la misma situación, reaccionan inmediatamente, aparentemente confiados en que su comportamiento es obviamente correcto… Como sabemos, la primera clase corresponde al introvertido y la segunda a la actitud extravertida.[68]





El extravertido es alguien que siempre está listo para actuar y reaccionar ante el mundo que los rodea, mientras que el introvertido es cauteloso y al principio se abstiene de actuar sobre el mundo. En nuestro modelo, parece que la extraversión y la introversión se relacionan con las tendencias espirituales centradas en la acción y las restricciones espirituales, respectivamente.





Otro rasgo psicológico que parece correlacionarse con la dimensión de comportamiento de la personalidad espiritual es el neuroticismo en el modelo de personalidad de los Grandes Cinco. El neuroticismo se refiere a una reactividad emocional a los eventos de la vida. Esta reactividad emocional es generalmente de naturaleza negativa, como el miedo, la ansiedad y la preocupación.[69] Esto parece desempeñar un papel en el enfoque del comportamiento centrado en la restricción, ya que una fuerte respuesta de miedo al daño potencial puede formar la base para un enfoque cauteloso de la vida.





El enfoque en la restricción del pecado puede manifestarse a nivel personal o público. Estas personas pueden desear que el vicio, el mal y la corrupción sean eliminados de la arena pública. Pueden ser fuertes defensores de la justicia social y hablar en nombre de los oprimidos. Pueden ser críticos vocales de lo que ven como tendencias dañinas en la comunidad. Tienen un fuerte enfoque en Nahi al-Munkar (Condenar el mal) a nivel comunitario. Otros, dirigen esta restricción hacia adentro y la usan para abstenerse de transgresiones personales. Las personas con esta cualidad son consideradas como personas sabias que son cautelosas y prudentes. Se muestran reacios a tomar cualquier acción que pudiera representar un riesgo para su bienestar en esta vida o en la siguiente.



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