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Capítulo IX


¿Quién es el autor del Evangelio de Mateo?


En cuanto al Evangelio de Mateo, este no fue escrito por Mateo el Evangelista, el discípulo de Cristo, por las siguientes razones:


1. La fecha de escritura del Evangelio de Mateo:


Los teólogos cristianos estiman que el Evangelio de Mateo fue escrito en el año 90 dC, que Jesús (¡Que la paz sea con él!) murió a la edad de 33 años y que su muerte se produjo en el año 30 dC, lo que supone que el Evangelio de Mateo fue escrito 60 años después de la partida de Jesucristo (¡Que la paz sea con él!). Si Mateo fue el autor del Evangelio de Mateo, ¿qué edad tenía cuando lo escribió? ¡Si asumimos que tenía más o menos la edad de Jesucristo cuando se conocieron, entonces su edad en el momento de escribir la Biblia era de noventa años, pero es imposible pensar que alguien pudo escribir un Evangelio a una edad tan avanzada! Por otro lado, si fue él quien escribió su libro a la edad de noventa años, ¿por qué tardó sesenta años en hacerlo? ¿No era mejor escribirlo justo después de los eventos a los que Cristo participó directamente para evitar olvidarse y equivocarse? Si el Espíritu Santo fue quien lo inspiró a escribir, ¿por qué no lo hizo antes y se demoró todo este tiempo, prefiriendo inspirar primero a Marcos en su detrimento?


2. El escritor habla en tercera persona sobre Mateo el Evangelista y sobre los discípulos de Cristo:


El escritor del Evangelio de Mateo habla sobre Mateo el Evangelista, el discípulo de Cristo, en tercera persona, lo que significa que Mateo el Evangelista no es el escritor del Evangelio de Mateo. El escritor de este Evangelio también habla sobre los discípulos de Cristo


en tercera persona y en algunos casos como si no los conociera, lo que significa que él no era uno de ellos.


El Evangelio de Mateo, capítulo 9, versículo 9:


“Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos. «Sígueme!», le dijo. Mateo se levantó y lo siguió.”


Nota importante: Si miramos la traducción griega de este texto del Evangelio, encontramos que dice lo siguiente: “Así que aquel hombre lo siguió”! Las palabras “aquel hombre” representan una prueba concluyente de que el autor del Evangelio de Mateo no fue Mateo el Evangelista.


El Evangelio de Mateo, capítulo 26, versículos 50-51:


“50 —Amigo —le replicó Jesús—, ¿a qué vienes [haz lo que viniste a hacer]? Entonces los hombres se acercaron y prendieron a Jesús. 51 En eso, uno de los que estaban con él extendió la mano, sacó la espada e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole una oreja.”


Como podemos ver aquí, el autor habla sobre los discípulos de Cristo en tercera persona cuando dice: “uno de los que estaban con él (con Jesús)”. ¡Tenga en cuenta que Mateo el Evangelista estaba presente con el resto de los discípulos en el momento del arresto de Jesús!


Además, ¿por qué el autor de este Evangelio no menciona el nombre del discípulo que sacó la espada e hirió al siervo del sumo sacerdote? ¿Por qué dijo “uno de los que estaban con él” y no dijo su nombre directamente? ¿Es que no lo conocía?


El evangelio de Mateo, capítulo 26, versículos 56-58:


“56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo que escribieron los profetas. Entonces todos los discípulos lo abandonaron


y huyeron. 57 Los que habían arrestado a Jesús lo llevaron ante Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los maestros de la ley y los ancianos. 58 Pero Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote. Entró y se sentó con los guardias para ver en qué terminaba aquello.”


Nota importante: El autor del Evangelio menciona aquí que todos los discípulos han dejado a Jesús y han huido, incluso Pedro, que lo siguió de lejos. Si, como dicen algunos, el escritor del Evangelio de Mateo es Mateo el Evangelista, el discípulo de Cristo, ¿cómo podemos confiar en el Evangelio de un hombre que abandonó a Jesús y huyó? ¿Cómo pudo ser este hombre lleno del Espíritu Santo como afirman y luego abandonar todo en lo que creía y escapar para sobrevivir? Si, conforme a lo que los cristianos afirman, Cristo era Dios (¡Que Allah nos proteja!), cómo pueden confiar en lo que dice alguien que abandonó a su Dios y huyó?


Alguien puede decir que “los discípulos se vieron obligados a huir para sobrevivir y continuar predicando la religión de Jesucristo”, pero no hay ninguna evidencia de que ninguno de los doce discípulos de Cristo haya predicado la religión de Cristo, sino que la persona que propagó y predicó el cristianismo fue Pablo, que nunca conoció a Cristo!


El Evangelio de Mateo, capítulo 10, versículos 1-5:


“1 Reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar a los espíritus malignos y sanar toda enfermedad y toda dolencia. 2 Estos son los nombres de los doce apóstoles: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Jacobo y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; 3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos; Jacobo, hijo de Alfeo, y Tadeo; 4 Simón el Zelote y Judas Iscariote, el que lo traicionó. 5 Jesús envió a estos doce con las


siguientes instrucciones: «No vayan entre los gentiles ni entren en ningún pueblo de los samaritanos.”


En resumen, nos encontramos con que el autor de este Evangelio no habla sobre los discípulos de Jesucristo en primera persona y no dice “nos reunió” o “nos dio”, sino que habla en tercera persona y dice “reunió a sus doce discípulos” y “les dio”! Incluso cuando menciona el nombre de Mateo, el discípulo de Cristo, lo hace en tercera persona, y añade “el recaudador de impuestos” para identificarlo en vez de decir “yo, Mateo”! Querido lector, si usted continuará leyendo este Evangelio, encontrará que siempre que menciona los discípulos de Cristo (¡Que la paz sea con él!) lo hace en tercera persona.


3. La ausencia del nombre del autor de este Evangelio en sus páginas:


No hay ninguna referencia al nombre del autor en ninguna parte de este Evangelio. De hecho, este Evangelio era un libro anónimo, igual que las otras decenas de libros que se publicaron a mediados del segundo siglo dC. y que fueron llamados Evangelios. La Biblia eligió a los que consideró legales y llamó al resto apócrifos. La clasificación de cualquier Evangelio como legal o como apócrifo estaba sujeta a caprichos y no a evidencias. Por lo tanto, ¡un Evangelio considerado legal para algunos padres de la iglesia primitiva fue considerado apócrifo para otros padres! ¡Todo fue determinado después de una lucha entre los puntos de vista de los padres, sin contar con ninguna evidencia clara! Las palabras “El Evangelio de Mateo” han sido agregadas en el segundo siglo dC por Ireneo y no hay ninguna otra evidencia de que el autor de este Evangelio fuera Mateo que las palabras de Ireneo!


4. La falta de mención de las cosas importantes que Jesús realizó frente a sus discípulos:


Una de las pruebas más concluyentes de que el Evangelio de Mateo y el Evangelio de Juan no fueron escritos por Mateo el Evangelista y Juan, el hijo de Zebedeo, discípulos de Cristo, es que ninguno de estos dos Evangelios menciona la historia de la ascensión de Cristo al cielo, cuando apareció en frente de sus discípulos después de la crucifixión, a pesar de que está mencionada tanto en el Evangelio de Lucas (capítulo 24, versículos 51-52), como en el Evangelio de Marcos (capítulo 16, versículo 19)! ¿Cómo es posible que un incidente tan importante no aparezca ni el Evangelio de Mateo, ni en el Evangelio de Juan, si sus autores realmente fueron discípulos de Cristo?


El Evangelio de Lucas, capítulo 24, versículos 51-52:


“51 Sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo. 52 Ellos, entonces, lo adoraron y luego regresaron a Jerusalén con gran alegría.”


El Evangelio de Marcos, capítulo 16, versículo 19:


“Después de hablar con ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.”


5. La falta de mención de la resurrección de Lázaro y el milagro de convertir el agua en vino:


El milagro de la resurrección de Lázaro, mencionado en el Evangelio de Juan (capítulo 11, versículos 1-44), es un milagro muy importante para la Iglesia porque es la evidencia que usan para probar la divinidad de Cristo. En las películas de Hollywood sobre Cristo, que se transmiten en todos los países cristianos durante los días de celebración de su resurrección, los cineastas nunca olvidaron reproducir esta historia y describir cómo murió Lázaro y después salió de su tumba. Entonces, ¿cómo es posible que el Evangelio de Mateo


pase por alto la mención de este hecho si su autor es realmente Mateo el Evangelista, el discípulo de Cristo?


Lo mismo ocurre con el milagro de la conversión de agua en vino mencionado en el Evangelio de Juan (capítulo 2, versículo 2-11). ¿Cómo es posible que el Evangelio de Mateo pase por alto la mención de un milagro de semejante importancia si su autor es realmente Mateo el Evangelista, el discípulo de Cristo?


En conclusión, o el autor del Evangelio de Mateo no es Mateo el Evangelista, el discípulo de Cristo, o los milagros mencionados en el Evangelio de Juan que no fueron mencionados en ninguno de los otros tres Evangelios no ocurrieron en absoluto, ¡o ambas cosas!


6. La falsa atribución de la divinidad a Jesucristo:


El autor de este Evangelio comienza su historia con una mentira sobre Jesucristo. Si los cristianos creían que Jesús no tenía un padre humano, ¿cómo pudo el escritor de este Evangelio hacer su árbol genealógico y cómo pudo elaborarlo tan detalladamente, comenzando con el nombre del primer Profeta de Dios, Abraham (¡Que la paz sea con él!), hasta Jesús (¡Que la paz sea con él!)?


Además, las importantes diferencias que hay entre el árbol genealógico de Jesús (¡Que la paz sea con él!) elaborado por el autor del Evangelio de Mateo (capítulo 1, versículos 1-16) y el árbol genealógico que fue elaborado por el autor del Evangelio de Lucas (capítulo 3, versículos 23-38) son otra prueba de que estas atribuciones son falsas. Mientras que el Evangelio de Mateo afirma que del rey David nació Salomón y de la descendencia de Salomón nació Jesús (¡Que la paz sea con él!), Lucas afirma que del rey David nació Natán y de la descendencia de Natán nació Jesús (¡Que la paz sea con él), mencionando nombres completamente diferentes de los mencionados


en el Evangelio de Mateo entre los descendientes de David! ¿Quién es sincero y quién miente?


Una de las pruebas concluyentes de que el árbol genealógico elaborado por el autor de este Evangelio (el Evangelio de Mateo) es falso es la introducción deliberada de los nombres de unas prostitutas en esta descendencia. Por ejemplo, menciona que Judá nació de Fares y de Zera, cuya madre fue Tamar, que Salmón nació de Booz, cuya madre fue Rajab, y que de David nació Salomón, cuya madre había sido la esposa de Urías.


Si, en general, la descendencia se enumera nombrando a los padres y no a las madres y el escritor de este Evangelio elabora el árbol genealógico de Jesús (¡Que la paz sea con él!) siguiendo la línea de padres varones, ¿que pretende al mencionar los nombres de las prostitutas Tamar, Rajab y la esposa de Urías entre sus antepasados?


En cuanto a la historia de Tamar, la prostituta que cometió adulterio con su suegro, la podemos encontrar en Génesis (capítulo 38, versículos 6-18), la historia de Rahab la podemos encontrar en Josué (capítulo 2) y la historia de la esposa de Urías, el hitita, que se llamaba Betsabé, la podemos encontrar en 2 Samuel (capítulo 11). Ella cometió adulterio con el rey David mientras que su esposo, que era un líder leal en el ejército del rey David, se encontraba en la guerra, y se quedó embarazada, según la Biblia. Al enterarse, David conspiró contra su esposo para ser asesinado en la guerra. Después de que su esposo fuera asesinado, David la llevó a su palacio y se casó con ella.


El autor de este Evangelio también menciona el nombre de Rut cuando dice: “Booz, padre de Obed, cuya madre fue Rut”. La historia de Rut con Booz la podemos encontrar en Rut (capítulo 3, versículos 2-18), pero relatada con mucho misterio, ya que no está claro qué pasó entre Booz y Rut antes de su matrimonio. Muchos críticos dicen que Rut ya había cometido adulterio con Booz antes de su matrimonio,


mientras que otros lo niegan y la llaman santa, ya que el relato no muestra lo que sucedió realmente. Sin embargo, habiendo mencionado su nombre junto con los de las tres prostitutas entre los antepasados de Jesús, es muy probable que el autor del Evangelio de Mateo haya pensado que ella cometió adulterio con Booz y haya citado su nombre para restar valor a los antepasados de Jesús (¡Que la paz sea con él!).


Uno de los críticos que acusaron a Rut de cometer adulterio con Booz antes de su matrimonio fue el autor estadounidense Jonathan Kirsch (columnista en Los Angeles Times), que dijo en su libro, “La ramera por el lado de la carretera”:


“Algunos de los pasajes de la Biblia son más bastos de lo que cabría esperar, ya que los modismos del texto son traducidos literalmente para ocultar su verdadero significado. El mejor ejemplo lo encontramos en la familiar historia de Rut, la joven viuda a la que su suegra envía a la era de un rico terrateniente llamado Booz. “Cuando se vaya a dormir, te fijas dónde se acuesta”, dice la astuta suegra, “Luego vas, le destapas los pies, y te acuestas allí. Verás que él mismo te dice lo que tienes que hacer.” (Rut 3:4) La escena es un tanto desconcertante - porque, ¿cuál es la razón por la que tiene que destapar sus pies? - hasta que descubrimos que los traductores se han olvidado decirnos que, en hebreo bíblico, “pies” o “piernas” es a veces un eufemismo para el órgano sexual masculino. Ahora nos damos cuenta que lo que Naomi le ha pedido a Rut es que destape el órgano sexual de Booz mientras duerme y espere a ver qué pasará cuando el hombre se despierte: “Verás que él mismo te dice lo que tienes que hacer.” Lo que sucede realmente entre Booz y Rut sigue siendo un misterio debido a otro eufemismo que no fue traducido. Booz se despierta y encuentra su órgano sexual al descubierto y a la joven y hermosa Rut a su lado.”¿Quién eres?”, le preguntó. “Soy Rut, su sierva.”, respondió ella. (Rut 3:9) Pero, una vez más, el traductor se


olvida decirnos que “extender el manto sobre alguien” es un eufemismo bíblico para las relaciones sexuales: “Que un hombre extienda su manto sobre una mujer”, explica el comentarista bíblico Marvin H. Pope, “significaba algo más que intentar prevenir un resfriado.””32


7. El autor del Evangelio de Lucas no supo de la existencia de un Evangelio escrito por el discípulo Mateo:


Como mencionamos en el punto anterior, tanto el Evangelio de Mateo como el Evangelio de Lucas presentan el árbol genealógico de Cristo, pero con nombres muy diferentes y contradictorios. Si Mateo, el Evangelista discípulo de Cristo, fue realmente el autor del Evangelio de Mateo y describió el árbol genealógico de Cristo, ¿no se supone que Lucas (que no era un discípulo de Cristo) debía seguir lo que describió Mateo el Evangelista y escribir el mismo árbol genealógico?


¡Esto indica que Lucas no sabía nada sobre la existencia de un Evangelio escrito por Mateo, el discípulo Evangelista de Cristo (¡Que la paz sea con él!).


8. Los mitos mencionados en el Evangelio de Mateo:


El evangelio de Mateo, capítulo 27, versículos 50-54:


“50 Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza, y entregó su espíritu. 51 En ese momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas. 52 Se abrieron los sepulcros, y muchos santos que habían muerto resucitaron. 53 Salieron de los sepulcros y, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos. 54 Cuando el centurión y los que con él estaban custodiando a Jesús


32 La ramera por el lado de la carretera, Capítulo 1: Cuentos prohibidos de la Biblia, Jonathan Kirsch


vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y exclamaron: —¡Verdaderamente este era el Hijo[a] de Dios!”


Esta emocionante historia en la que las tumbas se han abierto y los cuerpos podridos de los santos han salido de ellas, han entrado en la ciudad y han aparecido en frente de la gente parece una película de ciencia ficción similar a la del “Señor de los Anillos”. No hay ninguna evidencia de esa historia, no aparece en ninguno de los otros Evangelios y el Evangelio de Mateo es el único que la menciona!


Capitulo X


¿Quién es el autor del Evangelio de Juan?


En cuanto al Evangelio de Juan, este no fue escrito por Juan, hijo de Zebedeo y discípulo de Cristo, por las siguientes razones:


1. La fecha de escritura del Evangelio de Juan:


Los teólogos cristianos estiman que el Evangelio de Juan fue escrito en el año 100 dC, setenta años después de la partida de Jesucristo (¡Que la paz sea con él!). Por lo tanto, si asumimos que Juan, el hijo de Zebedeo, tenía más o menos la edad de Cristo cuando lo conoció, entonces su edad en el momento de escribir la Biblia era de cien años, pero es imposible pensar que alguien pudo escribir un Evangelio a una edad tan avanzada!!


2. El escritor habla en tercera persona sobre Juan, el hijo de Zebedeo:


El Evangelio de Juan habla sobre los discípulos de Cristo en tercera persona, lo que significa que el autor de este Evangelio no era uno de ellos.


El Evangelio de Juan, capítulo 2, versículo 22:


“Así, pues, cuando se levantó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron de lo que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las palabras de Jesús.”


3. El autor del Evangelio de Juan reconoce que él no es uno de los discípulos de Cristo:


El Evangelio de Juan, capítulo 21, versículos 20-25:


“20 Al volverse, Pedro vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre Jesús y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que va a traicionarte?» 21 Al verlo, Pedro preguntó: —Señor, ¿y este, qué? 22 —Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme no más. 23 Por este motivo corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino solamente: «Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?» 24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y las escribió. Y estamos convencidos de que su testimonio es verídico. 25 Jesús hizo también muchas otras cosas, tantas que, si se escribiera cada una de ellas, pienso que los libros escritos no cabrían en el mundo entero.”


Las palabras “Y estamos convencidos de que su testimonio es verídico” son una evidencia clara de que el autor de este Evangelio no es el discípulo a quien Jesús amaba, ¡sino que es otra persona desconocida! En este caso, ¿cómo podemos creer lo que escribió un desconocido? ¡No sabemos quién es él! ¡No fue testigo de los acontecimientos descritos!


Veamos ahora lo que Cristo le dijo a Pedro: “22 Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme no más. 23 Por este motivo corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino solamente: «Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?»” Esta frase sugiere que el discípulo a quien Jesús amó ya murió, y el autor de este Evangelio justifica la causa de su muerte, ya que la gente creía que él no moriría. Esto ciertamente confirma que el autor de este Evangelio no pudo ser este discípulo, ya que no sería posible intentar justificar la causa de su muerte después de su muerte!!!


4. La ausencia del nombre del autor de este Evangelio en sus páginas:


No hay ninguna referencia al nombre del autor en ninguna parte de este Evangelio. De hecho, este Evangelio era un libro anónimo, igual que las otras decenas de libros que se publicaron a mediados del segundo siglo dC. y que fueron llamados Evangelios. Las palabras “El Evangelio de Juan” han sido agregadas en el segundo siglo dC por Ireneo y no hay ninguna otra evidencia de que el autor de este Evangelio fuera Juan que las palabras de Ireneo!


5. La falta de mención de la ascensión al cielo después de la crucifixión y la resurrección:


¡Una de las pruebas más concluyentes de que el Evangelio de Mateo y el Evangelio de Juan no fueron escritos por Mateo el Evangelista y Juan, el hijo de Zebedeo, discípulos de Cristo, es que ninguno de estos dos Evangelios menciona la historia de la ascensión de Cristo al cielo después de su crucifixión y resurrección, a pesar de que está mencionada tanto en el Evangelio de Lucas (capítulo 24, versículos 51-52), como en el Evangelio de Marcos (capítulo 16, versículo 19), que afirman que todos los discípulos de Cristo estaban presentes y se despidieron de Jesús antes de que fuera elevado al cielo! ¿Cómo es posible que un incidente tan importante no aparezca ni el Evangelio de Mateo, ni en el Evangelio de Juan, si sus autores realmente fueron discípulos de Cristo?


6. La falta de mención del milagro de la resurrección de la niña que había muerto:


El Evangelio de Marcos, capítulo 5, versículos 35-42:


“35 Todavía estaba hablando Jesús cuando llegaron unos hombres de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle: —Tu hija ha muerto. ¿Para qué sigues molestando al Maestro? 36 Sin hacer


caso de la noticia, Jesús le dijo al jefe de la sinagoga: —No tengas miedo; cree nada más. 37 No dejó que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Jacobo y Juan, el hermano de Jacobo. 38 Cuando llegaron a la casa del jefe de la sinagoga, Jesús notó el alboroto, y que la gente lloraba y daba grandes alaridos. 39 Entró y les dijo: —¿Por qué tanto alboroto y llanto? La niña no está muerta, sino dormida. 40 Entonces empezaron a burlarse de él, pero él los sacó a todos, tomó consigo al padre y a la madre de la niña y a los discípulos que estaban con él, y entró adonde estaba la niña. 41 La tomó de la mano y le dijo: —Talita cum[a] (que significa: Niña, a ti te digo, ¡levántate!). 42 La niña, que tenía doce años, se levantó en seguida y comenzó a andar. Ante este hecho todos se llenaron de asombro.”


El Evangelio de Lucas, capítulo 8, versículos 49-55:


“49 Todavía estaba hablando Jesús cuando alguien llegó de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle: —Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro. 50 Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo: —No tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada. 51 Cuando llegó a la casa de Jairo, no dejó que nadie entrara con él, excepto Pedro, Juan y Jacobo, y el padre y la madre de la niña. 52 Todos estaban llorando, muy afligidos por ella. —Dejen de llorar —les dijo Jesús—. No está muerta, sino dormida. 53 Entonces ellos empezaron a burlarse de él porque sabían que estaba muerta. 54 Pero él la tomó de la mano y le dijo: —¡Niña, levántate! 55 Recobró la vida y al instante se levantó. Jesús mandó darle de comer.”


El Evangelio de Mateo, capítulo 9, versículos 23-25:


“23 Cuando Jesús entró en la casa del dirigente y vio a los flautistas y el alboroto de la gente, 24 les dijo: —Váyanse. La niña no está muerta, sino dormida. Entonces empezaron a burlarse de él. 25 Pero cuando se les hizo salir, entró él, tomó de la mano a la niña, y esta se levantó.”


Si Juan presenció ese milagro único, entonces ¿por qué no lo mencionó en su Evangelio si realmente fue el autor del Evangelio de Juan, mientras que Marcos, Lucas y Mateo lo mencionaron en sus Evangelios, aunque no fueron testigos de ese milagro y ni Marcos ni Lucas fueron discípulos de Jesucristo?!


7. La falta de mención del incidente de manifestación:


El Evangelio de Mateo, capítulo 17, versículos 1-4:


“1 Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, el hermano de Jacobo, y los llevó aparte, a una montaña alta. 2 Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz. 3 En esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús. 4 Pedro le dijo a Jesús: —Señor, ¡qué bueno sería que nos quedemos aquí! Si quieres, levantaré tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías.”


El Evangelio de Lucas, capítulo 9, versículos 28-33:


“28 Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29 Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30 Y aparecieron dos personajes —Moisés y Elías— que conversaban con Jesús. 31 Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida[a] de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32 Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño, pero, cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que estaban con él. 33 Mientras estos se apartaban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso: —Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías.”


El hecho de que esta historia no aparece en el Evangelio de Juan y sí aparece en el Evangelio de Lucas y en el Evangelio de Mateo es


una prueba concluyente de que el autor del Evangelio de Juan no es Juan, el hijo de Zebedeo, ya que, si Juan fue testigo presencial de ese incidente importante, ¿cómo pudo dejar de mencionarlo si los que no lo vieron lo han hecho?


8. La falta de mención de la historia del encuentro de Jesús con Juan, el hijo de Zebedeo, y Jacob, su hermano:


¡Esta historia aparece en el Evangelio de Mateo, el de Marcos y el de Lucas, pero no es mencionada en el Evangelio de Juan! Si Juan, el hijo de Zebedeo y el discípulo de Cristo, es el autor del Evangelio de Juan, ¿cómo pudo dejar de mencionar la historia de su encuentro con Cristo?


9. La gran diferencia entre los Evangelios al mencionar la historia del encuentro de Jesús con Simón (Pedro), Andrés, Jacobo y Juan:


El Evangelio de Mateo, capítulo 4, versículos 18-22:


“18 Mientras caminaba junto al mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: uno era Simón, llamado Pedro, y el otro Andrés. Estaban echando la red al lago, pues eran pescadores. 19 «Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres». 20 Al instante dejaron las redes y lo siguieron. 21 Más adelante vio a otros dos hermanos: Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en una barca remendando las redes. Jesús los llamó, 22 y dejaron en seguida la barca y a su padre, y lo siguieron.”


El Evangelio de Marcos, capítulo 1, versículos 16-20:


¡La misma historia fue mencionada, sin ninguna diferencia!


El Evangelio de Lucas, capítulo 5, versículos 2-11:


“2 Entonces vio dos barcas que los pescadores habían dejado en la playa mientras lavaban las redes. 3 Subió a una de las barcas, que


pertenecía a Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó, y enseñaba a la gente desde la barca. (...) 8 Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: —¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador! 9 Es que él y todos sus compañeros estaban asombrados ante la pesca que habían hecho, 10 como también lo estaban Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. —No temas; desde ahora serás pescador de hombres — le dijo Jesús a Simón. 11 Así que llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, siguieron a Jesús.”


El Evangelio de Juan, capítulo 1, versículos 35-42:


“35 Al día siguiente Juan estaba de nuevo allí, con dos de sus discípulos. 36 Al ver a Jesús que pasaba por ahí, dijo: —¡Aquí tienen al Cordero de Dios! 37 Cuando los dos discípulos le oyeron decir esto, siguieron a Jesús. (...) 40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que, al oír a Juan, habían seguido a Jesús. 41 Andrés encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: —Hemos encontrado al Mesías (es decir, el Cristo). 42 Luego lo llevó a Jesús, quien, mirándolo fijamente, le dijo: —Tú eres Simón, hijo de Juan. Serás llamado Cefas (es decir, Pedro).”


Por lo tanto, el Evangelio de Juan es el único Evangelio que no menciona la misma historia real descrita por los otros tres Evangelios, es decir, que tanto Simón (Pedro) y su hermano Andrés, como también Juan y Jacobo, los hijos de Zebedeo, eran pescadores con los que Jesús se encontró en la orilla (según el Evangelio de Mateo y el Evangelio de Marcos) o dentro de la barca, un poco lejos de la orilla (según el Evangelio de Lucas)!


Como podemos ver, ¡el Evangelio de Juan es el único que no menciona la historia del encuentro de Jesús con Juan y Jacobo, los hijos de Zebedeo! Entonces, ¿cómo podemos aceptar que el autor del Evangelio de Juan es Juan, el hijo de Zebedeo y el discípulo de Jesús?


Si fuera así, ¿no se supone que debía mencionar el acontecimiento más importante de su vida, a saber, el momento en el que conoció a Cristo y cómo ocurrió?


10. La falta de mención de los nombres de los discípulos de Jesús:


Los nombres de los discípulos de Jesús son mencionados en detalle en cada uno de los otros tres Evangelios en un capítulo especial. ¡El Evangelio de Juan es el único Evangelio que no menciona los nombres de los doce discípulos, sino únicamente a los de Andrés, Pedro y Felipe! ¡La mención de los nombres de los discípulos es un asunto muy importante y no hay ninguna justificación para dejar de hacerlo, a menos que el autor de este Evangelio no conociera bien sus nombres! Como podemos ver, él añadió un nuevo nombre que no fue mencionado en ningún otro Evangelio, el de Natanael!


11. La falta de mención del nombre de Jacobo, el hermano de Juan y el hijo de Zebedeo, en el Evangelio de Juan:


Juan, el hijo de Zebedeo, y su hermano Jacob, el hijo de Zebedeo, fueron discípulos de Cristo. Si Juan, el hijo de Zebedeo, fue realmente el autor del Evangelio de Juan, ¿cómo es posible que nunca haya mencionado el nombre de su hermano en su Evangelio, ni siquiera el momento en el que él y su hermano conocieron a Jesucristo y a sus discípulos?


12. El autor del Evangelio de Juan no conoce a Salomé, la madre de Juan, el hijo de Zebedeo:


Si realmente el autor del Evangelio de Juan era Juan, el hijo de Zebedeo, ¿no se supone que él debía saber que su madre, Salomé, estaba al servicio de Cristo?


Por ejemplo, encontramos que el Evangelio nunca menciona la historia en la que Salomé, la madre de Juan, el hijo de Zebedeo, fue a


la tumba de Cristo con las especias aromáticas para ungir el cuerpo de Jesús con María Magdalena y María la madre de Jacob, ¡mientras que el Evangelio de Marcos sí la recuerda!


El Evangelio de Marcos, capítulo 16, versículos 1-7:


“1 Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé compraron especias aromáticas para ir a ungir el cuerpo de Jesús. 2 Muy de mañana el primer día de la semana, apenas salido el sol, se dirigieron al sepulcro. 3 Iban diciéndose unas a otras: «¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?» 4 Pues la piedra era muy grande. Pero, al fijarse bien, se dieron cuenta de que estaba corrida. 5 Al entrar en el sepulcro vieron a un joven vestido con un manto blanco, sentado a la derecha, y se asustaron. 6 —No se asusten —les dijo—. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron. 7 Pero vayan a decirles a los discípulos y a Pedro: «Él va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, tal como les dijo.»”


El Evangelio de Juan, capítulo 20, versículos 1-14:


“1 El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que habían quitado la piedra que cubría la entrada. 2 Así que fue corriendo a ver a Simón Pedro y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: —¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto! 3 Pedro y el otro discípulo se dirigieron entonces al sepulcro. (...) 11 pero María se quedó afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro, 12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. 13 —¿Por qué lloras, mujer? —le preguntaron los ángeles. —Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto —les respondió. 14 Apenas dijo


esto, volvió la mirada y allí vio a Jesús de pie, aunque no sabía que era él.”


El Evangelio de Mateo, capítulo 28, versículos 1-4:


“Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. 2 Sucedió que hubo un terremoto violento, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra y se sentó sobre ella. 3 Su aspecto era como el de un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve. 4 Los guardias tuvieron tanto miedo de él que se pusieron a temblar y quedaron como muertos.”


El Evangelio de Lucas, capítulo 23, versículos 55-56, y capítulo 24, versículos 1-12:


“55 Las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea siguieron a José para ver el sepulcro y cómo colocaban el cuerpo. 56 Luego volvieron a casa y prepararon especias aromáticas y perfumes. Entonces descansaron el sábado, conforme al mandamiento. 1 El primer día de la semana, muy de mañana, las mujeres fueron al sepulcro, llevando las especias aromáticas que habían preparado. 2 Encontraron que había sido quitada la piedra que cubría el sepulcro. (...) 9 Al regresar del sepulcro, les contaron todas estas cosas a los once y a todos los demás. 10 Las mujeres eran María Magdalena, Juana, María la madre de Jacobo, y las demás que las acompañaban. 11 Pero a los discípulos el relato les pareció una tontería, así que no les creyeron. 12 Pedro, sin embargo, salió corriendo al sepulcro. Se asomó y vio sólo las vendas de lino. Luego volvió a su casa, extrañado de lo que había sucedido.”


El hecho de relatar la misma historia de maneras tan diferentes y contradictorias es una prueba irrefutable de que los autores de los Evangelios no fueron discípulos de Cristo y no presenciaron los


acontecimientos descritos! Marcos dice que tres mujeres fueron a la tumba de Cristo, entre las cuales cita el nombre de la madre de Juan, el hijo de Zebedeo, mientras que el autor del Evangelio de Juan no sabía que la madre de Juan, el hijo de Zebedeo, había ido a la tumba y cita sólo el nombre de una mujer. Por otro lado, el Evangelio de Lucas afirma que muchas mujeres fueron a la tumba, entre las cuales cita los nombres de María Magdalena, Juana y María, la madre de Jacobo. Así, menciona los nombres de tres mujeres, pero, a diferencia del Evangelio de Marcos, menciona a Juana en lugar de Salomé! Juana es la esposa de Cuza, el administrador de Herodes, y su nombre aparece mencionado en el Evangelio de Lucas, capítulo 8, versículo 3. Finalmente, el Evangelio de Mateo asegura que únicamente dos mujeres fueron a la tumba.


Según el Evangelio de Marcos, las mujeres encontraron que la piedra había sido corrida y dentro de la tumba había un ángel en forma de un hombre joven que les dijo que Jesús no estaba dentro de la tumba y que debían decir a los discípulos que vayan a Galilea a su encuentro. De acuerdo con el Evangelio de Juan, la piedra también había sido quitada, pero encontramos que Pedro y otro discípulo fueron a la tumba, María Magdalena vio dentro de la tumba a dos ángeles y después Cristo apareció en la tumba! De acuerdo con el Evangelio de Lucas, la piedra fue apartada, pero más tarde Pedro fue sólo a la tumba y no se menciona la presencia de otro discípulo con él. Por otro lado, el Evangelio de Mateo asegura que la piedra no había sido apartada cuando las dos mujeres fueron a la tumba, pero se produjo un gran terremoto y un ángel bajó del cielo, quitó la piedra y se sentó sobre ella delante de todos los presentes. Los guardias tuvieron tanto miedo de él que quedaron como muertos.


13. La falta de mención de los antepasados de Jesucristo, de su nacimiento milagroso y su experiencia con el diablo:


Estas son historias y eventos muy importantes que fueron mencionados en todos los otros Evangelios. Entonces, ¿cómo es que no aparecen en el Evangelio de Juan?


14. El autor de este Evangelio conoce perfectamente el idioma griego:


Los teólogos coinciden en unanimidad en que este Evangelio fue escrito en un idioma griego fluido y de alto nivel. Entonces, ¿cómo pudo Juan, el hijo de Zebedeo, que era un simple pescador, escribir un Evangelio en esta lengua griega de alto nivel, en este estilo sofisticado y envidiado por los grandes poetas griegos, y mencionando citas de la filosofía griega?!


Los teólogos cristianos admitieron que los discípulos no conocían el idioma griego, ya que Pedro necesitó a Marcos como intérprete. Podemos encontrar una descripción de Juan, el hijo de Zebedeo, y de Pedro en el Libro de los Hechos, capítulo 4, versículo 13: “Los gobernantes, al ver la osadía con que hablaban Pedro y Juan, y al darse cuenta de que eran gente sin estudios ni preparación, quedaron asombrados y reconocieron que habían estado con Jesús.” Un hombre sin estudios ni preparación, esta es la descripción de Juan, el hijo de Zebedeo, que encontramos en el libro de los Hechos y que es suficiente para entender que es impensable que Juan sea el autor del Evangelio que se le atribuye! Tengan en cuenta que este Evangelio comienza citando las palabras de Filón, el filósofo judío de Alejandría!!!


15. La falta de mención del milagro de Pedro caminando sobre el agua:


El Evangelio de Mateo, capítulo 14 versículos 26-29:


“26 Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. —¡Es un fantasma! —gritaron de miedo. 27 Pero


Jesús les dijo en seguida: —¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo. 28 —Señor, si eres tú —respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua. 29 —Ven —dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús.”


16. Los mitos mencionados en el Evangelio de Juan:


El Evangelio de Juan, capítulo 5, versículos 3-4:


“3 En esos pórticos se hallaban tendidos muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos. 4 De cuando en cuando un ángel del Señor bajaba al estanque y agitaba el agua. El primero que entraba en el estanque después de cada agitación del agua quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera.”


Lo que el Evangelio de Juan no nos dice es si el ángel continuaba bajando al estanque en el momento de escribir este Evangelio o si dejó de hacerlo. ¡La frase “de cuando en cuando … bajaba” muestra que el ángel no continuaba haciendo lo mismo en el momento de la escritura de este Evangelio! ¿Continúa este ángel bajando al estanque en la actualidad o lo hizo únicamente por un período temporal y después dejó de hacerlo?


Capítulo XI


¿Fueron los cuatro Evangelios escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo?


1. La necesidad de la Iglesia de que el Nuevo Testamento sea inspirado por el Espíritu Santo:


¡En la descripción que la Iglesia hace de los cuatro Evangelios, encontramos frecuentemente repetida la frase “escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo”! Aunque no hay ninguna evidencia de que los autores de los Evangelios los hayan escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, la frecuencia con la que la Iglesia repite esta afirmación hace que los cristianos se acostumbren a ella y se dejen engañar, llegando finalmente a reproducirla sin verificar su veracidad! La Iglesia insiste en afirmar que los cuatro Evangelios fueron escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo para intentar atribuir la condición divina a esos Evangelios y convertirlos así en libros divinos escritos con la inspiración divina en lugar de ser simplemente unos libros históricos, producto de la acción humana, para que los Evangelios tengan autoridad sobre las personas y estas sigan sus enseñanzas.


2. Ninguno de los cuatro Evangelios afirma estar escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo:


¿Cómo puede la Iglesia afirmar en cada ocasión que los cuatro Evangelios fueron escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo si los Evangelios mismos no mencionan nada en este sentido?


3. ¿Por qué la misma inspiración para cuatro personas?


¡No es razonable pensar que el Espíritu Santo inspiró a cuatro personas diferentes para escribir el mismo libro cuatro veces! Lo


extraño es que, como hemos mencionado anteriormente, el primer Evangelio en ser escrito fue el Evangelio de Marcos. ¿Cómo es que el Espíritu Santo inspiró primero a una persona llamada Marcos, que no era uno de los discípulos, y no inspiró en su lugar a los discípulos de Cristo, que fueron testigos oculares de los acontecimientos?


4. Las contradicciones entre los cuatro Evangelios:


Si el Espíritu Santo inspiró a los autores de los cuatro Evangelios, ¿cómo es posible que encontremos tantas contradicciones entre ellos? ¡Cada historia mencionada en dos o más Evangelios revela que hay una gran diferencia entre ellos en cuanto a los detalles de una misma historia! ¿Puede el Espíritu Santo cometer errores y sugerir informaciones incorrectas? ¿O es que olvidó lo que dijo la primera vez y por eso inspiró detalles diferentes la segunda vez? Si el Espíritu Santo hubiera inspirado realmente esos Evangelios, ¡estos serían perfectamente idénticos, sin ninguna diferencia en cuanto al número de capítulos y versículos, o incluso en cuanto a las palabras y su orden!


El Evangelio de Mateo, capítulo 27, versículo 54:


“Cuando el centurión y los que con él estaban custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron aterrados y exclamaron: —¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!”


El Evangelio de Lucas, capítulo 23, versículo 47:


“El centurión, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo: —Verdaderamente este hombre era justo.”


3. El autor del Evangelio de Lucas admite que no escribió bajo la inspiración del Espíritu Santo:


Al comienzo del Evangelio de Lucas, podemos encontrar una confesión peligrosa que destruye por completo la idea de que los Evangelios han sido inspirados por el Espíritu Santo, y establece


claramente que estos Evangelios no son realmente Evangelios. Discutiremos este asunto en detalle en el siguiente capítulo, si Dios quiere.


Capítulo XII


Confesiones del Evangelio de Lucas


El Evangelio de Lucas, capítulo 1, versículos 1-4:


“1 Muchos han intentado hacer un relato de las cosas que se han cumplido entre nosotros, 2 tal y como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos presenciales y servidores de la palabra. 3 Por lo tanto, yo también, excelentísimo Teófilo, habiendo investigado todo esto con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo ordenadamente, 4 para que llegues a tener plena seguridad de lo que te enseñaron.”


Ahora analicemos juntos las confesiones que Lucas escribió en su introducción para ver lo que dijo sobre sí mismo y no lo que la Iglesia dijo sobre él:


1. Muchas personas han intentado hacer un relato de ciertas cosas:


Esto significa que muchas personas han escrito Evangelios por sí mismas y no bajo la inspiración del Espíritu Santo! Además, ¡la palabra “muchas” sugiere que hay muchos Evangelios y no solamente cuatro! Sin embargo, Lucas no criticó los numerosos Evangelios que aparecieron antes del suyo o en su época y tampoco dijo: “¡Tres de ellos son auténticos y mi Evangelio es el cuarto, y los demás no son auténticos!”


2. Lucas reconoce que no hay Evangelios escritos por los discípulos de Cristo:


Es extraño que Lucas no haya mencionado el nombre de ningún autor de esos numerosos Evangelios que estaban muy extendidos. Esto


sugiere que los Evangelios fueron escritos por personas anónimas, que eran desconocidas incluso para Lucas, porque si hubiera existido un Evangelio escrito por uno de los discípulos, Lucas no se hubiera atrevido escribir otro suyo, sino que hubiera mencionado la existencia de un Evangelio escrito por uno de los discípulos de Cristo, ¡o le hubiera enviado a su amigo Teófilo una copia de ese Evangelio escrito por un discípulo en lugar de escribirle una carta!


3. La confesión de Lucas de que escribió por su cuenta y no estuvo inspirado por el Espíritu Santo:


La frase “por lo tanto, yo también” aclara sin lugar a dudas que Lucas escribió esta carta a su amigo Teófilo sin ninguna revelación o inspiración del Espíritu Santo.


4. La confesión de Lucas de que estaba escribiendo simplemente una carta, no un Evangelio:


Lucas no dice “Este es el Evangelio según Lucas” y no le atribuye ninguna santidad a su discurso, sino que dice claramente que le escribe una carta a su amigo Teófilo contándole las informaciones que ha recibido sobre la vida de Jesucristo (¡Que la paz sea con él!).


Capitulo XIII


La Iglesia reconoció la existencia de adiciones falsas en el Nuevo Testamento


Al leer uno de los cuatro Evangelios, el lector encontrará en muchos lugares la presencia de un asterisco (*), una frase entre paréntesis o una nota al lado de la frase que leyó, pero muchos de nosotros podemos pasar por alto ese asterisco o esa nota sin prestarle ninguna atención y sin pensar qué significa y cuál es la razón de su existencia en el Evangelio! Hay que tener en cuenta que estas notas pueden no estar presente en algunas ediciones en las que los editores han intentado ocultar los problemas relacionados con estas frases.


Este signo o asterisco significa que hay un problema con la palabra, frase o párrafo que se está leyendo. Puede tratarse de una palabra mal traducida del Antiguo Testamento hebreo, pero la Iglesia insistió en conservarla y no cambiarla por la traducción correcta, o esa palabra, frase o párrafo puede ser una adición falsa agregada en los últimos siglos, ya que no aparece en las versiones antiguas de los primeros siglos!


1. “La virgen” es una traducción equivocada de la palabra hebrea “almah”:


El Evangelio de Mateo, capítulo 1, versículos 22-23:


“22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: 23 «La virgen* concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel».”


Isaías, capítulo 7, versículo 14:


“Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La virgen* concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.”


De hecho, la palabra “virgen” que aparece en las diferentes traducciones del libro de Isaías es una traducción equivocada de la palabra “almah” mencionada en el libro de Isaías en hebreo, que significa “joven”. Por ejemplo, una persona puede decirle a una familia: “Vuestra joven ha crecido y ha tenido un hijo”. ¡Esto significa que se ha casado y se ha quedado embarazada! Sin embargo, para confirmar que la profecía del profeta Isaías que aparece mencionada en el Libro de Isaías hace referencia a Cristo, el autor del Evangelio de Mateo tradujo la palabra “almah” como “virgen” y llegó incluso a atribuirle a Cristo el nombre de “Emanuel”, que significa Dios con nosotros, a pesar de saber que Cristo (¡Que la paz sea con él!) nunca fue llamado por ese nombre!


2. Los últimos versículos del Evangelio de Marcos (capítulo 16, versículos 9-20) son adiciones falsas:


El capítulo 16 del Evangelio de Marcos comienza con el versículo 1, que dice: “Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé compraron especias aromáticas para ir a ungir el cuerpo de Jesús.”, y la Iglesia reconoce que este capítulo termina con el versículo 8, que dice: “Temblorosas y desconcertadas, las mujeres salieron huyendo del sepulcro. No dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.” Entonces, ¡María Magdalena no le dijo nada a nadie porque tenía miedo!


Sin embargo, a la Iglesia de los siglos posteriores no le gustó que la historia terminara aquí, sin la confirmación de la aparición de Cristo a los discípulos, y agregó 12 versículos adicionales a este capítulo, que fueron inspirados por su imaginación y no por el Espíritu Santo! Así, la Iglesia afirma que María Magdalena les contó a los discípulos lo que había sucedido, que Cristo se les apareció, que se levantó al cielo


y se sentó a la derecha del Señor, y también que Cristo les ordenó predicar el Evangelio en todo el mundo!


El Evangelio de Marcos, capítulo 16, versículos 9-20:


“9 Cuando Jesús resucitó en la madrugada del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios. 10 Ella fue y avisó a los que habían estado con él, que estaban lamentándose y llorando. 11 Pero ellos, al oír que Jesús estaba vivo y que ella lo había visto, no lo creyeron. 12 Después se apareció Jesús en otra forma a dos de ellos que iban de camino al campo. 13 Estos volvieron y avisaron a los demás, pero no les creyeron a ellos tampoco. 14 Por último se apareció Jesús a los once mientras comían; los reprendió por su falta de fe y por su obstinación en no creerles a los que lo habían visto resucitado. 15 Les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado. 17 Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; 18 tomarán en sus manos serpientes; y, cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud». 19 Después de hablar con ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. 20 Los discípulos salieron y predicaron por todas partes, y el Señor los ayudaba en la obra y confirmaba su palabra con las señales que la acompañaban.”


La pregunta que surge ahora es: ¿Por qué la Iglesia sigue manteniendo esos versículos dentro del Evangelio de Marcos, aunque sabe que son adiciones falsas y no tienen origen divino?


3. El versículo en el que se basa la Iglesia para probar la doctrina del trinidad es una adición falsa:


1 Juan, capítulo 5, versículo 7:


“Tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo, y estos tres son uno.”


En realidad, este versículo no aparece mencionado en ninguno de los manuscritos griegos antiguos, sino que era un comentario añadido en el margen de la página en una traducción latina que data del siglo V dC. Sin embargo, con el tiempo, la Iglesia católica apreció que la adición de este versículo dentro de la Biblia podía convencer a la gente de la doctrina del trinidad.


En el año 1502, el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros encargó a un equipo de traductores españoles que compilaran la Biblia en cuatro idiomas: griego, hebreo, arameo y latín. Cada página de los cuatro idiomas debía tener cuatro columnas paralelas para crear la llamada “Biblia políglota complutense”. Erasmo fue el responsable de la edición griega, que fue la primera edición de la Biblia en griego. En la primera y en la segunda edición griega de Erasmo no aparecen las palabras que encontramos hoy en 1 Juan, capítulo 5, versículo 7. Sin embargo, la Iglesia Católica lo presionó para que las agregue en la tercera edición y el se negó y dijo que no encontró esa frase mencionada en ninguno de los manuscritos griegos. Aún así, después de que la Iglesia Católica lo presionara de manera continua, se vio obligado a aceptar, ¡y publicó finalmente la tercera edición añadiendo esa frase!


Como la versión King James se basó en una traducción al inglés de la tercera edición de Erasmo, encontramos que la frase aparece también en la versión King James. En la traducción alemana de Martin Luther, que se basó en la segunda edición de Erasmo, ¡encontramos que la frase no aparece!


Esta frase todavía está presente en la mayoría de las versiones de la Biblia de todo el mundo, a pesar de que de la Iglesia sabe que es una frase falsa que no tiene ninguna base en los manuscritos antiguos!


4. La historia de la mujer adúltera es una adición falsa:


En las ediciones del Evangelio de Juan de nuestra época, encontramos en el capítulo 8, versículos 3-11, la historia de la mujer adúltera. En realidad, esa historia no aparece en todos los papiros griegos antiguos citados por la iglesia y no está incluida en el papiro (P66), ni en el papiro (P75), ni en el Códice Sinaítico (Codex Sinaiticus), ni en el Codex Vaticanus. Además, el estilo de escritura en esa historia es diferente del método de escritura del resto del Evangelio de Juan, ¡lo que demuestra que es una adición falsa! A continuación se muestra una imagen del papiro (P66) en la que no aparece esa historia.


El Evangelio de Juan, capítulo 8, versículos 3-11:


“3 Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo 4 le dijeron a Jesús: —Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. 5 En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices? 6 Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. 7 Y, como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: —Aquel de ustedes que esté


libre de pecado, que tire la primera piedra. 8 E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo. 9 Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún seguía allí. 10 Entonces él se incorporó y le preguntó: —Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena? 11 —Nadie, Señor. —Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.”



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