Existen tres posibilidades para tratar de establecer el origen de nuestra creación:
Primera posibilidad:
Fuimos creados de la nada:
Nuestro conocimiento innato nos dice que cada efecto de algo que antes no existía tiene una causa: Si afirmara que la Torre Eiffel vino de la nada, ¿alguien me creería?
No, porque va en contra de las verdades necesarias, la lógica, el sentido común, la ciencia y la experiencia humana colectiva. La única explicación lógica es que cualquier estructura previamente inexistente, como la Torre Eiffel, fue creada y diseñada por alguien.
El orden no puede provenir de eventos aleatorios. Penrose3 calculó la probabilidad de que nuestro Universo específico se produjo aleatoriamente a partir de todos los resultados posibles del Big Bang como 1 de 1010123. Según Penrose: “Este número nos dice cuán preciso debe haber sido el objetivo del Creador”.
Si nos sentamos en la playa y observamos olas durante 100 años, ¿alguno de los millones y millones de olas que vemos creará un castillo de arena? No lo sabemos a ciencia cierta.
Sin embargo, un niño pequeño con inteligencia puede crear un castillo de arena. Por lo tanto, se necesita inteligencia para el orden, incluso para formar una estructura simple como un castillo de arena. ¿Qué pasa con el diseño sorprendente y los sistemas complejos en nuestros cuerpos? ¿Qué tal este universo que funciona según un orden preciso, con órbitas y leyes fijas?
Segunda posibilidad:
Nos creamos a nosotros mismos y al universo. Como somos creados, debímos haber sido inexistentes antes de nuestra creación. Sin embargo, un creador debe existir en el momento de la creación para poder crear. Para que podamos crearnos, debemos haber estado en un estado de inexistencia y existencia al mismo tiempo, lo que no tiene sentido, por lo que podemos rechazar esta posibilidad.
Tercera posibilidad:
Alguien nos creó. Entonces ese alguien debe ser nuestro creador, Dios. ¿Quién más dice haber creado el Universo, la Tierra y el Hombre? Nadie excepto el Creador. [1]
Nadie disputa su reclamo.
Nadie más reclama su título.
El reclamo de Dios es indiscutible. Entonces, ¿por qué no creerle?
¿Conoces algo cuyo nombre sea digno de mencionarse junto al Suyo? (Corán 19:65)
No tenemos otra explicación completa para nuestra existencia y la existencia del Universo. Por lo tanto, tiene mucho sentido aceptar el reclamo de nuestro Creador.
Un erudito islámico dice:
Si tenemos una habitación llena con mil hombres y un niño, y solo un hombre dice ser el padre, nadie disputa su reclamo.
¿Debemos seguir hipótesis formuladas y no comprobadas por hombres como nosotros o el reclamo indiscutible de nuestro creador?
La fé en un Creador no es enemiga de la razón. Por el contrario, la fé es la base de la razón. A continuación revisaremos algunos de los escollos con los que tropezamos a lo largo del camino de la fé.
Un ateo de Argentina me dijo durante su visita al centro: “No necesitamos creer en Dios; solo necesitamos ser buenas personas éticas”. Le dije: “honestamente, para un creyente, esto parece un desperdicio”. ¿Por qué alguien renunciaría a las grandes recompensas que Dios prometió por las buenas obras y las haría por nada? Es como elegir pasar años estudiando medicina y después de tanto esfuerzo no querer el diploma al final.
Sin embargo, ser “bueno, ético y moral” no es una decisión puramente desinteresada. Si lo pensamos bien, todos están motivados por algo o alguien.
Algunas personas están motivadas por el castigo. Como ejemplo podemos decir que conducen con precaución para evitar una multa de tráfico. Son honestos (no roban) porque no quieren terminar en la cárcel. Esta es la forma más baja de motivación porque se adquiere del medio ambiente.
En ausencia de motivo, en una situación diferente, sin grandes penalizaciones de tráfico, pueden conducir de manera muy irresponsable. Sin reglas para hacer fila, podrían empujar y empujar a las personas a su alrededor.
Algunos están motivados por recompensas, monetarias o de otro tipo (como el reconocimiento). Por ejemplo, dan caridad para que su comunidad los reconozca como ciudadanos caritativos. Esta es una forma superior de motivación, pero aún así, está vinculada al medio ambiente. En este caso, ausencia de los miembros de la organización benéfica podría no ser tan provechosa para ser reconocido como un benefactor.
Algunos están motivados por la autogratificación. Son buenos porque no esperan menos de sí mismos. Se mantienen a un alto nivel. Esta es una forma superior de motivación porque no está ligada al medio ambiente, sino que es inherente al individuo. Sin embargo, depende de nuestro yo voluble y nuestras subjetivas orientaciones morales.
Lo que nos gratifica hoy puede no satisfacernos mañana y lo que consideramos buen comportamiento puede ser considerado como perjudicial por otros. Aquí mencionaría que los criterios de buen y mal comportamiento no son homogéneos para toda la raza humana. Estos parametros se determinan por factores culturales, ideológicos, religiosos, morales, politicos, de mobilidad, origen, etc. lo que hace difícil aplicarlos en la comunidad que nos rodea.
La forma más pura de motivación es ser moral y ético porque quieres acercarte a Dios, quien es la fuente de toda moralidad, bondad y virtud. Esta es una motivación constante y potente que no depende del entorno o del estado de ánimo. No es subjetivo porque proviene de nuestro Creador que conoce mejor a sus criaturas y vela por los intereses de todos. Aquí, la ética se muestra en todas las circunstancias e independientemente de las dificultades, porque el creyente cree que Dios está observandolo todo el tiempo.
Sir Francis Bacon, conocido como uno de los fundadores del empirismo y del método científico, dijo:
“Una pequeña filosofía inclina la mente del hombre hacia el ateísmo, pero la profundidad de la filosofía lleva la mente del hombre hacia la religión”.
The Divine Reality: God, Islam and The Mirage of Atheism. Hamza Andreas Tzortzis
BY FATENSABRI