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Por qué Al-lah envió a seres humanos como Sus Mensajeros?





La creencia en los profetas es uno de los fundamentos de la fe musulmana. El Islam enseña la forma razonable, y por ende veraz, de creer en los profetas. Ellos son seres humanos, nada más ni menos, no es lógico que tengan otra naturaleza como la de los ángeles, como decían algunos en los tiempos pasados, forma de pensar a la que Al-lah responde mencionándonos en el Corán (lo que se interpreta en español): {Si hubiéramos enviado un ángel (en lugar de un hombre), le habríamos dado apariencia humana y hubiéramos hecho que lo confundiesen.} [Corán 6:9] Si Al-lah mandase un ángel como mensajero, ¿de qué forma le hablaría a la gente?, ¿de qué manera se les presentaría? Tomaría la apariencia de un se humano, y qué gracia tendría entonces… Así, los profetas son de naturaleza netamente humana. Además, un profeta tiene como misión central el ser un ejemplo práctico del mensaje que enseña para la humanidad, para que le sirva de guía; si fuera un ángel, ¿cómo podría ser ejemplo para los hombres? Son naturalezas totalmente diferentes. Entonces, es necesario que sea un humano, que viva como vivimos, que coma como comemos, que sienta como sentimos, que tenga nuestras mismas necesidades; así, cuando tenga hambre y tenga la oportunidad de saciarla por el camino del Haram, se abstenga, dándonos de esta manera el ejemplo





Al-lah los apoyó con milagros





Otro punto importante que debemos resaltar es que un profeta, al divulgar su mensaje a la gente, debe presentarles pruebas que acrediten que efectivamente es un enviado de Al-lah, dichas pruebas son como la cédula o pasaporte que esclarece nuestro país de procedencia. Así, las  pruebas aseguran que el mensaje que trae proviene de Al-lah. Musa (Moisés), la paz sea con él, fue enviado con su mensaje al Faraón; pero este lo rechazó, lo intimidó y lo amenazó; Musa, sorprendido de está actitud, le dice: “¿Me rechazas aunque te traiga evidencia?”. Estas pruebas son lo que conocemos como milagros, los cuales son hechos sobrenaturales que no suceden comúnmente, por lo que no están al alcance de nuestra comprensión. Al-lah creó todo el universo y lo que en él hay, estableciendo reglas y leyes que lo sostienen, las cuales son conocidas y estamos acostumbrados a ellas. Al-lah creó a la humanidad a partir de un hombre y una mujer. El fuego quema; si una persona no sabe nadar, se ahoga… pero que un ser humano nazca de una mujer sin la intervención de un hombre, o alguien que es arrojado al fuego no se queme, esto es lo que se conoce como milagro, tal como lo determinamos anteriormente. Pero debe estar bien claro para todos que dichos hechos sobrenaturales, dichos cambios en las leyes de la creación, provienen única y exclusivamente del Creador de todo cuanto existe, Al-lah; no suceden por voluntad del hombre al que Al-lah escogió como su mensajero, pues este profeta no tiene mayor poder que el que Al-lah le da. Y no podemos nosotros extrañarnos que estos milagros pasen, pues Al-lah puede hacer lo que quiera, cuando decide un asunto tan solo dice “¡Sé!”, y eso que decidió es.





Ahora bien, estos milagros que son dados por Al-lah a sus profetas como evidencia de la veracidad del mensaje que les encarga divulgar, deben ser acordes a la realidad y conocimiento de la gente a la que se los muestra para que los entiendan. Musa fue enviado con milagros, tales como la conversión de su bastón en serpiente, a un pueblo (el egipcio) que hasta nuestros días es conocido por su habilidad en la hechicería. Dice Al-lah en el Corán (lo que se interpreta en español): {Entonces arrojó su vara, y se convirtió en una serpiente real, luego introdujo su mano por el cuello de su túnica y al retirarla ante todos los presentes, estaba blanca y resplandeciente. Dijo la nobleza del pueblo de Faraón: en verdad, él es un brujo experto…} [Corán 7:107] Así, cuando le acusaron de brujería, reunieron a los hechiceros de Egipto más expertos. Ellos conocían bien qué era la brujería, así que cuando vieron lo que Musa les presentó, inmediatamente supieron que no se trataba de brujería y mucho menos de hechicería; sino que era la verdad de Al-lah, un milagro…





El Corán, el principal milagro del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam





El mayor de los milagros que se le haya dado a un profeta es el que Al-lah concedió a Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam: el Corán. Este no fue el único como muchos piensan, pues Al-lah le dio más pruebas. Llegó a su pueblo con un milagro acorde a su conocimiento, sus contemporáneos habían llegado al máximo conocimiento en cuanto al idioma; si analizamos la poesía pre-islámica, encontramos exquisiteces idiomáticas formidables, así que el Corán les presentó un reto: el idioma. Por eso encontramos que algunas Suras inician con letras del alfabeto que no forman ninguna palabra, desafiando a sus detractores a que, si dicen que el Corán es producto de la mente humana, con esas letras con las que está compuesto, que ellos mismos conocen, traten tan siquiera de igualar un versículo en cuanto su contenido y composición idiomática, reto que se mantiene hasta el Día Final. Se ha hecho muchos intentos, pero todos han fracasado. Por tanto, este Libro es una prueba de que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, es un Mensajero de Al-lah, y que el mensaje que enseña proviene del Altísimo. El Corán, no es solamente un milagro en la parte lingüística, todo su contenido es sobrenatural, su significado, sus aportes científicos, su fuerte relación con el corazón y el alma humana; y, SubhanAl-lah, ya pasaron más de 14 siglos desde su revelación y sigue tal como Al-lah lo envió, lo recitamos hoy como fue recitado con anterioridad por el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y sus compañeros. El Corán sigue motivando al ser y conmoviéndolo, por medio de él es que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, pudo constituir la mejor de todas las naciones de la nada





 



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