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Al-lah Todopoderoso nos Ha Dado un remedio para cada enfermedad, siendo la apatía una de las enfermedades espirituales más graves, ya que si no la notamos puede provocar que la persona afectada se desvíe e incluso puede arrastrarla hasta la destrucción total. Por lo tanto, el tratamiento es algo muy importante y se sirve de todos los medios necesarios para prevenir que esta enfermedad se dé o para erradicarla en caso de que ya se haya desarrollado. A continuación veremos algunos de los medios más importantes que nos pueden servir para dichos fines:





-Evitar las causas que desembocan en esta enfermedad, lo cual es el factor más crucial para ayudar a salvaguardar a una persona del mal. Además, es necesario estar conscientes de la gravedad de esta enfermedad y de lo que significa evitarla a través de medidas precautorias o de un tratamiento en forma.





-Suplicarle a Al-lah Todopoderoso y Pedirle ayuda, puesto que Él Es quien Responde las plegarias de los afligidos y aquel que sufre de pesadumbre espiritual y teme la destrucción se encuentra en un estado de gran angustia. Además, debemos buscar la ayuda de Al-lah en todas las circunstancias, ya que el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, le ordenó a Mu’ath, que Al-lah Esté complacido con él, decir al final de cada oración: “Al-lahumma a’inni ‘ala zikrika wa shukrika wa husni ‘ibadatik (Oh Al-lah, Ayúdame a recordarte, agradecerte y adorarte de manera perfecta.)”





-Mejorar, renovar y preocuparnos por incrementar nuestra fe intensificando los actos de adoración, dado que esta es la provisión verdadera del creyente que alivia su sufrimiento en el difícil camino al Paraíso.





-Tener confianza en la vigilancia de Al-lah Todopoderoso y recordarlo más seguido. Esto requiere temerle, glorificarlo, amarlo e implorarle, así como creer en Su sabiduría y omnipotencia. Al invocar a Al-lah, nuestro corazón se tranquiliza; pero tal vez el acto más noble de todos es fortalecer nuestro nexo con El Corán recitándolo frecuentemente, entendiéndolo, considerándolo y poniéndolo en práctica. Asimismo, es necesario usarlo como parámetro y decidir en todas las cuestiones y disputas bajo su autoridad, seguramente que quien no se guie por El Corán se extraviará gracias a sus deseos.





-Sinceridad y piedad. Al-lah Todopoderoso Dice (lo que se interpreta en español): “¡Oh, creyentes! Si teméis a Al-lah, Él os Concederá la guía y el conocimiento con el que podréis discernir [lo verdadero de lo falso].”[Corán 8:29]





-Purificar los corazones de hostilidades, rencores, celos y malos pensamientos de los demás; esto ayuda a que se abra el corazón y a preservar su integridad.





-Búsqueda del conocimiento, ya que es muy importante asistir a pláticas de religión y a grupos para recordar a Al-lah. El conocimiento es el camino que nos lleva a conocer y temer a Al-lah Todopoderoso, y es la provisión de nuestro corazón.





-Ser moderado al adorar y realizar obras buenas.





-Organizar nuestro tiempo y pedirnos cuentas a nosotros mismos constantemente.





-Adherirnos a la sociedad musulmana y fortalecer los lazos de hermandad.





-Mantenernos en contacto con quienes podrían estar sufriendo de apatía para ayudarlos a que no caigan en el mal camino.





-Educar de acuerdo a la metodología comprehensiva del Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, la cual es un buen medio para combatir la languidez.





-Llevar a cabo muchas buenas obras, pero no siempre las mismas. Recordar a Al-lah, recitar El Corán, orar, leer libros benéficos, estimular el bien, prohibir el mal, ayudar a otros a satisfacer sus necesidades, dar alivio al afligido, son solamente unos cuantos ejemplos.





-Seguir el paradigma de los Profetas, la paz sea con ellos, y de los predicadores sinceros en términos de entusiasmo, puntualidad, rectitud, firmeza, nobleza de objetivos y determinación. La principal preocupación del musulmán debe de ser el Paraíso, y su principal objetivo buscar complacer a Al-lah Todopoderoso mediante una adoración continua hasta el día de su muerte.





-Acordarnos de la muerte frecuentemente, temer una mala muerte, visitar tumbas y a personas agonizantes. Esto hace que el musulmán se arrepienta inmediatamente, que su corazón se sienta conforme y su cuerpo anhele adorar. Por otro lado, olvidarnos de la muerte hace que adoptemos una actitud opuesta a la mencionada.





-Recordar el Paraíso y el Infierno y leer las descripciones de estos recintos en El Corán y la Sunna. Esto fortalecerá la determinación del musulmán y agudizará su resolución.





-Incrementar el número de buenas obras y seguir llevándolas a cabo, evitando la desidia. Esto es especialmente importante en cuanto a los actos de adoración rutinarios, ya que quien abandona un acto voluntario es más propenso a abandonar sus obligaciones también.





-Ser pacientes y entrenar para ello. Sin lugar a duda, el camino del conocimiento, la adoración y el llamado a Al-lah es largo, agotador y lleno de problemas y dificultades. Pedimos la ayuda de Al-lah Todopoderoso para que nos Permita mantenernos firmes en Su religión y que nos Conceda un buen final.





Existen muchas causas de apatía, y estas varían en importancia. Algunas de dichas causas son la falta de sinceridad al obrar, la ostentación y la falta de conocimiento religioso que hace que la persona ignore la recompensa por nuestras acciones y la virtud de la paciencia. También, estar atados a la vida terrenal y olvidarnos del Más Allá, tal vez debido a que prestamos obediencia o nos hallamos ocupados con nuestro cónyuge y vástagos, lo cual nos lleva a descuidar muchos actos de obediencia, y si no prestamos atención puede llevarnos incluso a malinterpretar la religión misma. Esto podría sonar extraño, pero lo que es aun más raro es que alguien logre comprender la naturaleza de esta religión y pruebe la dulzura de la fe pero después deje de luchar por desarrollarlas. Otras causas aparte de las ya mencionadas: cometer pecados y acciones malévolas y hacer uso de dinero mal habido.





En cuanto a los motivos por los que los llamadores al Islam pueden caer presa de la apatía, hay muchas razones:





-Falta de claridad en cuanto a los objetivos detrás de propagar el Islam, los cuales son: buscar la satisfacción de Al-lah Todopoderoso, liberar a otros de la esclavitud ante otras entidades  aparte del Señor del Universo, y establecer la religión de Al-lah en la tierra.





-Falta de fe en los propósitos o los medios empleados para convocar al Islam.





-Extremismo que lleva a la persona a la desesperación y a abandonar su trabajo.





-Aprehensión dados los numerosos impedimentos y obstáculos en el camino del llamamiento al Islam y de sus predicadores, con los que Al-lah Todopoderoso Ha Probado antes a todos los voceros del Islam que nos han precedido.





-Independencia y reclusión que desembocan en infelicidad y aburrimiento.





-Adoptar métodos limitados de difusión, sin considerar nuevos medios que podrían resultarnos de ayuda en transmitir nuestro mensaje a la gente mientras se retienen al mismo tiempo los principios y el espíritu del llamamiento al Islam. Por ejemplo, alguien podría evitar cambios en su manera de abordar a alguien, mientras que debemos dirigirnos a las personas en una manera que sea adecuada según su nivel intelectual y el medio que prefieran: auditivo, impreso u otros. Del mismo modo, a veces no hay cambio alguno en la manera de dar pláticas de reconocimiento o sobre El Corán en términos de lugar y medios usados.





-Olvidar que la enemistad con Satanás es ininterrumpida.





-Ignorar el reto que los incrédulos representan para los musulmanes y como se sirven de cualquier medio para alejarnos de nuestra religión y como idean complots en nuestra contra.





-Las ilusiones y susurros demoniacos que siembran el miedo y dudas en el corazón del llamador al Islam, haciendo que cuestione la sensatez del camino que sigue.





Además de las causas previamente mencionadas existen otras enfermedades del corazón: la envidia, la desconfianza en los demás, el odio, el amor a la fama, la arrogancia y la negligencia en ejecutar los actos de adoración (tales como las oraciones cotidianas y recordar a Al-lah Todopoderoso). Asimismo, la apatía podría derivarse de creer que la victoria está fuera de nuestro alcance, ya que siempre esperamos resultados inmediatos y carecemos de estabilidad porque no tenemos sentido de la orientación y dejamos nuestro trabajo sin completar y nos dedicamos a otras actividades; además de que nos fijamos en quienes tienen menos conocimientos y no se dedican tanto a adorar, debilitando así nuestra propia moral y socializando con quienes desean la vida terrenal y permitiendo que nos afecten de manera negativa.





Efectivamente, solo quienes son protegidos por Al-lah Todopoderoso están a salvo de estas cuestiones y de caer en la apatía al enfrentarse ante la indiferencia.





Una vez que el alma ha sido purificada de sus deseos más abyectos y ha sido embellecida con obras bondadosas y virtud, se requiere que la persona se enfoque en su manera de llevar a cabo sus deberes religiosos y acciones favorables, absteniéndose de lo prohibido y de las cuestiones detestables.





Así, aun si la persona hace algo permitido, es esencial asegurarse de que sus intenciones sean puras, ya que la pereza y la negligencia son parte de la naturaleza humana. El Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “Todo acto de adoración y obediencia es testigo de una etapa impetuosa seguida por un estado de desidia. Quien se mantenga dentro de los límites de mi Sunnah aun en los tiempos de dejadez, prosperará. De lo contrario, irá camino a la ruina.”





Ibn Al Qayyim, que Al-lah lo perdone, dijo en su libro Madariy As-Salikin: “Es inevitable que los creyentes pierdan la pasión; pero si aun durante esos periodos la persona se apega a lo correcto y se mantiene firme sin descuidar sus obligaciones ni cometer cosas ilícitas, se espera que tarde o temprano vuelva a un estado que quizás sea incluso mejor que en el que se encontraba previamente.”





Grados de apatía





Basándonos en lo anterior, es inevitable que todos experimentemos periodos de languidez y apatía. No obstante, la apatía puede clasificarse en los siguientes tipos:





1. General: Tiene impacto en todos los actos de adoración y siembra un rechazo intenso hacia los mismos. Es el tipo más peligroso de apatía y es el estado en que viven los hipócritas.





2. Específica: Se caracteriza por la laxitud hacia ciertos actos de obediencia junto con la falta de deseo de los mismos, pero sin odio. Este es el estado en el que muchos musulmanes inmorales se encuentran.





3. Física: A veces existe el deseo de llevar a cabo buenas obras, pero es opacado por un sentimiento de hastío y falta de interés; y así es como son muchos musulmanes. El peligro aquí yace en el hecho de que el tiempo sigue su curso y la persona desperdicia su vida sin hacer nada de beneficio. Lo que es aun más peligroso es si el estado de la persona se deteriora y esta cae a un nivel aun más bajo y acaba siendo como los hipócritas desatendiendo así sus obligaciones y otras obras de bien.





Es por tal razón que incluso el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, solía buscar refugio en Al-lah Todopoderoso de la debilidad y la pereza todas las mañanas y todas las noches; y además les enseñaba a sus Sahabah (discípulos), que Al-lah Esté complacido con ellos, a hacer lo mismo. Igualmente, cuando los creyentes fueron lentos en responder al llamado para el Yihad, Al-lah Todopoderoso se los Reprochó y los Instó a que se apresuraran y compitieran entre sí por hacer obras buenas, motivándolos con descripciones de las recompensas que aguardan a los precursores de la fe.





 





La apatía y quienes convocan al Islam





La languidez es una enfermedad que nos afecta a todos, sin importar nuestro grado de fe. A pesar de esto, es particularmente alarmante si afecta a quienes llaman a otros hacia Al-lah Todopoderoso o a quienes buscan el conocimiento. Por lo tanto, es necesario evitar la apatía por todos los medios y combatirla de inmediato si llegamos a caer en sus garras.





Puesto que prevenir es mejor que lamentar, debemos adoptar el hábito de poner atención para poder mantenernos alejados de cualquier síntoma de apatía que pueda llevarnos a la ruina poco a poco. Si eso llegase a suceder, el remedio y la cura serían muy difíciles de lograr. Las enfermedades del corazón son como las plantas: es fácil arrancarlas de raíz en las primeras etapas, pero una vez que crecen y echan raíces en la tierra, es necesario recurrir a hombres fuertes y a herramientas para poder sacarlas.





Además, el corazón enfermo presenta síntomas simples, pero si los dejamos sin tratamiento acaban por asfixiar a la persona volviéndose un problema crónico e incurable. Es por eso que en nuestro papel de voceros de Al-lah Todopoderoso se nos pide que nos examinemos a nosotros mismos y que sopesemos nuestra condición; si hay algún signo de apatía debemos buscar la causa inmediatamente y tratar de resolverla.





Aspectos de la apatía





La apatía se manifiesta de muchas maneras, entre ellas:





-Sentimiento de letargo y falta de interés en cumplir con los actos de obediencia.





-Negligencia en recordar a Al-lah Todopoderoso y en recitar El Corán.





-Dureza de corazón a tal punto que este no se siente conmovido por las aleyas coránicas ni por sermón alguno.





-Indiferencia en desobedecer y permitir que eso se nos vuelva costumbre.





-Falta de responsabilidad y de conciencia de que se nos ha confiado algo sumamente valioso.





-Falta de entusiasmo por difundir el Islam





-Debilitamiento de los lazos de hermandad entre quienes deberían amarse mutuamente por la causa de Al-lah Todopoderoso.





-Preocupación profunda por la vida mundana e indulgencia en sus placeres a costa de realizar obras buenas.





-Conversaciones inútiles, envolviéndose más frecuentemente en disputas y en elogiarse a uno mismo.





-Provocar problemas.





-Ocuparse de asuntos sin importancia descuidando cuestiones serias y benéficas que sirven a la Ummah.





-Debilidad en la fe e indiferencia hacia transgredir las órdenes de Al-lah Todopoderoso.





-Pérdida de tiempo.





-Muestra de falta de disposición para asumir responsabilidad, evitando trabajo serio y sumergiéndose en cambio en cuestiones que carecen de objetivo.





-Conducta caótica en el trabajo.





-Critica de cualquier cosa positiva.





-Posponer las buenas obras.





APATIA...





Causas da apatia e o remédio para isso


Qual é a melhor solução para a apatia na fé, depois que a pessoa costumava temer a Allah, e então, tornou-se apático e já não pode ler o Alcorão?


تم النشر بتاريخ: 2018-07-05


Todos os louvores são para Allah.





Existem diversas causas de apatia e antes de lidarmos com o problema temos que parar e descobrir as causas. Existem várias maneiras de descobrir a causa e lidar com a apatia.





Algumas das causas são: uma relação fraca com Allah, preguiça na adoração, ficar em companhia de pessoas descuidadas, distrair-se por este mundo e seus deleites, e não pensar sobre o fim deste mundo e as consequências de estar mal preparado para encontrar Allah.





Quanto a como tratar o Muçulmano que tem sido afligido pela apatia na adoração, existem várias maneiras de fazê-lo, incluindo as seguintes:





1 – Reforçando sua relação com seu Senhor, ao ler o Alcorão e ponderar sobre seus significados, compreendendo a grandeza de Allah ao constatar a grandeza de Seu Livro, pensar sobre a grandeza de Seus nomes e atributos e ações.





2 – Oferecer orações naafil (voluntárias) regularmente e persistir em fazê-lo, ainda se forem poucas, porque uma das grandes causas do Muçulmano se tornar apático é quando começa a fazer atos de adoração e faz muitos no começo. Este não é o jeito do Profeta (que a paz e as bênçãos de Allah estejam sobre ele) e não é o que ele aconselhou sua ummah a fazer. ‘Aisha (que Allah esteja satisfeito com ela) descreveu suas ações como contínuas, ou seja, ininterruptas ou infrequentes. E o Profeta (que a paz e as bênçãos de Allah estejam sobre ele) nos disse que, “As mais amadas das ações para Allah são aquelas que são feitas persistentemente, mesmo se forem poucas.” Se um Muçulmano não quer ser afetado pela apatia, então que ele se esforce para fazer uma pequena ação persistentemente, porque isso é melhor do que fazer muitas raramente.





3 – Esforçar-se para se manter em companhia de pessoas virtuosas e ativas. Um homem que é energético (em adoração e atividades islâmicas) te fará mais ativo e pessoas preguiçosas não gostam de companheiros ativos. Então, procure por amigos ativos que se esforçam para memorizar o Alcorão, buscar o conhecimento e chamar as pessoas para Allah. Amigos como esses te encorajarão a adorar e lhe mostrarão o caminho para as coisas boas.





4 – Leia livros que contenham a história de pessoas ativas, assim você terá bons exemplos em sua jornada rumo à Allah. Por exemplo, ‘Uluw al-Himmah do Shaikh Muhammad ibn Ismaa’il al-Muqaddim; Salaah al-Ummah fi ‘Uluw al-Himmah do Shaikh Sayid ‘Afaani. 





5 – Nós te aconselhamos a fazer du’a, especialmente na última parte da noite. Aquele que se volta ao seu Senhor e procura Sua ajuda para permanecer firme em adorá-Lo e para adorá-Lo bem jamais será decepcionado





Pedimos que Allah te ajude a fazer aquilo que O agrada e para guiar-te aos melhores comportamentos, palavras e obras.





 



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