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Los preparativos





Algunas personas observan la Hégira como buenos recuerdos que se renuevan cada año, mientras que los sabios y los juiciosos ven que este acontecimiento es una victoria que se agrega a la cuenta de los creyentes, escapando de la vida de la injusticia y la opresión hacia la vida libre y noble, y convirtiéndose en el comienzo de una nueva etapa del conflicto entre el Islam y la incredulidad y entre la verdad y la falsedad, hasta llegar a ser un acontecimiento con el que los musulmanes cuentan sus días y su historia.





Para destacar la importancia del suceso, y para comprender sus dimensiones, debemos regresar más de diez siglos atrás, precisamente al año 13 del inicio de la profecía, cuando los grupos de creyentes pudieron salir de la Meca, y vencer las dificultades y los obstáculos que Quraysh les había puesto para impedirles llegar a la tierra de Medina, con el fin de encontrarse con sus hermanos Al Ansar,que les recibieron con mucha alegría y magnanimidad. Éstos les abrieron sus corazones antes que sus casas, y desde luego este hecho provocó satisfacción en sus almas. Sólo permanecieron en la Meca un pequeño grupo de creyentes, entre ellos estaban los débiles, los indecisos y los prisioneros.





En ese momento la gente de Quraysh sintió los peligros que le esperaban, reconociendo que no había podido controlar la situación ni podría revertirla a su primer estadío, excepto parando de cualquier modo la Hégira del Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam.





Por eso, realizaban conspiraciones en clandestino para matar al Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, pues un jueves del mes de Sáfar los incrédulos se reunieron en la casa de An-Nadwah para elegir la manera perfecta de realizar su objetivo. Algunos decidieron matar al Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, otros creyeron que lo mejor era apresarle y atarle, y otros preferían alejarle y expulsarle. Finalmente, acabaron por elegir la opción de matarle, pero de tal manera que los hijos de Hashim fueran incapaces de vengarse.





Entonces seleccionaron a los mejores jóvenes de cada tribu de Quraysh, para matar al Profeta todos a la vez y así su sangre se dividiría entre las tribus. Así el clan de los hijos de Hashim no podría combatir al resto de la tribu por la deuda de sangre, y no tendrían sino sólo una opción que sería la de aceptar la indemnización. Al-lah, el Exaltado, Dice (lo que significa en español): {Y cuando los que se niegan a creer urdieron contra ti para capturarte, matarte o expulsarte. Ellos maquinaron y Al-lah también maquinó, pero Al-lah es el mejor de los que maquinan.} [Corán: 8:30 





Pero Quraysh no supo que Al-lah, Glorificado Sea, Había dado el permiso a Su Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, para llevar a cabo la Hégira a Medina, pues mientras planificaban y perfeccionaban su conspiración, el Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, se preparó para viajar, yendo a escondidas, algo que él no acostumbraba, a la casa de Abu Bakr al mediodía, que Al-lah esté complacido con él, para informarle sobre la decisión de salir de La Meca.





Cuando Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con él, tuvo miedo de no alcanzar el honor de este viaje bendito, pidió el permiso del Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, para acompañarle y el Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, lo aceptó. Entonces Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con él, se puso a llorar por el exceso de alegría, y había ya preparado dos camellos estando listo para la Hégira. Cuando el Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, le informó del horario de la salida, se levantó inmediatamente y contrató a un hombre incrédulo de Banu Al Dail llamado ‘Abd Al-lah ibn  Uraiqit, para darle los dos camellos de viaje para que los guardara, y acordaron encontrarse en la cuervade Zawr después de tres noches. Por otra parte, ‘Aa’ishah y su hermana Asma’, que Al-lah esté complacido con ellas, prepararon el equipaje, la comida y la bebida poniéndolas en una bolsa. Asma’, que Al-lah esté complacido con ella, cortó su ropa en dos partes para atar con una parte la comida y con otra la botella de agua, y desde ese momento fue denominada con Dhat An-Nitaqain (que tiene dos cintos).





El viaje hacia Medinah





Los sucesos transcurrían rápidamente, y el momento esperado ocurrió. El Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, debía dirigirse en secreto a la casa de Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con él. La cita era por la noche, entonces salieron por una salida trasera de la casa. En este mismo momento, el Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, le ordenó a ‘Ali ibn Abi Talib, que Al-lah esté complacido con él, no viajar con ellos para dar los depósitos y los bienes confiados a la custodia del Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, a sus dueños, además de llevar su manto y dormir en su cama esa noche para engañar a Quraysh.





El Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, y su Compañero, que Al-lah esté complacido con él, tuvieron éxito en escapar de sus manos, y los jóvenes de Quraysh no pudieron entender lo que pasó sino hasta la mañana siguiente, cuando ‘Ali ibn Abi Talib, que Al-lah esté complacido con él, salió hacia ellos llevando el manto del Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, entonces se volvieron locos girando alrededor de él, preguntándole sobre el Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, pero él hizo como si estuviera sorprendido y les dijo que ignoraba su paradero. Acto seguido; Quraysh se apresuró en dirigirse a la casa de Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con él, porque sabían que era su compañero y su amigo íntimo, para que les diera alguna información que condujera a su captura, pero nuevamente fueron sorprendidos con su ausencia, y cuando le preguntaron a Asma’, que Al-lah esté complacido con ella, sobre su padre, ella hizo como si no supiera nada, y por eso Abu Yahl, que Al-lah le Maldiga, le pegó duramente hasta que sus pendientes se cayeron de sus orejas.





Así dieron inicio a los intentos de perseguir al Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, pues se comenzaron a vigilar totalmente todas las salidas de la Meca, anunciando entre los individuos de las tribus que habría una recompensa valiosa para quien trajera a Muhammad vivo o muerto, y cada vez que recibían una información enviaban a alguien para seguir sus huellas, entonces partieron unos grupos al oeste para que, tal vez así, encontraran alguna huella de él.





Pero el Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, con su inteligencia engañó las expectativas de sus perseguidores, ya que no se dirigió directamente a Medina, si no que se dirigió al sur, en dirección contraria, hasta llegar a un monte que fue denominado como "el monte de Zawr" que en su cima tiene una gruta difícil de alcanzar, en la cual pudieron quedarse hasta que todo se tranquilizó un poco. 





Los extremos esfuerzos de persecución realizados por la tribu de Quraysh les permitieron llegar a la gruta de Zawr, y subieron hasta la puerta de la gruta. El peligro se acercaba más y más, pero Abu Bakr , que Al-lah esté complacido con él, escuchó sus voces, por eso dijo: "Oh, Mensajero mío, si alguno mira a sus pies, podrá vernos", pero el Mensajero, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, le respondió tranquilamente, debido a su confianza en Al-lah y dijo: "Oh, Abu Bakr, ¿Qué crees sobre dos personas, cuyo   tercero es Al-lah?", y claro que su confianza en Al-lah fue confirmada, ya que Quraysh descartó la presencia del Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, en ese lugar, y se fue con mucha decepción.





El Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, se quedó tres noches en la gruta, y ‘Abd Al-lah ibn Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con ellos, venía cada día para informarles sobre las noticias de Quraysh, mientras ‘Amir Ibn Fuhairah, que esté complacido con él, venía con las ovejas para que bebieran de su leche y escondía las huellas de ‘Abd Al-lah ibn Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con ellos,  hasta que ‘Abd Al-lah ibn Urayqit vino en la cita acordada y con él las monturas para el viaje.





En la víspera del lunes de mes de Rabi‘ Al Awal partieron todos a Medina tomando el camino de la costa, y siguieron andando todo el día. Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con él, caminaba una vez delante del Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, y otra detrás de él, y otra a su derecha, y otra a su izquierda, por el temor de que Quraysh le hiciese daño, hasta que el sol llegó al centro del cielo, entonces se colocaron debajo de una piedra grande que les protegía del sol.





Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con él, ordenó el lugar con su mano para que el Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, durmiera, y en ese momento un chico que cuidaba su ganado se dirigió a la piedra. Cuando se acercó, Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con él, le dijo: ­"¿a quién perteneces, muchacho?” Dijo que a un hombre de la gente de la Meca, entonces le volvió a decir: "¿tus ovejas tienen leche?", a lo que el muchacho contestó que sí. Entonces ordeñó un poco para el Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, en un recipiente, y bebió hasta que apagó su sed.


En aquel momento uno de los incrédulos pudo ver al Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, desde lejos, y por eso se dirigió rápidamente a Suraqah ibn Malik, y le dijo: "Oh, Suraqah, he visto alguna gente en la costa, y creo que son Muhammad y sus amigos", entonces Suraqah supo que en verdad eran ellos, pero antes de hacer cualquier cosa, quería convencer al hombre de que lo que había visto era una ilusión, para ser él quien ganara la recompensa.





Entonces Suraqah permaneció una hora sentado para que no llamara la atención de quien estaba con él, luego se fue secretamente cogiendo su caballo y su lanza y partió rápidamente. Cuando se acercó a ellos, su caballo se cayó rodando, y Suraqah sintió un mal presagio en el tropiezo. Pero montó el caballo otra vez, y le sucedió lo mismo y entonces su pesimismo aumentó; pero su deseo de lograr la recompensa le hizo olvidar sus obsesiones y sus temores.





Cuando se acercó al Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, los pies de su caballo se hundieron en la tierra hasta las rodillas, y el humo aumentó ascendiendo alrededor de ellos. Así supo que estaban protegidos por Al-lah, por eso les pidió que no le hicieran nada, y les juró que no iba a decir nada a nadie. El Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, le escribió un hoja en la cual se comprometía a darle seguridad y le prometía las joyas de Cosroes, el emperador persa, y Suraqah no mencionó absolutamente nada sobre este asunto, hasta que los emigrados llegaron a Medina.





En su camino hacia la Medina el Mensajero, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, y su Compañero, que Al-lah esté complacido con él, se detuvieron en el hogar de Umm Ma‘bad, y le preguntaron si tenía algo para comer, pero ella se disculpó por no tener sino sólo una oveja delgada que no daba leche. Pero el Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, tomó la oveja y tocó su ubre con su mano y suplicó a Al-lah para que le Diera Su bendición, luego extrajo leche de ella en un recipiente del cual todo el mundo bebió. Este milagro fue la causa de que ella y su marido abrazaran el Islam.


Y este viaje llegó a su fin con sus dificultades y sus acontecimientos, para que el Profeta, sallallaahu  ‘alayhi wa sallam, llegara a la tierra de Medina, donde sus Compañeros, que emigraron antes de él, y sus hermanos (Ansar) se prepararon para recibirle bien en su tierra, pero esto ya es otro asunto.



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