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 La sencillez en los asuntos relacionados con la práctica de la religión se nota en todos y cada uno de los mandatos y prohibiciones realizadas por Al-lah, Glorificado y Exaltado sea, en Su Libro Sagrado, el Corán, y en la Sunnah de Su Enviado y Mensajero, Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam. Este propósito nos fue ordenado por Él para que lo aplicáramos a la hora de cumplir con nuestras obligaciones religiosas y de enseñar el Islam a los demás. Dijo Al-lah, Glorificado y Exaltado sea (lo que se interpreta en español): {Al-lah desea facilitaros las cosas y no dificultároslas} [Corán 2:185]. Esta aleya, conocida como la de la facilidad, viene citada en el lugar donde se menciona el ayuno del mes de Ramadán, específicamente después de la parte donde se aclara que el enfermo y el viajero, no están obligados a cumplir con esta obligación mientras estén enfermos o viajando, por lo difícil que les resultaría en el estado que a cada uno le corresponde, sino que deben reponer los días no ayunados una vez se curen o hayan culminado su viaje, después de Ramadán.





De lo anterior nos asaltan unas cuantas dudas: ¿qué es la facilidad en la práctica de la religión?, ¿cuáles son los parámetros que enmarcan esta facilidad? Y ¿cuándo y cómo aplica dicha facilidad en los asuntos prescritos por la religión? Posiblemente haya quien afirme que si el ayuno hubiese sido ordenado en general para todos medios mes, pues sería más fácil y sencillo de cumplir, o si no se hubiera mandado a ayunar, entonces no habría dificultad alguna para el ser humano y por lo tanto, las cosas serían aún más fáciles. Pues no, no es este el entendimiento correcto de lo que es la facilidad en la practica del Islam. No se trata de anular las obligaciones establecidas para que ya no haya más dificultad en la vida de la persona.





Al-lah, Glorificado y Exaltado sea, envió a Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, como misericordia para toda la humanidad, por ello, el mensaje que le reveló y mandó transmitir se enmarca en la misericordia completa y suprema para con toda la creación en cualquier época en la que se viva. El Islam contempla todo lo que necesitamos en nuestras vidas, pero para lograr suplir estas necesidades hay que esforzarse y el esfuerzo es en sí ya una dificultad. Por lo tanto, el Islam busca facilitarle a la gente el esfuerzo que realizan para alcanzar los objetivos que se proponen, en pro de suplir sus necesidades. Este es el comportamiento correcto y razonable de lo que es la facilidad en asuntos de religión.





Encontramos así que en cuanto al cumplimiento de la práctica de la religión el Islam prohíbe el fanatismo y el integrismo. Es por eso que hallamos que en los momentos en los que algún musulmán pretende extralimitarse en la aplicación de algunas de las formas de adoración, el Islam les recuerda los límites de la tolerancia y la facilidad. El mismo Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, lo enseñó cuando fue ordenado el Hayy, la peregrinación mayor, dijo: “Gente, se le ha ordenado hacer el Hayy, así que vayan a hacerlo”. Uno de los presentes le preguntó: “¿hay que hacerlo todos los años?”, pero él permaneció en silencio. Cuando ese hombre le preguntó lo mismo por tercera vez respondió: “Si les dijera que sí, entonces tendrían que hacerlo cada año, pero les sería imposible cumplir con esa disposición. Bástense con lo que les he enseñado, porque en verdad, la razón por la que se perdieron y desviaron los seguidores de los Profetas anteriores a mí, fue el exceso en las preguntas que su gente les hacía y el rechazo de muchas de sus enseñanzas. Así que cuando les mande alguna cosa cumplan con ella de la mejor manera que sus posibilidades se lo permitan y cuando les prohíba algo, pues aléjense de ese asunto” [Muslim].





Dijo el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam: “No se hagan difíciles las cosas a ustedes mismos, pues pueda ser que Al-lah se las dificulte en realidad. Hubo gente que lo hizo y Al-lah les complicó todo. Sus vestigios quedaron en grutas, silos y monasterios, en donde innovaron asuntos que no les fueron revelados ni ordenados” [Abu Dawud].





 





En el Islam no hay cabida para el fanatismo ni para aquellos que quieren dificultarse a sí mismos y a los demás la practica de la religión. El Enviado de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “Quien sea Imam de un grupo de personas en la oración que la haga corta, puede ser que entre los orantes haya quien esté enfermo, sea débil o tenga alguna urgencia que cumplir” [Bujari]. Esto lo recomendó tanto el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, que incluso describió a quien alargara la oración cuando dirigía a un grupo de orantes como alguien que quiere generar discordia en la gente. Cuando Mu’adh, que Al-lah esté complacido con él, leyó en una sola Raka’a de la oración todo el Sura de Al Baqarah (la vaca, el segundo en orden), razón por la cual uno de los orantes lo acusó ante el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, este le dijo: “¿Quieres crear discordia entre la gente y alejarla de la religión!”.





Este era un modelo de vida que el mismo Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, aplicaba en todo asunto. Él escogía siempre lo más sencillo y eso fue lo que ‘A’ishah, que Al-lah esté complacido con ella, nos relató cuando dijo: “Siempre que se le daba a escoger entre dos asuntos al Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, él escogía el más sencillo, desde que eso no implicara caer en un pecado”.





El Enviado de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, pidió a sus seguidores que fueran ecuánimes y que no se extralimitaran, además los previno de caer en este mal, dijo: “Faciliten las cosas, no se las compliquen a la gente en temas de religión. Denle buenas noticias y no la hagan huir del Islam” [Bujari]. En este sentido encontramos que el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “Por cierto que la religión es fácil de aplicar. No hay nadie que quiera hacer los asuntos relacionados a la practica del Islam difíciles sin que esta actitud termine perjudicándolo. Así que sean moderados y traten de cumplir con sus obligaciones de la mejor forma dentro de sus posibilidades” [Bujari].





Hay personas que piensan que complicándose la vida, excediéndose en la practica de la religión, van a tener más mérito y recompensa. La verdad es contraria a lo que estas se imaginan, pues con actos sencillos se puede ganar más recompensa y virtud que haciendo practicas complicadas. Ibn ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, relató que Yuwairiah, que Al-lah esté complacido con ella, dijo: “El Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, salió de donde ella se encontraba después de la oración del Fayer. Regresó a la media mañana y la encontró sentada en el mismo sitio donde había rezado. Al verla le preguntó que si había estado allí todo el tiempo que él estuvo ausente, a lo que respondió positivamente. Entonces le dijo: “Mientras que estuviste aquí sentada todo este tiempo, yo pronuncié cuatro frases tres veces que si las comparáramos con todo lo que dijiste en toda la mañana haciendo recuerdo de Al-lah, ellas serían mas beneficiosas y con mayor virtud. Estas palabras son: Subhanal-lahi wa bihamdihi ‘adda jalquihi wa rida nafsihi wa zinati ‘arshihi wa midada kalimatihi (Glorificado sea Al-lah en Su alabanza, tanto como el número de Su creación, como a Él le complace, como el peso de Su Trono y como la tinta necesaria para la escritura de Sus Palabras)” [Muslim].





Este Hadiz señala algo de mucha importancia, siempre que el musulmán se apegue a la Sunnah del Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, encontrará los asuntos de la religión fáciles, es más, encontrará que con pocas acciones, que fueron establecidas por él, logrará grandes méritos y recompensa. Un grupo de los Sahabah, que Al-lah esté complacido con todos ellos, solía decir: “Hacer poco, pero en base a la Sunnah es mejor que muchas obras inventadas e innovadas”.





La facilidad y sencillez en la practica religiosa también implica que Al-lah, Glorificado y Exaltado sea, no impone una carga sobre los hombros de sus siervos que estos no puedan soportar. Es así que lo que para muchos es difícil, para aquel que se apega a lo establecido por Al-lah y Su Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, Él, Glorificado y Exaltado sea, le hace sentir que es fácil de cumplir, es más, le genera en su interior el sentido de plenitud y satisfacción al cumplir con sus obligaciones hacia su Creador.



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