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Ninguno de los grandes movimientos intelectuales y culturales de Occidente, como el Renacimiento, la reforma protestante, la época de la Iluminación del siglo XVIII d.C., y el romanticismo del siglo XIX d.C., no podrían haber sido posibles sin la conexión europea con el pensamiento y cultura islámica, y el impacto del Islam a través de España, el sur de Francia y el sur de Italia.





Stanwood Cobb, escribió lo siguiente: “El Islam, al impactar culturalmente sobre los países cristianos adyacentes, fue el creador virtual del Renacimiento en Europa”.





 





“Fue el Islam el que transformó la Edad Media, la Europa intolerante, por una Europa nueva y moderna, racional, humanista, tolerante y científica. La libertad de pensamiento y expresión eran desconocidas en la Europa medieval dominada por la iglesia católica, ¡la especulación científica era un tabú!” (Contribución Islámica a la Civilización).





 





El Renacimiento marcó el inicio de una nueva fase en la civilización, donde pasaron a existir un nuevo pensamiento y cultura. El impacto de la civilización islámica en Europa, puso los cimientos para una nueva y moderna civilización en Occidente. Surge la pregunta acerca de cómo ocurrió este gran cambio en Europa. La teoría popular (la cual carece de bases históricas), la cual sostiene que con la toma de Constantinopla por los turcos en el año 1453 d.C. los estudiosos griegos llegaron a Italia, y que con ellos la era de la luz y del aprendizaje comenzó, es rechazada por todos los estuAl-lahos honestos de Occidente.





 





El distinguido historiador Robert Briffault, en su famoso trabajo The Making of Humanity’, escribió: “La luz que revivió una vez más a la civilización, no surgió de las cenizas de la cultura greco-romana que permanecen entre las ruinas de Europa, o de los muertos vivientes del Bósforo (el Imperio Bizantino). No vino del norte, sino de los invasores del sur del imperio, los Sarracenos. Fue bajo la influencia del reavivamiento cultural árabe y moro, y no en el siglo XV, que el Renacimiento real tuvo lugar. España, y no Italia, fue la cuna del renacimiento de Europa”.





 





El periodo entre finales del siglo X y el siglo XII d.C., estuvo marcado por el dominio del pensamiento y la civilización árabe en el sur de Europa.





 





“Los grandes logros de la antigüedad se debieron al genio occidental griego” - escribió George Sarton, un distinguido historiador -; “los grandes logros de la Edad Media se debieron al genio oriental musulmán. Durante este periodo (1100 – 1250 d.C) el Occidente fue asimilando al Oriente”.





 





“Fue entonces – continúa Sarton - que las culturas en conflicto se acercaron una a la otra, especialmente la cristiana y la musulmana, y que esa interpenetración constituyó el sólido núcleo de la nueva Europa”.





 





El punto de vista de Sarton fue apoyado por Condorcet, uno de los más brillantes pensadores de la época francesa de la Razón y la Iluminación, quien reconoció la deuda europea a los árabes musulmanes en estas palabras: “Ellos (los árabes) tradujeron y estudiaron los trabajos de Aristóteles: ellos cultivaron la astronomía, la óptica y varias ramas de la medicina, enriqueciendo estas ciencias con nuevas verdades. A ellos les debemos la propagación del uso del Álgebra. Con los árabes la ciencia fue libre, y esta libertad fue a causa de su éxito en revivir algunas chispas del genio griego…La gente aprendió el idioma árabe, leían escritos árabes…”





 





La civilización post-renacentista de Occidente, no es una civilización cristiana. En sus principales ideales y valores, como la dignidad y la racionalidad del hombre, la unidad y la igualdad de la humanidad, el humanismo, el liberalismo, la libertad humana y los derechos humanos, la ciencia, la tecnología y la industria, y, sobre todo, la reglamentación de la ley y la justicia, están más cerca de los ideales morales, sociales y legales del Islam, que de la cristiandad medieval.





 





El Islam afirma la libertad religiosa y ordena los deberes de justicia para todos, sin ningún prejuicio ni odio racial o religioso. La civilización moderna no es más meramente occidental. Todas las naciones, sin distinción de raza ni religión, aceptan y enaltecen en sus constituciones todos los principios democráticos, morales, sociales, económicos y legales de la civilización contemporánea, como se los enaltecen en los estatutos de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.





 





Todos ellos son explícitamente declarados en el Libro Sagrado del Islam, el Corán, y fueron proclamados por el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, en sus enseñanzas y a través de sus acciones, especialmente es su discurso de despedida durante su última peregrinación. Este discurso puede ser considerado la primer carta de los derechos humanos, donde el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, declaró la unidad e igualdad de la humanidad, y puso fin a todas las tradiciones y costumbres primitivas, bárbaras e inhumanas de la época de la ignorancia, como el orgullo tribal, prejuicios, odio y el infanticidio femenino.



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