La Shari’ah Islámica impone a sus seguidores el mantener la cooperación, la solidaridad y unidad de sentimientos y emociones entre ellos, en adición al apoyo mutuo que deben darse ante las necesidades y demás asuntos propios de sus vidas. Por eso, los musulmanes lograron convertirse en una estructura sólida, cuyas partes están tan unidas que la una le da soporte a la otra para que toda la construcción se mantenga firme. Fue narrado por Abu Musa Al Ash’ari, que Al-lah esté complacido con él, que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Un creyente para otro creyente es como un edificio, el uno es apoyo del otro, (como lo son los ladrillos, las bases y las columnas que sostienen toda la estructura del edificio)” [Muslim]. Igualmente encontramos que al aplicar estos mandatos de la Shari’ah, los musulmanes son como un solo cuerpo, si uno de sus miembros padece algún dolor, todos los demás igualmente se afectan y lo sienten. Dijo el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam: “El ejemplo de los creyentes en cuanto a su amor mutuo, afecto y amistad es como el del cuerpo, que cuando un miembro suyo sufre, responde a ello el resto del cuerpo con insomnio y fiebre” . [Muslim]
La amplitud de la solidaridad en Islam
La solidaridad social en el Islam no solamente se presenta en los asuntos que tienen que ver con lo material. Pese a que este es uno de los aspectos más importantes de esta virtud, la solidaridad en la comunidad islámica va más allá, pues busca cubrir todas las necesidades que tenga la sociedad, sean estas individuales o de un grupo, tanto las materiales, como las morales, las intelectuales y las espirituales.
Todas las enseñanzas en el Islam afirman la naturaleza extensa de solidaridad entre musulmanes. Es por eso que la comunidad musulmana es ajena al individualismo, el egoísmo, y la negatividad. La comunidad musulmana, al contrario, vive en una hermandad fiel, en generosidad y ayudándose el uno al otro en rectitud y piedad todo el tiempo.
Generalidad de la solidaridad en el Islam
La solidaridad social en el Islam no se aplica únicamente a los miembros de la nación musulmana, sino que también abarca a toda la humanidad, sin que su religión, creencia y origen sean un impedimento para acercarse a ellos. Al-lah, Ensalzado sea, dice (lo que se interpreta en español): {Al-lah no os prohíbe ser benevolentes y equitativos con quienes no os han combatido por causa de la religión ni os han expulsado de vuestros hogares, pues ciertamente Al-lah ama a los justos} [Corán 60:8]. La base de la solidaridad es la dignificación del ser humano, dice Al-lah, Glorificado sea (lo que se interpreta en español): {Por cierto que hemos honrado a los hijos de Adán, y les hemos facilitado los medios para transitar por la tierra y por el mar; los hemos proveído de cosas buenas y los hemos preferido por encima de muchas otras criaturas.} [Corán 17:70]
Uno de los versos coránicos que definen el marco en el que se maneja la solidaridad en el Islam, es en que Al-lah nos dice (lo que se interpreta en español): {Ayudaos unos a otros a obrar el bien y apartarse del mal, y no cooperéis en el pecado y la trasgresión. Y temed a Al-lah; por cierto que Al-lah es severo en el castigo.} [Corán 5:2]
Al Qurtubi, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “Es una orden para toda la creación el ayudarse el uno al otro en rectitud y devoción. Lo que significa que debe haber reciprocidad entre los humanos para poder establecer la unidad”. Al Mawardi, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “Al-lah, Glorificado sea, ha llamado a la gente a ayudarse los unos a los otros y a realizar esta acción con rectitud y devoción, porque con la piedad se logra la complacencia de Al-lah y con la rectitud se alcanza la complacencia de la gente, y quien tiene la complacencia de Al-lah y la complacencia de la gente es feliz y completamente bienaventurado”.
En el Islam se insta al musulmán a ayudar a la gente necesitada sin hacerla pasar por la vergüenza de pedir para solventar sus necesidades. El musulmán se caracteriza por ser una persona que está pendiente de sus hermanos en la fe y las demás personas, en especial si son sus vecinos, para brindarles el apoyo justo a tiempo y librarlos de la carga que significa solicitar ayuda.
La importancia del Zakat como medio de solidaridad
El sagrado Corán explícitamente ha indicado que hay una porción de la propiedad del rico que debe darse al pobre y al necesitado. Al-lah, Enaltecido sea, dice refiriéndose a una de las características de los creyentes (lo que se interpreta en español): {Que de sus bienes destinan un derecho consabido [el Zakat y las caridades], para el mendigo y el indigente} [Corán 70:24-25]. El Legislador Divino ha establecido la porción que hay que pagar Él Mismo, y no ha dejado esta cuestión para la generosidad del rico o la generosidad del benevolente. Él, Glorificado Sea, no ha dejado el asunto al sentimiento de misericordia que pueda existir en los corazones de los ricos, a sus deseos de ser piadosos y benevolentes o a su amor por filantropía; sino que, para no ser injusto con ninguna de las dos partes, ni con el que da ni con el que recibe, estableció una medida justa que es suficiente para solventar las necesidades de las personas y para preservar los bienes de los ricos al mismo tiempo.
Además, ha señalado con claridad quiénes son las personas o los tipos de ellas que deben ser tenidas en cuenta a la hora de la repartición de los bienes del Zakat, dijo Al-lah (lo que se interpreta en español): {Ciertamente que el Zakat es para los pobres, los menesterosos, los que trabajan en su recaudación y distribución, aquellos que [por haber mostrado cierta inclinación por el Islam o haberlo aceptado recientemente] se desea ganar sus corazones, la liberación de los cautivos, los endeudados, la causa de Al-lah y el viajero insolvente. Esto es un deber prescrito por Al-lah, y Al-lah es Omnisciente, Sabio.} [Corán 9:60]
El Zakat es sumamente importante al ser una de las muestras más evidentes de la solidaridad a la que llama el Islam y la cooperación entre los miembros de una sociedad, ricos, pobres, gobernantes, ciudadanos, mayores y menores. El Zakat enseña que cada uno debe estar pendiente de sus cuentas y, sobre todo, de su vecino, de su hermano en la fe y de sus demás hermanos en la humanidad. Su importancia resalta al ser considerado como uno de los cinco pilares prácticos del Islam. Así, una persona que por rebelión y obstinación niega su obligatoriedad y no cumple con éste, teniendo más de la cantidad mínima que lo hace obligatorio, es un apóstata y no se cuenta dentro de los musulmanes. Al-lah, Exaltado sea, dijo (lo que se interpreta en español): {Toma [¡oh, Muhammad!] una parte de sus bienes [como Zakat] para expurgarles [con ello sus pecados] y purificarles [de la avaricia], y ruega por ellos, que ciertamente tus súplicas les transmiten sosiego, y Al-lah es Omnioyente, Omnisciente.} [Corán 9:103]
Indudablemente, de la misma manera en que las limosnas purifican de la tacañería y la avaricia a quienes las dan, estas donaciones también remueven las rencillas, el rencor y el odio del rico hacia el pobre, los necesitados y menesterosos y viceversa. El Zakat crea una atmósfera de amor, armonía, cooperación y compasión mutua entre los miembros de la sociedad donde es cumplida esta ley islámica.
Por otra parte, cuando la necesidad es apremiante, el Islam permite, a aquellos que tienen cargos de autoridad entre los musulmanes, tomar del dinero del rico lo que ellos consideren suficiente para cubrir las necesidades del pobre, según sus capacidades financieras y teniendo en cuenta evitar cualquier perjuicio que pueda acarrear esta acción al rico; es decir, que no se le puede pedir que dé todo lo que tenga, sino que se le pide sólo una porción de su dinero y se le deja la cantidad necesaria para que pueda seguir manteniendo su negocio, empresa y estilo de vida. No está permitido en la comunidad musulmana que alguna gente duerma con sus estómagos llenos mientras que sus vecinos están con hambre. Toda la sociedad es ordenada a que cooperativamente comparta lo mínimo para apoyar a los necesitados. El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “El que duerme con su estómago lleno sabiendo que su vecino esta con hambre, no creé en mí” [Al Hakim. Al Albani lo certificó como auténtico]. Explicando estas sublimes palabras el Imam Ibn Hazem, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “La gente rica de cada región están obligada moralmente a ayudar a la gente pobre, y el sultán (gobernante) tiene que forzarlos a hacerlo si ellos se niegan. Por lo tanto, el pobre y el necesitado deben tomar la comida necesaria que les sirva para mantener su vida a salvo, la ropa para el invierno y verano, y la vivienda para protegerlos de la lluvia, el verano, el sol y las miradas de los transeúntes”.En el Islam, la solidaridad no solamente busca proveer lo mínimo necesario para que la vida de los más necesitados no se vea amenazada o corra algún peligro, sino que además, pretende ofrecer suficiencia e independencia y, sobre todo, cuidar de su dignidad y evitar la pesadumbre que puedan sentir por su necesidad. A esto se refería el segundo Califa bien guiado y el líder de los creyentes, Omar ibn Al Jattab, que Al-lah esté complacido con él, cuando dijo: “Da limosnas repetidamente y en abundancia, así veas que algunos de ellos, los pobres, tengan cien camellos y más”.
Hadices que mencionan el mérito y la virtud de la solidaridad
Uno de los hadices que llama la atención sobre el mérito que tiene la solidaridad en la comunidad musulmana e ilustra el estatus privilegiado que ocupa en Islam, al señalarse que quien es solidario es parte del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y él es parte de quien cumple con acciones solidarias, es el que fue narrado por Abu Musa Al Ash’ari, que Al-lah esté complacido con él, quien mencionó que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Cuando la gente de la tribu de Banu Ash’ari se quedaba sin provisiones durante las batallas, o cuando la comida de sus familias en Medina se agotaba, ellos recolectaban toda la comida sobrante en una manta y después la distribuían entre ellos equitativamente, midiéndola con un tazón. Por eso, esta gente es parte de mí y yo soy parte de ellos” [Bujari] Ibn Hayar dijo en su libro, Fath Al Bari’: “Es un honor muy grande, pues esto significa que ellos hacían parte del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam”.