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Presentador: “Nuestro orador, hoy es Nouman Ali Khan. Él es la cabeza del Instituto Bayyinah – el programa más grande y de mayor crecimiento de los estudios árabes en el país (Estados Unidos). Anteriormente se desempeñó como profesor de estudios islámicos en el Centro Musulmán, capellán de la Universidad Adelphi, profesor de árabe en el colegio comunitario Nassau y director de educación en Masjidaru-l-Corán. Actualmente, el hermano Nouman está ocupado asegurando el crecimiento y la sostenibilidad de Bayyinah que ha cruzado la valla de los 6000 estudiantes – Alhamdu lillah! Él está involucrado en numerosas traducciones y proyectos de investigación, todo girando en torno al desarrollo del plan de estudios de árabe clásico (que es el lenguaje del Corán), análisis lingüístico y tafsir del Corán. La comprensión del hermano Nouman de la lengua y tafsir ha sido influenciada por numerosos eruditos, y recursos académicos: tanto clásicos como contemporáneos. Él ha mantenido su enfoque en los estudios relacionados al Corán durante un número de años y se considera a sí mismo como un estudiante de nivel intermedio de la lengua y un estudiante principiante del Corán.





Sin más, me gustaría dejarles con el hermano Nouman.”





Nouman Ali Khan: “Assalyamu ‘alaykum wa wa rahmatullahi barakatuhu





Tengo una tarea monumental ante mí hoy para compartir con ustedes, en dos partes – dos partes de esta presentación, con un descanso en el medio – un tema muy amplio. Y me dieron un título diferente antes y pedí que me lo cambiaran a pesar de que el tema es muy similar. Me dieron el título de «Los milagros del Corán» y eso es un título demasiado grande para mí para manejar. Así que lo cambié a «características literarias del Corán» aquellos de ustedes que vieron los materiales de publicidad. Hay una razón por la que he elegido este título y que me gustaría compartir con ustedes el porqué en esta fase introductoria de mi charla. Voy a centrarla alrededor de una cosa. He tomado una parte en árabe, una pequeña parte de la aleya que recité a ustedes en el principio: «haadha balyaaghu li-n-nas» – Allah habla del Corán. Y Él dice: «Esto es un ‘balyaagh’”, y no voy a traducir eso todavía, se trata de un «balyaagh» para la gente, «balyaagh». «Balyaagh» en árabe significa: aquello que llega a otra persona, una comunicación, un comunicado. Este Corán está destinado a llegar a la gente. Se trata de un mensaje a la gente. Ahora, porque Dios lo llama un medio de comunicación o una comunicación, un mensaje. Quiero hablarles hoy primero, acerca de los componentes esenciales de la comunicación. Quiero mantener esto muy muy simple. No voy a tratar de molestarlos con términos gramaticales pesados ​​o terminología árabe, porque esa no es mi intención hoy. Lo que quiero es exponerlos a esta dimensión de una apreciación del Corán que está a punto de perderse por completo, por personas que no son alumnos del Corán y el árabe, que son la mayoría de los musulmanes y, tal vez, a toda la humanidad, adicionalmente. No aprecian una dimensión del Corán que me gustaría destacar para ustedes.





Cuando nos comunicamos, hay esencialmente tres componentes que hay que tener en cuenta. Hay tres aspectos en la comunicación. El primero de ellos es el propio orador. Ya saben, cuando estoy hablando con ustedes esta ya presente, antes de que yo abra mi boca, debido a mi apariencia, mi género, mi edad, todo lo que ven con sus ojos, ni siquiera me han escuchado hablar todavía, pero ya han pasado algún juicio. Ya han sacado algún tipo de conclusión acerca de cómo voy a hablar o de lo que voy a hablar. Piensen de esta manera. Tengo hijos, y, ya saben, cuando la temporada de impuestos viene. Voy a hablar con mis amigos que son contadores y tomo su asesoramiento financiero, lo que sea. ¿Qué pasa si mi hija de seis años de edad viene a mí y me da asesoramiento fiscal? Muy buen asesoramiento fiscal, pero se trata de mi hija de seis años de edad, ¿voy a tomarlo en serio? No. No porque lo que ella diga sea malo, sino porque viene de una fuente que realmente no reconozco como confiable. No espero eso  de ella. Ahora, si un asesor financiero me da exactamente el mismo consejo financiero, o un contador, o un auditor – ¿voy a tomar ese consejo en serio? ¡Claro! Va a cambiar completamente la forma en que percibo la información, por lo que el orador es un gran problema. Les voy a dar un ejemplo más relevante en lo que se refiere a la religión. Mi hija no me da consejos financieros, por cierto. Llegan a una Jutba (Sermón del Viernes). Van a una mezquita – asisten a una Jutba. Llegan ahí un poco tarde, así que no entran en la sala principal. Se sientan afuera, en el lugar donde se dejan los zapatos o algo así. Así que no vieron al Jatib. El Jatib resulto ser un chico joven vestido con pantalones vaqueros y una camiseta, tiene en la cabeza una gorra de béisbol al revés, apenas un poco de barba en su rostro. Y da la mejor Jutba que hayan escuchado en su vida. Las personas que están sentadas en la primera fila, que están escuchando la Jutba, están pensando: «Hombre, yo mejor repito mi oración justo después de que él haya terminado». Y las personas que están fuera, que no lo han visto, que oyeron esta Jutba, ya saben lo que están pensando: «me pregunto, ¿dónde el sheikh estudió?”, “Me pregunto ¿de dónde es?”, “¡Este sermón fue increíble!”, “¿Cuál es el nombre del sheikh?» Porque el que habla, el que habla, sin duda afecta a nuestra manera de entender lo que está diciendo. Este es el defecto del ser humano, pero sin embargo está ahí. ¿Es esto aplicable incluso al Corán? ¡Por supuesto! El Corán, a medida que avancemos, ustedes van a ver, el Corán provocó dos tipos de respuestas – o bien la gente estaba hipnotizada por este libro, y se enamoró de este libro y estaban dispuestos a cambiar toda su vida cuando oyeron hablar de este libro – tuvo ese poder sobre ellos. Por otro lado, había gente que estaba tan molesta con este libro. Tenían un odio tan arraigado por este libro que haría cualquier cosa para evitar que se difunda a través de otras personas. Dos respuestas – no hubo apatía. No hubo nadie que escuchó el Corán y dijo «ah, suena interesante» (con indiferencia) – no, eso no pasó. Hubo siempre una de estas dos respuestas.





Ahora, quiero compartir con ustedes algo sobre esto – sobre «quién habla», componente de la comunicación, brevemente. Saben, en el Corán, Allah dice: «DarabaLLahu mathalyan» – Allah trazo un ejemplo. Sólo para ver si están prestando atención – ¿quién da un ejemplo? Allah. Allah. Entonces, ¿Quién es el orador, por lo tanto? Allah lo es – claro. Allah propone un ejemplo, y por supuesto, si ustedes son creyentes – y les digo: «Les doy un ejemplo». Ustedes dicen: «Ok, sí, buen ejemplo.» Pero si digo que Allah da un ejemplo, que Allah propone un ejemplo, ¿no prestarían más atención? Lo harían. ¿Por qué lo tomamos más en consideración? ¡El orador, Allah! Pero el incrédulo, por otro lado, en el otro lado del espectro, a quienes el Mensajero está comunicando el mismo Corán, si escuchan que Allah propone un ejemplo, ya desintoniza sus oídos. Él dice (el incrédulo): «No quiero oír esto, no quiero oír lo que Dios tiene que decir, ya he oído bastante. Me lo has estado diciendo desde hace una década. No quiero escuchar esto.» ¿Lo entienden? La única razón por la que se niega a escuchar el ejemplo es… ¿qué? El orador. La misma razón por la cual el creyente presta especial atención es la misma razón por la que el incrédulo se verá frenado, ¿entienden? En los versos medinenses de sura At-Tahrim dice “Allah propone un ejemplo”…en los versos medinenses de Al-Baqarah dice “Allah propuso un ejemplo” – «darabAllahu mathalyan».





Pero luego, cuando se llega a Sura Al-Hajj – es una sura mecana (de Makkah o Meca). La mayor parte de la comunicación se lleva a cabo entre el Mensajero y la gran mayoría de las personas que no creen en lo que tiene que decir todavía. Allah les dice: «Ya ayyuha-n-nas» – Gente, ¡escuchen! “Duriba mathalun”, la traducción aproximada al español cuidadosamente sería: «Gente, un ejemplo ha sido dado». Allah dice: «Un ejemplo ha sido dado». ¿Quién ha sido omitido de esta discusión? El orador. No dijo “Allah dio un ejemplo”. ¿Qué dijo? “Un ejemplo ha sido dado”. Él omitió el orador en la oración. ¿Saben por qué? Porque cuando el incrédulo escucha que el orador es Allah, de repente el resto del texto sería irrelevante – lo haría desconectarse del mensaje. Entonces Allah, ‘Azza wa jal, en esta aleya, en lugar de enfatizar el orador destaca algo más. Y ese es el siguiente componente de la comunicación: lo que se dice, el propio discurso, palabras sencillas – el contenido. Dos componentes hasta el momento, dos cosas: el orador y el contenido. Así que cuando Allah dice que un ejemplo fue dado, ¿en qué está haciendo hincapié? En el contenido. Escuchen el ejemplo, olvídense de dónde está viniendo – no juzguen el orador, ¿juzguen qué? El discurso. Juzguen las propias palabras, ¿verdad? Así que hay una diferencia en la comunicación. Ahora bien, esto es, por supuesto, tomado en consideración consistentemente durante el Corán. Este es sólo un pequeño ejemplo que he compartido con ustedes, pero hay algo muy consistente, ya saben, el Corán es muy consciente de este problema de la comunicación hasta el punto que encontramos una declaración interesante – casi un axioma. Ali, radyAllahu’ anhu, un compañero del Mensajero, salAllahu ‘alayhi wa salam, dijo algo muy interesante, voy a parafrasear en español para ustedes: «Juzguemos el discurso antes de juzgar el orador». Él dice que juzguemos lo que se dice antes de juzgar a quien lo dice. Porque tal vez, de la fuente menos probable es que ustedes encuentren la verdad, ustedes encontrarán la verdad. Uno de los motivos del rechazo a Muhammad, salAllahu Alahi ‘wa salam, es que él era huérfano y él no era una celebridad en la ciudad y él no era uno de los dos grandes líderes. Estas fueron unas de las razones que dieron los kuffar: “¿quién es él para hablar?”, “¿por qué debemos escucharlo?” Y esto está registrado en el Corán. Uno de los dos hombres – «‘adheem min-al-qaryatayni», uno de los dos grandes hombres de las ciudades, ¿por qué no se eligió a uno de ellos para revelar el mensaje? ¿Por qué este hombre se levantó para dar un mensaje? Así que dos componentes hasta ahora, vamos a ver si están prestando atención, ¿Cuáles son? El orador y el discurso.





Aquí está el tercer componente: ¿cómo lo dice? Así que tenemos: Quién lo dice, qué dice, y la tercer parte es cómo lo dice. Si les doy un consejo: «estudien más». Imaginen que sus exámenes se les están viniendo encima, y sus madres vienen a ustedes, o sus mejores amigos se acercan y les dicen: «¡Eres un perdedor! Estás perdiendo todo tu tiempo. ¡Eres patético!» Y todo lo que querían decirles es: ¡Estudia! Les dieron un buen consejo, pero la forma en que lo dieron lo hizo ineficaz. Así que no basta solo con que tengan un orador y un contenido, la forma en que ustedes presentan el contenido tiene que ser eficaz. De lo contrario el efecto se pierde. Se pierde la comunicación. Al final, el objetivo de la comunicación es influir en el público, no solo hacerlos que escuchen algunas cosas o ver algunas cosas, sino influir realmente en ellos, hacer un cambio en ellos. Ustedes no pueden lograr eso si no hablan con eficacia, incluso si ustedes tienen algo bueno que decir.





Déjeme darles otro ejemplo. Ustedes escuchan una Jutba – el contenido es increíblemente bueno. Pero la forma en la que se entrega es extremadamente monótono. Ahora, el contenido en sí es profundo: aleyas del Corán se están citando, hadices están siendo citados, declaraciones muy poderosas se hicieron, pero la forma en que están siendo declaradas es tan aburrida que se encuentra que la mitad de la audiencia se durmió profundamente. Y no hay nada de malo con el contenido porque el contenido es bello. Puede no haber incluso nada de malo en el orador, pero ¿cuál es el problema esta vez? El modo de expresión, el estilo del discurso – cómo se está presentando algo.





Tres componentes del habla: el primero – el orador, segundo – el contenido, el tercero – el estilo, la forma en que se habla. En los estudios de los medios de comunicación, a esto se da tanta importancia, el primer axioma que aprendes cuando estudias medios es que el medio es el mensaje. La forma en que lo presentas es igualmente importante, si no más importante que la forma de presentar es igualmente importante.





Así que ahora, con esa introducción básica, cuando nos volvemos hacia el Corán entonces nos preguntamos, y revisamos la cuestión, el Corán es un milagro. Creemos esto. El Corán es notable. Creemos esto. El Corán es impresionante en su belleza. Creemos esto. Y es impresionante como comunicación. Pero es impresionante en las tres maneras. Es notable e increíble en las tres maneras. Es notable que el orador es increíble, el propio orador. ¿Qué más es increíble? El discurso. ¿Qué más es increíble? El estilo. Hay tres cosas.





Ahora pasemos al orador brevemente, ok? El orador en el Corán ¿es quién? Allah, glorificado sea. Pero adicionalmente, además, quiero que piensen en esto. El incrédulo que oye al Mensajero recitar el Corán no cree que es de Dios. ¿Quién cree que el orador es? El incrédulo cree o piensa que el orador es Muhammad, salAllahu Alahi ‘wa salam. El creyente, sabe que el Mensajero es sólo un medio por el cual las palabras se están entregando; y las palabras pertenecen a Allah. Así que el Mensajero salAllahu Alahi  ‘wa salam está en realidad citando a Allah. Pero el incrédulo dice que estas no son las palabras de Allah. Porque si él hubiera dicho lo contrario, sería un musulmán ya – no sería más un incrédulo. Así que, ahora piensen en ello, desde este punto de vista. El creyente entiende que el hablante real es Dios, lo cual es suficientemente milagroso para el creyente. Pero vamos a ver las cosas desde el punto de vista del incrédulo. Desde el punto de vista del incrédulo, ¿quién es el que habla? Muhammad, salAllahu Alahi ‘wa salam. Ahora, mantengan esa perspectiva en mente – esto es importante. Porque Allah dice que esto es una comunicación no sólo para los creyentes, ¿sino para quién? ¿Cómo empezó esta charla? Esta es una comunicación para todas las personas. Y la gran mayoría de la gente cree que éstas no son palabras de Allah, sino que creen que estas son palabras de Muhammad, salAllahu Alahi ‘wa salam. Incluso así es milagroso. ¿Qué hay de fondo en los tiempos de Muhammad? salAllahu Alahi wa salam, Delata que él no es, él no puede ser el orador. Y si lo es, hay algo inusual que tiene lugar. No había conocimiento de la historia de las tribus de Israel.





Sólo una nota, no es el tema de mi discurso – es sólo una nota al margen. Muhammad, salAllahu Alahi wa salam, viene y empieza a dar esta información que ya existe en los textos de la gente del libro (Cristianos y Judíos). Por cierto, la gente del libro, hoy en día, publica estudios bíblicos. Ellos quieren que ustedes lean la Biblia. Los Testigos de Jehová vendrán a ustedes con el pequeño panfleto: «¿Qué dice la Biblia realmente?», ¿verdad? Pero la antigua Biblia cristiana no fue tan leída. Los estudios bíblicos se limitaban a los eruditos bíblicos. Y si ustedes tuvieran una pregunta acerca de la Biblia no podrían ir a buscar la respuesta directamente en la Biblia, ¿dónde ir, entonces? Se iba al sacerdote; se recurría al rabino para el Antiguo Testamento. La información era clasificada. Era considerado de alta clase, o algo de difícil acceso por sí mismo, que es un poco así como la lectura de la constitución de los Estados Unidos por sí misma. Ustedes necesitan a un abogado para interpretarla. Van a alguien que estudió esas cosas. Es su especialidad, no es la de ustedes, ¿no? El Mensajero, salAllahu Alahi wa-s-salam, comienza a decir cosas, que solo existían en sus documentos clasificados, que solo sus eruditos discutirían. Y él pronunciaba estas palabras. Así que ya sabían ellos que en realidad él no es el autor. Se dieron cuenta muy rápidamente que él no puede ser el que originó esas palabras. No puede ser. Esto era solo una nota al margen, acerca de la historicidad del Corán, la integridad histórica del Corán.





Amán. ¿Saben quién es Amán en el Corán? ¿Él es el ministro o uno de los ministros de quién? De faraón. Amán se menciona en el Corán cerca de seis veces. Y Dios nos dice acerca de ese Amán al que Faraón le había mandado que le edifique una torre. Ahora, ¿hay una mención de Amán en la Biblia? Claro. ¿Hay una mención de Amán construyendo una torre? Claro. Pero Amán en la Biblia no trabajó para Faraón. Amán en la Biblia trabajó para otro rey llamado Jerjes (también llamado Asuero en la Biblia) en el libro bíblico de Ester. Así que los eruditos católicos en el año 1600, que estaban recibiendo por primera vez estudios islámicos. Ven esto en el Corán y dijeron: «Ahaa, encontramos un error en el Corán. Mira. Están hablando de Amán trabajando para Faraón mientras que el libro de Ester nos dice que Amán trabajó para un rey llamado Jerjes, mil años después de faraón. Y fue en Babilonia, ni siquiera en Egipto, y le construyó una torre. ¿Has oído hablar de la historia de la torre de Babilonia? Así que desafía la integridad histórica del Corán, ma’adhAllah”. Dijeron esto. Desde el punto de vista de los incrédulos: «¡Oh, Muhammad debe haber plagiado esto desde el sacerdote que conoció y cometió un error porque confunde la historia de la torre de la Biblia y la historia de Jerjes con la historia del faraón y él se confunde entre esas dos historias. Eso es lo que pensaron: «Cita errónea en el Corán”. Lo que es realmente interesante es que en los finales del siglo XIX, el cuerpo de la erudición católica negó el Libro de Ester como una fuente válida de historia. Reconocieron que su propio libro es una leyenda, sólo historias inventadas, nombres fabricados. La enciclopedia judía incluso ahora te dice que el Libro de Ester no tiene valor histórico, ninguno en absoluto. Pero entonces se mantiene la pregunta. El Corán nos dice, este Corán dice de cosas de las que las tribus de Israel aún no estaban de acuerdo. Este orador les está hablando de estas cosas – él (Muhammad) no puede ser el orador entonces. Este conocimiento viene de otro lugar.





Ahora miren esto ¿Conocen a Maurice Bucaille? Él es un famoso musulmán que escribió «La Biblia, el Corán y la Ciencia». Quería estudiar la historia islámica. Cuando se encontró con este problema presentado por el sacerdote católico, hizo una investigación. Ustedes saben, lo que pasó a finales del siglo XIX era que los jeroglíficos egipcios estaban siendo revividos como lengua. Debido a que los jeroglíficos habían muerto hace aproximadamente casi dos mil años antes del Profeta, salAllahu ‘Alahi wa-salam, los jeroglíficos egipcios habían muerto como lengua; y fueron restablecidos por estudiosos alemanes y franceses. El estudio se llama egiptología. Ellos viajaron a Egipto, estudiaron los jeroglíficos y desarrollaron un esquema, de esas imágenes y las convirtieron en palabras pronunciables y todas estas cosas, ok. Se inició hace ciento treinta años atrás. Así que él se metió en este estudio. E hicieron documentaciones de quiénes eran los ministros que se mencionan en los documentos de los egipcios, cuáles eran sus roles, etc. etc. Maurice viaja a Francia, va a un egiptólogo y le pregunta: «Por cierto, en sus registros ¿Viste el nombre “Amán”? Y él dice: «Bueno, iría a Alemania para ver, pero, ¿de dónde sacaste el nombre de Amán?» Él dijo: «Bueno, hay un Mensajero, un hombre, que dice ser un Mensajero en el siglo séptimo, quien dice que había un ministro del faraón cuyo nombre fue ¿qué? Amán. Y él le dijo que construyera una torre», Él dijo: «Eso es imposible”.  Nadie podría haber tenido acceso a los nombres de esa época ya que el idioma (jeroglíficos) ya había muerto en el tiempo del Profeta… ¿hace cuánto tiempo ya? 2000 años. Así que él viaja a Alemania para ver los nombres de los diferentes arquitectos y constructores y ministros bajo el mando de faraón. En concreto bajo el faraón en el momento de la era histórica de Moisés, alayhi salam. ¿Qué encontró? Amán, un ministro de la construcción. Este nombre se descubre en el 1900. De hecho, tienen una estatua en Austria, creo, con el nombre Aman escrito por debajo de ella. Lo han revivido desde Egipto. Su nombre es Amán. En Austria – la estatua está puesta allí. Ahora, no sabemos a ciencia cierta si ese es el Amán del Corán, pero todavía existe el nombre, el hecho de que él estaba a cargo de la construcción es algo cierto y esto es algo de lo cual nadie tenía conocimiento, ¿sino quién? El Mensajero de Allah. Pero en realidad ¿el que habla es Quién entonces? Dios, glorificado sea. Esto es sólo desde un punto de vista histórico. Algo por lo cual solían reírse de los musulmanes y les regresó y les explotó en su propia cara ¡Subhan Allah!





Esto es sólo una dimensión. Pero la dimensión en la que quiero concentrarme con ustedes hoy no es en la primera o la segunda. Sino en la tercera. No es solo lo que dice Dios, no solamente eso, sino cómo lo dice. Lo que hace el Corán de manera única es la forma en que se comunica, la forma en que Allah dice las cosas es tan poderosa y tan increíble. Ustedes ven, el Corán cuando está traducido a cualquier otro idioma tal vez, tal vez, obtendrán el contenido de lo que dice, tal vez. Ustedes definitivamente no obtendrán un 100% de la manera en que lo dijo, el estilo. Eso se ha perdido. Las enseñanzas, tal vez ustedes obtendrán alguna desde la traducción, tal vez. Pero, el estilo se pierde. Debido a que la forma en que está expresado existe ¿en qué idioma? En árabe.  Así que la belleza creativa, la singular belleza, la majestuosidad incomparable, verdaderamente, de las palabras de Allah – no pueden ser traducidas. Algo del significado puede ser traducido. Pero el impacto real que las palabras originales tienen, nada más puede sentirse en su lenguaje original. No podemos más que apreciar esta brecha entre nuestros intentos de traducir el Corán y en las propias palabras de Allah. Aprecien esta brecha. Saben, Suyutee (rahimuhumullah) dijo que si se puede apreciar la distancia entre Dios y su creación, significa hasta qué punto por encima Allah está de Su creación, entonces ustedes tienen una idea de la distancia entre la palabra de Dios y la palabra de la creación. ¿Qué es la traducción? Es la palabra de la creación. Nunca puede ser un sustituto de la palabra de Dios. No puede ser. Esto no es una conferencia sobre lo que se pierde en el contenido. Podríamos hablar de eso también. Hay mucho perdido en el contenido también. Pero yo quiero hablar con ustedes acerca de lo que se pierde de la belleza y el estilo y cómo podemos, como audiencia de habla no árabe, como gente que no está expuesta a la lengua árabe, por lo menos, incluso comenzamos ese viaje de apreciar el Corán y su luz. Eso es algo que se ha mantenido querido por los musulmanes durante un muy muy muy largo tiempo y se ha perdido casi por completo en los musulmanes en nuestros tiempos. Ustedes ven, cuando nos enteramos de que el Corán es un milagro, como hemos escuchado en la introducción antes de llegar aquí. ¿Cómo se presenta el milagro del Corán? Sobre todo, si se busca en Google que, lo primero que tendrán es un fenómeno científico en el Corán, ¿no es cierto? Otra cosa que ustedes pueden encontrar es una teoría loca de los números 19, ¿verdad? Tendrán – algunas estadísticas. Otra cosa que ustedes pueden conseguir es que el Corán tiene predicciones como aquella que dice que Roma fue dominada pero va a volver a ser recuperada otra vez. Pero, ¿creemos que cada aleya del Corán es un milagro? ¿Qué creemos? ¿Es un milagro desde el mismo momento en que se reveló o desde más tarde? A partir de entonces, desde sus inicios – la primera comunicación que tuvimos con el Corán, la primera interacción que los seres humanos tuvieron con el Corán hasta la última aleya del Corán es un milagro. Esto es lo que creemos. ¿Cuántas aleyas del Corán contienen predicciones? Muy pocas. ¿Cuántas aleyas del Corán se dedican a fenómenos científicos? Muy pocas. ¿Cuántas de estas cosas incluso eran conocidas por los árabes de la época? ¡Casi nada! Entonces, ¿qué es lo que hipnotizó a estas personas? ¿Qué era aquello que hacía que cada vez que el Mensajero, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam, abría la boca, los dejaba tontos? No sabían qué decir.





Tres historias y voy a terminar con la introducción in sha’ Allah. Esta es la cuestión que vamos a tratar de responder en la segunda parte.





La primera historia, muy interesante, es la historia de Tufail ibn Amr ad-Dawsi. Un tipo interesante, él era el líder de su tribu. Él también era un poeta muy hábil; y se decidió a presentar sus respetos a Makkah (Meca) para visitar y hacer tawaf alrededor de la Ka’ba. Todos los árabes tenían respecto ¿a qué ciudad? A Makkah. Así que para mostrar su dedicación llegó como líder de su tribu. Los líderes Quraish se dan cuenta de que va a venir y cuando él venga, oirá al Profeta, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam, recitando el Corán. Y si eso ocurre se podría quedar «encantado» así que pensaron: “mejor protegemos a otro líder de la tribu de caer en manos de Muhammad, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam”. Porque cuando un líder de la tribu se convierte en musulmán, ¿quiénes también le siguen? La tribu entera. Pensaron: “Así que tenemos que cuidar nuestros asuntos”. Ellos van a su encuentro fuera de la Meca antes de que él incluso entre y le dicen: «Escucha, tenemos un problema en la ciudad en estos momentos. Está este hombre. Él dice unas palabras y hechiza a las personas. Vuelve al padre contra el hijo, al marido contra la esposa, hermano contra hermano. Está causando desunión en nuestra tribu. Estas personas están siendo poseídas por demonios cuando les habla. Creemos que usted es una figura importante para su tribu. Pensamos que su integridad va a estar en peligro si él es capaz de lanzar sus hechizos sobre usted. Le aconsejamos que vuelva. No queremos que venga a la Meca».  Él está dudando en ir, pero dice: «No, he venido hasta aquí. Tengo por lo menos que ir y hacer tawaf. Voy a presentar mis respetos a la Ka’ba y luego me voy». Dicen: «Bien, pero por lo menos usa este corcho». Le dieron un par de tapones ¿Para qué? «Si lo ves, reconocerás esas palabras. Y cuando escuches esas palabras, sólo tienes que tapar tus oídos y correr». Este es el consejo que le dieron. Él entra. Presenta sus respetos a la Ka’ba. El Mensajero de Allah, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam, está allí rezando, recitando el Corán. Él oye la dulzura de las palabras y lo reconoce de inmediato. «Esto debe ser de lo que estaban hablando».  Entonces, ¿qué hace? Se tapa sus oídos. Y a mitad de camino en su trote, se detiene. Y piensa para sí mismo: «Yo soy el líder de mi tribu. Yo soy el orgullo de mi pueblo. Soy uno de los poetas más hábiles en toda Arabia. ¿Unas palabras me van a dominar? Puedo lidiar con esto». Se destapa los oídos. Vuelve al Mensajero, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam. Él escucha el Corán. Declara la shahadah (abraza el Islam); y luego cuenta esta historia. Subhan Allah! Así es como sabemos la historia.





Se aludió antes que, Abu Yahl, Abu Sufyan, Akhnas ibnu Shurayq, estas tres personas odiaban al Mensjero, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam. Eran los líderes de los Quraysh. Eran el grupo de expertos. Y a escondidas en el medio de la noche ponían sus oídos para escuchar en la casa del Profeta, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam. Ellos escuchaban el Corán cuando lo recitaba. Y entonces ellos se irían de regreso antes de la mañana. ¿Y qué pasó la primera noche? Se toparon los 3 juntos; y uno se dio cuenta que el otro estaba allí. Así que el primero dijo: «¿Qué estás haciendo aquí?» Y el otro dice: «¿Qué estás haciendo aquí?» Ellos sabían lo que estaban haciendo allí. Así que juraron que nunca iban a volver. Se descubrieron entre sí la noche siguiente. Ellos juraron que no iban a volver. Se descubrieron entre sí la tercera noche. Y juraron por sus madres, por el Señor, por su vida – que nunca iban a volver de nuevo. Así que no regresaron. Pero Akhnas, es curioso esto. Él va a Abu Sufyan y le dice: «Hemos estado escuchando durante tres días. ¿Qué piensas? ¿Es esta la verdad?» Abu Sufyan le dice, por cierto Abu Sufyan se convirtió en musulmán mucho más tarde. Esta es parte de la vida del Profeta en los primeros años de su ministerio. Abu Sufyan dijo: «Por supuesto, esta es la verdad. ¿Qué otra cosa puede ser?». «Está bien, vamos a ir a hablar con Abu Yahl. Él había estado escuchando también, ¿verdad?». Así que los dos van y hablan con Abu Yahl. «¿Qué piensas?». «Por supuesto que esto es la verdad», Abu Yahl dice. Pero entonces explicó: «Ya ven, somos de la tribu ‘Amir. Y él (el Profeta) es de la tribu Hashim.





Allí mismo, antes de que yo prosiga. ¿Qué ha tomado en consideración: el contenido o el orador? El rechazo del incrédulo se produjo en el hecho de que estas palabras tan poderosas como son, como verdaderas que son, tan perfectas como el contenido es, como fascinante el estilo es – no están dispuestos a aceptarlo de esta persona. “Porque cuando la tribu Hashim da caridad les igualaremos”, “Cuando pelean les igualaremos”, “Cuando muestran valentía les igualaremos”, “Cuando uno de ellos viene con estas palabras, nunca estaremos de acuerdo con él”: esa fue la razón. ¡Subhan Allah! Esta es una visión diferente de la historia. Incluso aquellos que odiaban el Corán fueron hipnotizados por el Corán. ¡Incluso ellos estaban hipnotizados por el Corán!





Última historia. Esta es una de mis favoritas. Utba ibn Rabee’a.





Ustedes pueden pensar en Utba ibn Rabee’a como Sean Hannity de estos tiempos, ¿ok? Polemista experto, muy insultante para los que se le oponen en el discurso público. Era un negociador entre tribus en conflicto. Era contratado para eso, era un consultor, se podría decir. Que entraría y haría demandas y terminaría la cuestión. Este es el tipo de personas de las cuales los Quraysh hablaban cuando dijeron: «Esta es una guerra de palabras que estamos perdiendo. Así que consigamos a alguien que sea muy bueno con las palabras. Alguien realmente bueno en el debate y la discusión y la negociación. «Así que contrataron a Utba. Y dijeron: «Ve, Utba. Habla con Muhammad, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam, él está sentado allí”. Por supuesto que ellos no dijeron «salAllahu ‘alaihi wa-s-salam». “Vas, hablas con él. Le haces algunas demandas, averiguas lo que quiere. Humíllalo, por cierto. Vamos a mirar desde la distancia”. Hoy en día, vemos los partidos de fútbol desde un estadio o desde nuestros sofás. Este era su deporte, ver uno ir contra el otro en este debate. Así que están viendo desde la distancia. Ellos no quieren acercarse demasiado, pero están a punto de disfrutar de este partido entre Utba ibn Rabee’a ¿y quién? Muhammad, salAllahu ‘alaihi wa-s-salam.





Utba va – muy insultante, extremadamente condescendiente: «Ya, Muhammad, ¿qué quieres? ¿Quieres riqueza? ¡Te daremos dinero! ¿Quieres mujeres? ¡Te daremos mujeres! ¿Deseas poder? Te daremos algo de poder también. ¿Qué deseas? ¡Haz tus demandas!»





Ahora, por ya decir eso, él no está juzgando el contenido de lo que dice Muhammad, salAllahu ‘alaihi wa-salam. Nunca hizo ninguna demanda de dinero ni de ninguna otra cosa. Él está juzgando las intenciones de la persona. Esto se denomina asesinato de carácter. Lo mejor, la mejor manera para desmantelar a alguien o la credibilidad de alguien es atacando sus motivos. “¿Por qué estás realmente presentando este mensaje? Debes tener alguna agenda alternativa oculta debajo – razón por la cual estás hablando de esta manera”. Así que ladra como un perro al Mensajero salAllahu ‘alaihi wa-salam. El mensajero escucha con atención y en silencio, con paciencia. Y cuando lo ha hecho, en tono muy suave el Mensajero salAllahu ‘alaihi wa-salam le dice: «¿Ya terminaste? ¿Has acabado?», Utba dice: «Bien, te toca». El Mensajero, salAllahu ‘alaihi wa-salam, no hizo más que recitar el Corán. Recita de sura Fussylat:





“A’udhu biLLahi minash-shayTani-r-rayim, Ha Mim, Tanzilu mina-r-Rahmanu-r-Rahim”.





Lo primero que dice – “es una revelación”, traducción aproximada, por supuesto. No puedo coincidir con lo que Dios dice, sino que me acerco con una traducción aproximada. Es algo que ha sido enviado desde el sumamente compasivo, el constantemente misericordioso. La intención cuando el ataque se produjo desde Utba, la idea era: «Estas son sus palabras y está tratando de obtener algo de ello». Lo primero que el Corán dice en respuesta ¿es qué? No se trata de mis palabras. ¿De dónde son? De allá arriba. No estás negociando conmigo. ¿Con quién estás debatiendo en este momento? Con Allah. No estás discutiendo conmigo, estás discutiendo contra las palabras de Allah. Estas son las suyas, que son enviadas a mí.





«Tanzilu min-ar-rahmaani-r-Rahim, kitaabun…” Es un libro. En realidad es un libro. Ahora que ha sido presentado en palabras. ¿Pero de dónde viene eso? Del «Kitab». «Fussilat ayatuhu» – cuyas «aleyas» – cuyas demandas han sido hechas absolutamente claras. Recuerden que él le preguntó sobre las demandas, ¿verdad? “¿Qué deseas?” Allah dice que las aleyas son absolutamente claras.



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