
Carta a un ateo
Te escribo estas palabras no desde una posición de hostilidad o controversia, sino desde un corazón que te ama y espera que veas la luz que se te ha escapado, quizás debido a las circunstancias, pensamientos o conceptos erróneos que has experimentado. Sé que no crees en la existencia de Dios, y quizás creas que el universo surgió por casualidad, que la vida no tiene propósito y que la religión es simplemente una ilusión humana. Pero hablemos con honestidad, racionalidad y lógica. Comencemos con una pregunta sencilla: ¿Puede la nada crear algo? ¿Es lógico decir que este magnífico universo, con un orden tan preciso y una armonía tan perfecta entre sus leyes, surgió de la nada y sin razón alguna? La mente humana sensata lo rechaza por completo, porque en nuestras vidas nunca vemos que algo surja de la nada. Reflexiona: ¿Quién te creó a partir de una humilde gota de esperma y te transformó en un ser humano que oye y ve? ¿Quién moldeó tu mente con tal perfección y te dio un ojo para ver, un oído para oír, un corazón para sentir y un cerebro para analizar y reflexionar? ¿Quién te proveyó mientras estabas en el vientre de tu madre, indefenso e impotente, alimentándote con la sangre de tu madre y dándote todo lo que necesitabas para crecer y emerger a la vida? ¿Te hiciste esto a ti mismo? ¿O lo hizo la naturaleza sorda? La naturaleza no tiene mente, intención ni voluntad. ¿Cómo produce un sistema más complejo que la mejor computadora? ¿Cómo crea consciencia, percepción y emociones? ¿Cómo infunde la naturaleza en el corazón de una madre un amor instintivo por su hijo? ¿O hace que tu corazón se encoja ante la injusticia y se expanda ante la justicia? ¿Quién nos inculcó estos valores sublimes? ¿De dónde surgieron los valores? ¿De dónde surgió la conciencia? Amigo mío, todo a tu alrededor clama por la presencia del Creador. Mira el cielo: ¿Quién lo levantó sin pilares? Mira el sol: ¿Quién midió su trayectoria con precisión inmutable? Mira tu corazón: ¿Quién lo hizo latir sin tu permiso, a lo largo de tu vida? ¿Acaso todo esto ocurrió por casualidad? ¿Y acaso el azar se repite miles de millones de veces con este sistema? ¿Crees que un libro preciso como un diccionario o una enciclopedia científica surgió por casualidad como resultado de la explosión de una imprenta? ¿Cómo puedes creer que el universo, que es más grande que todos los libros, surgió por una explosión ciega? Sé que algunas personas niegan la existencia de Dios porque ven maldad en el mundo, injusticia o guerras… y piensan que esto contradice la existencia de un Creador misericordioso. Pero si reflexionas, te darás cuenta de que la existencia de la aflicción no niega la misericordia. Más bien, puede ser una herramienta para probar los corazones, una razón para la maduración de los espíritus y el cultivo de las almas. Este mundo es un lugar de paso, no el final del camino. La justicia completa estará en el más allá. El Islam no te llama a desactivar tu razón, sino a usarla. Dios dice en el Corán: "¿Acaso hay alguna duda sobre Dios, el Creador de los cielos y la tierra?" ¿Es concebible dudar de la existencia de Aquel que creó todo? También dice: "E incluso en ustedes mismos. ¿No ven?" Una invitación para que reflexiones sobre tu cuerpo y tu alma, para que veas la evidencia que tienes ante ti. Entonces reflexiona sobre este libro llamado Corán. Un libro revelado hace más de 1400 años, que desafió a la humanidad a producir algo similar, pero no pudieron. Un libro que combina fe, legislación, historias, ciencia y lenguaje con un estilo incomparable. Habla de naciones que perecieron, eventos que desaparecieron y descubrimientos que no se conocieron hasta siglos después, como el desarrollo del feto, la formación de las nubes, las capas de la tierra y la precisión de la rotación de los planetas. Luego, considera la biografía de Mahoma, que la paz y las bendiciones sean con él. Era un hombre analfabeto que no leía ni escribía, que creció en un desierto árido, y que luego irradió una luz que transformó a la humanidad, guiando a la gente de la adoración de ídolos a la adoración del Dios Único. Amigo mío... Tu Señor no necesita nada de ti, pero tú eres quien lo necesita. Él te creó, te provee, te protege y te da tiempo para reflexionar. Él no hace daño a nadie, y a quien regresa a Él con sinceridad, Él lo acepta, lo perdona y reemplaza sus malas acciones con buenas. No te impongo nada, pero te pido que le des a tu corazón la oportunidad de ser honesto. Que te liberes de la ira y el ruido interior, y que pienses por un momento: ¿Y si te equivocaras? ¿Y si existiera un Dios, una vida después de la muerte, el cielo y el infierno? ¿Te arrepentirás entonces, cuando el arrepentimiento no sirva de nada?