
La historia de Abu Mihjan
Pregunta
Escuché a uno de los shaykhs hablar sobre ordenar el bien y prohibir el mal, y decir que es obligatorio para todo musulmán, incluso para quien ha caído en pecado, ordenar el bien y prohibir el mal. Dijo que no es esencial que quien lo hace tenga una conducta sana, como bien se sabe por la historia de Abu Mihjan. Mi pregunta es: ¿quién era Abu Mihjan y cuál fue su historia?
Respuesta
Alabado sea Alá.
Lo felicito por su entusiasmo por aprender y le pido a Alá que nos bendiga a nosotros y a usted con conocimiento beneficioso y buenas obras.
Abu Mihjan fue uno de los compañeros del Profeta (que la paz y las bendiciones de Alá sean con él) (que Alá esté complacido con ellos).
Este Sahaabi sufría de adicción al vino. Lo llevaron y lo azotaron, y lo volvieron a llevar y azotar, pero sabía que este problema no lo eximía de su deber de luchar por la causa del Islam. Así que partió con los musulmanes a Al-Qaadisiyyah como soldado, buscando el martirio en el campo de batalla. En Al-Qaadisiyyah, lo llevaron ante el comandante del ejército, Sa’d ibn Abi Waqqaas, por haber bebido vino. Sa’d lo detuvo para que las filas musulmanas se limpiaran de él.
Esta detención fue un duro castigo que causó a Abu Mihjan una gran angustia. Cuando oyó el sonido de espadas y lanzas, y el relincho de los caballos, y supo que la yihad había comenzado y que las puertas del Paraíso estaban abiertas, sintió un profundo anhelo por la yihad. Llamó a la esposa de Sa’d ibn Abi Waaqqas y le dijo: «Déjame ir y le prometo a Alá que si regreso sano y salvo, me pondré los pies encadenados, y si me matan, te librarás de mí». Ella sintió lástima por él, así que lo dejó ir, y él montó en un caballo de Sa’d, llamado al-Balqa’. Luego tomó una lanza y partió. No atacó a ningún grupo de soldados enemigos, sino que los dispersó. Sa’d supervisaba la batalla y, sorprendido, dijo: «Esta es la forma de correr al-Balqa’, y el estilo de ataque es el de Abu Mihjan, pero Abu Mihjan está encadenado».
Al terminar la batalla, Abu Mihjan regresó y se puso los pies encadenados. La esposa de Sa’d le contó esta maravillosa historia, y Sa’d admiró a este hombre, su devoción por el Islam y su anhelo por la yihad. Entonces, él mismo se acercó a este bebedor de vino, le soltó las cadenas con sus propias manos y le dijo: «Levántate, porque por Alá, nunca más te azotaré por beber vino». Abu Mihjan respondió: «Por Alá, nunca más lo beberé».