"Súplicas después de la oración (salat)"
Después de terminar la oración, es recomendado que cada orante por separado pronuncie las súplicas e invocaciones que se han registrado en la Sunnah.
Éstas son algunas de las suplicas:
“Astagfirullah, Astagfirullah, Astagfirullah – Pido perdón a Aláh, tres veces”.
“Aláhumma anta as salamu ua minka as salamu tabarakta ia dhal yalali ual ikram - ¡Oh, Aláh! Tú eres la paz y de Ti proviene la paz. Bendito seas ¡oh, Dueño de la magnificencia y la generosidad!”.
“La ilaha illa Aláh uahdahu la sharika lahu, lahu al mulku ua lahu al hamdu ua hua 'ala kulli shai'in qadir. Aláhumma la mani'a lima a'taita ua la mu'tia lima mana'ta, ua la ianfa'u dhal yaddi minka al yadd – Nada ni nadie merece ser adorado salvo Aláh, Único y sin copartícipes. Suya es la soberanía y Suya es la alabanza, y Él tiene poder sobre todas las cosas. ¡Oh, Aláh! Nadie puede evitar lo que Tú concedes ni conceder lo que Tú niegas, y el poder no salva a quien lo posee de Tu castigo”.
“La ilaha illa Aláhu uahdahu la sharika lahu, lahu al mulku ua lahu al hamdu ua hua 'ala kulli shai'in qadir. La haula ua la quuata illa billah. La ilaha illa Aláh, ua la na'budu illa iiahu, lahu an ni'matu ua lahu al fadlu ua lahu az zana'u al hasan. La ilaha illa Aláhu mujlisina lahu ad dina ua lau kariha al kafirun – Nada ni nadie merece ser adorado salvo Aláh, Único y sin copartícipes. Suya es la soberanía y Suya es la alabanza, y Él tiene poder sobre todas las cosas. No hay fuerza ni poder alguno que no provenga de Aláh. Nada ni nadie merece ser adorado salvo Aláh, y no adoramos sino a Él. Suya es la gracia y la merced, y Suyo es el buen elogio. Nada ni nadie merece ser adorado salvo Aláh, y por cierto que somos sinceros en Su adoración, aunque esto disguste a los incrédulos”.
También es recomendable decir lo que se ha confirmado que el Profeta Muhammad (sws) decía: “A quien glorifique a Aláh después de cada oración (diciendo: SubhanAláh) treinta y tres veces, Le alabe (diciendo: Al hamdulillah) treinta y tres veces, Le engrandezca (diciendo: Aláhu Akbar) treinta y tres veces, sumando noventa y nueve, y complete el número cien con: La ilaha illa Aláh uahdahu la sharika lahu, lahu al mulku ua lahu al hamdu ua hua 'ala kulli shai'in qadir (Nada ni nadie merece ser adorado salvo Aláh, Único y sin copartícipes. Suya es la soberanía y Suya es la alabanza, y Él tiene poder sobre todas las cosas), se le perdonarán sus faltas aunque sean tantas como la espuma del mar”.
También puede decir: SubhanAláh veinticinco veces, Al hamdulillah veinticinco veces, Aláhu Akbar veinticinco veces y La ilaha illa Aláh veinticinco veces.
El Profeta Muhammad (sws) dijo: “Hay unas palabras que se pronuncian al final y no decepcionan a quien las dice después de cada oración obligatoria: Treinta y tres SubhanAláh, treinta y tres Al hamdulillah y treinta y cuatro Al hamdulillah”.
También se ha confirmado que el Profeta Muhammad (sws) dijo: “... las cinco oraciones; a cada uno de vosotros que glorifique a Aláh después de cada oración diez veces, Le alabe diez veces y Le engrandezca diez veces, éstas le valdrán por ciento cincuenta veces en su lengua y por mil quinientas en la Balanza ...”.
La Sunnah indica que estas glorificaciones sean contadas con los dedos de la mano.
es recomendable recitar “La aleya del Trono” (Aiah Al Kursi) después de cada oración. El Profeta Muhammad (sws) dijo: “A quien recite La aleya del Trono no le impedirá entrar al Paraíso sino el tiempo que le resta por vivir”.
Yabir Ibn Samurah (Aláh se complazca con él) relató que el Profeta Muhammad (sws) luego de rezar el Fayr, permanecía en su lugar hasta que salía el sol completamente.