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Capitulo I


Ireneo, Policarpo y Papías


Estos tres nombres son la clave para identificar a las personas que escribieron los cuatro evangelios y representan la base de la tradición canónica que atribuye estos cuatro evangelios a los discípulos de Cristo.


Tradición eclesiástica: los escritos de los primeros Papas que han llegado a la Iglesia actual.


Ireneo:


La Iglesia tiene poca información sobre él, su personalidad y su vida. Lo que se sabe es que fue el obispo de Lyon, Francia, que nació en el 140 dC y murió en el 203 dC (aunque el año de su nacimiento y también el año de su muerte son controvertidos y probablemente desconocidos). En cuanto a su lugar de nacimiento, probablemente fué en Asia Menor, de padres griegos (pero también se cuestiona que su lugar de nacimiento fuera en Asia Menor).


Ireneo fue el primero en confrontar a las otras sectas cristianas, como el gnosticismo y el montanismo, y en llamarlas heréticas. Estudió poesía griega, lengua y filosofía griega.


Ireneo fue apodado “el padre de la tradición eclesiástica” y también “el padre de la teología cristiana” y él fue el primero en sentar las bases de la teología y la doctrina cristiana, siendo la única fuente principal en la que se basa la Iglesia para probar que los escritores de los evangelios fueron los discípulos de Cristo.


Ireneo señaló por primera vez que los escritores de los evangelios fueron los discípulos de Cristo en su libro “Contra las Herejías”, escrito en el 180 dC.


Eusebio de Cesarea1 (que vivió entre los siglos III y IV y fue apodado el “Padre de la Historia eclesiástica” por su trabajo en el registro de la historia temprana de Iglesia) dijo en su libro, “La historia de la Iglesia”, que Ireneo mencionó lo siguiente en su libro, “Contra las Herejías”:


“Mateo publicó su Evangelio entre los hebreos en su propio idioma mientras que Pedro y Pablo estaban predicando y fundando la iglesia en Roma. Después de su muerte, Marcos, el discípulo de Pedro y su intérprete, escribió las cosas que Pedro predicó. Por otro lado, Luca, un fiel seguidor de Pablo, escribió el Evangelio que este había difundido. Después, Juan, el discípulo de Jesús y el que se reclinó sobre su pecho, publicó su Evangelio cuando estaba viviendo en Éfeso, en Asia.”


En cuanto a los escritos de Ireneo, todos se perdieron, pero se encontró la traducción latina de los cinco volúmenes de su libro “Contra las herejías” y también una traducción armenia de su libro “Demostración de la predicación apostólica”. Estas dos obras son las fuentes de las que la Iglesia ha extraído los elementos del sistema teológico cristiano. Es decir, la Iglesia ha construido su doctrina sobre las traducciones latinas y armenias de los libros de Ireneo sin haber leído nunca los originales, sin saber quien los ha traducido o si las traducciones son fieles a los originales, y sin tener demasiadas informaciones sobre el mismo Ireneo!!!


En su libro “Contra las herejías”, Ireneo afirmó que cuando era joven solía asistir a los sermones de un santo llamado Policarpo el


1 Eusebius de Caesarea, 263-339


mártir. Ireneo dijo que Policarpo era un discípulo de Juan, hijo de Zebedeo y discípulo de Cristo, y que este había declarado que el Evangelio de Juan fue escrito por su maestro Juan el Bautista, el discípulo de Cristo. También afirmó que Policarpo tenía un amigo llamado Papías, y que Papías mencionó que el Evangelio de Mateo fue escrito por Mateo y que el Evangelio de Marcos fue escrito por Marcos, el discípulo de Pedro. Segun Ireneo, el Nuevo Testamento también contiene el Evangelio del pastor de Hermas, que fue catalogado por la Iglesia como apócrifo. Entonces, ¿cómo se basó la Iglesia en las palabras de Ireneo para adoptar los cuatro Evangelios y después ignoró el Evangelio del pastor de Hermas?


Policarpo2


La Iglesia no sabe nada sobre él, excepto lo que Ireneo ha escrito en su libro “Contra las herejías”: que era un discípulo de Juan, hijo de Zebedeo y discípulo de Cristo, y que este había declarado que el Evangelio de Juan fue escrito por Juan, el hijo de Zebedeo. Por lo tanto, Policarpo representa el único vínculo entre los apóstoles de los discípulos de Cristo del primer siglo y los Padres de la Iglesia del segundo siglo.


Tertuliano3 también mencionó que Policarpo era un discípulo de Juan, hijo de Zebedeo, pero en su testimonio estaba solamente citando a Ireneo, ya que él nació un año antes de la muerte de Policarpo y, por lo tanto, nunca lo vió durante su vida y nunca habló con él!


Papias


2 Policarpo de Esmirna, 70-156


3 Tertuliano, 155-230


La Iglesia no sabe nada sobre él, excepto lo que Ireneo ha escrito en su libro “Contra las herejías”: que era un amigo de Policarpo, oyente de Juan, hijo de Zebedeo, y obispo de Hierápolis, y también que mencionó que el Evangelio de Mateo fue escrito por Mateo y que el Evangelio de Marcos fue escrito por Marcos, el discípulo de Pedro.


En su libro “La historia de la Iglesia”, Eusebio mencionó que Papías había señalado que el autor del Evangelio de Mateo era Mateo diciendo: “Mateo ordenó en lengua hebrea los dichos del Señor y cada uno las interpretó [tradujo] conforme a su capacidad”.


Eusebio de Cesarea también mencionó que Papías ha señalado que el escritor del Evangelio de Marcos era una persona llamada Marcos, uno de los discípulos de Pedro, diciendo: “Marcos, que fue el intérprete de Pedro, puso puntualmente por escrito, aunque no con orden, cuantas cosas recordó referentes a los dichos y hechos del Señor. Porque ni había oído al Señor ni le había seguido, sino que más tarde, como dije, siguió a Pedro, quien daba sus instrucciones según sus necesidades, pero no como quien compone una ordenación de las sentencias del Señor.”


La Iglesia también sabe acerca de Papías que escribió un tratado en cinco libros titulado “Explicación de los dichos del Señor”, pero, a excepción de algunos extractos de los escritos de Ireneo, esos libros no tienen ningún efecto!


Desafortunadamente, las únicas fuentes de las cuales la Iglesia obtuvo su información sobre Papías fueron las menciones de Ireneo. Cualquier cosa que los Padres de la Iglesia hayan escrito sobre Papías ha sido una citación de lo que Ireneo dijo sobre él!


Eusebio dice en su libro “La historia de la Iglesia”:


“Existen cinco libros de Papías, que tienen el título de Exposiciones de los Oráculos del Señor. De éstos Ireneo hace también


mención como los únicos libros que escribió, con las siguientes palabras: «Estas cosas testificó Papías, que fue oidor de Juan y compañero de Policarpo, un hombre digno antiguo, al escribir en el cuarto de sus libros. Porque hay cinco libros compuestos por él.» Hasta aquí Ireneo.


Con todo, Papías mismo, en el prefacio de sus discursos, no declara, por cieno, que él mismo fuera oyente y testigo de vista de los santos apóstoles, pero muestra, por el lenguaje que usa, que recibió las materias de la fe de los que fueron amigos de ellos.”4


Como podemos ver, Eusebio mencionó las palabras de Ireneo sobre Papias, pero con reservas. Las palabras de Ireneo, “Estas cosas testificó Papías, que fue oidor de Juan y compañero de Policarpo, un hombre digno antiguo...”, sugieren que está contando una historia en la que está tratando de identificar a una persona desconocida en un principio. Esto nos hace cuestionar la existencia de una persona llamada Papías, ya que no hay otras pruebas de su presencia, de sus escritos o de lo que escuchó de Juan, hijo de Zebedeo, a excepción de las menciones de Ireneo!!! ¿Es que Papías nunca tuvo compañeros o alumnos? ¿Alguna vez la Iglesia ha oído hablar sobre él de otra otra fuente que no sean los escritos de Ireneo? ¿Cómo puede ser que una persona de semejante importancia y prestigio no sea famosa y no tenga escritos famosos en las iglesias? Ireneo ha atribuido los artículos escritos en su libro a Papías, lo que supone que tuvo que tener en su poder un libro suyo. Sin embargo, por alguna razón, ningún libro de Papías ha sido conservado y nadie excepto Ireneo ha mencionado su existencia!!!


Eusebio de Cesarea dijo: “De acuerdo con los escritos de Papías (las citas contenidas en los escritos de Ireneo y su atribución a Papías)


4 Eusebio, La historia de la Iglesia, iii. 39, Fragmentos de Papías


nos queda claro que Papías era un hombre de poca inteligencia y conocimiento limitado.” (Eusebio) hizo este juicio por dos razones: primero, Papías era un quiliasta o milenarista (milenarismo - doctrina del reino milenario o milenial), creyendo que Cristo regresará a la Tierra para gobernar por mil años y que los justos que creyeron en él resucitarán de entre los muertos para gobernar con él durante ese período de mil años (es lo que ellos llaman la primera resurrección, ya que creen que el resto de las personas no resucitarán hasta la última gran resurrección). Durante esos mil años, los malos serán exterminados y la paz prevalecerá. Eusebio culpa a Papías por la subsiguiente adopción del quiliasmo entre muchos otros escritores cristianos, entre ellos Ireneo (y también Justino5, Tertuliano, Metodio6 y muchos otros). En segundo lugar, Papías parece haber carecido de discriminación al transmitir ciertos “relatos fabulosos” como parte de la tradición oral.7


Nos gustaría señalar aquí que la doctrina del reino milenario es una creencia derivada de los libros apocrifos judios escritos uno o dos siglos antes del nacimiento de Cristo y que fue practicada por la mayoría de las iglesias cristianas. Sin embargo, fue rechazada por unos cuantos padres, entre los cuales se contaron los siguientes: Orígenes8, Dionisio9, Eusebio de Cesarea, Basilio el Grande10 y Gregorio11. San Agustín12 también rechazó esta doctrina en su sentido literal y


5 Justino Mártir, 100/114-162/168


6 Metodio de Olimpia


7 https://www.catholicculture.org/commentary/articles.cfm?id=640


8 Orígenes de Alejandría, 185-254


9 Dionisio de Alejandría


10 San Basilio de Cesarea, 330-379


11 Gregorio de Nisa, 330/335-394/400


12 San Agustín de Hipona, 354-430


material, considerando que cualquiera que creyera en la doctrina de Papias carecía de fe! Más adelante, la doctrina de la Iglesia, ya sea ortodoxa o católica, debía entenderse más en su sentido simbólico que en el literal, considerando que el reino ya había comenzado desde la época de Cristo y que la Iglesia del presente es el reino de Cristo en la Tierra.


Aun así, la Iglesia protestante todavía cree en el reino milenario en su sentido literal.


Regresando a la personalidad de Papías, ya sea una figura real o un producto de la imaginación de Ireneo, podemos decir lo siguiente: por un lado, Ireneo ha afirmado que Papías escucho a Juan, hijo de Zebedeo, hablar sobre el reino milenario (en el sentido literal y material), y por el otro, tanto la Iglesia primitiva como la actual declara que esta doctrina es una herejía, negando la existencia de un tal reino milenario en el sentido literal y material. Por lo tanto, dado que es imposible que Juan, hijo de Zebedeo, haya mencionado tal herejía, esto significa que lo que Ireneo dijo sobre Papías no es más que un mito y que Papías es una figura ficticia, fruto de la imaginación de Ireneo.


La pregunta que surge ahora es la siguiente:


¿Por qué miente Ireneo inventando figuras imaginarias, que son Policarpo y Papías, por qué afirma que fueron oyentes de Juan, hijo de Zebedeo, y por qué les atribuye la afirmación de que el Evangelio de Juan fue escrito por Juan, hijo de Zebedeo?


La respuesta es: Ireneo no ha hecho más que caer en lo que él llamaba herejías y en los credos que surgieron en el segundo siglo. Ireneo se basó principalmente en el Evangelio de Juan en sus respuestas a esas herejías. Por lo tanto, es muy probable que haya


cometido errores al citar a Juan el Bautista, el discípulo de Cristo. Además, inventó el personaje de Policarpo y dijo que fue su mentor, afirmando que fue un discípulo de Juan, hijo de Zebedeo. De esta manera, conseguía que sus afirmaciones fueran consideradas ciertas por la gente y lograba probar la doctrina que él consideraba correcta, refutando los argumentos de los otros sacerdotes que contradecían su idea y metodología.


Alguien puede decir:


“¡Ireneo no pudo haber cometido semejante error imperdonable como lo es el de atribuir un evangelio desconocido a Juan, hijo de Zebedeo y discípulo de Cristo, y el de crear personajes ficticios como Policarpo y Papías!”


A esto respondemos:


La Enciclopedia Británica dice: “Los cristianos no creen que este acto (el de atribuir un evangelio anónimo a uno de los discípulos) implique un engaño o un fraude.” (Explicaremos este asunto en los próximos capítulos, si Dios quiere.) Por lo tanto, las personas que cometieron este acto no consideraron que estaban contando mentiras sobre Cristo y la fe, sino que estaban mintiendo por Cristo y por la fe, para llegar a establecer así la doctrina que ellos consideraban que era la correcta. Cuando Ireneo atribuyó el Evangelio que tenía entre sus manos a Juan, el hijo de Zebedeo, también habían muchos otros sumos sacerdotes con Evangelios que estaban atribuyendo a los discípulos de Cristo! Sin embargo, ¡Ireneo ha criticado estos otros Evangelios y ha afirmado que eran apócrifos o que su atribución a los discípulos de Cristo era una mentira y un fraude! Por lo tanto, quienquiera que diga que Ireneo no pudo haber mentido al atribuir el Evangelio de Juan a Juan, el hijo de Zebedeo, ¡están ignorando que tanto Ireneo, como sus oponentes, eran sumos sacerdotes! Es decir, él los acusó a ellos de mentir al atribuir los Evangelios que estaban en sus manos a los


discípulos de Cristo sin escuchar sus argumentos, sin presentar los suyos, ¡y sin tener ningún conocimiento real de ninguno de ellos!


Resumen de este capítulo:


1) La Iglesia no tiene mucha información sobre Ireneo.


2) La Iglesia no tiene ninguna copia de los libros de Ireneo.


3) La Iglesia tomó su doctrina y la prueba de quienes fueron los autores de los cuatro Evangelios de una traducción latina y una armenia de los libros de Ireneo.


4) La Iglesia no sabe quién tradujo esos libros, ni si es confiable o no.


5) Tanto Policarpo como Papías son figuras desconocidas, a las que ninguno de los padres de la Iglesia primitiva conocía, excepto Ireneo, sobre quien, a su vez, la Iglesia tiene poca información disponible.


6) Eusebio de Cesarea dijo sobre Papías que era un hombre de poca inteligencia y conocimiento limitado, que creía en la herejía del reino material y que parece haber carecido de discriminación al transmitir ciertos “relatos fabulosos” como parte de la tradición oral.


7) San Agustín consideró que cualquiera que crea en la doctrina de Papías carece de fe.


Capítulo II


La legalidad del Nuevo Testamento


La necesidad de la Iglesia de alegar la legalidad del Nuevo Testamento:


Muchos sacerdotes enfatizan la atribución de la autoría de los cuatro Evangelios a los discípulos de Cristo, porque es inconcebible decir que creen en un libro sagrado cuyo origen, libros o lugar de escritura desconocen. Por esta razón, ellos intentan crear pruebas, aunque sean débiles, que luego relacionan y juntan para crear una historia que pueda convencer a las personas.


Las pruebas de la legalidad del Nuevo Testamento que presenta la Iglesia:


En lo que se refiere a la legalidad del Nuevo Testamento, hay una fuerte división entre los sacerdotes de las iglesias, algunos de los cuales están convencidos de que los autores del Nuevo Testamento son personas desconocidas y de que las frases que atribuyen la autoría de los Evangelios a Mateo, Marcos, Lucas y Juan han sido agregadas en el segundo siglo y no hay ninguna prueba sólida de su autenticidad. Otros son muy estrictos en la atribución de la autoría de los cuatro Evangelios a los discípulos de Cristo, y presentan evidencias falsas e incorrectas, que han sido organizadas y bien estructuradas para que el lector simple las crea. A continuación, enumeramos algunas de estas pruebas:


1. Pruebas internas:


Se afirma que la personalidad y el nombre del escritor de la Biblia pueden ser identificados a través de la Biblia misma. Por ejemplo, Juan el Bautista, el discípulo de Cristo, puede ser reconocido como el autor del Evangelio de Juan tanto por las palabras en las que es mencionado su autor y descrito como “el discípulo a quien Cristo amaba”, como también por las costumbres de los judíos, su historia y la geografía de Palestina descritas en el mismo.


2. Pruebas externas:


1) Los testimonios de los primeros padres de la Iglesia: varios de los primeros padres de la Iglesia fueron testigos de la identidad del escritor del Evangelio.


2) Las citas de los padres: varios padres de la Iglesia primitiva han citado textos bíblicos.


3) Los manuscritos en papiro: la Iglesia tiene hoy en dia miles de copias y muchas traducciones antiguas.


La respuesta a esta frágil prueba:


1. Para las pruebas internas:


En ningún Evangelio hay referencias al nombre de su autor, ni indicios de su carácter. El lector puede leer cualquier Evangelio de su elección e intentar descubrir por sí mismo si contiene alguna prueba interna de la identidad del escritor o no. En realidad, las evidencias internas que presentaremos en los próximos capítulos, si Dios quiere, indican claramente que el escritor es una persona desconocida y no un discípulo de Cristo.


En cuanto a la afirmación de que el autor del Evangelio de Juan se identificó a sí mismo como “el discípulo a quien Cristo amaba”, decimos que se trata de una afirmación incorrecta porque el escritor


de la Biblia habla del discípulo a quien Cristo amaba en tercera persona, es decir, habla de alguien que no es él. Entonces, nuestra pregunta es, ¿dónde está el nombre de Juan en la frase “el discípulo a quien Cristo amaba”?


En cuanto a la afirmación de que el escritor estaba familiarizado con las costumbres y la historia de los judíos y la geografía de Palestina, preguntamos, ¿dónde aparece el nombre de Juan aquí? ¿Nadie más conocía estas informaciones, excepto Juan, el hijo de Zebedeo? ¡Esta débil evidencia es como una pajita a la que está tratando de aferrarse aquellos que sienten que están a punto de ahogarse!


2. Para las pruebas externas:


1) Los testimonios de los primeros padres de la Iglesia:


Algunos sacerdotes conservan una lista de varios nombres de los primeros padres de la Iglesia y afirman que estos padres fueron testigos de la identidad del autor de cada Evangelio. Sin embargo, esa lista representa un gran engaño, ya que los testimonios de los padres de la Iglesia deben ser verificados cuidadosamente y deben cumplir con las siguientes condiciones:


a. Deben ser emitidos por al menos dos padres de la Iglesia:


Los tribunales de hoy en dia no aceptan el testimonio de una sola persona, sino que requieren de al menos dos testigos.


b. Ambos deben ser testigos presenciales:


Ellos deben haber sido discípulos de unos de los apóstoles, discípulos de Cristo, y por lo tanto deben haber vivido en el mismo siglo que los discípulos de Cristo. Sin embargo, al revisar la lista de los testimonios de estos padres, encontramos que cada uno de ellos


vivió en un siglo diferente al siglo en que vivió el otro y que no se conocieron, ya que algunos vivieron a fines del siglo II, otros vivieron en el siglo III y algunos vivieron en el siglo IV. Además, cada uno de ellos vivía en un país diferente al que vivía el otro.


Eusebio de Cesarea dice en su libro “La historia de la Iglesia”13: “Por entonces, el apóstol y evangelista Juan, aquel a quien Jesús amaba, todavía estaba con vista en Asia y continuaba allí cuidando de la iglesia tras volver del destierro de la isla, una vez que hubo muerto Domiciano. Bastarán los testigos para garantizar que entonces Juan todavía vivía, pues ambos son fidedignos y reconocidos en la ortodoxia de la iglesia. Se trata de Ireneo y de Clemente de Alejandría14.”


Desafortunadamente, las palabras de Eusebio fueron clasificadas como falsas, ya que Ireneo nació en el año 140, es decir, al menos cincuenta años después de la muerte de Juan, el hijo de Zebedeo. Por lo tanto, no pudo ser un testigo presencial. En cuanto a Clemente de Alejandría, él nació en el año 150, es decir, sesenta años después de la muerte de Juan, el hijo de Zebedeo. Por lo tanto, ¡el tampoco pudo ser un testigo presencial y no tuvo conexión con nadie que fuera testigo presencial de Juan, el hijo de Zebedeo! En los próximos capítulos, ampliaremos las informaciones acerca de Clemente de Alejandría y veremos que no fue una persona de confianza, ya que su nombre fue removido del registro de los mártires de la Iglesia Católica Romana en el año 1586 por orden del Papa Clemente VIII debido a la existencia de algunas enseñanzas corruptas en sus escritos.


c. Cada testimonio debe ser independiente:


13 Capitulo XXIII, Relato acerca del apóstol Juan


14 Clemente de Alejandría, 150-215


Cada testimonio debe ser independiente y no simplemente una repetición de un testimonio anterior. Los sacerdotes mencionan la lista de testimonios de los padres de la Iglesia primitiva, pero no clarifican cuáles de estos testimonios fueron solo una repetición de los anteriores! Además, el testimonio es el relato de una persona que no conoció a ninguno de los discípulos y después otros testimonios son solo una repetición de su testimonio.


Un ejemplo en este sentido es que la Iglesia afirma que San Papías ha escrito cinco libros y que la prueba de la existencia de estos libros y de su atribución a Papías son los testimonios de Ireneo y Tertuliano. ¡Pero la Iglesia no nos dice directamente que Ireneo vivió en el siglo II mientras que Tertuliano vivió en el siglo IV! Es decir, ¡Tertuliano cita lo que dijo Ireneo! Por lo tanto, hay un testimonio y el otro es solamente una repetición del primero! En conclusión, no hay ninguna discusión posible sobre el número de los padres, ya que sus testimonios son solo una repetición.


d. Ambos testigos deben haber recibido el Evangelio del discípulo en sus propias manos:


¿Cómo podrías aceptar un testimonio de una persona sobre la que nadie sabe nada? Es decir, el Evangelio debe estar en el poder de los padres de la Iglesia y ellos deben probar que este fue escrito por uno de los discípulos de Cristo. Entonces, ¿quien recibió este Evangelio original en sus manos de uno de los discípulos de Cristo? ¿Y de quien lo recibió? ¿Dónde ocurrió y quien lo presenció? ¿Dónde está este Evangelio original y dónde desapareció?


e. Integridad y honestidad:


Los testigos deben ser conocidos por su integridad, honestidad y sinceridad en su comunidad y entre los padres de la Iglesia primitiva.


2) Las citas de los padres:


¡Las citas de los padres sugieren que ellos tienen el Evangelio original en sus manos y que están citando de el! Sin embargo, las citas de los padres tienen dos características:


En primer lugar, sus palabras no son citas de la Biblia, sino historias ampliamente difundidas sobre acontecimientos en los que Cristo participó y sus palabras. Estas historias fueron escritas en cientos de evangelios. La prueba de esto es que los padres no escribieron junto a estas historias que fueran citas de la Biblia.


En segundo lugar, la cita de uno de los Padres de un Evangelio en particular no implica la confirmación del nombre del autor de este Evangelio. Algunos de estos padres creían que Ireneo tenía un maestro llamado Policarpo, que Policarpo era un discípulo de Juan, el hijo de Zebedeo, y que Policarpo había testificado que el Evangelio de Juan fue escrito por Juan, el hijo de Zebedeo. Debido a esto, ¡ellos creyeron y adoptaron el Evangelio de Juan basándose en lo que dijo Ireneo en vez de verificar la identidad del autor de este Evangelio!


3) Los manuscritos en papiro:


La Iglesia dice que tiene miles de copias de papiros, muchos manuscritos escritos en pieles de animales y muchas traducciones antiguas, pero de hecho esto no puede considerarse una prueba de la legalidad de los cuatro Evangelios por las siguientes razones:


1. El número de copias y traducciones no tiene ninguna relevancia, ya que estas miles de copias son una repetición que no hacen ninguna referencia a la fuente original. Esta situación es igual a la de una noticia falsa que transmiten todos los periódicos internacionales. La cantidad de periódicos que la han transmitido no hacen que la noticia sea verdadera, ya que estos la han difundido sin verificar la autenticidad de la noticia original.


2. La afirmación de que hay miles de copias y traducciones no significa que haya miles de copias de todo el Nuevo Testamento, ya que de hecho lo que hay son fragmentos dispersos. Hay miles de papiros que son pequeñas piezas, hay un papiro que contiene una o dos de las epístolas de Pablo y hay papiros con algunos versos de la Revelación o algunos versos de un cierto capítulo de un Evangelio en particular, y esto es lo que abordaremos en el próximo capítulo, si Dios quiere.


3. Las miles de copias que tiene en su poder la Iglesia no fueron escritas en el mismo siglo, sino que fueron escritas desde el siglo II hasta el siglo XV. Si la Iglesia quiere citar copias que se remontan al siglo VII o XIV, ¿por qué no citar las miles de millones de copias impresas actualmente de los cuatro Evangelios en todo el mundo y en todos los idiomas existentes? ¿Cómo puede la Iglesia probar la validez de los cuatro Evangelios con manuscritos escritos en siglos posteriores a los acontecimientos descritos en ellos? Por lo tanto, no tomaremos en cuenta ningún manuscrito o traducción de ninguna época que no sea el segundo siglo, que es el que está más cerca de la fecha de escritura de los Evangelios originales.


4. En cuanto a las copias escritas en el siglo II, si hablamos únicamente de los cuatro Evangelios y dejamos de lado las Cartas y la Revelación, encontramos que el Instituto de Investigación Textual del Nuevo Testamento ha registrado tan solo diez manuscritos que posiblemente se remontan al siglo II. Por lo tanto, ¡la Iglesia tiene solo diez copias y no miles de copias como se afirma! Además, después de estudiar cada papiro por separado, encontramos que muchos de ellos en realidad no se remontan al siglo II, sino al siglo III o IV, y esto es lo que abordaremos en el próximo capítulo, si Dios quiere.


5. Estos diez papiros del siglo II, la mayoría de los cuales son en realidad piezas muy pequeñas, no pueden probar la validez de los


cuatro Evangelios. Si Dios quiere, en el siguiente capítulo pondremos fotos de esos pequeños restos de cada papiro.


6. ¡La Iglesia reconoce que ninguna de las copias, manuscritos y traducciones existentes han sido copiadas de los evangelios originales, sino que son copias de otras copias de otras copias de otras copias de otras copias ... etc.!


7. En cuanto a los Evangelios originales, la Iglesia admite que todos se perdieron muy temprano y que no se salvó ni una copia de las que se habían copiado directamente de ellos porque estaban todas escritas en papiros que se han deteriorado pronto después.


Sin embargo, la afirmación de la Iglesia de que los Evangelios originales y las copias que se hicieron directamente de los originales se han perdido porque estaban escritos en papiro es incorrecta, ya que los papiros de la época faraónica, escritos hace varios miles de años, todavía están en nuestras manos y no han sido destruidos. En cuanto a las copias originales de los cuatro Evangelios, dado que ninguno de los padres de la Iglesia primitiva que vivieron en la primera mitad del segundo siglo mencionó haberlos visto o tenido en posesión en ningún momento, eso significa que ya habían desaparecido en menos de medio siglo o que ¡fueron escritos originalmente a mediados del siglo II y no en el primer siglo!


Incluso si asumimos que las copias originales de los cuatro Evangelios se perdieron porque estaban escritas en papiro, ¿cómo es posible que haya sobrevivido ni un solo Evangelio y ni una página de ningún Evangelio? ¿Cómo se evaporaron todas las páginas y todos los Evangelios? El papiro se puede deteriorar y sus bordes se pueden erosionar, ¡pero no se evapora como el gas! Además, ¿cómo es que no preservó la Iglesia los Evangelios originales a pesar de su gran importancia y sin embargo pudo conservar las copias de los siglos II, III y IV, aunque también están escritos en papiro?


En realidad, no existió tal cosa como los “Evangelios originales”, y es por esta razón que a la Iglesia no le importó guardar copias. Si Dios quiere, explicaremos esto en los próximos capítulos.


8. La Iglesia reconoce que los papiros griegos no tienen gran validez porque fueron escritos por personas no calificadas. En la página web de la Iglesia ortodoxa copta podemos leer lo siguiente: “Todos nuestros manuscritos griegos más antiguos del Nuevo Testamento están registrados en papiros que datan de mediados del siglo II hasta el siglo IV, pero un número de papiro (P74) se remonta al siglo VII. Aunque los papiros son partes incompletas, son considerados una parte importante del Nuevo Testamento, y aunque provienen de una edad temprana, han perdido gran parte de su validez porque están escritos en una caligrafía clerical no calificada y parece que no se ha prestado atención a los pequeños detalles.”


9. Cuando se encargó a Erasmo de Róterdam15 que publicara en 1502 la primera edición de la Biblia en griego16, este no se basó en las versiones griegas tempranas de los siglos II, III y IV escritas en el tipo textual alejandrino debido a su temor a las irregularidades que podían contener, sino en las versiones griegas tardías escritas en el tipo textual bizantino. La tercera edición de Erasmo es la edición en la que se basó la edición King James.


Debido a que Erasmo no pudo conseguir una versión griega completa, ¡usó docenas de versiones griegas para poder combinarlas y complementarlas, consiguiendo así el Nuevo Testamento en griego!


15 Neerlandés: Desiderius Erasmus van Rotterdam; latín: Desiderius Erasmus Roterodamus; Róterdam, 28 de octubre de 14662-Basilea, 12 de julio de 1536


16 Biblia políglota complutense


El teólogo Bart Ehrman17 dijo sobre la legalidad de los Evangelios:


En uno de sus debates sobre la fiabilidad de los Evangelios, Bart Ehrman dijo:


“Cuando era un cristiano evangélico creyente en la Biblia y asistía al Moody Bible Institute, antes de que comenzara en serio mis estudios sobre el Nuevo Testamento, antes de que comenzara a leer en griego y antes de que viera lo que los investigadores serios del mundo tenían que decir sobre el tema, estaba absolutamente convencido de que los Evangelios no sólo contenían tradiciones de testigos oculares, sino que habían sido escritos por dos testigos oculares: Mateo y Juan; y por dos personas que eran compañeros de testigos oculares: Marco y Lucas. El trabajo de investigación intenso hace cambiar de opinión acerca de las cosas, pero no quiero que piensen que ésta es una razón para no usar su cerebro. Incluso si eres el evangélico creyente en la Biblia más ferviente del planeta, seguramente crees que Dios te dio un cerebro. Usa tu cerebro, Craig (uno de los participantes al debate) y yo estaremos de acuerdo en esto. Dios te dio un cerebro para que pienses. Aplica la razón, es para eso que Dios te hizo humano en vez de babosa. No temas usar tu inteligencia para averiguar la verdad: la verdad puede no ser lo que te enseñaron, pero si es la verdad deberías creerla, no huir de ella.


A medida que estudiaba usando mi inteligencia, y como evangélico también orando sobre este tema, me convencí de que los Evangelios del Nuevo Testamento no fueron escritos por testigos


17 Bart D. Ehrman (1955) es un erudito sobre el Nuevo Testamento y experto en el paleocristianismo. Actualmente es el jefe del Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.


oculares, ni por personas que conocían a testigos. Lo primero a considerar es que los Evangelios no afirman haber sido escritos por testigos, son todos anónimos. Los títulos en sus Evangelios, “Evangelio según Mateo”, etc., fueron añadidos por editores posteriores, no puestos allí por los autores originales. Segundo, ninguno de los Evangelios afirma ser escrito por la persona cuyo nombre lleva: no afirman ser escritos por testigos oculares ni por personas llamadas Mateo, Marcos, Lucas y Juan, ésas son tradiciones posteriores que fueron añadidas a los Evangelios. Estas tradiciones no comenzaron a aparecer hasta después de cerca de cien años. Algunos piensan que un líder de la Iglesia primitiva llamado Papías se refiere a los testigos de Marcos y de Mateo, pero hay razones muy sólidas para pensar que Papías, que vivía alrededor de los años 120 a 140, no se refiere a nuestro Marcos ni a nuestro Mateo. La primera vez que alguien se refiere a Mateo, Marcos, Lucas y Juan por su nombre es Ireneo, en el año 180, cien años después de que estos libros fueran escritos.


Mi opinión acerca de los Evangelios que han llegado a nosotros que eran anónimos, no sabemos sus nombres, y no están escritos en base a testimonios de testigos oculares. Pero el punto importante al que quiero llegar es que incluso si los Evangelios hubieran sido escritos por testigos oculares o si tuvieran reportes de testigos oculares, eso no garantiza que fueran exactos. Piensen en nuestro actual sistema legal. ¿Los testigos oculares son siempre exactos en lo que reportan? Si es así, ¿por qué tenemos juicios en que se llama a declarar a más de un testigo? Si los testigos oculares fueran siempre exactos en lo que informan no necesitaríamos tribunales de justicia. Si quisiéramos saber qué pasó, simplemente le preguntaríamos a alguien. Los testigos oculares no siempre dan toda la información correctamente. Pero incluso si lo hicieran no importaría, porque los


Evangelios del Nuevo Testamento no afirman haber sido escritos por testigos oculares, y de hecho no lo fueron.


Los escritores de los Evangelios vivían 40, 50 o 60 años después de que Jesús murió. Escribieron los Evangelios en griego, y el idioma de Jesús era el arameo. Estos escritores de los Evangelios vivían en un país distinto, décadas más tarde. ¿De dónde sacaron la información? No eran los seguidores de Jesús: no afirman ser los seguidores de Jesús, los discípulos. Fueron escritos por otras personas, décadas más tarde, y en un idioma distinto. ¿De dónde sacaron la información? Ellos escucharon historias sobre Jesús que habían circulado año tras año, década tras década, hasta que los escritores de los Evangelios, que vivían en un país diferente y hablaban otro idioma, escucharon esas historias. ¿Que les pasa a todas las historias cuando se transmiten oralmente? Cambian.


Los escritores de los Evangelios discrepan entre ellos porque las historias que fueron narradas y re-narradas cambiaron a lo largo del tiempo, y a veces los mismos escritores de los Evangelios cambiaron las historias. Es por eso que hay discrepancias. Es por eso que los expertos pueden describir a Jesús “en general”; pueden hacer una lista de “8 cosas que Jesús hizo”, pero no pueden ponerse de acuerdo en los detalles. ¿Por qué no se ponen de acuerdo? Porque hay tantas discrepancias que los Evangelios no son fidedignos.”18


18 https://www.youtube.com/watch?v=RpRgzbP33NA


Capítulo III


Los diez papiros del segundo siglo


Como hemos mencionado en el capítulo anterior, la afirmación de la Iglesia de que tiene en su poder miles de papiros no puede ser considerada una prueba de la legalidad de los cuatro Evangelios, ya que lo que nos preocupa aquí son las versiones que se pueden remontar al siglo II y se relacionan con los cuatro Evangelios, dejando de lado las Cartas y la Revelación. En este caso, el Instituto de Investigación Textual del Nuevo Testamento ha registrado tan solo diez manuscritos que posiblemente se remontan al siglo II. Sin embargo, después de estudiar cada papiro por separado, encontramos que la fecha de escritura es incorrecta porque se basa en paleografía. Además, estos diez papiros han sido descubiertos recientemente, en el siglo XX, después de haber estado perdidos por muchos siglos, es decir, la Iglesia no los ha conservado a lo largo de los siglos y no conoce los libros de los que provienen, su fiabilidad y su credibilidad. Si esos papiros no fueron conservados y protegidos por los antepasados, ¿cómo pueden ser citados por los contemporáneos? Estos diez papiros son los siguientes:


1. Papiro (P52):


La historia de su escritura varía entre los teólogos. La mayoría de ellos afirman que se remonta al año 125 dC, asegurando que este es el papiro más antiguo encontrado de los escritos de los primeros cristianos. Su propósito es tratar de convencer a la gente de que este papiro pudo ser copiado directamente del Evangelio original de Juan y de que en esa época se distribuyeron copias del Evangelio de Juan en muchos países. Esta pieza fue descubierta en Egipto en 1920.


Su reclamo también es un intento de confirmar que el Evangelio de Juan fue escrito en el primer siglo, ya que hubo copias de él en el primer cuarto del segundo siglo. La razón de esto es que los teólogos difieren en cuanto a la fecha de escritura del Evangelio de Juan, ya que algunos dicen que fue en el primer siglo y otros dicen que fue en el segundo siglo. Si el Evangelio de Juan fue escrito en el segundo siglo, ¡esto significa que su autor no pudo ser Juan, hijo de Zebedeo y discípulo de Cristo!


Otros teólogos afirman que el papiro se remonta al año 150 dC, y otros tantos afirman que se remonta al año 170 dC. Los estudios más recientes indican que este papiro puede fecharse en el siglo II o III de nuestra era. La Universidad de Manchester del Reino Unido, que conserva ese papiro, ha realizado un estudio y ha llegado a la conclusión de que es probable que se remonte a finales del siglo II.


Sin embargo, todo esto es un mero engaño y una especulación sin ninguna base científica sólida, ya que la fecha de escritura de este papiro fue identificada de acuerdo con la paleografía (es decir, el estudio de las escrituras antiguas), estudiando el método de escritura y comparándolo con algunos escritos cristianos primitivos. Aún así, la paleografía no puede determinar la fecha de escritura de ese papiro por las siguientes razones:


● Al observar detenidamente la imagen de abajo, encontramos que la cantidad de palabras de ese papiro es demasiado pequeña para determinar el método de escritura y especificar de manera precisa en qué año fue escrito.


● La paleografía no es una ciencia, sino un estudio que puede determinar el siglo en el que fue escrito un papiro. El resultado puede no ser exacto, ya que puede haber un margen de error de un siglo, dos o incluso tres. Sin embargo, hay algunos que afirman que la fecha de


escritura del papiro se remonta al año 125 o incluso 170. ¿Cómo han podido lograr esta identificación extrema?


● La paleografía se basa en comparar el estilo de escritura de un papiro con el estilo de escritura de otros papiros del mismo siglo. Entonces, ¿cómo pudo ser comparada la escritura de este papiro con la de otros papiros del primer cuarto del segundo siglo si no se conservó ningún papiro de la misma época?


● La paleografía se basa en la comparación del método de escritura, teniendo en cuenta dos factores:


1) El factor temporal: el estilo de escritura en inglés utilizado en la época de Shakespeare ciertamente es diferente del método de escritura utilizado en la actualidad. Sin embargo, esta definición no es precisa. Por ejemplo, en la traducción de los libros religiosos al inglés existe una gran diferencia entre los traductores en el estilo de escritura y la elección de palabras. Algunos de ellos escriben en el lenguaje contemporáneo, usando palabras que encontramos en los libros modernos, y otros quieren santificar los libros religiosos eligiendo palabras antiguas que podrían parecerse al estilo de escritura de Shakespeare. Por lo tanto, ¡un libro puede ser traducido en la actualidad, pero en un estilo de escritura similar al utilizado hace 400 años! Además, en la actualidad, los sacerdotes de la Iglesia ortodoxa griega realizan sus oraciones en griego antiguo y no en el idioma griego moderno utilizado en nuestro tiempo, y todos los documentos oficiales publicados por la Iglesia ortodoxa griega están escritos en griego antiguo y no en el idioma moderno, como también todos los documentos oficiales publicados por el Papa están publicados en latín y no en italiano!


2) El factor espacial: como ya sabemos, todos los papiros antiguos que fueron encontrados recientemente están escritos en griego, pero en esa era la lengua griega se hablaba en muchos países.


Sin embargo, el estilo de los que hablaban griego en Grecia es diferente del estilo de los que hablaban griego en Egipto, Siria o Palestina. Entonces, si decimos que queremos usar la paleografía para determinar el método de escritura de un papiro determinado, ¿compararemos este método de escritura con el método utilizado en Egipto, Grecia o Palestina?


El tamaño de este papiro es de solo 9 cm * 6 cm, está escrito tanto en el lado frontal, como en el posterior. La cara frontal contiene siete líneas incompletas del Evangelio de Juan. Como podemos ver en la imagen de abajo, estas líneas contienen algunas palabras intermitentes del capítulo 18, versículos 31-33. La cara posterior contiene algunas palabras intermitentes de los versículos 37 y 38 del mismo capítulo.


2. Papiro (P64):


La fecha de su escritura es objeto de controversia, ya que algunos piensan que fue escrito en el siglo IV, otros en el siglo III, y otros en el siglo II, pero todos lo datan de acuerdo con la paleografía. Fue descubierto en Egipto y contiene algunas palabras esporádicas del Evangelio de Mateo, capítulo 26, versículos 23-31.


3. Papiro (P67):


Este papiro es un complemento del que hemos mencionado anteriormente (P64), es decir, los dos son del mismo libro, y contiene algunas palabras esporádicas del Evangelio de Mateo, capítulo 3.


4. Papiro (P90):


Según la paleografía, algunos teólogos lo remontan a finales del siglo II. Fue descubierto en Egipto y contiene un pequeño fragmento del Evangelio de Juan, desde el capítulo 18, versículo 36, hasta el capítulo 19, versículo 7.


5. Papiro (P104):


Según la paleografía, algunos de los teólogos lo remontan a finales del siglo II. Fue descubierto en Egipto. La cara frontal contiene algunas palabras del Evangelio de Mateo, capítulo 21, versículos 34-37, y la cara posterior contiene algunas palabras poco legibles de los versículo 43 y 45 del mismo capítulo. El versículo 44 no aparece en este papiro, lo que significa que fue añadido más tarde en otras versiones.


6. Papiro (P77):


Según la paleografía, es probable que se remonte a finales del siglo II o principios del siglo III. El papiro contiene algunas palabras


esporádicas e incompletas del Evangelio de Mateo, del capítulo 23, versículos 30-39.


7. Papiro (P103):


Algunas personas asumen que el papiro es un complemento del que hemos mencionado anteriormente (P77), lo que significa que proceden del mismo libro. El papiro contiene algunas palabras esporádicas del Evangelio de Mateo, capítulo 13, versículo 55 y 56, y capítulo 14, versículos 3-5.


8. Papiro (P66):


Este papiro forma parte de la colección de papiros conocida como los papiros Bodmer, fue descubierto en Egipto en 1952 y lleva el nombre de su comprador, Martin Bodmer.


Según Martin Bodmer, la historia del papiro se remonta a principios del siglo III, en conformidad con la paleografía.


Sin embargo, después de un extenso estudio del papiro, el teólogo Brent Nongbri confirmó que se remonta a mediados del siglo IV, teniendo en cuenta su forma, su estructura literaria, el método de escritura utilizado y su origen.


¡El historiador bizantino Herbert Hunger afirmó que el papiro se remonta al siglo II!


El Instituto de Investigación Textual del Nuevo Testamento ignoró la datación establecida por Martin Bodmer, que es el siglo III, y la datación establecida por el Dr. Brent Nongbri después de estudios extensos a mediados del siglo IV, y adoptó la datación establecida por Herbert Hanger, que no fue un especialista en la paleografía, sino un historiador bizantino, considerando que el papiro fue escrito en el siglo II!


El papiro contiene las secciones siguientes del Evangelio de Juan: desde el capítulo 1, versículo 1, hasta el capítulo 6, versículo 11; desde el capítulo 6, versículo 35b, hasta el capítulo 14, versículo 26; capítulo 14, versículos 29 y 30; capítulo 15, versículos 2-26; capítulo 16, versículo 2, 3, 4, 6 y 7; desde el capítulo 16, versículo 10, hasta el capítulo 20, versículo 20; capítulo 20, versículos 22 y 23; desde el capítulo 20, versículo 25, hasta el capítulo 21, versículo 9; y capítulo 21, versículos 12 y 17.


9. Papiro (P75):


Este papiro forma parte de la colección de papiros conocida como los papiros Bodmer. La fecha de escritura del papiro se remonta a finales del siglo II o principios del siglo III. Sin embargo, el teólogo Brent Nongbri confirmó que el estilo de escritura del papiro se asemeja al estilo utilizado en el siglo IV, siendo el mismo estilo utilizado en el Codex Vaticanus del cuarto siglo.


Este papiro contiene los siguientes pasajes del Evangelio de Lucas: desde el capítulos 3, versículo 18, hasta el capítulo 4, versículo 2; desde el capítulo 4, versículo 34, hasta el capítulo 5, versículo 10; desde el capítulo 5, versículo 37, hasta el capítulo 18, versículo 18; y desde el capítulo 22, versículo 4, hasta el capítulo 24, versículo 53.


Este papiro también contiene los siguientes pasajes del Evangelio de Juan: desde el capítulo 1, versículo 1, hasta el capítulo 11, versículo 45; capítulo 11, versículos 48-57; desde el capítulo 12, versículo 3, hasta el capítulo 13, versículo 19; y desde el capítulo 14, versículo 8, hasta el capítulo 15, versículo 10.


10. Papiro (P98):


Es una pequeña parte del Libro de la Revelación, desde el capítulo 1, versículo 13, hasta el capítulo 2, versículo 1. De acuerdo con la paleografía, algunos opinan que se remonta probablemente al siglo II. Ya que no se relaciona con los cuatro Evangelios que constituyen el tema de este libro, no profundizaremos en hablar de él.


11. Papiro (P46):


Este papiro contiene algunas de las epístolas de Pablo. De acuerdo con la paleografía, algunos opinan que data de finales del siglo II o principios del siglo III. Ya que no se relaciona con los cuatro


Evangelios que constituyen el tema de este libro, no profundizaremos en hablar de él.


12. Pergamino (0189):


Este pergamino contiene fragmentos de texto del libro de los Hechos, capítulo 5, versículos 3-21. Según la paleografía, es probable que se remonte a finales del segundo siglo o principios del tercer siglo. Ya que no se relaciona con los cuatro Evangelios que constituyen el tema de este libro, no profundizaremos en hablar de él.


Resumen de este capítulo:


1. La mayoría de los diez papiros identificados por el Instituto de Investigación Textual del Nuevo Testamento son fragmentos que no pueden ser usados para probar nada.


2. Todo lo que se dice acerca de la fecha de escritura de estos fragmentos son solo suposiciones basadas en la paleografía.


3. La Iglesia primitiva no conservó ninguno de estos papiros y estos fueron perdidos durante siglos, hasta que fueron encontrados en Egipto en el siglo XX.


4. Al fijarnos en las imágenes de estos papiros, nos preguntamos: ¿Cómo puede la iglesia contemporánea citar estos fragmentos que no fueron preservados por los padres de la iglesia primitiva?


5. Estos papiros no tienen una fuente conocida, no se sabe de qué libros proceden y tampoco si han sido escritos bajo la supervisión de alguna iglesia. Sin embargo, en la actualidad, en cada una de las ediciones modernas de la Biblia encontramos la firma de uno de los patriarcas y el sello de su iglesia, e incluso una introducción de este


patriarca o de la iglesia sobre esa edición en particular o sobre el Nuevo Testamento en general.


En cuanto a estos diez papiros, no encontramos ninguna palabra que diga, por ejemplo, que fueron copias o traducciones realizadas por tal sacerdote, bajo la supervisión de tal sacerdotes y aprobadas por el Comité de Auditoría, o que son copias o traducciones de tal época, basadas en la versión original, que fueron conservadas en la Iglesia tal, bajo la supervisión de tal y tal patriarcas!



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