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Términos árabes:





·       Ayub: El nombre en árabe para el Profeta Job.





·       Sabr: Paciencia; viene de una raíz lingüística que quiere decir parar, detener, refrenar. 





·       Shaitan: Es la palabra usada en el Islam y en el idioma árabe para referirse al demonio o Satanás, la personificación del mal.  





·       Yinn: Creación de Allah creada antes que la humanidad a partir de un fuego sin humo. A veces se los llama seres espirituales, genios, banshis, poltergeists, fantasmas, etc.





GlimpsesLivesProphets5.jpgLas vidas de los profetas de Allah están llenas de lecciones, algunas son tan aplicables hoy como lo fueron en el pasado. Los profetas vinieron para enseñarnos lecciones y leyes. En algunas ocasiones, las leyes cambiaron para acomodarse a un lugar o tiempo en particular, pero el mensaje central que trajeron fue el mismo. Enseñaron a la gente a adorar solo a Allah, sin asociarle nada ni nadie en Su adoración. Las historias de la vida de los profetas enfatizan esta doctrina básica de que Dios es uno solo.  





La historia del Profeta Ayub es un poco diferente de las otras que conocemos, a través de ella podemos ver las luchas del ser humano a un nivel personal. Allah no nos relata la forma en que el Profeta Job predicó a su gente o cómo su propio pueblo reaccionó en cuanto a sus advertencias y admoniciones, no nos habla del destino del pueblo del Profeta Ayub, sino que nos habla de la paciencia que tuvo. Allah, el Todopoderoso, exalta a Job diciendo:


 





"Job fue paciente [ante todas las adversidades]. ¡Qué excelente siervo; volvía a Allah en todos sus asuntos y se arrepentía con sinceridad!" (Corán 38:44).





Lección 1


Tener sabr.


Ya para este punto usted probablemente piensa que todos los Profetas que hemos estudiado en esta serie de lecciones han demostrado sabr y, por supuesto, usted estaría en lo cierto; esta es una de las lecciones más importantes para aprender y practicar.  Sin embargo, Allah, el más Sabio, usa la historia de Profeta Ayub para tocar algunas áreas que de otra manera pasarían desapercibidas en el estudio de los profetas de Allah y su paciencia. La historia del Profeta Ayub es una de sabr, no hay duda acerca de ello; sin embargo, no se trata de una paciencia de minutos, horas o incluso días. El Profeta Ayub fue paciente por años, literalmente, sin ni siquiera el más pequeño descanso. Los eruditos difieren sobre cuántos años, pero al parecer fueron siete como mínimo. El Profeta Ayub aguantó todas las dificultades con paciencia. Para aprender más sobre el sufrimiento del Profeta Ayub y su inquebrantable paciencia, por favor vea: 





https://www.islamreligion.com/es/articles/2721/la-historia-del-profeta-job/





Lección 2


¿Nuestra sinceridad y adoración de Allah dependen de las bendiciones que nos otorga? 


La felicidad y las aflicciones son pruebas de Allah. Enfrentamos problemas y experimentamos triunfos. Si recordamos a Allah en nuestras épocas de triunfo, estaremos adorándolo sinceramente cuando nos toque experimentar pérdida o sufrimiento. Esto era lo que Shaitan intentaba descubrir cuando sugirió que Allah le quitara las bendiciones de riqueza, salud y familia.  Ayub oraba diariamente y frecuentemente agradecía a Allah por las bendiciones que le había otorgado, pero Shaitan estaba convencido de que Ayub se alejaría de su Señor cuando enfrentara intenso sufrimiento, enfermedad y angustia. Allah sabía que Su fiel siervo no se alejaría de su fe, entonces permitió que Shaitan afligiera a Ayub con una calamidad tras otra.  





Allah claramente nos advierte que los hijos y la riqueza son meramente adornos en esta vida breve, y que Él nos probará a través de nuestro amor por ellos. 





"Los bienes materiales y los hijos son parte de los encantos de la vida mundanal, [que estos no los hagan olvidar de lo que Allah ha ordenado. Utilicen bien sus riquezas y eduquen correctamente a sus hijos,] pues las obras que a Dios Le complacen son las que perduran y tienen gran recompensa" (Corán 18:46).





Él puede tomar estos adornos con la misma facilidad que nos los puede dar; de esta manera, nunca podemos confiarnos en la vida de este mundo o sentirnos seguros. En la historia de Ayub, Allah nos enseña que los tesoros mundanales al final no tienen valor alguno; entonces, nunca permita que los encantos de esta vida se apoderen de su corazón y le hagan perder lo que es realmente importante. No dé preferencia a lo material poniendo de lado la adoración y reverencia a Su creador.  





Lección 3


Nada pasa sin la voluntad de Allah 


Allah usó la vida del Profeta Ayub para darle una lección a Shaitan, es una lección de la cual nosotros también podemos beneficiarnos: Allah es el gobernador de todos los asuntos. Los seres humanos, los yinnes o Shaitan pueden tramar o simplemente hacer planes, pero ninguno de ellos florecerá sin el permiso de Allah. Cuando lea la historia completa del Profeta Ayub se dará cuenta de que Shaitan sabía esto y pidió permiso a Allah para probar al Profeta Ayub. 





El Profeta Ayub entendió que cualquier calamidad que cayera sobre él, estaba pasando con el permiso de Allah. Él también tenía plena confianza en la misericordia de Allah, sabiendo que si él amaba y confiaba en Allah incluso más en tiempos de tribulación, sería recompensado infinitamente. 





“[El Profeta] Job invocó a su Señor: '¡Oh Allah! Tú bien sabes que] he sido probado con enfermedades, pero Tú eres el más Misericordioso'. Respondí su invocación y lo curé de sus enfermedades, y le di nueva descendencia, multiplicándola como misericordia de Mi parte y como recuerdo para los adoradores devotos" (Corán 21:83-84).





La historia de Ayub y las lecciones que derivamos de ella deben ser un recordatorio constante para todos nosotros. Cuando nos quejamos y gimoteamos por las cosas más pequeñas que nos molestan y hacemos de un grano de arena una montaña de desesperación, debemos pensar en la fe inquebrantable y la confianza demostrada por el Profeta Ayub. Shaitan va a jugar con nuestra mente, nuestras emociones y debilidades, pero nuestro refugio es solo en Allah, Quien nos recompensará por nuestra paciencia y perseverancia.  A pesar de que sabemos que nuestra recompensa está en el más allá, Allah hace lo que Él quiere y puede también recompensarnos en este mundo.





Las tradiciones del Profeta Muhammad contienen una posdata de la historia del Profeta Ayub:  "Una vez, cuando el Profeta Ayub estaba bañándose desnudo, de repente una gran cantidad de langostas de oro empezaron a caer sobre él y el empezó a recolectarlas en su ropa. Su Señor lo llamó: '¡Oh Ayub! ¿No te he hecho lo suficientemente rico como para prescindir de lo que ves ahora?'. Ayub dijo: '¡Sí, Señor! Pero no puedo prescindir de tus bendiciones'"[1].





A pesar de que Allah hizo llover sobre el Profeta Ayub incontables bendiciones, el no ignoró ni minimizó ninguna bendición, porque él sabía que podría llegar un momento en el que Allah, por razones conocidas solo por Él, podría retener sus bendiciones. 





Ninguno de nosotros puede darse el lujo de rechazar las bendiciones de nuestro Señor o darlas por sentadas, así que recordemos que Allah hace lo que quiere y nos da solo lo que en última instancia es bueno para nosotros. 



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