difunto es lavado y perfumado completamente.
Seguidamente es envuelto en dos piezas de tela blanca e
inhumado, sin ataúd, orientado su rostro hacia la dirección
de la alquibla (esto es, hacia la Caaba). Según tradiciones
proféticas, el difunto oye los pasos de los vivos alejándose
del cementerio, y entonces conoce que ya se encuentra
solo. Momentos después, dos ángeles acuden a su tumba y
le formulan tres preguntas: ¿Quién es tu Señor?, ¿cuál es
tu religión?, y por último, ¿cuál es tu profeta?
Según el profeta Muhammad, el creyente, al contrario
que el incrédulo, no hallará dificultad alguna en responder
con corrección. Entonces comienza la verdadera vida de
ultratumba en la gloria de la salvación o en la condenación
del infierno dependiendo de los actos que el difunto
hubiera realizado en vida y del decreto divino. Si es salvo,
la aromática brisa del Paraíso se abrirá paso hacia su
sepulcro, que se ensanchará para su holgura y deleite. Mas
si está condenado, nauseabundas exhalaciones de la
Gehena invadirán el nicho, que para su mortificación se
estrechará más y más en torno a sí. Ruego a Allah que
tenga a bien que nuestros sepulcros se desembaracen
amplios y libres de suplicios.
Todo esto que me contó mi hermano Faiz despejó la
profusión de dudas que me asaltaban cada vez que pensaba
en el castigo merecido por cuantos cometiendo tantos
desmanes no son escarmentados en vida. Asimismo me
hizo comprender por qué Allah concede a los hombres
tantas ocasiones de arrepentirse e iniciar una nueva vida y
hasta que punto, también, es absoluta, perfecta y cumplida
su divina justicia. Al fin, pensé, he comprendido el sentido
de esta vida y de la otra. Mientras que en la Iglesia
Católica me enseñaron que Jesús murió para la redención
Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 85
de nuestros pecados, el Islam venía a mostrarme que todos
y cada uno de nosotros somos responsables de nuestros
propios actos y por ellos seremos o no salvos. ¡Es lo
lógico! Las enseñanzas que adquiría iban formando una
secuencia perfecta de engranajes en la que cada aspecto
aprendido reforzaba las lecciones anteriores.
Comencé entonces a dedicar cada vez más tiempo al
estudio de la religión. Cuando los horarios de
entrenamiento matinal en el gimnasio comenzaron a
solaparse con mis oraciones del amanecer decidí dar
prioridad al espíritu y postergar la hora del gimnasio.
Antes de abrazar el Islam quería ser cantante, aprendí a
tocar la guitarra y llegué a dar varios conciertos. Pero
cuando comprobé que todo aquello interfería en mi
formación espiritual también lo dejé y comencé a dedicar
ese tiempo a aprender a recitar el Corán en la lengua
original de la revelación: la lengua árabe. Todo ello, unido
a mis responsabilidades como joven esposo y estudiante de
ingeniería de veintiún años, no me dejaba tiempo libre
para más actividades. Y bajo la buena guía de Allah llegué
a sentir un apego tan profundo a mi nueva fe que quise
instruir a otras personas con aquella poca ciencia que había
adquirido.
Regresé a Venezuela. Mi familia entonces no conocía
el Islam. Observaban atentos mi nuevo modo de orar, y
llegaron a acostumbrarse a él. No me criticaban ni
condenaban mi acción: después de más de cuatro años en
los Estados Unidos sin ver a mis padres y hermanos, el
amor filial prevaleció sobre cualquier otra consideración y
me aceptaron tal cual era.
En el trabajo pedí permiso a mi jefe para orar cinco
minutos en la oficina. En 1982 yo era prácticamente el
único musulmán empleado en la industria petrolífera
8 6 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam
86
venezolana. Así que rogué a Allah que me diera fuerzas
para perseverar en mi fe mientras las tentaciones se
multiplicaban por doquier. Y gracias a la misericordia de
Allah, permanecí limpio de pecado.
Han pasado más de veintiocho años desde que me hice
musulmán y me siento muy feliz de haber tomado aquella
decisión. En mayor medida aún cuando observo, ¡gloria a
Él en las alturas!, que tantas personas abrazan hoy el
Islam. El Islam es actualmente la religión de mayor y más
rápida expansión en el mundo y aquella con un mayor
número de fieles practicantes1 pese a las modestas
posibilidades de las personas que predican la fe islámica
en comparación con los de otras religiones, en especial con
los misioneros cristianos. Si no fuera por los enormes
recursos a su disposición, el Cristianismo, sencillamente,
no podría competir con el Islam. Basta con echar un
vistazo a los conversos a estas dos religiones mayoritarias
y universales para comprobar que el Cristianismo atrae a
su seno a personas de muy limitados recursos cuya
indigencia se ve tentada con las posibilidades de prosperar
que sólo los cristianos les ofrecen. ¿Cómo explicar, si no,
que al tiempo que las iglesias y la fe que representan son
presas de un abandono masivo en sus feudos tradicionales
1 El número de fieles practicantes en el Islam excede
ampliamente el de todas las otras religiones juntas, incluyendo el
cristianismo. Según datos publicados por el periódico Sunday
Times, por ejemplo, en Gran Bretaña visitan la mezquita
semanalmente unos novecientos treinta mil devotos, cuando
apenas novecientos dieciséis mil cristianos visitan sus templos.
Y esto en un país de tradición cristiana donde los musulmanes
son minoría.
Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 87
el cristianismo se exporte a los países subdesarrollados?
No es este en absoluto el caso del Islam: entre los
musulmanes conversos hay pobres, pero también hay
ricos, famosos y científicos; hay, incluso, a quien la
conversión al Islam le ha costado perder los bienes del
mundo: a más de un sacerdote, por ejemplo.
Y así, mi fe continúa fortaleciéndose día a día y en la
misma medida en que veo cumplirse la promesa de Allah:
“Quisieran apagar de un soplo la Luz de Allah, pero Allah
hará que resplandezca a despecho de los infieles. Él es
quien ha mandado a su enviado con la Dirección y con la
religión verdadera para que, a despecho de los asociadores,
prevalezca sobre toda otra religión.” (Corán 61:8-9)
Cualquiera que conozca la Biblia sabe que algunas de
sus enseñanzas generalmente solo las cumplen los
musulmanes. Por ejemplo, como podemos comprobar en
Génesis 17:3 y en Mateo 26:36, tanto Jesús como los
profetas que le precedieron se postraban al orar, lo que hoy
solo los musulmanes hacen. Únicamente las mujeres
musulmanas se cubren el pelo como prescribe la Biblia: la
inmensa mayoría de las cristianas incumplen un
mandamiento que la Virgen María no dudaba en cumplir
escrupulosamente (Proverbios 4:9 y Corintios I 11:5).
Incluso el saludo que Jesús dispensaba a sus semejantes:
“¡Que la paz sea contigo!”, hoy solo lo utilizan los
musulmanes. Son muchos, en fin, los mandamientos que
ya solo los musulmanes respetan: la ablución antes de orar
(el wudu´, lo que nuestros mayores, los musulmanes
castellanos llamaban alguado); la circuncisión, no comer
cerdo ni carne convenientemente sacrificada, y un largo
etcétera.
8 8 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam
88
En conclusión: los verdaderos, los auténticos
seguidores de Jesucristo y de cuantos profetas le
precedieron son los musulmanes y solo los musulmanes.
Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 89
X
¿Cómo afectó mi conversión a las vidas de quienes
me rodeaban?
Habiendo recibido tan formidable don de Allah,
bendito sea, sentí un deseo irrefrenable de dar a conocer
este último mensaje divino a todos cuantos lo
desconocieran. Al principio no coseché grandes éxitos.
Algunos se tomaban el asunto a chanza. Otros me
aconsejaban que llevara el mensaje de Dios a los niños,
porque a los mayores ya sería muy difícil hacerles cambiar
de ideas. Durante mucho tiempo, mi único soporte fue mi
esposa, con quien compartía mi fe.
En 1990 regresé a los Estados Unidos, donde obtuve
mi Maestría en Ingeniería de Seguridad. Fue en este
segundo viaje cuando decidí multiplicar mis esfuerzos en
pro de la propagación del Islam. Mientras continuaba mis
estudios en la Universidad A&M de Texas seguí
formándome con el material de la Biblioteca Islámica del
Bryan College Station. En aquellos días solía mantener
correspondencia con mi familia en Venezuela y en
nuestras cartas cambiábamos impresiones sobre el Islam.
Y felizmente, cuando regresé a casa en 1992, tras apenas
un par de charlas muy breves, mis padres y uno de mis
hermanos mayores abrazaron la fe islámicas. A estas
conversiones les siguieron, algo más adelante, las de dos
de mis hermanas, otro hermano y un sobrino.
Por aquellos días el Director de la recién inaugurada
Mezquita de Caracas dio su visto bueno a un proyecto
ideado por mí y destinado a atraer fieles cristianos en
visitas dominicales a la que ya era la mayor mezquita de
América Latina. Una vez aprobado el proyecto me
9 0 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam
90
presenté voluntario para coordinarlo y participar, junto
al imán de la mezquita, en un programa de conferencias en
torno al Islam destinadas a todo tipo de público. Con el
auxilio de Allah, nuestros esfuerzos se vieron ampliamente
recompensados y solo a la primera de aquellas
conferencias asistieron unas doscientas cincuenta personas
entre cristianos, ateos, judíos y gentes de cualquier otra
tendencia y confesión. Aquella fue, también, la primera
conferencia que impartí sobre el Islam en Venezuela y
acaso la primera sobre el tema en nuestro país. Tan grande
éxito ha cosechado nuestro programa que hemos tenido el
enorme placer de ver cómo una profusión de compatriotas
abrazaba el Islam. Aún hoy continúa sus actividades y la
participación de cualquier persona interesada en el Islam
es siempre bienvenida.
Pese a todo, la situación de decadencia moral y de
corrupción que vive mi país me indujo a considerar la
necesidad de proteger a mis hijos de la perniciosa
influencia religiosa a la que yo mismo me había visto
sometido en mi infancia, así que decidí trasladar a la
familia a algún lugar en el que el Islam prevaleciera en la
vida social. Y el lugar elegido fue nada más y nada menos
que la tierra sagrada que Allah eligió como cuna del Islam:
el Reino de la Arabia Saudí.
Hoy doy charlas e imparto conferencias en diferentes
lugares del mundo, y siempre observo un interés creciente
en el Islam. Son numerosos los que abrazan la fe, y no
menos los que toman entre sus manos el material escrito
disponible para iniciar el proceso que yo mismo principié
hace más de veintiocho años. Otros, por último, se resisten
al Islam con la excusa de que no se sienten capaces de
desembarazarse de sus vicios. A este respecto deseo
Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 91
aclarar al lector que cuando una persona abraza el Islam,
su vida no tiene por qué cambiar radicalmente de la noche
a la mañana. Puede que ocurra así, pero no necesariamente
es ese el caso. Generalmente el proceso es gradual y se
desarrolla al tiempo que la persona se va formando en los
principios fundamentales de su nueva fe y se estrechan los
lazos que lo unen a sus hermanos y hermanas.
He aquí algunas preguntas que suelen formularme los
asistentes a mis conferencias:
1. ¿Para ser musulmán es preciso hablar árabe?
2. ¿Para ser musulmán es preciso ser árabe?
3. ¿Para ser musulmán debo dejar de creer en
Jesucristo y en la Virgen María?
La respuesta a estas tres preguntas es no: un no
categórico. El Islam es una religión universal y hay
musulmanes en todos los países del mundo. Tampoco la
lengua es impedimento. Y para ser musulmán, por último,
es imprescindible creer en Jesucristo y en la Virgen María,
su madre, bendita entre todas las mujeres.
También hay personas que dudan en dar el paso
creyendo que no cumplen ciertos requisitos. Nada de eso.
Hacerse musulmán es lo más sencillo del mundo. No
existen complicaciones para ello, ni ceremonias especiales,
ni mediación de agentes ni nada por el estilo. Para abrazar
el Islam se requiere únicamente tener fe sincera y guardar
obediencia al único Dios verdadero, el Creador y Sostén
del universo; Aquel que nos da la vida y nos la arrebata, el
que dispone cuando el hombre solo propone, el único que
debe ser adorado y reverenciado, el que porta los nombres
más bellos, el que reúne las cualidades sublimes; Aquel de
cuya gloria nada ni nadie participa, Dios Uno, Dios Eterno
que no ha engendrado, ni ha sido engendrado ni tiene par.
9 2 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam
92
Para ser musulmán, en definitiva, deberás abandonar
toda forma de idolatría o paganismo.
Este es el primer paso y está representado por la
fórmula “Dios es uno y Muhammad es su profeta” (“la
ilaha il-la Al-lah Muhammad rasulu Al-lah”). Una vez que
hayas dado testimonio público de tu fe pronunciando esta
fórmula en voz alta podrás ir aprendiendo el resto poco a
poco. No tienes de qué preocuparte, pues aunque
fallecieras en ese punto del camino serás considerado
musulmán y con la misericordia infinita de Allah gozarás
del Paraíso. Y no olvides que, aunque hayas hecho pública
tu fe en que Muhammad es el profeta de Dios, eso no
significa en modo alguno que estés afirmando que
Muhammad es el único profeta de Dios: estás testificando
tu fe en que Muhammad es el último de una cadena de
profetas y enviados de Dios que se remonta hasta Adán, y
al creer en él, manifiestas creer en todos los demás,
incluido Jesucristo.
Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 93
XI
Cuando la fe se impone mediante coacción
Dios, bendito sea, nos dice que es ilícito obligar a
nadie a abrazar la fe. Este es un principio fundamental del
Islam: “No cabe coacción en religión. La buena dirección
se distingue claramente del descarrío.” (Corán 2:256)
También Dios ha dicho: “La verdad viene de vuestro
Señor. ¡Que crea quien quiera, y quien no quiera que no
crea!” (Corán 18:29) Por ello, el Islam aboga por el
diálogo con el otro y por llamarlo a la fe mediante la
exhortación y las buenas razones: “Llama al camino de tu
Señor con sabiduría y exhorta a él con buenas razones.”
(Corán 16:125)
La Iglesia Católica, por el contrario, ha alcanzado su
posición actual gracias al genocidio y la masacre. Me
quedé estupefacto cuando supe que solo en Holanda tres
millones de personas fueron asesinadas por negarse a
aceptar la doctrina católica:
El día quince de febrero de 1568 el Santo Oficio
decretó que todos los habitantes de Holanda debían ser
ajusticiados por haber incurrido en crimen de herejía.
Solo unos pocos privilegiados se salvaron de la
condena genocida que Felipe II ratificó apenas diez
días más tarde ordenando su ejecución inmediata. Tres
millones de personas: hombres, mujeres y niños
habían sido condenados al patíbulo en virtud de una
sentencia de apenas tres líneas que el decreto del
Emperador Felipe no se dignaba suavizar. Día tras día,
hora tras hora, personas de todos los estratos eran
arrastradas hasta la hoguera. En cierta misiva al rey
9 4 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam
94
Felipe, el Duque de Alba estima que, tras la Semana
Santa de aquel año, deberían caer “ochocientas
cabezas”.1
Tras el Concilio de Nicea, la mera posesión de una
versión no autorizada de los evangelios quedó tipificada
como delito de pena capital. A raíz de ello,
aproximadamente un millón de cristianos fueron
asesinados en los años siguientes. Así fue como San
Atanasio condujo su política de unificación de la
Cristiandad.
Alguien podría imaginar que semejantes crímenes
constituyeron errores, individuales o colectivos,
perpetrados por personas egoístas, inmisericordes e
inhumanas, pero que nada tienen que ver con la Biblia. Sin
embargo, el espanto del género humano no tendría límites
de considerar la existencia de versículos en la Biblia que
inducen a semejantes monstruosidades. Pues atribuyen a
Dios haber dicho:
“Matad, pues, a todos cuantos varones hubiere, aun a
los niños, y degollad a las mujeres que han conocido
varón; reservaos solamente a las niñas y a todas las
doncellas.” (Números 31:17-18)
“Pasad por la ciudad, siguiendo en pos de él, y herid
de muerte: no sean compasivos vuestros ojos, ni tengáis
piedad. Matad al anciano, al jovencito, y a la doncella y a
los niños, y a las mujeres, hasta que no quede nadie.”
(Ezequiel 9:5-6)
1 MUHAMMAD ATA UR RAHIM: Jesus Prophet of Islam.
Riyadh (Kingdom of Saudi Arabia), Presidency of Islamic Research,
IFTA and Propagation, 1984, p.117.
Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 95
“El Señor os ha entregado la ciudad, y sea esta ciudad
y todo lo que hay en ella, anatema sacrificado al
Señor…todo lo que se hallare de oro y plata y de utensilios
de cobre, y hierro, sea consagrado a Dios, y guardado en
sus tesoros. Levantando, pues, el grito todo el pueblo, y
resonando las trompetas… pasaron a espada1 a todos
cuantos había en ella, hombre y mujeres, niños y viejos,
matando hasta los bueyes y las ovejas y los asnos.” (Josué
6:16-21).
“Ve, pues, ahora y destroza a Amalek, y arrasa cuanto
tiene; no le perdones ni codicies nada de sus bienes, sino
mátalo todo, hombres y mujeres, muchachos y niños de
pecho, bueyes y ovejas, camellos y asnos.” (Reyes I 15:3).
“Sus niños serán estrellados delante de sus ojos,
saqueadas sus casas, y forzadas sus mujeres.” (Isaías
13:16)
“Mal haya Samaria por haber exasperado a su Dios,
perezcan todos al filo de la espada; sean estrellados contra
el suelo sus niños, y abiertos los vientres de sus mujeres
preñadas2.” (Oseas 14:1)
1 ¿Cómo puede la Iglesia acusar al Islam de haberse extendido
“por la espada”, cuando el término “espada” aparece en la Biblia
en 406 ocasiones mientras que el Corán no aparece ni una sola?
2 El Islam permite la Yihad exclusivamente como un medio para
defender a los débiles, incluidos mujeres y niños, no para
matarlos o estrellarlos contra el suelo: “¿Por qué no queréis
combatir por Dios y por los débiles -hombres, mujeres y niñosoprimidos…?
(Corán 4:75). La Yihad es un medio de legítima
defensa, nunca un acto de agresión: “Combatid por Dios contra
quienes combatan contra vosotros, pero no os excedáis. Dios no
ama a los que se exceden.” (Corán 2:190) La Yihad, por último,
es un medio para garantizar la libertad de instruir a los hombres
9 6 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam
96
La Biblia es el único libro del mundo que incita a
matar a niños, estrellar contra el suelo a recién nacidos y
abrirle el vientre a embarazadas. La presencia de tales
versículos prueba por sí misma la corrupción por obra
humana de la Biblia puesto que tales horrores, qué duda
cabe, no pueden atribuirse a Dios.1 ¡Cuánta verdad hay en
la verdadera palabra de Dios!: “¡Ay de aquellos que
escribe la Escritura con sus manos y luego dicen: «Esto
viene de Dios» para luego malvenderlo! ¡Ay de ellos por
en la religión de Dios, nunca un medio para obligarles a
aceptarla: “No cabe coacción en religión. La buena dirección se
distingue claramente del descarrío” (Corán 2:256), “Y di: La
Verdad viene de vuestro Señor. ¡Que crea quien quiera y quien
no quiera que no crea!” (Corán 18:29)
1 La presencia de tamañas cosas supone un grave embarazo para
los editores de la Biblia, tanto que no resisten la tentación de
manipular el texto interactuando con él al igual que con
cualquier otro libro compuesto por mortales, añadiendo,
quitando y cambiando. Así, por ejemplo, leemos en Reyes I
6:19: “Mas el Señor castigó a los moradores de Betsamés, y
ciudades vecinas, porque se pusieron a mirar con curiosidad lo
interior del Arca del Señor contra lo mandado; y mató setenta
hombres de los ancianos del pueblo y cincuenta mil del vulgo.”
Sin embargo, en traducciones inglesas, francesas, alemanas y
árabes se ha suprimido la referencia a los cincuenta mil dejando
tan solo la alusión a los setenta, supuestamente más acorde a la
misericordia divina, toda vez que el fisgoneo en el Arca no
parece justificar una masacre colectiva e indiscriminada. Y si
ahora que con la generalización de la imprenta las Sagradas
Escrituras están al alcance de cualquiera se atreven a manipular
el texto de ese modo, ya podemos imaginarnos hasta qué
extremos no se llegaría cuando la Biblia constituía un privilegio
exclusivo del clero.
Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 97
lo que sus manos han escrito! ¡Ay de ellos por lo que han
cometido!” (Corán 2:79)
La coacción es incompatible con la religión por las
siguientes causas:
1. La religión se basa en la fe y la fe sincera solo
puede ser de grado, de modo que no hay fe bajo coacción.
2. La benevolencia de Dios nos ha definido con líneas
maestras tan claras y evidentes la diferencia entre la
verdad y la mentira que no hay necesidad de coaccionar al
respecto a ninguna persona de bien.
3. Existe un plan divino que dirige de continuo a la
humanidad desde las tinieblas hasta la luz, ¿qué necesidad
hay, pues, de coaccionar a la verdad?
Hombres y mujeres deben disfrutar de la oportunidad
de elegir libremente la religión que les plazca, y para ello
se les debe dar la oportunidad de conocer diferentes
alternativas sin presiones ni coacción de ningún tipo.
Guillotinas, sierras, hachas y hogueras en ningún caso
pueden ser una opción1 contra las personas que no desean
1 La Biblia atribuye al rey David actos de genocidio perpetrados
por los medios más atroces y criminales de los que un profeta de
Dios sin duda es inocente. Así, leemos en Reyes II 12:29-31:
“Juntó, pues, David todas las tropas, y marchó contra Rabbat, y
la tomó por asalto. Y quitó de la cabeza de su rey la corona, que
pesaba un talento de oro, y tenía piedras preciosísimas; la cual
fue puesta sobre la cabeza o trono de David. De más de esto,
llevó de la ciudad muchísimos despojos. A los habitantes los
sacó fuera, y mandó que unos fuesen aserrados haciendo pasar
sobre otros narrias o carros con ruedas de hierro, y despedazarlos
con cuchillos y arrojarlos en los hornos de ladrillos. Así trató a
todas las ciudades de los ammonitas. Enseguida volvióse David
con todo su ejército a Jerusalén” De igual modo, Paralipómenos
9 8 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam
98
aceptar la doctrina de la Iglesia Católica: “No cabe
coacción en religión. La buena dirección se distingue
claramente del descarrío.” (Corán 2:256)
Hoy somos testigos en diferentes países de las
consecuencias de la coacción en materia religiosa.
Drogadicción, asesinato, latrocinio, prostitución,
corrupción, violaciones y homosexualidad son los frutos
de forzar a las personas a profesar una religión que no se
lleva en el corazón.
Aferrarse a tradiciones ancestrales no necesariamente
conduce a una nación al éxito. Por ello vengo a presentaros
una alternativa. Una alternativa que puede salvar vidas,
rehabilitar a drogadictos, unir familias y articular
sociedades. Aquellas primeras noticias del año 2002 que a
todos nos rompieron el corazón en torno a la Iglesia
Católica estadounidense nos hablaban de abusos sexuales a
menores inocentes por parte de sacerdotes. Increíblemente,
los jerifaltes del Vaticano, en lugar de actuar con
contundencia contra tan horrendos crímenes, trataron de
ocultarlos ofreciendo dinero a cambio del silencio de las
víctimas. Años antes ya alertaba cierto informe que aun
conservo de que más de un 5% de los sacerdotes
estadounidenses abusaba sexualmente de menores. Sin
I 20:3 afirma: “A cuyos habitantes los hizo salir fuera e hizo
pasar por encima de ellos trillos y rastras, y carros armados de
cortantes hoces, de manera que quedaban hechos piezas y
añicos; otro tanto hizo David con todas las ciudades de los
ammonitas. Y, concluido esto, volvióse con todo su ejército a
Jerusalén.” ¿En qué cabeza cabe un mundo en paz cuando tales
actos de barbarie genocida son atribuidos a Dios y a sus
profetas?
Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 99
embargo, han tenido que pasar años antes de que el asunto
saltara a la primera plana de las principales cadenas de
televisión.
El mundo entero se ha visto conmocionado con las
últimas noticias del 2004 que aseguraban que en los
últimos cincuenta años más de cuatro mil sacerdotes
estadounidenses estuvieron implicados en abusos a
menores. La estadística es cuando menos horrorosa, pero
no sorprendente. Pues si hay que culpar a alguien, ese
alguien es, en primer lugar, la Biblia. El lector debe
conocer a estas alturas que tales maldades no son
simplemente obra de individuos egoístas: lo cierto es que
la Biblia incita a la inmoralidad, tal como leemos en
Ezequiel 23:1. La Biblia incluso atribuye pecados de
adulterio e incesto a los profetas: ni que decir tiene que
nosotros, los musulmanes, no creemos que los profetas de
Dios se vieran envueltos en tales desmanes.
He formulado la siguiente pregunta a más de un
cristiano: ¿Por qué en los países o comunidades en los que
de forma general se tiene la Biblia por Sagrada Escritura
los índices de asesinato, robo, alcoholismo1, prostitución,
1 Una de las mayores calumnias que quienes corrompieron la
Biblia han dirigido contra la persona de Jesús, y que los
musulmanes no podemos tolerar, es que se diga de él que era un
borrachín, como hace Lucas 7:34: “Ha venido el Hijo del
hombre, que come y bebe, y decís: He aquí un hombre voraz y
bebedor, amigo de publicanos y de gentes de mala vida.” ¿Ya no
recuerdan Proverbios 20:1: “Lujuriosa cosa es el vino, y llena
está de desórdenes la embriaguez; no será sabio quien a ella se
entrega”? ¿Cabe siquiera imaginar qué sería de la humanidad si
diéramos crédito a que uno de los más grandes profetas de Dios
era un alcohólico?
1 0 0 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam
100
homosexualidad, incesto y otras formas de corrupción
moral son extremadamente altos en comparación con los
países en los que lo es el Corán?
Una vez, por ejemplo, discutiendo con un ciudadano
estadounidense, le recordaba el caso de varios criminales
que bajo la influencia del alcohol violaron a una señora en
la Arabia Saudí y fueron condenados a la pena capital. Le
dije que gracias a que se había aplicado sobre ellos todo el
peso de la ley ahora cientos de miles de mujeres se
hallaban a salvo de otros potenciales violadores. Él
respondió que tales leyes son extremadamente severas y
no podrían aplicarse en su país, ante lo cual yo no pude
menos que recordarle que en los Estados Unidos, en los
últimos ocho meses, un promedio de dos mil mujeres
habían sido violadas diariamente, lo que suma la espantosa
cifra de medio millón. Escandalizado, admitió la
efectividad de la ley islámica. Si tuviera la oportunidad de
volver a hablar con él le diría que si a un imán se le
ocurriera abusar sexualmente de un menor, para salvar a
los demás niños se le ejecutaría de inmediato. ¡Qué feliz
me siento de haber abrazado el Islam! El orgullo me
embarga al pensar que soy musulmán.
Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 101
XII
Llamamiento al Papá y a otros grandes del mundo
En el nombre de Dios, el clemente, aquel cuya
misericordia todo lo abarca
Este llamamiento está dirigido a todos los grandes
líderes del mundo, en especial a cuantos guían y gobiernan
a millones de personas de otras religiones, sectas e
ideologías. Yo os invito a abrazar el Islam. ¡Acudid al
Islam y no sufriréis el castigo de Allah! ¡Acudid al Islam y
seréis salvos! A ti, judío o cristiano, Allah te recompensará
doblemente si abrazas el Islam1. Como dijo en cierta
ocasión el profeta Muhammad, Dios lo bendiga y salve:
“La persona de las gentes de la Escritura [es decir, el
cristiano o judío] que crea en su profeta y siga a
Muhammad y crea en él, tendrá doble recompensa.”
(Bujari)
Mas si declináis la invitación al Islam se os
imputará la responsabilidad por las faltas de cuantos se
encuentran bajo vuestra égida y os siguen.
Como a cualquiera otro de mis hermanos y
hermanas de todo el mundo, Allah me ha responsabilizado
1 El Islam otorga un estatus especial a las gentes de la Escritura,
también cuando de llamarlos a la fe y dialogar con ellos se trata.
Allah dice: “Debéis dialogar con la gente de la Escritura con
buenos modales” (Corán 29:46) En el Corán también se dice que
los cristianos son los más cercanos a los musulmanes: “Y
encontrarás, ciertamente, que los más amigos de los creyentes
son los que dicen: «Somos cristianos». Pues hay entre ellos
sacerdotes y monjes y no son altivos.” (Corán 5:82)
1 0 2 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam