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Aisha, la madre de los creyentes y esposa del Profeta (P y B) narró: “El Mensajero de Dios solía repartir todo por igual entre sus esposas y luego decía: „Oh Dios, esta es la división de lo que tengo, Oh Dios, no me culpes por lo que sólo Tú posees mientras que yo no (las emociones del corazón)‟”.


[Transmitido por Abu Dawud, Tirmidi y otros]


Un hombre impotente, no debería casarse ya que nunca podrá cumplir con el requisito básico del matrimonio. Quien sabe con certeza que no es capaz económicamente de mantener a otra esposa y otro hogar, no debe casarse con una segunda esposa del mismo modo que un soltero debe ganarse la vida para poder mantener en el futuro a una esposa e hijos. Dios dijo, como regla general:


“Quienes no cuenten con los recursos suficientes para casarse que tengan paciencia y se abstengan (de mantener relaciones prematrimoniales) hasta que Dios les provea los medios para ello con Su Gracia”. [24:33]


Veamos algunas condiciones en la que la poligamia es una buena solución para los problemas que ocurren en cualquier sociedad y cómo la poligamia está a favor de la mujer y no en su contra. A continuación mencionaremos algunas situaciones en que la monogamia puede llevar a la promiscuidad, la prostitución o el divorcio:


1) Si una mujer es estéril y el marido quiere tener hijos, ¿tiene que divorciarla para casarse con otra mujer o puede


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seguir casado con ella y tomar otra esposa y darle a ambas sus derechos de esposas legítimas?


2) Si una mujer sufre de una enfermedad crónica por la que no puede tener relaciones maritales con su marido, ¿debería casarse con otra mujer y seguir casado con la primera para cuidarla, honrarla y mantenerla o debe divorciarse de ella?


3) Existen hombres que tienen un buen pasar económico y con un alto nivel de testosterona que los hace sexualmente demandantes. Una sola esposa puede no ser capaz de satisfacer sus deseos sexuales o si su período menstrual o sangrado posparto son más largos que lo común o simplemente ella no tiene el mismo deseo que su marido, ¿es mejor que él siga frustrado en su matrimonio y busque la satisfacción afuera de su casa o que se case con otra mujer legalmente?


4) En varios países alrededor del mundo, las guerras y otras catástrofes dejan más víctimas hombres que mujeres. Incluso demográficamente el número de hombres en el mundo es menor que el de mujeres. El mejor ejemplo es el de la Primera y Segunda Guerra Mundial que dejó un saldo elevadísimo de miles de millones de hombres muertos en batalla. En estos casos, si un hombre tuviera una sola mujer, ¿cuál sería su destino tras la muerte de su esposo al quedarse sin una forma lícita de satisfacer sus necesidades sociales, económicas y sexuales? Algunas mujeres pueden optar por complacer sus deseos sexuales en forma ilícita a través de factores que desestabilizan a la


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sociedad tales como la fornicación, el lesbianismo o la prostitución. La gran cantidad de mujeres solteras o sin familiares que las cuiden o sin alguien que proteja sus intereses es uno de los factores que ayuda a difundir la corrupción y las relaciones ilícitas en la sociedad. ¿Qué es mejor para la sociedad y para la mujer que está sola y desprotegida: seguir sola y sufrir las consecuencias o aceptar ser la segunda esposa de un hombre honesto y protector?


Desafortunadamente, existe la promiscuidad en la sociedad moderna, pero no por eso debe ser legalizada o aprobada. En la mayoría de las sociedades contemporáneas sólo es legal el matrimonio monogámico, pero es socialmente aceptable tener relaciones extramatrimoniales en los casos que mencionamos anteriormente en los que el hombre tiene a su esposa legal y luego busca amantes, novias o acompañantes y prostitutas. Este tipo de relaciones no son duraderas y si eventualmente no llegan al matrimonio, derivan en conflictos y en abusos de los derechos de la mujer. En estos casos el hombre no tiene responsabilidad legal financiera, social o emocional, y si la mujer queda embarazada, es ella quien tiene que hacerse cargo de ese hijo ilegítimo y muchas veces no tiene el apoyo de su familia y termina entregando a su hijo al servicio social. El hombre, en general, no tiene obligación de admitir que un hijo es suyo, en consecuencia, no tiene la obligación de mantenerlo. Los abortos proliferan en este tipo de sociedades. Según la ley Islámica, una segunda, tercera o cuarta esposa goza de los mismos derechos y privilegios que la primera sin sufrir una pizca de injusticia o deshonra.


El adulterio, la fornicación y todo tipo de relaciones extramatrimoniales están prohibidos en el Islam y el Profeta (P y


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B) tomó todas las medidas para proteger a su gente de estas enfermedades sociales, que si se generalizan, no hacen más que dañar y destruir al individuo y a las familias. El siguiente ejemplo muestra que el Profeta (P y B) demostró gran sabiduría y paciencia para convencer a un hombre joven y viril sobre la injusticia de llevar una doble vida y el sinsentido de la fornicación y el adulterio a través de analogías elocuentes. A nadie le gustaría que sus parientes mujeres fueran explotadas, usadas o abusadas, entonces ¿cómo puede un hombre permitirse explotar a otras mujeres? Esta narración auténtica dice:


“Un hombre joven se acercó al Mensajero de Dios (P y B) y le preguntó: „Oh Mensajero de Dios, cóncedeme un permiso especial para cometer fornicación‟. La gente comenzó a reprenderlo severamente, pero el Profeta (P y B) se sentó a su lado y le preguntó: „¿Te gustaría eso para tu madre?‟. Respondió: „No, por Dios, que Dios me sacrifique por ti‟. Le dijo: „Y así es que a nadie le gusta eso para sus madres. ¿Te gustaría eso para tu hija?‟. Respondió que no. El Profeta (P y B) le dijo: „Y así es que a nadie le gusta eso para sus hijas. ¿Te gustaría eso para tu tía paterna?‟. Respondió que no. Le dijo: „Y así es que a nadie le gusta eso para sus tías paternas. ¿Te gustaría eso para tu tía materna?‟. Respondió que no. El Profeta (P y B) le dijo: „Y así es que a nadie le gusta eso para sus tías maternas‟. Luego el Profeta (P y B) puso su mano sobre el joven y dijo: „Oh Dios, perdona sus pecados y purifica su corazón y hazlo casto (fortifica su abstinencia de los pecados sexuales)‟.


[Narrado por el Imam Ahmad]


Podría decirse que este dicho es la aplicación práctica de la regla de oro mencionada por el Mensajero de Dios (P y B):


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“Ninguno de vosotros es un creyente verdadero hasta que desee para su hermano lo que desea para sí mismo”.


[Transmitido por Bujari y Muslim]


La poligamia en la sociedad islámica está limitada a cuatro esposas con sus respectivos contratos matrimoniales, testigos, etc. El hombre debe cargar con todos los gastos y responsabilidades de sus esposas y de los hijos que nazcan de esos matrimonios. Todos los hijos son legítimos y deben ser educados y cuidados bajo la responsabilidad de ambos padres.


Uno podría preguntarse si se permite la poligamia para el hombre, ¿por qué no se permite la poligamia para la mujer para que pueda tener más de un esposo al mismo tiempo)? La respuesta a esta pregunta es simple por varias razones naturales, que como mencionamos anteriormente, descarta a esta opción como viable. El hombre en casi todas las sociedades del mundo tiene una posición dominante y de autoridad en sus hogares por sus atributos y fuerza naturales. Teniendo en cuenta esta fuerza natural del hombre y suponiendo que una mujer pueda tener dos o más esposos, surgiría la competencia entre ellos por ver quién tiene la autoridad y el comando del hogar, lo que provocaría celos, ira y odio entre los esposos. Más aún, si una mujer pudiera casarse con más de un hombre, ¿quién sería el responsable legal del niño que nazca? ¿Qué consecuencia demográfica traería a la sociedad luego de varias generaciones de este arreglo? ¿Los hombres se mantendrían fieles a sus esposas en estas circunstancias o se inclinarían a la promiscuidad? Las respuestas son obvias. Ya que una mujer puede quedar embarazada una sola vez por año de un hombre a la vez, y un hombre sí puede dejar embarazada a varias


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mujeres al mismo tiempo, es más lógico y natural que un hombre tenga más de una mujer, que una mujer más de un hombre. Sobre todo, en la poligamia, el hombre es el responsable de proveer a sus esposas e hijos y sería poco práctico desde todo punto de vista que fuera al revés.


Las siguientes son declaraciones que han hecho pensadores occidentales sobre la poligamia en donde la consideran como la única solución a los problemas que enfrenta la sociedad.


Gustave Le Bon, el reconocido pensador francés, dice en su libro La Civilización Árabe: “La Poligamia permite que la sociedad reduzca su crisis social, evita los problemas de tener amantes y cura a la sociedad de tener hijos ilegítimos”.


Annie Besant, en su libro Las Religiones de la India, dice: “Leí en el Antiguo Testamento que el amigo más cercano de Dios, cuyo corazón actuaba según la voluntad de Dios, era polígamo. Es más, tampoco el Nuevo Testamento prohíbe la poligamia excepto para los sacerdotes o ministros de la iglesia a quienes se les ordena mantener una sola esposa. Los libros antiguos de la India también permitían la poligamia. Es fácil criticar a otros por sus prácticas religiosas y por eso es que la gente acusa y ataca al Islam por permitir la poligamia. Sin embargo, es extraño que los occidentales estén tan en contra de la poligamia de los musulmanes mientras que en sus propias sociedades tienen un elevadísimo índice de prostitución y promiscuidad. Si examinamos de cerca a la sociedad occidental, encontramos muy pocos casos de hombres puros, castos y honestos que respeten el matrimonio y honren a una sola esposa sin mantener relaciones extramatrimoniales. En consecuencia, no es correcto definir a esta sociedad como monógama porque en verdad muchos tienen una esposa y


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además tienen amantes, novias y todo tipo de relaciones fuera del matrimonio. Para ser justos, debemos reconocer que el Islam protege, honra, mantiene y respeta a la mujer. La poligamia es mejor que la prostitución occidental que le permite al hombre tener una amante o novia para satisfacer sus deseos sexuales sin respetar los sentimientos, emociones, necesidades y honor de la mujer. El hombre repudia a esta mujer ni bien obtiene de ella lo que quiere porque no tiene ningún compromiso ni obligación social con ella, simplemente satisface sus necesidades del momento y le da compañía temporaria. A pesar de que muchos consideran que ambas cosas, la poligamia y la prostitución o fornicación, son igualmente malas e inaceptables, es injusto que alguien que no es musulman critique a la ley Islamica cuando su comportamiento es vergonzoso y aún así es aprobado y aceptado en la sociedad en la que vive”.


Jawad, un conocido estudioso inglés, dijo: “El duro sistema británico que prohíbe la poligamia es injusto e inaceptable. Ha dañado severamente a aproximadamente dos millones de mujeres que se han convertido en solteronas que han perdido su juventud y perdieron su oportunidad de tener hijos. Así, estas mujeres han sido forzadas a tirar sus valores morales como se tira el carozo de un dátil”.


Mobenar, un ex-miembro del Parlamento francés, dijo: “Hay dos millones y medio de jóvenes francesas que no podrán encontrar marido si es que cada hombre joven se casará con una sola mujer. Creo sinceramente que una mujer no disfrutará de una vida saludable sin ser madre. Considero que toda ley que obligue a tantos miembros de la sociedad a vivir oponiéndose, contradiciendo y negándose la posibilidad de


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satisfacer las leyes naturales del hombre sobre esta Tierra, no es sino una ley cruel y salvaje que contradice el significado básico de justicia”.


En 1959, las Naciones Unidas publicó un documento especial que planteaba: “Esta publicación ha comprobado con números y estadísticas, que el mundo entero está enfrentando el problema de los hijos ilegítimos que crece día a día. El número de hijos ilegítimos ha crecido hasta un 60% en algunos países. En Panamá, por ejemplo, el porcentaje de nacimientos ilegítimos se eleva al 75% del total de los nacimientos del país. Esto significa que tres de cada cuatro niños son ilegítimos, es decir que nacen fuera del matrimonio. El porcentaje más alto de nacimientos ilegítimos se encuentra en América Latina”.


Al mismo tiempo, esta publicación ha comprobado que el número de nacimientos fuera del matrimonio en el mundo islámico es casi nulo en comparación con otros países y que los países musulmanes están protegidos contra este tipo de problemas sociales y enfermedades porque la gente practica la poligamia.


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El rol del tutor legal y el contrato matrimonial


En la jurisprudencia islámica, uno de los requisitos para realizar un segundo matrimonio es que esa mujer esté completamente de acuerdo. El Profeta (P y B) dijo:


“Una mujer divorciada o viuda no puede contraer matrimonio hasta que se le consulta y tampoco la virgen puede casarse hasta que dé su consentimiento” Dijeron: “¿Y cómo expresa su consentimiento, oh Mensajero de Dios”. Dijo: “Con su silencio (por vergüenza)”.


[Transmitido por Bujari y otros]


Si una mujer es obligada a aceptar un matrimonio no deseado, tiene derecho a presentar su caso ante un juez musulmán que le pueda anular el casamiento. Una mujer llamada al-Jansa bint Jadam, que había estado casada, fue hacia el Profeta (P y B) a quejarse porque su padre la había obligado a casarse nuevamente con una persona que ella despreciaba. El Mensajero de Dios (P y B) lo desaprobó e invalidó ese matrimonio (Transmitido por Bujari).


Otro requisito es que ella no se entregue en matrimonio sin un tutor legal. Si no viviera su padre , pueden actuar como tutores en este asunto: su abuelo, tío paterno, su hermano, su hijo mayor o el gobernante del Estado Islámico, para asegurar que se respeten los derechos de la mujer y para firmar el contrato matrimonial junto a ella. El rol del tutor es asegurarse de que el novio sea sincero, de los detalles del contrato, como la dote o los testigos y que ella esté totalmente de acuerdo. Todas estas medidas se toman para


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proteger los derechos de la mujer y para respetar el matrimonio. El Mensajero de Dios (P y B) dijo: “No hay matrimonio sin un tutor legal”.


[Transmitido por Abu Dawud, Tirmidi y otros]


Y en otra versión: “No hay matrimonio sin un tutor legal y el gobernante es el tutor de quienes no tienen tutor legal”.


[Transmitido por Ahmad e Ibn Majah]


Entonces, si la mujer se fuga y se casa sin tutor, el matrimonio es ilegal, como dijo el Mensajero de Dios (P y B):


“Si una mujer se casa sin el consenso de su tutor, entonces el matrimonio es nulo, el matrimonio es nulo, el matrimonio es nulo, y si hubieran consumado el matrimonio, ella debe recibir su dote por lo que él ha legalizado de sus partes íntimas, y si entran en una disputa, entonces el gobernante es el tutor legal de quienes no tienen tutor”.


[Narrado por Ahmad, Abu Dawud, Tirmidi e Ibn Majah]


Como hemos mencionado en los derechos de las hijas, sea virgen o no, la mujer tiene el derecho de aceptar o rechazar libremente cualquier oferta de matrimonio. El rol del tutor es simplemente el de proteger sus intereses. El hecho que el gobernante sea su tutor para asegurar que todo esté en orden y que no se cometan injusticias refuerza lo sagrado del contrato matrimonial y la inviolabilidad de los derechos de la mujer en el Islam.


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Debido a que la mujer es por naturaleza más débil que el hombre, la jurisprudencia islámica establece leyes y principios para proteger sus intereses y bienestar y para preservar sus derechos. El padre, la madre y otros parientes cercanos pueden ayudar a elegir al hombre correcto, ya que ellos buscan su felicidad y nadie quiere verla sufrir por ser víctima de un matrimonio fracasado. El rol del matrimonio es establecer una relación duradera entre el hombre y la mujer y formar un hogar lleno de amor para sus hijos, no meramente para gratificar ciertos deseos. Ya que las mujeres son más emocionales que los hombres y pueden sentirse afectadas y tentadas por las apariencias más que por la realidad, la jurisprudencia islámica le da al tutor el derecho de rechazar propuestas matrimoniales si considera que el pretendiente no es sincero. No se puede negar que, al ser del mismo género, un tutor tiene una mejor habilidad para percibir las cualidades de otro hombre o de la mujer de quien es tutor. Por supuesto que podrá pedirles consejo a su esposa y otras mujeres cercanas durante el proceso de selección del novio. Si un hombre adecuado le propone matrimonio a una mujer y el tutor lo rechaza sin un motivo válido, entonces la tutoría podrá ser sometida a juicio ante la corte. En ese caso, la tutoría se le transfiere al pariente hombre más cercano de la mujer o si no tuviera, el juez musulmán asume ese cargo. En conclusión, lo que verdaderamente hay que tener en cuenta para casarse bien está expresado en las palabras del Mensajero de Dios (P y B):


“Si una persona viene a ti a proponeros matrimonio y tú estáis conforme con su religión y su moral, entonces cásate. Si no, una gran aflicción caerá sobre la Tierra y se esparcirá la corrupción”.


[Transmitido por Tirmidi e Ibn Majah]


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Un hombre que entienda bien su compromiso con el Islam, que tenga una buena moral y principios honrará y dignificará a su esposa y la tratará con justicia y decencia incluso si no la amase.


Las responsabilidades morales y financieras del hogar


Dios, Enaltecido sea, dice en el Corán:


“Los hombres están a cargo de las mujeres debido a la preferencia que Dios ha tenido con ellos, y deben mantenerlas con sus bienes”. [4:34]


Esta aleya resume que las responsabilidades financieras y morales del hogar están a cargo del marido. Las cualidades naturales, físicas y sociales del hombre demandan que sea él quien esté a cargo de estas responsabilidades porque su fuerza le permite trabajar sin tener que atender su menstruación, embarazo, lactancia y cuidado de los niños cuando son pequeños. El hombre es el guardián de su hogar, el pastor de su rebaño, y deberá rendir cuentas por sus responsabilidades. La mujer, por su contextura física y su naturaleza emocional y social, está predispuesta a cumplir con el rol de madre y ama de casa. La mujer está dotada de intuición e inteligencia emocional y este es el rol femenino que debe ser honrado y protegido. Debido a los dolores y a la carga de la menstruación, embarazo, parto, lactancia y cuidado permanente de los niños, muchas veces la mujer necesita períodos de confinamiento y descanso y no tiene ninguna obligación de trabajar o hacerse responsable del sustento de su hogar. Esto afectaría su estado mental y se vería reflejado en su vida, en sus actitudes y su comportamiento. En muchas sociedades esto es


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natural, pero como hemos mencionado antes, a veces se cometen injusticias.


Abbas Mahmoud al-Akkad, el reconocido escritor egipcio, dice: “La mujer tiene un modo de ser emocional muy especial que no se parece en nada al del hombre. La mentalidad de un infante debe ser similar a la mentalidad de la persona que lo cuida, su madre, para que ésta pueda entender qué quiere, qué necesita y cómo piensa y siente. Para poder cumplir con esto, la mujer es mucho más sensible a las emociones. Esta característica dificulta que una mujer, en comparación con un hombre, sea firme, violenta y determinante cuando hace falta”.


Dr. Alex Liberelle, que ganó un Premio Nóbel, se refiere a las diferencias orgánicas naturales entre el hombre y la mujer: “Lo que diferencia al hombre de la mujer no es sólo sus órganos sexuales, el vientre y el embarazo. Tampoco lo es la educación que recibe cada uno. Los tejidos y la química de los cuerpos son diferentes. Ciertas glándulas segregan sustancias específicas para cada sexo. La mujer es completamente diferente que un hombre, en términos del material químico que segregan sus ovarios dentro de su cuerpo”.


Aquellos que reclaman la igualdad total entre el hombre y la mujer, ignoran los hechos básicos y las diferencias esenciales entre ambos. Los defensores de los derechos de la mujer demandan la igualdad de educación, trabajo, tareas, responsabilidades, puestos, etc. Pero es absurdo no considerar la naturaleza de la mujer y sus características físicas, mentales, emocionales y sociales. Cada célula del cuerpo de una mujer tiene


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cualidades femeninas debido a sus hormonas del mismo modo que el hombre tiene las suyas. ¿Acaso están ciegos los que pretenden la igualdad? Evidentemente no ven que cada órgano de cada hombre y mujer son únicos y diferentes de otros. El sistema nervioso central del hombre y de la mujer funciona a la perfección para ayudarlos a cumplir con sus respectivos roles en la vida. Debemos aceptar las leyes naturales y los movimientos como son sin pretender que cambien para poder obstruirlos o interferir con ellos. Para su propio beneficio, ambos, hombre y mujer, deben construir sobre sus talentos y dones naturales y nunca deben desviarse e imitar al sexo opuesto porque resultaría perjudicial para sí y para el otro. Otro factor es el hecho irrefutable de que la estructura ósea y muscular del hombre es más fuerte por naturaleza. El hombre es más capaz de realizar trabajos pesados y manuales; la mujer no está físicamente capacitada para compararse con la resistencia de un hombre. Esta es otra prueba de que el hombre está calificado por naturaleza a estar a cargo de las responsabilidades financieras del hogar, sin omitir la opinión de su esposa, que es la regla general del Islam que hemos mencionado anteriormente.


Los crímenes por honor


En algunas sociedades establecidas sobre costumbres y tradiciones tribales, se le otorga al hombre un rol tan dominante que si su mujer, incluso sin haberlo verificado, realiza algún acto de


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promiscuidad, él no duda en matarla para proteger su honor. Situaciones como esta han sido exageradamente difundidas por la prensa porque las autoridades inescrupulosas de ciertos lugares no quieren ver lo que sucede y permiten que continúen este tipo de prácticas.


La respuesta es simple: estos hechos son una violación directa de la ley Islámica. El Islam no permite que la gente haga justicia por mano propia ni castigue a nadie sin verificar fehacientemente las acusaciones de promiscuidad porque en el Islam, las reglas del testimonio son muy estrictas. Si la corte dictamina que es un caso de asesinato premeditado, luego de haber considerado todas las circunstancias y de haber recibido pruebas concluyentes, la ley Islámica de equidad y retribución ordena el castigo que corresponde. La triste verdad es que en los países donde suceden estas cosas rigen las leyes laicas y los gobernantes para sacar ventajas políticas, apaciguan a los líderes tribales permitiendo las práctica de estos terribles crímenes. Si se estableciera y rigiera la ley Islámica, habría severos castigos para los casos de fornicación, adulterio, asesinato, etc., la población musulmana estaría satisfecha con el sistema legal ya que se haría justicia y eso reduciría el sentimiento de venganza.


El derecho al divorcio


En la época pre-islámica, el divorcio era un arma contra la mujer que solamente dependía del hombre. Si un hombre quería dañar a su esposa, la divorciaba y volvía a casarse con ella cuando y como quisiese. No existían reglas y la mujer no tenía derecho a opinar en este asunto. Entonces Dios invalidó esta injusticia en la aleya:


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“Si la voluntad de divorcio se expresare dos veces, se tendrá aún la posibilidad de reconciliarse debiendo tratar a la mujer benévolamente, o en caso contrario dejarla marchar de buena manera”. [2:229]


Para ayudar a preservar el matrimonio incluso cuando ocurren algunas diferencias, el musulmán, según la Sunnah del Profeta (P y B), puede divorciarse de su esposa, frente a dos testigos, si ella no está en su período menstrual y ese mes no han tenido relaciones sexuales. Ya que esto lleva a un tiempo de espera antes de que se pronuncie el divorcio, permite que haya tiempo para aplacar enojos y aclarar malos entendidos y además se permite a los otros miembros de la familia ayudar en la reconciliación. Si el matrimonio sigue en el camino hacia el divorcio, entonces la mujer deberá esperar a cumplir con tres períodos menstruales. Durante este tiempo, el esposo puede volver honradamente al matrimonio y se contará como el primer divorcio y reconciliación. Si el tiempo pasa y él la deja ir, estarán divorciados por completo por primera vez y la mujer está libre y puede casarse con otro hombre. Su primer esposo podrá volver a casarse con ella con un nuevo contrato si ambos están de acuerdo.


Si se casan nuevamente y de divorcian otra vez, él puede regresar con ella durante los tres meses de espera y se considera como el segundo divorcio y reconciliación. Luego de dos divorcios y reconciliaciones, si se divorcian una tercera vez, se considera que es el divorcio definitivo y no les está permitido casarse nuevamente salvo que la mujer espere tres períodos menstruales y luego se case libremente con otro hombre sin intención de aprovechar de esta posibilidad para divorciarse otra vez. Si por algún motivo la mujer se divorciara de su nuevo marido y con la





condición de que no haya habido ningún arreglo para burlar esta regla, la mujer podrá volver a casarse con su primer marido.


Todas estas medidas están diseñadas para proteger a la familia y el vínculo sagrado del matrimonio, y los derechos del hombre y de la mujer. El tiempo de espera determina si la mujer no está embarazada. En caso de estarlo, la mujer tiene que esperar hasta después del parto antes de volver a casarse con otro hombre.


El divorcio está permitido en el Islam, en los casos en que es necesario, como último recurso para no causar daños por diferencias irreconciliables. Las reglas estrictas son para proteger los intereses y derechos del esposo, la esposa y los hijos. En la época del Profeta (P y B) se realizaron varios divorcios, por ejemplo, un hombre se acercó al Mensajero de Dios (P y B) quejándose del comportamiento indecente de su esposa. Le dijo: “Divórciate de ella”. El divorcio puede estar prohibido en el caso de que no vaya a ser la solución del problema sino que empeorará la situación y no lograrán ningún beneficio. El Profeta (P y B) dijo:


“Una mujer que le pida el divorcio a su marido sin una razón legítima, no olerá el perfume del Paraíso”.


[Transmitido por Abu Dawud, Tirmidi e Ibn Majah]


La jurisprudencia islámica obliga a buscar soluciones cuando las disputas y diferencias son críticas antes de recurrir al divorcio. Dios dice en el Sagrado Corán:


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“Si una mujer temiese que su marido no cumpliere con las obligaciones para con ella o la rechazare, entonces, no incurrirán en falta si llegan a un acuerdo para evitar el divorcio, pues ello es lo mejor”. [4:128]


Dios dijo en el Corán: “Si teméis la ruptura de un matrimonio, poned un mediador de la familia de él y otro de la de ella. Si desean reconciliarse, Dios hará que lleguen a un acuerdo. Dios es Omnisciente, y está bien informado”. [4:35]


Una de las formas más lógicas y naturales de mantener un matrimonio exitoso es dejar que el hombre tenga el control sobre el proceso de divorcio porque es él quien tiene la obligación de hacerse cargo económicamente de su mujer, el hogar y sus hijos, es decir que es el responsable de su bienestar. Por lo tanto, es el hombre quien tiene que evaluar la situación, las graves consecuencias y la gran pérdida financiera y emocional que resultarían del divorcio. El hombre perdería la dote que le haya dado a su esposa y debería pagar una pensión alimenticia para sus hijos, además de todos los gastos que debería afrontar si se casara nuevamente. Con todo esto en mente, el hombre no puede actuar por un arrebato de ira o un capricho pasajero. En teoría, un hombre es más capaz que la mujer a la hora de controlar sus emociones y reacciones cuando está enojado, especialmente en discusiones con su esposa. El divorcio nunca debe ser una reacción repentina por algún sufrimiento, mal entendido o por diferencias en la pareja. Debe ser el último recurso como única solución cuando la vida juntos se vuelve intolerante o peligrosa y se teme no poder cumplir con los límites impuestos por Dios y Su Profeta (P y B) sobre el comportamiento respetuoso que debe tener uno con el otro.


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La jurisprudencia islámica le permite a la mujer la anulación del matrimonio si su esposo abusa de ella física, verbal o socialmente. También tiene el derecho de anulación si su esposo es impotente y no puede cumplir con sus obligaciones maritales o si por alguna razón él no quisiera tener relaciones sexuales con su esposa para satisfacer sus necesidades naturales. Otras razones pueden ser que el hombre sufra de alguna enfermedad terminal o haya contraído alguna enfermedad venérea o tenga problemas de estirilidad que pueda dañar a su esposa o le provoque rechazo de estar con de él. Según varios eruditos del Islam, la mujer tiene el derecho de terminar con su matrimonio por cualquier motivo siempre y cuando se haya estipulado esta condición antes de consumar el matrimonio y el esposo lo hubiera aprobado. Así vemos que la mujer tiene el derecho de separarse de su marido por alguna razón legítima, del mismo modo que el hombre puede buscar el divorcio. Este tipo de anulación se llama “Jula”, y la mujer debe pagar una compensación al marido devolviéndole la dote o entregándole algún otro bien. Un juez musulmán competente analizará el caso si el marido se rehúsa a aceptar el pedido de su mujer y si el pedido es lógico y válido, el juez dictaminará a favor de la mujer.





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Los derechos de la mujer a heredar


Dios, Enaltecido sea, dijo en el Corán: “Dios dictamina respeto (a la herencia de) vuestros hijos: al varón le corresponde lo mismo que a dos mujeres”. [4:11]





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Quienes malinterpretan al Islam dicen que es injusto con las mujeres en lo que respecta a la herencia porque el hombre recibe el doble que la mujer siendo hijos de los mismos padres. En el Corán y la Sunnah, Dios ofreció un método completo y detallado sobre la herencia de la mujer y si alguien sin prejuicios analiza los detalles de este sistema, descubrirá lo errado que está en su objeción. Para empezar, Dios ha determinado todas las partes de cada uno de los parientes según la relación que tenían con el fallecido. Dios, el Más Sabio, dijo:


“A los varones les corresponde una parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejaren, y para las mujeres otra parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejaren. Fuera poco o mucho, les corresponde una parte determinada de a herencia”. [4:7]


Dios ha determinado tres tipos de herencias para la mujer:


a. Una mujer recibirá una parte igual a la del hombre.


b. Una mujer recibirá una parte igual a la del hombre, o un poco menos.


c. Una mujer recibirá la mitad de lo que hereda el hombre.


Esto significa que como mínimo recibe la mitad, y realmente es una cantidad generosa considerando que una mujer no tiene cargas financieras a lo largo de su vida sino que siempre son los hombres que tienen que afrontar esta responsabilidad. Los que estén interesados en los detalles de este tema pueden ver las discusiones


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planteadas en una rama especial del Islam llamada “La ciencia de la herencia y la división del estado” que trata todas las diferentes formas de heredar de acuerdo con el Corán y la Sunnah. Antes de juzgar como injusto el trato que recibe la mujer con respecto a la herencia, uno debe examinar este tema más de cerca.


En contraste con todas las otras sociedades, la jurisprudencia islámica estipula las normas y reglas en todos los asuntos del hombre, sea más o menos importante, para brindarle armonía en su vida. Tal como una persona tiene instrucciones específicas de cómo vivir y usar su dinero durante su vida, así también se establece cómo deben manejar sus bienes después de su muerte. A diferencia de otros sistemas sociales, una persona puede hacer con sus bienes lo que quiera durante su vida pero su testamento tiene ciertas restricciones bajo la ley Islámica. A través de su testamento puede dar sólo un tercio de sus bienes a la persona que quiera y todo el resto debe distribuirse de acuerdo con la ley de herencia que establece el Corán.


En un famoso dicho del Profeta (P y B) cuenta que su compañero Saad ibn Abi Waqqas estaba enfermo y pidió que, ya que era adinerado y tenía una sola hija, el Profeta (P y B) heredara la mayor parte o la mitad de sus bienes como caridad. El Mensajero de Dios (P y B) se lo prohibió y le permitió que donara sólo un tercio de sus bienes, y dijo:


“Un tercio y un tercio es demasiado, y es mejor que hagas ricos a tus herederos que dejarlos pidiendo limosna de la gente. No gastaréis nada buscando la aprobación de Dios sin que recibáis una recompensa por ese gasto, incluso por el bocado de comida que pongáis en la boca de vuestras esposas”.





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[Transmitido por Bujari, Muslim y otros]


Un punto importante a tener en cuenta es que en muchas civilizaciones, la ley del hombre sobre la herencia queda en manos de los caprichos de cada individuo para dar o privar como le plazca aún si es injusto. Es más, en esas sociedades no existen leyes que los obliguen a hacerse responsable económicamente de sus parientes mujeres, mientras que en el Islam, el hombre debe hacerse cargo de las necesidades financieras de las mujeres de su familia hasta que se casen. Desde el momento que una mujer se casa, esa responsabilidad pasa a manos de su marido y si queda viuda, su hijo u otro hombre de la familia está obligado a hacerse cargo de la viuda.


Así que demandar una parte justa de la herencia para hombres y mujeres musulmanes por igual, cuando no tienen las mismas responsabilidades y obligaciones, es injusto e indebido. Es justo y lógico darle una parte mayor de la herencia al hombre. Considerando todos estos factores, el hecho de que según la ley Islámica la mujer reciba la mitad de la herencia que el hombre o a veces una parte igual, es realmente justo, razonable y generoso.


Gustave Le Bon dice en su libro La Civilización Árabe: “Los principios de la herencia que han sido determinados por el Corán tienen un importante grado de justicia e imparcialidad. La persona que lee el Corán puede percibir estos conceptos de justicia e imparcialidad en cuanto a la herencia a través de las aleyas citadas. También debo señalar un alto nivel de eficiencia en lo que respecta a las leyes y reglas en general que derivan de estos versículos. He comparado las leyes británicas, francesas e islámicas sobre la herencia y descubrí que el Islam





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le garantiza a la mujer su derecho a heredar, mientras que nuestras leyes occidentales no contemplan esta situación y equivocadamente los occidentales difaman a los musulmanes por ser desconsideados con las mujeres”.


También de acuerdo con el Islam, los hombres de una familia se ayudan mutuamente cuando tienen que pagar una compensación por un asesinato que algún miembro de la familia haya cometido. Eso es lo que analizaremos a continuación.


La compensación por asesinato


El Islam estipula que la compensación que debe pagarse por el asesinato de una mujer es de la mitad que por la muerte de un hombre si fue por accidente. Si el asesinato fue intencional, la pena capital es una opción tanto para los hombres como para las mujeres, ya que son iguales ante los ojos de la ley Islámica. La





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razón por la cual la compensación por el asesinato accidental de una mujer es la mitad que por la de un hombre, es porque el daño económico que le genera a la familia del hombre asesinado es mayor, ya que pierden a la persona responsable del sustento. Por ejemplo, si matan accidentalmente a una mujer que era madre, los miembros de la familia pierden su amor, cuidado y afecto, cosas que el padre no puede proveer tan bien como una madre, pero la situación financiera de esa familia no se ve afectada tanto como si el que muriera fuera el padre. Debemos recordar que el dinero de una compensación no es el precio ni el valor de una persona, sino que es una indemnización para aliviar los contratiempos emocionales y financieros causados a la familia por la pérdida de su ser querido.


El testimonio de una mujer


Dios, Enaltecido sea, dice en el Sagrado Corán: “Y busca a dos hombres de entre quienes consideréis justos que sean vuestros testigos, y si no contáis con dos hombres recurrid a un hombre y dos mujeres, de manera que si una se equivoca, la otra subsane el error”. [2:282]





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Dios aclara que para asegurar los derechos del acusado, un testimonio no será válido si no se presentan dos hombres o un hombre y dos mujeres. La sabiduría Divina le ha garantizado a la mujer en general una sensibilidad especial, sentimientos delicados y una predisposición por cuidar y amar a los miembros de su familia. Esto hace que por naturaleza una mujer sea capaz de sobrellevar el embarazo, la lactancia y los cuidados de un bebé, etc. Considerando estas características emocionales de la mujer, es posible que una mujer se guíe por sus emociones al momento de atestiguar y cambie los hechos y distorsione su testimonio. Al mismo tiempo, los cambios biológicos que ocurren en su cuerpo durante su período menstrual, embarazo o posparto reducen su poder de memoria y puede olvidar los detalles del asunto. Por eso se toma una medida de precaución para evitar cualquier deficiencia por parte de la mujer cuando atestigua. Debemos resaltar uno de los principios legales esenciales del sistema judicial islámico que establece que el caso no será válido si surgen dudas.


Además del testimonio que involucra los derechos de otra persona, el Islam le ha dado a la mujer la libertad financiera para tomar sus propias decisiones al igual de los hombres. Sin embargo, su rol natural en la vida de criar a sus hijos y cuidar de su hogar, hace que la mujer pase más tiempo que el hombre en su casa y le quita la posibilidad de estar al tanto de otros asuntos. Está mal decir que el testimonio de dos mujeres iguala al de un hombre como si esto fuera un insulto a la inteligencia de la mujer o para deshonrar su integridad. Si ese fuera el caso, no se tomaría en cuenta su testimonio en asuntos de mujeres, como por ejemplo, confirmar la virginidad de una mujer, estar a cargo de un parto, aclarar temas relacionados con la sexualidad u otros temas en donde por una disputa se necesite realizar algún tipo de examen a otra mujer.





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También debemos recordar que la ley Islámica rechaza el testimonio de un solo hombre ya que se requieren dos para testimoniar sobre cualquier tema. En los casos más críticos se necesita el testimonio de dos mujeres para preservar los derechos de los individuos de una sociedad basándose en la confiabilidad e irrefutabilidad de ese testimonio.


Nótese que el testimonio en la ley Islámica no es un privilegio sino una carga que muchos intentan evadir. Por eso, Dios le ordenó a la gente ofrecer su testimonio y no tratar de escapar de esa responsabilidad. Dios dijo en el Corán:


“Que los testigos no se rehúsen si son citados”. [2:282]


Esta orden se dirige a ambos, hombre y mujer. Mucha gente en todo el mundo trata de evitar ser testigo e intentan escapar de la responsabilidad de ofrecer testimonio porque ello implica ir a la corte, declarar frente a un jurado, jurar que dirá la verdad, ser examinado y muchas otras cosas. Al ofrecerse como testigo y declarar, pueden surgir cargas económicas y físicas o amenazas. El Islam intenta liberar a la mujer de este tipo de cargas a menos que ella y otra mujer hayan sido testigos de algo por lo que luego tengan que dar testimonio.


El testimonio de un solo hombre no es aceptable en asuntos de índole financiera, ya que tienen que ser dos los testigos para probar el derecho del demandante o un hombre y dos mujeres. Nunca hemos oído que alguien considere este requisito un insulto a la inteligencia del hombre o que esté en contra de sus derechos. Esto prueba que este requisito es para la protección contra las





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falsas acusaciones y errores. Existen casos en los que el testimonio de cada uno es igual. Por ejemplo, el testimonio de una esposa es exactamente igual al de su marido cuando éste la acusa de adulterio y no tiene evidencia para demostrarlo. Dios dijo en el Sagrado Corán:


“Quien acuse a su mujer (de haber cometido adulterio) sin tener testigos más que él mismo, deberá jurar cuatro veces por Dios (ante un juez) que dice la verdad. Y por último pedir que la maldición de Dios caiga sobre él mismo si miente. Y ella quedará libre de castigo si jura cuatro veces por Dios (ante un juez) que él miente. Y por último deberá pedir que la maldición de Dios caiga sobre ella misma si él dice la verdad”. [24:6-9]


Viajar sin un hombre de su familia


El Profeta (P y B) dijo: “Una mujer no debe viajar sola sin un mahram. Ningún hombre puede entrar en la casa de una mujer salvo que esté su mahram”. Un hombre se paró y le preguntó: “O Mensajero de Dios, mi esposa irá al Hayy (la peregrinación) mientras yo estaré en batalla, ¿qué debo hacer?”. El Profeta (P y B) respondió: “Ve con ella”.





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[Transmitido por Bujari]


Para proteger a la mujer y su honor, el Islam estableció una regla que prohíbe que una mujer, sea joven o vieja, soltera o casada, viaje sola sin que la acompañe un hombre de su familia (mahram). Este hombre debe ser uno de los cuales tiene prohibido casarse por su relación familiar tan cercana, como ser el padre, un hermano, un tío, un hijo mayor o un sobrino que haya alcanzado la pubertad, o su propio esposo. Algunos pueden pensar que esta regla restringe la libertad de la mujer a ejercer su derecho de transitar por donde quiera, pero el propósito de esta regla es librarla de todo tipo de daño o de ser molestada y así preservar su dignidad. Viajar implica tomar muchos riesgos y correr peligros, y debido a que la mujer es más débil que el hombre e incluso ella puede estar embarazada o en su período menstrual o amamantando,y seguramente necesitará ayuda. También la mujer es más emocional e impresionable que el hombre y por eso son susceptibles de que algún inescrupuloso la convierta en su víctima.


El Profeta de Dios (P y B) expresó este concepto en una frase muy elocuente cuando le dijo a un hombre que iba cantando en su viaje para ayudar a mantener un movimiento parejo de los animales que cabalgaba, como era costumbre de todo viajante: “Ve despacio, Oh Anjashah, estás presionando sobre un cristal delicado”.


[Transmitido por Bujari]


La frase “un cristal delicado” describe la fragilidad y la suavidad de las mujeres que iban en la caravana, que podían lastimarse fácilmente o ser molestadas. Todos sabemos que existen mentes retorcidas y hombres violentos que acechan y tratan de aprovecharse de las mujeres que encuentran susceptibles, confiadas o que viajan solas. Ese tipo de hombres sólo están





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interesados en robarlas, engañarlas, seducirlas o violarlas. Por eso, una mujer necesita que alguien la proteja durante un viaje para que le brinde seguridad, la ayude si se encuentra en alguna dificultad y la mantenga a salvo de los extraños y los posibles predadores.


En el Islam, el mahram de una mujer la protege y la sirve con sinceridad ya que es su obligación y será recompensado por Dios. Encontramos que muchas sociedades tienen reglas parecidas en cuanto a acompañar a una mujer en un viaje, pero con la diferencia de que puede ser cualquier hombre el que vaya con ella, ya que en otras culturas no se diferencia entre mahram y no-mahram, lo cual puede resultar en algo terrible. Por lo tanto, y siguiendo este razonamiento, prohibirle a una mujer que viaje sola y mandarla con un hombre mahram que la acompañe, no es de ninguna manera una forma de restringir su libertad o insultar sus habilidades, sino que se la honra al brindarle compañía, protección y servicio de un familiar que ha dejado sus asuntos para ir con ella.


El derecho a trabajar


Como hemos mencionado antes, Dios creó a la humanidad de un hombre y una mujer y les puso amor y afecto natural de uno por el otro para que cooperen entre sí para formar familias y mantener buenas relaciones entre las familias. Vemos en la naturaleza que Dios le otorgó al macho de cada especie un poder y resistencia mayor que a las hembras para que puedan dominar ciertas esferas, encuentren provisiones y protejan a la especie, mientras que las hembras están equipadas para reproducir y multiplicar la especie. Sólo las hembras tienen el aparato reproductor necesario para cargar, parir, alimentar y cuidar a su cría. La mujer ha sido dotada





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de amor, amabilidad, compasión, cuidado y afecto para que pueda cumplir con su deber hacia sus hijos con dignidad. Sobre la base de esta predisposición natural y que ha delegado responsabilidades, y considerando las cualidades únicas de los hombres y las mujeres, es natural que sea el hombre quien trabaje fuera de su casa y gane el sustento para su familia y que la mujer se quede en el hogar a cuidar de sus hijos y de la familia en general.


Luego de especificar este hecho básico, la ley Islámica no le quita a la mujer su derecho a trabajar mientras sea dentro de los límites que protegen su honor y dignidad. El Islam le permite a la mujer que maneje sus propios contratos de trabajo y sus transacciones comerciales. Todos estos contratos y transacciones son sólidos y válidos según la jurisprudencia islámica. Existen ciertas condiciones que, si se violan, invalidan el permiso de trabajar y le impedirá a la mujer el uso de este derecho.


El trabajo que la mujer realice fuera de su casa no debe interferir con sus tareas ni con las responsabilidades que tiene hacia su esposo e hijos. Debe trabajar con otras mujeres y no podrá mezclarse con hombres, ya que no se le permite entrar en contacto físico con ellos para no exponerse a ser molestada o abusada. El Mensajero de Dios (P y B) dijo: “Un hombre no se queda a solas con una mujer sin que Satanás sea el tercero entre ellos”.


[Transmitido por Tirmidi]


Y en otra versión, dijo: “Un hombre no se debe quedar a solas con una mujer salvo que sea su mahram”.





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En otra tradición, un hombre dijo: “Oh, Mensajero de Dios, mi esposa se ha ido a realizar la Peregrinación y a mi me han enrolado para ir de campaña militar”. El Profeta (P y B) le dijo: “Ve y realiza la Peregrinación con tu esposa”.


[Transmitido por Bujari, Muslim y otros]


Lady Cook, la famosa escritora inglesa, dice en su libro Nuevo Eco: “A los hombres les gustan y prefieren los ambientes mixtos. Así las mujeres se sienten atraídas a algo que les traerá conflictos con su naturaleza humana. Cuanto más se mezclan los hombres con las mujeres, más cantidad de hijos ilegítimos tendrá la sociedad y he ahí el mayor de los desastres”.


En su libro La paz internacional y el Islam, Sabed Qutub, escritor que ha fallecido hace un tiempo, dijo: “Ambos, hombre y mujer tienen derecho a sentirse satisfechos con la compañía del otro. Ninguno debería tentar al otro, de modo tal que se desvíe emocional y físicamente, ni llegue a caer en el pecado y la inmoralidad. Este tipo de comportamiento amenazarán sin duda los lazos que existan entre ellos. De hecho, no habrá lugar para la confianza. El desvío y la decadencia moral resultan por las relaciones mixtas que tanto crecen en estos días. Mientras las mujeres caminan libremente vestidas con todo tipo de ropa atractiva, corta y tentadora que no cubren su cuerpo sino que dejan toda su belleza a la vista, hay hombres malintencionados, con valores morales bajos y débiles de fe que atacarán y abusarán de estas mujeres. A pesar de lo que digan ciertos individuos sobre la mezcla entre hombres y mujeres, es una amenaza real que pone a la moral y a los valores morales de la sociedad en peligro. Pese a que digan que mezclarse entre sí les dará ambos sexos la experiencia necesaria para hacer durar un matrimonio, no es





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más que una tontería. Muchos matrimonios fallan, se divorcian y terminan destruyendo hogares incluso después de mucho tiempo de haberse conocido. También se desarrollan muchas relaciones sexuales ilegales como forma de vida en este tipo de ambientes. En un colegio secundario de Estados Unidos, el porcentaje de alumnas embarazadas es del 48%. El número de hogares, construidos sobre el supuesto amor y la libertad de elección que se han destruido, creció drásticamente entre los años 1890 y 1948. En 1890, 6%; en 1900, 10%; en 1914, 14%; en 1930, 14%; en 1930, 14%; en 1940, 20%; en 1946, 30% y en 1948, 40%; y sigue subiendo”.


El trabajo que la mujer realice fuera de su casa debe ser, en primer lugar, legal y adecuado a la naturaleza y la psiquis de la mujer. No debe, por ejemplo, ser obligada a trabajar en la industria pesada, combatir en una campaña militar o cualquier otro trabajo que es mejor para un hombre.


La pregunta que surge por sí sola es: ¿por qué una mujer debería trabajar? Si una mujer trabaja para ganar su propio sustento, el Islam la ha absuelto de esta tarea, como hemos mencionado antes, ya que los hombres de la familia deben hacerse cargo de ella. Así, desde que nace hasta que muere, pasando por todas las etapas de su vida, la mujer no tiene obligación de trabajar para darle mayor dignidad y concentración a su misión primordial de cuidar su hogar y criar a sus hijos. Esta tarea tan honorable requiere de grandes sacrificios y entera devoción.


El reconocido estudioso inglés Samuel Smiles, unos de los pilares del renacimiento inglés, dijo: “El sistema que ha obligado a las mujeres a trabajar en fábricas y áreas industriales, más allá





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del beneficio que recibió el gobierno, ha destruido la vida familiar. Ha atacado la estructura básica y los fundamentos del hogar y ha destruido los pilares esenciales de la familia. También ha cortado los lazos sociales. Alejando a la mujer de su marido y al quitarles el derecho a los niños de que reciban el cuidado materno que corresponde, ha resultado en la decadencia de los valores morales de la mujer. El verdadero trabajo y profesión de una mujer es formar una buena familia, sana y moral. Su principal obligación es cuidar su casa, mantener la economía de su hogar y otros quehaceres domésticos. El trabajo en fábricas le ha quitado a la mujer, como dije antes, de todas las responsabilidades que cambiaron la imagen y la realidad de los hogares. Los niños también han sido descuidados y crecieron sin estándares sanos. El amor y el afecto entre el hombre y su esposa se extinguieron de varias maneras. La mujer ya no era buscada, deseada, admirada y amada por su esposo después de verla trabajando en una fábrica haciendo lo mismo que él. La mujer cayó bajo influencias y presiones que cambiaron su mentalidad y forma de pensar sobre los que estaban establecidos sus valores morales y virtudes”.


De hecho, la Primera Dama de Sudáfrica demanda que la mujer regrese a su hogar y dice: “El lugar más natural para una mujer es su hogar. La tarea y responsabilidad principal de una mujer debe ser que cuide a su marido y atienda las necesidades de sus hijos”. También dijo en una conferencia de mujeres en la capital de Sudáfrica: “La tarea y responsabilidad principal de una mujer debe ser que cuide a su marido y atienda las necesidades de sus hijos… Esta es nuestra obligación con la sociedad. Es una tarea por la que debemos sentirnos orgullosas ya que da como resultado hombres exitosos y generaciones sanas”.





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El Hiyab (el velo obligatorio)


Este tema ha sido material del sensacionalismo de los medios, especialmente en países laicos como Francia o Turquía que buscan declarar ilegal el uso del velo islámico obligatorio en lugares públicos. No entraremos en detalles sobre este punto, pero sabiendo esto y teniendo en cuenta la información que presentaremos a continuación, dejaremos que el lector juzgue por sí mismo si vestirse recatadamente y cubrir loa atributos de belleza de la mujer es sólo para proteger su honor o no.


Dios dice: “¡Oh Profeta! Dile a tus mujeres, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran (todo el cuerpo) con sus mantos; es mejor para que se las reconozca y no sean molestadas. Dios es Absolvedor, Misericordioso”. [33:59]


Esta aleya indica claramente que la mujer debe cubrirse para distinguirse de la gente, para ser identificada como una musulmana respetable y evitar las miradas molestas de los hombres. Como todos sabemos, la ropa provocativa hace que algunos hombres se acerquen a molestar a la mujer. Hay sociedades que incentivan y promueven esto, pero no en entre los musulmanes creyentes y respetables.


El Mensajero de Dios (P y B) dijo: “Dios ha escrito una porción de Zina (fornicación o adulterio) que todo hombre cometerá inevitablemente. El Zina de los ojos es mirar (a las mujeres), el





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Zina de la lengua es hablar, el corazón anhela y desea, y luego las partes privadas lo confirman o lo niegan”.


[Transmitido por Bujari, Muslim y otros]


Esta tradición especifica que el hombre hará cierta cantidad de acciones pecaminosas, por eso deben tomarse todas las medidas preventivas que se puedan para evitar la tentación excesiva, como lo explica la jurisprudencia islámica. Una de estas medidas está relacionada con que la mujer vista ropa suelta y larga, que cubra su cabeza y en algunas interpretaciones, que cubran su rostro también. Dios dice en el Corán:


“Y diles a las creyentes que recaten sus miradas, se abstengan de cometer obscenidades, no muestren de sus adornos más de lo que está a simple vista (como lo que usan sobre el rostro, las manos y las vestimentas), cubran sus pechos con sus velos, sólo muestren sus encantos (más allá del rostro y las manos) a sus maridos, sus padres, los padres de sus maridos, sus hijos, los hijos de sus maridos, sus hermanos, los hijos de sus hermanos, los hijos de sus hermanas, las mujeres, sus esclavas, sus sirvientes que no tengan deseos sexuales, los niños que todavía no sienten atracción por el sexo femenino, y (diles también) que no golpeen con los pies al caminar para que no se escuche el sonido de sus ajorcas (y llamen la atención de los hombres). Y pedid perdón a Dios por vuestros pecados ¡Oh, creyentes!, que así tendréis éxito (en esta vida y en la Otra”. [24:31]


Esta aleya indica quienes son los hombres mahram de la mujer y establece que los hombres y mujeres deben recatar sus miradas por pudor, que es la mejor forma de autoprotegerse de las tentaciones naturales y atracción mutua que ocurre entre los sexos opuestos. Y





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Dios dice, con respecto a la forma provocativa que caminaban las mujeres de la época pre-islámica, que los creyentes se comporten apropiadamente y con arrepentimiento:


“Y mejor permaneced en vuestras casas, (pero si salís) no os engalanéis como lo hacían (inadecuadamente) las mujeres de la época pre-islámica, y haced la oración, pagad el Zakat y obedeced a Dios y a Su Mensajero; ciertamente Dios quiere apartar de vosotros todo pecado. ¡Oh, familia del Profeta! Y purificaros. Y transmitid los preceptos de Dios y la sabiduría (la Sunnah) que se mencionan en vuestras casas. Ciertamente Dios es Sutil y está bien informado de lo que hacéis. Dios les tiene reservado Su perdón y una gran recompensa a los musulmanes y musulmanas, a los creyentes y las creyentes, los piadosos y las piadosas, a los justos y las justas, a los pacientes y las pacientes, a los humildes y las humildes, a aquellos y aquellas que hacen caridades, a los ayunadores y las ayunadoras, a los pudorosos y las pudorosas, y a aquellos y aquellas que recuerdan frecuentemente a Dios. Un verdadero creyente o una verdadera creyente no deben, cuando Dios y Su Mensajero hayan dictaminado un asunto, actuar en forma contraria; y sabed que quien desobedezca a Dios y a Su Mensajero se habrá desviado evidentemente”. [33:33-36]


Podemos ver que las leyes islámicas relacionadas con este tema son similares a otras culturas que también visten y se comportan con recato, pero aún así, los estándares de la identidad musulmana, la castidad, rectitud y moral son únicos. El Islam protege y salvaguarda a los individuos y a la sociedad de situaciones innecesarias en las que hombres y mujeres se mezclan y se exponen a tentaciones naturales.





El Mensajero de Dios (P y B) dijo: “Ciertamente cada religión tiene una característica en particular y la característica del Islam es la Haya‟a (modestia, timidez, recato)”.


[Transmitido por Ibn Majah]



 



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