Desde los comienzos de la vida humana en este planeta, el hombre siempre ha intentado comprender la naturaleza, su lugar en el esquema de creación y el propósito de la vida. En esta búsqueda de la verdad, que se extendió a lo largo de muchos siglos y diferentes civilizaciones, la religión ha dado forma a la vida humana y, en gran medida, ha determinado el curso de la historia. Mientras que algunas religiones se basaron en libros que sus seguidores alegaron que fueron inspirados por Dios, otras se basaron únicamente en la experiencia humana.
El Corán, que es la fuente principal de la fe islámica, es un Libro considerado por sus seguidores musulmanes como Divino. Los musulmanes también creen firmemente que contiene la guía para toda la humanidad. Dado que se cree que el Mensaje del Corán es válido para todos los tiempos, debería ser relevante para todas las épocas. Pero, ¿pasa el Corán esta prueba?
En este libro, presentaré un análisis objetivo de la fe musulmana con respecto al origen Divino del Corán, a la luz de los descubrimientos científicos establecidos.
Hubo un tiempo en la historia de la civilización mundial en el que los “milagros”, o lo que era percibido como un milagro,
han prevalecido sobre la razón y la lógica humana. Pero, ¿cómo definimos el término de “milagro”?
Un milagro es algo que tiene lugar fuera del curso normal de la vida y para el cual la humanidad no tiene explicación. Sin embargo, debemos ser muy cuidadosos a la hora de aceptar algo como un milagro. Un artículo publicado en “The Times of India”, Mumbai, en 1993, informó que un “santo” llamado “Baba Pilot” afirmó haber permanecido continuamente sumergido bajo el agua en un tanque durante tres días y tres noches consecutivas. Sin embargo, cuando los periodistas quisieron examinar el fondo del tanque de agua en el que afirmó haber realizado su milagro, el se negó y argumentó su negativa preguntando: ¿cómo puede ser examinado el útero de una madre que da a luz a su niño? ¡Obviamente, el “santo” tenía algo que esconder y lo que afirmó fue un simple truco para obtener publicidad!
Ciertamente, ninguna persona moderna que tenga incluso la más mínima inclinación hacía el pensamiento racional aceptaría tal “milagro”. Si estos milagros falsos representan las pruebas de la divinidad, entonces tendríamos que aceptar al Sr. P.C. Sorcar, el famoso mago conocido por sus ingeniosos trucos mágicos e ilusiones, como el mejor dios-hombre!
Un libro que pretende ser de origen divino pretende, en realidad, que es un milagro. Tal afirmación debería ser fácil de verificar en cualquier era, de acuerdo con los estándares de la misma. Los musulmanes tienen la firme creencia de que el Noble Corán es la revelación final de Allah, el milagro de los milagros que fue revelado como una misericordia para toda la humanidad.
¡Examinemos entonces la veracidad de esta creencia!
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Me gustaría agradecer al hermano Musaddique Thange por su asistencia editorial. Que Allah lo recompense por sus esfuerzos! Amin!
La literatura y la poesía siempre han sido instrumentos de la expresión y la creatividad humana en todas las culturas. Además, el mundo ha sido testigo de una era en la que la literatura y la poesía ocupaban una posición importante, similar a la de la ciencia y la tecnología.
Tanto los musulmanes como los no musulmanes concuerdan en que el Corán es literatura árabe por excelencia, siendo la mejor literatura árabe sobre la faz de la tierra. El Corán desafía a la humanidad en los siguientes versículos:
“Si dudan de lo que le he revelado a Mi siervo traigan un capítulo [del Corán] similar, y recurran para ello a quienes toman por socorredores en lugar de Allah, si es verdad lo que afirman ~ Si no lo hacen, y por cierto que no podrán hacerlo, teman al fuego, cuyo combustible serán seres humanos y piedras [con las que son construidos los ídolos que son adorados junto o en lugar de Allah], [un fuego] que ha sido preparado para los que niegan la verdad.” [Traducción comentada del Noble Corán, 2:23-24]
El desafío del Corán es el de crear una Surah (capítulo) similar a las que este contiene. El mismo desafío se repite varias veces a lo largo del Corán. El desafío de crear una Surah cuya belleza, elocuencia, profundidad o significados sean al menos
similares a los del Noble Corán ha quedado sin respuesta hasta el día de hoy.
Sin embargo, el hombre moderno y racional no aceptaría una escritura religiosa que diga que la Tierra es plana, aunque lo haga en el lenguaje poético más bello, y esto es porque vivimos en una época en la que prevalecen la razón humana, la lógica y la ciencia. No muchos aceptarían que el maravilloso lenguaje del Corán es una prueba de su origen divino. Cada Escritura que pretende ser una Revelación Divina también debe ser aceptada por su razón y su lógica.
De acuerdo con el famoso físico y ganador del Premio Nobel, Albert Einstein, “La ciencia sin religión es coja y la religión sin ciencia es ciega”.
¡Estudiemos entonces el Corán y analicemos si el mismo y la ciencia moderna son compatibles o incompatibles!
El Corán no es un libro de ciencia, sino un libro de “signos” (ayát - versículos). Hay más de seis mil “signos” en el Corán, de los cuales más de mil hacen referencia a la ciencia.
Todos sabemos que la ciencia cambia a menudo de parecer. En este libro solo hemos considerado los hechos establecidos científicamente y no las teorías basadas en simples suposiciones que no están científicamente probadas.
La creación del Universo fue descrita por los astrofísicos como un fenómeno ampliamente aceptado, popularmente conocido como el Big Bang. Este fenómeno está respaldado por datos observacionales y experimentales que fueron recopilados por astrónomos y astrofísicos a lo largo de varias décadas.
De acuerdo con el Big Bang, todo el Universo fue inicialmente una gran masa (Nebulosa primaria). Luego hubo un Big Bang (Separación secundaria) que dio como resultado la formación de las galaxias. Después, estas se dividieron para formar las estrellas, los planetas, el Sol, la Luna, etc. El origen del Universo fue único y la probabilidad de que esto ocurra “por casualidad” es nula.
El Corán contiene el siguiente versículo sobre el origen del Universo:
“¿Acaso los que se niegan a creer no reparan en que los cielos y la Tierra formaban una masa homogénea y la
disgregué1, y que creé del agua a todo ser vivo?2 ¿Es que aún después de esto no van a creer?” [Traducción comentada del Noble Corán, 21:30]
1 Esta información suministrada por el Corán concuerda exactamente con los descubrimientos de la ciencia contemporánea. La conclusión a la que la astrofísica ha llegado actualmente es que la totalidad del Universo, junto con las dimensiones de materia y tiempo, se manifestaron como resultado de una gran explosión que ocurrió fuera del acontecer temporal. Este evento, conocido como el Big Bang, demuestra que el Universo fue creado de la nada como resultado de la explosión de un solo punto. Antes del Big Bang no existía lo que denominamos materia. Desde una condición de no-existencia –en la cual ni la materia ni la energía ni incluso el tiempo existían, y que solo puede describirse metafísicamente – materia, energía y tiempo fueron creados en un instante. Este hecho, descubierto solo recientemente por la física moderna, nos fue anunciado en el Corán hace 1.400 años.
2 El agua precedió la existencia de todos los seres vivos. Los estudios geológicos han probado que la edad de la Tierra es de aproximadamente 4.600 millones de años, cuando la edad de los restos fósiles más antiguos datan de 3.800 millones de años. Eso significa que nuestro planeta Tierra necesitó más de 800 millones de años de preparación para que su superficie fuera capaz de sustentar vida. Allah Todopoderoso es capaz de todas las cosas, y si Allah hubiera querido habría podido crear a un ser humano adulto sobre una tierra completamente vacía. Sin embargo, sabemos que Allah no obra de esa manera, sino progresivamente, de una forma mucho más compleja y asombrosa. Los estudios paleontológicos indican que la vida acuática (en un entorno marino) predominó la Tierra por más de 3.360 millones de años, antes de la creación de las primeras especies de plantas sobre tierra firme. Estos son hechos que la humanidad no habría podido descubrir antes del siglo XX; sin embargo, están mencionados en el Corán de una forma breve y concisa, lo que prueba que el Corán es la palabra de Allah y que Muhámmad fue Su último Profeta, ¡que la paz y las bendiciones de Allah sean con él!
La llamativa congruencia entre el verso coránico y el Big Bang es ineludible! ¿Cómo pudo un libro que apareció por primera vez en los desiertos de Arabia hace 1400 años contener esta profunda verdad científica?
Los científicos coinciden en que antes de que se formaran las galaxias en el Universo la materia celeste era inicialmente una masa gaseosa. En resumen, había una masa gaseosa enorme o nubes antes de la formación de las galaxias. Para describir la materia celestial original, la palabra “humo” es más apropiada que la palabra “gas”. El siguiente versículo coránico hace referencia a este estado inicial del Universo utilizando la palabra árabe dukhán, que significa “humo”:
“Luego se dirigió al cielo, el cual era nebuloso, y le dijo al cielo y a la Tierra: «¿Vendrán a mí de buen grado o por la fuerza?» Respondieron: «Iremos a Ti de buen grado.»” [Traducción comentada del Noble Corán, 41:11]
Una vez más, este hecho es una consecuencia del Big Bang que no era conocido por los árabes durante el tiempo del Profeta Muhámmad, ¡que la paz y las bendiciones de Allah sean con él!.
¿Cuál entonces podría haber sido la fuente de este conocimiento?
En los primeros tiempos, la gente creía que la Tierra era plana. Durante siglos, los hombres temían aventurarse demasiado lejos pensando que podían caerse por el borde de la Tierra. Sir Francis Drake fue la primera persona en probar que la Tierra tenía una forma esférica cuando la rodeó navegando en el año 1597.
Observe el siguiente versículo coránico sobre la alternancia del día y la noche:
“¿Acaso no ven que Allah inserta la noche en el día y el día en la noche [...]?” [Traducción comentada del Noble Corán, 31:29]
Aquí, “insertar” se refiere al hecho de que la noche cambia lenta y gradualmente a día y viceversa. Este fenómeno solo puede ocurrir si la Tierra es esférica. Si la Tierra hubiera sido plana, habría habido un cambio repentino de la noche al día y del día a la noche.
El el siguiente versículo coránico también hace alusión a la forma esférica de la Tierra:
“Creó los cielos y la Tierra con un fin justo y verdadero. Él enrolla [envuelve] la noche en el día, y envuelve el día en la noche3 [...]” [Traducción comentada del Noble Corán, 39:5]
3 Las palabras utilizadas en el Corán para describir el universo son realmente notables. El término árabe que se traduce aquí como “enrollar” (o “envolver”) es takwir. En español significa “hacer que una cosa sea envuelta por otra, plegándola como si fuera una tela
La palabra árabe utilizada aquí - kawwara - significa enrollarse, así como se enrolla un turbante alrededor de la cabeza. Este enrollamiento del día y la noche solo puede tener lugar si la Tierra es esférica.
La Tierra no es exactamente redonda como una pelota, sino geoesférica, es decir, está aplanada en los polos. El siguiente versículo contiene una descripción de la forma de la Tierra:
“Y a la Tierra, además, le dió la forma de un huevo.” [Traducción comentada del Noble Corán, 79:30]
La palabra árabe utilizada para huevo aquí es dahaha, que significa “huevo de avestruz”. La forma de un huevo de avestruz se asemeja a la forma geoesférica de la Tierra. Así, el Corán describe correctamente la forma de la Tierra, aunque la noción predominante cuando el Corán fue revelado manifestaba que la Tierra era plana.
Las civilizaciones anteriores creían que la Luna emanaba su propia luz. Hoy, la ciencia nos dice que la luz de la Luna es una luz reflejada. Sin embargo, este hecho fue mencionado en el Noble Corán hace más de 1.400 años en el siguiente versículo:
extendida”. La descripción que da el versículo sobre el día y la noche envolviéndose mutuamente implica una información precisa sobre la forma del mundo. Esto solo puede ser verdad si la Tierra es redonda. Lo cual significa que en el Corán, revelado en el siglo VII, la redondez de la Tierra se encontraba ya insinuada.
“Bendito sea Quien creó en el cielo constelaciones, y puso en él [al Sol como] una fuente irradiante de luz, y una Luna luminosa!” [Traducción comentada del Noble Corán, 25:61]
La palabra árabe utilizada en el Corán para el Sol es shams. También aparece como siráj, que significa “antorcha”, o wahháj, que significa “lámpara ardiente”, o diya, que significa “gloria resplandeciente”. Las tres descripciones son apropiadas para el Sol, ya que este genera una calor intensa y luz por su combustión interna.
La palabra árabe para la Luna es qamar y está descrita en el Corán como munír, que es un cuerpo que refleja núr, es decir, luz. De nuevo, la descripción del Corán encaja perfectamente con la verdadera naturaleza de la Luna, que no emana su propia luz, sino que es un cuerpo inerte que refleja la luz del Sol.
El Noble Corán no describe en ningúna ocasión a la Luna como siráj, wahháj o diya, ni al Sol como núr o munír, lo que prueba que reconoce la diferencia entre la naturaleza de la luz solar y la luz de la Luna.
Considere los siguientes versículos relacionados con la naturaleza de la luz del Sol y la Luna:
“Él es Quien hizo que el Sol tuviese luz propia y determinó que la Luna reflejara su luz [...]” [Traducción comentada del Noble Corán, 10:5]
“¿Acaso no han visto cómo Allah ha creado siete cielos superpuestos? ~ ¿Puso en ellos la Luna para que refleje la luz y el Sol [para que la irradie] como lámpara.” [Traducción comentada del Noble Corán, 71:15-16]
Durante mucho tiempo, los filósofos y científicos europeos creían que la Tierra estaba inmóvil en el centro del Universo y que todos los demás cuerpos celestes, incluido el Sol, giran alrededor de ella. En Occidente, este concepto geocéntrico del Universo era predominante desde la época de Ptolomeo, en el siglo II a.C.
En 1512, Nicolás Copernic presentó su Teoría Heliocéntrica del Movimiento Planetario, en la cual afirmó que el Sol está inmóvil en el centro del sistema solar y los planetas giran alrededor de él.
En 1609, el científico alemán Yohannus Keppler publicó “Astronomia Nova” (“La nueva astronomía”), concluyendo no solo que los planetas se mueven en órbitas elípticas alrededor del Sol, sino que también giran alrededor de su eje a velocidades irregulares. Con este conocimiento, los científicos europeos han podido explicar correctamente muchos de los mecanismos del sistema solar, incluida la secuencia de la noche y el día.
Después de estos descubrimientos científicos, se creía que el Sol estaba inmóvil y que no giraba alrededor de su eje como la Tierra. Recuerdo haber estudiado esta falacia en los libros de geografía durante mis días escolares. Considere el siguiente versículo coránico:
“Él es Quien creó la noche y el día, el Sol y la Luna. Cada uno recorre su órbita4.” [Traducción comentada del Noble Corán, 21:33]
La palabra árabe utilizada en el versículo anterior es yasbahún, que es un derivado de la palabra sabaha y lleva consigo la idea del movimiento que proviene de cualquier cuerpo en movimiento. Si esta palabra es utilizada para hacer referencia a una persona que está sobre la tierra, no quiere decir que esté rodando, sino que está caminando o corriendo. Si es utilizada
4 Allah hace referencia a que el Sol y la Luna se mueven en una órbita definida, y en otro versículo se menciona que el Sol no es estático, sino que se mueve en una órbita determinada: “El Sol orbita como le fue designado; ello es un decreto del Poderoso, el que todo lo sabe.” (36:38). Dichas realidades comunicadas por el Corán han sido constatadas a través de la observación astronómica contemporánea. Según los cálculos de los especialistas, el Sol viaja a la enorme velocidad de 720 mil kilómetros por hora en dirección a su ápice, la estrella Vega. Esto significa que el Sol viaja aproximadamente 17.280.000 km/día, al igual que todos los planetas y satélites de su sistema. El conjunto de las estrellas del universo viajan de manera similar. El Corán se refiere a que todo el cosmos está lleno de senderos y órbitas: “¡Por el cielo surcado de órbitas!” (51:7). En el Universo existen alrededor de 250 mil millones de galaxias y cada una tiene unos 200 millones de estrellas. Muchas de éstas poseen planetas y la mayoría de éstos satélites. Todos los cuerpos celestes, e incluso conjuntos de cuerpos, como las galaxias, se mueven en órbitas precisas. No cabe duda alguna de que cuando fue revelado el Corán la humanidad no poseía los telescopios y las técnicas de observación de hoy, capaces de abarcar millones de kilómetros, ni los conocimientos actuales de física o astronomía. Por consiguiente, es imposible que en esa época se hubiese podido determinar que el espacio “está lleno de senderos y órbitas”, como lo expresa el versículo. Evidentemente, es una prueba más de que el Corán es la palabra de Allah.
para hacer referencia a una persona que está en el agua, no quiere decir que esté flotando, sino que está nadando.
De manera similar, si la palabra yasbah es utilizada para hacer referencia a un cuerpo celestial como el Sol, no solo significa que flota en el espacio, sino que también gira.
La mayoría de los libros de texto escolares han incorporado el hecho de que el Sol gira alrededor de su eje. La rotación del Sol sobre su propio eje se puede probar con la ayuda de un equipo que proyecta la imagen del mismo sobre la mesa para que uno pueda examinar su imagen sin ser cegado. Se puede ver que el Sol tiene manchas que completan un movimiento circular una vez cada 25 días, es decir, el Sol tarda aproximadamente 25 días en girar alrededor de su eje.
De hecho, el Sol viaja en el espacio a una velocidad de aproximadamente 150 millas por segundo y tarda casi 200 millones de años para completar una rotación alrededor del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. En el Noble Corán podemos leer lo siguiente:
“No le es posible al Sol alcanzar a la Luna, ni la noche puede adelantarse al día. Cada [astro] circula en su órbita.” [Traducción comentada del Noble Corán, 36:40]
Este versículo menciona un hecho esencial descubierto recientemente por la astronomía moderna, a saber: la existencia de las órbitas individuales del Sol y la Luna y su viaje por el espacio con su propio movimiento.
El “lugar fijo” hacia el que viaja el Sol, llevando consigo todo el sistema solar, ha sido localizado por la astronomía moderna, que lo llamó “el Solar Apex”. De hecho, el sistema solar se está moviendo en el espacio hacia un punto situado en la
constelación de Hércules (Alpha Layer), cuya ubicación exacta está ahora firmemente establecida.
La luna gira alrededor de su eje por un período igual a lo que tarda en hacer una rotación completa alrededor de la Tierra, que tiene lugar durante un período de aproximadamente 29 días y medio.
Uno no puede evitar asombrarse por la precisión científica de los versículos coránicos. Entonces, no deberíamos reflexionar sobre la pregunta: ¿Cuál podría haber sido la fuente de este conocimiento?
La luz del Sol se debe a un proceso químico que tiene lugar en su superficie, siendo llevado a cabo de manera continua durante los últimos cinco mil millones de años. Ésta llegará a su fin en algún momento en el futuro, cuando el Sol se extinguirá por completo, lo que conducirá a la desaparición de todas las formas de vida en la Tierra. En cuanto a la impermanencia de la la existencia del Sol, el Noble Corán dice:
“El Sol orbita hacia lo que le fue designado; ello es un decreto del Poderoso, el que todo lo sabe.” [Traducción comentada del Noble Corán, 36:38]5
5 Un mensaje similar se transmite en el Noble Corán en los versículos 13:2, 35:13 y 39:5.
La palabra árabe utilizada aquí es mustaqarr, que significa un lugar o tiempo definido. Por lo tanto, el Noble Corán dice que el Sol corre hacia un lugar determinado y que lo hará solo por un período de tiempo predeterminado, lo que significa que llegará a un final o se extinguirá.
Anteriormente, se suponía que el espacio fuera de los sistemas astronómicos organizados era vacío. Sin embargo, los astrofísicos descubrieron más tarde la presencia de puentes de materia en este espacio interestelar, a los que han llamado plasma y que consisten en un gas completamente ionizado que contiene un número igual de electrones libres e iones positivos. A veces, el plasma se llama el cuarto estado de la materia (además de los tres estados conocidos: sólido, líquido y gaseoso). El Corán se refiere a la presencia de este material interestelar en el siguiente versículo:
“Él es Quien creó los Cielos, la Tierra y todo lo que hay entre ambos [...]” [Traducción comentada del Noble Corán, 25:59]
Sería ridículo que alguien sugiriera que la presencia del material galáctico interestelar era conocida hace más de 1.400 años!
En 1925, el astrónomo estadounidense Edwin Hubble proporcionó una evidencia observable de que las galaxias se alejan unas de otras, lo que implica que el universo se está expandiendo. Hoy, este es un hecho científicamente establecido. Esto es lo que dice el Noble Corán con respecto a naturaleza del universo:
“Yo soy Quien construí el universo con [Mi] poder [creador]; y soy Yo quien lo expande continuamente6.” [Traducción comentada del Noble Corán, 51:47]
La palabra árabe musi’ún se traduce correctamente como “expansión” y esto se refiere a la creación del universo en
6 En el Corán, revelado hace catorce siglos, en una época en la que la ciencia astronómica era todavía muy primitiva, la expansión del universo está descrita de esta forma: La palabra “samaa سماء “, como figura en el versículo, es utilizada en varios lugares del Corán con el significado de cielo, espacio y universo. Aquí se utiliza con este último sentido y estableciendo que el universo se “expande” como lo describe la palabra “lamusi’un لموسعون “. Y esta es precisamente la conclusión a la cual ha llegado la ciencia actualmente. A comienzos del siglo XX, el físico ruso Alexander Friedmann y el cosmólogo belga Georges Lemaitre, calcularon teóricamente que el universo está en movimiento continuo y que se está expandiendo. Este hecho fue probado también mediante observaciones directas en 1929. Observando el cielo con un telescopio, Edwin Hubble, astrónomo estadounidense, descubrió que las estrellas y galaxias están separándose constantemente unas de otras. Un universo en donde todo está separándose implica un cosmos en expansión. Las observaciones realizadas en los años siguientes corroboran que el universo está expandiéndose constantemente. Este hecho fue explicado en el Corán cuando todavía era desconocido para todos, porque el Corán es la Palabra de Allah, el Creador y Soberano del universo.
expansión. Stephen Hawking dice en su libro, “Una breve historia del tiempo”:
“El descubrimiento de la expansión del universo fue una de las mayores revoluciones intelectuales del siglo XX.”
¡El Corán mencionó la expansión del universo incluso antes de que el hombre aprendiera a construir un telescopio!
Algunos podrían decir que la presencia de eventos astronómicos en el Corán no es sorprendente ya que los árabes estaban avanzados en el campo de la astronomía. Están en lo cierto al reconocer el avance de los árabes en el campo de la astronomía, pero no se dan cuenta de que el Corán fue revelado siglos antes de que los árabes destacaran en astronomía. Además, muchos de los hechos científicos mencionados anteriormente, como el origen del universo a través del proceso llamado Big Bang, no fueron conocidos por los árabes ni siquiera cuando su avance científico alcanzó su punto máximo.
Por lo tanto, los hechos científicos mencionados en el Noble Corán no se deben al avance de los árabes en el campo de la astronomía. De hecho, lo contrario es la verdad, ya que los árabes han avanzado en el campo de la astronomía porque ésta ocupa un lugar importante en el Corán.
En la antigüedad, la teoría conocida como “Teoría del Atomismo” fue ampliamente aceptada. Esta teoría fue propuesta inicialmente por los griegos, en particular por un hombre llamado Demócrito, que vivió hace unos 23 siglos. Demócrito y la gente que vino después de él asumieron que la unidad más pequeña de la materia era el átomo y los árabes solían creer lo mismo.
La palabra árabe dharrah era entendida comúnmente como átomo. Recientemente, la ciencia moderna ha descubierto que es posible dividir incluso un átomo. El hecho de que el átomo se pueda dividir es un descubrimiento del siglo XX. Catorce siglos atrás, este concepto habría parecido inusual incluso para un árabe, ya que para él, el dharrah era el límite más allá del cual uno no podía pasar. Sin embargo, el siguiente versículo coránico se niega a reconocer este límite:
“Dicen los que se negaron a creer: “No habrá Día del Juicio”. Diles [¡oh, Mujámmad!]: “¡Sí!, habrá, se los juro por mi Señor, Él es el Conocedor de lo oculto, no se Le escapa el conocimiento de la existencia de una pequeña partícula en los cielos o en la Tierra, ni existe nada menor ni mayor que no
esté en un Libro evidente7.” [Traducción comentada del Noble Corán, 34:3]8
Este versículo se refiere a la omnisciencia de Allah y a Su conocimiento de todas las cosas, tanto ocultas o aparentes. Luego va más allá y dice que Allah está consciente de todo, incluso de lo que es más pequeño o más grande que el átomo. Por lo tanto, el versículo muestra claramente que puede existir algo más pequeño que el átomo, hecho descubierto recientemente por la ciencia moderna.
7 La Tabla Protegida.
8 Un mensaje similar se transmite en el versículo 10:61 del Noble Corán.
En 1580, Bernard Palissy fue el primer hombre en describir el concepto actual de “ciclo del agua”. Él fue quien describió cómo el agua de los océanos se evapora y luego se enfría para formar las nubes. Luego, las nubes se mueven tierra adentro, donde se elevan, se condensan y caen como lluvia. Esta agua se acumula en lagos y ríos y regresa al océano en un ciclo continuo.
En el siglo VII aC, Tales de Mileto creía que el rocío de la superficie de los océanos era llevado por el viento tierra adentro para caer como lluvia.
En el pasado, la gente no conocía la fuente del agua subterránea y creía que el agua de los océanos era llevada hacía el interior de los continentes bajo el efecto de los vientos. También creía que el agua volvía por un pasaje secreto, o el Gran Abismo, que estaba conectado a los océanos y que fue llamado “Tártarus” desde la época de Platón. Incluso Descartes, un gran pensador del siglo XVIII, se ha suscrito a este punto de vista. Hasta el siglo XIX, prevaleció la teoría de Aristóteles, según la cual el agua se condensa en las cavernas frías de las montañas, formando lagos subterráneos que abastecen a los manantiales. Hoy, sabemos que el agua de lluvia que se filtra en las grietas del suelo es responsable de esto.
El Corán describe el ciclo del agua en los siguientes versículos:
“¿Acaso no ves que Allah hace descender el agua del cielo, y luego hace que surja como manantiales en la tierra, y hace brotar con ella cultivos de diversos colores [...]?” [Traducción comentada del Noble Corán, 39:21]
“[...] y el agua que hace descender del cielo para dar vida a la tierra árida. En eso hay signos para un pueblo que razona.” [Traducción comentada del Noble Corán, 30:24]
“Hice descender del cielo el agua en una medida limitada9 para que permanezca en la tierra, pero si quisiera la podría hacer desaparecer.” [Traducción comentada del Noble Corán, 23:18]
Ningún otro texto que data desde hace más de 1.400 años ofrece una descripción tan precisa del ciclo del agua.
9 Esa “medida” en la cantidad de lluvia ha sido descubierta por la investigación científica moderna. Se estima que en un segundo se evaporan de la superficie terrestre unos 16 millones de toneladas de agua, lo que representa unos 513 billones de toneladas por año. Una cantidad similar es la que desciende en el mismo tiempo. Esto significa que la evaporación y la precipitación se cumplen de acuerdo a una “medida”. La vida sobre la Tierra depende de ese ciclo, que los seres humanos nunca podríamos reproducir de manera artificial. Una desviación mínima en esa “medida” o equilibrio crearía un desastre ecológico capaz de exterminar la vida sobre la Tierra. Sin embargo, bajo condiciones regulares, se mantiene ese ciclo como ha revelado el Corán.
“Envié los vientos fecundadores y hago descender del cielo agua con la que les doy de beber, y no son ustedes los dueños de sus reservas.” [Traducción comentada del Noble Corán, 15:22]
La palabra árabe utilizada aquí es lawáqih, que es el plural de laqih, que viene de laqaha, que significa impregnar o fertilizar. En este contexto, impregnar significa que el viento empuja las nubes para juntarlas, aumentando la condensación que causa los rayos y la lluvia. Una descripción similar se encuentra en el Noble Corán:
“Allah es Quien envía los vientos para que estos reúnan las nubes, extendiéndolas y fragmentándolas por el cielo como Él quiere. Luego ves que la lluvia cae de entre ellas. Cuando los siervos [azotados por la sequía] reciben la lluvia, se alegran.” [Traducción comentada del Noble Corán, 30:48]
Los datos modernos de hidrología están en perfecto acuerdo con la descripción coránica sobre este tema. El ciclo del agua se describe en varios versículos del Noble Corán, incluyendo 3:9, 7:57, 13:17, 25:48-49, 36:34, 50:9-11, 56:68-70, 67:30 y 86:11.
En geología, el fenómeno del “plegamiento” es un hecho recientemente descubierto. El plegamiento es responsable de la formación de cordilleras. La corteza de la Tierra en la que vivimos es como un caparazón sólido, mientras que las capas más profundas son calientes y fluidas, y por lo tanto inhóspitas para cualquier forma de vida. También se sabe que la estabilidad de las montañas está vinculada al fenómeno del plegamiento, ya que los “pliegues” han proporcionado la base de los relieves que constituyen las montañas.
Los geólogos nos dicen que el radio de la Tierra es de aproximadamente 3.750 millas y que la corteza en la que vivimos es muy delgada, oscilando entre 1 y 30 millas. Como la corteza es delgada, tiene una gran posibilidad de sacudidas. Por lo tanto, las montañas actúan como pilares o estacas incrustadas en la corteza, dándole estabilidad. En el Noble Corán encontramos exactamente esta descripción en los siguientes versículos:
“¿Acaso no hice de la Tierra un lecho ~ Y de las montañas estacas?” [Traducción comentada del Noble Corán, 78:6-7]
La palabra árabe awtád significa pilares o estacas (como las que son usadas para anclar una tienda de campaña) y éstos son los fundamentos profundos de los pliegues geológicos.
El libro titulado “La Tierra” es considerado como un libro de texto de referencia básico sobre la geología en muchas universidades de todo el mundo. Uno de los autores de este libro
es Frank Press, quien fue el Presidente de la Academia de Ciencias de EE. UU. durante 12 años y asesor científico del ex presidente estadounidense Jimmy Carter. En este libro, él ilustra la montaña en forma de cuña y la montaña en sí como una pequeña parte del todo, cuya raíz está profundamente arraigada en la corteza terrestre. Según el Dr. Press, las montañas juegan un papel importante en la estabilización de la corteza terrestre.
El Noble Corán menciona claramente la función de las montañas en la prevención de los temblores de la Tierra:
“Afirmé la Tierra con montañas para que no tiemble10 [...]” [Traducción comentada del Noble Corán, 21:31]
Las descripciones coránicas están en perfecto acuerdo con los datos geológicos modernos.
10 Como podemos ver, en el versículo se afirma que las montañas tienen la función de prevenir movimientos sísmicos. Este hecho era totalmente desconocido en la época en que el Corán fue revelado. Es algo que salió a la luz recientemente debido a los hallazgos de la geología moderna. Según estos descubrimientos, las montañas emergen como resultado del movimiento y colisión de enormes placas tectónicas que conforman la corteza terrestre. Cuando dos placas chocan, la más fuerte se desliza debajo de la otra, y la que queda encima se pliega y forma alturas y montañas. La capa inferior sigue avanzando debajo del suelo y se extiende a gran profundidad. En otro versículo este rol de las montañas es descrito comparándolo con “estacas”. “¿No he hecho de la tierra un lecho y de las montañas estacas?” (Corán 78:6-7) Dicho en otras palabras, las montañas “remachan” las placas en la corteza terrestre que se extienden por encima y por debajo de la superficie, fijándolas en los puntos de conjunción de las mismas. Este rol vital de las montañas, descubierto por la geología moderna y la investigación del fenómeno sísmico, fue revelado en el Corán hace siglos, como un ejemplo de sabiduría suprema en la creación de Allah.
La superficie de la Tierra se divide en varias placas rígidas de aproximadamente 100 km de espesor, y estas placas flotan en una región parcialmente fundida llamada estenosfera. Las formaciones montañosas ocurren en el límite de las placas. La corteza terrestre tiene un espesor de 5 km por debajo de los océanos, alrededor de 35 km de espesor por debajo de la superficies continentales planas y alrededor de 80 km de espesor por debajo de las grandes cadenas montañosas. Estas son las bases sólidas sobre las cuales se encuentran las montañas. El Noble Corán habla sobre los sólidos fundamentos de las montañas en el siguiente versículo:
“Fijó firmemente las montañas.” [Traducción comentada del Noble Corán, 79:32]11
11 Un mensaje similar podemos encontrar en el Noble Corán 88:19, 31:10 y 16:15.
Considere los siguientes versículos coránicos:
“Hizo que las dos grandes masas de agua se encuentren, ~ pero dispuso entre ambas una barrera que no transgreden.” [Traducción comentada del Noble Corán, 55:19-20]
La palabra árabe barzakh significa barrera o separación. Esta barrera de separación no es física. La palabra árabe maraja significa literalmente “los dos que se encuentran y se mezclan”. Los primeros comentaristas del Corán han sido incapaces de explicar los dos sentidos opuestos para los dos cuerpos de agua, es decir, se encuentran y se mezclan y al mismo tiempo hay una barrera entre ellos. Sin embargo, la ciencia moderna descubrió que en los lugares donde se encuentran dos mares diferentes existe una “barrera” entre ellos que los separa, y que cada uno de ellos tiene su propia temperatura, salinidad y densidad.12
Los oceanólogos se encuentran ahora en una mejor posición para explicar este versículo. Hay una barrera invisible de agua entre los dos mares a través de la cual el agua de un mar pasa al otro. Cuando ocurre este fenómeno, el agua que pasa de un mar al otro pierde sus características distintivas, homogeneizándose con el otro agua. En cierto modo, esta barrera sirve como un área de homogeneización transicional para las dos
12 Principios de la Oceanografía, Davis, pp. 92-93.
aguas. Este fenómeno científico mencionado en el Noble Corán también fue confirmado por el Dr. William Hay, que es un conocido científico marino y profesor de Ciencias Geológicas en la Universidad de Colorado, EE. UU. El Noble Corán menciona este fenómeno también en el siguiente versículo:
“¿Acaso Quien hizo de la Tierra un lugar firme, dispuso en ella ríos, fijó montañas y puso entre los dos mares una barrera [puede equipararse a quien no es capaz de crear nada de eso]? [...]” [Traducción comentada del Noble Corán, 27:61]
Este fenómeno ocurre en varios lugares, incluido el Estrecho de Gibraltar, donde el Mar Mediterráneo se encuentra con el Océano Atlántico. Pero cuando el Noble Corán habla sobre el divisor entre el agua dulce y el agua salada, menciona la existencia de “una barrera infranqueable”:
“Él es Quien ha hecho confluir las dos masas de agua, una dulce y la otra salada. Entre ambas puso un espacio intermedio y una barrera infranqueable13.” [Traducción comentada del Noble Corán, 25:53]
13 La ciencia moderna ha descubierto que en los lugares donde se unen dos mares diferentes, existe una barrera entre ambos. Esa barrera divide a los dos mares para que cada mar tenga su propia temperatura, salinidad y densidad. ¿Por qué menciona el Corán al espacio intermedio cuando habla del divisor entre el agua dulce y la salada, pero no lo menciona cuando habla del divisor entre los dos mares, como en Corán 55:19-20? La ciencia moderna ha descubierto que en los estuarios, donde el agua dulce y la salada se encuentran, la situación es en cierta manera diferente a la que se encuentra en los lugares en los que dos mares se encuentran. Se ha descubierto que lo que distingue al agua dulce de la salada en los estuarios (o deltas de un río) es una zona picnoclina que posee una marcada discontinuidad
La ciencia moderna ha descubierto que en los estuarios, donde el agua dulce se encuentra con el agua salada, la situación es algo diferente de la que se encuentra en los lugares donde se encuentran dos mares. Se ha descubierto que lo que separa el agua fresca del agua salada en los estuarios es una “zona picnoclina que posee una marcada discontinuidad en su densidad, que separa las dos capas”.14 Esta partición o división (zona de separación), tiene una salinidad diferente a la del agua dulce y a la de la salada.15
Este fenómeno ocurre en varios lugares, incluido Egipto, donde el Nilo fluye dentro del mar Mediterráneo.
Alguien le pidió al Prof. Durga Rao, quien es un experto en el campo de la Geología Marina y fue profesor en la Universidad Rey Abdul Aziz en Jeddah, que comente sobre el siguiente versículo:
“[El estado de los que se negaron a creer es] como tinieblas en un mar profundo cubierto de olas, unas sobre
en su densidad, que separa las dos capas. Esta partición o división (zona de separación), tiene una salinidad diferente a la del agua dulce y a la de la salada.
14 Oceanografía, Gross, p. 242. Ver también Oceanografía introductoria, Thurman, pp. 300-301.
15 Oceanografía, Gross, p. 244. Ver también Oceanografía introductoria, Thurman, pp. 300-301.
otras, que a su vez están cubiertas por nubes. Son tinieblas que se superponen unas sobre otras. Si alguien mirase su mano, apenas podría distinguirla. De este modo, a quien Allah no ilumine jamás encon trará la luz16.” [Traducción comentada del Noble Corán, 24:40]
El Prof. Rao respondió que los científicos solo han podido confirmar recientemente que hay oscuridad en las profundidades de los mares con la ayuda de los equipos modernos. Los humanos no pueden bucear sin ayuda bajo el agua a una profundidad de más de 20 a 30 metros, y no pueden sobrevivir en las regiones oceánicas profundas a una profundidad de más de 200 metros.
16 Este versículo menciona la oscuridad que se encuentra en los mares profundos y los océanos, donde si un hombre sumergido en sus profundidades estira su mano no puede verla. La oscuridad en los mares profundos y océanos comienza alrededor de los 200 metros de profundidad. Después de los 1.000 metros ya no existe luz en absoluto. Los seres humanos no son capaces de sumergirse a más de 40 metros sin la ayuda de submarinos o equipos especiales. Los científicos han descubierto recientemente esta oscuridad mediante equipos especiales y submarinos que les han permitido sumergirse en las profundidades del océano. Podemos entender también de este versículo que las aguas profundas de los mares y océanos están cubiertas por olas, y por encima de esas olas existen otras olas. Es claro que ese segundo grupo de olas son las de la superficie que nosotros vemos, pues el versículo menciona que por encima de las segundas olas existen nubes. Pero sobre las primeras olas los científicos han descubierto recientemente que existen olas internas que cubren las aguas profundas de los mares y océanos, porque las aguas profundas poseen una densidad más alta que la de las aguas por encima de ellas. Las olas internas actúan igual que las de la superficie. Las olas internas no pueden ser vistas por el ojo humano, pero pueden ser detectadas al estudiar las temperaturas o los cambios de salinidad en un punto dado; todo esto nos muestra el origen milagroso del Sagrado Corán.