Alabado sea Dios.
Alabado sea Allah.
En efecto, la gente difiere acerca de dicho asunto. Se ha dicho que está enterrado en Siria, o en Iraq, y Dios sabe bien cuál es la verdad. Con respecto a su cabeza, también difieren acerca de esto; se ha dicho que está enterrada en Siria, o en Iraq, o en Egipto. El punto de vista correcto es que el sitio en Egipto no es su tumba, más bien eso es un error, su cabeza no está allí. Algunos eruditos han escrito ensayos sobre eso y explicando que no hay evidencia para afirmar que la cabeza de al-Houssein esté en Egipto. El punto de vista que sea probablemente el más correcto es el de que está en Siria, porque fue tomada por Yazíd ibn Mo’áwiyah, que vivía en Siria. No hay bases para afirmar que está en Egipto, ya sea que haya sido conservada en Siria o que haya vuelto su cuerpo a Iraq.
Cual fuera el caso, la gente no necesita saber dónde está enterrada. Más bien, lo que está prescripto es rezar pidiendo perdón y misericordia por él, que Dios lo perdone y esté complacido con él, porque él fue asesinado injustamente. Por lo tanto, debemos rezar pidiendo perdón y misericordia para él, y esperar que él será agraciado con abundantes bendiciones. Él y su hermano al-Hásan serán los líderes de los jóvenes en el Paraíso, como el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo. Que Allah esté complacido con ellos.
Si la tumba de una persona es conocida, no hay nada de malo en darle el salam y hacer una súplica por él, tal como otras tumbas pueden ser visitadas, sin irse a los extremos ni adorarles en ninguna forma. No es permisible pedirle al muerto que interceda, porque no se le puede pedir nada al fallecido; más bien, debemos suplicar por ellos y rezar pidiendo misericordia por ellos si fueron musulmanes, porque el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Visiten las tumbas, porque ellas les recordarán el Más Allá”.
Si una persona visita las tumbas de al-Husain o al-Hásan, o de cualquier otro musulmán y hace una súplica por ellos pidiendo misericordia, como haríamos ante la tumba de cualquier otro musulmán, esto es recomendable y parte de la tradición del Profeta (Sunnah). Pero visitar las tumbas para rezar a sus ocupantes o buscar su ayuda o pedirles que intercedan, es un acto censurable y ciertamente un pecado mayor de asociar a otros con Dios (shirk). No es permisible construir mezquitas sobre las tumbas, ni domos, ni hogares, porque el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Malditos sean los judíos y cristianos que tomaron las tumbas de sus profetas como lugares de culto” (Consensuado). Y porque se narró de Yábir (que Allah esté complacido con él) en as-Sahih que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) prohibió construir sobre las tumbas, perfumarlas, colocar imágenes, velas o lámparas alrededor de ellas, o erigir ningún tipo de estructura sobre ellas; todo esto está prohibido para los musulmanes porque son medios que conducen a asociar a otros con Dios. Y no debemos rezar a las tumbas porque el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Aquellos que vinieron antes de ustedes solían tomar las tumbas de sus profetas y gente recta y piadosa como lugares de culto; no tomen las tumbas como lugares de culto, yo les prohíbo hacer eso” (Narrado por Muslim en su Sahih de Yundub ibn ‘Abd Allah al-Bajalí (que Allah esté complacido con él).
Este reporte indica que no es permisible rezar a las tumbas ni usarlas como templos; y porque esto deriva en el paganismo y en adorar a otros que a Dios invocándolos (a los ocupantes de las tumbas), buscando su ayuda, haciéndoles promesas y votos, y tocando las tumbas con la esperanzas de resultar “bendecidos”. Por eso el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) advirtió contra esto. Más bien, las tumbas deben ser visitadas de la manera prescripta en la ley islámica, que es saludar a sus ocupantes con el salam y suplicando y pidiendo misericordia por ellos, pero sin peregrinar específicamente para ese propósito.
Y Allah es la Fuente de toda fuerza, y la guía al camino recto.