¿Cómo pasaba el Profeta Muhámmad

Pregunta

Yo quisiera saber cómo pasaba el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) su día, es decir tener algunos ejemplos de su vida diaria. Básicamente quisiera entender cuál era la vida rutinaria del Profeta. ¿Qué hacía después de la oración del alba? ¿Cómo comía su desayuno y a qué hora? ¿Cuál era su conducta a la hora de comer? ¿Qué hacía desde el mediodía hasta la hora de dormir? En resumen, yo quisiera conocer estas cosas.

Texto de la respuesta

 

Alabado sea Dios.

Cuando el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) despertaba, rezaba la oración del alba con sus compañeros en la mezquita. Luego se sentaba en el lugar en que había rezado, rememorando a Dios hasta que salía el sol, y sus compañeros se sentaban con él y conversaban. A veces conversaban acerca de cómo era la vida antes del advenimiento del Islam, a veces bromeaban y se reían. 

Consulta la respuesta a la pregunta No. 100009

El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) ofrecía regularmente súplicas con cuatro o más módulos de oración. Se narró que ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) solía rezar la oración de ad-duhá con cuatro módulos de oración o más, como Dios quisiera”. Narrado por Muslim, 719. 

En su casa, él solía estar al servicio de su familia. Ordeñaba a las ovejas, cosía su ropa, hacía preparativos y reparaba sus zapatos. Cuando llegaba el horario de la oración, salía en dirección a la mezquita y dirigía a los musulmanes en la oración, y luego se sentaba con ellos, conversaba un rato, les enseñaba y los exhortaba a hacer cosas buenas, les recordaba a Dios, escuchaba sus quejas, y mediaba también en cualquier disputa que hubiera entre ellos. Luego volvía a su casa. 

‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) fue consultada: “¿Qué hacía el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) en su casa?”. Ella respondió: “Él era un ser humano como cualquier otro, lavaba su ropa, ordeñaba sus ovejas, y se preparaba su comida”. Narrado por Áhmad, 26194; clasificado como auténtico por al-Albani en As-Sahihah, 671. 

De acuerdo a otro reporte también narrado por Áhmad (24903): “Él solía coser su ropa, reparar sus zapatos, y trabajar como cualquier otro hombre en su casa”. Clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih al-Yami’, 4937. 

Al-Bujari (676) narró que Al-Asuad dijo: “Le pregunté a ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) por lo que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) solía hacer en su casa. Ella respondió: “Servía a su familia, y luego cuando llegaba el tiempo de la oración, salía y dirigía la oración en la mezquita”. 

En ocasiones, pasaban varios meses en los que no encontraba para comer ninguna otra cosa excepto dátiles y agua. 

Se narró que Abu Hurairah dijo: “El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) nunca criticaba la comida; si le gustaba, la comía, o de lo contrario la dejaba”. Narrado por al-Bujari, 3563; Muslim, 2064. 

Se narró que ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) dijo: “Él observaba la luna nueva, y luego otra luna nueva, y luego tres lunas nuevas en dos meses, y no se encendía ningún fuego en las casas del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él)”. ‘Urwah Ibn az-Zubair le preguntó a ‘Aa'ishah: “Oh, tía, ¿de qué vivía él?”. Ella respondió: “Con dátiles y agua. Pero el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) tenía algunos vecinos entre los auxiliares de Medina que solían regalarle un poco de leche, y entonces él nos daba de beber”. Narrado por al-Bujari, 2567; Muslim, 2972. 

No hay detalles en la Tradición Profética sobre lo que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) soliera comer durante la merienda. Consulta la respuesta a la pregunta 

No era la costumbre de los primeros musulmanes comer tres comidas cada día como la gente hace hoy en día. Más bien, la mayoría de ellos sólo comía dos comidas: una al comienzo del día y otra a la noche. 

Si él quería reunir a la gente por algún asunto importante, él le pedía a alguien que los reuniera llamándolos a la oración con las palabras “As-salatu yami’ah (la oración está por comenzar)”, y luego hablaba con ellos. Si quería enviar a un grupo a una misión determinada, lo hacía. A veces les recordaba a Dios, a veces les aclaraba las normas sobre algún asunto determinado. 

Él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) solía dormir una siesta al mediodía, que solía darle fuerzas para rezar las oraciones nocturnas. Él solía decir: “Tomen una siesta, porque Satanás no toma la siesta al mediodía”. Narrado por At-Tabarani en Al-Ausat, 28; clasificado como auténtico por al-Albani en As-Sahihah, 1647. 

Él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) solía corregir a la gente en su vida diaria y en sus interacciones, a veces en el mercado, a veces iba a visitarlos en los sitios en los que se reunían, a veces visitaba a los enfermos y aceptaba las invitaciones de las demás personas. Solía asistir a los débiles y a los necesitados. Así, pasaba la mayor parte de su día con los asuntos de su vida, los asuntos de la gente y de la religión, convocando a la gente a Dios, advirtiéndoles, recordándoles, explicándoles las normas reveladas, esforzándose en hacer el bien, encomendando el bien y prohibiendo el mal, ayudando al necesitado, etc. 

Muslim (102) narró de Abu Hurairah que el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) pasó por el mercado donde había una pila de granos. Puso su mano y descubrió que estaban húmedos. Él dijo: “¿Qué es esto, oh, vendedor?”. El vendedor respondió: “Se mojaron con la lluvia, Mensajero de Dios”. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le dijo: “¿Por qué no pones lo que está mojado en la parte de arriba, para que la gente pueda ver lo que realmente vendes? Quien engaña a la gente no es de los nuestros”.

 Al-Baihaqi (20851) narró que Yábir (que Dios esté complacido con él) dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Vamos a ver Al-Basir, que está con la tribu de Waqif, y visitémoslo (pues él estaba enfermo)”. Se trataba de un hombre ciego. Clasificado como auténtico por al-Albani en As-Sahihah, 521. 

An-Nasá'I (1414) narró que ‘Abdullah Ibn Abi Awfa dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) solía recitar palabras para rememorar a Dios abundantemente, y rara vez se involucraba en conversar tonterías. Él hacía largas sus oraciones y breves sus discursos, y no era demasiado orgulloso para caminar con las viudas, con los pobres y con los desahuciados, para ayudarlos a obtener lo que necesitaban”. Clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih An-Nasá'i. 

Cuando llegaba la noche y él ya había dirigido a la gente en la oración de la noche, si había un asunto  pendiente concerniente a los musulmanes, él solía discutirlo con sus compañeros más cercanos. De lo contrario, volvía a casa y se quedaba con su familia por un rato. 

El imam Áhmad (178) y At-Tirmidi (169, quien lo clasificó como bueno) narró que ‘Umar dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) solía quedarse por la noche con Abu Bakr discutiendo algunos asuntos de los musulmanes, y yo me quedaba con ellos”. Clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih At-Tirmidi. 

Ibn Kazir (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Era parte de su carácter el hecho de que él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) tratara a la gente con gentileza y siempre estuviera de buen humor. Solía bromear con su familia y ser muy gentil con ellos, también gastaba generosamente y bromeaba con sus esposas. Sus esposas se reunían cada noche en la casa de aquella con la cual el Mensajero de Dios se quedaría esa noche, y a veces él tomaba sopa con ellas, y luego cada una de ellas volvía a su casa y él se quedaba en la casa de la esposa a la cual tocaba su turno. Él solía quitarse su vestimenta superior y dormir con la vestimenta inferior. Cuando había rezado la oración de la noche, iba a su casa y se quedaba por un rato con su familia antes de dormir, para saludarlos”. Fin de la cita de Tafsir Ibn Kazir, 2/242. 

Luego dormía al comienzo de la noche, y en ocasiones en el último tercio de la noche se levantaba a rezar, y rezaba tanto como Dios quisiera. Luego, cuando Bilal daba el llamado a la oración para la oración del alba, él rezaba dos módulos y luego salía para rezar la oración del alba en comunidad. 

Abu Dawud (56) narró de ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) que el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) siempre tenía agua para realizar la ablución y un palillo para limpiarse los dientes (siwak), y cuando despertaba por la noche hacía sus necesidades fisiológicas, luego se lavaba haciendo la ablución y con el palillo se limpiaba los dientes. 

Se narró que Ibn ‘Abbás (que Dios esté complacido con él) dijo: “Me quedé a pasar la noche con mi tía materna Maimunah. El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) conversó con su familia durante un rato y luego se fue a dormir. Luego, cuando llegó el último tercio de la noche, se levantó, miró el cielo y dijo: “Verdaderamente, en la creación de los cielos y la Tierra, en la alternación de los días y las noches, hay ciertamente signos para los que están dotados de entendimiento” (Aal ‘Imrán, 3:190).

Luego hizo la ablución y se limpió los dientes, y rezó once módulos. Luego se escuchó a Bilal hacer el llamado a la oración, entonces rezó dos módulos y se dirigió a la mezquita”. Narrado por al-Bujari, 4569; Muslim, 763. 

En conclusión, la vida del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no tenía una rutina estricta, como puede entenderse por las palabras de tu pregunta. Más bien, él hacía lo que tenía que hacer en cada situación, atendiendo sus necesidades, las de su familia o las del prójimo, como Dios le enseñó (traducción del significado): 

“Diles: Por cierto que mi oración, mi sacrificio, mi vida y mi muerte pertenecen a Allah, Señor del Universo” (Al-An’ám, 6:162). 

En su vida diaria el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) interpretaba de manera realista las órdenes contenidas en el Libro de Dios, tal como la Madre de los Creyentes, ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella) reportó. 

Muslim narró en su obra Sahih (746) que Sa’d Ibn Hisham Ibn ‘Aamir le dijo a la Madre de los Creyentes, ‘Aa'ishah (que Allah esté complacido con ella): “Oh, Madre de los Creyentes, cuéntame acerca del carácter del Mensajero de Dios”. Ella respondió: “¿Acaso no has leído el Corán?”. Él respondió: “Por supuesto”. Ella le dijo: “El carácter del Profeta, era el Corán mismo”. 

Y Allah sabe más.

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