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A lo largo de la historia del Islam, numerosas son las historias de hombres musulmanes que lo dieron todo por la causa de Allah y de la Ummah. Hombres como Umar Bin Al Khattab, Khalid Bin Walid, Amr al Aas y otros.





 





 Leemos las hazañas y los logros de estos hombres heroicos y no podemos evitar preguntarnos... ¿Hubo alguna heroína musulmana? ¿Las mujeres musulmanas fueron tan activas como los hombres en la búsqueda de la instauración del Islam? Después de revisar la vida de las Sahabiyat (compañeras mujeres), uno se sorprende al saber que en realidad eran tan activas como sus homólogos masculinos.





 





 





En esta Conferencia podremos conocer las vidas de algunas de estas Sahabiyat y examinar sus hazañas y logros; y al final de la Conferencia, lograr no sólo conocer a algunas de las heroínas del Islam, pero también obtener una mejor comprensión de las mujeres musulmanas en general.





 





 





Comenzamos con la historia de Um Haram bint Malhan. Ella era la tía de Anas bin Malik y su ambición era ser martirizada por la causa de Islam.





 





Ella fue la primera mujer de los Ansar en abrazar el Islam y el Profeta (saaus) la tenía en alta estima. Él solía visitar su hogar y descansar allí  cuando estaba cansado. Um Haram se sentía agradecida por su presencia y consideraba servirle como un gran honor. Cuando se le preguntó por qué visitaba su casa tan a menudo, el Profeta (saaus) respondió que sentía una sensación de lástima por la familia desde que vio a dos de sus hermanos ser martirizados en la batalla de Bir Maoonah. Él la visitaba para atender sus necesidades y consolarla.





 





Una vez durante su visita, dijo el Profeta (saaus),dijo: "Entre mi Ummah un ejército navegará en el mar como un rey se sienta en su trono." Um Haram le preguntó si ella estaría en ese ejército. "Sí", respondió él; "Serás uno de los más importantes miembros".





 





Tanto el esposo de Um Haram como su hijo lucharon con el Profeta (saaus) durante la batalla de Badr. Más tarde fueron martirizados durante la batalla de Uhud. Ella se volvió a casar y tuvo más hijos.





 





Durante el Califato de Uzman, Muawiya hijo de Abu Sufyan recibió permiso para conquistar el Chipre. Para esta batalla se formó la primera fuerza naval musulmana. Um Haram junto con su esposo Ubadah bin Samit habían acompañado a esta fuerza naval. Después de llegar a Chipre, la flota musulmana acopló las naves y partió para estudiar los territorios enemigos. Um Haram montó una mula para viajar por tierra, pero por desgracia la mula tuvo miedo de algo y consecuentemente Um Haram fue arrojada al suelo. A causa de esto su cuello se rompió y ella murió. Así ella logró el martirio deseado y la profecía fue predicha por el Mensajero de Allah -saaus- se había hecho realidad. Um Haram fue enterrada allí en Chipre, donde su tumba permanece en ese lugar hasta el día de hoy.





 





 





Um Haram no fue la única mujer en su familia conocida por el coraje y la dedicación a la fe. Su hermana, Um Sulaym era tan temerosa de Allah y valiente como ella. Como su hermana, Um Sulaym fue una de las primeras mujeres de Ansar en aceptar el Islam; y  tomó su decisión sin el conocimiento ni el consentimiento de su esposo que estaba de viaje. Al regresar de su viaje, el esposo de Um Sulaym sintió un cambio en su familia. Su esposa le explicó que ella había aceptado la religión de Muhammad (saaus).





 





 





El marido de Um Sulaym se puso furioso, sobre todo después de ver el fervor que su hijo Anas tenía por esta nueva fe. Después de mucha violencia, el esposo de Um Sulaym salió de la casa y más tarde fue asesinado.





Cuando se supo que Um Sulaym había enviudado, un hombre rico llamado Abu Talha se acercó a ella para contraer matrimonio. Confiaba en que ella aceptaría su propuesta porque él era rico,  guapo y popular entre la gente. Abu Talha llegó a casa de Um Sulaym. Pidió permiso para entrar y fue recibido. Su hijo Anas estaba presente. Abu Talhah explicó por qué había venido y pidió la mano de Um Sulaym en matrimonio.





 





"Un hombre como tú, Abu Talhah," dijo ella, " no es (fácilmente) rechazado. "Pero nunca voy casarme contigo mientras eres un kafir, un incrédulo".





Abu Talhah pensó que ella estaba tratando de decepcionarlo y que tal vez ella ya había elegido a alguien más rico y más influyente que él. Y le dijo:





"¿Qué es lo que realmente te impide aceptarme, Um Sulaym? Son los metales blancos y amarillos (oro y plata)?"





"¿Oro y plata?" preguntó desconcertada y en un tono ligeramente censurador. "Sí," dijo él. Y ella dijo: "Te juro, Abu Talhah, y juro por Dios y su Mensajero, que si aceptas el Islam estaré encantada de aceptarte como un marido, sin oro ni plata. Consideraré tu aceptación del Islam como mi dote."





 





 





Abu Talhah entendido completamente la implicación de sus palabras; y pensó en el ídolo que él mismo había tallado en madera, al cual adoraba. Como leyendo su mente, Um Sulaym dijo; "No sabes, Abu Talhah, que el dios que adoras además de Allah creció de la tierra?"; "Es cierto", dijo él.





 





“¿No te sientes estúpido al adorar parte de un árbol mientras usas el resto de él para combustible, para hornear pan o como calefacción? (Si renuncias a esas tontas creencias y prácticas) y te conviertes en musulmán, Abu Talhah, yo estaré contenta te aceptarte como esposo, y yo no quiero ninguna caridad de ti, aparte de tu aceptación del Islam. "





"¿Quién me va a enseñar el Islam?", preguntó Abu Talhah. "Yo" Um Sulaym respondió. "¿Cómo?" preguntó él.





"Expresa la verdad y da testimonio de que no hay otro Dios que Allah y que Muhammed es el Mensajero de Allah. Ve a tu casa destruye tu ídolo y deséchalo."





 





Abu Talhah se retiró y reflexionó profundamente sobre lo que había dicho Um Sulaym. Luego volvió a ella radiante de felicidad.





"He tomado tu consejo en serio. Declaro que no hay Dios sino Allah y que Muhammad es el Mensajero de Allah".





Entonces, Um Sulaym y Abu Talhah se casaron. Anas, su hijo, estaba complacido y los musulmanes decían: "Nunca hemos oído de una dote que sea más valiosa y preciosa que la de Um Sulaym, pues ella hizo que el Islam fuera su dote."





 





 





Abu Talhah y Um Sulaym tuvieron una vida familiar islámica ejemplar, dedicada al Profeta -saaus- y al servicio de los musulmanes y el Islam. El Profeta -saaus- solía visitar su casa. A veces, cuando llegaba el momento de la oración, él oraba en una alfombrilla proporcionada por Um Sulaym. A veces también tomaba la siesta en su casa y, mientras dormía, ella secaba el sudor de su frente. Una vez el Profeta se despertó de su siesta y le preguntó: "Um Sulaym, ¿qué estás haciendo?" "Estoy tomando estas (gotas de sudor) como una barakah (bendición) que viene de ti" respondió.





 





 





Además de su fe fuerte, Um Sulaym también se destacaba por su coraje y valentía. Durante la batalla de Uhud, llevaba un puñal en los pliegues de su vestido. También dio agua y atendió a los heridos. Cuando el Profeta (saaus) se quedó solo en el campo de batalla durante esta batalla, ella fue una de las mujeres que corrió para protegerlo del enemigo.





En la batalla de Jandaq (también conocida como la batalla de la zanja), el Profeta -saaus- la vio llevando una daga y él le preguntó, que estaba haciendo con ella. Ella respondió: "Es para combatir a quienes huyen del campo de batalla"





"Que Allah te conceda satisfacción en eso," respondió el Profeta -saaus-.





 





Incluso ante la adversidad, Um Sulaym mostraba una fuerza y una tranquilidad única. Uno de sus hijos jóvenes (Umair) cayó enfermo y murió mientras su marido estaba lejos cuidando sus huertos. Ella bañó al niño y lo envolvió en la mortaja. Dijo a los otros de su casa que no le dijeran nada a Abu Talhah sobre lo que había sucedido.





 





Cuando su marido había vuelto a casa, ella lo alimentó con una buena comida y le satisfizo como esposa. No fue hasta después de todo esto que ella le dijo de la muerte de su hijo. No entendiendo porque ella esperó hasta entonces para hablarle de la muerte de su hijo, Abu Talhah fue al Profeta (saaus) y le dijo lo que había sucedido. El Profeta (saaus) oró por la pareja y luego dijo a Abu Talhah que mientras estaba allí delante de él, ahora su esposa estaba embarazada con otro hijo.





 





Um Sulaym era una mujer musulmana ejemplar, un modelo de esposa y madre. Su creencia en Dios era fuerte e inflexible. Ella no estaba dispuesta a poner en peligro su fe y la crianza de sus hijos por la abundancia y el lujo.





 





Una vez que el Profeta (saaus) dijo que había entrado en el paraíso y escuchó los pasos de alguien por delante de él; preguntó de quien era esos pasos, y le dijeron que pertenecían a Um Sulaym. Tal era la recompensa por su fortaleza de fe y coraje.





 





Otra heroína del Islam fue Um Hakim. Um Hakim primero se casó con Ikrama hijo de Abu Yahl. La familia era conocida por su oposición al Islam, y Um Hakim se oponía al Islam con uñas y dientes. En la batalla de Uhud fue con los Quraish de la Meca que lucharon contra los musulmanes. Ella junto con Hind, la esposa de Abu Sufyan, batieron los tambores liderando al grupo de los Quraish en el campo de batalla para incitar a los hombres.





 





Cuando los musulmanes conquistaron la Meca, los Quraish se convirtieron al Islam. En aquel momento Um Hakim también se hizo un musulmana. Su marido Ikrama, hijo de Abu Yahl, temeroso de la ira de los musulmanes huyó a Yemen.





 





Um Hakim esperó al Profeta -saaus- y oró por Amnistía para su marido. El Profeta -saaus- accedió a su petición, y ella fue a Yemen en persona y llevó a su marido a Madina, donde él abrazó el Islam.





 





Después de eso, su esposo Ikrama se convirtió en un acérrimo musulmán, y participó en todas las guerras emprendidas por los musulmanes. En la época del califato de Abu Bakr  Ikrama luchó en las guerras de apostasía. Más tarde fue a Siria y luchó contra los bizantinos. Um Hakim fue con Ikrama a Siria y permaneció en el campamento militar. Ikrama fue martirizado en la batalla de Agnadin.





 





Después de la muerte de su marido, Um Hakim permaneció en Siria. Jalid bin Said le envió una propuesta de matrimonio. Ella aceptó la propuesta, pero dijo que el matrimonio debería  celebrarse después de la guerra contra los bizantinos. Jalid bin Said dijo que tenía un presentimiento de que no iba a sobrevivir a la batalla, y por lo tanto, quería que el matrimonio se celebrará inmediatamente. Um Hakim dio su consentimiento y se celebró el matrimonio.





 





Al día siguiente, Jalid bin Said fue a luchar y él fue martirizado. La tienda de Um Hakim fue rodeada por el enemigo. Aún vestida con su ropa nupcial, Um Hakim demostró gran coraje. Ella arrancó las estacas de la tienda de la tierra y golpeó a muerte a todos los soldados bizantinos que intentaron buscar la entrada al campo. Los soldados bizantinos estaban confundidos y Um Hakim escapó y buscó refugio en medio del ejército musulmán.





 





Cuando los musulmanes se volvieron hacia Medina, el califa de los musulmanes, Umar bin Al Khattab consoló a Um Hakim por las muertes de  Ikrama y Jalid bin Said. Y quedó impresionado con su heroísmo en la matanza de nueve soldados bizantinos con los postes de la tienda, en el momento cuando ella estaba vestida de novia.





Umar propuso matrimonio a Um Hakim y después de considerarlo, aceptó la propuesta. Umar y um Hakim se casaron en el tercer año de su califato.





Tal es la historia de Um Hakim una verdadera heroína del Islam.





 





 





Ninguna conferencia sobre el heroísmo de la mujer musulmana estaría completa sin la mención de la siguiente mujer, conocida por sus valientes hazañas en el campo de batalla. Ella era una esposa fiel y madre cariñosa. Ella también era muy docta en el Corán y los hadices. Su vida proporciona una agradable lectura para el crecimiento y desarrollo de la fe. Su nombre era Um Ammarah Naseebah.





 





Um Ammarah participó en la batalla de Uhud, la Batalla de Hunain, la guerra de Yamamah y el Tratado de Hudaibiya. Su habilidad con la espada en la batalla de Uhud asombró a todo el mundo que la vio. Ella describe lo que sucedió en Uhud:





 





"Los inmigrantes musulmanes estaban al borde de la derrota y se fueron esparciendo en el campo de batalla. El Profeta (saaus) quedó al descubierto y solo. Mi esposo y yo y dos hijos corrimos hacia el campo de batalla y tratamos de rodear al Profeta para alejar cualquier ataque contra él. Yo tenía una espada en una mano y un escudo en la otra; y yo estaba dispuesta a matar a cualquiera que se acercara, ya sea a pie o a caballo. Una vez que un enemigo a caballo me atacó y yo lo mantuve alejado con mi mano blindada. Tomé la otra mano con la que sostenía mi espada y la hundí en la parte posterior del caballo, y cayó a tierra. El Profeta (saaus) vio lo que sucedió y llamó a mi hijo para que viniera en mi ayuda y juntos, mi hijo y yo rematamos al soldado enemigo".





 





 





Después de la batalla del Profeta (saaus) notó que Um Ammarah estaba sangrando en el hombro. Pidió a su hijo que vendara su herida y luego dijo que eran realmente una gran familia. El Profeta (saaus) entonces invocó a Allah para bendecir esta familia noble y oró pidiendo que fueran sus amigos en el Paraíso también.





 





Um Ammarah y su hijo estaban muy felices al escuchar estas palabras del Profeta (saaus). Al mismo tiempo que fueron inspirados por sus palabras y volvieron al campo de batalla para continuar la lucha. Esta vez el hijo de Um Ammarah, fue golpeado por un enemigo y recibió una herida en su brazo. Um Ammarah vendó su brazo y le dijo que no perdiera el valor pero que siguiera atacando al enemigo.





El Profeta (saaus) sonrió cuando vio el heroísmo y el coraje de madre e hijo. "¡De donde puede cualquier persona obtener valor como tú o Um Ammarah!," le gritó.





 





Um Ammarah estaba de pie ante el Profeta (saaus) con su espada cuando llegó el hombre que había herido a su hijo se acercó a ellos. El Profeta (saaus) lo señaló y luego dijo a Um Ammarah que era el hombre que había herido a su hijo. Um Ammarah corrió y asestó un golpe poderoso al hombre, cortando su pierna. El hombre cayó al suelo y luego otros saltaron sobre él y lo mataron.





 





El Profeta (saaus) estaba muy impresionado con este despliegue de fuerza y coraje por parte de Um Ammarah. Él sonrió y agradeció a Allah  que le dio ese éxito y calmó su dolor y le dio venganza con la muerte de aquel hombre. Umar bin Al Jattab dijo que el Profeta (saaus) una vez le dijo que en la batalla de Uhud dondequiera que él daba vuelta ya sea a la derecha o hacia la izquierda, él vio a Um Ammarah luchando para defenderlo.





 





Um Ammarah recibió por lo menos 12 heridas importantes en esta batalla, la más profunda de las cuales fue la herida en el hombro. Ella se desmayó por esta herida y cuando se recuperó, lo primero que preguntó fue, cómo estaba el Profeta (saaus), y no como estaba su marido o sus hijos.



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