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 Todos los aspectos esenciales para establecer una civilización completamente centrada en Dios fueron cuidadosamente cumplidos. En el Islam, el conocimiento no es para la élite o para el sacerdocio –lo cual no existe en el Islam– sino para todos los creyentes. 


La mezquita contribuyó al florecimiento de la ciencia. La universidad de Al Qairawan en Marruecos consistía de dos lugares para la educación, uno para los hombres y otros para las mujeres. Las investigaciones científicas, inspiradas por la civilización islámica se desarrollaron en varios campos, ya que el Islam insentivó el intelecto humano y proveyó sólidas creencias que guiaron a la humanidad en la dirección correcta. 


La mayoría de los eruditos y juristas celebraron sesiones de estudio dentro de la mezquita en varias disciplinas islámicas, como Corán, Tafsir, Fiqh, Hadiz y lengua árabe. Un grupo de compañeros demostraron sus aptitudes como juristas y eruditos en la época del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam. Algunos de ellos memorizaron cada palabra pronunciada por el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y narraron la enorme riqueza de la Sunnah para nosotros. Otros sobresalían en el aprendizade de los comentarios coránicos (Tafsir) del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dirigía a la gente a la mezquita. Anas, que Al-lah Esté complacido con él, dijo que los Compañeros, luego del Salat del Fayer, se sentaban en círculospara recitar el Corán y aprender la Sunnah.








Evalúa tu rol en la mezquita 





¿Qué relación tienes con tu mezquita local? O, la pregunta más práctica es, ¿qué rol juegas en tu mezquita? Este rol define en gran medida tu relación con Al-lah. Si viviendo no muy lejos de la mezquita no tienes el hábito de ir a rezar a la mezquita y rezas en tu casa sin una excusa válida, prácticamente has abandonado la casa de Al-lah y te has privado de Sus bendiciones. 


¿Qué piensas que significa no visitar la casa de Al-lah como un invitado, cuando Él te llama cinco veces al día? ¿Qué sentirías si llamaras a tu amigo una y otra vez y él no responde a tus llamados? ¿Seguirías sintiendo que es tu amigo? Probablemente no. Entonces, ¿cómo podemos ignorar los llamados de Al-lah y esperar que Él sea nuestro amigo? ¿Arrogancia, negligencia o ignorancia? ¿Alguna de estas es una buena excusa? Dice el Corán (lo que se interpreta en español): {¡Oh, pueblo nuestro! Si obedecéis al Mensajero de Al-lah y creéis en él, vuestro Señor os Perdonará las faltas y os Salvará de un castigo doloroso.} [Corán 46:31] 


La mezquita es también el lugar para reuniones, comités, discusiones sobre educación y prédica, asuntos políticos y sociales de los musulmanes, servicios sociales para musulmanes y no musulmanes, y una multitud de otras actividades son posibles allí. Esto ha sido hecho a lo largo de la historia en la mezquita, desde los primeros días del Islam, y este rol debe ser revivido ahora. 


Sin embargo, debemos ser cuidadosos con los modales al estar en la musalah (el salón para la oración) y evitar hablar sobre asuntos mundanales, especialmente cuando alguien está realizando allí el Salat. 


12 formas de ser activo en tu mezquita local 


Existen innumerables formas de estar más y más involucrado en tu mezquita. Una mezquita activa, donde los creyentes timoratos rezan, enseñan y aprenden en el mejor lugar para estar. 


1.     Sé un visitante: Primero que todo, visita la mezquita para el Salat regularmente, por lo menos una o dos veces al día. Si bien todas las oraciones son más virtuosas en la mezquita que en la casa, la oración del Fayer y del Isha’ son particularmente importantes de acuerdo con la Sunnah. La experiencia también demuestra que la mayoría de las personas están libres de otros compromisos en esos horarios, y por eso la oración del Isha’ especialmente es la más larga. Si no estás regularmente en tu mezquita, puede ser aconsejable comenzar con asistir diariamente a la oración del Isha’, luego añadir el Fayer, y luego el Salat más conveniente, y así sucesivamente. 


2. Sé un minarete: Un encantador y beneficioso rol que puedes jugar en tu mezquita es el de ser un minarete: un minarete de luz, de sonrisas, de amabilidad, de cordialidad y preocupación por otros visitantes. Este es el papel más importante, y sin embargo el más sencillo, que uno pueda desempeñar. Haz de tu mezquita un lugar amado para el resto de tus hermanos musulmanes con los que allí te reúnes. Créeme, a veces la gente se sentirá animada a ir a la mezquita si saben que allí hay esos minaretes que alegran su día y llevan felicidad y amistad a sus vidas. 


3.Sé un estudiante: El siguiente rol después de convertirte en un visitante regular es ser un estudiante. En la mezquita puede haber personas con más conocimiento que tú en una o más áreas del conocimiento islámico. Si tienes suerte, habrá uno o más círculos de estudio. Si no, comienza uno tú. Y no te avergüences de ser alumno de quienquiera que sepa algo valioso. 


4.Sé un profesor: Ser un profesor es un rol aún más beneficioso, porque así tú das y recibes de otras personas. Por supuesto, este requiere que domines lo suficiente el tema o área sobre la que enseñes o hables. 


5. Sé un seguidor: La oración congregacional es el mejor ejercicio espiritual y mental para enseñarnos cómo seguir con disciplina. Incluso si el Imam comete un error, hay reglamentos para corregirlo. Del mismo modo, cuando se trata de organizar todas las otras instituciones educativas, sociales e incluso políticas en la mezquita, únete a las que consideres más adecuadas para ti, y sé un buen pensador positivo y constructivo seguidor del liderazgo. 


6. Sé un líder: Cuando aprendes a escuchar y a ser un buen seguidor, también puedes aprender a cómo ser un buen líder. Todos los comités de la mezquita, grupos de prédica y demás iniciativas para nuevos proyectos, necesitan de buenos líderes. Si estás completamente seguro de que puedes hacer un buen trabajo como líder, no prives a tu comunidad de tus habilidades. Pero sé extremadamente cuidadoso con el egoísmo, el engreimiento y la arrogancia. El liderazgo no es tarea de todos, y no se trata solo de ser alguien piadoso. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam,le aconsejó a Abu Darr,un compañero muy virtuoso, no aceptar jamás una posición de liderazgo. 


7.Sé un hermano: Cuando se reza en congregación, la gente que está rezando contigo son tus hermanos. Tú estás con ellos en compañía de Al-lah. Ellos suplican a Al-lah por las mismas cosas que tú. De hecho, conjuntamente dicen “Amén” luego de terminar Al Fatihah. Si Al-lah Acepta a uno de ellos, todas las personas que rezan con él son bendecidas y perdonadas. Un sabio solía decir que la oración en comunidad era apreciada por él debido esta simple razón. Por lo tanto, rezar en compañía de los virtuosos es una inmensa bendición. ¿Acaso no amarás a aquellos hermanos cuya oración coincide con la tuya y cuya aceptación de Al-lah puede ser tu aceptación? 


8. Sé un auxiliador: La mezquita es el mejor lugar para recordar y practicar las enseñanzas del Corán. {…Ayudaos unos a otros a obrar el bien y apartarse del mal, y no cooperéis en el pecado y la trasgresión…} [Corán 5:2] ¿Dónde más encontrarías tantos actos de virtud y piedad? 


9. Haz limpieza: Limpiar la mezquita es un gran honor ante los Ojos de Al-lah. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, insistió en rezar en la tumba de un Compañero que solía limpiar la mezquita cuando supo que éste murió. 


10. Sé un donador: Donar regularmente a tu mezquita, incluso si es poco e incluso si donas en muchas otras causas. Esto incrementa tu amor por Al-lah y por la casa de Al-lah, y disminuye el amor por este mundo. Difícilmente hay alguna otra causa en la que verás los resultados de tu donación más inmediatamente que en tu mezquita. 


11.Escucha: Viernes tras viernes escuchamos las Jutbas (sermones), y sin embargo esto parece no afectar nuestras vidas. Esto es porque escuchar y aprender lecciones es una habilidad que debe ser aprendida y ganada, al igual –si es que no más– que hablar y hacer disertaciones. Escuchar correctamente los sermones y discursos requiere de humildad, atención, preocupación, respeto y la actitud correcta. A veces, una persona que no sabe escuchar no obtendrá ningún beneficio de un gran disertante; y a veces, una persona que sí sabe escuchar puede beneficiarse mucho de un disertante no muy hábil. El ser un buen disertante beneficia a otros, mientras que saber escuchar te beneficia a ti. 


12. Sé un disertante: Finalmente, pero no menos importante, si sientes que has aprendido lo suficiente para compartirlo con otros y tienes buenas habilidades de oratoria, no te prives de beneficiar a otros con tus habilidades. Tu mezquita siempre necesita personas hábiles y seguras para hablar en público. Si bien el sermón de los viernes requiere de más entrenamiento y conocimiento, comenzar con discursos introductorios sobre el Islam para los no musulmanes, y hablar en los círculos de estudio pueden ser buenas formas para empezar. 


¿Qué relación tienes con tu mezquita local? O, la pregunta más práctica es, ¿qué rol juegas en tu mezquita? Este rol define en gran medida tu relación con Al-lah. Si viviendo no muy lejos de la mezquita no tienes el hábito de ir a rezar a la mezquita y rezas en tu casa sin una excusa válida, prácticamente has abandonado la casa de Al-lah y te has privado de Sus bendiciones. 


¿Qué piensas que significa no visitar la casa de Al-lah como un invitado, cuando Él te llama cinco veces al día? ¿Qué sentirías si llamaras a tu amigo una y otra vez y él no responde a tus llamados? ¿Seguirías sintiendo que es tu amigo? Probablemente no. Entonces, ¿cómo podemos ignorar los llamados de Al-lah y esperar que Él sea nuestro amigo? ¿Arrogancia, negligencia o ignorancia? ¿Alguna de estas es una buena excusa? Dice el Corán (lo que se interpreta en español): {¡Oh, pueblo nuestro! Si obedecéis al Mensajero de Al-lah y creéis en él, vuestro Señor os Perdonará las faltas y os Salvará de un castigo doloroso.} [Corán 46:31] 


La mezquita es también el lugar para reuniones, comités, discusiones sobre educación y prédica, asuntos políticos y sociales de los musulmanes, servicios sociales para musulmanes y no musulmanes, y una multitud de otras actividades son posibles allí. Esto ha sido hecho a lo largo de la historia en la mezquita, desde los primeros días del Islam, y este rol debe ser revivido ahora. 


Sin embargo, debemos ser cuidadosos con los modales al estar en la musalah (el salón para la oración) y evitar hablar sobre asuntos mundanales, especialmente cuando alguien está realizando allí el Salat. 


12 formas de ser activo en tu mezquita local 


Existen innumerables formas de estar más y más involucrado en tu mezquita. Una mezquita activa, donde los creyentes timoratos rezan, enseñan y aprenden en el mejor lugar para estar. 


1. Sé un visitante: Primero que todo, visita la mezquita para el Salat regularmente, por lo menos una o dos veces al día. Si bien todas las oraciones son más virtuosas en la mezquita que en la casa, la oración del Fayer y del Isha’ son particularmente importantes de acuerdo con la Sunnah. La experiencia también demuestra que la mayoría de las personas están libres de otros compromisos en esos horarios, y por eso la oración del Isha’ especialmente es la más larga. Si no estás regularmente en tu mezquita, puede ser aconsejable comenzar con asistir diariamente a la oración del Isha’, luego añadir el Fayer, y luego el Salat más conveniente, y así sucesivamente. 


2.Sé un minarete: Un encantador y beneficioso rol que puedes jugar en tu mezquita es el de ser un minarete: un minarete de luz, de sonrisas, de amabilidad, de cordialidad y preocupación por otros visitantes. Este es el papel más importante, y sin embargo el más sencillo, que uno pueda desempeñar. Haz de tu mezquita un lugar amado para el resto de tus hermanos musulmanes con los que allí te reúnes. Créeme, a veces la gente se sentirá animada a ir a la mezquita si saben que allí hay esos minaretes que alegran su día y llevan felicidad y amistad a sus vidas. 


3.Sé un estudiante: El siguiente rol después de convertirte en un visitante regular es ser un estudiante. En la mezquita puede haber personas con más conocimiento que tú en una o más áreas del conocimiento islámico. Si tienes suerte, habrá uno o más círculos de estudio. Si no, comienza uno tú. Y no te avergüences de ser alumno de quienquiera que sepa algo valioso. 


4.     Sé un profesor: Ser un profesor es un rol aún más beneficioso, porque así tú das y recibes de otras personas. Por supuesto, este requiere que domines lo suficiente el tema o área sobre la que enseñes o hables. 


5 Sé un seguidor: La oración congregacional es el mejor ejercicio espiritual y mental para enseñarnos cómo seguir con disciplina. Incluso si el Imam comete un error, hay reglamentos para corregirlo. Del mismo modo, cuando se trata de organizar todas las otras instituciones educativas, sociales e incluso políticas en la mezquita, únete a las que consideres más adecuadas para ti, y sé un buen pensador positivo y constructivo seguidor del liderazgo. 


6.Sé un líder: Cuando aprendes a escuchar y a ser un buen seguidor, también puedes aprender a cómo ser un buen líder. Todos los comités de la mezquita, grupos de prédica y demás iniciativas para nuevos proyectos, necesitan de buenos líderes. Si estás completamente seguro de que puedes hacer un buen trabajo como líder, no prives a tu comunidad de tus habilidades. Pero sé extremadamente cuidadoso con el egoísmo, el engreimiento y la arrogancia. El liderazgo no es tarea de todos, y no se trata solo de ser alguien piadoso. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, le aconsejó a Abu Darr, un compañero muy virtuoso, no aceptar jamás una posición de liderazgo. 


7. Sé un hermano: Cuando se reza en congregación, la gente que está rezando contigo son tus hermanos. Tú estás con ellos en compañía de Al-lah. Ellos suplican a Al-lah por las mismas cosas que tú. De hecho, conjuntamente dicen “Amén” luego de terminar Al Fatihah. Si Al-lah Acepta a uno de ellos, todas las personas que rezan con él son bendecidas y perdonadas. Un sabio solía decir que la oración en comunidad era apreciada por él debido esta simple razón. Por lo tanto, rezar en compañía de los virtuosos es una inmensa bendición. ¿Acaso no amarás a aquellos hermanos cuya oración coincide con la tuya y cuya aceptación de Al-lah puede ser tu aceptación? 


8.Sé un auxiliador: La mezquita es el mejor lugar para recordar y practicar las enseñanzas del Corán. {…Ayudaos unos a otros a obrar el bien y apartarse del mal, y no cooperéis en el pecado y la trasgresión…} [Corán 5:2] ¿Dónde más encontrarías tantos actos de virtud y piedad? 


9.Haz limpieza: Limpiar la mezquita es un gran honor ante los Ojos de Al-lah. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, insistió en rezar en la tumba de un Compañero que solía limpiar la mezquita cuando supo que éste murió. 


10.Sé un donador: Donar regularmente a tu mezquita, incluso si es poco e incluso si donas en muchas otras causas. Esto incrementa tu amor por Al-lah y por la casa de Al-lah, y disminuye el amor por este mundo. Difícilmente hay alguna otra causa en la que verás los resultados de tu donación más inmediatamente que en tu mezquita. 


11.Escucha: Viernes tras viernes escuchamos las Jutbas (sermones), y sin embargo esto parece no afectar nuestras vidas. Esto es porque escuchar y aprender lecciones es una habilidad que debe ser aprendida y ganada, al igual –si es que no más– que hablar y hacer disertaciones. Escuchar correctamente los sermones y discursos requiere de humildad, atención, preocupación, respeto y la actitud correcta. A veces, una persona que no sabe escuchar no obtendrá ningún beneficio de un gran disertante; y a veces, una persona que sí sabe escuchar puede beneficiarse mucho de un disertante no muy hábil. El ser un buen disertante beneficia a otros, mientras que saber escuchar te beneficia a ti. 


12.Sé un disertante: Finalmente, pero no menos importante, si sientes que has aprendido lo suficiente para compartirlo con otros y tienes buenas habilidades de oratoria, no te prives de beneficiar a otros con tus habilidades. Tu mezquita siempre necesita personas hábiles y seguras para hablar en público. Si bien el sermón de los viernes requiere de más entrenamiento y conocimiento, comenzar con discursos introductorios sobre el Islam para los no musulmanes, y hablar en los círculos de estudio pueden ser buenas formas para empezar.





Garante de la unidad de la Ummah islámica





 




Más que cualquier otra cosa, la mezquita establece de forma práctica e infunde significado al concepto de unidad de los musulmanes en la Ummah. Al reunir a todos los musulmanes para el Salah e impartir el espíritu de hermandad, cooperación y disciplina, hace de los musulmanes una unidad, en ejército de Al-lah. Los guía hacia el bienestar y la prosperidad de la Ummah en ambos mundos. La gente se reúne en la mezquita con sus corazones puros, libres de enemistad y arrogancia. Por esta misma razón, la gente que frecuenta la mezquita está siempre activa en el servicio de la comunidad.




 




La mezquita como un tribunal




 




El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, resolvió conflictos entre la gente dentro de la mezquita. Algunos de sus grandes Compañeros, que Al-lah Esté complacido con ellos, se sentaban a su alrededor para aprender cómo él, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dictaminaba entre las partes en conflicto, ya sea entre musulmanes o entre musulmanes y otros. Antes de la construcción de cortes separadas, la mezquita servía de corte donde la gente iba a buscar justicia y una solución a sus conflictos.




 




Un viajero persa, Nasir Khosraw, quien visitó la mezquita de ‘Amr ibn Al As en Al Fustat (una antigua ciudad islámica al sur del Cairo) en el año 439 H., notó que la mezquita contenía una sala de audiencias para los jueces y albergaba el Baitul-mal (el tesoro del Estado) para mantener los fondos para los huérfanos y los necesitados. Sin embargo, no se aplicaban los castigos en el área de la mezquita para así resguardar su santidad.




 




Consulta y consejo




 




En los inicios del Islam, los asuntos de importancia para la Ummah eran discutidos en la mezquita. La Mezquita del Profeta cumplía el rol del parlamento o congreso actual. La mayoría de las reuniones de consulta se realizaban en la mezquita, como el que se realizó antes de las batallas de Uhud, Al Ah-zab, y otras luchadas por la causa del Islam. Los Califas bien Guiados celebraron concejos de guerra, tratados, acuerdos y otros asuntos políticos en la mezquita. Los miembros del concejo consultivo eran miembros de los más antiguos de los Muhayirun y los Ansar.




 




Rol social y servicios




 




·        Cobijando a los pobres




La Mezquita del Profeta servía de hogar y refugio para los invitados y viajeros. Tenía un área sombreada en la parte de atrás donde los indigentes y los pobres vivía. Abu Hurairah, que Al-lah Esté complacido con él, y otros Compañeros de escasos recursos vivían con los necesitados y los pobres en el patio de la Mezquita del Profeta. Ellos siempre estaban cerca del Profeta, sallallahi ‘alaihi wa sallam, ya que Abu Hurairah fue el Compañero que narró la cantidad más grande de hadices del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam.




 




Recaudación y distribución de la caridad




 




La comunidad musulmana fundada por el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, brindaba apoyo y era interdependiente. Cada miembro sabía que sus responsabilidades estaban antes de sus derechos. Los miembros ricos cumplían sus deberes hacia los pobres y necesitados. Llevaban sus donaciones a la Mezquita del Profeta, la cual cumplía el rol que actualmente cumplen las organizaciones de caridad al recaudar el Zakat y las donaciones, y distribuirlas entre los necesitados. El Zakatul Fiter, el botín, y las donaciones de diferentes regiones también se recaudaban en la mezquita para la distribución.




 




Clínica y hospital




 




Uno de los aspectos menos conocidos de la mezquita es que esta servía como una clínica para los heridos en algunas de las primeras batallas del ejército musulmán. Cierta vez, algunos de los Compañeros del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, feron heridos en una batalla dirigida por el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, y él ordenó que ellos fueran tratados en la mezquita.




 




Farmacias y dispensarios se encontraban al lado de la mezquita y los médicos musulmanes atendían a los pacientes y les prescribían medicamentos gratuitamente. Un ejemplo de tales mezquitas fue la Qurtuba (Córdoba), en la España musulmana.




 




Ahmad ibn Ibrahim, quien fue uno de los más grandes médicos musulmanes de aquel tiempo, solía quedarse en frente de la mezquita después del Salat del ‘Isha para atender a los pacientes pobres. Solía llevar a alguien con él para ayudarlo a cargar los medicamentos. El realizaba esta tarea por amor a Al-lah y la mayoría de los médicos musulmanes hacían las mismas obras de caridad para la comunidad musulmana.



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