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El éxito es la meta de quienes trabajan con empeño, y Al-lah Todopoderoso lo Ha Sujetado a la purificación, disciplina y refinamiento del alma, pues nos Dice (lo que se interpreta en español):





{Y por cierto que triunfará quien se purifique [de todo tipo de idolatría].} [Corán 87:14]





{Que ciertamente obtendrá el éxito [en esta vida y en la otra vida] quien purifique su alma [apartándose de los pecados], y estará perdido quien la pervierta [siguiendo sus pasiones].}[Corán 91:9-10]





Además, Al-lah Todopoderoso Envió a Su Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, como maestro y mentor, ya que nos Dice (lo que se interpreta en español): {Él Es Quien Eligió de entre los iletrados [los árabes] un Mensajero para que les recite Sus preceptos, les purifique y les enseñe el Libro y la sabiduría. Y por cierto que antes de ello se encontraban en un evidente extravío.}[Corán 62:2] Por lo tanto, el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, fue cuidadoso en elevar y depurar las almas de sus Compañeros, que Al-lah Esté complacido con ellos.





Y tal es la práctica de quienes buscan acercarse a Al-lah Todopoderoso. Los profetas, la paz sea con ellos, y sus seguidores: todos reformaron y purificaron sus almas. El Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, soportó muchas penurias al convocar a su gente a acercarse a Al-lah Todopoderoso. Noche tras noche, solía ponerse de pie frente a su Señor, haciendo reverencias y postrandose, suplicándole y pidiendo Su auxilio, en completa sumisión y humildad ante Él. Y así, esta práctica se volvió obligatoria para todos los musulmanes durante un año entero dado su gran efecto en reformar los corazones, motivarlos y mantenerlos firmes. Es por eso que hoy día, si bien no es obligatorio, sí es indispensable orar en la noche.





Por lo tanto, todos los musulmanes –particularmente quienes buscan el conocimiento religioso y quienes llaman a otros hacia Al-lah Todopoderoso- deben dar prioridad a la reforma y disciplina de sus almas, a mantener relaciones con Al-lah Todopoderoso, y a cuidar sus modales con respecto a los demás. Este debe ser el punto de partida para invitar a otras personas a la fe y para rectificarlas.





 Purificación, embellecimiento y esfuerzo





Entre los fundamentos más importantes al reformar el alma se encuentra purificarla de seguir sus deseos, los cuales ocasionan innumerables enfermedades. Dado que la raíz de una enfermedad se puede tratar solamente contrarrestando sus efectos, el corazón se puede curar solamente actuando de manera contraria a nuestros caprichos. Al-lah Todopoderoso Mencionó esto concisamente al Decirnos (lo que se interpreta en español): {En cambio, quien haya temido la comparecencia ante su Señor y preservado su alma de seguir sus pasiones, por cierto que el Paraíso será su morada.}[Corán 79:40-41]





El otro requisito para rectificarse a sí mismo es luchar en verdad por conseguir estar entre aquellos que fueron mencionados por Al-lah Todopoderoso cuando Él Dijo (lo que se interpreta en español): {A quienes luchen denodadamente por Nuestra causa les Afirmaremos en Nuestro camino. Ciertamente Al-lah Está con los benefactores.}[Corán 29:69] Un aspecto importante de nuestro esfuerzo es ser resueltos; así, cuando decidimos dar la espalda al objeto de nuestro deseo y Al-lah Todopoderoso nos Prueba Facilitándonos lo que deseamos, debemos mostrar paciencia y determinación. De lo contrario, si nuestra alma titubea, entonces se acostumbrará a tal sentimiento y será propensa a la corrupción.





El tercer paso en la reforma del alma consiste en embellecerla instruyéndola para que haga obras buenas hasta que se acostumbre a ellas y hasta que hacerlas pase a ser una de sus características inherentes. El Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “El conocimiento y la abstención se logran con entrenamiento y perseverancia en alcanzarlos. Aquel que busque la bondad de manera seria la encontrará, y quien evite el mal será protegido de este mismo.”No hay duda de que nuestras obras se correlacionan con nuestro corazón. Cada cualidad que yace en nuestro corazón se refleja en nuestro cuerpo; de igual manera, cada acción llevada a cabo por nuestro cuerpo influenciará nuestro corazón. Esto es solamente un aspecto que deja traslucir el nexo maravilloso que existe entre el corazón y el cuerpo.





La humildad es de las más virtuosas costumbres y de las más grandes actitudes que el Islam promueve entre la gente. El Mensajero de Al-lah, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, la adaptó como un modo de vida. En las líneas siguientes señalamos algunos rasgos de este modo de vida para conocer la humildad del Profeta, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam.





Aunque el Profeta, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, era un hombre de gran poder político y tenía una posición muy elevada, era el hombre más modesto y el más amable entre la gente. La mejor prueba sobre esto es que Al-lah, el Altísimo y el Glorificado, le Dio la opción de elegir entre ser un profeta rey o un profeta siervo, y él eligió ser profeta siervo.





También, el Profeta, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, le prohibía a sus Compañeros, que Al-lah esté complacido con ellos, levantarse para él, y esto no es sino por su gran modestia; pues Abu Umamah, que Al-lah esté complacido con él, dijo en un Hadiz narrado por Ahmad y Abu Dawud, que Al-lah les dé Su perdón: “Una vez el Mensajero de Al-lah, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, salió a nosotros apoyándose en un bastón, así que nos levantamos por respeto a él, pero él dijo: ‘No os levantéis como hace la gente no árabe para exaltarse unos a otros.’” Y esto es lo contrario de lo que hacen algunos orgullosos a quienes les agrada que la gente los exalte y se enfadan mucho si la gente no se levanta por respeto a ellos. También, fue narrado por Ahmad, Al-Tirmidhi y Abu Dawud, que Al-lah les dé Su perdón, que el Mensajero de Al-lah, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “A quien le agrada que la gente se ponga de pie al verlo, que se prepare para ocupar su asiento en el Fuego.”





La humildad era una cualidad inseparable del Profeta, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, durante toda su vida: al sentarse, al montar, al comer, y en todos las situaciones. Pues encontramos que decía al sentarse y al comer, en un Hadiz narrado por Ibn Hibban, que Al-lah le dé Su perdón: “No soy sino un siervo, como al igual que un siervo y me siento como se sienta un siervo.” También montaba en las cabalgaduras en que montaba la gente común, pues el Profeta, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, montó en el camello, el asno, la mula y el caballo. Anas ibn Malik, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “El Mensajero de Al-lah, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, visitaba al enfermo, asistía a los funerales y respondía a la petición del siervo, y en el día de Banu Quraydhah estaba montado en un burro encabestrado por una cuerda de fibra.” Narrado por Al-Tirmidhi, que Al-lah le dé Su perdón.





Ibn Mayah, que Al-lah le dé Su perdón, narró en su Sunan bajo la autoridad de Qays ibn Abu Hazim, que Al-lah esté complacido con él, que un hombre vino al Mensajero de Al-lah, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, se paró ante él y le sobrevino un temblor, así, el Mensajero de Al-lah, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, le dijo: “Tranquilízate, no soy un rey, no soy sino el hijo de una mujer de Quraysh que comía carne seca.” Esto es por su perfecta modestia, ya que le aclaró que no era un rey y le citó lo que su madre comía para indicar que era un hombre de ellos y que no era un tirano para que se le tuviera miedo.





En suma, quien contemple fijamente y con perspicacia lo que hemos citado, sabrá con certeza que la moral de la humildad era una cualidad propia del Mensajero de Al-lah, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, y que es una de las cualidades con la que el musulmán debe adornarse y esforzarse lo máximo en obtenerla, siguiendo el ejemplo del Mensajero de Al-lah, sallAl-lahu ‘alayhi wa sallam, para lograr el bien de esta vida y de la Última.





 



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