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Nadie más que Al-lah tiene la capacidad de darnos los dones de los cuales disfrutamos y que nos rodean. El creó todo lo que existe por Su Voluntad y Gracia. Por esto, el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, nos enseña que todo lo que iniciemos o vayamos a hacer, debemos empezarlo diciendo “bismil-lah” (en el Nombre de Al-lah); de no hacerlo, dicho asunto no tiene valor en absoluto. En pocas palabra, el ser humano vale por Al-lah; pero sin Él, no vale nada. Es por esto que la plegaria: “Mi Dios, ¿qué encuentra quien te ha perdido, y qué pierde quien te ha encontrado…?”, es muy cierta. Nos da a entender que, quien está cumpliendo con lo que Al-lah ordena y tiene siempre en cuenta el recuerdo de Al-lah, Él está presente en cada uno de sus actos y hasta en sus pensamientos, y todo asunto se le facilita.





 





Reflexionemos un momento en el acontecimiento del inicio de la revelación, cuando las primeras palabras de Al-lah reveladas a Su Mensajero le ordenaban leer. La respuesta obvia y natural de una persona que no tuvo una educación formal, como fue el caso del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, es: “No sé leer”. Sin embargo, y pese a que nunca escribió o leyó, por Voluntad de Al-lah, a Quien nada ni nadie puede detener, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, más que leer, fue un instructor de sabios, y maestro de maestros… pues luego de esta orden: “¡Lee!”, Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {¡Lee! [¡Oh, Muhammad!] En el nombre de tu Señor, Quien creó todas las cosas.} [Corán 96:1]





 





Esta es una enseñanza clara y directa para aquellas personas que aseguran que lo que mueve y sostiene a la creación entera, son ciertas leyes que se formaron al azar, pretendiendo excluir a Al-lah. ¿Dónde quedan entonces dichas leyes en el momento en que algo diferente sucede?; por ejemplo, cuando en determinadas épocas del año se espera la lluvia y ésta, por más nubes que haya, no cae o se retrasa?… Dice Al-lah en el Corán (lo que se interpreta en español): {A Al-lah pertenece el reino de los cielos y de la Tierra; Él crea lo que Le place, agracia a quien quiere con hijas, y a quien quiere con hijos.}[Corán 42:49]





 





Al-lah hace posible lo imposible





 





Las leyes fueron creadas por Al-lah y Él dispone de ellas de la manera que mejor le parezca, sin rendirle cuentas a nadie. Cuando se siembra una semilla en la tierra, esta no brota ni crece si no es por la Voluntad de Al-lah. Él ha determinado que con buena tierra, abono y agua crecen las plantas y se logran las cosechas, pero sólo por que así lo quiere Al-lah; pues hemos visto que puede darse el caso donde, a pesar de que un campesino prepare bien su tierra, use las mejores semillas y abonos, éste no coseche nada…





 





Al-lah nos da un ejemplo en el Corán cuando Zacarías, el tío de Mariam (María), la paz de sea con ambos, fue a llevarle alimentos al lugar donde ella permanecía en retiro y encontró que ella ya tenía su provisión. Le preguntó: “Mariam, ¿de dónde has sacado estos alimentos?” Una pregunta lógica de una persona que tiene a alguien bajo su responsabilidad, pues debe saber cuál es el origen de las cosas que posee, siendo que él no se las ha dado; tal como debemos hacer nosotros como padres y responsables por nuestras familias, cerciorarnos que todo lo que posean nuestros hijos haya sido obtenido de buena manera. Entonces, Mariam le respondió: “Esto proviene de Al-lah”; una respuesta que señala que las leyes que conocemos no tienen nada que ver con lo que Al-lah dispone sobre ellas. Zacarías no sólo se sorprendió por el hecho de que Mariam tuviera esos alimentos sin haber sido él quien se los haya llevado; sino que quedó estupefacto al encontrar que ella tenía frutos que no crecían en esa época del año, y otros que ni siquiera se conocían en esa tierra. Mariam termina su respuesta diciéndole: “Ciertamente Al-lah provee a quien quiere sin límite”.





 





En ese momento, Zacarías, quien era ya avanzado de edad y cuya esposa era infértil, supo que Al-lah era el Único capaz de concederle lo que tanto él quería, una descendencia piadosa y temerosa de Al-lah:{Dijo: ¡Señor mío! Mis huesos se han debilitado y mi cabeza ha encanecido. Mis ruegos nunca fueron rechazados…Concédeme un hijo…} [Corán 19: 4-5]Y Al-lah le respondió diciendo (lo que se interpreta ene español): {¡Oh, Zacarías! Te albriciamos con un hijo que se llamará Yahya(Juan)…} [Corán 19: 7]. Entonces, las leyes de la naturaleza no afectan a Al-lah, pues Él está por encima de ellas. Los seres humanos necesitamos reconocer las misericordias y dádivas de Al-lah, porque hemos olvidado esta realidad completamente, hemos olvidado a Al-lah completamente. Todo acto en esta creación empieza en el nombre de Al-lah; por eso, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, nos ordena empezar todos nuestros asuntos en el nombre de Al-lah: cuando vamos a leer el Corán, cuando vamos a comer, etc. ¿Y qué significa empezar en el nombre de Al-lah? Significa reconocer que todo proviene de Al-lah, que Él es el sustentador de todo y solamente a Él debemos pedirle ayuda.





Son muchas las bendiciones de Al-lah, no importa hacia dónde miremos para buscarlas, están en todos lados; pero la mayoría de la gente no lo sabe. Incluso hay quienes niegan estas bendiciones y dádivas de Al-lah por ignorancia o testarudez, sin evidencia alguna. A estas personas, Al-lah les responde en el Corán, haciéndoles preguntas cuyas respuestas Él conoce, mencionando una por una las diferentes bendiciones que les dio y les da. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {¿Acaso Quien creó los cielos y la Tierra e hizo descender para vosotros agua del cielo, con lo cual hace surgir jardines espléndidos cuyos árboles no hubierais podido hacer brotar vosotros, [puede equipararse a quien no es capaz de crear nada de eso]? ¿Acaso puede haber otra divinidad junto con Al-lah? Realmente son desviados ¿Acaso Quien hizo de la Tierra un lugar firme, dispuso en ella los ríos, fijó las montañas y puso entre los dos mares una barrera [puede equipararse a quien no es capaz de crear nada de eso]? ¿Acaso puede haber otra divinidad junto con Al-lah? Realmente que la mayoría no saben lo que hacen.} [Corán 27: 60-61]





Debemos ser agradecidos con Al-lah por sus bendiciones





Las bendiciones y dádivas de Al-lah son muchas y grandiosas. Todos estamos seguros de esto; pero, ¿dónde está el Shukur, dónde está el agradecimiento? El ser humano es una criatura extraña: le puede agradecer a todo el mundo, pero a Al-lah no le quiere agradecer. Y la realidad es que, por más que nos esforcemos, no podemos agradecerle realmente a Al-lah por todas sus bendiciones. Tomemos como ejemplo una de las bendiciones más simples: el poder expulsar los residuos de los líquidos y alimentos que introducimos en nuestro cuerpo y que no nos aportan ningún beneficio. Imaginémonos que no pudiéramos expulsar esos elementos, nos desesperaríamos y estaríamos más que dispuestos a entregar todo lo que poseemos para poder hacerlo.





No es de extrañarnos, entonces, que el Profeta Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, era el mejor de los agradecidos: agradecía a Al-lah en toda ocasión; cuando vestía ropa nueva o cuando vestía ropa vieja, no se sentaba a comer sin antes hacer una plegaria de agradecimiento a Al-lah, etc. Tomemos como ejemplo la famosa plegaria del arrepentimiento (Du’a Al-Istigfar), donde el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, nos enseña a decir: “Oh Al-lah, Tú eres mi Señor, no hay Dios salvo Tú; me has creado y yo soy Tu siervo. Mantengo mi pacto y promesa Contigo de la mejor manera que puedo. En Ti me refugio del mal que haya cometido. Reconozco Tus gracias para conmigo y reconozco mis pecados. Perdóname, porque ciertamente nadie perdona los pecados sino Tú”. El Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, no cometía pecados; entonces, ¿de qué pecado habla aquí? Se refiere, por supuesto, al pecado de no reconocer las gracias y bendiciones de Al-lah. Imagínense, el Profeta de Al-lah, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, sentía que no había hecho lo suficiente para agradecerle a Al-lah por Sus bondades, de tantas y maravillosas que son. Y nosotros, ¿somos mejores que él?








  Las plegarias de los agradecidos son aceptadas por Al-lah





Las plegarias que salen de un corazón conectado con Al-lah, que le obedece y reconoce sus bendiciones, son aceptadas y respondidas por Él. Tenemos el caso del Profeta Sulaiman (Salomón), la paz sea con él, quien le pidió a Al-lah un reino magnífico que nadie haya podido alcanzar antes ni lo pueda hacer después de él. Todos estamos de acuerdo que fue una plegaria grandiosa, y Al-lah se la cumplió. Y no estamos hablando de un reino de tesoros y propiedades, sino de algo más maravilloso: el poder de controlar a los humanos, a los genios (Jinn), a los pájaros y la capacidad de hablar con los animales. Y cuando Sulaiman, la paz sea con él, se percató del verdadero alcance del poder que Al-lah le había dado, cayó postrado y lloró en agradecimiento a Al-lah.





El conocimiento real de Al-lah fortalece nuestra fe





Queridos hermanos, ¿por qué hemos tocado este tema? Porque el ser humano no podrá adorar a Al-lah como se lo merece si no lo conoce en verdad. La desobediencia es consecuencia de la poca fe, de la fe débil. La fe verdadera, la fe fuerte, es la que está basada en un conocimiento real de Al-lah, en la certeza del corazón que reconoce el inmenso Poder y Gracia de su Creador. Por esto, Al-lah dijo en el Corán, refiriéndose a los incrédulos y desobedientes (lo que se interpreta en español): {No valoraron ni enaltecieron a Allah como merece…} [Corán 6:91]…¿Lo hacemos nosotros?



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