La Religión del Islam
Lo primero que uno debe saber y entender bien acerca del Islam es el significado de la palabra “Islam” en sí. La religión del Islam no fue nombrada en honor de una persona, como es el caso del cristianismo (nombrado en honor de Jesucristo), el budismo (en honor de Gautama Buda), el confucianismo (en honor de Confucio) y el marxismo (en honor de Karl Marx). Tampoco fue nombrada en honor de una tribu, como sucede con el judaísmo (en honor de la tribu de Judá) y en el hinduismo (en honor de las tribus Hindúes). El Islam es la verdadera religión de Al-lah y, como tal, su nombre refleja el principio básico de la religión de Al-lah (Dios): el total sometimiento a la voluntad de Al-lah.
El vocablo árabe “Islam” significa la sumisión o sometimiento de la voluntad propia ante Al-lah, el Único y Verdadero Dios digno de adoración; y toda persona que acata esto es conocida como “musulmán(a)”. La palabra “Islam” también tiene el significado implícito de "paz", que es la consecuencia natural de la sumisión total a la voluntad de Al-lah. Por lo tanto, el Islam no es una religión nueva que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, haya propagado en la Península Arábiga en el siglo VII d.C., sino que se trata de la verdadera religión de Al-lah en su forma final y definitiva.
El Islam es la religión que le fue entregada a Adam (Adán), la paz sea con él, el primer hombre y el primer profeta de Al-lah, y es también la religión de todos los demás profetas que Al-lah Envió a la humanidad. El nombre “Islam” no fue acuñado por el hombre, sino por Al-lah Mismo, y es mencionado de manera clara en Su revelación final para la humanidad. En el último Libro de la Revelación Divina, el Corán, Al-lah Dice (lo que se interpreta en español):
● {…Hoy os He perfeccionado vuestra religión, He completado Mi gracia sobre vosotros y He dispuesto que el Islam sea vuestra religión…} [Corán 5:3]
● {Quien siga una religión diferente al Islam [el sometimiento a Al-lah] no se le aceptará.} [Corán 3:85]
● {Ibrahim (Abraham) no fue judío ni cristiano, sino que fue un monoteísta sometido a Al-lah, y no se contó entre los idólatras.}[Corán 3:67]
En ninguna parte de la Biblia encontramos que Al-lah Haya Dicho al profeta Musa (Moisés), la paz sea con él, o a sus descendientes que su religión sea el judaísmo. Tampoco encontramos que Haya Dicho a los seguidores de Cristo, la paz sea con él, que su religión sea el Cristianismo; de hecho, el nombre de este profeta no era ni Cristo ni Jesús. El nombre “Cristo” se deriva del vocablo griego “Christos”, que significa “el ungido”. Es decir, Cristo es la traducción al griego de la palabra hebrea “Mesías”. Por otro lado, el nombre “Jesús” es la versión latina del nombre hebreo “Esau”.
Sin embargo, y para evitar complicaciones, me referiré al profeta ‘Isa (Jesús), la paz sea con él, con este último nombre. En cuanto a su religión, esto es lo que él inculcaba a sus seguidores. Como todos los profetas anteriores a él, Jesús, la paz sea con él, llamaba a la gente a someterse a la voluntad de Al-lah (o sea, al Islam), y los instruía a alejarse de los dioses falsos producto de la imaginación humana. De acuerdo al Nuevo Testamento, Jesús, la paz sea con él, enseñaba a sus seguidores a rezar de la siguiente manera:“Hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo”.
El mensaje del Islam
Dado que la adoración consiste básicamente en someterse de manera total ante la voluntad de Al-lah, el mensaje básico del Islam –la religión divina de Al-lah– es que adoremos única y exclusivamente a Al-lah, y que evitemos el rendir culto a cualquier otra persona, lugar o cosa aparte de Él. Pues, todo lo que existe fuera de Al-lah, el Creador de todo, es Su creación. Partiendo de esto, se puede decir que el Islam invita al hombre a evitar la adoración de la creación y a adorar al Creador Único. Él Es el Único que merece ser adorado, y es solo por Su voluntad que nuestras oraciones son escuchadas (aceptadas). Si alguien le reza a un árbol y sus súplicas son contestadas, es sólo porque Al-lah Ha Querido conceder lo que la persona pidió, no es porque el árbol mismo tenga la facultad de responder.
Alguien podría decir: "Eso es muy obvio"; sin embargo, podría no serlo para los adoradores de los árboles. De igual manera, las oraciones dirigidas a Jesús, la paz sea con él, a Buda, a Krishna, a San Cristóbal, a San Judas, e incluso al Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, no son respondidas por ellos mismos, sino por Al-lah. Jesús, la paz sea con él, no les pidió a sus seguidores que lo adorasen a él, sino que les dijo que adorasen a Al-lah. Como se menciona en el Corán: Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Y cuando dijo Al-lah: ¡Oh, ‘Isa (Jesús) hijo de Mariam (María)! ¿Eres tú quien ha dicho a los hombres: Tomadnos a mí y a mi madre como divinidades en vez de Al-lah? Dijo: ¡Glorificado Seas! No me corresponde decir algo sobre lo que no tengo derecho.} [Corán 5:116]
Jesús, la paz sea con él, no se adoraba a sí mismo al rendir culto, sino adoraba a Al-lah. Este principio básico se encuentra consagrado en la sura de Al Fatihah –el primer capítulo del Corán– en la aleya número 5. Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Solo a Ti te adoramos, solo en Ti buscamos ayuda.} [Corán 1:5]
Asimismo, en el último Libro de la Revelación, el Corán, Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Vuestro Señor dice: Invocadme, que Responderé [vuestras súplicas].} [Corán 40:60]
Vale la pena destacar que el mensaje básico del Islam es que Al-lah y Su creación son entidades completamente diferentes: Al-lah no es Su creación ni es parte de ella, ni la creación es Al-lah o parte de Él.
Esto podría parecer obvio, pero el hecho de que los hombres adoren a la creación en vez de al Creador se debe en gran parte a que ignoran este principio. La creencia de que la esencia de Al-lah es parte inherente de Su creación y de que Su Ser Divino está o estaba presente en algunos aspectos de Su creación es lo que ha sido usado para justificar la idolatría; argumentando así que esto no es otra cosa sino adorar a Al-lah mediante el culto a Su creación. Sin embargo, el mensaje del Islam, como ha sido transmitido por todos los profetas, la paz sea con ellos, es la adoración única y exclusiva de Al-lah, evitando la adoración de la creación, sea de manera directa o indirecta. En el Corán, Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Por cierto que Enviamos a cada nación un Mensajero [para que les exhortase a] adorar a Al-lah y a evitar al Seductor.} [Corán 16:36]
Cuando se le pregunta a un idólatra por qué venera a un ídolo creado por el hombre, éste responde invariablemente que no está adorando a la imagen en sí, sino a la presencia de Al-lah dentro de la imagen, pretendiendo que ésta no es en sí misma Al-lah, pero que sí contiene Su esencia. Alguien que acepta este concepto de la presencia de Al-lah dentro de la creación, sea de cualesquier manera, debe también aceptar que esto es una forma de idolatría. Por otro lado, alguien que comprende el mensaje básico del Islam y sus implicaciones, nunca aceptará la idolatría por más que se la racionalice.
A través del tiempo ha habido personas que han proclamado tener cualidades divinas basándose en la creencia errónea de que Al-lah Está presente dentro del hombre. De acuerdo a esta falacia, aunque Al-lah Está presente dentro de todos y cada uno de nosotros, de alguna manera Su presencia es "más fuerte" dentro de ellos. En consecuencia, estas personas exigen que nos sometamos a su voluntad y les adoremos, ya que son la encarnación viva de Al-lah o al menos concentran Su presencia dentro de ellos.
De igual manera, aquellos que declaran la santidad de otros tras su deceso, han encontrado gran eco entre quienes aceptan la creencia errónea de que de Al-lah Está presente dentro del hombre. Alguien que ha entendido bien el mensaje básico del Islam y sus implicaciones no podría nunca rendir culto a otro ser humano bajo ninguna circunstancia. La religión de Al-lah es esencialmente un llamado claro a adorar al Creador y a rechazar toda forma de idolatría.
Este es el significado del lema del Islam "la ilaha il-la Al-lah" (No hay otro Dios sino Al-lah). El repetir esto nos brinda cobijo dentro del Islam automáticamente, y el creer en este lema con sinceridad nos garantiza la entrada al Paraíso.
Fue narrado que el último de los profetas del Islam, Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Aquel que diga: no hay otro Dios sino Al-lah y muera aferrándose a esta creencia entrará en el Paraíso”. [Bujari y Muslim]
Esto implica la sumisión ante Al-lah como el Dios Único, rindiéndonos ante Él mediante la observación de Sus reglas y rechazando al politeísmo y a los politeístas.
El mensaje de las religiones falsas
Hay muchas sectas, cultos, religiones, filosofías y movimientos en el mundo que proclaman ser el camino correcto o la única senda verdadera hacia Al-lah. ¿Cómo puede uno discernir cuál de estas creencias es la correcta o si tal vez todas lo son? La respuesta es desechar las diferencias superficiales entre las enseñanzas de cada candidato e identificar el objeto que es adorado de manera directa o indirecta. Todas las religiones falsas tienen un concepto básico de Al-lah en común: proclaman que todos los hombres o, en su defecto, que determinados hombres son la encarnación de Al-lah, que la madre naturaleza es Al-lah o que Al-lah no es sino un producto de nuestra imaginación.
Por lo tanto, se puede decir que el mensaje básico de las religiones falsas es que es posible adorar a Al-lah a través del culto a Su creación. Estas religiones incitan al hombre a adorar a la creación argumentando que ésta es, total o parcialmente, Al-lah. Por ejemplo, el profeta Jesús, la paz sea con él, llamó a sus discípulos a adorar a Al-lah; sin embargo, hoy en día, quienes proclaman ser sus seguidores convocan a la gente a adorar a Jesús, la paz sea con él, proclamando que ¡él es Al-lah!
También, tenemos que Buda fue un reformista que introdujo ciertos principios humanísticos en la religión de la India. Él no proclamó ser Al-lah ni insinuó a sus seguidores que él mismo fuese objeto de culto divino. A pesar de esto, hoy en día la mayor parte de los budistas fuera de la India lo han adoptado como su dios y veneran imágenes hechas a su semejanza.
La identificación del objeto de adoración nos conduce a descubrir si una religión es falsa y a establecer la naturaleza fabricada de su origen. Al-lah Dice en el Corán (lo que se interpreta en español): {Los que adoráis en vez de Él no son más que nombres que habéis puesto vosotros y vuestros padres [a piedras y estatuas], y Al-lah no os Confirió autoridad alguna para ello. Ciertamente el juzgaros compete a Al-lah, Quien Ordenó que no adoréis a nada ni nadie excepto a Él; esta es la religión verdadera, pero la mayoría de los hombres lo ignoran.}[Corán 12:40]
Alguien podría argumentar que todas las religiones nos enseñan algo bueno, y por lo tanto no importa cuál profesemos. La verdad es que todas las religiones falsas nos enseñan el peor de los males, que es la adoración de la creación. La idolatría es el pecado más grande que puede haber, ya que contradice el propósito mismo de la creación del ser humano. Los hombres fuimos creados únicamente con el fin de adorar a Al-lah, como Él Mismo lo Dice de manera explícita en el Corán: Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Por cierto que He creado a los genios y a los hombres para que Me adoren.} [Corán 51:56]
Por consecuencia, la adoración de la creación –que es la base de la idolatría– es el único pecado imperdonable. Alguien que muere como idólatra ha sellado su destino en la otra vida. Esto no es la opinión de nadie, sino un hecho revelado por Al-lah en Su último mensaje para los hombres. Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Al-lah no Perdona que se Le asocie nada; pero fuera de ello Perdona a quien Le Place…} [Corán 4:48, 116]
La universalidad del Islam
Dado que las consecuencias de seguir una religión falsa son tan graves, la verdadera religión de Al-lah debe ser comprendida a nivel universal, debe estar al alcance de todos y no ser confinada a una raza, lugar o época. No puede haber restricciones tales como el bautismo, la creencia en un redentor, etc., para que un creyente tenga oportunidad de alcanzar el Paraíso. El principio medular del Islam (la sumisión total de nuestra voluntad ante Al-lah) es lo que lo hace una religión universal. Cuando alguien tome conciencia de que Al-lah Es solo Uno y de que Es una entidad diferente e independiente de la creación y decide someterse ante Su voluntad, entonces se convierte en un musulmán en cuerpo y alma, y se le abre la posibilidad de ganar entrada al Paraíso.
Así, cualquier persona, en cualquier momento y aun en el punto más recóndito del planeta, se puede convertir en musulmán, en un seguidor del Islam, la religión de Al-lah. Todo lo que necesita hacer es rechazar la idolatría y adorar única y exclusivamente a Al-lah. No obstante, cabe señalar que el reconocer y someterse a Al-lah implica que uno pueda elegir entre el bien y el mal, y este libre albedrío conlleva responsabilidad consigo. Los hombres tendrán que rendir cuentas por sus acciones y, por lo tanto, deben hacer un esfuerzo máximo por hacer el bien y evitar el mal. El bien supremo es la adoración única y exclusiva de Al-lah, y el peor de los males es la adoración de la creación junto con o en vez de Al-lah. Esto se encuentra en el último de los libros así (lo que se interpreta en español):
● {Por cierto que quienes creyeron [en los Mensajes que trajeron los Profetas anteriores a Musa (Moisés)], los judíos, los cristianos y los sabeos que hayan tenido fe en Al-lah y en el Día del Juicio, y hayan obrado correctamente, tendrán su recompensa junto a su Señor, y no temerán ni se entristecerán.} [Corán 2:62]
● {Si observaran la Torá, Al Inyil (el Evangelio) y lo que les ha sido revelado por su Señor [el Corán], serían sustentados con las gracias del cielo y la tierra. Entre ellos hay quienes son moderados, pero su mayoría obran mal.} [Corán 5:66]