En nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso.
Como todos recordarán, el 11 de septiembre del año 2001 un hecho terrorista conmocionó al mundo y levantó el polvo sobre una palabra que, para bien y muchas más veces para mal, se repitió millones de veces en medios de comunicación: ISLAM y/o MUSULMÁN. Fue y es hasta ahora el pan de cada día en grandes cadenas internacionales de medios de información como también lo es en medios locales. Se repiten diariamente noticias acerca de extremistas islámicos de tal o cual país. Son muchos los que informan y muchos más los que escuchan, pero muy pocos los que se detienen a entender el significado de dichas palabras.
Cuando escuchan “extremismo”, la gente común pensará: dícese de todo aquel que sale de los límites lógicos, algo que se interpreta de manera muy textual, o sea que no se hace de manera real y se aparta de la interpretación justa de ese algo, y ¿qué es ese algo? Entonces pensarán en el Islam… ¿y qué es el Islam? … esa fue la pregunta que me planteé un buen día de mayo de 2002. Yo, José Fernando Andrade Pedregal, un joven en ese entonces de 19 años, me hice esa pregunta y gracias a ella encontré la verdad…
ahí se detiene la mayoría de la gente y piensa es una religión de barbones vestidos con túnicas de la edad media que huelen a aliento de camello y están enojados con todo el occidente porque son mejores que sus retrógrados pensamientos arcaicos si es que a eso sumamos lo de opresores de mujeres y terroristas y demás condimentos de la ensalada que nos ofrecen nuestros bien amados medios de información en toda su “clara” neutralidad. Claro, que se puede exigir si esa nota de prensa desde el origen sale con una trabajada parcialidad, no olvidemos que hubo una guerra y que hasta ahora la hay y que las noticias nos llegan del bando que fue a liberar esas tierras de la barbarie en la que vivían pero ¿no les parece justo también escuchar a esos bárbaros?, a los musulmanes, preguntarles ¿Que es el Islam?, para tener un razonamiento justo como todo buen juez que escucha a las partes litigantes, eso fue lo que se me ocurrió un buen día de mayo del 2002.
Portadas de revistas, primera página el periódicos locales, titulares de noticieros, etc., etc.… ¡Por Dios! ¡Qué cansancio! Todos hablan de una guerra en Irak, ¡un país que ni tiene embajada en el mío! Políticos y sindicalistas se hacen solidarios de una causa que ni conocen, de un pueblo del que nunca vieron una persona frente a frente, otros del mismo oficio apoyan al ejército “libertador” que fue a “liberar” ese país. Todos hablan, todos tienen voz en esta contienda por muy lejana que esté. Pero, un momento, ¿acaso no son los musulmanes el origen del problema? ¿O no? ¿Por qué nadie nos explica quiénes son y qué siguen?... Muy bien, alguien me escuchó, sale un orientalista muy experto a explicar el Islam y su origen expansionista y beligerante, una religión monoteísta que nació en Arabia un “pseudo” profeta que robó las bases del cristianismo y del judaísmo, muy elocuente versión, basta para el común de la gente culta que tendría alguna duda; pero no me ha dicho nada, me pregunto a mí mismo: ¿será justo solo escuchar a un judío lo que tiene que decir de Cristo (la paz sea con él) y no escuchar lo que tiene que decir un cristiano o viceversa? Con solo escuchar una parte ¿acaso tendré un juicio justo? No, en verdad no es posible. Debo ser justo aunque nunca haya visto en mi vida a un musulmán frente a frente, debo buscar qué dice él sobre su religión. ¿Será posible que un musulmán me explique su religión y por qué se los culpa de los crímenes del mundo moderno? Me parece justo preguntárselo o buscar qué escribió al respecto.
Comienzo a buscar en bibliotecas o en revistas, tal vez exista algún testimonio de algún musulmán. Me doy cuenta que todo lo escrito sobre ellos no tienen voz ni voto. ¿Existirá alguna mezquita en mi ciudad? Ahí, con toda certeza, encontraré lo que busco, guías de teléfonos e informaciones me dicen que no; bueno, me queda el Internet, “ahí buscaré mejor”, me dije y fue verdad. Apenas escribí la palabra Islam en el buscador me dio como resultado decenas de paginas en castellano y notas de prensa relacionas con el Islam; me dije: “Tomará tiempo dilucidar qué es verdad y qué está escrito por un musulmán o qué no”. Comienzo con esta pequeña investigación para encontrar la verdad.
¡Oh qué alegría! Encuentro páginas de musulmanes hechas por musulmanes y empiezo a leer en qué creen ellos y me topo repetidas veces con una palabra “TAUHID”, me llama mucho la atención su traducción “la unicidad de Dios”; busco detenidamente su significado y encuentro que es la creencia de que Dios es Uno solo, Sustentador del Universo, que toda adoración es solo a Él, Creador, Omnisapiente, Conocedor de todo lo visto y lo no visto. Concuerdo con ello porque me parece lógico y pensaba ya de esa forma. Me encuentro seguidamente con lo que muchos critican y lo toman como leyes medievales, la “shariah” (Jurisprudencia Islámica), me interesa mucho el tema de cómo este creyente de Un solo Dios, todo, su economía, su matrimonio, su trabajo, sus alimentos, su actitud política, todo lo rige el Islam, el someterse solo a Dios y lo que Él Dictó para ello; en términos justos, no lo oprime, sino que lo invita a liberarse de sus opresiones. Es diametralmente opuesto a todo lo que conocí por religión, principios claros que invitan al bien personal y de la sociedad, prohibiciones claras con fundamentos razonables de por qué es prohibido, por ejemplo: las transacciones con intereses, el alcohol, los juegos de azar, la carne de cerdo, etc., etc. No te prohíbe nada que te beneficie y beneficie a tu entorno social, normas que tienen mas de mil cuatrocientos años pero son hechas a la medida de la humanidad de todos los tiempos. La imagen retrograda de Occidente hacia el Islam empieza a salir de mi cabeza, pero aun hay dudas, debo saber qué dicen de la guerra santa y me encuentro con el verdadero concepto de “Yihad”, la lucha de uno mismo contra su ego por establecer estos altos conceptos en su diario vivir; y también su significado, más conocido en Occidente como la lucha armada para proteger dichos valores, me parece muy justo, y no veo nada de lo que se le acusa dentro del Islam.
Leí bastante y en varios sitios, durante varios días escuché hablar mucho del Corán pero no lo encontré en Internet; busqué en varias librerías de mi ciudad hasta que encontré uno, me pregunto, “¿será como la Biblia, un libro de historias del pueblo árabe?” “¿Comenzará como el Génesis?… Empecé a leerlo.
SURA 1
LA APERTURA
1. En el nombre de Al-lah, Clemente, Misericordioso,
2. Alabado sea Al-lah, Señor del universo,
3. Clemente, Misericordioso,
4. Soberano en el Día del Juicio,
5. Sólo a Ti adoramos y de Ti imploramos ayuda.
6. Guíanos por el sendero recto.
7. El sendero de quienes agraciaste, no el de los execrados ni el de los extraviados.
doy vuelta la pagina y continuo:
SURA 2
LA VACA
En el nombre de Al-lah, Clemente, Misericordioso.
1. Alif. Lam. Mim. [Éstas son letras del abecedario árabe que aparecen en el comienzo de algunas suras y, a pesar del esfuerzo de los exegetas por interpretarlas, sólo Allah conoce su significado.]
2. Este Libro [el Corán], en el cual no hay duda [que sea la Verdad proveniente de Al-lah], es una guía para los piadosos.
3. Aquellos que creen en lo oculto [lo que no pueden ver: Al-lah, los Ángeles, los Libros Sagrados revelados anteriormente, los Profetas predecesores, el Día de la Resurrección y el Destino], practican la oración prescripta y dan en caridad parte de lo que Allah les ha proveído.
4. Creen en lo que te ha sido revelado [¡Oh, Muhammad!], en lo que fue revelado anteriormente, y están convencidos de la existencia de la otra vida.
5.Esos son quienes siguen la guía de tu Señor y quienes triunfarán.
Siento que me habla a mi este libro, siento que ese mensaje es de Dios hacia la humanidad y que ese momento el mensaje es para mi, continuo la lectura:
6. Por cierto que a los incrédulos les da lo mismo que les adviertas o no. No creerán.
7. Al-lah ha sellado sus corazones y sus oídos, sus ojos están tapado y recibirán un castigo terrible.
8. Entre los hombres hay quienes dicen: Creemos en Al-lah y en el Último Día. Pero no creen.
9. Pretenden engañar a Al-lah y también a los creyentes pero, sin advertirlo, sólo se engañan a sí mismos.
10. Sus corazones están enfermos [de duda e hipocresía] y Al-lah agravará aún más su enfermedad. Sufrirán un castigo doloroso por haber mentido.
11. Cuando se les dice: - ¡No corrompáis en la tierra! - responden: - Somos nosotros quienes procuramos establecer el bienestar en ella.
12. ¿Acaso no son ellos los corruptores? Pero no se dan cuenta.
13. Cuando se les dice: ¡Creed como creen los hombres! - responden: ¿Es que vamos a creer como lo hacen los necios? ¿Acaso no son ellos los necios? Pero no lo saben.
14. Cuando se encuentran con los creyentes dicen: ¡Creemos! pero cuando están a solas con sus demonios [líderes de la hipocresía e incredulidad] les afirman: ¡Estamos con vosotros, sólo nos burlábamos!
15. Al-lah se burlará de ellos y dejará que permanezcan desorientados en su extravío.
16. Éstos son quienes prefirieron el desvío en lugar del camino recto porque no seguían la guía, y su negocio no les resultó provechoso.
Me estremecía mucho leer aquello, sentía que estaba en una prueba, sentía que se me había dado la verdad pero no sabía si podría con ella.
Reflexioné varios días en esto y seguí de a poco complementando mis lecturas y mis aclarando dudas con el Islam; hasta que un día decidí buscar contacto con algún musulmán de mi ciudad. Lo más cercano que encontré fue la página del Centro Islámico Boliviano de la ciudad de Santa Cruz, al que escribí un mensaje pidiendo que me dieran la dirección o algún teléfono de contacto en La Paz, mi ciudad, para conocer musulmanes. Me facilitaron el número telefónico de una pareja, con los que concreté una cita para un día viernes. Me encontré con ellos, Jalil y Salma, los dos primeros musulmanes que conocí, y nos dirigimos a la musal-la (sala de rezo), una pequeña oficina adaptada para ello, me preguntaron sobre mi interés en el Islam y en qué podían ayudarme, les agradecí mucho y junto a los demás, dos o tres restantes, recé sin saber y me facilitaron libros y folletos sobre el Islam. Por circunstancias tuve que viajar de mi ciudad unos meses, pero me llevé ese valioso tesoro de libros, folletos y la traducción del Corán. Para mi tranquilidad, a donde viajé, una zona conocida como Yungas, de abundante vegetación y mucha paz, me ayudó para entender estos libros y aprender correctamente el rezo y los pilares básicos del Islam.
Cuando regresé a mi ciudad, tenía toda la intención de hacer mi testimonio de fe, ya sabía cómo rezar y había aprendido lo básico, pero la enfermedad y muerte de un familiar muy cercano a mí, retrasó esto. Esta experiencia me enseñó que estaba en lo correcto y que en verdad solo somos pasajeros en esta vida, y lo más valioso que tenemos son las buenas obras y la creencia correcta que definirán nuestro lugar en la otra vida.
Finalmente un viernes de agosto del año 2002, yo, José Fernando Andrade Pedregal, di testimonio que no existe divinidad que merezca adoración excepto Al-lah, y que Muhammad es Su mensajero. Desde ese día, y sin siquiera pensarlo dos veces, digo que esa es la mejor decisión de mi vida, y me esfuerzo cada día por aprender más acerca de este mensaje y la misericordia que Al-lah Tubo conmigo, y para que este mensaje de esperanza y de bien para la humanidad se esparza.
Actualmente soy estudiante de la Universidad Islámica de Medina Al Munwarah, en Arabia Saudita. Ser musulmán ha cambiado mi concepto de la vida y me ha llenado de valores, de principios y de lecciones para vivir mejor en este mundo, con la meta de la otra vida, beneficiándome a mí y a los demás.