Como musulmana conversa ha sido difícil cambiar ciertos hábitos que he cultivado durante años, que además han dificultado el cumplimiento de las normas Sunnah. Como parte de mi trabajo docente también he aprendido la importancia de romper con estos malos hábitos, pero no quedarse en ello, al contrario, cultivar buenos hábitos. Esto es mucho más complicado de lo que se piensa, además de requerir de una buena dosis de fuerza de voluntad se necesita un objetivo claro. Nosotros como musulmanes tenemos la ventaja de que este objetivo ya está definido: obedecer a Dios en todo momento, rogándole a Él que nos conceda la fuerza de voluntad necesaria.
Pero como dicen en mi país: a Dios rogando y con el mazo dando; el trabajo debe ir a la par de los pensamientos: obras, acciones y plegarias. Para ayudar en este cambio, he recopilado una serie de consejos que espero puedan ayudar en la labor de cambiar nuestro hábitos acorde a la Sunnah del Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam.
Este primer artículo contiene consejos acerca de cómo mejorar nuestra práctica de la oración, pues es una de las obligaciones fundamentales del musulmán:
“Yo soy Al-lah, y no hay más divinidad que Yo. Adórame solo a Mí y haz la oración para recordarme” [Corán 20:14].
“Cumple con la oración, porque la oración preserva de cometer actos inmorales y reprobables” [Corán 29:45].
Se transmitió de Yabir, que Al‑lah esté complacido con él, que dijo el Mensajero de Al‑lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam: “El ejemplo de las cinco oraciones es como el de un río de agua corriente y abundante en el que se lavara uno de ustedes, cinco veces cada día” [Múslim].
Ante todo, recuerden que toda acción debe ser hecha con la intención de agradar al Creador:
“Dios no necesita de la carne ni de la sangre [de sus ofrendas], Él desea que ustedes alcancen la piedad [mediante la práctica de este rito]. Con este fin se los facilitó. Alaben a Dios por haberlos guiado ” [Corán 22:37]
Además, la intención es una de las condiciones de la oración (Salah). Esta obligación está registrada en el siguiente hadiz:
Omar Ibn Al Jattab narró que oyó decir al Enviado de Al‑lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam: “Los actos valen por su intención. Todas las personas serán recompensadas según sus intenciones. Quien haya emigrado sinceramente por Al‑lah y Su Mensajero, su emigración habrá sido por Al‑lah y Su Mensajero. Pero quien haya emigrado para obtener algún beneficio mundanal o para casarse con una mujer, su emigración habrá sido por aquello que emigró.” [Bujari y Múslim]
Consejos para realizar la oración
a) Un rincón islámico: Al igual que tienes un escritorio para tus trabajos y tareas, o un lugar para tu computador, haz un espacio para tu Din (religión); es una de las mejores medidas que podemos tomar, no solamente nos sirve como un lugar de oración sino también de estudio y recogimiento. No es necesario que sea muy grande, adecúalo como quieras y según tus necesidades. Te recomiendo: una mesa baja para poner el Corán y otros libros de estudio, una agenda de tomar apuntes, tapete para rezar; como no estamos acostumbrados a sentarnos en el piso, si es posible una silla para el piso con buen soporte de espalda, son bastante comunes en los almacenes que venden artículos para jardinería (recomendada en especial para quienes sufren de problemas de espalda y personas mayores).
Ten en cuenta los requerimientos para un lugar de oración: que esté libre de impurezas, que no se ensucie de orín o desechos animales o humanos, que no hayan fotografías o imágenes y que esté orientado hacia la Kaaba, que es una de las condiciones del Salah, en lo posible perfúmalo con incienso o perfume pues el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, amaba los buenos olores.
Hay muchos musulmanes que tienen mascota en la casa, para ellos es recomendable que tengan un tapete que tiendan cuando van a rezar y recojan al terminar para evitar que se contamine. También es recomendable acostumbrarse a dejar los zapatos en la puerta y andar en medias o pantuflas en casa, para mantener alfombras y pisos libres de impurezas del exterior. Recomiendo adecuar un pequeño espacio al lado de la entrada principal para dejar allí los zapatos. Esto aplica para hogares islámicos o siempre que las personas no musulmanas que vivan en la misma casa estén de acuerdo.
Personaliza tu rincón islámico de la manera que más te guste y vaya acorde a tu personalidad. El objetivo es que te sientas a gusto para que puedas pasar cada vez más tiempo en este espacio rezando, leyendo el Corán y libros islámicos, haciendo Dhiker o súplicas, etc.
b) Olvida las cosas de medio oriente: los tapetes iraquís son una metáfora de hermosura, los perfumes sauditas inundan el olfato de belleza, las ediciones en árabe del Corán son obras de arte de la imprenta, y sí, todo esto y mucho más es maravilloso. Pero seamos realistas, en muchos países conseguir estos artículos es bastante difícil, además de costoso.
Busca la comodidad y la belleza a tu gusto. Muchas veces por no tener el tapete árabe o el dinero para comprarlo, posponemos la creación de un buen espacio. Además, en ninguna parte de la Sunnah dice que es obligatorio que nuestro rincón islámico sea un rincón árabe. Si no cuentas con el dinero o la disponibilidad de cosas de medio oriente, o simplemente te gusta la decoración de otro tipo, hazlo con lo que tengas a mano. En América se consiguen hermosos tapetes de tejido indígena, una brújula normal te orientará hacia la Quibla, una mesa baja en plástico, mimbre o guadua te sirve para poner el Corán y que no toque el piso, al igual que un atril de madera, etc.
c) Escucha el Adhan: Literalmente ¡escúchalo! Así vivamos en países que no tienen mezquitas y donde no se escucha el llamado a la oración por toda la ciudad, hoy en día contamos con cientos de dispositivos electrónicos y programas que nos hacen escuchar el Adán.
Programa tu celular, tu agenda, tu computador, y si es posible hasta las alarmas del reloj. Que tu casa, tu lugar de trabajo o tu bolso resuene con cada oración. Como conversos no tenemos una disciplina para rezar, y a veces se pasan los tiempos de oración sin siquiera notarlo. “¿Ya es hora del Magrib? ¡Ni siquiera he rezado el Dhuhur!” Me sucedió muchas veces.
Además de tenerlo programado, un consejo adicional: reza cuando lo escuches. En Egipto (país en el que resido) hasta las clases se detienen unos momentos para poder rezar. Muchas veces dejamos la oración para después: es que estoy en clase, en cuanto termine este trabajo, ahorita me levanto y rezo, etc. Pero esto deriva en que se nos olvide o se pase el tiempo y seamos negligentes en nuestra oración. Tampoco te avergüences, si estas en el café con los amigos o en el centro comercial no sientas pena de retirarte un momento para cumplir con tu oración, recuerda el sura la Ayuda Mínima:
“¡Ay de los orantes, que son negligentes en sus oraciones [realizándolas fuera de su horario]!” [Corán 107:4-5].
Si estás en tu lugar de trabajo o en el estudio, habla con tus superiores o docentes para que te permitan salir unos cuantos minutos a orar, recupera ese tiempo de la oración llegando quince o tal vez media hora más temprano a tu lugar de trabajo, evitaras así que sea una excusa para que te pasen un memorando o para que tus compañeros de trabajo sientan que “malgastas” el tiempo.
En caso de que encuentres reticencia o no puedas abandonar tu puesto de trabajo/estudio por un intervalo de tiempo, así sea corto, entonces puedes programar alarmas para que te recuerden la oración en cuanto tengas el tiempo, lo ideal es ponerte una meta: ni una sola oración tarde.
d) Haz ablución cada vez que entres al baño: hay varias condiciones para realizar la oración, una de ella es estar en estado de pureza.
“¡Oh, creyentes! Cuando se dispongan a hacer la oración lávense el rostro y los brazos hasta los codos, pasen las manos [húmedas] por la cabeza y [laven] los pies hasta los tobillos. Si están en estado de impureza mayor, tomen un baño [completo]. Si están enfermos o de viaje o han hecho sus necesidades [biológicas] o han cohabitado con su mujer y no encuentran agua, usen [para la ablución virtual] tierra limpia y pásenla por el rostro y las manos. Dios no quiere imponerles dificultades, solo quiere purificarlos y completar Su favor sobre ustedes para que sean agradecidos” [Corán 5:6].
El Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “Al‑lah no aceptará la Salah sin la purificación.” [Muslim]
En la sociedad occidental no somos conscientes de nuestro cuerpo, muchas veces nos preguntamos: ¿tengo ablución? Y sinceramente no sabemos la respuesta, y ante la duda preferimos esperar. Otras veces tenemos el tiempo reducido (por el trabajo, el estudio, el ritmo de vida moderno…) y diez minutos de Salah más diez minutos de ablución ya es media hora, así que postergamos y postergamos la oración hasta que se nos pasa el tiempo adecuado.
O tal vez por incomodidades externas nos da pereza hacer ablución: hace mucho frio, el baño está atestado de gente (pasa regularmente en los lugares de trabajo), se corre el maquillaje, no tenemos tiempo de quitarnos los zapatos, desamarrarnos los tenis, las botas, etc. Siempre encontramos excusas.
Para evitar todo esto, lo mejor es hacer ablución antes de salir del baño o salir de la casa. Además, una vez lo aprendamos lo hacemos sin demora y mantenemos en estado de pureza todo el día, que es siempre lo mejor.
e) Cuenta con ropa adecuada: otra de las condiciones de la oración es cubrir el ‘Aura, que para el hombre es del ombligo hasta debajo de las rodillas y para la mujer todo su cuerpo excepto las manos y el rostro. Dice Al‑lah:
“¡Oh, hijos de Adán! Vistan con elegancia cuando acudan a las mezquitas” [Corán 7:31].
Es importante contar con la ropa adecuada: que no sea trasparente ni ceñida, y que cubra todo el aura, y en esto ¡ojo! Hermanos, que la regla aplica también para ustedes. Los pantalones justos y las camisetas ombligueras no sirven para rezar.
Como conversos, pocas veces usamos la ropa Sunnah todo el tiempo, en especial en el caso de las mujeres. Les recomiendo tener una prenda de vestir que cumpla con los requerimientos, en el caso de los hermanos una camisa amplia y larga que los cubra adecuadamente, aunque su ‘Aura es desde el ombligo siempre es recomendable que se cubran un poco más, en especial el pecho y el área de los hombros. La camisa debe ser suelta y permitirles hacer la inclinación sin que se vea la piel.
Para las hermanas hay unos trajes de oración que se pueden confeccionar muy fácil: consisten en una falda amplia con una pretina de resorte y un Jimar (velo que cubre la cabeza el cuello y el pecho) largo que cubre toda la parte superior, con esto no importa como estén vestidas, cubrirán su ‘Aura adecuadamente en todo momento.
f) Equipo de viaje a la mano
Sería ideal poder rezar siempre en una mezquita o en nuestro espacio islámico en casa, pero la realidad del mundo es muy distinta y tenemos que adecuarnos a ella. La mayoría del tiempo la oración nos pilla en la calle, en el centro comercial, en el bus, en trabajo, en la universidad, etc. Entonces, ¿cómo aplico los consejos anteriores?
Te recomiendo hacer un equipo viajero, un kit que puedas cargar contigo siempre y que te ayude a hacer la oración:
Un tapete de oración: venden unos de plástico que ocupan muy poco espacio, son recomendados. Si no los consigues, puedes comprar plástico por metros en las tiendas escolares, los hay de todos los colores, recuerda no escoger los que tengan dibujos de personas o animales, por lo regular con un metro es suficiente, se dobla pequeño y te cabe en un cuaderno. Hazle una flecha para indicar hacia donde “apuntar” tu tapete.
Una brújula para encontrar siempre la Kaaba. Busca en internet cómo usarla y puedes apuntarle por detrás las indicaciones de la Kaaba: al nororiente, suroccidente… depende de tu ubicación. Venden brújulas especiales que siempre apuntan a la Kaaba o tapetes con la brújula incluida, si puedes conseguirlos sería ideal.
Un recipiente con agua para la ablución. Una simple botella de agua nos sirve, pero si es algo más pequeño y portátil mejor, hay cantimploras de medio litro que además cierran herméticamente con lo cual no corres riesgo de mojar todo lo que llevas en el bolso. Se consiguen muy fácil en tiendas de campamento. También es útil para lavarte cuando vas al baño, en países donde los retretes no cuentan con ducha para el aseo íntimo.
Ropa adecuada. Bueno, no vas a cargar con una abaya con hiyab o en el caso de los hombres con una gigantesca camisa pakistaní. Lo recomendable es llevar una camiseta grande y las mujeres que no se cubren el cabello pueden usar en su vestuario regular una bufanda o pashmina de adorno para el cuello, en el momento de la oración se la ponen a manera de hiyab y listas para rezar.
Por el lugar de oración no se preocupen, desde que la tierra esté libre de impurezas, como excrementos, nos sirve para rezar, recuerden lo que dijo nuestro amado Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam:
“Me ha sido otorgada toda la Tierra como mezquita, pura y limpia. A todo hombre de mi nación que le llegue la hora de la oración, que la realice donde se encuentre”.
En espacios públicos intenta rezar mirando hacia una pared, si no puedes no olvides poner la Sutra, un bloqueo que debe medir la distancia entre tu mano y el codo en frente tuyo para que las personas que pasen por tu frente no te rompan la oración. Puedes usar tu mochila si es lo suficientemente alta, o un pedazo de cartón, o un cuaderno grande abierto. Recuerda que no puedes hacerlo en un baño, y ten cuidado con los prados donde suelen hacer sus necesidades los perros y otros animales.
g) Aprende a rezar: parece una tontería, pero es cierto. Aprende a rezar en primera instancia, muchas veces cometemos errores y ni siquiera lo notamos. Hay cientos de videos y guías en internet que puedes descargar; si puedes encontrar a alguien que te enseñe mucho mejor, el Mensajero de Al‑lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo:
“Lo primero por lo que el hombre deberá rendir cuentas el día de la resurrección será por la oración. Si es válida, toda su obra lo es; si es defectuosa toda su obra lo es” [Bujari].
En tu rincón islámico puedes poner una cartelera con los pasos y los suras en árabe para irlos aprendiendo de a poco, recuerda ponerla al frente para que no tengas que mover la cabeza durante la oración, también puedes rezar con un papel para memorizar. Pon un horario con el número de Rakas (ciclos de la oración) en cada ocasión y repasa antes de iniciar, para que no tengas excusas una vez seas un orante.
La concentración es importante, pero no te angusties si al principio se te dificulta. Si te descubres en medio de la Salah pensando en el almuerzo o en qué ropa vas a comprar, no te mortifiques, respira hondo y vuelve a enfocarte, no desesperes.
Para la concentración ayuda mucho estudiar acerca de la oración, sus pilares, las condiciones, los tipos, cuándo se realizan, etc. Mejorar nuestra oración es uno de los mejores actos de adoración.
Recuerda que la oración es buena en cualquier momento, y que existen más que las cinco oraciones obligatorias; rezar siempre nos acerca al Creador:
Abu Firas Rabi’ah Ibnu Ka’b Al Aslami, sirviente del Enviado de Al‑lah y uno de Ahl As Sufah (era un lugar detrás de la casa del Profeta especial para los más pobres y necesitados), dijo: “Dormía cerca del Enviado de Al‑lah y le acercaba agua para su ablución y para lo que necesitara. Una vez me dijo: ‘¡Pídeme algo!’ Le dije: ‘Suplica a Al‑lah que sea tu compañero en el Paraíso.’ Dijo: ‘¿Alguna otra cosa?’ Le dije: ‘¡Sólo eso!’ Dijo: ‘Para que tu súplica sea respondida ayúdame acrecentando tus postraciones (oraciones)’” [Múslim].
Parte de la oración es decir los suras del Corán en árabe, tarea que parece titánica cuando nos detenemos a pensar que este es uno de los idiomas más difíciles de aprender; aun así muchos estudian con esmero estos y otros tópicos islámicos. Sobre este tema versará el siguiente artículo.
“¡Oh, Señor mío! Haz que tanto yo como mis descendientes seamos fervientes practicantes de la oración.” (Corán 14:40)