Como musulmana conversa, yo no hablaba árabe, y no estaba dentro de mis planes futuros aprenderlo. Cuando me revertí al Islam esto fue un gran impedimento; las suplicas y la oración se me complicaban mucho, por estar pendiente de recordar la transliteración me desconcentraba de lo que debía recordar o estar sintiendo. Ni qué decir de la recitación del noble Corán.
Recuerdo que en mi primer Ramadán, mientras varios de mis hermanos musulmanes rezaban, leían el Corán y hasta lloraban con la recitación del imam durante el Tarawih, yo solo pensaba: “No entiendo.” Y eso me frustraba de gran manera. Sentía que perdía el tiempo e incluso llegué a pensar que no era tan buena musulmana como los que se desgajaban en lágrimas con cada “Al-lahu akbar”.
Un día, leí el siguiente hadiz:
Se transmitió de Abu Musa, Al-lah esté complacido con él, que dijo el Profeta, Al-lah lo bendiga y le dé paz: “¡Memorizad el Corán y perseverad en su estudio! ¡Por Aquel que tiene el alma de Mujámmad cogida de su mano, que el Corán es más difícil de conservar en la memoria que el retener atados a los camellos!” [Bujari y Muslim]
Para poder alejar estos sentimientos tan nefastos, y haciendo caso del hadiz, decidí aprender a recitar el Corán, los bellos nombres de Dios y lo que más pudiera de árabe.
Haciéndolo me di cuenta que no es nada fácil, pero que yo contaba con una serie de herramientas que me ayudaban: en mi universidad una de las consignas es la autonomía, gran parte de mi formación universitaria se enfocó en aprender a aprender, en medio de esto aprendí algunos consejos que espero les sean útiles a todos los musulmanes que hacen un gran esfuerzo por estudiar el Din.
Como siempre, recuerden que lo principal para que nuestras obras, entre ellas el estudio del Din, sean aceptadas, es la intención, que debe ser pura y dirigida solamente a nuestro Creador:
Omar Ibnul Jatab narró que oyó decir al Enviado de Al-lah, sal-la llahu ‘alaihi wa sal-lam: “Los actos valen por su intención. Todas las personas serán recompensadas según sus intenciones. Quien haya emigrado sinceramente por Al-lah y Su Mensajero, su emigración habrá sido por Al-lah y Su Mensajero. Pero quien haya emigrado para obtener algún beneficio mundanal o para casarse con una mujer, su emigración habrá sido por aquello que emigró”. [Bujari y Muslim]
1. Un rincón de estudio: crear un espacio adecuado de estudio es fundamental. Un lugar confortable con todo lo que necesitemos a la mano. El objetivo es tener todo listo para estudiar en el menor tiempo posible.
En estos tiempos modernos, el tiempo es algo cada vez más escaso; admiro mucho a mis hermanos y hermanas que sacan bocaditos de minutos para estudiar acerca del Islam, por eso este primer paso es de vital importancia. A veces solo tenemos media hora para estudiar, pero nos gastamos diez o veinte minutos buscando nuestro material, un esfero, los libros, la página en internet, ordenando las hojas sueltas de los apuntes que hemos tomado, etc. Y cuando nos damos cuenta, el escaso tiempo que teníamos para estudiar se ha diluido. Para evitar esto, es importante tener lo que necesitamos siempre listo.
Cuando digo un rincón de estudio no me refiero a un estudio o un escritorio; si lo puedes tener mucho mejor, pero la verdad es que en ocasiones no contamos con el espacio. Por eso podemos crear un rincón virtual o portátil. ¿Cómo? Tener lo que necesitamos siempre listo: cuaderno, esferos, libros, hasta una botella de agua, en una maleta donde se pueda solo sacar las cosas, disponerlas y cuando terminemos guardarlas. Utilizaremos mucho mejor nuestro tiempo.
De manera virtual podemos tener programas para memorizar Corán o de aprendizaje de árabe y otros, pero no dispersos en diferentes archivos sueltos, sino todo ordenado en un solo archivo, en lo posible de acceso directo, que cuando queramos acceder no sea necesario rebuscar por todo nuestro dispositivo portátil sino hacer un simple clic en el escritorio.
Es importante aprender a identificar qué es necesario y que no, de lo contrario terminaremos llenos de esferos de colores, resaltadores, fotocopias, anotaciones… entre menos cosas mejor, siempre cubriendo el total del espectro. Esto varía con cada persona, alguien puede estudiar con un lápiz y una hoja en blanco, otra persona necesitara impresora, una taza de café caliente y un diccionario bilingüe. Lo que tú necesites está bien, pero que sea necesario en realidad.
2. Evita la procastinación: Procastinar es un verbo de moda, consiste en postergar nuestras obligaciones haciendo tareas que son más placenteras, este problema se ha disparado con el uso continuo de dispositivos portátiles, las redes sociales y el internet. El problema consiste en que estas actividades que realizamos son útiles, no estamos “perdiendo el tiempo” sino evitando cumplir con lo que nos aburre o nos es desagradable.
¿Cuántas veces nos ha sucedido entrar a internet a buscar un sura del Corán y terminar chateando en Facebook o viendo videos graciosos en YouTube? La red es un gran servicio de aprendizaje, y a la vez una trampa de procastinación.
El primer consejo: desconéctate de la Matrix. Nadie se va a morir por no revisar su Facebook cada diez minutos y el mundo no deja de girar por no contestar el Viber. Desconéctate cuando estés estudiando tu Din, dedícale ese tiempo a Al-lah y Él te lo recompensara. Recuerda lo que se narró:
Ibnu ‘Abbas narró que el Enviado de Al-lah dijo: “Mucha gente olvida agradecer dos favores que Al-lah concede: la salud y el tiempo libre.” [Bujari]
Descarga toda la información que necesites, y apaga el internet, el tiempo te rendirá de una manera asombrosa.
3. Maneja las redes sociales: Si no puedes desconectarte de la red, no abras las páginas de redes sociales, es muy común que una persona piense: “reviso mi Facebook en cinco minutos”, y cuando se da cuenta lleva una o dos horas en ella.
Dedícale un tiempo a las redes sociales si lo necesitas, o al correo electrónico. Por ejemplo, si todos los días tienes dos horas libres, usa media hora al final para tu Facebook, Instagram y otros, de esta manera podrás concentrarte mejor.
Es recomendable que este tiempo sea en el último lapso de tiempo, porque si se deja en el primero lo más probable es que no se pueda cumplir el límite y gastemos todo nuestro tiempo sin darnos cuenta.
4. Aprende árabe y estudia en español: he conocido personas que se esfuerzan en aprender el árabe, y siempre es lo mejor para poder recitar correctamente y entender de manera más profunda nuestra religión. Sin embargo, en ocasiones abandonan el estudio de otros aspectos del Din esperando a conocer lo suficiente de árabe para retomarlos.
Cuando se estudia de manera autónoma uno de los grandes enemigos es el aburrimiento. Después de un tiempo el estudio se vuelve tedioso, por lo que es importante contar con material de estudio de diferente índole, si estudias diferentes cosas a la vez es más posible que no abandones. Por ejemplo: un día lees sobre la biografía de Profeta, sal-la llahu ‘alaihi wa sal-lam, al siguiente empiezas a memorizar una sura, después una pequeña clase de árabe, luego retomas la sura hasta terminarla, así sucesivamente.
No te confundas, no es saltar de un tema a otro sin terminar, sino tener entre dos y cinco temas o tareas diferentes, con lo que puedes rotarlas hasta terminar.
5. Un grupo de estudio: En muchas mezquitas y centros islámicos se dictan clases, asiste cuanto te sea posible, pero además haz un grupo de estudio, rodéate de personas, que al igual que tú, están determinadas a aprender. Recuerda el hadiz del Profeta, sal-la llahu ‘alaihi wa sal-lam:
Se transmitió de Abu Huraira, Al-lah esté complacido con él, que dijo el Mensajero de Al-lah, Él le bendiga y le dé paz: “Todos aquellos que se reúnan en una de las ‘casas de Al-lah’ (mezquitas) para recitar y estudiar el Libro de Al-lah, verán descender sobre ellos el sosiego; serán cubiertos de misericordia; estarán rodeados de ángeles; y serán mencionados por Al-lah entre aquellos (ángeles) que estén con Él.” [Muslim]
Tener un grupo de estudio te servirá de apoyo en los momentos en que quieras desfallecer, además que facilitará el trabajo, encontrarán y compartirán información. No tienes que pensar en un grupo que se vean cada semana, se pueden armar por internet. Busca contactos que estén dedicados a aprender y enseñar, escríbete con hermanos que son estudiosos, hay muchas personas dedicadas a difundir información islámica, contáctalas.
Ten en cuenta que estás buscando un grupo de estudio, no conversación islámica, si en el grupo al que asistes las reuniones tienden a desviarse hacia la conversación superflua o el chismorreo, llámales la atención y mantén el foco.
Te recomiendo especialmente islamreligion.com, una página islámica con chat en vivo en el que te ayudarán en lo que necesites, e islamhouse.com, donde encuentras mucho material islámico.
6. Disciplina: la disciplina es fundamental para lograr cualquier cosa en la vida, y en el estudio es una piedra angular. La disciplina consiste en hacer algo de manera constante, no importa si es pequeño o grande, ya el Profeta, sal-la llahu ‘alaihi wa Sal-lam, lo explicó:
De ‘Aisha, Al-lah esté complacido con ella: “Entró el Profeta, sal-la llahu ‘alaihi wa sal-lam, para ver a ‘Aisha y había con ella una mujer. Y preguntó: ‘¿Quién es?’ Dijo ella: ‘Es fulana, conocida por sus abundantes oraciones.’ Dijo: ‘El deber de cada uno es hacer lo que pueda. Pues, juro por Al-lah, que Él no se cansará de recompensaros por vuestras acciones, mientras que vosotros no os canséis y dejéis de hacerlas. Y la acción más querida para Al-lah será aquella en la que su autor persevere y sea constante en mantenerla. Es decir, para que continúe la recompensa y el favor de Al-lah sobre vosotros, tenéis que mantener la constancia en el cumplimiento de aquello que podáis hacer de forma ininterrumpida’.” [Bujari y Muslim]
En nuestra educación moderna se desestima la disciplina, es posible presentar un solo trabajo hecho en una noche para obtener una calificación, entonces nos acostumbramos a los momentos “nitro”: un subidón de iniciativa que nos motiva a hacer algo que nos parece excelente, profundo, importante, etc. Pero luego quedamos desgastados y dejamos de lado el trabajo hasta el próximo impulso.
El estudio no funciona de esta manera, el cerebro necesita procesar, asentar, grabar y nutrir la información que día a día adquirimos. Si esta viene solamente una vez cada mes o cada dos semanas, el cerebro no tiene como grabarla o interconectarla. Si estudiamos cada cinco días, nos va a costar más trabajo recordar, y tendremos esa conocida sensación de: Creo que ya estudié esto, esto se me hace conocido, ¿cómo era esto?
Lo mejor es dedicar diez minutos diarios, y un día que se pueda sacar más tiempo, media hora o tal vez más, esto fijará los conocimientos y generará un proceso de aprendizaje. Tal vez pienses: es que yo no tengo tiempo; bueno, sigue leyendo y encontrarás respuesta a esta queja.
7. Haz un horario: soy promotora de lectura, opino que la lectura es la puerta del conocimiento y este abre el entendimiento. Cuando le pregunto a las personas por qué no leen, en el 90% de los casos obtengo la misma respuesta: es que no tengo tiempo.
En varias ocasiones he hecho el ejercicio de decirles a mis estudiantes que siempre carguen con ellos el libro que están leyendo, y lo lean a la menor oportunidad; descubren que sí hay tiempo para leer, en la fila del banco, mientras escampan en un paradero, cuando esperan en un café, etc.
Como decía Mafalda: lo urgente no deja tiempo para lo importante. Con los ritmos citadinos siempre estamos corriendo y sobreviviendo en un ritmo alocado, hemos perdido la noción del tiempo y también la capacidad de manejarlo.
Siempre hay tiempo, lo que no hay es organización. Para poder estudiar es necesario saber: cuándo y cuánto tiempo tenemos. La solución es crear un horario.
Un horario debe incluir todas las actividades: las clases de la universidad, la oficina, los tiempos de desplazamientos, cocinar, atender niños, recogerlos del colegio, etc. Debe ser semanal, como mínimo, lo recomendable es hacerlo mensual. Y con esto nos daremos cuenta qué tiempos tenemos para estudiar.
Algo que siempre sucede con las mamás es que dicen: estudio mientras los niños están en el colegio, pero ellas deben cocinar o se ponen a limpiar y organizar un poquito aquí, allá, y cuando se dan cuenta se fue el tiempo. Es importante cumplir el horario, si vas a estudiar mientras tus hijos están en clase, debes dejar la comida hecha más temprano, cosas así.
Outlook es un programa de Microsoft que ayuda a organizar los tiempos, es bastante fácil de utilizar. Lo recomiendo.
8. Traza objetivos: pero objetivos realizables. En el estudio autogestionado no existen las calificaciones, y nosotros los musulmanes estudiamos siguiendo la orden de Al-lah, Todopoderoso, que nos compele a conocer nuestra religión.
“¡Lee, en el nombre de tu Señor, Quien ha creado todas las cosas!” (Corán 96:1)
Fue el primer versículo revelado al Profeta, sal-la llahu ‘alaihi wa sal-lam. Si no trazamos objetivos corremos el riesgo de que siempre quedemos en el impulso inicial, estudiar un poco de allí, leer de allá, sin llegar a nada, y estar al servicio de los momentos “nitro”.
Los objetivos deben ser realistas y realizables: si estudiamos solo diez minutos al día no es lógico pensar que en seis meses vamos a entender árabe; no podemos proponernos memorizar cinco mil hadices en español por la simple razón de que no hay ese número traducidos; asuntos por el estilo.
Si los objetivos son muy exigentes corremos el riesgo de sentirnos frustrados al no poder cumplirlos y esa es una de las puertas del Shaitán: “Tanto esfuerzo sin frutos”, “no logro nada”, etc. Son frases que desmotivan.
Es mejor tener pequeños objetivos realizables, por ejemplo, son 99 nombres de Al-lah. Aprenderse uno mensual es una buena meta, se terminarán de aprender en cuatro años, pero es algo que podemos lograr.
Fijarse objetivos nos ayuda a saber si estamos avanzando, además nos da motivación. Cuando sentimos que cumplimos con este y otro objetivo, sentimos que estamos logrando algo y ese sentimiento nos impulsará a continuar. Además, te puedes premiar cada vez que consigas un objetivo: ir por un helado, comprar algo que te gusta, es una manera de autorecompensarse.
9. Conoce las fuentes: el camino del conocimiento hoy en día es más fácil y a la vez más difícil que en el pasado. Se encuentra información fácilmente, pero es difícil reconocer cual es útil o inútil. Hay un hadiz del Profeta que dice:
Se transmitió de Abdal-lah Ibn Amr Ibn Al ‘As, Al-lah esté complacido con él, que oyó decir al Mensajero de Al-lah, sal-la llahu ‘alaihi wa sal-lam: “¡Verdaderamente, Al-lah no quitará el conocimiento arrancándolo de la gente de repente. Sin embargo, lo quitará con la muerte de los sabios ilustrados. De forma que, cuando no quede uno solo, la gente tomará líderes ignorantes, que al ser preguntados emitirán veredictos (fátuas) sin conocimiento, extraviándose ellos mismos y extraviando a los demás!.” [Bujari y Muslim]
Conoce de dónde obtienes tu conocimiento, en qué páginas y a qué hermanos consultas. Cuando tengas una buena fuente, aférrate a ella, puede equivaler a un tesoro.
10. Método hipnopédico: este consejo es especialmente útil para estudiar la lengua árabe. Podemos hacer nuestro propio método hipnopédico de una manera muy sencilla: ponemos un par de audífonos pequeños en la almohada, con el conector por fuera, de modo que a la hora de dormir podamos conectarlo a un dispositivo portátil y que suene Corán o frases en árabe.
Durante el sueño el cerebro no fija información, así que no vamos a aprender árabe con este método, pero en el momento antes del sueño y cuando estamos despertando, el duermevela, el sonido del árabe entrará más fácilmente y podremos recordar el ritmo de la lengua, y si estamos aprendiendo Corán, la recitación de las suras. Si se usa como complemento de un programa de estudio de la lengua, el método hipnopédico ayuda a mejorar la pronunciación, y para el árabe esto es muy importante.
Es importante que tanto los audífonos como el sonido sean de buena calidad, poner el volumen muy bajo, en el límite de la audición, y no escucharlo todas las noches, dos o tres veces a la semana es suficiente. Estas recomendaciones con el fin de evitar dolores de cabeza.
11. Combate el ego: el ego es uno de los enemigos del estudiante de conocimiento. Si se le permite, el conocimiento por los motivos errados nos puede conducir al infierno.
Narró Abu Huraira que el Mensajero de Al-lah, sal-la llahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo:
“La primera de las personas cuyo caso se decidirá en el día de Juicio será un hombre que murió mártir. Al ser traído, Al-lah le hará reconocer sus bendiciones (que él había recibido en la vida mundanal). Entonces Al-lah le preguntará: ¿Qué has hecho con ellas? El dirá: Luché por tu causa hasta que caí mártir. Dirá (Al-lah): Mientes. Sino que luchaste para que se diga de ti: es un guerrero valiente, y fue dicho. Entonces será ordenado que sea arrastrado sobre su cara hasta ser arrojado en el Infierno. (Luego será juzgado) un hombre que estudió el conocimiento (de las ciencias Islámicas). Al ser traído (para su Juicio), Al-lah le recordará sus gracias (que recibió en la vida mundanal). Entonces Al-lah le preguntará: ¿Qué has hecho con ellas? Contestará: estudié el conocimiento y lo enseñé, y también recité el Corán. Al-lah le dirá: Mientes. Sino que enseñaste para sea dicho: Es sabio. Y recitaste el Corán para que sea dicho: Qari’ (quien recita el Corán correctamente). Entonces será ordenado que sea arrastrado sobre su rostro hasta ser arrojado en el infierno. (Luego será juzgado) un hombre a quien Al-lah había enriquecido y dado toda clase de tesoros. Al ser traído para su juicio, Al-lah le hará reconocer las gracias recibidas, entonces le dirá: ¿Qué has hecho con ellas? Dirá: No dejé de gastar en ninguna forma en la que te complaciera la beneficencia. Al-lah dirá: Mientes. Sino que gastaste para que se diga: Es generoso, y fue dicho. Entonces será ordenado que sea arrastrado sobre su rostro hasta ser arrojado en el infierno.” [Muslim]
Por eso, es importante estar seguros de cuál es nuestra intención al aprender, y saber trasmitir ese aprendizaje.
Dios nos ha dado órdenes. Leer ha sido una de ellas, aprender de nuestra religión y creer con convicción y sabiduría. Y Él no nos ha dejado solos en este camino:
Se transmitió de Abu Huraira, Al-lah esté complacido con él, que dijo el Mensajero de Al-lah, sal-la llahu ‘alaihi wa sal-lam: “A quien siga un camino buscando el conocimiento en él, Al-lah le facilitará el camino hacia el Jardín.” [Muslim]
Espero que estos consejitos puedan ayudar a los y las hermanas que luchan para encontrar conocimiento.
Y di: {¡Oh, Señor mío! Acrecienta mi conocimiento}. [Corán 20:114]