Algunas personas dicen que, así como los mismos títulos Alfa y Omega se utilizan para Dios y también para Jesús, esto demuestra que ellos son uno y el mismo. Se argumenta aún más allá, aseverando que estas expresiones significan la eternidad del Padre y el Hijo.
Isaías 44:6 dice: “Esto es lo que el Señor dice: el Rey de Israel y Redentor, el Señor, El Altísimo, Yo soy el primero y Yo soy el último; aparte de Mí no hay ningún Dios”.
Apocalipsis 1:8: “Yo soy el Alfa y Omega, el principio y el fin, el Señor que es y que era, y que será por siempre, el Omnipotente”. Y en Apocalipsis 1:11: “Yo soy Alfa y Omega, el primero y el último”.
Apocalipsis 22:13: “Yo soy el Alfa y Omega, el primero y el último, el principio y el fin”.
Mediante el análisis, podemos ver que esta noción encierra varios problemas:
Primero: El Apocalipsis es un libro poco confiable. Su autoridad fue cuestionada por muchos de los primero cristianos y los padres de la Iglesia, como Marción, Cayo de Roma, Dionisio de Alejandría, Amfilocius de Iconium, Gregorio de Nacianzo, Cirilo de Jerusalén y el mismo concilio de Laodicea en el año 360 d.C.[1] El autor del Apocalipsis se identifica a sí mismo como un tal Juan, y lo más probable es que no se trate del apóstol Juan, porque el estilo del libro es completamente diferente al del Evangelio de Juan[2]. Además del nombre de este autor, muy poco es conocido sobre él. Martin Lutero criticó este libro. Él escribió en su prólogo al Libro del Apocalipsis:
“Acerca del Apocalipsis de Juan, dejo a todos libres para sostener sus propias opiniones. No puedo obligar a nadie a seguir mi opinión o juicio. Yo digo lo que pienso. Me resulta extraña más de una cosa en este libro, y esto me hace considerarlo ni apostólico ni profético… Muchos de los padres (de la iglesia) también rechazaron hace mucho tiempo este libro… Para mí ésta es la razón para no sostener una opinión favorable de él: Cristo no se enseña ni se sabe de él aquí”[3]
Aún en nuestros días, los estudiosos luteranos ponen el Apocalipsis de Juan en una categoría separada de libros dudosos.
Segundo: Alfa y Omega son la primera y la última letra del alfabeto griego respectivamente. Los estudiosos bíblicos no están completamente seguros del verdadero significado de la frase “el Alfa y Omega”. No puede ser estrictamente literal, porque ni Dios ni Jesús revelaron ni hablaron en lengua griega. Lenski concluye: “Es infructuoso investigar en la literatura judía o pagana el origen de algo que se parezca a este nombre ‘Alfa y Omega’. En ninguna parte hay una persona, mucho menos una persona divina, llamada ‘Alfa y Omega’ o, en hebreo, ‘Álef y Tau’[4]“. Aunque no hay evidencia alguna en las fuentes históricas de que alguien haya sido llamado “el Alfa y Omega”, Bullinger dice que la frase “es un hebraísmo, de uso común entre los comentaristas judíos de la antigüedad para designar el todo o algo del principio al fin; por ejemplo, “Adán trasgredió la ley completa, de Álef a Tau”[5]. Las mentes eruditas más lúcidas han concluido que la frase tiene algo que ver con empezar y terminar algo, o la integridad de un todo.
Tercero: La doctrina de Alfa y Omega es un ejemplo triste e infortunado de cómo la humanidad ha tergiversado la Palabra de Dios. Esto demuestra cómo la doctrina es torcida por los hombres para justificar falsas creencias. La frase: “yo soy Alfa y Omega, el primero y el último” (Apocalipsis 1:11), que se encuentra en la Biblia KJV (King James Version), no estaba en los textos griegos originales. ¡Por consiguiente, la frase “el Alfa y Omega” no se encuentra en ningún texto antiguo; no está mencionada, ni siquiera aparece como una nota a pie de página, en ninguna traducción moderna!
A continuación leemos Apocalipsis 1:10-11según diferentes traducciones:
RVR 1995[6]
Estando yo en el Espíritu[y] en el día del Señor[z] oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta, que decía: «Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último.[ab] Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».
LBLA
Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como sonido de trompeta, que decía: Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.
BLS
Pero un domingo, quedé bajo el poder del Espíritu Santo. Entonces escuché detrás de mí una voz muy fuerte, que sonaba como una trompeta. Esa voz me dijo: “Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias de la provincia de Asia, es decir, a las iglesias de Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.”
NVI
En el día del Señor vino sobre mí el Espíritu, y oí detrás de mí una voz fuerte, como de trompeta, que decía: «Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea. »
DHH
Y sucedió que en el día del Señor quedé bajo el poder del Espíritu, y oí detrás de mí una fuerte voz, como un toque de trompeta, que me decía: “Escribe en un libro lo que ves, y mándalo a las siete iglesias de la provincia de Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.”
En cuarto lugar, en el Libro de Apocalipsis 1:8, la versión King James implica que Jesús dice que es Alfa y Omega. Dado que Dios dice que Él es Alfa y Omega, en Isaías 44:6, Jesús, de acuerdo a los cristianos, aquí se está alegando la divinidad. Sin embargo, la redacción de King James es inexacta. No sólo todas las traducciones modernas aclaran que fue Dios quien lo dijo y no Jesús, Sino que el relator de las palabras es uno de los ángeles de Dios.
Apocalipsis 1:1-3
NRSV “La revelación de Jesús, el Cristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que conviene que sean hechas presto; y las declaró, enviándola por su ángel a Juan su siervo, el cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesús, el Cristo, y de todas las cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta Profecía, y guardan las cosas que en ella están escritas, porque el tiempo está cerca”
Con estas correcciones, se hace evidente que se trataba de una declaración de Dios y no una declaración de Jesús, el Profeta de Dios.
Apocalipsis 1:8
KJV “YO SOY el Alfa y la Omega: principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”
NIV “YO SOY el Alfa y la Omega, dice el Señor: principio y fin, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”
NASB “YO SOY el Alfa y la Omega: principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”
ASV “YO Soy el Alfa y la Omega: principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”
RSV ‘“YO SOY el Alfa y la Omega: principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.’
La nueva Biblia Católica Norteamericana “YO SOY el Alfa y la Omega: principio y fin”, dice el Señor, “el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.”
Quinta, Apocalipsis 22:13 es parte de la visión de un desconocido Juan (no el autor del evangelio), en la que él dice que fue visitado por un ángel, lo que se menciona en Apocalipsis 21:09.
NRSV “Y vino a mí el primero de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete postreras plagas, y habló conmigo, diciendo: Ven, yo te mostraré la Esposa, mujer del Cordero.”
El ángel habla en Apocalipsis 22:10-13:
NRSV “Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro; porque el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es sucio, ensúciese todavía. Y el que es justo, sea todavía justificado; y el santo sea santificado todavía. Y he aquí, yo vengo presto, y mi galardón está conmigo, para recompensar a cada uno según fuere su obra. YO SOY el Alfa y la Omega, principio y fin, el primero y el postrero.”
Jesús no dijo esas palabras, no existe ninguna indicación que se refieren a él. Luego sigue el mismo paso en los versículos 14 y 15.
NRSV “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la Ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, y los disolutos, y los homicidas, y los idólatras, y cualquiera que ama y hace mentira.”
Este no parece ser Jesucristo porque habla de la aparición de la primera persona del singular en el pronombre 22:16, lo que indica un cambio de orador. Por lo tanto, el Alfa y la Omega en el pasaje se refieren a Dios mismo, hablando a través del ángel. Esto es aclarado en Apocalipsis 21:5-7, cuando dice:
NRSV “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho es. YO SOY el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré de la fuente del agua de vida gratuitamente. El que venciere, poseerá todas las cosas; y yo seré su Dios, y él será mi hijo.”
Lo que Jesús dice es registrado como:
NRSV, Apocalipsis 22:16; “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las Iglesias. YO SOY la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente, y de la mañana.”
Por lo tanto, en aras de la argumentación, el dicho "Yo soy el Alfa y la Omega" en realidad se atribuye a otro que Jesús. ¿Se puede jugar con la salvación personal sobre una visión reivindicada por un autor cuya identidad no es conocida, y cuyo libro está en disputa de ser fiable?
En sexto lugar, lo que es importante no es tanto el uso de este nombre, sino el hecho de que Dios es siempre superior Jesús cuando la Biblia describe la relación entre Dios y Jesús, como ya se ha explicado anteriormente en este artículo.
Podemos ver en este análisis que los versos que utilizan los cristianos para probar que Jesús es el hijo de Dios no puede ser utilizado para demostrar la Trinidad. Por el contrario, un examen de la historia teológica de la Iglesia en la filosofía del desarrollo de la Trinidad ponen de manifiesto que es un concepto introducido mucho más tarde en el cristianismo, debido a diversos factores socio-políticos, que más tarde los cristianos trataron de justificar a través de distintos pasajes de la Biblia.