La maravillosa historia del Adhan... (el llamado a la oración)
Usando la mal palabra vista pero fue un hombre de color llamado Bilal Ibn Rabah, el qué hizo el primer llamado a la oración Ma Shaa Allah
Bilal Ibn Rabah es la segunda persona cuya vida analizaremos en esta serie de lecciones sobre los compañeros del Profeta Muhammad (que la paz y bendiciones de Allah sean con él). A veces nos referimos a Bilal como Bilal Al Habashi, como tributo a su origen etíope (abisinio). El sahabi Bilal Ibn Rabah fue una de las personas más cercanas al Profeta Muhammad. Fue esclavo de nacimiento, sobrevivió muchos años tortuosos, fue la primera persona en realizar el llamado a la oración, siempre estuvo al servicio del Islam, y falleció a la edad de sesenta y cuatro. Con frecuencia se usa el ejemplo de la vida de Bilal para mostrar cómo los conceptos de pluralismo e igualdad racial son parte integral del Islam.
Bilal nació como esclavo; su madre era sirvienta en la residencia de Umáia Ibn Jalaf. Bilal tenía la reputación de ser un hombre leal y trabajador, y podemos imaginarnos que no tenía grandes ilusiones para su futuro. Probablemente pensaba que tendría una vida de trabajo arduo y monótono, y moriría sin haber disfrutado de la libertad. Sin embargo, vivió en una época muy significativa para la historia mundial. Era el despertar del Islam y un hombre iletrado llamaba a la gente a adorar Un solo Dios, Ahad, el Único. El amo de Bilal era uno de líderes de Quraish[1], por ello Bilal tuvo la oportunidad de oír las opiniones y discusiones de los poderosos sobre la vida en La Meca y el Profeta Muhammad.
La vida económica de La Meca dependía de la adoración de ídolos, y las enseñanzas del Profeta Muhammad amenazaban con destrozar todo eso. El Mensajero de Allah provenía también de la tribu de Quraish y toda la gente reconocía su integridad. Bilal prestaba atención a las charlas que iban y venían sobre el tema y, sin duda, decidió que un mensaje de misericordia, perdón y justicia sería una luz y una esperanza a la cual aferrarse. Fue entonces que declaró su aceptación del mensaje del Islam, y su vida de incesante trabajo y tormento se convirtió en una dolorosa pesadilla. A él le atraía la idea de Un Dios, Ahad, y fue esa palabra la que le salvó la vida.
El biógrafo Ibn Is-haq nos informa que Bilal sufrió tremendamente por aceptar de inmediato el mensaje islámico de Muhammad. Fue flagelado sin piedad, arrastrado del cuello por las colinas de La Meca, y sufrió largos períodos de hambruna y sed bajo el sofocante sol de la zona. Ibn Is-haq escribió que el amo de Bilal, Umáia Ibn Jaláf, "... lo sacaba al sol en el momento más caluroso del día y lo arrojaba sobre su espalda, luego ponía una enorme piedra sobre su pecho y le decía: 'Te quedarás aquí hasta morir o hasta que niegues a Muhammad y adores a Al Lat y Al Uzza'”[2]. Bilal no quería hacerlo, y solo pronunciaba una palabra: Ahad.
Las noticias del esclavo torturado que pronunciaba una sola palabra (Ahad) pronto llegaron al Profeta Muhammad. Envió a Abu Bakr para que investigue el asunto. Este hombre era conocido en La Meca como aquel que compraba esclavos para liberarlos después, y Umáia Ibn Jaláf le cobró una suma exorbitante. Abu Bakr lo compró de todas formas y lo liberó. Bilal trató de mantenerse lo más cerca posible del Profeta Muhammad, y no pasó mucho tiempo antes de que él se diera cuenta de la hermosa voz que Bilal poseía.
El mensaje del Islam es tan precioso hoy como fue en sus orígenes. Aquellos que son maltratados, marginados, oprimidos, se sienten atraídos a un modo de vida que ofrece justicia y misericordia para todos. A pesar de que creemos que en estos tiempos modernos la raza humana ha progresado y ha dejado atrás la barbarie que registró la historia, con solo raspar la superficie vemos que esto no es así: la esclavitud aún existe, la opresión ha sido llevada a nuevos límites de maldad, y mucha gente se siente alejada de cualquier fuente de consuelo. El aumento constante, en todo el mundo, del número de personas que se convierten al Islam es testimonio del hecho de que el consuelo se encuentra en el concepto de Ahad: Un solo Dios, el más Misericordioso y el más Perdonador.
La historia de Bilal, sin embargo, no termina acá. En el año 622 E.C. el Profeta Muhammad y casi toda la comunidad musulmana emigraron a Medina. Bilal permanecía junto al Profeta todo el tiempo posible, y un comentarista dijo: "Cada evento en la vida de Muhammad era un evento en la vida de Bilal"[3]. De acuerdo a muchos ahadiz, el Profeta Muhammad pensaba en cómo convocar a su cada vez mayor congregación para que acudan a las oraciones. Luego de escuchar el relato del sueño de un sahabi, el Mensajero dijo: "...Trae a Bilal y cuéntale lo que has visto, enséñale las palabras para que pueda hacer el llamado, porque tiene una bella voz..."[4]. Es por esto que se puede decir que la historia de Bilal es la historia del Adhan, el llamado a la oración, ya que él tuvo el honor de ser el primer muadhin.
En la década posterior a la migración a Medina, Bilal estuvo siempre presente en todas las expediciones militares del Profeta Muhammad y en muchas ocasiones tuvo el honor de llevar su lanza. Luego de abrazar el Islam, su vida tuvo momentos de gran alegría y uno de congoja devastadora: el fallecimiento del Profeta Muhammad lo afectó de sobremanera, como a todos los sahabah. Bilal dejó de hacer el llamado a la oración y no soportaba vivir en Median sin su Profeta y mentor. Muchos creen que murió en Siria entre el 638 y 642 E.C., otros creen que fue en Medina. El lugar de su fallecimiento no tiene importancia ya que sabemos que su descanso eterno es en el mejor lugar en el Más Allá, dado que el Profeta lo llamó "un hombre del Paraíso"[5]".
Compartió mi hermanita Aide barrera, Allah le bendiga y recompense