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En conclusión, encontramos tres bases: que comparten la misma humanidad, que tienen la misma finalidad en la tierra, y también que esperan la misma recompensa, que es la meta para la que están trabajando colectivamente como seres humanos. Y esto rompe, como dije, con tradiciones religiosas previas, y también conceptos políticos y sociales frecuentes en los filósofos antes de la llegada del Islam. Y, como resultado de esto, podemos decir que el Islam concedió a la mujer los derechos que probablemente tomamos por garantizados hoy, pero que fueron dados por Dios a hombres y mujeres aproximadamente hace 1 400 años. Estos derechos, como el derecho a la propiedad, el derecho a disponer de la propiedad según su voluntad mientras siguieran las leyes del Islam, que aplican igual para hombres y mujeres, y a algunos de los que hoy llamamos derechos políticos, como el derecho a entrar en un tratado con combatientes, son algo muy reciente en Occidente, relativamente hablando.





Uno de los derechos otorgados por el Islam en tiempos del Profeta Muhammad, era que si una mujer hacia un tratado con un combatiente de una fuerza atacante no musulmana, su tratado seria considerado, como fue el caso de una seguidora del Profeta Muhammad. En la iglesia católica esos seguidores serían llamados discípulos, los discípulos del Profeta Muhammad son sus compañeros y seguidores. Eran miles, no sólo doce como los de Jesucristo, y hay hombres y mujeres entre ellos. Cuando el Profeta Muhammad llegó a La Meca, una de sus seguidoras (discípulas), llamada Umm Hani, quien era una habitante de La Meca y una creyente en el Profeta Muhammad, acordó una protección para ciertos parientes de ella para que no fueran lastimados. Su hermano, que era uno de los principales compañeros del Profeta y quien se casó con su hija, Ali bin Abi Talib, quería ejecutar a dos de estos hombres que eran conocidos por perseguir a los musulmanes y combatirlos. Entonces, Umm Hani fue a donde el Profeta Muhammad y se quejó de que ella había acordado protección para ellos, y el Profeta lo reconoció dando protección a estos dos individuos.





Esto es lo que podríamos llamar, en la clasificación y terminología que ahora usamos, un derecho político. En el sentido de acordar protección para otra persona en estado de guerra es algo que es relativamente nuevo en Occidente, y era una tradición conocida en el mundo islámico hace 1 400 años. De la misma manera, en términos de lo que conocemos como participación pública, hay ciertos actos de adoración que son actos públicos en el Islam, y hay ciertos actos que son privados. Uno de los actos públicos es la peregrinación, siendo que hombres y mujeres peregrinan, y esto es uno de los pilares del Islam. De la misma manera, otro acto público de adoración son las dos oraciones del Eid, que ocurren dos veces al año: una después del peregrinaje y la otra después del mes de Ramadán. Hombres y mujeres participan en ello públicamente. También, tenemos un versículo en que se muestra que el contrato social entre hombres y mujeres es igual. Este versículo puede ser traducido de la siguiente manera:





“Los creyentes y las creyentes son aliados unos de otros, ordenan el bien y prohíben el mal, cumplen con la oración prescrita, pagan el Zakat y obedecen a Dios y a Su Mensajero. Dios tendrá misericordia de ellos; y Él es Dios, Poderoso, Sabio”. (Corán 9:71)





 





Entonces, encontramos en el versículo mencionado en la parte anterior que el contrato social entre hombres y mujeres, como individuos en la sociedad, es igual, ya que ambos buscan cumplir el objetivo más noble –ordenando aquello que es correcto, prohibiendo aquello que es perjudicial– y que comparten los dos actos mayores de adoración, que son la oración y dar en caridad. Comparten las creencias y obedecen a Dios y al Profeta Muhammad, que la paz y bendiciones de Dios sean sobre él; y, de igual manera, comparten la recompensa de recibir la Misericordia de Dios al final. Esto es un concepto muy  importante, que está en contradicción a lo que es hoy la tradición occidental. Y es, como lo mencioné antes, resultado de la posición extrema inicial de los filósofos griegos, de que las mujeres no comparten la humanidad. Como resultado de esta posición extrema salió otra posición extrema –al menos los musulmanes la consideran extrema– y es que no existe ninguna diferencia entre hombres y mujeres. 





Por consiguiente, la idea de tener género es un concepto que no es usado en un sentido biológico para hombres y mujeres, sino que el entendimiento hoy es que define los rasgos que delimitan la masculinidad y la feminidad, los rasgos sociales y demás son determinados por la crianza, la cultura y el medio ambiente, y que no hay una diferencia inherente en la forma en que los hombres y mujeres piensan o actúan o de lo que están hechos y demás. Y esta es la razón del por qué usan el término “género”.





Esta posición extrema es el resultado de la posición extrema inicial que ocurrió hace 2 000 años, cuando los griegos dijeron que las mujeres no poseían humanidad. Y como resultado de este proceso de 2 000 años, ahora llegamos al otro extremo –al menos esto es lo que los musulmanes dirían–, este extremo es que los hombres y las mujeres son iguales, que no existen diferencias.





El Islam, sin embargo, afirma que los hombres y las mujeres comparten la misma esencia humana, pero también afirma que los hombres y las mujeres son diferentes. Pero, ¿esta diferencia significa que los hombres son inherentemente buenos o que las mujeres son inherentemente malas? No. Y es por esto que cuando miramos uno de los versículos del Corán que nos ilustra sobre este aspecto, Dios nos habla de Su creación y de cómo el día y la noche son beneficiosos, y luego nos informa que Él creó al hombre y a la mujer. Luego, inmediatamente nos informa cómo los seres humanos deciden obedecerlo o desobedecerlo, algunos se esfuerzan por hacer lo que es beneficioso, otros por lo perjudicial. Pero, ¿cuál es el ejemplo aquí? Dios menciona el día y la noche y luego menciona al hombre y a la mujer. Lo que se entiende es: sí, la noche tiene un propósito, y siempre encontrarás en el Corán, versículo tras versículo, que la noche tiene una sabiduría tras de sí. Y también le dice a la humanidad que si hubiera existido sólo la noche y no hubiera existido la luz del sol, la vida como la conocemos no existiría en la tierra. En este contexto, los científicos nos informan que si no fuese por la luz solar nuestros cuerpos no funcionarían correctamente, sin mencionar que las plantas no podrían sobrevivir sin ella ni, por ende, la vida humana en el planeta. Y de la misma manera, detrás del día hay sabiduría. Pero, ¿podríamos argumentar y decir que el día es bueno y la noche mala? No. Del mismo modo, el hombre y la mujer tienen sus roles. ¿Acaso alguien puede decir que el rol del hombre es inherentemente bueno o el rol de la mujer es inherentemente malo? No. ¿O alguien puede decir lo opuesto a esto –que el rol de la mujer es inherentemente bueno o el role del hombre es inherentemente malo? No. Pero ambos tienen un rol.





Este es el argumento principal entre el pensamiento occidental y la creencia islámica. El pensamiento occidental básicamente aceptó –excepto por algunos rincones de pronto en el Vaticano o algo así– que el hombre y la mujer comparten su humanidad y que son iguales. Los musulmanes han creído esto durante 1 400 años. Pero la diferencia es que en el pensamiento occidental, como reacción a la idea inicial de que las mujeres no comparten plenamente la humanidad, el argumento es que los roles de hombres y mujeres en la sociedad sólo se definen por la cultura, el medio ambiente y la educación, por lo que realmente no existe un verdadero rol para los hombre ni un verdadero rol para las mujeres, y que esto se puede cambiar si sólo le enseñamos correctamente a la sociedad. Pero en el Islam hay un rol definido para los hombres y un rol definido para las mujeres. ¿Quién es el que define esta función para los hombres y las mujeres? Su Creador. Esta es la principal – si desea utilizar el término filosófico, a pesar de que es un término impreciso en este sentido; pero lo queremos utilizar por la falta de un término mejor– diferencia filosófica, ideológica o teológica entre los dos argumentos opuestos.





Ahora, dicho esto, es importante entender que cuando el Islam le dio estos roles a hombres y mujeres por igual, designó responsabilidades iguales a las obligaciones de ambos. Les daré un ejemplo para ello: el Islam dice que las mujeres son por naturaleza maternales, no por tradición cultural o sistema sociológico, si no que inherentemente son mejores proveyendo y cuidando a los hijos. Existe aquí un vínculo más allá de la tradición, un vínculo psicológico que es más que una simple tradición de los seres humanos. Como resultado de esto, se ha puesto mayor responsabilidad sobre las mujeres con respecto a los hijos que sobre los hombres. 





Al mismo tiempo, las obligaciones que tienen los hijos con respecto a la madre en el Islam son mayores que las que tienen con respecto a los padres, y es por esto que cuando el Profeta Muhammad fue preguntado por uno de sus compañeros: “¿A quién le debo mayor cuidado y atención?” El profeta respondió: “A tu madre”. Luego, el hombre preguntó una segunda vez, y el Profeta respondió: “A tu madre”, y una tercera vez, y de nuevo respondió: “A tu madre”; y luego una cuarta vez, y recién  respondió: “A tu padre”.





De la misma manera, en el Corán encontramos que le dice al ser humano que su madre lo cargó con dificultad, haciendo referencia al parto y otras dificultades del embarazo y la crianza, y luego lo alimentó por dos años, amamantándolo; y nos dice que seamos amables con nuestros padres y nos recuerda a nuestra madre primero que a nuestro padre.





El punto es que, aunque ha definido un rol de la mujer con los hijos que es diferente al rol del padre, al mismo tiempo le da a la mujer el honor y el respeto de sus hijos que es mayor al que reciben los padres. Los padres reciben su honor y respeto, no es que estén fuera del panorama, pero es dado de acuerdo a su grado de responsabilidad. De la misma manera, porque la madre inherentemente –no sólo por tradición cultural– tiene algo que hace el vínculo más fuerte, entre ella y su hijo, que los hombres. Ella recibe un mayor respeto y honor de su hijo y, al mismo tiempo, se le exige una mayor obligación.





Sólo cito esto como ejemplo para mostrar que, mientras el Islam reconoce la diferencia entre los sexos, no acepta el concepto de que el género es solo un asunto de crianza o tradición cultural, porque existen diferencias inherentes en los hombres y mujeres y es un resultado de esto las obligaciones y responsabilidades de cada uno de los sexos. De este asunto podemos concluir otro, y es que, aunque los hombres y las mujeres son diferentes, no están en contraposición el uno del otroque es la base de muchos pensamientos occidentales, y en especial de la tradición feminista ni que existe una lucha entre hombres y mujeres, “una lucha de sexos”, como es dicho popularmente. Esto no existe en el Islam. Los hombres y mujeres trabajan en tándem, tal como la noche y el día, y se vive de noche y de día. No se puede vivir sólo de noche, y no se puede vivir sólo de día; del mismo modo, los hombres y las mujeres no están en contra el uno del otro, no se enfrentan entre sí, sino que comparten el mismo objetivo, el propósito mismo de ser, la misma humanidad. Tienen roles diferentes, pero esos roles se complementan y se necesitan mutuamente para el éxito de la humanidad, no solamente en este mundo, sino que también –obviamente, como los musulmanes creen en la vida del más allá– en la vida después de la muerte, lo cual es el objetivo final de los musulmanes.





 





Echemos un vistazo a la aplicabilidad de estos programas. Hemos discutido muchas de ideas, pensamientos, creencias y conceptos históricos; pero, ¿cuándo se aplican realmente?, ¿cuál de los dos puntos de vista es más exitoso?, ¿cuál trae más felicidad a la humanidad?, ¿será el punto de vista occidental secular o el punto de vista islámico? Tengo un ejemplo concreto que me gustaría compartir con ustedes. Cuando estuve en Beijing, este pasado verano, en la Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la mujer, había una plataforma de acción que se estaba debatiendo en las diferentes naciones y organizaciones. El objetivo de la plataforma de acción fue levantar, elevar y mejorar la situación de la mujer en todo el mundo, que son, por supuesto, objetivos nobles y correctos, sin lugar a dudas. La plataforma de acción fue dividida en diferentes áreas: la pobreza, la salud, las finanzas, los conflictos y la violencia, y así sucesivamente. El doceavo tema en cuestión de la plataforma de acción era sobre las jóvenes y el estatus de las niñas –futuras mujeres– en el mundo. El país que fue el anfitrión de la conferencia, China, es conocido por su práctica de realizar miles de abortos anualmente si el feto es una niña. La razón es su gran población. A las parejas chinas sólo les es permitido tener un hijo, y los chinos, por tradición, ven a las mujeres como menos que los hombres, como resultado, usualmente matan a las niñas, con la esperanza que sus esposas den a luz un niño.





Este es un tema que existe, pero, debido al hecho de que el anfitrión fue China, las Naciones Unidas no quisieron hablar mucho del asunto, porque no era políticamente correcto hablar de esto en China. Por otra parte, a pesar de que han podido pasar algunas regulaciones, las plataformas de acción y ciertos compromisos que les han requerido a los ciudadanos del mundo hacer seguimiento, lo más probable es que al final de cuentas en 25 o 30 años el estatus de los niños en el mundo no habrá cambiado en realidad.





Una de las principales razones por las que fue creada las Naciones Unidas después de la Segunda Guerra Mundial, fue la masacre de muchos seres humanos, incluido seis millones de judíos en Europa, y, sin embargo, 50 años después, en el año de la cincuentava celebración de la ONU, tuvo lugar un genocidio en Bosnia, Europa. Todos los actos en pro de los derechos humanos, todas las declaraciones que se hicieron en los últimos 50 años, y aun así ocurre una masacre.





Ahora, cuando el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, fue enviado a los árabes, estos tenían la costumbre de matar a sus hijas pequeñas.





Los árabes hacían esto por numerosas razones, la mayoría de las veces por la pobreza. Siendo un pueblo mayoritariamente beduino, sin industria y con pocos medios de comercio, la vida era muy difícil. Como resultado de su miedo a la pobreza, a sus hijas pequeñas las enterraban. Este es un hecho que fue mencionado en el Sagrado Corán y era bien conocido en la época del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él. En el Corán Dios condena el asesinato, que las niñas fueran enterradas vivas, así como la actitud de los árabes hacia ellas. Un versículo en el Corán dice:





“Cuando se le anuncia a uno de ellos [el nacimiento de] una niña, se refleja en su rostro la aflicción y la angustia, por lo que se le ha anunciado se esconde de la gente avergonzado y duda si la dejará vivir a pesar de su deshonra o la enterrará viva. ¡Qué pésimo lo que hacen!…” Corán (16:58-59)





Esto es una condena a dicha práctica. Así mismo, muchos de los compañeros del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, antes de aceptar el Islam, mataron a sus hijas. Un hombre vino donde el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, y le dijo: “He matado a diez de mis hijas durante mi vida, ¿acaso tengo posibilidad de alcanzar el Paraíso? ¿Dios aceptará mi arrepentimiento por este pecado ahora que he dejado mi religión pagana anterior en la que adoraba ídolos y mataba a niñas inocentes?” Dentro de una generación en 23 años –el tiempo durante el cual el Profeta predicó entre los árabes–, la práctica de matar a las hijas mujeres fue desterrada y ya no existe en Arabia. Pero esto no se detuvo aquí, sino que se modificó la actitud hacia la mujer en todos los aspectos.





En el más allá, las personas que obedecen a Dios no reciben otra recompensa sino el Paraíso. Una vez más, este es el mayor objetivo de los musulmanes, y su mayor motivación y razón de existencia. El Islam no sólo trató de remover ese horrible sentimiento que los motivaba a asesinar a sus propias hijas, sino que también incluyó la introducción de un aspecto positivo, como es la educación y la crianza, lo que me lleva a mi último punto. Los derechos humanos son algo que podemos observar en la Declaración de Derechos Humanos previa, sin tener en consideración si son verdaderos o falsos, pero no han sido capaces de alcanzar el objetivo que proclaman como ejemplo de derechos humanos, tal como lo demuestra la masacre de civiles en Bosnia.





Concluimos que la civilización islámica, a diferencia de otras civilizaciones, está basada en la revelación, pero es en su esencia apoyada y fundada por mujeres.





La primera persona que creyó en el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, fue su esposa Jadiyah, y fue a través de su dinero, de su apoyo y aliento que el Profeta fue capaz de expandir el mensaje del Islam en su primer año de profecía. Los paganos no tenían el concepto de libertad de culto en el que cada uno pudiera tener su propia creencia. Esto no era practicado por los paganos de arabia, ellos veían esto como una insurrección, lo veían como un cambio en sus costumbres, y buscaron detenerlo a través de la tortura, asesinando y otras formas de opresión. De la misma manera, intentaron detener la difusión de la revelación islámica, esta tradición, cuando el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, empezó a predicar a la gente de arabia. Sin embargo, como resultado del mensaje de Muhammad hay más de 1 500 millones de musulmanes en el mundo hoy. Se encuentran en cada uno de los continentes del planeta, incluso en Pekín, donde la asamblea de la ONU fue convocada.





En Pekín hay una mezquita que tiene más de mil años de antigüedad. Esto muestra cómo el crecimiento del Islam o el espíritu del Islam no es un fenómeno del Medio Oriente o un fenómeno árabe, sino que se extiende a través de todas las razas del mundo.





¿De dónde viene esta enseñanza? Por supuesto, cuando el profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, murió después de 23 años de predicar el Islam, este solamente estaba en zonas árabes. El Islam se extendió mayoritariamente por cuatro o cinco individuos cercanos al Profeta. Uno de ellos fue Aisha, la esposa del Profeta. Ella fue una de las personas que narró dichos sobre el Profeta, y también está entre las tres, cuatro o cinco personas que más veredictos han pronunciado y explicado versículos del Corán, así como dichos del Profeta.





Si se observa a cualquier otra civilización en la historia de la humanidad, pocas veces se encuentran mujeres desempeñando un papel en su establecimiento en el que puede ser atribuido a su esfuerzo.





Los famosos griegos, como los filósofos Platón, Aristóteles y otros, todos fueron hombres. Los escritos de los padres de la Iglesia fueron escritos por hombres, y hasta hoy, la idea de mujeres eruditas está limitada en algunas áreas de la Iglesia. Los escritores franceses en la revolución francesa y Voltaire y los rusos eran hombres. Los padres fundadores de los Estados Unidos eran hombres. Aunque sorprenda a muchos, la civilización islámica debe muchísimo al papel que jugaron las mujeres  en la transmisión y el establecimiento de su comunidad. Fundamental, y esto es un asunto histórico que no está abierto a interpretación, es un hecho, fue el papel de estas personas que transmitieron las enseñanzas del Profeta, y fueron las personas que lo apoyaron en lo sucesivo. Estos son sólo algunos pensamientos e impresiones acerca de cómo el Islam elevó el estatus de la mujer.





 



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