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¡Oh, humanos! Temed a vuestro Señor Quien os ha creado a partir de un solo ser, del que creó a su cónyuge e hizo descender de ambos muchos hombres y mujeres. Temed a Dios, en Cuyo nombre os reclamáis vuestros derechos, y respetad los lazos de parentesco. Por cierto que Dios os observa.” (Corán 4:1)





Dios habla a la humanidad en su conjunto y les pide ser conscientes de Él, ser consciente de Su presencia. Dios le recuerda a las personas de una realidad olvidada: sus orígenes. Todos los seres humanos tienen Un Dios, su Creador, un padre, Adán, y una madre, Eva. La lucha de la modernidad podría comenzar a sanar si los seres humanos recuerdan sus orígenes.





Los seres humanos no aparecieron en este mundo por su propio deseo. Por el contrario, alguien más deseó que los seres humanos habitaran la tierra. Alguien deseó la existencia y preparó la tierra y el sol en un perfecto balance para que la vida sea posible. Si la gente recordara este simple hecho, procederían en la dirección correcta. El que deseó la existencia del ser humano conoce perfectamente su humanidad, sus fuerzas y sus debilidades. Si los seres humanos reconocen esto, seguirán al Único al que le deben la existencia.





Como los seres humanos han existido por la voluntad del Uno, los seres humanos tienen el mismo padre. Si la gente se percatara de eso, el racismo, la superioridad étnica, y la explotación terminaría. Los parientes dejarían de pelearse y hablarían entre ellos de la vida de los demás. Los parientes se percatarían de su Creador en común y serían conscientes de Él, y le darían a su ‘pariente’ sus debidos derechos. Los seres humanos no se dividirían en clases. Los seres humanos no dejarían que la raza, el color de la piel o la nacionalidad determinen una supuesta superioridad.





Si los seres humanos se dieran cuenta de que otra alma fue creada desde el alma original para ser su compañera y para diseminar al hombre y a la mujer por todo el mundo, respetarían más a la mujer. La mujer no tendría que pasar siglos de opresión, y su humanidad no tendría que ser negada por siglos.





Desafortunadamente, cuando los seres humanos intentan corregir el error, caen en otro. Se olvidan que el alma fue creada para un alma, que una mujer completa a un hombre. El hombre y la mujer no están comprometidos en una eterna batalla de géneros; por el contrario, han sido creados para complementar y completarse entre si.





Dios diseña la fábrica social de la sociedad humana, que yace en la familia. Dios podría haber creado múltiples familias en lugar de Adán y Eva en el comienzo, pero Él eligió crear a Adán y Eva, y diseminar la humanidad con su semilla. Las éticas islámicas consideran a la familia como la base natural y el puntapié moral de la sociedad. Una familia consiste en una pareja y sus hijos donde el hombre y la mujer tienen cada uno roles especiales pero no rígidos, para mantener la familia unida e intacta.





En la última parte del verso coránico se menciona ser consciente de Dios, hacer lo correcto y alejarse del mal en cuyo nombre la gente hace juramentos, jura alianzas, y pide favores.





Por último, el verso finaliza con un recordatorio de que Dios ve todo, lo grande y lo pequeño; nada se escapa de su conocimiento y vista. Saber que Dios está viéndonos nos ayuda a ser Conscientes de Él.





Oh, humanos! Comed de lo bueno y lícito que hay en la Tierra y no sigáis los pasos de Satanás, porque él es para vosotros un enemigo manifiesto. Él os induce al pecado y la inmoralidad, y a que digáis de Dios lo que ignoráis”. (Corán 2:168-169)





Dios se dirige a toda la humanidad, a quienes tienen fe y a quienes no, a pensar acerca de algo que damos por sentado: la comida. Dios crea de todo en la Tierra: semillas, frutas, vegetales y carnes para el consumo humano; pero nos prohíbe unas pocas cosas que son perjudiciales. Algunos de los alimentos que Dios ha prohibido son la carne mortecina, la sangre y la carne del cerdo. Todo alimento es lícito ante la ley de Dios excepto aquellos que Él ha prohibido, lo que ha sido robado u obtenido transgrediendo las leyes de Dios. Los mejores alimentos para nosotros son los naturales y orgánicos, los alimentos sanos creados por Dios; pero cuando la gente comienza a alterar la cadena alimenticia, da origen a enfermedades nuevas y desconocidas. Necesitamos ser agradecidos por aquello con lo que Dios nos ha proveído.





Este versículo también indica que comer lo suficiente para vivir es un deber de todos los seres humanos ante Dios. Ir a los extremos como matarse de hambre para verse hermoso, por ejemplo, no está permitido.





Dios también ordena a la humanidad no seguir los pasos de Satanás, significando aquello que Satanás le ordena al hombre. En primer lugar, Satanás es real. En segundo lugar, el Islam nos informa todo lo importante que debemos saber acerca de Satanás, incluyendo cómo protegernos de él. ¿Qué es lo que ordena Satanás? La incredulidad, rechazar la fe en Dios, la injusticia, los pecados y comer lo que Dios ha prohibido. Dios nos recuerda que Satanás es un enemigo y, por lo tanto, los seres humanos debemos estar en guardia contra él. Dios, en Su misericordia, no se limitó a advertirnos contra seguir los pasos de Satanás, sino que también nos advirtió contra sus órdenes:





a)   Satanás ordena el mal. El mal incluye todo tipo de pecados.





b)   Satanás ordena el adulterio, la fornicación, beber alcohol, emborracharse y asesinar.





c)   La más grande orden de Satán es que digamos de Dios lo que no sabemos. La forma más grande en la que Satanás ha desviado a la gente es hacerle decir que Dios tiene un hijo, un igual, haciendo parecer a Dios como un anciano sentado en los cielos; hacer pensar que Dios castigará o perdonará a cada persona sin ningún conocimiento de Dios mismo, o decir que Dios permite o prohíbe algo sin ninguna base en el conocimiento de lo que Dios ha revelado. Acerca de Dios, Él ordenó la justicia y prohibió la inmoralidad y la maldad. Cada persona puede evaluar aquello que cree para asegurarse de que lo que están siguiendo es la guía de Dios, en vez de los impulsos de Satanás.



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