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En la segunda parte, vimos el papel de los judíos como el "pueblo elegido" y concluimos con el hecho de que el Corán afirma que los judíos no mantuvieron su alianza con Dios. Desde el punto de vista del Islam, los judíos cayeron en desgracia. En la Torá (y en la Biblia) encontramos el siguiente pasaje:





"Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto". (Deuteronomio 7:6-8)





Sin embargo, en el Corán, la Palabra de Dios revelada más de 650 años después del nacimiento de Jesús, hijo de María, encontramos un conjunto de circunstancias muy distintas:





"…fueron maldecidos por David y por Jesús hijo de María, porque transgredían los límites de la ley y se rebelaban [contra Dios]. No se reprochaban unos a otros los pecados que cometían. ¡Qué perversa era su forma de actuar!". (Corán 5:78-79)





Es natural preguntarse qué ocurrió a lo largo de la historia del pueblo judío para que hubiera caído tan lejos de la gracia de Dios. El Corán nos dice que el pueblo judío no fue agradecido con las incontables bendiciones que Dios les otorgó y, por el contrario, se rebelaron, mintieron y blasfemaron. A pesar de esto, el Islam y el judaísmo tienen mucho en común.





El cristianismo, el judaísmo y el Islam son denominados las tres religiones monoteístas. Todas ellas profesan la creencia en un Único Dios; sin embargo, es innegable que las creencias del cristianismo son bastante distintas a la de las otras dos religiones. Los judíos son monoteístas estrictos, igual que los musulmanes. Su creencia en Dios a menudo es denominada monoteísmo puro. Tanto judíos como musulmanes ven a Dios como una entidad única e indivisible. Esto contrasta con la mayoría de los cristianos, que ven a Dios como Trinidad, una entidad única con tres personalidades distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.





"Di: ‘Él es Dios, (el Único) Uno’". (Corán 112:1)





"Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es". (Deuteronomio 6:4)





Miremos ahora las similitudes entre judaísmo e Islam con más detalle.





·       La creencia judía no acepta el concepto cristiano del pecado original (la creencia de que todas las personas han heredado el pecado de Adán y Eva, de haber desobedecido las órdenes de Dios en el Jardín del Edén). El Islam también niega el concepto cristiano del pecado original y la noción de que la humanidad nace en pecado. En el Islam cada persona es responsable de sus propios actos. Dichos actos, sean pecaminosos o no, no pueden ser heredados.





"Nadie cargará con culpas ajenas. Si [un pecador] pide que le ayuden con su carga [de pecados], nadie podrá ayudarlo en nada, aunque fuera su pariente…". (Corán 35:18)





·       Los judíos no reconocen la necesidad de un salvador como intermediario o socio de Dios. El Islam afirma claramente que no hay necesidad de que ni Dios ni un Profeta de Dios se sacrifique por los pecados de la humanidad a fin de comprar el perdón. El Islam rechaza por completo esta idea. El fundamento del Islam se basa en saber con certeza que nada puede ser adorado sino solo Dios.





Esto también es cierto en el judaísmo, sin embargo, las similitudes con respecto a la expiación terminan aquí, porque el judaísmo rechaza por completo a Jesús como Profeta de Dios y no reconoce su posición como Mesías[1] del pueblo judío. El Islam enseña que Jesús no vino a expiar los pecados de la humanidad, Jesús vino a denunciar a los líderes de los Hijos de Israel que habían caído en una vida de materialismo y lujo. Su misión era confirmar la Torá, hacer legales cosas que anteriormente eran ilícitas, y proclamar y reafirmar la creencia en Un Creador.





"…No hay otra divinidad más que Dios. Dios es el Poderoso, el Sabio…". (Corán 3:62)





·       La práctica común más obvia es la declaración de la Unidad y Unicidad absolutas de Dios, que los musulmanes realizan en sus cinco oraciones diarias (salat), y los judíos hacen al menos dos veces al día (en la mañana y en la noche) en lo que se conoce como el Shemá Israel.





·       Ellos comparten la creencia de que Jerusalén es tierra sagrada, en particular el Domo de la Roca, conocido por los judíos como el Monte del Templo. Ambas religiones creen que ese es el lugar donde Abraham trajo a su hijo para sacrificarlo –su primogénito Ismael según el Islam, y su segundo hijo Isaac según las tradiciones del judaísmo–. Ambas religiones consideran que Ismael es el padre de la nación árabe e Isaac es el padre de los judíos.





·       Tanto el judaísmo como el Islam comparten muchos conceptos fundamentales, incluyendo el juicio divino y una vida futura.





·       El Islam y el judaísmo tienen sistemas de ley religiosa que no distinguen entre la vida religiosa y la vida secular. En el Islam las leyes son denominadas Sharía, en el judaísmo se conocen como Halajá.





·       Tanto el judaísmo como el Islam consideran el estudio de la ley religiosa como una forma de adoración.





Ambas religiones también comparten las prácticas fundamentales del ayuno y la caridad, así como leyes similares sobre la alimentación y aspectos de purificación ritual. Con similitudes tan obvias, uno puede preguntarse por qué los judíos y los musulmanes parecen ser enemigos. Por otra parte, si el Islam es una progresión natural de Adán y Eva a través de una larga línea de profetas hasta el Profeta Muhammad y la revelación del Corán, ¿por qué no hay más judíos que abracen la fe islámica? En la cuarta parte trataremos de responder a esta pregunta y finalizaremos nuestro estudio del judaísmo.





En los tres artículos anteriores acerca de la religión del judaísmo, aprendimos en primer lugar que el judaísmo y el Islam tienen mucho en común. El panorama político del siglo XXI parece pintar un cuadro de judíos y musulmanes que son enemigos mortales, pero ese no es el caso. Las dos religiones comparten una historia, e incluso en algunas épocas han vivido, trabajado y cooperado juntas. Muchos musulmanes se preguntan por qué los judíos no ven al Islam automáticamente como una extensión de su propia fe y lo abrazan de todo corazón. El hecho es que muchos lo hacen, pero la mayoría no. En este último artículo continuaremos mirando las similitudes entre las dos religiones, y exploraremos brevemente su interacción histórica.





El judaísmo y el Islam comparten una herencia conjunta de tradiciones. Ambas religiones comparten muchos de los mismos profetas y reconocen un padre común en Abraham. Ambos reconocen en Dios atributos similares, incluyendo los de Creador, Sustentador, Juez y Perdonador. Ambas religiones creen que Dios es tanto Omnipotente como Omnisciente. El parentesco de estas religiones continúa en los valores morales, incluyendo el respeto por la vida, el respeto por los padres, dar caridad, hacer el bien y evitar el mal. Incluso sus creencias acerca de los momentos finales de la existencia humana son similares. El judaísmo y el Islam comparten la tradición de que, si la trompeta que señala el fin de los tiempos suena y llevas unas semillas en las manos, debes sembrarlas. Existe una superposición considerable y continua entre las dos religiones a nivel físico, teológico y político.





La Torá registra Abraham como el antepasado de los judíos a través de su hijo Isaac, nacido de Sara en cumplimiento de una promesa hecha en el Génesis. En la tradición islámica, el Profeta Muhammad es descendiente del primogénito de Abraham, Ismael. La tradición judía también iguala a los descendientes de Ismael con los árabes. Los denominados profetas judíos ocupan un lugar destacado en la escritura y la literatura islámicas, y el mensaje es siempre el mismo: adorar a un solo Dios.





"Abraham fue el padre de los profetas. Tuvo dos hijos a quienes Dios eligió como profetas. Ellos fueron Ismael, de entre cuyos descendientes Dios envió al profeta Muhammad– e Isaac a quien Dios bendijo con un hijo, Jacob, también conocido como Israel, por quien fueron nombrados los Hijos de Israel y sus profetas"[1].





"Lo agracié [a Abraham] con Isaac y [a este con] Jacob, a quienes concedí la guía. A Noé también lo había guiado en la antigüedad. Y de sus descendientes [también guie] a David, Salomón, Job, José, Moisés y Aarón. Así es como recompenso a los que hacen el bien. Y a Zacarías, Juan, Jesús y Elías; todos ellos se contaron entre los piadosos. Y a Ismael, Eliseo, Jonás y Lot; a todos ellos los distinguí entre la gente". (Corán 6:84-86)





Históricamente, judíos y musulmanes han compartido sus culturas y prosperado juntos, a veces durante siglos. Esta conexión se ve bien reflejada en los 700 años de gobierno musulmán en España, conocida en la época como Andalucía. Fue allí donde los judíos llevaron a cabo sus posiciones políticas más importantes, fueron médicos de los gobernantes musulmanes, y generaron complejas teorías filosóficas. Maimónides vivió y escribió la Guía de los perplejos (una discusión sobre algunas de las teorías más difíciles de la teología) en Córdoba. Allí permanece una estatua en su honor. Los judíos pudieron hacer grandes avances en matemáticas, astronomía, filosofía y química, y esa época a veces se denomina la Era Dorada de la cultura judía. En 1492, cuando Andalucía fue invadida por los católicos y los gobernantes musulmanes fueron depuestos, los judíos y los musulmanes huyeron juntos a la seguridad de las tierras musulmanas del Norte de África, y al oriente hacia Egipto, Palestina, Siria e Irak.





"Dios no les prohíbe hacer el bien y tratar con justicia a quienes no los han combatido por causa de la religión ni los han expulsado de sus hogares, porque Dios ama a los que actúan con justicia. Dios solo les prohíbe que tomen por aliados a quienes los combaten a causa de la religión y los han expulsado de sus hogares o han contribuido a su expulsión…". (Corán 60: 8-9)





El trato dado por los musulmanes tanto a judíos como a cristianos está bien documentado. El califa Omar, bajo cuyo gobierno fue conquistada Jerusalén unos seis años después de la muerte del Profeta, no solo promulgó un decreto protegiendo los lugares sagrados de los cristianos, sino que invitó también a 70 familias judías de Tiberíades para que establecieran su residencia en Jerusalén, de donde habían sido expulsadas por los romanos. Los judíos y los musulmanes tienen mucho en común, siendo su mayor doctrina la creencia en Un Único Dios, indivisible y accesible.





Con tantas similitudes, fácilmente nos podemos preguntar: ¿por qué no hay más judíos que se conviertan al Islam? Como ya se mencionó antes, muchos lo hacen. En los primeros días del Islam, de hecho, muchos judíos se convirtieron al Islam, y uno en particular, Abdul-lah Ibn Salam, fue un compañero cercano del Profeta Muhammad. Su historia puede ser leída en detalle en este mismo sitio web[2]. La siguiente es una breve lista de judíos notables que se convirtieron al Islam.





·       Rashid-ad-Din Hamadani – Médico persa del siglo XIII.





·       Yaqub ibn Killis – Visir egipcio del siglo X.





·       Leila Mourad – Cantante y actriz egipcia de las décadas de 1940 y 1950.





·       Lev Nussimbaum – Escritor, periodista y orientalista del siglo XX.





·       Jacob Querido – Sucesor del autoproclamado Mesías judío Sabbatai Zevi, del siglo XVII.





·       Ibn Sahl de Sevilla – poeta andaluz del siglo XIII.





En realidad, sabemos muy poco sobre cuántos judíos se convierten al Islam en la actualidad. Sin embargo, sus números pueden ser mayores de los que imaginamos, considerando que el Islam está creciendo, según Pew,[3] un 2,9% al año. Esto es más rápido que el crecimiento de la población mundial total, que aumenta un 2,3% anual. En este mismo sitio web están disponibles datos estadísticos confiables recopilados de allí[4].





Los datos del Estado de Israel sugieren que la tasa de conversión de los judíos al Islam en Israel se ha duplicado en los últimos años. "Los judíos dicen que deciden convertirse después de profundizar su conocimiento sobre el Islam. Muchos están desilusionados con el judaísmo", dijo un alto miembro del tribunal islámico. Los judíos se están convirtiendo a pesar de que el Ministerio Israelí del Interior y de Asuntos Religiosos se los dificulta. Según un converso: "Me tenían como pelota, enviándome de un lado a otro, e hicieron que me viera un psiquiatra para ‘asegurarse de que no me habían lavado el cerebro’. Hicieron todo lo posible para que yo desistiera de mi conversión y volviera al judaísmo"[5].





Cuando nos fijamos en todas las similitudes, parece ser que es solo un pequeño paso, nunca un gran salto cognitivo, el que un judío se deslice hacia la religión del Islam. Sin embargo, el Islam es un regalo de Dios, y Dios lo da a quien Él quiere.



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