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CUMPLIENDO LA MISIÓN DEL CORÁN





Una parte esencial e importante de vivir según el Corán es transmitir su mensaje a las personas que te rodean.





De hecho, en el momento en que el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) recibió la primera revelación, se dio cuenta de la inmensa tarea de llevarla a su pueblo. Y la segunda revelación vino con el llamado: Ponte de pie y advierte. (Al-Muddaththir 74: 2)





Luego, en varios lugares, se le aclaró al Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) que comunicar el Corán, hacerlo oír, explicarlo, sería su deber principal y su misión en la vida (Al-Ma’idah 5): 67; Al-An’am 6: 19 y 105; Al-A’raf 7: 157; Mariam 19: 97 y Al-Furqan 25: 1).





Ahora nosotros, como sus seguidores, como personas que poseen el Libro de Dios, estamos encargados y encomendados con la misma misión.





Tener el Corán nos obliga a transmitirlo; escuchar el Corán es hacerlo escuchar. Debemos dejarlo claro y conocido a la humanidad y no dejar que permanezca oculto:





[Sabe que] Dios celebró este pacto con la Gente del Libro: «Deberán explicar el Libro claramente a la gente y jamás ocultarlo». Pero traicionaron el pacto y lo vendieron por vil precio. ¡Qué mal actuaron! (Aal ‘Imran 3:187)





Si hay una lámpara en tu corazón y en tu mano, debes esparcir su luz. Si hay fuego dentro de ti, debe irradiar su calor y brillo.





Aquellos que no lo hacen, de hecho están llenando sus vientres con fuego:





Quienes ocultan lo que Dios reveló del Libro y cambian Sus preceptos para obtener una ganancia vil, sepan que el fuego abrasará sus entrañas. Dios no les hablará ni les purificará [de sus pecados] el Día de la Resurrección, donde tendrán un doloroso castigo. (Al-Baqarah 2:174)





Y merecen la maldición de Dios Todopoderoso:





Quienes ocultan a la gente las evidencias y la guía que he revelado luego de haberlas evidenciado en el Libro, serán malditos por Dios y toda la creación. (Al-Baqarah 2: 159)





A menos que desempeñen sus funciones:





Excepto quienes se arrepientan, reparen y aclaren [lo que habían ocultado]. A ellos les aceptaré su arrepentimiento, porque Yo soy el Indulgente, el Misericordioso. (Al-Baqarah 2:160)





¡Mírate a ti mismo! ¡Mira a los musulmanes de hoy!





¿Por qué, a pesar del hecho de que millones de personas leen el Corán día y noche, todavía no hace ninguna diferencia en nuestra situación?





O lo leemos y no lo entendemos; o, si lo entendemos, no lo aceptamos ni actuamos en consecuencia; o, si actuamos en consecuencia, aceptamos parte de él y rechazamos parte de él; o, mientras estamos absortos en su lectura y actuando solo en parte, somos culpables de cometer el peor crimen de ocultarlo y no traer su luz al mundo.





Entre ellos hay iletrados sin conocimiento que no conocen el Libro, que siguen solo sus propios deseos y no hacen sino conjeturar. ¡Ay de aquellos que escriben el Libro con sus manos y luego dicen: «Esto proviene de Dios», para venderlo a vil precio! ¡Ay de ellos por lo que han escrito sus manos! ¡Ay de ellos por lo que obtuvieron! (Al-Baqarah 2: 78-9)





¿Acaso creen en una parte del Libro y descreen de otra? ¿Cuál es la consecuencia de quienes obran así sino la humillación en la vida mundanal y el castigo más severo el Día de la Resurrección? (Al-Baqarah 2:85)





Que no quede la más mínima duda en nuestras mentes que, a menos que nos comprometamos con la responsabilidad más importante de ser testigos del Corán, que recae sobre nosotros porque lo tenemos y lo leemos, nunca pagaremos lo que debemos al Corán.





La ignominia, la deshonra, la humillación, el atraso que se ha convertido en nuestro destino se debe únicamente a la forma en que tratamos el Corán y la misión que nos encomienda. El Profeta (la paz y las bendiciones sean con él) dijo: “Por medio de este Libro, Dios hace que algunos pueblos se levanten y otros decaigan”. (Muslim)





Y Dios dice:





Si se hubiesen atenido a la Tora, el Evangelio y lo [último] que les ha sido revelado por su Señor [el Corán], recibirían las bendiciones que caen del cielo y las que brotan de la tierra. (Al-Ma’idah 5: 66)





 





Fuente: About islam



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