El rabino de la sinagoga de Makhachkala abrazó el Islam. Cada persona tiene una manera diferente de llegar a la verdad. Para Moisha Krivitsky fue a través de la facultad de leyes, una sinagoga y la prisión. El casi abogado se convierte en rabino, luego al Islam y se encuentra a si mismo en la prisión.
Hoy Musa[1] (este es el nombre que adoptó cuando se convirtió en musulmán) vive en una pequeña mezquita en Al-Burikent, un área de montañas de Makhachkala, y trabaja como vigilante de la mezquita Central Juma.
Periodista: Musa, antes de que comencemos a conversar, preguntaste sobre qué íbamos a hablar. Te dije: Sobre ti.
Musa: ¿Qué puede ser interesante de mí? Si te preguntas. Yo vivo en la mezquita.
Periodista: ¿Como has llegado a vivir en la mezquita?
Musa: Bien, llegue aquí… y me quedé.
Periodista: ¿Te fue fácil llegar?
Musa: Fue muy difícil. Fue difícil en ese momento, y no es más fácil ahora. Cuando profundizas en el significado interior del Islam, comprendes que esta religión es muy simple, pero el camino que te lleva a ella es extremadamente difícil. A menudo, la gente no comprende como una persona puede convertirse al Islam desde el otro lado.
Pero no hay otros lados aquí. El Islam es todo lo que hay, lo que imaginamos y lo que no imaginamos.
Periodista: Musa, de hecho, conocemos este hecho como una sensación: un Rabino se convirtió en musulmán.
Musa: Bien, no ha habido ninguna sensación por mucho tiempo, hace mas de un año que sucedió. Fue algo extraño al principio para mí también. Pero no fue una decisión improvisada. Cuando llegué al Islam, había leído muchos libros acerca del Islam, había estado interesado.
Periodista: ¿Terminaste la escuela secundaria antes de entrar a la sinagoga?
Musa: Si, terminé en una escuela religiosa. Después de graduarme, fui a Makhachkala, y me convertí en el Rabino local.
Periodista: ¿Y de dónde eres?
Musa: Oh, de lejos. Pero ya me he convertido en un verdadero Daguestaní, tengo muchos amigos aquí, musulmanes y no musulmanes.
Periodista: Volvamos a su trabajo en la sinagoga.
Musa: Fue una situación algo paradójica: había una mezquita cerca de mi sinagoga, la mezquita del pueblo. Algunas veces venían feligreses a hablar conmigo. A veces iba yo mismo a la mezquita, a ver como se desarrollaban los servicios. Estaba muy interesado. Por lo tanto, vivíamos como buenos vecinos. Y una vez, durante Ramadán, una mujer vino a mi, como comprendo ahora, pertenecía a personas históricamente reconocidas como musulmanes, y me pidió que hiciera un comentario sobre la traducción rusa del Corán realizada por Krachkovsky.
Periodista: ¿Le llevó el Corán a usted, un rabino?
Musa: Si, y me pidió que le diera la Tora para leer a cambio. Por lo tanto, intenté leer el Corán, unas diez veces.
Era muy difícil, pero de a poco comencé a comprender, y obtuve una noción básica del Islam. (Aquí, Musa miró al amigo de mi hijo, Ahmed de seis años, que se había quedado dormido en el patio de la mezquita. “¿No deberíamos llevarlo adentro de la mezquita?” me preguntó Musa.) Y esa mujer devolvió la Tora.
Fue muy difícil para ella leerlo y comprenderlo, porque la literatura religiosa requiere extrema concentración y atención.
Periodista: Musa, y cuando leías la traducción, seguro comenzaste a compararlo con la Tora ¿verdad?
Musa: Encontré respuestas a muchas preguntas en el Corán. No a todas, por supuesto, porque no era el original árabe, sino la traducción.
Pero comencé a comprender las cosas
Periodista: ¿Eso significa que no encontrabas respuestas en el judaísmo?
Musa: No lo se, la voluntad de Allah está en todos lados.
Aparentemente, aquellos judíos que se convirtieron en musulmanes en los tiempos del Profeta, no pudieron encontrar respuestas en el judaísmo, pero si en el Islam.
Tal vez, se sentían atraídos por la personalidad del Profeta, su comportamiento, su manera de comunicarse con la gente. Es un tema muy importante.
Periodista: ¿Y cuales eran exactamente las preguntas a las que no encontraba respuesta en el judaísmo?
Musa: Antes de ponerme en contacto con el Islam, había preguntas que nunca había intentado encontrar sus respuestas. Probablemente, jugó un papel importante el libro escrito por Ahmad Deedat, un erudito sudafricano, comparando el Corán con la Biblia.
Hay una frase clave, conocida para aquellos que conocen los asuntos de la religión: Sigue al profeta que vendrá. Y cuando estudié el Islam, comprendí que el Profeta Muhammad es el profeta a seguir. La Biblia y la Tora nos dicen que lo hagamos.
No he inventado nada aquí.
Periodista: ¿y que dice la Tora acerca del Profeta?
Musa: No podemos encontrar este nombre en la Tora. Pero podemos descifrarlo utilizando una clave. Por ejemplo, podemos comprender a que dios adoró esa persona en particular. La formula que describe al último profeta (que la paz y las bendiciones de Dios lo acompañen) es que adoraba Un Dios, el Único creador del universo. El profeta Muhammad encaja con esta descripción exactamente.
Cuando leí esto, me resultó muy interesante. No sabía nada acerca del Islam antes de eso. Entonces decidí mirar más profundamente en el asunto y ver si había algún milagro o signo conectado con el nombre del Profeta.
La Biblia nos dice que el Señor envía milagros a los profetas para confirmar su misión especial a los ojos de las personas.
Le pregunte a eruditos acerca de esto, y dijeron: esta es una colección de verdaderas tradiciones del Profeta que describen sus milagros. Entonces leí que el Profeta siempre dijo que existieron profetas y mensajeros antes que él.
Podemos encontrar sus nombres en la Tora y en la Biblia. Cuando comencé a interesarme, algo me pareció extraño. Y luego...
Bien, mis propias acciones me llevaron a lo que me sucedió. Algunas veces pienso: ¿Por qué leí esto? Tal vez, debería decir la tawbah (una plegaria de arrepentimiento) ahora mismo por tener pensamientos como este.a