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« La parábola del paraíso prometido a los que son conscientes de Dios, en el que hay arroyos de agua que el tiempo no corrompe, arroyos de leche cuyo sabor nunca se altera, arroyos de vino que es delicia de quienes lo beben, arroyos de miel limpia de toda impureza, el goce de todos los frutos y del perdón de su Sustentador: ¿puede compararse con la recompensa de aquellos que morarán en el fuego y a quienes se dará de beber un agua de ardiente desesperación, que les corroerá las entrañas? » (Corán 47:15)





Las vestimentas de la gente del infierno, serán de alquitrán ardiendo.





“…vestidos con ropajes de alquitrán, y el fuego cubriendo sus rostros.” (Corán 14:50)





Sus sandalias, sus lechos, y todas sus cosas serán de fuego y el castigo abarcará todo su cuerpo.





« …luego derramad sobre su cabeza la angustia de la ardiente desesperación! ¡Saboréala tú, que te considerabas tan poderoso, tan noble! » (Corán 44:48)





« …el Día en que el castigo les envuelva por arriba y por abajo, y diga Él: ¡Gustad ahora el fruto de vuestras acciones! » (Corán 29:55)





El grado de castigo al que serán expuestos los malvados, variará de acuerdo al grado de su incredulidad y a sus pecados.





“¿Y qué puede hacerte concebir lo que será ese tormento demoledor?





Un fuego encendido por Dios, que se elevará sobre los corazones: ¡realmente, se cerrará en torno a ellos en inmensas columnas!” (Corán 104:5-8)





Cada vez que su piel sea consumida por el fuego, les brotará una nueva, para que continúe su tormento.





« …y, ciertamente, a los que se empeñan en negar la verdad de Nuestros mensajes les haremos sufrir el fuego: cada vez que se les consuma la piel, se la cambiaremos por una piel nueva, para que puedan gustar el castigo. Ciertamente, Dios es Poderoso, Sabio. » (Corán 4:56)





Para peor, su sufrimiento irá constantemente en aumento.





« Y entonces diremos: ‘¡Saboread, pues, el fruto de vuestras malas acciones, ya que no os daremos sino más y más castigo!’ » (Corán 78:30)





El efecto psicológico de este castigo será tan terrible, que el mismo extraviado, pedirá más.





“…exclamarán: ‘¡Oh, Sustentador nuestro! ¡A quien nos haya preparado esto, dóblale el castigo en el fuego!’” (Corán 38:61)





En diferentes ocasiones, los perversos buscarán la ayuda de Iblís, el Gran Satán.





« Y cuando todo esté decidido, Satán dirá: ‘¡Ciertamente, Dios os prometió algo que tenía que cumplirse! Y yo, también, os hice promesas, pero os estaba engañando. Sin embargo, no tenía yo en absoluto poder sobre vosotros: pero os llamé y vosotros me respondisteis. Así pues, no me culpéis a mí, sino culpaos a vosotros mismos. No soy yo quien deba responder a vuestra llamada, ni vosotros a la mía: pues, ciertamente, me he negado a aceptar que hubiera algo de verdad en vuestra creencia previa de que era yo copartícipe de la divinidad de Dios.’  En verdad, a todos los malhechores les aguarda un doloroso castigo. » (Corán 14:22)





Rechazados por Satán, les pedirán a los ángeles que aminoren su castigo aunque sea por un día.





« Y los que están en el fuego dirán a los guardianes del infierno: ‘¡Rogad a vuestro Sustentador para que nos alivie, por un día, este castigo nuestro!’ » (Corán 40:49)





Luego de dejarlos esperando una respuesta por el tiempo que Dios quiera, los ángeles se excusarán:





“…preguntarán: ‘¿No vinieron a vosotros los enviados con las pruebas claras sobre  verdad?’ Responderán: ‘¡Sí, en verdad!’ Y los guardianes dirán: ‘¡Entonces, rogad vosotros!’ pues la oración de los que niegan la verdad no conduce sino al engaño.” (Corán 40:50)





En ese momento, los descarriados ya perderán la esperanza de la reducción de su castigo, entonces se dirigirán al jefe de los guardianes del infierno, el ángel Malik, pidiéndole durante cuarenta años:





“Y gritarán: ‘¡Oh, tú, gobernador del infierno! ¡Que tu Sustentador acabe con nosotros!’  Responderá: ‘Ciertamente, habréis de permanecer en ese estado...’” (Corán 43:77)





El eco de estas palabras se oirá por cien años.





“Ciertamente, habréis de permanecer en ese estado...” (Corán 43:77)





Tal vez ellos volverán a rogar a su Señor, en quien no creyeron en la tierra, por una última oportunidad:





“Exclamarán: ‘¡Oh, Sustentador nuestro! ¡La mala suerte se cebó en nosotros, y por eso nos extraviamos! ¡Oh, Sustentador nuestro! ¡Sácanos de este castigo y luego, si reincidimos, qué seamos verdaderamente tenidos por malhechores!’” (Corán 26:106-107)





Dios los rechazará:





“Él dirá: ¡Retiraos a esa ignominia! ¡Y no os dirijáis más a Mí!” (Corán 23:108)





El dolor frente a esta respuesta será el peor, ya que se hará evidente la eternidad en el infierno y la privación eterna del paraíso.





« Ciertamente, a quienes se empeñan en negar la verdad y en hacer el mal, Dios no les perdonará ni les guiará a ningún camino excepto al camino del infierno, en donde permanecerán más allá del cómputo del tiempo: y esto en verdad es fácil para Dios. » (Corán 4:168-169)





El mayor tormento y angustia del incrédulo será espiritual, ya que se le negará ver a su Señor.





« ¡Que va, realmente ese Día serán apartados de su Sustentador;  y luego, ciertamente, entrarán en el fuego abrasador y se les dirá: “¡Esto es lo que solíais tachar de mentira! » (Corán 83:15)





La desesperación los cubrirá totalmente cuando ya convencidos de la eternidad de su castigo, se les haga evidente que tampoco podrán morir ya.





« ¡Qué bien oirán y verán el Día que vengan a Nosotros! Pero hoy esos malhechores están claramente hundidos en el error: así pues, adviérteles del Día de la lamentación, cuando todo habrá sido decidido pues ahora viven despreocupados, y no creen. » (Corán 19:39)





 





Muhámmad, el Profeta del Islam, que falleció en 632 dijo:





« Este mundo es una prisión para el creyente, pero es un paraíso para el incrédulo. En cambio el más allá será una prisión para el incrédulo y un paraíso para el creyente. »





Cierta vez, en las épocas tempranas del Islam, un cristiano pobre se acercó a uno de los grandes sabios del Islam, que montaba un fino corcel y vestía costosas ropas, y le relató este hadiz, a lo que el cristiano replicó:





Ahora bien, frente a ti está un no musulmán, pobre y despojado en este mundo, mientras que tú, que eres musulmán, eres rico y próspero. A lo que el sabio respondió: Es cierto, pero si fueras conciente de lo que te espera (el castigo eterno) te darías cuenta de que estás en el paraíso, en comparación. Y si supieras lo que me espera a mí (el deleite eterno) te darías cuenta de que este mundo es para mí una prisión.





La creación del infierno y el paraíso es una muestra de la sabiduría y la justicia de Dios, ya que el conocimiento de los horrores infernales disuaden de cometer malas obras y la visión del paraíso, insta a hacer buenas obras y seguir la senda de la rectitud. Aquellos que reniegan de su Señor, hacen el mal y no se arrepienten, serán confinados al infierno, un lugar de verdadero dolor y sufrimiento, en cambio, quienes siguen la senda del bien, serán retribuidos con el paraíso, pleno de deleites y belleza.





A menudo la gente habla de lo bueno de sus propias acciones, y de la rectitud de sus actos, diciendo que no necesitan seguir ninguna guía.





Pero cuando Dios habla al hombre en el Corán, le recalca la inconstancia de su alma. Los placeres del paraíso son reales y tangibles. El hombre deberá apreciar aún más los placeres del paraíso, precisamente porque no es posible ser plenamente feliz en esta realidad presente.





« Engalanado aparece a los hombres el amor por lo apetecible: las mujeres, los hijos, arcas colmadas de oro y plata, caballos de raza, ganados y tierras. En eso consiste el disfrute de esta vida, pero la más hermosa de las metas está junto a Dios.” (Corán 3:14)





De manera similar, el hombre puede imaginar lo terrible del castigo infernal por el dolor que existe en este mundo. Por esto, el viaje al más allá es vívidamente descrito por Dios y su Profeta Muhámmad, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, de manera tal que el hombre conozca su propósito en esta vida: Servir a su Creador con profunda devoción, reverencia y gratitud, ante todo:





« Y sin embargo, no se les ordenó sino que adoraran a Dios, sinceros en su fe en Él Solo, apartándose de todo lo falso; y que fueran constantes en la oración, y gastaran en limosnas: pues ésta es una ley moral de probada solidez y claridad. » (Corán 98:5)





Y sin embargo, muchas personas son negligentes con su Señor, en todas las épocas, y de ellos Dios no se olvida:





“Todo ser humano probará la muerte: pero no recibiréis vuestra recompensa íntegra sino hasta el Día de la Resurrección, entonces, quien sea apartado del fuego y conducido al paraíso, ciertamente habrá logrado un triunfo: pues la vida de este mundo no es sino un disfrute engañoso.” (Corán 3:185)



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