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Capítulo IV


El Evangelio de Jesucristo (¡Que la paz sea con él!)


El Evangelio de los musulmanes:


Los musulmanes creen que Allah Todopoderoso envió un Evangelio con Su profeta, Jesucristo, para guiar a los hijos de Israel después de que se desviaron del camino recto y se apartaron de las enseñanzas de Moisés y los profetas que fueron enviados después de él (¡Que la paz sea con ellos!).


Allah Todopoderoso dice en el Noble Sagrado en el versículo 46 de Sura Al-Maidah (La mesa servida): “Hice que Jesús hijo de María siguiera [el ejemplo de los Profetas anteriores], en confirmación de la verdad que aún quedaba en la Torá. A él le he revelado el Evangelio en el que había guía y luz, como confirmación de lo que aún quedaba de la Torá, y como guía y exhortación para los que tienen temor de Dios y piedad.”


Allah Todopoderoso dice en el Noble Corán en el versículo 29 de Sura Al-fath (La victoria): “Así fueron descritos en la Torá; mientras que en el Evangelio se los compara con una semilla que germina, brota, se fortalece, cobra grosor y se afirma en su tallo, causando alegría a los sembradores. Para que se indignen los que se niegan a creer. A los que crean y obren rectamente, Dios les ha prometido el perdón y una recompensa grandiosa.”


Los musulmanes creen que cada musulmán debe creer en el Evangelio que recibió el profeta Jesucristo (¡Que la paz sea con él!) y este es el punto de desacuerdo entre los musulmanes y los cristianos


en cuanto a los Evangelios, ya que, cuando los cristianos llaman a los musulmanes a creer en los cuatro Evangelios, los musulmanes les responden: ¿Cómo quieren que creamos en un Evangelio escrito por una persona desconocida si ustedes no creen en el Evangelio que Allah Todopoderoso le reveló a Jesús (¡Que la paz sea con él!)!


¿Dónde está el Evangelio de Jesucristo ahora?


No hay ninguna evidencia definitiva de cómo desapareció de la tierra el Evangelio que Allah Todopoderoso le reveló a Su profeta, Jesús (¡Que la paz sea con él!). Tampoco se sabe si fue un Evangelio escrito en los papeles y se perdió de las manos de los cristianos o los judíos lo han quemado, o si fue un Evangelio oral que el Profeta (¡Que la paz sea con él!) predicó a la gente, y después de que Allah Todopoderoso lo salvó de las manos de los judíos y lo elevó sin que sea crucificado o asesinado el Evangelio ha desaparecido junto con él.


La buena noticia es que muchas de las enseñanzas de Cristo (¡Que la paz sea con él!) están ahora en nuestras manos y podemos leerlas. Allah Todopoderoso aclaró en el Noble Corán la verdad sobre Jesús, sobre su mensaje, sobre lo que predicó a la gente, sobre sus milagros y sobre su madre, la Virgen María.


Allah Todopoderoso dice en el Noble Corán en el versículo 75 de Sura Al-Maidah (La mesa servida): “El Mesías hijo de María es solo un Mensajero, como los otros Mensajeros que le precedieron. Su madre fue una creyente devota. Ambos necesitaban alimentos [como el resto de los seres humanos]. Observa cómo les aclaré las evidencias, y cómo [a pesar de eso] rechazan la verdad.”


Allah Todopoderoso dice en el Noble Corán en los versículos 116-118 de Sura Al-Maidah (La mesa servida): “116 El Día del Juicio Final] Allah dirá: “¡Oh, Jesús hijo de María! ¿Acaso tú dijiste a la gente: “Adórenme a mí y a mi madre como divinidades junto con


Allah?” Dirá [Jesús]: “¡Glorificado seas! No me corresponde decir algo a lo que no tengo derecho. Si lo hubiera dicho Tú lo sabrías. Tú conoces lo que encierra mi alma, mientras que yo ignoro lo que encierra la Tuya. Tú eres Quien conoce lo oculto. 117. No les transmití sino lo que Tú me has ordenado: “Adoren solo a Allah, mi Señor y el suyo”. Fui testigo de sus acciones mientras estuve con ellos; pero después de que me elevaste, fuiste Tú Quien los vigiló. Tú eres testigo de todas las cosas. 118. Si los castigas, lo haces con derecho, pues son Tus siervos33; pero si los perdonas, Tú eres el Poderoso, el Sabio”.”


Los cuatro Evangelios reconocen la existencia del Evangelio de Cristo:


Los cuatro Evangelios mencionan de manera clara el Evangelio de Cristo e incluso muchos sacerdotes reconocen su existencia, ¡pero no saben ni cómo, ni dónde perdió! Por otro lado, muchos sacerdotes intentan negar su existencia y dicen que “No hubo ningún Evangelio de Cristo, sino que la palabra Evangelio es una palabra griega que significa buena noticia”!!!


Sin embargo, el grupo que niega la existencia del Evangelio de Jesucristo se equivoca en cuanto a las reglas del idioma griego! ¡La palabra “Evangelio” significa “buena noticia” en traducción literal, pero fue usado siempre para referirse al Evangelio y nunca en el sentido de “buenas noticias”!


33 Todos los seres humanos somos siervos de Allah Todopoderoso. Los creyentes someten espontáneamente su voluntad a la voluntad de Allah Todopoderoso, y eso los hace Sus siervos por elección; y los que no creen en Dios o Le asocian ídolos a los que adoran, igualmente están sometidos a la predestinación y el juicio de Allah Todopoderoso y, por lo tanto, son Sus siervos, aunque no lo acepten.


Por ejemplo, si un padre griego le pide a su hijo que le traiga el Evangelio, ¡él le traerá el Evangelio y nunca entenderá que su padre le dijo que le trajera buenas noticias! Incluso si una persona griega quiere decir que trae buenas noticias, nunca usará la palabra “Evangelio”, porque se entenderá que ha traído el Evangelio con él, sino que usará otras dos palabras, que són “Καλά Νέα” (kalania) (“kala” significa bueno o agradable y “nia” significa noticia y es un derivado de la palabra inglesa “News”).


Ahora veamos cómo mencionan los cuatro Evangelios la existencia del Evangelio de Cristo y veamos si la palabra Evangelio que aparece aquí hace referencia al Evangelio que le fue revelado a Cristo o a las buenas noticias:


1. La epístola de Pablo a los gálatas, capítulo 1, versículos 6-9: “6 Me asombra que tan pronto estén dejando ustedes a quien los llamó por la gracia de Cristo, para pasarse a otro evangelio. 7 No es que haya otro evangelio, sino que ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el evangelio de Cristo. 8 Pero, aun si alguno de nosotros o un ángel del cielo les predicara un evangelio distinto del que les hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición! 9 Como ya lo hemos dicho, ahora lo repito: si alguien les anda predicando un evangelio distinto del que recibieron, ¡que caiga bajo maldición!”


Cuando Pablo dice “Me asombra que tan pronto estén dejando ustedes a quien los llamó por la gracia de Cristo, para pasarse a otro evangelio.”, ¿quiere decir que dejaron las buenas noticias sobre Cristo por otras buenas noticias o que dejaron el Evangelio de Cristo por otro Evangelio? Cuando dice que “que ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el Evangelio de Cristo”, ¿la palabra “Evangelio” aquí significa buena noticia?


2. El Evangelio de Marcos, capítulo 13, versículo 10: “Pero primero tendrá que predicarse el Evangelio a todas las naciones.”


Como podemos ver aquí, Jesús (¡Que la paz sea con él!) ordenó a sus discípulos que predicaran el Evangelio en las doce tribus de Israel.


Las naciones aquí hacen referencia a las doce tribus de los israelitas, no a todas las naciones del mundo, pero en algunas traducciones aparecen las palabras “a todas las naciones” para engañar al lector y hacerlo pensar que el mensaje de Cristo es un mensaje universal y que no fue enviado solo a los hijos de Israel (como aparece indicado en el Evangelio de Mateo, capítulo 15, versículo 24), ¡sino que Cristo ordenó a sus discípulos que difundieran el Evangelio por todo el mundo!


Por otro lado, Cristo tampoco les ordenó que predicaran el Evangelio de Mateo, Marcos, Lucas o Juan, sino que les ordenó predicar el mensaje del Evangelio original, que Dios le había revelado para que lo predicara entre las tribus de los judíos.


3. La epístola de Pablo a los gálatas, capítulo 1, versículos 11-12: “11 Quiero que sepan, hermanos, que el Evangelio que yo predico no es invención humana. 12 No lo recibí ni lo aprendí de ningún ser humano, sino que me llegó por revelación de Jesucristo.”


4. La epístola de Pablo a los efesios, capítulo 1, versículo 13: “En él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de la verdad, el Evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido.”


5. 2 Timoteo, capítulo 1, versículo 10: “Ahora lo ha revelado con la venida de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien destruyó la muerte y sacó a la luz la vida incorruptible mediante el Evangelio.”


¿Cómo destruyó Cristo la muerte y sacó a la luz la vida incorruptible, con buenas noticias o con el Evangelio?


6. La epístola de Pablo a los filipenses, capítulo 1, versículos 15-16: “15 Es cierto que algunos predican a Cristo por envidia y rivalidad, pero otros lo hacen con buenas intenciones. 16 Estos últimos lo hacen por amor, pues saben que he sido puesto para la defensa del Evangelio.”


7. La epístola de Pablo a los romanos, capítulo 10, versículos 15-17: “15 ¿Y quién predicará sin ser enviado? Así está escrito: «¡Qué hermoso es recibir al mensajero que trae buenas nuevas!» 16 Sin embargo, no todos los israelitas aceptaron el Evangelio. Isaías dice: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?» 17 Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Dios.”


8. La epístola de Pablo a los filipenses, capítulo 4, versículo 3: “Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en la obra del Evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.”


¿Dónde está el libro de la vida mencionado aquí? ¿Dónde desapareció y dónde estaba?


9. El Evangelio de Marcos, capítulo 14, versículo 9: “Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique el Evangelio, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo.”


10. El Evangelio de Mateo, capítulo 26, versículo 13: “Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique este Evangelio, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo.”


11. El Evangelio de Marcos, capítulo 1, versículos 14-15: “14 Después de que encarcelaron a Juan, Jesús se fue a Galilea a anunciar las buenas nuevas de Dios. 15 «Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean en el Evangelio!»”


12. El Evangelio de Marcos, capítulo 8, versículo 35: “Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el Evangelio la salvará.”


13. El Evangelio de Marcos, capítulo 10, versículos 29-30: “29 —Les aseguro —respondió Jesús— que todo el que por mi causa y la del Evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o terrenos 30 recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en la edad venidera, la vida eterna.”


14. El Evangelio de Lucas, capítulo 5, versículo 1: “Un día estaba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y la gente lo apretujaba para escuchar el mensaje de Dios.”


15. El Evangelio de Marcos, capítulo 2, versículo 2: “Se aglomeraron tantos que ya no quedaba sitio ni siquiera frente a la puerta mientras él les predicaba la palabra.” En la traducción jesuita del mismo versículo encontramos: “les predicaba la palabra de Dios”.


16. El Evangelio de Juan, capítulo 12, versículos 49-50: “49 Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió me ordenó qué decir y cómo decirlo. 50 Y sé muy bien que su mandato es vida eterna. Así que todo lo que digo es lo que el Padre me ha ordenado decir.”


17. El Evangelio de Juan, capítulo 3, versículos 31-34, que cita las palabras de Juan el Bautista sobre Cristo: “31 El que viene de arriba está por encima de todos; el que es de la tierra, es terrenal y de lo terrenal habla. El que viene del cielo está por encima de todos 32


y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. 33 El que lo recibe certifica que Dios es veraz. 34 El enviado de Dios comunica el mensaje divino, pues Dios mismo le da su Espíritu sin restricción.”


18. El Evangelio de Juan, capítulo 17, versículos 6-14: “6 A los que me diste del mundo les he revelado quién eres. Eran tuyos; tú me los diste y ellos han obedecido tu palabra. 7 Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, 8 porque les he entregado las palabras que me diste, y ellos las aceptaron; saben con certeza que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. (...) 14 Yo les he entregado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.”


19. El Evangelio de Lucas, capítulo 8, versículo 21: “Pero él les contestó: —Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica.”


20. El Evangelio de Juan, capítulo 2, versículo 22: “Así, pues, cuando se levantó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron de lo que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las palabras de Jesús.”


21. El Evangelio de Juan, capítulo 14, versículo 24: “El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías, sino del Padre, que me envió.”


22. El libro de los Hechos, capítulo 15, versículos 6-7: “6 Los apóstoles y los ancianos se reunieron para examinar este asunto. 7 Después de una larga discusión, Pedro tomó la palabra: —Hermanos, ustedes saben que desde un principio Dios me escogió de entre ustedes para que por mi boca los gentiles oyeran el mensaje del Evangelio y creyeran.”


23. La epístola de Pablo a los colosenses, capítulo 1, versículo 5: “A causa de la esperanza reservada para ustedes en el cielo. De esta esperanza ya han sabido por la palabra de verdad, que es el Evangelio.”


24. La epístola de Pablo a los colosenses, capítulo 1, versículo 23: “Con tal de que se mantengan firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el Evangelio. Este es el Evangelio que ustedes oyeron y que ha sido proclamado en toda la creación debajo del cielo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.”


25. 1 Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 8: “Así nosotros, por el cariño que les tenemos, nos deleitamos en compartir con ustedes no solo el Evangelio de Dios, sino también nuestra vida. ¡Tanto llegamos a quererlos!”


26. 1 Tesalonicenses, capítulo 3, versículo 2: “Así que les enviamos a Timoteo, hermano nuestro y colaborador de Dios en el Evangelio de Cristo, con el fin de afianzarlos y animarlos en la fe.”


27. La epístola de Pablo a los efesios, capítulo 6, versículo 15: “Y calzados con la disposición de proclamar el Evangelio de la paz.”


28. 2 Tesalonicenses, capítulo 1, versículos 7-9: “7 Y a ustedes que sufren, les dará descanso, lo mismo que a nosotros. Esto sucederá cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas de fuego, con sus poderosos ángeles, 8 para castigar a los que no reconocen a Dios ni obedecen el Evangelio de nuestro Señor Jesús. 9 Ellos sufrirán el castigo de la destrucción eterna, lejos de la presencia del Señor y de la majestad de su poder.”


Aquí, ¿no obedecen las buenas noticias de Cristo o no obedecen el Evangelio de Cristo? ¿Se tienen que obedecer o predicar las buenas noticias?


29. 1 Timoteo, capítulo 1, versículo 11: “Enseñada por el glorioso Evangelio que el Dios bendito me ha confiado.”


30. 1 Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 4: “Al contrario, hablamos como hombres a quienes Dios aprobó y les confió el Evangelio: no tratamos de agradar a la gente, sino a Dios, que examina nuestro corazón.”


31. 2 Timoteo, capítulo 1, versículo 8: “Así que no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que por su causa soy prisionero. Al contrario, tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por el Evangelio.”


32. 1 Corintios, capítulo 9, versículos 12-23: “Si otros tienen derecho a este sustento de parte de ustedes, ¿no lo tendremos aún más nosotros? Sin embargo, no ejercimos este derecho, sino que lo soportamos todo con tal de no crear obstáculo al Evangelio de Cristo. (...) 14 Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el Evangelio vivan de este ministerio. (...) 18 ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Pues que al predicar el Evangelio pueda presentarlo gratuitamente, sin hacer valer mi derecho. (...) 23 Todo esto lo hago por causa del Evangelio, para participar de sus frutos.”


33. La epístola de Pablo a los gálatas, capítulo 2, versículo 2: “Fui en obediencia a una revelación, y me reuní en privado con los que eran reconocidos como dirigentes, y les expliqué el Evangelio que predico entre los gentiles, para que todo mi esfuerzo no fuera en vano.”


¿Les mostró Pablo el Evangelio que predicó únicamente entre las naciones o simplemente les ofreció las buenas noticias?


34. La epístola de Pablo a los gálatas, capítulo 2, versículo 5: “Ni por un momento accedimos a someternos a ellos, pues queríamos que se preservara entre ustedes la integridad del Evangelio.”


35. La epístola de Pablo a los gálatas, capítulo 2, versículo 14: “Cuando vi que no actuaban rectamente, como corresponde a la integridad del Evangelio, le dije a Pedro delante de todos: «Si tú, que eres judío, vives como si no lo fueras, ¿por qué obligas a los gentiles a practicar el judaísmo?»”


36. La epístola de Pablo a los efesios, capítulo 6, versículo 19: “Oren también por mí para que, cuando hable, Dios me dé las palabras para dar a conocer con valor el misterio del Evangelio.”


37. La epístola de Pablo a los filipenses, capítulo 1, versículo 7: “Es justo que yo piense así de todos ustedes porque los llevo en el corazón; pues, ya sea que me encuentre preso o defendiendo y confirmando el Evangelio, todos ustedes participan conmigo de la gracia que Dios me ha dado.”


38. La epístola de Pablo a los filipenses, capítulo 1, versículo 12: “Hermanos, quiero que sepan que, en realidad, lo que me ha pasado ha contribuido al avance del Evangelio.”


39. La epístola de Pablo a los filipenses, capítulo 1, versículo 27: “Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del Evangelio de Cristo. De este modo, ya sea que vaya a verlos o que, estando ausente, sólo tenga noticias de ustedes, sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del Evangelio.”


40. La epístola de Pablo a los filipenses, capítulo 2, versículo 22: “Pero ustedes conocen bien la entereza de carácter de Timoteo, que ha servido conmigo en la obra del Evangelio, como un hijo junto a su padre.”


41. La epístola de Pablo a los romanos, capítulo 1, versículo 1: “Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para anunciar el Evangelio de Dios.”


42. La epístola de Pablo a los romanos, capítulo 1, versículo 9: “Dios, a quien sirvo de corazón predicando el Evangelio de su Hijo, me es testigo de que los recuerdo a ustedes sin cesar.”


43. La epístola de Pablo a los romanos, capítulo 15, versículo 29: “Sé que, cuando los visite, iré con la abundante bendición del Evangelio de Cristo.”


44. 2 Corintios, capítulo 2, versículo 12: “Ahora bien, cuando llegué a Troas para predicar el Evangelio de Cristo, descubrí que el Señor me había abierto las puertas.”


45. 2 Corintios, capítulo 10, versículo 14: “Si no hubiéramos estado antes entre ustedes, se podría alegar que estamos rebasando estos límites, cuando lo cierto es que fuimos los primeros en llevarles el Evangelio de Cristo.”


Y ahora, querido lector, después de todos estos versículo que atestiguan la existencia del Evangelio de Cristo, ¿qué piensas? ¿Tenía Jesús un Evangelio o estaba predicando el Evangelio de Mateo, Marcos, Lucas o Juan, que aún no estaban escritos? ¿Quieres creer en el Evangelio de Cristo y seguirlo, o prefieres creer en los otros Evangelios de origen desconocido? Si lo que quieres es seguir el Evangelio de Cristo (¡Que la paz sea con él!), entonces debes creer en el Noble Corán para conocer la verdad sobre Cristo y su mensaje, lo que dijo a la gente y cuáles fueron sus milagros. Puedes comenzar por leer Sura Al-Imran, luego Sura Maryam y luego Sura Al-Maidah, y quizás Allah Todopoderoso abre el camino de Su guía y llegas a leer todo el Corán, el libro de Allah Todopoderoso, que vino después de la Torá y el Evangelio.


Capitulo XV


¿Quién escribió el Antiguo Testamento?


Los cinco libros atribuidos a Moisés (¡Que la paz de sea con él!):


La Iglesia afirma que los primeros cinco libros del Antiguo Testamento (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio) fueron escritos por el profeta Moisés (¡Que la paz sea con él!). Sin embargo, esta afirmación también es falsa. La prueba de esto se encuentra en los versículos de cinco libros, como por ejemplo:


Deuteronomio, capítulo 34, versículos 5-10:


“5 Allí en Moab murió Moisés, siervo del Señor, tal como el Señor se lo había dicho. 6 Y fue sepultado en Moab, en el valle que está frente a Bet Peor, pero hasta la fecha nadie sabe dónde está su sepultura. 7 Moisés tenía ciento veinte años de edad cuando murió. Con todo, no se había debilitado su vista ni había perdido su vigor. 8 Durante treinta días los israelitas lloraron a Moisés en las llanuras de Moab, guardando así el tiempo de luto acostumbrado. (...) 10 Desde entonces no volvió a surgir en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor tenía trato directo.”


¿Cómo pudo ser Moisés (¡Que la paz sea con él!) el autor del Deuteronomio si este habla de su y el lugar de su entierro de una manera que sugiere que hay un gran lapso de tiempo entre la muerte de Moisés y el momento de escritura del Libro de Deuteronomio? Las frases “murió Moisés”, “Y fue sepultado”, “nadie sabe dónde está su sepultura”, “Moisés tenía ciento veinte años de edad cuando murió” y “Desde entonces no volvió a surgir en Israel otro profeta como


Moisés” demuestran que el escritor habla sobre unos eventos que ocurrieron hace mucho tiempo!


Deuteronomio, capítulo 1, versículos 1-5:


“Estas son las palabras que Moisés dirigió a todo Israel en el desierto al este del Jordán (...) El día primero del mes undécimo del año cuarenta, Moisés les declaró a los israelitas todo lo que el Señor les había ordenado por medio de él. (...) Moisés comenzó a explicar esta ley cuando todavía estaban los israelitas en el país de Moab, al este del Jordán.”


Capítulo de viaje capítulo 12, versículos 1-10:


“1 Moisés había tomado por esposa a una egipcia, así que Miriam y Aarón empezaron a murmurar contra él por causa de ella. 2 Decían: «¿Acaso no ha hablado el Señor con otro que no sea Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros?» Y el Señor oyó sus murmuraciones. 3 A propósito, Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro sobre la tierra. 4 De pronto el Señor les dijo a Moisés, Aarón y Miriam: «Salgan los tres de la Tienda de reunión». Y los tres salieron. 5 Entonces el Señor descendió en una columna de nube y se detuvo a la entrada de la Tienda. Llamó a Aarón y a Miriam y, cuando ambos se acercaron, 6 el Señor les dijo: «Escuchen lo que voy a decirles: »Cuando un profeta del Señor se levanta entre ustedes, yo le hablo en visiones y me revelo a él en sueños. 7 Pero esto no ocurre así con mi siervo Moisés, porque en toda mi casa él es mi hombre de confianza. 8 Con él hablo cara a cara, claramente y sin enigmas. Él contempla la imagen del Señor. ¿Cómo se atreven a murmurar contra mi siervo Moisés?» 9 Entonces la ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó. 10 Tan pronto como la nube se apartó de la Tienda, a Miriam se le puso la piel blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella, vio que tenía una enfermedad infecciosa.”


Como podemos ver, el autor habla sobre Moisés (¡Que la paz sea con él!) en tercera persona y por lo tanto, ¡el autor no puede ser Moisés! Entonces, ¿cómo le atribuyó la Iglesia esos cinco libros a Moisés sin ninguna evidencia, y cómo pueden afirmar que unos libros anónimos, cuyos autores son unos desconocidos, son de origen divino y partes de un libro sagrado?


Los libros del Antiguo Testamento:


Lo mismo ocurre con todos los libros del Antiguo Testamento, sin excepción, todos los cuales son libros anónimos, con autores, orígenes y lugar de escritura desconocidos! ¡Prueba hoy, querido lector, a elegir cualquiera de los libros del Antiguo Testamento y busque el nombre de su autor! Siempre encontrarás que es anónimo!!! Entonces, ¿cómo pueden los cristianos atribuir estos libros a Dios Todopoderoso sin ninguna evidencia y decir que contienen la Palabra de Dios, que transmitió a Sus Profetas? Uno de los pecados más graves es que una persona atribuya algo a Dios Todopoderoso sin ninguna evidencia. Si alguien te atribuiría unas palabras que no has dicho o un libro que no has escrito, tú también, querido lector, estarías enfadado con esa persona y dirías que es una mentirosa.


Capítulo XVI


La desaparición de la Torá (El Antiguo Testamento)


La Torá de los musulmanes:


Los musulmanes creen que Allah Todopoderoso ha revelado un libro llamado la Torá al Profeta Moisés (¡Que la paz sea con él!), para guiar a los hijos de Israel hacía el camino recto de Allah y hacía las disposiciones de Su verdadera religión. Los musulmanes también creen que cada musulmán debe creer en la Torá que le fue revelada al Profeta de Dios (¡Que la paz sea con él!).


Además, los musulmanes creen que la Torá se perdió y desapareció después de que, con el paso del tiempo, los israelitas la cambiaron y distorsionaron para coincidir con sus intereses y deseos personales. Aquí está el punto de desacuerdo entre los musulmanes y los cristianos en cuanto a la Torá, ya que, cuando los cristianos llaman a los musulmanes a creer en la Biblia y en la Torá contenida en ella, los musulmanes les responden: ¿Cómo quieren que creamos en la Torá distorsionada y anónima si ustedes no creen en la Torá de Moisés (¡Que la paz sea con él!), en sus enseñanzas y en sus leyes?


Allah Todopoderoso dice en el Noble Corán en Sura Al-Isra, versículo 2: “He revelado a Moisés el Libro (la Torá) como guía para el pueblo de Israel, y les ordené: “No tomen protector fuera de Mí”.”


Allah Todopoderoso dice en el Noble Corán en Sura Al-Baqarah, versículo 53: “Y le concedí a Moisés el Libro y el criterio para que siguieran la guía.”


Allah Todopoderoso dice en el Noble Corán en Sura Al-Maidah, versículo 44: “He revelado la Tora, en la que hay guía y luz. Los Profetas entregados [a la voluntad de Allah] juzgaban entre los judíos. Lo mismo hicieron los rabinos y juristas en cumplimiento de su misión de custodiar el Libro de Allah y ser testigos de él [en sus enseñanzas]. No teman a la gente sino que tengan temor de Mí. No vendan Mis preceptos por un precio vil. Quienes no juzgan conforme a lo que Allah ha revelado [por considerarlo inferior], ésos son los verdaderos incrédulos.”


Allah Todopoderoso dice en el Noble Corán en Sura Al-Baqarah, versículo 75: “¿Acaso pretenden [¡oh, creyentes!] que les crean, siendo que algunos de ellos oían la Palabra de Allah [la Torá] y la alteraban intencionalmente después de haberla comprendido?”


Allah Todopoderoso dice en el Noble Corán en Sura An-nisa, versículo 46: “Algunos judíos tergiversan el sentido de las palabras sacándolas de contexto, como cuando dicen: “Te oímos [y al mismo tiempo les dicen a otros], pero no te seguiremos en nada de lo que digas”. [O como cuando dicen:] “Óyenos tú, que no aceptamos oírte”. Te llaman con doble sentido en sus palabras ofendiendo la religión [de Allah]. Si hubieran dicho: “Te oímos y te seguiremos. Escúchanos y sé paciente con nosotros”, sería mejor para ellos y más correcto. Pero Allah los alejó de Su misericordia por negarse a aceptar la verdad, poco es lo que creen.”


Allah Todopoderoso dice en el Noble Corán en Sura Al-Imran, versículo 77: “Quienes vendieron por vil precio el compromiso que tomaron con Allah y faltaron a sus juramentos, no tendrán recompensa en la otra vida. Allah no les dirigirá la palabra ni los mirará ni los purificará el Día de la Resurrección, y tendrán un castigo doloroso.”


La importancia de la Torá en el cristianismo y el judaísmo:


Los cristianos llamada a la Torá también “El libro de la ley del Señor”, “El libro de la Ley” o “El libro del pacto”. Los cristianos creen que, desde los tiempos de Moisés (¡Que la paz sea con él!), la Torá no han sufrido ningún cambio o distorsión y nunca se perdió! La Torá tiene una gran importancia para los cristianos y los judíos, ya que creen que es el libro que fue escrito por Moisés (¡Que la paz sea con él!).


2 Crónicas, capítulo 17, versículos 7-9:


“7 En el año tercero de su reinado, Josafat envió a sus oficiales Ben Jayil, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías para que instruyeran a la gente en las ciudades de Judá. 8 Con ellos fueron los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías, y también los sacerdotes Elisama y Jorán. 9 Llevaron consigo el libro de la ley del Señor para instruir a los habitantes de Judá. Así que recorrieron todas las ciudades de Judá, enseñando al pueblo.”


Éxodo, capítulo 24, versículo 7:


“Después tomó el libro del pacto y lo leyó ante el pueblo, y ellos respondieron: —Haremos todo lo que el Señor ha dicho, y le obedeceremos.”


La pérdida del Antiguo testamento y la desaparición de la Torá:


A pesar de la gran importancia de la Torá, la Biblia revela una verdad dolorosa, a saber, la pérdida y la desaparición de la Torá!!!


2 Crónicas, capítulo 34, versículos 14-21:


“14 Al sacar el dinero recaudado en el templo del Señor, el sacerdote Jilquías encontró el libro de la ley del Señor, dada por medio de Moisés. 15 Jilquías le dijo al cronista Safán: «He encontrado el libro de la ley en el templo del Señor». Entonces se lo entregó, 16 y Safán


se lo llevó al rey. Le dijo: —Majestad, sus servidores están haciendo todo cuanto se les ha encargado. 17 Han recogido el dinero[a] que estaba en el templo del Señor, y se lo han entregado a los supervisores y a los trabajadores. 18 En sus funciones de cronista, Safán también informó al rey que el sumo sacerdote Jilquías le había entregado un libro, el cual leyó en presencia del rey. 19 Cuando el rey oyó las palabras de la ley, se rasgó las vestiduras en señal de duelo 20 y dio esta orden a Jilquías, a Ajicán hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaías, al cronista Safán y a Asaías, su ministro personal: 21 —Con respecto a lo que dice este libro que se ha encontrado, vayan a consultar al Señor por mí y por el remanente de Israel y de Judá. Sin duda que la gran ira del Señor se ha derramado contra nosotros porque nuestros antepasados no tuvieron en cuenta su palabra, ni actuaron según lo que está escrito en este libro.”


Como podemos ver aquí, la Biblia reconoce de manera clara y explícita que la Torá (el Libro de la Ley del Señor o, lo que es lo mismo, los cinco libros de Moisés) ha estado desaparecida durante un largo periodo de tiempo que pudo ser de cientos de años! Aquí se describe la enorme alegría del rey por encontrar la Torá, que llegó a rasgarse las vestiduras por el miedo de la ira de Dios porque sus antepasados no tuvieron en cuenta la palabra del Señor y no siguieron lo que estaba escrito en la Torá!


2 Reyes, Capítulo 22, versículos 8-20:


“8 El sumo sacerdote Jilquías le dijo al cronista Safán: «He encontrado el libro de la ley en el templo del Señor». Entonces se lo entregó a Safán, y éste, después de leerlo, 9 fue y le informó al rey: —Los ministros de Su Majestad han recogido el dinero[a] que estaba en el templo del Señor y se lo han entregado a los trabajadores y a los supervisores. 10 El cronista Safán también le informó al rey que el sumo sacerdote Jilquías le había entregado un libro, el cual leyó en su


presencia. 11 Cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, se rasgó las vestiduras 12 y dio esta orden a Jilquías el sacerdote, a Ajicán hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, a Safán el cronista, y a Asaías, su ministro personal: 13 —Vayan a consultar al Señor por mí, por el pueblo y por todo Judá con respecto a lo que dice este libro que se ha encontrado. Sin duda que la gran ira del Señor arde contra nosotros, porque nuestros antepasados no obedecieron lo que dice este libro ni actuaron según lo que está prescrito para nosotros. 14 Así que Jilquías el sacerdote, Ajicán, Acbor, Safán y Asaías fueron a consultar a la profetisa Huldá, que vivía en el barrio nuevo de Jerusalén. Huldá era la esposa de Salún, el encargado del vestuario, quien era hijo de Ticvá y nieto de Jarjás. 15 Huldá les contestó: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Díganle al que los ha enviado 16 que yo, el Señor, les advierto: ‘Voy a enviar desgracia sobre este lugar y sus habitantes, según todo lo que dice el libro que ha leído el rey de Judá. 17 Ellos me han abandonado; han quemado incienso a otros dioses y me han provocado a ira con todos sus ídolos. Por eso mi ira arde contra este lugar, y no se apagará’. 18 Pero al rey de Judá, que los envió para consultarme, díganle que en lo que atañe a las palabras que él ha oído, yo, el Señor, Dios de Israel, afirmo: 19 ‘Como te has conmovido y humillado ante el Señor al escuchar lo que he anunciado contra este lugar y sus habitantes, que serían asolados y malditos; y, como te has rasgado las vestiduras y has llorado en mi presencia, yo te he escuchado. Yo, el Señor, lo afirmo. 20 Por lo tanto, te reuniré con tus antepasados, y serás sepultado en paz. Tus ojos no verán la desgracia que enviaré sobre este lugar’ ”».”


El reverendo Antonius Fikry dice en su interpretación del libro de los reyes:


“El libro de la Ley hace referencia a los cinco libros de Moisés. Habían muy pocas copias de la ley y en la época de los reyes injustos


nadie le preguntó por ellas. A menudo, a falta de una ley, antes de que está fuera encontrada, todos seguían las instrucciones de los sacerdotes.”


El sumo sacerdote Jilquías:


En cuanto al sumo sacerdote, es imposible que éste haya encontrado la Torá que le fue revelada a Moisés (¡Que la paz sea con él!) después de cientos de años de haber estado perdida, sino que lo más probable es que él mismo escribiera la Torá, la ocultara y después afirmara haberla descubierto para que las personas regresen a la religión de sus antepasados después de que caer en la adoración de otros dioses.


En cuanto a esa Torá escrita por Jilquías, contiene algunas historias verdaderas que se transmitieron de generación en generación oralmente, pero están mezcladas con muchas falsedades, mentiras e historias imaginarias.


Por esta razón, encontramos que muchos de los eventos que tuvieron lugar durante la época de Moisés, el Profeta de Allah (¡Que la paz sea con él!), y fueron descritos en la Torá escrita por Jilquías, también aparecen en el Noble Corán, ¡pero descritos en gran detalle! Allah Todopoderoso reveló la verdad en el Noble Corán para aclarar los errores contenidos en el llamado Antiguo Testamento y podamos conocer la verdad, para poder así reconocer la falsedad y seguir la verdad y el camino de la prosperidad.


El reconocimiento del rey del desprecio de sus antepasados hacía la Torá:


Las palabras del rey, “Sin duda que la gran ira del Señor se ha derramado contra nosotros porque nuestros antepasados no tuvieron en cuenta su palabra, ni actuaron según lo que está escrito en este libro”, muestra cuán imprudentes fueron sus antepasados por no


guardar las palabras del Señor y por ocultar y destruir las Sagradas Escrituras que no se ajustaban a sus intereses y deseos!


¿Dónde está la Torá de Moisés ahora?


Muchas de las enseñanzas de la Torá original están ahora en nuestras manos y las podemos leer. Allah Todopoderoso ha aclarado en el Noble Corán la verdad sobre Moisés, sobre su mensaje, sobre lo que predicó a la gente y sobre sus milagros. Y ahora querido lector, puedes comenzar por leer Sura al-Baqarah, y quizás Allah Todopoderoso abre el camino de Su guía y llegas a leer todo el Corán.


Capítulo XVII


La desaparición y pérdida de un gran número de libros de la Bíblia


Muchos de los libros de la Biblia han desaparecido y se han perdido, y este hecho lo atestigua la Biblia misma, pero la Iglesia sigue atribuyendo el atributo sagrado a la Biblia y afirmando que contiene las palabras reveladas de Dios. Si la Biblia está incompleta, ¿no debería Dios enviarnos esos libros que faltan para que podamos tener las Sagradas Escrituras completas en nuestras manos o enviarnos otro libro completo del que no falte nada?


1. El libro de la vida: La Epístola de Pablo a los filipenses capítulo 4, versículo 3: “Y a ti, mi fiel compañero,[a] te pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en la obra del evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.”


2. El libro de las guerras del Señor: Números, capítulo 21, versículos 14-15: “Por eso puede leerse en el libro de las guerras del Señor: «…hacia el Mar Rojo, los valles y el Arnón. 15 La ladera de los valles que se extienden hasta la región de Ar y la frontera de Moab».”


3. El libro de Jaser: Josué, capítulo 10, versículo 13: “El sol se detuvo y la luna se paró, hasta que Israel se vengó de sus adversarios. Esto está escrito en el libro de Jaser.”


2 Samuel, capítulo 1, versículos 17-19: “17 David compuso este lamento en honor de Saúl y de su hijo Jonatán. 18 Lo llamó el «Cántico del Arco» y ordenó que lo enseñaran a los habitantes de Judá.


Así consta en el libro de Jaser: 19 «¡Ay, Israel! Tus héroes yacen heridos en las alturas de tus montes. ¡Cómo han caído los valientes!»”


4. Las crónicas del profeta Natán, la profecía de Ahías y las visiones del vidente Idó: 2 Crónicas, capítulo 9, versículo 29: “Los demás acontecimientos del reinado de Salomón, desde el primero hasta el último, están escritos en las crónicas del profeta Natán, en la profecía de Ahías el silonita, y en las visiones del vidente Idó acerca de Jeroboán hijo de Nabat.”


5. Las crónicas del vidente Samuel, del profeta Natán y del vidente Gad: 1 Crónicas, capítulo 29, versículo 29: “Todos los hechos del rey David, desde el primero hasta el último, y lo que tiene que ver con su reinado y su poder, y lo que les sucedió a él, a Israel y a los pueblos vecinos, están escritos en las crónicas del vidente Samuel, del profeta Natán y del vidente Gad.”


6. Las crónicas del profeta Semaías y del vidente Idó: 2 Crónicas, capítulo 12, versículo 15: “Los acontecimientos del reinado de Roboán, desde el primero hasta el último, incluyendo las constantes guerras que hubo entre Jeroboán y él, están escritos en las crónicas del profeta Semaías y del vidente Idó.”


7. El comentario del profeta Idó: 2 Crónicas, capítulo 13, versículo 22: “Los demás acontecimientos del reinado de Abías, y su conducta y sus obras, están escritos en el comentario del profeta Idó.”


8. El libro de las crónicas de Salomón: 1 Reyes 1, capítulo 11, versículo 41: “Los demás acontecimientos del reinado de Salomón, y su sabiduría y todo lo que hizo, están escritos en el libro de las crónicas de Salomón.”


9. Las crónicas de Jozay: 2 Crónicas, capítulo 33, versículo 19: “Su oración y la respuesta que recibió, como también todos sus pecados y rebeldías, los sitios donde erigió santuarios paganos y


colocó las imágenes de la diosa Aserá y de otros ídolos, lo cual hizo antes de su humillación, todo esto está escrito en las crónicas de Jozay.”


10. La Epístola de Pablo a la iglesia de Laodicea: La Epístola de Pablo a los colosenses, capítulo 4, versículos 15-16: “15 Saluden a los hermanos que están en Laodicea, como también a Ninfas y a la iglesia que se reúne en su casa. 16 Una vez que se les haya leído a ustedes esta carta, que se lea también en la iglesia de Laodicea, y ustedes lean la carta dirigida a esa iglesia.”


Vale la pena mencionar que muchos sacerdotes reconocen la pérdida de estos libros, pero afirman que fueron eliminados de la Biblia por ser libros apócrifos ilegales e incorrectos. Si su afirmación es cierta, ¿por qué fueron citados los nombres de esos libros en otros libros legales y fueron mencionados como libros válidos? Por ejemplo, en la epístola de Pablo a los colosenses, éste les ordenó que también leyeran la carta que había enviado a la iglesia de Laodicea y que les dieran a la gente de Laodicea el mensaje que había enviado a los colosenses, para que lo leyeran también. ¿Es razonable decir que les ordenó que leyeran un mensaje apócrifa?


Todas las alabanzas Le pertenecen a Allah Todopoderoso!



 



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