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El Profeta Jacob (Ia’qub) es uno de la línea patriarcal de profetas enviados por Dios para enseñarle a su pueblo a adorar al Dios Único y llevar una vida recta. El Corán enseña que todos y cada uno de los profetas enseñaron el mismo mensaje fundamental de sumisión al Único Dios.





"Digan: ‘Creemos en Dios, en lo que nos fue revelado a nosotros, en lo que fue revelado a Abraham, a Ismael, a Isaac, a Jacob y a las tribus, y en lo que Dios reveló a Moisés, a Jesús y a los demás Profetas. No discriminamos entre ellos, y entregamos a Dios nuestra voluntad [siendo musulmanes]’". (Corán 2:136)





"Y le concedí [dos hijos, Ismael e] Isaac, y luego [al hijo de Isaac,] Jacob, y a ambos los hice hombres rectos". (Corán 21:72)





"Recuerda a Mis siervos Abraham, Isaac y Jacob, todos ellos dotados de firmeza y visión". (Corán 38:45)





La historia de Jacob es corta y la mayor parte de lo que sabemos está contenida en la historia de su hijo más amado, José. Jacob es recordado por la gran fortaleza de su carácter, su total sumisión a la voluntad de Dios, y su fe firme e inquebrantable. En la historia de Jacob en el Corán tenemos grandes lecciones que aprender. El Corán primero menciona a Jacob en referencia al Profeta Abraham, su abuelo.





"Cuando [Abraham] se apartó de ellos y de cuanto adoraban en vez de Dios, lo agracié con [sus hijos] Isaac y Jacob, y a ambos los designé Profetas". (Corán 19:49)





El Profeta Abraham es bien conocido en las tres religiones monoteístas. De hecho, el Islam, el cristianismo y el judaísmo son conocidas como las religiones abrahámicas. El padre de Jacob fue el Profeta Isaac. Los profetas Abraham, Isaac y Jacob fueron bendecidos por Dios y se les otorgó misericordia y honor.





"Los agracié con Mi misericordia y que fueran recordados siempre con gran respeto". (Corán 19:50)





El notable erudito del Islam, Ibn Kazir, menciona que el Profeta Jacob dejó a su familia y viajó a casa de su tío materno, donde se casó con dos de sus primas, Lea y Raquel, y trabajó como pastor para su suegro. Jacob tuvo doce hijos y sus dinastías luego fueron conocidas como las 12 tribus de Israel. En el Corán, el Profeta Jacob también es llamado Israel, y los eruditos del Islam explican que este nombre significa "siervo de Dios". Cuando el Corán menciona a "los Hijos de Israel", se refiere a los descendientes de Jacob. 





"… Antes que fuera revelada la Torá, todos los alimentos eran lícitos para el pueblo de Israel, salvo lo que ellos mismos se habían vedado". (Corán 3:93)





"… de los descendientes de Abraham y de Israel [Jacob], entre los que guie y elegí. Cuando se les recitaban los versículos del Compasivo, se prosternaban llorando conmovidos". (Corán 19:58)





El hijo más amado del Profeta Jacob era el Profeta José. Jacob desempeñó un papel importante en la historia de su hijo, que es relatada en un capítulo completo del Corán titulado "José". Al comienzo de dicha historia, José relata a su padre un sueño, quien lo interpreta como que José alcanzará un nivel muy elevado en la sociedad, y que toda su familia estaría bajo su mando y se debería a él. Jacob recibió el don de interpretar los sueños y jugó un papel muy importante en toda la historia de José, que puede leerse aquí:  http://www.islamreligion.com/es/articles/1790/viewall/la-historia-de-jose-parte-1-de-7/





 De la historia de Jacob dentro de la historia de José es que aprendimos sobre la verdadera paciencia. Jacob era un hombre que amaba a sus hijos, pero pasó por un sufrimiento terrible a causa de ellos. Cuando el hermano menor de José, Benjamín, se perdió, Jacob recordó su dolor debido a José y lloró inconsolable. Lloró hasta que se enfermó y perdió la vista. Los hermanos mayores estaban preocupados por su dolor y su tristeza, y cuestionaron su dolor continuo. Le preguntaron: "¿Llorarás hasta el día de tu muerte?". Jacob les respondió que él solo se quejaba de su dolor y su tristeza ante Dios, y que él sabía, por Dios mismo, cosas que ellos no (Corán 12:86). El Profeta Jacob sabía que no tenía sentido pelear contra el mundo, y entendía que Dios ama y protege a quienes son pacientes.





La paciencia del Profeta Jacob es un recordatorio para todos nosotros. Nos recuerda aceptar la voluntad de Dios sin pánico. Esto no significa que no sea natural sentir dolor y angustia, sino que significa que debemos abstenernos de entrar en pánico y quejarnos excepto con Dios mismo. El Profeta Jacob lloró hasta que su familia pensó que moriría de tristeza, pero buscó consuelo en Dios y nunca culpó a Dios por su gran tribulación.





El Profeta Jacob alcanzó una edad avanzada y estaba rodeado por su familia cuando murió. Incluso en su lecho de muerte estaba preocupado porque sus hijos y los descendientes de estos pudieran olvidar la esencia de la adoración. Vivió su vida reforzando el mensaje de adorar solo a Dios, libre de asociados y copartícipes, y en su lecho de muerte continuó aconsejando a sus hijos que se apegaran a las enseñanzas del Islam, la religión de todos los profetas de Dios.





"¿Acaso saben qué le preguntó Jacob a sus hijos cuando le llegó la muerte?: ‘¿Qué adorarán después de mí [muerte]?’. Dijeron: ‘Adoraremos lo que adoraban tú y tus ancestros, Abraham, Ismael e Isaac: la Única divinidad, y a Él entregamos nuestra voluntad’". (Corán 2:133)



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