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Escrito por Maria Zain





 





“Di ‘por favor’, Amina”.





“Por favor, ¿puedo…?”





“¡Recuerda dar las gracias!”





“¡Gracias…!”





Las primeras habilidades sociales que se le enseñan a un niño pequeño son, en la mayoría de los casos, las palabras mágicas: “Por favor” y “Gracias”.





¿Por qué los padres son tan inflexibles en enseñar estas pocas palabras especiales a sus hijos?





Bueno, es parte integral de nuestra fitrah (naturaleza) hacer lo correcto con nuestros hijos y otorgarles los mejores modales. Y también es evidente que los niños pequeños aprovechan esta oportunidad para ser educados.





“¡Por favor!” ellos dirían fuerte.





“¡Gracias!”





Tener buenos modales trasciende mucho más que unas pocas palabras, pero es una base sólida para aquellos que desean construir un buen carácter a medida que crecen. Cualesquiera que sean las huellas que tengamos en nuestras mentes desde niños, se verán hasta la edad adulta, por lo que es importante comprender por qué el Islam alaba fuertemente los buenos modales.





EL HOMBRE DE LOS MEJORES MODALES


Las virtudes de los buenos modales se ven en varios hadices, los cuales apuntan a un buen carácter que agrada a Dios y a Su mensajero.





El Profeta Muhammad (la paz sea con él) recordó que:





“Los siervos más amados de Allah son los que tienen los mejores modales”. (Al-Bujari)





Tener buenos modales al socializar no es solo un factor positivo cuando se trata de personas en esta morada temporal de esta vida, sino que más aún, es parte integral de agradar a Dios en Su grandiosidad.





En un hadiz en el Libro de modales de Al-Bujari, Abu Darda informó que el Profeta Muhammad dijo:





“Nada tiene más peso en la escala de los hechos que los buenos modales”. (Al-Bujari)





La balanza y el peso juegan un papel recurrente cuando se trata de buenas acciones en el Islam. Por lo tanto, los buenos modales son un ámbito importante en la construcción del carácter de un verdadero musulmán, uno que continuamente desea emular al Profeta Muhammad por la causa de Dios.





El Profeta Muhammad fue uno de los íconos de los buenos modales más agradables de la historia. Para alguien que fue elegido para moldear la fe final de la humanidad en la forma del Islam, y ponerle un timón defendiendo la fe a la perfección, solo tiene sentido que el Profeta lo haga conscientemente, con cuidado y compasión. Tenía muy buenos modales en su discurso y gestos.





Abdullah ibn Amr dijo:





“El Profeta de Allah nunca fue obsceno ni grosero. Más bien, solía decirnos que los mejores entre nosotros eran los que tenían los mejores modales”. (Al-Bujari, Muslim y At-Tirmidhi)





Incluso entre los jóvenes, el Profeta Muhammad fue muy respetuoso. Nunca hablaba con desprecio a los jóvenes que lo rodeaban, incluso si hacían muchas preguntas o cometían errores, como suelen hacer muchos jóvenes. En cambio, los trataría como adultos, apreciaría su arduo trabajo e ideas y les aconsejaría amablemente si sentía que se necesitaban consejos.





Anas ibn Malik relató:





“Serví al Profeta de Allah durante diez años. Durante ese tiempo, ni una sola vez me dijo ‘uf’ si hacía algo mal. Nunca me preguntó, si había fallado en hacer algo, ‘¿Por qué no lo hiciste?’ Y nunca me dijo, si había hecho algo mal, ‘¿Por qué lo hiciste así?’” (Al-Bujari y Muslim)





El Profeta Muhammad explicó que:





“El que no muestra misericordia a los jóvenes y no muestra estima por nuestros mayores, no es uno de nosotros”. (Abu Dawud, At-Tirmidhi y Al-Hakim)





El Profeta siempre fue amplio cuando se dirigió a los diferentes ámbitos de la vida.





LOS BUENOS MODALES EN UN MUNDO CORRUPTO


En otras narraciones, tener buenos modales equivale a pasar las noches en oración y tal comportamiento también se conoce como una de las claves del Paraíso, además de ser consciente de Dios.





Pero a pesar de su importancia, tener buenos modales no siempre es fácil, especialmente cuando se tiene que tratar con todo tipo de personas en el mundo actual. Se necesita solo un segundo para atacar a otra persona o comportarse de manera condescendiente sin darse cuenta. El Profeta, siendo tan humano como era, también estaba consciente de cómo se comportaba en público. Se aseguró de permanecer humilde suplicándole a Dios que lo bendijera con los mejores modales:





“¡Oh Allah! Te pido buena salud, confianza, dominio propio, buenos modales y estar satisfecho con el decreto divino”. (Al-Bujari)





Los buenos modales abarcan una amplia gama de etiqueta social, desde hablar a grupos en público; evitar murmurar acerca de otros o encontrar fallas; hablar agradablemente de los demás pero evitar los halagos excesivos. El Profeta también animó a darse regalos unos a otros, siempre que se hiciera de manera justa y no en exceso. Hablar con humildad también fue igualmente importante.





Al hablar en público o estando en un grupo de personas, el Profeta recordó el no hablar en secreto con uno, dejando fuera a otra persona. Esto estaba bien si la otra persona que quedó fuera de la conversación tenía a alguien más con quien hablar.





Abdullah ibn Mas’ud informó que el Profeta dijo:





“Si son tres, dos de ellos no deben mantener una conversación de la que el tercero esté excluido, porque seguramente eso le angustiará”. (Al-Bujari, Abu Dawud, Muslim e Ibn Mayah)





A veces, la charla sin sentido conduce a chismes, lo que podría llevar a difamación o murmuración intencional o involuntaria. Ibn Abbas dijo sobre el siguiente verso del Corán: {No se difamen unos a otros} (Al-Hujurat 49: 11)





“No gasten su tiempo en criticarse unos a otros”. (Al-Bujari)





Causar sospechas cuando se habla con los demás también está mal visto en el Islam, especialmente en la era actual, donde la tecnología hace que el mundo pierda sus fronteras, espiándose unos a otros, compitiendo y despreciándose unos a otros.





“Tengan cuidado con la sospecha, porque es el discurso más equivocado. No espíen a los demás, no compitan entre ustedes, no se envidien ni se desprecien unos a otros. ¡Más bien, sean siervos de Allah y hermanos! (Al-Bujari y Muslim)





La adulación también es algo que se aborrece. Alabar a una persona por amor a Dios, es decir, alabar a Dios primero, ciertamente está permitido. Sin embargo, los elogios y los halagos excesivos deben mitigarse con sabiduría. Abu Bakr informó que se mencionó a un hombre en presencia del Profeta, y otro elogió excesivamente al hombre. El Profeta luego dijo:





“¡Ay de ti, porque le has roto el cuello a tu amigo!”, repitiendo lo mismo varias veces. “Si alguno de ustedes simplemente debe elogiar a otro, déjele que diga: ‘Creo que la persona es de esta manera o de aquella…’ si realmente cree que la persona es de esa manera. El último que calcula es Allah, y nadie puede decirle nada a Allah sobre nadie”. (Al-Bujari y Muslim)





En un giro de los buenos modales, el Profeta animó a que se hicieran regalos unos a otros. Los obsequios son otra forma de fomentar las relaciones basadas en la bondad mutuo. El Profeta Muhammad aconsejó:





“Dense regalos unos a otros y se amarán unos a otros”. (Al-Bujari)





Nunca discriminó entre musulmanes y no musulmanes y cuando estaba con hijos de una familia, aconsejaba a los padres que temieran a Dios y se aseguraran de que cada niño recibiera un regalo para evitar el favoritismo o la rivalidad entre hermanos.





Independientemente de cómo lo veamos, los buenos modales ayudan a deshacer las divisiones, salvar las diferencias y sacar lo mejor de las personas. Cuando uno piensa en una persona de buenos modales, piensa en alguien que habla con bondad y sinceridad con un aire de humildad. Decir “Por favor” y “Gracias” son comienzos importantes para un musulmán humilde: alguien que ha sido bendecido con la timidez por la causa de Dios, y el mejor modelo a seguir de todos los tiempos no sería otro que el Profeta Muhammad, la paz sea con él. Quien fue guiado por Dios mismo. De sus muchas características al tratar con los demás, el Profeta Muhammad siempre se mantuvo humilde. Abu Hurairah informó que el Profeta dijo:





“La modestia (timidez) es una rama de la fe”. (Muslim)





Como musulmanes, debemos seguir al Profeta Muhammad para volvernos de los mejores musulmanes con los mejores modales posibles como un trampolín para llegar más cerca de Dios y hacia una morada de descanso permanente en el Paraíso.





 





Fuente: About Islam



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