En cualquier discusión sobre los Nombres de Dios, es importante entender que los musulmanes creen en Un Verdadero Dios, el único Creador, Aquel Quien tiene Dominio sobre todo lo que existe o vendrá a existir. Un musulmán adora al mismo Dios Único a Quien todos los Profetas han adorado.
“Es que fuisteis testigos de cuando le llegó a Jacob la muerte y dijo a sus hijos: ¿Qué adoraréis después de mí? Dijeron: Adoraremos lo que tú y tus padres, Abraham, Ismael e Isaac, adoraban, la Única divinidad y a Él nos someteremos”. (Corán 2:133)
Los Profetas del Islam incluyen los mismos Profetas presentes en las tradiciones judías y cristianas; todos ellos vinieron a su pueblo con el mismo mensaje: reconocer y adorar al Único Dios. El judaísmo y el cristianismo en su forma original, y también el Islam como lo conocemos hoy, provienen de este Dios Único y Verdadero. Sin embargo, el Islam revelado al Profeta Muhammad es la terminación de las revelaciones de Dios a la humanidad. Luego de aceptar esto, se vuelve igualmente importante entender que el Islam rechaza totalmente cualquier noción de que Dios tiene compañeros o asociados o que Él de alguna forma se combina con hombres o animales para formar una deidad de cualquier tipo. Dios es Dios, es Uno, el Único.
“No hay nada ni nadie semejante a Allah, y Él todo lo oye, todo lo ve”. (Corán 42:11)
Los musulmanes creen en el Único y Misericordioso Dios, el único Creador y Sustentador del Universo, y lo llaman por Su Nombre revelado: Allah. En esta era de comunicación masiva y de avance tecnológico irrestricto, difícilmente haya un solo ser humano que no haya oído esta palabra y entendido que ella forma parte del sistema de creencias del Islam. Sin embargo, tal vez alguna confusión surge y la gente se pregunta quién es Allah.
En árabe, Allah significa el Único Dios Verdadero, digno de toda la sumisión y devoción. Los árabes judíos y cristianos se refieren a Dios como Allah, y Él es el mismo Único y Verdadero Dios referido en el pasaje Bíblico: “Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor”. (Deuteronomio 6:4 y Marcos 12:29) La palabra Dios es deletreada y pronunciada de manera diferente en muchos idiomas: en francés se lo llama Dieu, en español Dios y el chino se refiere al Único Dios como Shangdi; sin embargo, el Dios de las religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e Islam) es el mismo.
Las diferencias y confusiones surgen porque la palabra “Dios” puede hacerse plural, como en “Dioses”, o cambiar de género, como en “Diosa”. Este no es el caso en árabe. La palabra Allah permanece inalterable, no tiene plural o género. El uso del artículo El es gramatical y de ninguna manera indica que Allah tiene alguna forma de género que sea comprensible para nosotros. Allah es Único y no comparte Su Nombre con lo que se puede describir como ídolos. Su Nombre es inmutable. Allah se describe a Sí Mismo para nosotros en el Corán:
“Di [¡Oh, Muhammad!]: Él es Allah, Uno. Allah es el Absoluto. No engendró, ni fue engendrado. Y no hay nada ni nadie que sea semejante a Él”. (Corán 112)
El musulmán es aquel que se ha sometido a Dios y que no tiene duda de que Él es el Único Creador. El musulmán está agradecido por todas las generosidades y bendiciones otorgadas a él por Dios, él mira a su alrededor y observa las maravillas del universo. El musulmán se maravilla con la profundidad de los océanos y los delicados pétalos de una flor. Sin embargo, esta creencia no es la única cosa requerida para un musulmán, él también debe saber con certeza que es Dios solamente Quien merece ser adorado, Quien no tiene socios ni iguales, y no tiene hijos ni hijas.
Él es Dios: Allah. El universo entero es testigo de Su Unicidad. De hecho, cuando se contempla el universo, desde el más ínfimo grano de arena hasta las poderosas y majestuosas montañas, uno puede ver la Magnificencia de Dios. Este vasto universo se mueve de acuerdo a un sistema preciso, cada cosa está en el lugar correcto, creado en las justas proporciones. El sol se levanta y deja caer su brillo sobre nosotros, las plantas florecen y la vida sale de pequeñas semillas inanimadas. Dios le ha dado a cada parte de la creación lo que necesita, y la ha guiado hacia lo que es más adecuado. Toda la creación está en necesidad de Él; sin embargo, Él no necesita de nada. Cada creación tiene un propósito, y cumplir ese propósito implica reconocer los derechos del Creador. Dios dijo en el Corán que nos creó para que lo adoremos (Corán 51:56) y ese es Su derecho sobre nosotros.
El primer principio y punto focal del Islam es la creencia en Dios, y la totalidad del Corán está dedicado a esto. Él habla directamente de Dios y de Su Esencia, Nombres, Atributos y Acciones. Dios es mencionado en el Corán, por uno u otro de Sus Nombres o Atributos, 10.062 veces. El más grande de los nombres de Dios es Allah.
“¡Allah! No hay más divinidad que Él. A Él pertenecen los nombres [y los atributos] más sublimes”. (Corán 20:8)
“A Allah pertenecen los nombres [y atributos] más sublimes, invocadle pues con ellos. Y apartaos de quienes blasfeman con ellos y los niegan; éstos serán castigados por lo que hicieron”. (Corán 7:180)
El musulmán es alentado a recordar a Dios y a estar agradecido con Él en todo momento, y una forma fácil y beneficiosa de hacer esto es contemplar y entender Sus Hermosos Nombres. A través de estos Nombres somos capaces de conocer a nuestro Creador y aprender cómo alabarlo y adorarlo, y a invocarlo por sus Nombres que son indicativos de nuestras necesidades.
Cierta vez, mientras hacía una súplica, el Profeta Muhammad dijo: “Oh Dios, te pido por medio de cada Nombre con el que te has Nombrado a Ti mismo o que has revelado en Tu libro o que has enseñado a cualquiera de Tu creación o que has mantenido oculto Contigo en el conocimiento no visto”. (Ahmad) De esta forma, Sus Nombres no están limitados a lo que Él ha revelado en el Corán o a las tradiciones del Profeta Muhammad.
Dios dice en el Corán: “En verdad Yo soy Allah, y no hay más divinidad que Yo. Adórame, pues, y haz la oración para tenerme presente en tu corazón”. (Corán 20:14) Para adorar a Dios uno debe conocerlo. Nosotros obtenemos beneficio real y eterno de este conocimiento. Ello incrementa la fe y les permite a los corazones volverse apegados al Más Poderoso, el Más Sabio y el Más Justo: Allah.
Este artículo comienza en la misma forma en la que los musulmanes comienzan con muchas de sus tareas. Antes de comenzar incluso la más mundanal de las tareas de la vida, como comer, beber, vestirse o bañarse, el musulmán convertirá sus esfuerzos en un acto de adoración al mencionar el Nombre de Dios. Él (Dios) es el Más Clemente y el Más Misericordioso, Su misericordia abarca a todas las cosas, y es la fuente de toda la compasión y la misericordia que existe. Dios nos dice en el Corán: “Mi misericordia lo abarca todo”. (Corán 7:156)
Por las palabras del Profeta Muhammad, sabemos que cuando Dios decretó la creación dijo: “…y Mi misericordia supera a Mi ira”. (Sahih Bujari y Muslim) ¿Qué es exactamente la misericordia? El diccionario la define como la disposición a ser bueno y compasivo, y el sentimiento que motiva a la compasión.[1] El término árabe para misericordia es rahmah, y dos de los más importantes Nombres de Dios derivan de esta palabra. Ar-Rahman: el Más Clemente; y Ar-Rahim: el Más Misericordioso. La misericordia de Dios es esa cualidad sutil que involucra la gentileza, la piedad, el cuidado, la consideración, el amor y el perdón. Cuando estas cualidades son observadas en este mundo, ellas son un mero reflejo de la misericordia de Dios hacia Su creación.
El Profeta Muhammad nos informó que Dios es más misericordioso hacia Sus criaturas que lo que una madre es con su hijo (Sahih Bujari y Muslim) y, de hecho, la palabra árabe para matriz, rahim, deriva de la misma raíz que misericordia rahmah. Es significativo que haya una única conexión entre la misericordia de Dios y la matriz. Dios nos alimenta y nos da refugio, justo como la matriz da alimento y da refugio al bebé antes de nacer.
El Profeta Muhammad explicó la cualidad de la misericordia a sus compañeros, diciéndoles que Dios tiene cien partes de misericordia, y ha descendido una parte para ser compartida entre la creación. Por esto es que la gente es compasiva y amable unos con los otros, y por lo que los animales tratan a sus crías con compasión. Sin embargo, Dios mantuvo consigo las otras 99 partes para ser otorgadas a los creyentes en el Día del Juicio (Sahih Muslim).
Todas las criaturas se muestran amor y compasión unas a otras por esta porción de misericordia. Los seres humanos dan voluntariamente al pobre y necesitado, las familias se apoyan y aman unos a otros, y los animales protegen a sus crías. La misericordia y la compasión generalmente toman en cuenta la necesidad de aliviar el sufrimiento y de propagar la amabilidad y la alegría. Aunque este mundo a veces parece ser un lugar oscuro y triste, la misericordia de Dios puede ser vista y sentida por aquellos que piensan y reflexionan. La lluvia cae, el sol brilla, una niña trata de alcanzar la mano de su padre y un gatito se arrima a la tibieza protectora de su madre. La misericordia de Dios es fuerte y visible a nuestro alrededor; sin embargo, en el Día del Juicio Él completará su misericordia añadiendo las 99 partes restantes y otorgando misericordia, amor y compasión sobre aquellos creyentes que hicieron acciones virtuosas y trataron de complacer a Dios en todos sus asuntos. Este concepto es asombrosamente inspirador; la misericordia de Dios no conoce límites.
Como un signo de la infinita misericordia de Dios hacia la humanidad, Él envió Profetas y Mensajeros para guiarnos y ayudarnos a permanecer en el camino recto que lleva al Paraíso eterno. Dios dijo que El envió al Profeta Muhammad a la humanidad entera como una misericordia.
“Te hemos enviado como misericordia para el mundo”. (Corán 21:107)
El Profeta Muhammad fue la encarnación de la misericordia; él mostró compasión hacia aquellos a su alrededor, su familia, los huérfanos, sus amigos y los extraños. Dios le habló diciendo:
“Por misericordia de Dios eres compasivo con ellos. Si hubieras sido rudo y duro de corazón se habrían alejado de ti; perdónales, pide perdón por ellos y consúltales en las decisiones. Pero cuando hayas tomado una decisión encomiéndate a Allah. Allah ama a quienes se encomiendan a Él”. (Corán 3:159)
El Profeta Muhammad podía ser con frecuencia escuchado invocando la misericordia de Dios para los creyentes. Los musulmanes se saludan los unos a los otros diciendo: Assalamu alaikum wa Rahmatullah (Que la paz y la misericordia de Dios estén contigo). La misericordia y todo lo que ella invoca es un concepto muy importante en el Islam, porque de ella parten la generosidad, el respeto, la tolerancia y el perdón, todas las cualidades que se espera que un musulmán cultive en esta vida.
Como frágiles seres humanos, con frecuencia nos sentimos perdidos y solos en un mundo que parece despojado de misericordia y es en esos tiempos que necesitamos volvernos hacia Dios y buscar Su misericordia y perdón. Cuando nos volvemos hacia Él en verdadera sumisión, Su tranquilidad desciende sobre nosotros y somos capaces de sentir la cualidad de Su misericordia y verla manifiesta en el mundo alrededor de nosotros.
La mano que se extiende hacia ti en la oscuridad es un reflejo de la misericordia de Dios, y lo mismo es la palabra amable de un extraño, la lluvia que cae sobre la tierra seca y la alegría en los ojos de un niño. La misericordia de Dios es la fuente de todo lo que es bueno, gentil y piadoso. Dios nos ha permitido entender en alguna medida Su Magnificencia al revelar Sus más bellos Nombres, Él tiene varios que indican Su misericordia y somos alentados a llamarlo por estos nombres.
Ar-Rahman (el Más Clemente), Ar-Rahim (el Más Misericordioso), Al-Barr (la Fuente de la Bondad), Al-Karim (el Más Generoso), Al-Yawaad (el que da sin límites), Al-Ra’uf (el Compasivo), Al-Wahhaab (el Otorgador).
“A Dios pertenecen los nombres [y atributos] más sublimes, invocadle pues con ellos. Y apartaos de quienes blasfeman con ellos y los niegan; éstos serán castigados por lo que hicieron”. (Corán 7:180)
Nosotros invocamos a Dios por estos nombres cuando sentimos la necesidad de dar gracias por las incontables bendiciones que Él nos ha otorgado o en nuestras horas de necesidad. Ansiamos la misericordia de Dios más insistentemente cuando estamos en necesidad de consuelo y seguridad. Cuando la fugacidad de este mundo parece habernos dejado sin poder, el Más Poderoso (Dios) siempre, y para siempre nos cubrirá con Su misericordia, y sólo pide a cambio que creamos en Él y que lo adoremos sólo a Él.
Dios (Allah) tiene muchos nombres, y todos ellos indican Su Grandeza, Su Perfección y Su Majestad. El Profeta Muhammad dijo: “Dios tiene noventa y nueve nombres, cien menos uno; quien los aprenda entrará al Paraíso”.[1] Aprender involucra no sólo la memorización sino apreciar sus significados e invocar a Dios con ellos.
Aprender y, por lo tanto, conocer los Nombres de Dios lleva a la humanidad a entender que fue creada para adorar sólo a Dios y para vivir de acuerdo con Sus mandamientos. Este conocimiento le permite a la humanidad poner en acción su entendimiento de Dios y la inspira a vivir una vida de rectitud. Entender los significados de los Nombres de Dios libera a la humanidad de adorar a cualquier ser creado.
Cuando una persona aprende que Dios es Al-Ahad (El Uno y Único), no equiparará nada más con Él; cuando aprende que Él es Al-Razzaq (El Proveedor), no buscará provisión de nadie más sino de Él; cuando aprende que Él es Al-Gaffar (El Perdonador), será a Dios solamente a Quien se volverá para pedir perdón.
El Profeta Muhammad enfatizó la importancia de invocar a Dios por Sus más bellos Nombres. En sus súplicas a Dios, decía: “Oh Dios, te pido por medio de cada Nombre con el que te has Nombrado a Ti mismo o que has revelado en Tu libro o que has enseñado a cualquiera de Tu creación o que has mantenido en Tu conocimiento exclusivamente”.[2] Nosotros somos alentados a invocar a Dios por el nombre que es específico a la clase de cuidado y ayuda que necesitamos.[3]
El nombre Rabb (Señor) es repetido en muchos versículos del Corán. El Rabb guía y cuida a todos los creyentes; Él maneja sus asuntos y otorga bendiciones como Él desea. En el idioma español no hay equivalente real para la palabra Rabb. Es con frecuencia traducida como “Señor”, pero esta palabra no hace justicia con el alcance y profundidad del significado encontrado en la palabra árabe Rabb. Esta significa el Único Señor del universo entero, su Creador, Sustentador, Conservador y Dador de seguridad.
Los nombres Al-Hakim (El Sabio) y Al-Hakam (El Juez) indican que Dios es la fuente de toda la sabiduría, en Su creación y en Sus mandatos, y es el Juez de todas las cosas. Él es el Único, Quien creó todo, y por lo tanto sólo Él tiene la verdadera sabiduría de su creación. Él juzga a la humanidad por Su Ley, Su decreto y da Su recompensa o Su castigo. Él juzga con justicia y no oprime ni en lo más mínimo. A ninguna persona se le hace cargar el pecado de otro. Dios es justo en todas Sus decisiones.
“¿Acaso pretenden un juicio pagano? ¿Y quién mejor juez que Allah para quienes están convencidos de su fe?” (Corán 5:50)
“Allah juzgará entre vosotros el Día del Juicio sobre aquello que discrepasteis”. (Corán 22:69)
El Nombre de Dios Al-Quddus (El Santo) implica el Único que es Bendito y Puro. Los ángeles lo santifican, y es alabado por Sus virtudes y Su bondad. Dios es El Santo porque está muy por encima de tener opositores, rivales, socios o hijos. Él es perfecto, no tiene faltas ni defectos. Él está muy lejos de que algo esté próximo a Él o sea como Él en algún aspecto:
“No hay nada ni nadie semejante a Allah, y Él todo lo oye, todo lo ve”. (Corán 42:11)
“Y no hay nada ni nadie que sea semejante a Él”. (Corán 112:4)
Entre los Nombres de Dios están Al-Mu’ti (El Dador) y Al-Mani’ (El Retenedor). Nadie puede retener lo que Él da, y nadie puede dar lo que Él retiene. Él es el Único que da a quien Él desea y retiene de quien Él desea.
El Profeta Muhammad dijo a uno de sus jóvenes compañeros:
“Sabe que si todos fueran a unirse para beneficiarte con cualquier cosa, ellos te beneficiarían sólo con algo que Allah ya ha prescrito para ti. Y si ellos se juntaran para hacerte daño, ellos sólo te harían daño con algo que Allah ya ha prescrito para ti”. (At-Tirmidi)
Dios es Al-Shakir (El Remunerador) y Al-Shakur (El Apreciativo). Él es Quien aprecia incluso la más pequeña acción, y perdona los más grandes errores. Él incrementa las buenas acciones y aprecia a aquellos que le dan las gracias. Dios recuerda a aquellos que los recuerdan a Él.
“Y dirán: ¡Alabado sea Allah, que ha hecho desaparecer toda tristeza de nosotros! En verdad nuestro Señor es Absolvedor, Agraciador’”. (Corán 35:34)
De lo dicho por el Profeta Muhammad, aprendemos que:
“Dios ha registrado las buenas acciones y las malas. Aquel que tenía la intención de hacer una buena acción y no la hizo, Dios la registra como una buena acción completa; pero si tenía la intención de hacerla y la hizo, Dios la registra como diez buenas acciones, hasta setecientas veces o muchas más. Sin embargo, si tenía la intención de hacer una mala acción y no la hizo, Dios la registra como una buena acción completa; pero si tenía la intención de hacerla y la hizo, Dios la registra como una sola mala acción”. (Sahih Al-Bujari, Sahih Muslim)
Dios es el Único que guía a la humanidad al camino que la beneficiará y Él la protege. Dios es Al-Hadi (El Guía). Él es la única fuente de guía y de Quien toda la protección emana. La guía de Dios causa que los corazones se llenen de piedad y rectitud. Él es la Luz que guía en la oscuridad.
“La guía y el socorro de Allah te es suficiente”. (Corán 25:31)
Esto son tan sólo algunos de los Nombres de Dios que pueden ser encontrados en el Corán y en los dichos auténticos del Profeta Muhammad. Ustedes encontrarán muchos de estos Nombres y Atributos al final de los versos del Corán. Cuando tratamos de alcanzar a Dios, Él nos alcanza a nosotros. Cuando nosotros lo invocamos, Él oye y responde. El Profeta Muhammad dijo que cuando hablamos acerca de Dios –Allah, el Más Clemente, el Más Poderoso, el Más Misericordioso–, habla a Su creación en el tercio final de la noche, diciendo:
“¿Quién está diciendo una oración para que Yo pueda contestarle? ¿Quién está pidiendo algo de Mí que Yo pueda concederle? ¿Quién me está pidiendo perdón para que Yo pueda perdonarlo?