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La posición del Islam con respecto a la brujería, tanto para quien practica la magia como para quien cree en la hechicería, puede resumirse en una sola frase: La brujería está totalmente prohibida. Sin embargo, descubramos por qué el Islam la prohíbe. Recordemos que el Islam es una forma de vida, no solo un conjunto de creencias que la gente puede practicar o no; encontramos entonces que la brujería está prohibida debido al daño que puede causarle a las personas, familias y a la comunidad en general.





Desde los albores del tiempo, los seres humanos han estado fascinados con la brujería en todas sus formas. Han estado engañados, extasiados, y a menudo inconscientes de los daños implícitos en la brujería. La brujería, magia o hechicería se conoce en árabe con la palabra sihr y es uno de los trucos que Satanás utiliza para desviar y perder a la humanidad. Es por esta razón que el Islam advierte contra la magia. Dios nos advierte de ella en el Corán:





"Lo que aprendían los perjudicaba y no los beneficiaba. Pero los hijos de Israel sabían que quien practicara la hechicería no tendría éxito en la otra vida. ¡Qué mal vendieron sus almas! Si supieran". (Corán 2:102)





La brujería es llevada a cabo con la ayuda de los Yinn[1], y esa ayuda se obtiene cuando el brujo, mago o hechicero realiza actos de incredulidad y adora a los Yinn y a Satanás. De modo que ellos toman a los Yinn y a Satanás como señores en lugar de Dios. Una vez los Yinn están complacidos con el brujo o brujos, hacen lo que estos les pidan. El reconocido erudito islámico del siglo XX Sheij Ibn Baz (Dios tenga misericordia de él) dijo: "Sihr (brujería) es una palabra que hace referencia a algo oculto. Es real y existen tipos de hechicería que pueden afectar a la gente psicológica y físicamente, enfermándose y muriendo, o logrando que los matrimonios se separen. Es una acción diabólica que en su mayor parte se realiza por medio de asociar a otros con Dios y acercándose a los esbirros de Satanás."





El Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) aconsejó a sus seguidores que evitaran los pecados destructivos. "Hacer a alguien o a algo copartícipe de Dios, practicar la brujería; matar un ser viviente, cuya vida ha sido declarada sagrada por Dios, sin justificación; practicar la usura, apropiarse indebidamente de la propiedad de un huérfano, huir durante una batalla, y calumniar a mujeres creyentes castas e inocentes"[2].





Durante la vida del Profeta Muhammad, una de las formas de brujería más popular era hacer nudos en una cuerda y luego recitar conjuros o encantamientos sobre los nudos con el fin de embrujar o lastimar a otra persona. Esto se menciona en el penúltimo capítulo del Corán, donde se nos anima a buscar refugio de este mal. "Del mal de las [hechiceras] sopladoras de nudos". (Corán 113:4)





Esta forma de brujería fue hecha contra el Profeta Muhammad, pero Dios no permitió que le causara ningún daño. Un hombre malvado le lanzó un hechizo al Profeta Muhammad utilizando un cabello suyo que tomó de una peinilla, junto con algunas fibras de palma datilera. Después de que el hechizo fue lanzado sobre el Profeta, él comenzó a imaginar que había tenido relaciones sexuales con una de sus esposas cuando de hecho no era así. El efecto del hechizo fue limitado y no interfirió en modo alguno con su responsabilidad de divulgar el Mensaje Divino. Su amada esposa Aisha narró que "un día él (el Profeta Muhammad) le suplicó a Dios y después dijo: "¿Sabías que Dios me ha mostrado dónde está mi cura? Dos hombres vinieron a mí y uno de ellos se sentó a mi cabeza y el otro a mis pies. Uno de ellos le dijo al otro: ‘¿Qué le aqueja a este hombre?’ Él le respondió: ‘Ha sido embrujado’. Le dijo: ‘¿Quién lo ha embrujado?’ Le respondió: ‘Labid ibn Al-A’sam’. El primero dijo: ‘¿Con qué?’ El otro respondió: ‘Con un peine, un cabello que tomó de él, y la fibra de una palmera datilera macho’. Le dijo: ‘¿Y dónde está eso?’ Le respondió: ‘En el pozo de Dharwan’". El Profeta fue hasta el pozo, regresó y dijo: "Sus palmeras datileras son como cabezas de demonios". Yo le dije: "¿Lo has sacado?" Me respondió: "No. Dios me ha curado, y temí que si sacaba eso traería mal sobre la gente". Luego, fue llenado el pozo[3]. El Profeta Muhammad advirtió de nuevo a sus seguidores acerca de los peligros de la magia (brujería o hechicería) cuando afirmó que "todo aquel que ata un nudo y dice conjuros sobre él ha cometido brujería, y quien comete brujería ha asociado copartícipes con Dios, y quien pone esperanzas en algo (que no sea Dios) será abandonado a ello"[4].





Otra forma de brujería que es muy popular hoy en día es escuchar las predicciones hechas por los adivinos y consultar los horóscopos. Vale la pena recordar que el Profeta Muhammad dijo con respecto a estas formas de hechicería: "A todo aquel que vaya con un adivino y le pregunte algo, su oración no será aceptada durante cuarenta días"[5]. Esto no significa que la persona queda exenta de realizar la oración, sino que debe hacer sus oraciones pero no recibirá ninguna recompensa por ellas.





"Quienquiera que acuda a un adivino, vidente o pitonisa, y cree lo que le dice, esa persona ha descreído de lo que le ha sido revelado a Muhammad"[6].





"No es uno de nosotros quien cree en los presagios buenos o malos, o pide a otros que den sus opiniones sobre la buena o mala fortuna basados en el movimiento de los objetos mundanos, o quien busca la adivinación o la hace por sí mismo, o quien practica la hechicería o busca que la hagan para sí. Cualquiera que vaya con un adivino y crea lo que este le dice, ha descreído de lo que le ha sido revelado a Muhammad"[7].





La brujería, que incluye la magia, hechicería, todo tipo de adivinación, augurio y oráculo, la astrología y los horóscopos, todo ello está estrictamente prohibido en el Islam. Ello implica, en todos los casos, tratar con lo oculto, y en la mayoría de los casos, asociar copartícipes con Dios. Estos dos son pecados muy graves que involucran a la persona que practica o cree en la brujería, en comportamientos que pueden llevarla a la perdición eterna.





En el segundo artículo veremos las curas para la brujería, qué se debe hacer si uno se ve afectado por la brujería, o si uno quiere protegerse de los efectos malignos de la brujería.





El Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) nos dijo que la brujería es real y que es peligrosa, tanto física como espiritualmente. Sin embargo, si enfrentamos un problema o nos enfermamos, no debemos pensar automáticamente que hemos sido perjudicados por la brujería. A menudo, aquellos que creen que realmente están afectados por la brujería, lo primero que piensan es utilizar la brujería también para curarse. Esto es totalmente incorrecto. El mal no puede, bajo ninguna circunstancia, ser removido con más mal. El mal solo puede ser curado o removido con el bien.





Muchas enfermedades de la mente y del cuerpo imitan los efectos de la magia, por lo tanto, una persona siempre debe buscar ayuda de médicos calificados antes de llegar a la conclusión de que un hechizo le ha sido lanzado. Sin embargo, la realidad es que Dios permite estas cosas en nuestras vidas, ya sea como una prueba o como un medio para lograr una recompensa mayor. Nada ocurre sin el permiso de Dios, y Dios puede curar a la persona afectada por la brujería sin ninguna acción por parte de la persona afectada ni de otras personas en su nombre, porque Él tiene poder sobre todas las cosas y Él es Sabio en todo lo que hace.





"Cuando Él decide decretar algo, le dice: ‘¡Sé!’, y es". (Corán 36:82)





El Profeta Muhammad nos dijo que "la mayor recompensa viene con la mayor prueba. Cuando Dios ama a la gente, la pone a prueba. Quien acepta esto gana Su complacencia, y quien está descontento con esto gana Su ira"[1]. Dios no nos deja indefensos ante ningún peligro, y eso incluye la brujería. Existen muchas formas de protegernos de los efectos nocivos de la brujería. Estas comienzan con las palabras de Dios: El Corán.





Recitar versículos del Corán, hacer ciertas súplicas y pronunciar palabras de recuerdo de Dios, creará una barrera protectora entre una persona y los daños de la brujería, por lo que es muy buena idea hacer de esto una práctica habitual. El libro de apertura del Corán es conocido como el mayor capítulo y una de las mayores formas de protección, junto con otros versículos y capítulos del Corán, incluyendo los últimos tres capítulos, y el capítulo 2 versículo 255. Este último es conocido como el mayor versículo en el Corán, y el Profeta Muhammad dijo que todo aquel que recite este versículo durante la noche quedará protegido hasta la mañana, y quien lo recite en la mañana estará protegido hasta el ocaso[2].





El Corán habla extensamente sobre la brujería en el capítulo 2, y este capítulo es uno de los mayores medios de protección contra todo tipo de mal. Es sabio recitarlo o escucharlo en casa con regularidad.





"Pero sí seguían lo que recitaban los demonios durante el reinado de Salomón. Sepan que Salomón no cayó en la incredulidad, sino que fueron los demonios quienes enseñaban a la gente la hechicería y la magia que transmitieron los ángeles Harut y Marut en Babilonia. Ellos no le enseñaban a nadie sin antes advertirle: ‘Nosotros somos una tentación, no caigan en la incredulidad’. A pesar de la advertencia, aprendieron de ellos cómo separar al hombre de su esposa, aunque no podían perjudicar a nadie sin el permiso de Dios. Lo que aprendían los perjudicaba y no los beneficiaba. Pero los hijos de Israel sabían que quien practicara la hechicería no tendría éxito en la otra vida. ¡Qué mal vendieron sus almas! Si supieran". (Corán 2:102)





Toda persona, ya sea que esté afectada por la brujería o no, debe tratar de depender solo de Dios y poner toda su confianza en Él en todos los asuntos, sabiendo que Dios no envía una enfermedad para la que no haya cura. Dios nos ha brindado medios permisibles para el tratamiento de aquellos que han sido perjudicados por la brujería, y para protegernos de ella. Una persona debe volverse hacia Dios, pedirle con una súplica al comienzo del día, en la noche y después de cada oración. Pues Dios es Quien elimina el daño y alivia la angustia, y Él es misericordioso, Él responde las súplicas de todos los que Lo invocan. Además, mientras nos aferremos a Dios, busquemos refugio en Él y pongamos nuestra confianza en Él podremos obtener protección de la brujería, esforzándonos por hacer lo que es correcto ante los ojos de Dios y apartándonos del pecado.





Por último, vamos a exponer algunos puntos importantes a tener en cuenta con respecto al tema de la brujería. La brujería a menudo es denominada "magia negra". Esto da la falsa impresión de que existe algo llamado "magia blanca" que no es dañina o peligrosa. Magia es magia, no importa qué color se utilice para describirla. Aunque la intención del que la practica puede variar de lo malo a lo bueno, a los creyentes se les ha dicho categóricamente que se mantengan alejados de la magia en todas sus formas.





Existe mucha información sobre la curación de una persona afectada por la brujería circulando en internet, información que resulta muy peligrosa, tan peligrosa como la propia brujería. Algunos sitios te dirán que los síntomas físicos de mala salud son señales de un hechizo, y esto a menudo es incorrecto. La gente que sufre de síntomas similares a los de la gripe o de condiciones extrañas, debe buscar ayuda de médicos profesionales. Enfermedades mentales bien conocidas y entendidas a menudo son falsamente diagnosticadas como efectos de la brujería; esto es particularmente peligroso, en especial cuando una persona sufre de ilusiones o alucinaciones. Cuando los esfuerzos médicos han sido agotados y los síntomas no han sido explicados, entonces es sabio buscar ayuda de una persona calificada en el conocimiento islámico. Sin embargo, debes asegurarte de que cualquier "cura" que se te proponga u ofrezca debe estar acorde estrictamente con las instrucciones dadas por Dios y Su Mensajero, el Profeta Muhammad.





Por último, recuerda que utilizar las palabras de Dios, que es el Corán mismo, es un escudo contra la magia recomendado en todo momento, pues con ello se logran muchos propósitos, incluyendo acercar a la persona a Dios.



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