Términos árabes
· Zakat: Caridad obligatoria.
· Salah: Palabra árabe para indicar la conexión directa entre el creyente y Allah. Más específicamente, en el Islam se refiere a las cinco oraciones diarias formales, y es el acto de adoración más importante.
· Mi’ray: La ascensión del Profeta Muhammad a los cielos.
La oración ritual (salah[1]) es el pulso de la adoración islámica, es la expresión viva del Islam. Mantiene al musulmán en permanente contacto con Allah. La recitación del Corán, la escritura sagrada del Islam, es un elemento inseparable de la oración. En la oración uno encuentra la más pura expresión de los elementos del Islam. Siendo que es un acto de devoción ritual a Allah, tiene dos facetas: la prescripción legal y la dimensión espiritual; en esta lección analizaremos esta última.
La primera obligación de la persona que se islamiza es realizar las oraciones, pues estas son obligatorias para todo musulmán, hombre o mujer, cinco veces al día a través de toda su vida, desde que declara su Islam. La oración (salah) es el segundo pilar del Islam, después de los dos testimonios de fe. Sin importar si uno es rico o pobre, sano o enfermo, viajero o residente, un musulmán debe rezar[2]. Todo musulmán debe aprender los preceptos y reglas de la oración correcta y debe rezar cinco veces al día. Aprender la oración y realizarla debe ser la primera prioridad de todo nuevo converso. Si usted es un musulmán nuevo, incorporar a su vida una práctica religiosa nueva, realizada en un lenguaje que no le es familiar, puede ser extraño e intimidante; pero pronto, con paciencia y la ayuda de Allah, se convertirá en parte de su vida. La oración para el musulmán es tan importante como respirar, ¡y no es tan difícil como parece!
La oración gira alrededor de tres realidades supremas en la vida de un musulmán: Allah, Su Profeta, y la comunidad de los creyentes. Allah es constantemente alabado, glorificado, agradecido y mencionado en la oración (salah). El musulmán se dirige por dentro y por fuera a Allah; la forma de rezar es la del Profeta y él también es mencionado. Por último, la oración vincula a la persona con la comunidad de creyentes, especialmente cuando se realiza en la mezquita con la congregación local.
El rezo (salah) es considerado el más importante acto de adoración prescrito para los seres humanos, es la columna vertebral de la práctica religiosa del musulmán. Si no tuviera columna vertebral el cuerpo humano colapsaría. Del mismo modo, sin la oración la práctica religiosa de una persona caería en pedazos. El Profeta mismo lo comparó con la columna vertebral:
“La cabeza de todo asunto es el Islam, y su columna vertebral es la oración (salah)…” (At-Tirmidhi, Ibn Mayah).
Enfatizando su importancia, el Profeta dijo:
“Entre la persona y la incredulidad está el abandono de la oración (salah)”[3].
Esto significa que si una persona deja de rezar completamente, cae en la incredulidad.
Hay varios otros puntos que enfatizan la importancia del rezo (salah), entre ellos los siguientes:
- El Profeta en su lecho de muerte aconsejó a los musulmanes que prestaran atención a la oración[4].
- Fue el primer acto de adoración que se prescribió a los musulmanes, y se hizo obligatorio estando en La Meca antes de la migración a Medina. La caridad obligatoria (Zakat[5]), el ayuno y el peregrinaje fueron prescritos en Medina.
- El primer asunto por el que seremos interrogados en el Día del Juicio será la oración:
“El primer asunto por el que seremos interrogados en el Día del Juicio será la oración (salah). Si sus rezos están bien, todas sus demás obras lo estarán; y si sus rezos están mal, todas sus otras obras estarán mal”[6].
- Abraham le pidió a su Señor que le diera descendientes que cumplan con la oración:
“¡Oh, Señor mío! Haz que tanto mis descendientes como yo seamos fervientes practicantes de la oración. ¡Oh, Señor nuestro! Concédeme esta súplica” (Corán 14:40).
El Corán está lleno de mandamientos que enfatizan esta importancia. La oración nos ha sido transmitida por Allah de dos modos. Primero, Allah mismo la ordenó al Profeta Muhammad (que la misericordia y las bendiciones de Allah sean con él), cuando ascendió a los cielos en un viaje conocido como el Mi’ray (la Ascensión). El mandamiento de la oración (salah) no fue descendido por un ángel al Profeta, sino que el Profeta fue ascendido a los cielos, y Allah se dirigió directamente a él con este mandato. Segundo, el gran ángel Gabriel descendió para enseñarle al Profeta las cinco oraciones y sus tiempos.