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Términos árabes:





·       Sharíah: Ley islámica.





·       Rab: Significa literalmente Señor, Dueño, Amo, Líder. Islámicamente se lo usa para referirnos a Allah: el Dueño, Amo, Aquel que cuida, sustenta, y nutre todo.





·       Dawah: A veces escrito como Da’wa. Significa llamar o invitar a otros al Islam.   





·       In sha Allah: Si Dios quiere o si así lo desea. Es un recordatorio y reconocimiento de que nada ocurre si no es por decreto de Allah. 





InvitingNonMuslims_01.jpgConocer la verdad, comprender el propósito de esta vida y saber la respuesta a esa vieja pregunta de ¿por qué estoy aquí?, es emocionante, nos hace regocijar. Por ello, al descubrir esto queremos contarles a otras personas; sin embargo, a veces simplemente decir a viva voz una de las verdades universales de la vida puede sonar a confrontación. Algunos pueden pensar que estamos locos o deliramos, pero ese no es el problema, lo mismo decían del Profeta Muhammad o del Profeta Noé. El problema es que cuando invitamos a la gente a la verdad del Islam queremos que escuchen y entiendan lo que estamos tratando de decir. Para ayudar a aquellos que se emocionan con esta idea de difundir el Islam, hablaremos sobre algunos consejos al invitar a otros al camino correcto. 





Primero, pongámonos de acuerdo en nuestras definiciones. El verbo "invitar" significa instar cortésmente a alguien para que haga algo[1]. Sharíah significa literalmente "un camino al agua", fuente de toda vida. Por ello, islámicamente, Sharíah es el camino directo a Allah, el Dador y Originador de toda vida. Allah nos dice:  





“Convoca al sendero de tu Señor con sabiduría y bellas palabras. Argumenta de la mejor manera...”  (Corán 16:125).





Cuando invitamos a alguien al Islam, el camino correcto, le presentamos lo atractivo que es. Nuestra tarea es entregar el mensaje de la mejor forma posible de acuerdo a nuestro conocimiento y capacidades. Aceptar o rechazar el mensaje recae sobre la persona a la que nos dirigimos; no hay compulsión en la religión y es Allah quien brinda la guía. Nosotros no estamos convirtiendo o revirtiendo a nadie, porque es Allah, y solo Allah, quien realmente se encarga de eso. Nuestro papel es ayudar a otros en su camino o plantar una semilla que algún día, in sha Allah, se convertirá en un árbol de Islam. 





 “Una vez establecida la diferencia entre la guía correcta y el desvío no se puede forzar a nadie a creer…” (Corán 2:256).





“… Diles: 'A Dios pertenece el oriente y el occidente, y Él guía a quien quiere hacia el sendero recto’” (Corán 2:142).





Es importante recordar, sin embargo, que difundir el mensaje y llamar a la gente al Islam ―o hacer dawah, como muchos lo llaman― es una obligación de todo musulmán. Desde luego, no se espera que todos trabajen en el campo de la dawah, pero todos debemos tener conciencia en todo momento de que nuestro comportamiento, palabras, y acciones son dawah. Aquellos que no están familiarizados con el Islam observan a los musulmanes para saber de qué se trata esta religión. El Profeta Muhammad dijo: "Trasmite de mí aunque sea solo una palabra"[2]. El Corán reitera ese mismo concepto:  





“Quién puede expresar mejores palabras que aquel que invita a la gente a creer en Dios, obra rectamente, y dice: '¡Yo soy de los musulmanes!'" (Corán 41:33).





Suena fácil, ¿no? Todos amamos a Allah y a Su Mensajero Muhammad y, sin duda, esperamos que algún día toda la gente se sienta así. Sin embargo, el amor por el Islam y todo lo que conlleva no es suficiente. Cuando aceptamos el desafío de transmitir el mensaje debemos estar preparados. Ya no podemos regañar al zapatero cuando sube sus precios; ya no podemos reaccionar con ira cuando escuchamos a alguien susurrar un insulto al pasar. Aquel que difunde el mensaje del Islam debe estar preparado a recibir insultos, ser paciente, hacer un sacrificio, y escuchar ideas e ideologías muy lejanas a la verdad del Islam. El Profeta Muhammad dijo: "El creyente que se mezcla con la gente y soporta sus insultos con paciencia es mejor que el que no lo hace"[3].





Aquel que es reconocido como musulmán está llevando el mensaje cada vez que aparece en público o se mezcla con los no musulmanes, por lo cual nuestras palabras deben siempre ser amables y gentiles, y nuestro carácter debe estar bajo control para que nunca salgan malas palabras de nuestras bocas. Uno de los compañeros del Profeta Muhammad dijo: "Sonreímos a la gente incluso si nuestros corazones maldicen sus palabras o comportamiento"[4]. Lo que es más, un musulmán debe facilitar las cosas a los demás. Esto es lo que Allah espera de nosotros y lo que el Mensajero de Allah alentó cuando dijo: "Enseñen y faciliten los asuntos, no los compliquen. Si alguno de ustedes se enoja, que guarde silencio"[5].





“... Dios desea facilitarles las cosas y no dificultárselas...” (Corán 2:185).





El Profeta Muhammad entendía la debilidad humana, pero al mismo tiempo reconocía el potencial de la gente para la excelencia. Sus métodos de dawah eran perfectos; solo tenemos que seguir su ejemplo para asegurarnos de que estamos cumpliendo con la obligación de transmitir el mensaje en todas partes. Él siempre eligió la opción más fácil para sí mismo y los demás, siempre y cuando estuviese dentro del marco de la Sharíah.   





En la próxima lección veremos, con detalle, algunos métodos para difundir el mensaje. 





Cuando explicamos el mensaje del Islam, lo más importante a recordar es el Tawhid. Debe ser la base de cualquier explicación relacionada con el din. El Tawhid es el fundamento mismo del Islam y, sin duda, nuestras conversaciones deben emanar de este importante principio. El Corán enfatiza que cada Mensajero enviado por Allah comenzó invitando a su gente al Tawhid. 





“Envié a cada nación un Mensajero [para que los exhortara a] adorar a Dios y rechazar la idolatría...” (Corán 16:36).





“No envié en el pasado a ningún Mensajero, excepto que recibiera la misma revelación que tú: 'Nada ni nadie merece ser adorado excepto Yo, ¡Adórenme solo a Mí!'" (Corán 21:25).





“Envié a Noé a su pueblo. Les dijo: '¡Oh, pueblo mío! Adoren solamente a Dios, pues no existe otra divinidad salvo Él. Temo que los azote un castigo terrible [si continúan en la idolatría]'” (Corán 7:59).





De acuerdo con los sabios del pasado y del presente, cualquier llamado al Islam que no comience por el Tawhid va directo al fracaso. El Profeta Muhammad ordenaba a los sahabah que predicaran el Tawhid cuando los enviaba a diversas comunidades. A aquellos que envió a Yemen les dijo: "Se dirigen a la Gente del Libro, por eso, que el Tawhid de Allah sea lo primero a lo que los invitan"[1].





El título "Gente del Libro" hace referencia a judíos y cristianos, aquellos a quienes se les dieron escrituras sagradas como guía antes de que fuera revelado el Corán. A veces es más fácil comenzar una conversación sobre Islam con judíos o cristianos porque ellos ya creen en Dios. El Corán está lleno de alusiones e historias que ellos comparten y que ya tienen en sus libros. Por ejemplo, se pueden mencionar las suras del Corán que llevan el nombre de gente reconocible como Mariam (María, sura 19), Ibrahim (Abraham, sura 14) o Yusuf (José, sura 12).    





El Corán instruyó al Profeta Muhammad para que invitara a la Gente del Libro al Islam, y él en su Sunnah aclaró la relación entre todos los profetas y mensajeros de Allah. 





“Di: '¡Oh, Gente del Libro! Convengamos en una creencia común: No adoraremos sino a Dios, no Le asociaremos nada y no tomaremos a nadie como divinidad ante Dios'" (Corán 3:64).





 “Debatan con la Gente del Libro con buenas maneras, excepto con aquellos que cometen injusticias. Digan: 'Creemos en lo que nos ha sido revelado a nosotros, así como en lo que les fue revelado a ustedes. El Dios de ustedes y nuestro Dios es uno, y a Él entregamos nuestra voluntad [como musulmanes]'" (Corán 29:46).





“Yo soy el más cercano de toda la gente al hijo de María, y todos los Profetas son hermanos, y no hay nadie entre él y yo (o sea, no hay ningún Profeta entre Jesús y yo)"[2].





“Si alguien cree en Jesús y luego cree en mí, tendrá el doble de recompensa"[3].





La gente que no tiene conocimiento sobre ninguna de las tres religiones monoteístas, como los budistas, requieren de guías diferentes. Es responsabilidad de la persona que hace dawah tener un entendimiento básico de las creencias de las personas a quienes se dirige. El budismo, por ejemplo, es un modo de vida, pero no en el mismo sentido del Islam. Puesto de forma simple, el budismo, como otras tantas religiones orientales, tiene un concepto de que la persona que hace el bien logrará cualidades divinas. Por otro lado, los hinduistas creen en un Dios Supremo que convive con otros, y otras religiones ocultas como el zoroastrismo y los Baha'i lo hacen también. Sin embargo, no es deseable hablarle a otro con soberbia como si conociéramos más que ellos de su propia religión; es importante recordar esto, sea verdad o no. Recuerde, no debemos ofender a los demás o sin querer comenzar una discusión. Podemos encontrar más información sobre otras creencias en nuestra página web www.islamreligion.com/es.





Si una persona tiene una fuerte creencia en Dios o un Ser Supremo sin nombre, responsable de la creación, es posible enseñarles que el Dios a quien llamamos Allah es el mismo Dios al que ellos mencionan con otros nombres, como Elohim o Yahveh; pero es crucial aclararles que nosotros creemos que Él no tiene copartícipes o asociados y que no le damos atributos divinos a nada en la creación excepto a Él. Creemos que hay una marcada diferencia entre el Creador y la creación, y que todo afuera de Dios es Su creación.   





Es imperativo que la gente comprenda que el Islam fue revelado para toda la humanidad, no solo para un grupo étnico o raza. A veces la gente quiere encontrar sentido a sus vidas, y el Islam da una respuesta bien clara a esa pregunta. Hemos sido creados para reconocer y adorar solo a Dios, y obedecerlo en todo asunto.   





 “No he creado a los yinnes [genios] y a los seres humanos sino para que me adoren.” (Corán 51:56)





Aquel que cree en cualquier divinidad es un teísta, y aquellos que no lo hacen son llamados ateos. Las dos posiciones son opuestas; los ateos no creen en ningún ser supremo; creen, por el contrario, que el mundo sería un mejor lugar si fuera gobernado por ideologías hechas por el hombre, como el comunismo o el capitalismo. En ese caso, no hay un marco ideológico sobre el cual comenzar un intercambio sobre la religión del Islam. Recuerda que el punto de partida de la dawah es invitar a la gente a creer en Un solo Dios: Allah. Siguiendo el ejemplo del Profeta Muhammad, debemos empezar invitando al Tawhid, y hacerlo apelando a la razón.





Podemos observar claramente y llamar la atención al hecho de que todo en el universo funciona meticulosamente y de una manera bellamente trabajada; la salida y puesta del sol, el cambio de las estaciones, y el orden delicadamente balanceado que es el nacimiento, el crecimiento y la vejez. Esta uniformidad en las leyes del universo apunta a la existencia de un Creador, y resulta interesante que los ateos que aceptan el mensaje frecuentemente lo hacen a través de la creencia en Dios como un Ser Supremo. Convencer a la gente de que ese Dios Creador es digno de alabanza debería ser el próximo paso. 





En la tercera y última lección veremos cómo entregar el mensaje a personas específicas, sobre todo a miembros de la propia familia. 





El objetivo de invitar a otros al camino correcto es hacer llegar el mensaje; no seremos cuestionados si ellos no lo aceptan. Como mencionamos antes, es Allah quien guía a la gente y genera el deseo de abrazar el Islam. Recuerda que cuando tratamos de transmitir el mensaje, lo debemos hacer con sabiduría, palabras elocuentes y los modales más refinados. Discusiones y debates acalorados no son los mejores métodos de hacer dawah.  





Aquel que ha abrazado el Islam debe transmitir el mensaje a aquellos más cercanos y queridos. Una vez que alguien ha probado la dulzura de la fe, resulta imposible no desear lo mismo para sus amigos y familia. Invitar a la familia debe ser una prioridad, pero con frecuencia puede convertirse en lo más difícil. A veces, cuando uno es el primer miembro de la familia en responder al llamado, dejamos a los demás en estado de shock, especialmente si no se cruzan con otros musulmanes en su vida diaria. 





Su familia necesita tiempo para aceptar la realidad. Asegúrese de tener material fácil de leer, como panfletos o libros pequeños. Si vive con ellos, puede dejar este material en algún lugar accesible y visible, y puede llevarlo en su bolso o auto. La gente quiere saber esto y aquello, y a veces no tenemos la respuesta para todo. Quizá puedan buscar juntos la información recordando que el énfasis siempre debe estar puesto en la Unicidad de Allah, el Creador de todo lo que existe.  





Su familia y amigos le estarán observando con detenimiento, y es aquí cuando su conducta tendrá suma importancia. Seguramente ya haya abandonado muchas cosas significativas, como el alcohol, las fiestas, juntarte con gente del sexo opuesto, o la carne porcina y sus derivados. Sin embargo, también ha agregado muchas pequeñas cosas, como actos de benevolencia, generosidad, disposición para ayudar, mejores modales, y un deseo de establecer lazos familiares fuertes e irrompibles. Mostrar bondad y tener altos valores morales es posiblemente la mejor manera de que mostrarle a alguien el Islam, también es la mejor forma de hacer dawah. Usted es un ejemplo de lo que es el Islam.  





El comportamiento del Profeta Muhammad atrajo a muchísimos a la religión. Su amada esposa Aisha describió su carácter como un ejemplo viviente del Corán[1]. Él era amable y afable con todos, e incluso sus enemigos no podían dejar de subrayar sus excelentes cualidades. Esta es la conducta que debemos tratar de emular, y aquellos que más se beneficiarán son nuestra familia y amistades cercanas. Una buena palabra, un regalo, una ayuda de cualquier tipo, mostrará la belleza del Islam.  





Hay que tener particular cuidado con no desesperarse cuando uno ve a su familia o amigos tener un comportamiento que ahora considera inapropiado. No lo abandone por su forma de ser; puede dejar su compañía si están tomando alcohol o actuando de forma contraria a la religión, puede irse del lugar o alejarse de tal situación, pero no abandone a la persona. Invítelos a su hogar y sus eventos para que puedan ver que uno se puede divertir y ser feliz sin alcohol y sin formas dañinas de entretenimiento. 





Una conversación en el lugar de trabajo puede ser una oportunidad para difundir el mensaje del Islam. Entregar panfletos probablemente no le acercará a la gente ni influenciará a nadie, pero sus modales y forma de relacionarse sí. Recuerde que sus colegas pueden llegar a estar tan impactados como su familia. Si usted ha abrazado el Islam recientemente, no espere fanfarrias y felicitaciones, espere curiosidad. Nuevamente, no de respuestas sin conocimiento sobre cosas que no aún no sabe. Lo único que sí conoce con seguridad es la Unicidad de Allah y Su derecho de ser adorado.  





Nunca pierda la esperanza. Puede que no vea a la gente que ama entrar al Islam, y eso puede ser una desilusión, pero es sabio recordar que es Allah Quien guía a la gente al camino correcto. El papel que usted desempeñe en ese proceso puede ser tan pequeño, como mostrar un rostro amigable en un día oscuro. Esperanza es algo que los musulmanes tenemos en abundancia, entonces haga pequeños esfuerzos y mucho du'a por la gente que aprecia y aquellos que le rodean. 





Difundir el mensaje e invitar a la gente al camino correcto es el trabajo que llevaron a cabo todos los Mensajeros de Allah. Cada uno llamó a su gente al Único Dios, Allah. El Profeta Muhammad, por el contrario, fue enviado a toda la humanidad; dio buenas nuevas a los creyentes de una inmensa recompensa en el Más Allá, y advirtió a los incrédulos de un severo castigo. El Mensajero de Allah esperó lo mismo de todos aquellos que lo siguieron; dijo: "Si Allah guía a una persona a través de ti, esto será mejor para ti que poseer camellos rojos"[2].  





“En el Mensajero de Dios hay un bello ejemplo para quienes tienen esperanza en Dios, [anhelan ser recompensados] en el Día del Juicio y recuerdan frecuentemente a Dios” (Corán 33:21).





En conclusión, vemos que si seguimos el Corán y la Sunnah del Profeta Muhammad podremos presentar el Islam de la mejor forma posible, y no hay mejor modo de hacerlo. 



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