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V


Vida y misión de Jesús


Apenas conocemos nada de los primeros años de la


vida de Jesús. La Virgen María lo alumbró en Palestina y


todos los musulmanes lo respetan y creen con fe devota


que es uno de los más grandes profetas de Dios. El Corán


está jalonado de versículos que lo distinguen como tal.


Sus enseñanzas se fundan sobre la fe en el Dios único


y sin par y sobre el amor a la humanidad. Obró milagros,


mas nunca los atribuyó a sí mismo sino a Dios1. Así, en


Juan 5:30, afirma: “No puedo yo de mí mismo hacer cosa


alguna”, y en Lucas 11:20: “Pero si yo con el dedo de Dios


expulso demonios…”. Antes de obrar prodigo alguno el


Mesías invocaba al Creador del cielo y de la tierra, como


en aquel episodio de la resurrección de Lázaro: “Jesús


1 Sin embargo, los sacerdotes insisten en oponerse a las


enseñanzas del propio Jesucristo al considerar tales milagros


pruebas de su naturaleza divina. Ante ello uno estaría tentado de


increparles: ¿Por qué entonces no consideráis también un dios a


Moisés, siendo así que al contacto de su callado, que además se


transmutaba en serpiente (Éxodo 4:2-5), las aguas del mar se


hendían (Éxodo 14:16-29)? ¿Por qué no consideráis también un


dios a Josué, que ordenó detenerse el sol y la luna y le


obedecieron rendidos (Josué 10:13)? ¿Por qué no también a


Elías, que de igual modo resucitaba a los muertos (Reyes I


17:20-22)? ¿O a Eliseo, que los resucitaba vivo (Reyes II 4:32-


35) y hasta después de muerto sus huesos lo lograban (Reyes II


13:20-21)? ¿Y Ezequiel, que resucitó un ejército compuesto “por


una muchedumbre grandísima de hombres” (Ezequiel 37:7-10)?


Aunque no fueran sino hombres autorizados por Dios, ¿por qué


no divinizarlos a todos?


3 0 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


30


levantando los ojos al cielo dijo: ¡Padre!, gracias te doy


porque me has oído. Bien es verdad que yo ya sabía que


siempre me oyes; mas lo he dicho por razón de este pueblo


que está alrededor de mi, con el fin de que crean que tú


eres el que me has enviado.” (Juan 11:41-42) Simón, es


decir, Pedro, uno de los discípulos más destacados, dijo


una vez: “¡Oh hijos de Israel!, escuchadme ahora: A Jesús


de Nazaret, hombre autorizado por Dios a vuestros ojos,


con los milagros, maravillas y prodigios que por medio de


él ha hecho entre vosotros, como todos sabéis.” (Hechos


2:22) “Como todos sabéis”: para cuantos fueron testigos


de tales portentos Jesús era, sin asomo de duda, un profeta


de Dios, el conducto autorizado por medio del cual Dios


manifestaba su poder. Recordemos el episodio del hijo


unigénito de la viuda al que Jesús volvió a la vida: “Un


gran profeta -exclamaron aquel día todos los presentes- ha


aparecido entre nosotros, y Dios ha visitado a su pueblo.”


(Lucas 7:16)


El Sagrado Corán nombra a este gran profeta, el hijo


de María, a quien califica de Mesías, Ungido o Cristo


(pues las tres palabras significan lo mismo), nada menos


que en veinticinco ocasiones: al profeta Muhammad solo


lo menciona en cinco. En Corán 3:42-62 leemos:


Y he aquí que los ángeles dijeron: “¡María!1


Ciertamente Dios te ha escogido y te ha purificado, y te ha


1 María, la madre de Jesús, es la única mujer que el Corán


nombra de manera expresa. Su nombre aparece en el Corán


treinta y cuatro veces y da título a un capítulo o azora completo


(en la Biblia no hallamos nada semejante). Por el contrario, a la


madre, las hijas o las esposas del profeta Muhammad no se las


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 31


exaltado sobre todas las mujeres de la creación. ¡María!


¡Ten devoción a tu Señor, prostérnate e inclínate con los


orantes!”


Todo esto estaba fuera de tu alcance [del profeta


Muhammad]. Nosotros te lo revelamos. Tú no estabas con


ellos cuando echaban suertes para ver quién se haría


cargo de María. No estabas con ellos cuando disputaron.


Y los ángeles le dijeron: “¡María! Dios te anuncia la


buena nueva de una palabra Suya. Su nombre es Jesús


hijo de María, el Mesías. Será reverenciado en este mundo


y en el otro. Estará cerca de Dios. Predicará a las gentes


desde la cuna y en la edad adulta, y será un hombre


justo.”


Ella respondió: “¡Señor! ¿Cómo podré tener un hijo


si ningún hombre me ha tocado?” “Así ha de ser, le


manifestó el ángel. Dios crea cuanto quiere: si dispone tan


sólo dice sé y es. Él enseñará a tu hijo el libro y la


sabiduría, la Torá y el Evangelio.”


Como enviado a los hijos de Israel les predicará


diciendo: “Os traigo un signo de vuestro Señor. Con


arcilla modelaré formas de pájaro y soplaré sobre ellas y


por el poder de Dios cobrarán vida1. Por el poder de Dios


sanaré al ciego y al leproso, y resucitaré a los muertos y


os instruiré sobre lo que coméis y lo que allegáis en


vuestras casas. En ello habréis, en verdad, signo para


creyentes.


menciona en el Corán. Prueba del vivo amor que los


musulmanes profesan a la Virgen María es el gran número de


ellos que dan ese nombre a sus hijas.


1 Este, como otros milagros de Jesús, no aparece en los


evangelios y sí en el Corán. Para otro ejemplo, véase Corán


5:114, prodigio que da nombre a todo la azora en que se inserta.


3 2 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


32


He venido a confirmar esta Torá que aquí tenéis y a


haceros lícitas cosas que os estaban vedadas. He venido a


traeros un signo de vuestro Señor. ¡Temed pues a Dios y


obedecedme! Dios es mi Señor y Señor vuestro.


¡Adoradle! Ese es el camino recto.”


Mas Jesús sintió su infidelidad. “¿Quiénes me


seguirán en el camino a Dios?” preguntó, y los apóstoles


respondieron: “¡Nosotros seguiremos a Dios! ¡Creemos


en Él! ¡Tú eres testigo de nuestra sumisión! ¡Señor!


¡Creemos en la Revelación y seguimos al enviado;


cuéntanos, pues, entre quienes dan testimonio!”


Y algunos intrigaron. Y Dios también, mas Dios


prevalece. Y he aquí que Dios dijo: “¡Jesús! Te llamo a


Mí. A Mí te elevo1 para librarte de los infieles. Tus


seguidores sobrepujarán a los infieles hasta el Día de la


Resurrección. Y ese día tornaréis todos a Mí y Yo juzgaré


en vuestras disputas. A los infieles les impondré un castigo


severo en esta vida y en la otra, y no hallarán auxilio.”


Mas a los que crean y obren el bien, Él los remunerará


cumplidamente. Dios no ama a los impíos.


Estas aleyas y esta amonestación te recitamos. Frente


a Dios, Jesús es semejante a Adán. Lo creó de tierra y le


ordenó: “Sé”, y fue. La verdad procede de tu Señor, ¡no te


dejes vencer por la duda! Y si después de este saber que


has recibido siguen disputando, di: “¡Venid!


Convoquemos a nuestros hijos y a los vuestros, a nuestras


mujeres y a las vuestras, y acudamos también nosotros;


supliquemos con humildad y sean malditos de Dios los


mentirosos.”


1 Allah, gloria a su poder, salvó a Jesús y lo hizo ascender a los


cielos, junto a Él, en cuerpo y alma, vivo, sano y salvo.


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 33


Esta es, ciertamente, la verdad. Dios es uno. Él es


poderoso y sabio.


Leamos ahora juntos Corán 19:16-36:


Y recuerda en la escritura a María, cuando abandonó


a su familia para recluirse en un lugar al este, apartada


de ellos. Cuando le enviamos Nuestro Espíritu bajo la


forma de un mortal. Ella exclamó: “¡Busco refugio frente


a ti en el más misericordioso! ¡Detente si temes a Dios!”


Respondió: “Soy sólo un emisario del Señor que ha


venido a concederte el don de un hijo puro.”


“¿Cómo voy a tener un hijo si ningún hombre me ha


tocado y no soy una mujer licenciosa?”


“Así ha de ser. Tu Señor dice: Eso es fácil para Mí.


Haremos de tu hijo un signo para la humanidad y un


ejemplo de Nuestra misericordia. Que así sea.”


Lo concibió. Luego se retiró con él a un lugar alejado.


Los dolores del parto la empujaron hasta el tronco de una


palmera. “¡Ojalá hubiera muerto antes de verme metida


en todo esto!, se decía cuitosa, ¡ojalá no hubiera quedado


rastro ni de mi memoria!”


Entonces, una voz que provenía del pie de la palmera


la consoló: “¡No te aflijas! Tu Señor ha puesto a tus pies


un arroyo; sacude hacia ti el tronco de la palmera y


caerán dátiles maduros. ¡Come, pues, bebe y regocíjate! Y


si ves a algún ser humano hazle saber que has hecho voto


de silencio al Misericordioso y que no puedes hoy decir


palabra.”


Después regresó a su familia llevando consigo al niño.


“¡María!, exclamaron, ¡esto es inaudito! ¡Hermana de


Aarón! ¿Acaso era tu padre un hombre inicuo?, ¿acaso tu


madre una ramera?”


3 4 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


34


Entonces ella señaló hacia a su hijo.


“¿Pretenderás que hablemos con un niño de cuna?”,


preguntaron [mas el niño hablo] y dijo: “En verdad en


verdad os digo: Yo soy el siervo de Dios. Él me ha


entregado la escritura, ha hecho de mí un profeta y me ha


de bendecir doquiera que me halle. Me ha prescrito la


oración (salat) y la limosna (zakat1) de por vida, y me ha


ordenado ser bondadoso con mi madre. No me ha hecho


arrogante ni con el corazón duro. La paz fue conmigo


desde el día en que nací y me acompañará hasta el día de


mi muerte y hasta el día en que sea devuelto de nuevo a la


vida.”


Tal es en verdad Jesús, el hijo de María, sobre cuya


naturaleza tanto discrepan. No es de Dios tomar un hijo.


¡Gloria a Él! Cuando dispone ordena “Sé”, y es.


[Y dijo Jesús]: “En verdad Dios es mi Señor y Señor


vuestro; así pues, adoradle: este es un camino recto.”


También la Sunna, o conjunto de tradiciones


proféticas, aborda con detenimiento la figura de Jesús. Así,


afirma el profeta Muhammad, Dios lo bendiga y salve, en


un hadiz o tradición profética recogido por Bujari: “En


este mundo o en el otro, yo siempre seré el más allegado a


Jesús, el hijo de María. Pues los profetas son hijos de un


mismo padre: sus madres serán distintas, pero su religión


es una.” Y en otro hadiz, también recogido por Bujari,


añade: “Al momento de nacer, el Demonio se acerca a los


seres humanos y con el dedo los hiere en los costados,


salvo a Jesús, el hijo de María, a quien el Demonio trató de


1 El zakat o azaque es uno de los pilares del Islam. Se trata de un


porcentaje fijo de la hacienda que se da para los pobres y


necesitados.


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 35


herirlo mas sólo alcanzó a rozarle la placenta.” De este


modo vino Dios a responder a las suplicas de su abuela, la


esposa del profeta `Imran, como leemos en Corán 3:36:


“Le he puesto por nombre María. E imploro Tu protección


para ella y su descendencia contra Satán, el maldito.”1


El Corán, en conclusión, considera a Jesús y a


Muhammad igualmente inmaculados, igualmente nobles,


profetas ambos enviados por Allah: ¡Gloria a Él!


VI


El profeta Muhammad


Jesús dijo a los judíos: “Os será quitado a vosotros el


reino de Dios y dado a gentes que más lo merecen.”


(Mateo 21:43) Y lo merecieron los descendientes de


Ismael, los mismos que padecían la desconsideración de


los judíos.2 Pues “Jesús, hijo de María, dijo: « ¡Hijos de


1 Tanto el Corán como la Sunna honran al Mesías y mantienen


que Dios lo protegió del Demonio frente a las afirmaciones que


se vierten en la Biblia acusándolo de que el Demonio lo tentó y


se mofó de él (Lucas 4:2).


2 Pese a la desconsideración de los judíos hacia los árabes, Allah,


como leemos en el Corán, los favoreció durante un tiempo:


“¡Hijos de Israel! Recordad la gracia que os dispensé y que os


distinguí entre todos los pueblos.” (C 2:47) La mayoría de las


veces que el Corán alude a ellos es para describir sus relaciones


con los profetas, en especial con Moisés, cuyo nombre resuena


en el Corán en ciento treinta y seis ocasiones. Recordemos que


el profeta Muhammad, el bendito y salvo por Dios, ordenó a los


musulmanes ayunar el décimo día del mes lunar de moharram y


un día antes o después de esta jornada como muestra de


agradecimiento a Dios por haber salvado a Moisés y a su pueblo


de las manos de Faraón obrando milagros tan descomunales


3 6 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


36


Israel! Yo soy el que Dios os ha enviado en


confirmación de la Torá anterior a mí, y como nuncio de


un Enviado que vendrá después de mí, y que se llamará


Ahmad». Pero cuando vino a ellos con las pruebas claras


dijeron: « ¡Esto es sin duda cosa de hechicería!»” (Corán


61:6)


En el Nuevo Testamento, Jesús profetiza la llegada del


profeta Muhammad con las siguientes palabras: “Mas yo


os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si


yo no me voy, el que os habrá de confortar no vendrá a


vosotros; pero si me voy, le enviaré. Y cuando él venga,


convencerá al mundo en orden al pecado, a la justicia y al


juicio… Cuando empero venga el Espíritu de verdad, él os


enseñará todas las verdades, pues no hablará de suyo sino


que dirá todas las cosas que habrá oído, y os prenunciará


las venideras. Él me glorificará: porque recibirá de lo mío


y os lo anunciará” (Juan 16: 7-14) ¿Y quién, decidme, ha


glorificado a Jesús tanto como Muhammad, Dios lo


bendiga y salve?


Por otro lado, en el Evangelio apócrifo de Bernabé


(220) se ponen en los labios de Jesús las siguientes


palabras: “Como los hombres me habían llamado Dios e


Hijo de Dios, mi Padre, no queriendo que fuese en el día


del juicio un objeto de burla para los demonios, prefirió


que fuese en el mundo un objeto de afrenta por la muerte


como la división de las aguas del Mar Rojo. Hasta hoy, catorce


siglos después, los musulmanes continúan recordando esa


efeméride. Prueba del fervoroso amor y del respeto que todos los


musulmanes dispensan a los profetas del pueblo de Israel es la


asiduidad con que eligen sus nombres para sus hijos.


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 37


de Judas1 en la cruz, y que todos quedasen persuadidos de


que yo había sufrido este suplicio infamante. Y esa afrenta


durará hasta la muerte de Muhammad, que, cuando venga


al mundo, sacará de semejante error a todos los que creen


en la ley de Dios.”


También en el Antiguo Testamento se alude en


diversas ocasiones al profeta Muhammad, alusiones que


han sobrevivido pese a las manipulaciones. Así, por


ejemplo, leemos en Deuteronomio 18:18: “Yo le suscitaré


un profeta de en medio de sus hermanos semejante a ti y


pondré mis palabras en su boca y les hablará todo lo que


yo le mandare.”


De igual modo la localidad de La Meca, también


conocida como Bakka, donde el profeta Muhammad


recibió la revelación, es mencionada en Salmos 84:6:


“Felices aquellos que obtienen de Ti su sustento. Bakka.”


En Corán 3:96 a su vez leemos: “La primera Casa erigida


1 Según los Evangelios, el Mesías fue traicionado por su tesorero


a cambio de treinta monedas de oro. Ibn Kazir y otros exegetas


del Corán, sin embargo, comentando 4:157 afirman que aquel


discípulo que supuestamente traicionó a Jesús no hizo tal, antes


bien se sacrificó por Cristo, pues éste preguntó a los discípulos:


“En el día del peligro, ¿cuál de vosotros querrá tomar mi


apariencia y será mi compañero en el Paraíso?”, a lo que Judas


se prestó voluntario en un acto desinteresado que sí es propio de


un discípulo del Mesías. Téngase en cuenta que la supuesta


traición de Judas contradice otros pasajes evangélicos, entre


ellos Mateo 19:28: “En verdad os digo que vosotros, que me


habéis seguido, en el día de la resurrección, cuando el Hijo del


hombre se sentará en el solio de su majestad, vosotros también


os sentaréis sobre doce sillas y juzgaréis las doce tribus de


Israel.” Si Judas fuera el traidor, ¿cómo es que Jesús habla de


doce sillas y no de once?


3 8 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


38


para los hombres es, ciertamente, la de Bakka, casa


bendita y dirección para todos”, así como en Corán 14:37:


“¡Señor! He establecido a parte de mi descendencia en un


valle sin cultivar junto a tu Casa Sagrada”. Y en Isaías


21:13 se alude a la profecía de la Arabia.


Por cierto que Isaías ya profetizó que Muhammad


sería iletrado: “Y se lo dieron a uno que no sabe leer y le


dicen: Léelo; responderá: No sé leer” (Isaías 29:12).


Veamos a continuación cómo describe Bujari en su


recopilación de tradiciones profética, titulada Sahih, el


modo en que tuvo lugar la primera revelación a


Muhammad:


Muhammad se encontraba recluido en una cueva


cuando tuvo lugar la primera revelación. El ángel vino a él


y lo increpó diciendo: “Lee”. “No sé leer”, le respondió


Muhammad, quien más adelante recordaría el suceso con


las siguientes palabras: “Entonces el ángel me agarró con


tal fuerza que me sentí desfallecer. Me soltó bruscamente


y repitió: ¡Lee!, a lo que respondí que no sé leer.


Seguidamente volvió a apretarme hasta que ya desfallecía,


me soltó y repitió: ¡Lee!, y no pude sino repetirle que no


sé leer. Por tercera vez me agarró, y de tal modo, que me


moría. Entonces dijo:


Lee en el nombre de tu Señor que creó


Creó al hombre de un coágulo.


Lee: tu señor es el más noble.


¡Cuánta verdad, pues, encierran las palabras de Dios


que leemos en Corán 7:157: “A quienes sigan al enviado,


el profeta analfabeto a quien aluden sus escrituras, la Torá


y el Evangelio…”!


En el año 571 d.C., las profecías de Jesús y de los


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 39


profetas precedentes se cumplieron en la Península


Arábiga con el nacimiento de Muhammad, “el que os


habrá de confortar” (Juan 16: 7-14) o “consuelo de los


hombres” (al-Mu`azzi, como es llamado en árabe).


Muhammad, nacido de entre los descendientes de Ismael1,


a la sazón paganos idólatras, brillaba entre sus pares con


luz propia: era de corazón puro, amaba la verdad y su


ánimo se inclinaba de continuo hacia el pobre y el


desamparado. Antes de la conmoción de la profecía ya era


conocido entre los suyos como “el Honesto”. Allah,


¡Gloria a Él en las alturas!, vino a llamarlo a la edad de


cuarenta años y lo designó Su último mensajero, el profeta


destinado a la humanidad toda. Muhammad, entonces,


comenzó a emplazar a los hombres a la fe en la unicidad


de Dios, el Único que debe ser adorado, el Creador y


Sostén del Universo, el Eterno.


También a él Dios le concedió la facultad de obrar


milagros perceptibles que dieran verosimilitud a su misión


profética: hender la luna o alzar un viento huracanado que


obligó a los coalicionistas a levantar el cerco contra


Medina son sólo algunos de ellos. El Corán alude a esos


mismos milagros (Corán 33:9 y 54:1) en revelaciones que


descendieron de Dios después de sucedidos los hechos y


los paganos, que a la sazón se afanaban por hallar tachas


en el Corán, nunca afirmaron que dichas alusiones


contradijeran la verdad de los hechos; es más, fue razón,


1 Aunque en Génesis 16:16 y 21:5 se deja claramente establecido


que Ismael era el hijo primogenito de Abraham, lo cierto es que


ello, en una nueva contradicción de la Biblia, no resulta acorde a


lo que leemos en Génesis 22:2: “Díjole: Toma a Isaac, tu hijo


único a quien amas…”


4 0 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


40


para muchos, de abrazar la fe islámica y para quienes ya


eran creyentes, de acrecentar su fe.


Decíamos que los anteriores no fueron los únicos


milagros. La Sunna alude a otros: el agua corría de entre


sus dedos; los alimentos se multiplicaban, platicaba


certeramente de arcanos y cosas del porvenir de las que


Dios rectamente le informaba, etc. Pero sin duda el


milagro por excelencia en el Islam, aquel que permanecerá


vivo hasta el Día del Juicio, es el Sagrado Corán. El Corán


es sobrenatural y en sí mismo un milagro en virtud de su


forma (esto es, de su belleza literaria y su perfección


lingüística) como en virtud de su contenido (por las


nociones de lo arcano y del mundo sensible que contiene y


por el sistema jurídico que funda).


El profeta Muhammad, Dios lo bendiga y salve,


convivía plenamente con sus contemporáneos, con sus


esposas y sus otros familiares. Nada en él quedaba


encubierto, fingido o disimulado. El menor detalle de su


vida era patente cual libro abierto para numerosas personas


que creían devota y fervorosamente que él era el


mensajero de Dios; que incluso inmolaban su vida en aras


de la fe que él predicaba sin otro medio para persuadirlos


salvo la Revelación verdadera que le había sido otorgada


por Dios.


Muhammad llamó a los hombres a la hermandad bajo


el signo del Islam sin distinción de raza, color, lengua,


patrimonio o sexo: “¡Hombres! Os creamos de un varón y


una mujer e hicimos de vosotros pueblos y grupos


diferentes para que hagáis por conoceros. Para Dios, el


más noble de entre vosotros no es sino el más piadoso.


Dios es omnisciente, nada se le oculta.” (Qur’an 49:13)


El profeta reiteraba que la ascendencia familiar nada


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 41


significa a los ojos de Dios1. “Vuestro Señor es uno, decía,


y de un solo hombre descendéis. El árabe no es mejor que


el no árabe. El blanco no es mejor que el negro. Solo la


piedad y la rectitud en el obrar os distinguen.” (recogido


por el Imam Ahmad) Dicho de otro modo, no es el color o


la raza la medida con que Dios ha de juzgarnos, sino la fe,


la integridad y la rectitud. No debemos olvidar que la


esclavitud se hallaba a la sazón muy extendida y que en su


apoyo concurrían la Biblia y otras religiones positivas.


Entonces, Dios envió a Muhammad e impuso la


manumisión del esclavo como una de los méritos que en


mayor medida acercan el hombre a Dios y le permiten


expiar sus faltas. Dios, el Altísimo, dice: "Pues nunca se ha


puesto a subir la Cuesta. Y ¿cómo sabrás qué es la Cuesta?


Es manumitir a un esclavo. (Corán 90: 11-13)


Como augura Allah en Corán 22:107, Muhammad,


Dios lo bendiga y salve, fue enviado “cual obra de


misericordia de la que se habría de beneficiar la creación


entera”. “Son los misericordiosos quienes encuentran la


suprema misericordia, decía; sed clementes con cuantos


hollan la faz de la tierra y Aquél que está en los cielos lo


será con vosotros.” “Quien no obre con amorosa


misericordia para con sus semejantes no conocerá la


clemencia de Dios” (ambos hadices fueron recogidos,


respectivamente, por el Imam Ahmad y Bujari).


El profeta Muhammad, en efecto, era la


personificación misma de la misericordia. En Qur’an


1 De hecho, Abu Lahab era tío del profeta Muhammad y sin


embargo, por haberse opuesto al designio divino, por haber sido


impío, fue condenado y de nada sirvió su parentesco con el


profeta ante los ojos de Dios.


4 2 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


42


3:159 leemos: “Por una misericordia venida de Dios has


sido suave con ellos. Si hubieras sido áspero y duro de


corazón, habrían huido de ti. ¡Perdónales, pues; pide el


perdón de Dios en su favor y consúltales en el gobierno!


Pero cuando hayas tomado una decisión, confía en Dios.


Dios ama a los que confían en Él.”


El profeta, Dios lo bendiga y salve, era clemente


incluso con sus enemigos. Sirva como muestra el siguiente


ejemplo: Cuando aconteció la conquista de La Meca,


persuadidos de que se tomaría una terrible venganza por


cuanto le habían hecho a él y a todos los primeros


musulmanes, los idólatras esperaban ser muertos. Pero el


profeta se limitó a plantarse junto a la puerta que


franqueaba el paso a La Caaba y preguntarles: “Y ahora,


¿qué pensáis que haré con vosotros?”. “Tú eres,


contestaron, un hermano noble, hijo de un noble hermano


de nuestro padre”. “Marchaos en paz, resolvió. Sois


libres.” Gestos tales jalonan toda su trayectoria vital y


hacen manifiestas su grandeza y magnanimidad. Había


llegado su hora, no tenía más que tomarse venganza a su


sabor. Mas no: la creación entera habría de beneficiarse de


semejante misericordia. No tomaría venganza olvidando la


palabra de Dios: “…y aquellos que reprimen la ira y


perdonan a sus semejantes, pues Allah ama a quienes


obran rectamente” (Qur’an 3:134) Dios también ha dicho:


“¿Es que acaso dan igual el bien y el mal? ¡Remedia con


lo mejor! Si así obras, el otrora enemigo te ceñirá con su


amistad. Tan grande bien está reservado a los pacientes.


Tan grande bien es la fortuna de los asaz dichosos.”


(Qur’an 41:34-35) Si lo instaban a que rogara a Dios por


la perdición de sus enemigos, el profeta, aunque ellos le


habían astillado los dientes y fracturado el cráneo, miraba


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 43


al cielo e imploraba: “¡Dios mío! ¡Perdona a mi pueblo,


pues no sabe lo que hace!” (Recoge la tradición Ibn


Hibban).


Nunca le invadió la ira por algo personal: si se


enfadaba, siempre era por la causa de Dios. “La bizarría,


solía decir, no se muestra en el combate sino en la


contención del genio.” (Hadiz transmitido por Bujari)


No se puede ser más modesto de lo que era el profeta


Muhammad. Cuenta Ibn Mayya que en cierta ocasión se le


acercó un hombre. Llegaba temblando, pues suponía que


iba a ser recibido por un gran monarca. “Cálmate, le


susurró el profeta tranquilizador. No te hallas ante un rey.


Yo soy solo el hijo de una pobre mujer que se alimentaba


de cecina en La Meca.” “Un solo grano de arrogancia en el


corazón, sentenciaba, te pesará tanto que no entrarás en el


Reino de los Cielos”. Otra vez, por último, coincidió que


el sol vino a eclipsarse justo tras la muerte de su hijo


Ibrahim. “¡Mirad!”, exclamaba el gentío, “el sol ha


quedado eclipsado por su muerte”. “Nada de eso”,


respondió el profeta. “El sol y la luna son signos de Allah


y no obedecen a la vida ni a la muerte de nadie.” (Los


hadices anteriores fueron transmitidos por Muslim y Bujari


respectivamente)


En otro hadiz recogido por Bujari, el profeta


Muhammad ordena a sus seguidores: “No hagáis como los


cristianos con el Hijo de María: no me celebréis en exceso,


que no soy más que un siervo de Dios. Llamadme, pues, el


Siervo de Dios (Abdullah) o el Mensajero de Dios


(Rasulullah).”


Otra vez, uno de sus compañeros se dirigió a él


diciendo: “Tú eres nuestro señor y tu autoridad nos


gobierna.” El profeta montó en cólera (pues, como


decíamos, solo la causa de Dios lograba enfurecerlo) y


4 4 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


44


respondió: “Solo Allah es el Señor. Yo no soy señor de


nadie. Que no os engañe Satanás. No quiero que me


consideréis por encima de lo que Dios me ha hecho. Yo no


soy sino el siervo de Dios y su mensajero.” (El hadiz lo


recoge el Imam Ahmad)


El Islam considera el interés por los desamparados, los


indigentes y los huérfanos un elemento insoslayable de la


fe: “¿Ves a esos que desmienten el Juicio de Dios? Son los


mismos que repudian al huérfano, los mismos que


desalientan al que da de comer a los pobres.” (Corán


107:1-3) Desatender a los débiles, en efecto, conduce al


infierno: “No creía en Dios el Altísimo, y desalentaba a


quienes deban de comer al pobre.” (Corán 69:33-34)


El mensaje divino que el profeta Muhammad vino a


regalarnos condena toda forma de injusticia, de agresión y


terror contra el inocente: “Y no quebrantéis los límites


impuestos: Dios detesta a quienes lo hacen.” (Corán 5:87)


También el Corán (5:32) dice: “Por eso prescribimos a los


Hijos de Israel que quienquiera arrebatare la vida a un ser


humano sin que éste se la hubiera quitado a otro ni


sembrado la corrupción se considere cual si hubiera


asesinado a la humanidad entera, de igual modo que


quienquiera salvare la vida a un ser humano, se considere


como si se la hubiera salvado a la humanidad entera.”


El asesinato es, pues, para el Islam un acto de suma


brutalidad. El Islam recomienda dispensar un trato


humanitario incluso a los animales y prohíbe infringirles


daño alguno. Todos los recopiladores de tradiciones


proféticas son conformes en que el profeta Muhammad


contaba cómo “una mujer atrapó en cierta ocasión a un


gato y le impidió comer ni beber ni alimentarse siquiera de


insectos o gusanos hasta que el animal murió y por ello,


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 45


aquella mujer sufrió los tormentos del infierno.” También,


cómo una mujer dio de beber a un perro y Dios le perdonó


sus pecados. “¿Acaso Dios ha de recompensarnos por


cómo tratamos a las bestias?”, le preguntaron, y el profeta


respondió: “Dios ha de recompensaros por cuanto hagáis a


cualquier ser vivo.”


El Islam llama a la tolerancia y el respeto hacia todos


los seres humanos, sean o no musulmanes. “Quien cometa


una injusticia o no otorgue sus derechos al no musulmán,


decía el profeta según un hadiz recogido por Ibn Dawud;


quien lo abrume de cargas o le arrebate lo suyo por fuerza,


ese tal me hallará en su contra el Día del Juicio.”


El Islam también llama a ser fiel a la confianza dada y


condena la traición: “Devuelve fidelidad y confianza a


quien te la dio, mas no traiciones a quien te traicionó”, dijo


el profeta (hadiz transmitido por al-Tirmidi). De igual


modo condena el egoísmo e invita a los hombres a desear a


su prójimo lo que desearían para sí mismos. “No te


contarás entre los creyentes, decía el profeta, hasta que no


desees para tu prójimo lo que para ti mismo.”


También invita el Islam a ser decente y bien nacido y


respetar y honrar a la mujer: “El creyente con una fe más


devota es aquel que hace gala de decencia y trata


dignamente a sus esposas.” Cuentan que en cierta ocasión


un hombre se acercó a él y le preguntó: “¿Quién, profeta


de Dios, es la persona que merece mi mejor compañía?”.


“Tu madre”, le respondió. “¿Y quién después de ella?”,


volvió a preguntar. “Tu madre”, reiteró el profeta. “¿Y aún


después?”. “Tu madre”, respondió por vez tercera. “Pero,


¿y aún después”?, insistió aquel hombre por cuarta vez.


“Tu padre.” (Los tres hadices fueron recogidos por Bujari


y Ahmed) “Quédate con ella, pues el paraíso reposa a sus


pies”, respondió a un hombre que le rogaba sumarse a la


4 6 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


46


guerra por la causa de Dios dejando atrás a su madre (en


esta ocasión el hadiz lo recoge al-Nasa´i). En otro hadiz


dijo: “Quien tenga una niña y no la entierra viva ni la


humilla ni prefiere más a su hijo –quiere decir el varón–,


Dios lo hará entrar en el Paraíso” (lo recoge Ahmed).


Como también dijo: “Quien tenga tres hijas o tres


hermanas, o dos hijas, o dos hermanas, que se esmere en


su compañía y demuestre en ellas su temor de Dios, pues


en verdad que tiene el Paraíso” (lo recoge al-Tirmidhi). En


efecto, el buen trato a la mujer constituye en el Islam uno


de los mayores méritos para entrar al Paraíso.


El hombre, padre, hijo, hermano, esposo o gobernante,


es responsable de cuidarse de la mujer; de procurarle


cuanto de lícito precise en su vida; de permitirle el acceso


a su porción de la herencia, a su regalo nupcial, etc.1 Según


1 Levítico 15:19-30 afirma: “Cuando la mujer tuviere flujo de


sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y


cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche. Todo


aquello sobre que ella se acostare mientras estuviere separada,


será inmundo; también todo aquello sobre que se sentare será


inmundo. Y cualquiera que tocare su cama, lavará sus vestidos, y


después de lavarse con agua, será inmundo hasta la noche.


También cualquiera que tocare cualquier mueble sobre que ella


se hubiere sentado, lavará sus vestidos; se lavará luego a sí


mismo con agua, y será inmundo hasta la noche. Y lo que


estuviere sobre la cama, o sobre la silla en que ella se hubiere


sentado, el que lo tocare será inmundo hasta la noche. Si alguno


durmiere con ella, y su menstruo fuere sobre él, será inmundo


por siete días; y toda cama sobre que durmiere, será inmunda. Y


la mujer, cuando siguiere el flujo de su sangre por muchos días


fuera del tiempo de su costumbre, o cuando tuviere flujo de


sangre más de su costumbre, todo el tiempo de su flujo será


inmunda como en los días de su costumbre. Toda cama en que


durmiere todo el tiempo de su flujo, le será como la cama de su


costumbre; y todo mueble sobre que se sentare, será inmundo,


como la impureza de su costumbre. Cualquiera que tocare esas


cosas será inmundo; y lavará sus vestidos, y a sí mismo se lavará


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 47


leemos en Corán 2:228: “Ellas tienen derechos


equivalentes a sus obligaciones, conforme a justicia”.


La fe que el profeta Muhammad vino a regalarnos


invita también a la piedad filial, a un tierno amor e


inclinación por los padres incluso si pugnaren


abiertamente contra el Islam. En Qur’an 31:14-15 leemos:


“Y hemos encomendado al hombre cuidarse de sus padres:


su madre lo lleva [en su seno] soportando una penalidad


tras otra hasta destetarlo a los dos años. Sé agradecido


conmigo y con tus padres, pues Yo soy el final destino. Si


ellos te instan en lugar de a Mí a adorar lo que desconoces,


¡no los obedezcas!, mas trátalos como es debido durante


toda tu vida.”


Esta fe que nos llegó de la mano de Muhammad nos


llama asimismo a tratar a los demás con amabilidad y


ternura: “No conocerá el fuego la persona amable, cercana


y cariñosa con sus semejantes”, repetía. “¿Sabéis quiénes


con agua, y será inmundo hasta la noche. Y cuando fuere libre


de su flujo, contará siete días, y después será limpia. Y el octavo


día tomará consigo dos tórtolas o dos palominos, y los traerá al


sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión; y el sacerdote


hará del uno ofrenda por el pecado, y del otro holocausto; y la


purificará el sacerdote delante de Señor del flujo de su


impureza.” Como vemos, la Biblia condena a la mujer a pasar la


mitad de su vida impura, la tilda de fuente de impurezas y la


trata cual si fuera culpable de una acción criminal voluntaria que


debiera ser expiada. Entre las “buenas acciones” de la mujer, la


Epístola II a Timoteo 5:10 cuenta el lavar los pies a los “santos”.


En Zacarías 5:8 se identifica a la mujer con la impiedad.


Deuteronomio 5:25 la obliga a casarse con el hermano de su


esposo fallecido. Deuteronomio 21:15-17 y Números 27:1-11


despojan a la mujer de su porción de la herencia en concurrencia


con herederos varones. Éxodo 21:7 consagra el derecho del


varón a vender a su hija y Mateo 5:27-32, por último, impide a la


viuda contraer nuevas nupcias.


4 8 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


48


morarán en el infierno? Los duros de corazón, los


arrogantes.” (Imam Ahmad y Bujari)


Esta fe, en definitiva, nos permitiría vivir en paz,


armonía y felicidad. Según otro hadiz transmitido por


Muslim, el profeta dijo: “El musulmán que resulte


malparado el Día del Juicio será aquel que, aun habiendo


orado, ayunado y satisfecho el azaque, no pueda negar que


insultó a aquel, que abusó de aquel otro, que robó, maltrató


y asesinó.” Una fe que nos pide justicia y tolerancia


inclusive para el enemigo: “¡Creyentes! ¡Sed firmes para


Dios y testigos de la justicia! ¡Que el odio no os ciegue a


obrar inicuamente! ¡Sed justos! Nada más cerca del temor


de Dios que la justicia. ¡Tened temor de Dios!” (Corán


5:8) Una fe comprehensiva en la que confluyen


dulcemente la razón, el cuerpo y el espíritu; válida para los


hombres de todo tiempo y lugar, que nos pide obrar el bien


y no el mal1. Recordemos que Muhammad, Dios lo


1 Entre las muchas pruebas de la veracidad de Muhammad, Dios


lo bendiga y salve, se cuenta el hecho de que fuera una persona


analfabeta que vivió toda su vida en un medio caracterizado por


una cultura muy limitada. ¿Cómo hubiera sido posible, entonces,


que se inventara una ley divina integral capaz de cubrir hasta los


detalles más nimios exigidos por la vida humana en los ámbitos


de la fe, los actos de culto, las relaciones transaccionales y la


moralidad?, ¿cómo un sistema de normas sobrehumano y que


abarca el matrimonio y su disolución, filiación, lactancia,


prestación de alimentos, derecho sucesorio, derechos y deberes


paterno-filiales, entre parientes en otros grados y entre vecinos,


el derecho penal y los derechos universales del hombre tanto


como sus necesidades religiosas, espirituales, intelectuales,


económicas y familiares, sistemas políticos y económicos y


hasta la etiqueta en el comer, el beber, vestir, viajar, dormir,


despertar, bostezar, pedir permiso para pasar a casa ajena, visitar


al enfermo, higiene personal y un largo etcétera? ¿Cómo iba a


ser posible?


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 49


bendiga y salve, antes de comenzar a predicar ya se


hallaba desposado con Jadicha, que en gloria de Dios esté,


una rica hacendada de La Meca de cuyos negocios él se


ocupaba. Cuando hizo pública su misión profética trataron


de persuadirlo para que renunciara con tentaciones


mundanas de toda suerte, incluyendo riquezas y


dignidades de soberano. Mas nada de ello pudo desviarlo


del deber de transmitir el mensaje revelado por Allah y


eligió la vía del sacrificio y el sufrimiento. Más adelante,


cuando ya Allah había hecho de él una persona de enorme


influencia, en lugar de regalarse con la lujuriante vida de


un rey hizo votos de vida simple, se alejó de abundancias,


durmió sobre una estera de esparto y habitó una cabaña de


barro. Incluso cuenta al-Tirmidi que no era infrecuente que


“le pasaran sucesivas noches con el estómago vacío y su


Otra de las pruebas de su auténtico profetismo la tenemos en la


seriedad con que cumplía siempre con sus obligaciones y con los


compromisos que adquiría. En cualquier caso, si hubiera sido su


objetivo adquirir bienes de este mundo, honor y fama entre los


hombres o, simplemente, acrecentar el número de sus


seguidores, ¿le hubiera convenido obligarles a orar cinco veces


diarias y a la ablución menor y mayor; a ayunar desde que


rompe el alba hasta la noche durante todo un mes, incluso a


abstenerse de beber un solo sorbo de agua nada menos que en un


lugar árido y abrasador como la Península Arábiga? En tal caso,


¿les hubiera vedado la posibilidad de abandonarse a pasiones


desordenadas: tomar alcohol, fornicar, usura o ludopatía? Por


otra parte, tanto Deuteronomio 18:20 como Jeremías 14:15


afirman decididamente que Dios aniquilará al falso profeta como


aniquiló a Hananías en menos de un año (Jeremías 28:15-17). El


profeta Muhammad, Dios lo bendiga y salve, predicó durante


veintitrés años una fe que hoy constituye la religión de más


rápida propagación en el mundo. ¿Cómo concuerda todo ello?


¿No debemos concluir que Muhammad fue en verdad un profeta


de Dios?


5 0 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


50


familia no hallara cena, siendo su pan las más de la


veces de cebada.” Tan verdad era que, al momento de su


muerte, tenía el escudo empeñado donde un judío a


cambio de unos puñados de cebada con que amasar para


toda su familia.


Toda su vida, todos sus afanes estuvieron dirigidos a


un único fin: que la humanidad cumpliera la misión para la


que había sido creada, esto es, creer en el Dios único y


verdadero: “No he creado a los genios y a los hombres


sino para que Me sirvan.” (Corán 52:56) Ese fin constituye


el único medio para salvar al hombre de la perdición y


otorgarle la felicidad verdadera en este mundo y en el otro.


El profeta Muhammad, Dios lo bendiga y salve, el


último de los profetas y enviados de la historia de la


humanidad, falleció en el año 632 d.C. Pero nos dejó el


Corán, el mensaje y guía de Allah a los hombres hasta el


Día de la Resurrección. En su obra Las cien


personalidades más influyentes de la Historia, el escritor


norteamericano Michael Hart encabeza su lista con el


profeta Muhammad y explica como sigue su decisión: “Ha


sido la única persona en la historia con igual éxito a


religioso y mundano […]. Esta combinación sin par en su


capacidad de influencia religiosa y material es la que lo


convierte en la persona más influyente de la Historia de la


humanidad.”


“Muhammad - afirma el historiador inglés William


Muir en Vida de Muhammad- se distingue por la claridad


de su discurso y la sencillez de su doctrina religiosa. Hizo


cosas que maravillan el entendimiento. La historia no ha


conocido a un reformador capaz de avivar las almas,


vigorizar las costumbres y promover la virtud con tal éxito


y en un período de tiempo tan corto como el profeta del


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 51


Islam.”


En Muhammad, de George Bernard Shaw, leemos: “El


mundo precisaba a la sazón de una persona con el


pensamiento de Muhammad, un profeta que puso siempre


su fe en un lugar de respeto y reverencia, la religión con


mayor capacidad para aglutinar civilizaciones de todos los


tiempos. Observo que un buen número de europeos han


abrazado ya el Islam, y creo que esta religión aún ha de


abrirse mucho camino en Europa [...]. Durante la Edad


Media, los representantes de la Iglesia, por ignorancia o


puro fanatismo, bosquejaron un cuadro tenebroso de la


religión revelada a Muhammad, a quien consideraron


enemigo declarado del Cristianismo. Sin embargo, después


de analizar su figura con todo detenimiento, colijo que la


suya es una obra prodigiosa; que jamás fue enemigo del


Cristianismo, que debería ser considerado el salvador de la


humanidad y que, si en sus manos estuviera hoy el


gobierno del mundo, resolvería nuestros problemas


trayendo la paz y la felicidad a todos.”


Alphonse Lamartine, el famoso poeta francés, dice en


su libro Historia de Turquía, (París, 1854, tomo II, pp.


276-277): “Ningún hombre, sea voluntaria o


involuntariamente, puede aspirar a otro objetivo más


sublime, pues este propósito, que sobrepasa la capacidad


humana, destruye las supersticiones que separan entre el


Creador y Sus creados. En este mundo ningún hombre ha


conseguido, en breve tiempo, una revolución tan grande y


duradera como esta. Si la sublimidad de la intención, la


fragilidad de los medios y la grandeza de los resultados


son los criterios del ingenio de los hombres, ¿quién se


atreve a comparar a cualquier gran hombre de la historia


con Muhammad? Ha conmovido las almas basándose en


un libro que cada una de sus letras se ha convertido en una


5 2 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


52


ley. El sistema de valores que fundó unificó pueblos de


distintas hablas y razas. Su extraordinaria paciencia en la


adversidad y en la victoria, su cumplimiento de los valores


espirituales y su abstención absoluta de gobernar reflejan


la verdadera personalidad de Muhammad. ¿Quién será más


grande que él?”


En su obra Apología del Islam, la orientalista italiana


Laura Veccia Vagliery afirma: “Muhammad, como


predicador de la religión de Dios, fue amable y bondadoso


incluso con sus propios enemigos. En su personalidad se


mezclaron la justicia y la misericordia, dos cualidades


nobles que ninguna mente humana pueda concebir (p. 38).


El teólogo húngaro Gottlieb Wilhem Letner, ilustre


orientalista, dice: “Realmente, expreso, en voz alta, mi


deseo de ver el día en el cual los cristianos muestran su


gran respeto a Jesucristo a través de venerar a Muhammad.


El verdadero cristianos es, sin duda, quien respeta la


verdad enunciada por el profeta del Islam1”


VII


Las doctrinas del Cristianismo y del Islam


El Cristianismo se sustenta sobre cinco dogmas: 1. La


Santísima Trinidad. 2. La naturaleza divina de Cristo. 3.


La filiación divina de Cristo. 4. El pecado original y 5. La


redención de los pecados.


1 “The Islamic Review”, mayo de 19661, pp. 6-10.


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 53


En el Islam, en contra del trinitarismo católico, es la


unicidad de Allah, Dios uno y único, la doctrina


fundamental y la base de la fe. Para el Islam, la deificación


de Jesús, sobre él sea la paz de Dios, constituye una vuelta


al paganismo1. Conforme al Corán, Jesús no es la


encarnación de Dios sino su profeta y mensajero que,


como cualquiera otro, llamó a la fe en la unicidad divina.


El Islam, por otra parte, también rechaza la filiación divina


de Jesús, el pecado original y la expiación de los pecados.


El Islam reposa sobre seis pilares de fe:


1. La fe en Dios, Allah.


2. La fe en la existencia de los ángeles.


3. La fe en las escrituras reveladas.


4. La fe en los mensajeros o apóstoles de Dios.


5. La fe en el Día del Juicio Final.


6. La fe en el Decreto divino.


La Santísima Trinidad


El dogma de la Santísima Trinidad afirma la


existencia de tres personas separadas en la esencia de


Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es curioso porque


Jesucristo nunca hizo la menor alusión a la existencia de


tres personas en Dios. Es más, ni siquiera el término


“hipóstasis” aparece en la Biblia. Nunca, ni una sola vez


1 En su A Brief History of Civilization (t. 11, p. 276), Will


Durant afirma: “El Cristianismo no acabó con el paganismo. Lo


que hizo fue adoptarlo.” Debemos entender esta afirmación en lo


que respecta al Cristianismo de Pablo, no al Cristianismo


verdadero y auténtico, el que nos invita a creer en la pura


unicidad de Dios.


5 4 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam


54


habló Jesús de la Trinidad sencillamente porque creía en


el mismo Dios, y del mismo modo, que los profetas


precedentes. Y todos ellos creyeron y llamaron a la fe en la


unicidad, no en la trinidad, de Allah1. Así, relata Marcos


(12:28-30) que “uno de los escribas, que había oído esta


disputa, viendo lo bien que les había respondido, se


arrimó, y le preguntó cuál era el primero de todos los


mandamientos. Y Jesús le respondió: El primero de todos


los mandamientos es éste: Escucha, ¡Oh Israel!, el Señor


Dios tuyo es el solo Dios, amarás al Señor Dios tuyo con


todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y


con todas tus fuerzas; éste es el mandamiento primero.”


Ésta no es, ni mucho menos, la única prueba de que Jesús


depositaba su fe en un Dios único, no trino. En Mateo


4:10, por ejemplo, se pone en labios del Mesías la


siguiente afirmación: “Adorarás al Señor tuyo, y a Él solo


servirás.”


1 En Isaías 44:24 leemos: “Yo soy el Señor hacedor de todas las


cosas”, en 45:5, “Yo soy el Señor, y no hay otro que yo: no hay


Dios fuera de mí”, y en 45:18, “Porque esto dice el Señor,


criador de los cielos, el mismo Dios que formó y conserva la


tierra; el que es su Hacedor, y que en vano la crió, sino que la


hizo para fuese habitada: Yo, el Señor y no hay otro que yo.” De


igual modo, en la Epístola I a Timoteo 6:16 se define a Dios


como “el solo que es inmortal”, y en Isaías 46:9: “Pues yo soy


Dios, y que no hay otro Dios, ni nadie que a mi sea semejante”.


En Corán leemos: “Dios es el creador de todo y vela por todo”


(Corán 39:62); “Ése es Dios vuestro Señor. No hay otro Dios. Él


es el creador. ¡Servidle pues! Él vela por todo” (Corán 6:102);


“Confía en el Viviente, Él no muere” (Corán 25:58) y, por


último: “No hay nada que se Le asemeje. Él es quien todo lo


oye, quien todo lo ve.” (Corán 42:11)


Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam 55


En realidad, el conocido como Dogma de la


Santísima Trinidad fue declarado más de trescientos años


después de que Jesús dejara de estar entre nosotros. Los


cuatro evangelios canónicos no aluden a él ni una sola vez,


y ni Jesús, ni sus discípulos, ni ninguno de los primeros


padres de la Iglesia enseñaron jamás nada semejante. Hoy


sabemos que el dogma de la Santísima Trinidad se


estableció, no sin fricciones ni controversias, en el


Concilio de Nicea y fue aprobado por la minoría de sus


miembros1. Además, racionalmente analizado, el concepto


mismo de la Trinidad es insostenible. La fe en tal dogma


nos exige creer en la existencia de tres personas distintas, o


hipóstasis, en la esencia de Dios, personas que por lógica


sólo pueden ser finitas o infinitas. Si las definimos como


infinitas habremos de concluir que existen tres infinitos,


mientras que si las definimos como finitas, en cuanto que


tales, ni el padre, ni el hijo ni el espíritu santo serán Dios.


1 En el primer concilio ecuménico, Jesús fue deificado; en el


segundo lo fue el Espíritu Santo; en el tercero, la Virgen María;


en el decimosegundo, la Iglesia se arrogó el derecho a otorgar el


perdón de los pecados y por último, en el vigésimo, se decretó la


infalibilidad del Papá.


Según la Enciclopedia Americana, el monoteísmo surgió como


movimiento teológico en un momento muy temprano de la


historia, mucho antes, desde luego, de la aparición del dogma


trinitario. No cabe duda, continúa esta prestigiosa publicación,


de que el cristianismo hunde sus raíces en el judaísmo, el cual


mantiene un monoteísmo muy estricto. Y concluye: el Dogma de


la Santísima Trinidad, declarado en el siglo IV, no refleja de


manera exacta las enseñanzas del cristianismo primitivo respecto


a la naturaleza de Dios, antes bien debe considerarse una


desviación de las mismas.” (véase Enciclopedia Americana,


tomo 25, p. 294)


5 6 Mi gran amor por Jesús me condujo al Islam



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