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¡No olvides que hoy en día, formas parte de este mundo!





Durante una visita a China, visitamos “la Ventana del Mundo”, es un parque público que abarca enormes extensiones de tierra y cuenta con figuras monolíticas. Es uno de los lugares más excepcionales del mundo. Aquí encuentras, por ejemplo, en una esquina, una maqueta de la Torre Eiffel y una maqueta del Big Ben en otra, así como también modelos a escala de las Pirámides de Egipto, las Cataratas del Niágara, entre otras. En este parque, tienes la oportunidad de degustar comida latina, vestir los trajes típicos de Asia Oriental y experimentar algunas de las tradiciones africanas. Es un lugar realmente impresionante.





Me asombró este lugar. Mis hijos se estaban divirtiendo y mi esposo estaba tomando fotos. En medio de mi asombro, recordé una pregunta que solía venir a mi mente cuando era joven. La pregunta era: ¿Cómo podríamos encontrar el equilibrio entre disfrutar de los placeres de la vida, conocer diferentes culturas y al mismo tiempo ganar la felicidad eterna? Entonces recordé el verso del Corán que dice:





“Gánate el Paraíso con lo que Dios te ha concedido, y no te olvides que también puedes disfrutar de lo que Dios ha hecho lícito en esta vida”.[1]





Y me sentí muy bien.





Una nación moderada:





El filósofo austriaco Leopold Weiss, que se convirtió del judaísmo al Islam y cambió su nombre a Muhammad Al Assad, dijo en su libro (El Islam en la Encrucijada): “Nuestro viaje por este mundo es una parte necesaria y positiva en el plan de Dios. La vida humana, por lo tanto, tiene un valor tremendo; pero nunca debemos olvidar que es un valor puramente instrumental. En el Islam no hay lugar para el optimismo materialista del Occidente moderno que dice: “Mi reino es solo de este mundo” – ni para la vida – el desprecio del dicho cristiano: “Mi reino no es de este mundo”. El Islam va por el camino intermedio. El Corán nos enseña a decir:





“¡Señor nuestro! Danos bienestar en esta vida y en la otra”[2].





Por lo tanto, una apreciación total de este mundo y de todo lo que ofrece no es necesariamente un impedimento para llevar a cabo nuestras prácticas espirituales. La prosperidad material es deseable, aunque no es una meta en sí misma.





“Cada musulmán debe considerarse a sí mismo, en cierta medida, responsable de todo lo que sucede a su alrededor, y luchar por el establecimiento del Bien y la abolición del Mal en todo momento y en todo lugar”.





El origen de este proceder se encuentra en el verso del Corán:





“[¡Musulmanes!] Son la mejor nación que haya surgido de la humanidad porque ordenan el bien, prohíben el mal y creen en Dios”[3].





El filósofo austriaco prosiguió: “Ésta es la justificación moral del activismo agresivo del Islam, una justificación de las primeras conquistas islámicas y de su llamado “expansionismo”. Porque el mundo del Islam fue a veces expansionista, si se insiste en utilizar este término; pero este tipo de activismo no fue promovido por el amor a la dominación; no tenía nada que ver con el auto engrandecimiento económico o nacional o con la codicia de aumentar las comodidades musulmanas a costa de otras personas; ni ha impuesto nunca a los no creyentes la religión del Islam. Solo ha significado, como significa hoy, la construcción de un marco mundano para el mejor desarrollo espiritual posible del hombre. Porque de acuerdo con las enseñanzas del Islam, el conocimiento moral automáticamente impone al hombre la responsabilidad moral. Un mero discernimiento platónico entre el bien y el mal, sin el impulso de promover el bien y destruir el mal, es una inmoralidad grave en sí misma. La moralidad vive y muere con el esfuerzo humano para establecer su victoria sobre la Tierra”.





La presencia de contradicciones en algunos conceptos religiosos es una de las razones que conduce a la aversión a la religión e impulsa a las personas a seguir la ciencia en solitario. Por ende, entre las principales características de una religión que motiva a las personas a seguirla son el equilibrio y la moderación, y son evidentes en el Islam.





Los problemas principales de otras religiones que han sido desviadas de la religión correcta son:





Tienen conceptos puramente espirituales y llaman a sus seguidores al monaquismo y al aislamiento.


O se enfocan unicamente en los bienes materiales.


No excedas los límites de tu religión:





El extremismo, el fanatismo y la inflexibilidad son meros rasgos prohibidos en la religión verdadera. En varios versículos, el Corán pide bondad, tolerancia en el trato, misericordia y perdón.





“Y fue por la misericordia de Dios, que trataste [Oh Profeta] con suavidad a tus seguidores; porque si hubieras sido severo y duro de corazón, ciertamente, se habrían apartado de ti. Así pues, perdónales y pide perdón por ellos. Y consulta con ellos en todos los asuntos de interés público; luego, cuando hayas tomado una decisión, pon tu confianza en Dios: pues, ciertamente, Dios ama a quienes ponen su confianza en Él”.[4]





“Llama [a toda la humanidad] al camino de tu Sustentador con sabiduría y con una excelente exhortación, y razona con ellos de la forma más amable: pues, ciertamente, tu Sustentador es quien mejor sabe quien se aparta de Su camino, y es quien mejor sabe quiénes están guiados correctamente”.[5]





Desde su origen, el Corán menciona claramente las acciones que están permitidas (halal) y las prohibidas:





¡OH HIJOS de Adán! ¡Embelleced vuestro aspecto para cualquier acto de adoración, y comed y bebed [con libertad], pero no derrochéis; en verdad, ¡Él no ama a los derrochadores! Di: “¿Quien ha de prohibir la belleza que Dios ha creado para Sus criaturas y las cosas buenas de que os ha proveído?” Di: “Esto es [lícito] en esta vida para todos los que han llegado a creer –y será suyo exclusivamente en el Día de la Resurrección.” ¡Así es como exponemos con claridad estos mensajes para una gente de conocimiento [innato]! Di: “En verdad, mi Sustentador ha prohibido tan sólo los actos deshonestos, en público o en secreto, [toda forma de] pecado, la opresión injusta, atribuir divinidad a otros junto con Dios –algo para lo que Él nunca ha hecho descender autorización– y atribuir a Dios aquello de lo que no tenéis conocimiento”.[6]





La religión considera el radicalismo y la inflexibilidad, que no se justifican con pruebas auténticas, como una acción satánica de que la religión se rebela.





“¡Oh gentes! Comed de lo lícito y bueno que hay en la Tierra, y no sigáis los pasos de Satán: pues, ciertamente, él es enemigo declarado vuestro, (168) y os invita a hacer el mal y a cometer actos indecentes, y a atribuir a Dios aquello de lo que no tenéis conocimiento”.[7]





“Y he de extraviarles, y he de llenarles de vanos deseos; y he de instigarles –y cortarán las orejas al ganado [como sacrificio a los ídolos]: y he de instigarles– y corromperán la creación de Dios!”. Pero quienes toman a Satán por patrón en vez de a Dios, ciertamente han incurrido en una perdida total”.[8]





Allah quiere que te relajes:





Primordialmente, el Islam ha venido a eliminar muchas de las restricciones que las personas se han impuesto a sí mismas. En las épocas previas al surgimiento del Islam, existían algunas prácticas aberrantes: se practicaba el infanticidio femenino, se prohibía a las mujeres del consumo de ciertos alimentos y no tenían derecho de recibir una herencia, además se permitía la fornicación, el consumo de bebidas alcohólicas, quitar el dinero a los huérfanos, alimentarse con cadáveres, la usura, entre otras.





Además, encontramos que algunos líderes han relacionado falsamente sus leyes y normas con la religión con el propósito de imponerlas a sus seguidores y poder beneficiarse.  Este hecho ha llevado a la gente a no poder diferenciar la religión correcta (que satisface sus necesidades innatas), de las tradiciones y costumbres heredadas de sus antepasados. Esto traído como consecuencia que ellos has reemplazado la religión con la ciencia.





La religión correcta alivia el sufrimiento de las personas y establece reglas y preceptos que básicamente tienen como objetivo aligerar sus vidas.





“…Dios quiere para vosotros la facilidad y no quiere la dificultad…”[9]





“Dios quiere haceros ligera vuestra carga: porque el hombre ha sido creado débil”.[10]





“.. Y no os matéis vosotros mismos. En verdad, Dios ha sido misericordiosísimo con vosotros”.[11]





“Repartid de vuestra riqueza, por amor a Dios. No os destruyáis con vuestra propia mano y haced el bien. Ciertamente Dios ama a quienes hacen el bien”.[12]





El Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo:





“Facilita las cosas a la gente (con respecto a asuntos religiosos), no las hagas difíciles y dales buenas nuevas y no los hagas huir (del Islam)”.





En aquel tiempo, en alguna ocasión el Profeta encontró a tres hombres que hablaban entre ellos sobre la adoración y se puso a escucharlos. Uno de ellos dijo: “Ofreceré orar toda la noche para siempre”.  El otro dijo: “Ayunaré durante todo el año y no romperé mi ayuno”. El tercero dijo: “Me mantendré alejado de las mujeres y nunca me casaré”. Entonces el Profeta Muhammad se acercó a ellos y les dijo:





“¿Son ustedes las mismas personas que dijeron esto y aquello? Por Dios, soy más sumiso a Dios y le tengo más miedo que ustedes; sin embargo, ayuno y rompo mi ayuno, duermo y también me caso con mujeres. Entonces, el que no sigue mis tradiciones en la religión, no es mío (no es uno de mis seguidores)”.





“Y no te hemos enviado sino como una misericordia para toda la humanidad”.[13]





Además, el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) le dijo a Abdullah Ibn Amr:





“¡Oh Abdullah! Se me ha informado que usted ayuna durante el día y ofrece oraciones toda la noche”. Abdullah respondió: “¡Sí, mensajero de Dios!” El Profeta dijo: “No hagas eso; ayuna por unos días y luego deja de hacerlo unos días, ofrece oraciones y también duerme por la noche, ya que tu cuerpo tiene derecho sobre ti, tu esposa tiene derecho sobre ti y tu invitado tiene derecho sobre ti”.





Equilibrio en la concesión de derechos:





Recuerdo una conversación divertida que tuve con una dama latina que me preguntó: “¿Se le permite a una mujer musulmana usar aretes como a otras mujeres?”.  Me reí y respondí: “Una mujer musulmana es un ser humano que no es diferente de ninguna otra mujer, pero es perspicaz, conoce sus derechos y obligaciones y cómo organizar sus prioridades. Tiene la capacidad de lidiar con estos asuntos con asombrosa moderación y de una manera muy peculiar. Una habilidad que las mujeres latinas y occidentales no poseen.





Ella preguntó: “¿Qué quieres decir?”.





Le respondí: “La mujer musulmana ha entendido bien el significado del término “privacidad”. Entonces, mientras ama a su padre, hermano, hijo y esposo, se ha dado cuenta de que cada tipo de amor que siente es diferente y que por lo tanto está obligada a otorgarle a cada uno de ellos derechos apropiados. Es decir, su padre requiere honor y respeto, mientras que su hijo requiere crianza y cuidado. Sabe cuándo y cómo mostrar su belleza y no luce de la misma forma ante todos.





Continué: “La mujer musulmana es una mujer libre. Ella se ha negado a rendirse a los caprichos de los demás y a la moda. Viste lo que le gusta y le agrada a su Creador. ¿No ves cómo la mujer occidental se ha convertido en una cautiva de la moda? Si esta temporada sale la moda para que las mujeres usen pantalones ajustados, todas las mujeres inmediatamente se apresuran a usarlos, aunque si no sean adecuados para su figura o si no se sienten realmente cómodas usándolos.





Continué: “¡¿No te asusta ver cómo la mujer se ha convertido en una mercancía?! Casi no hay publicidad sin una mujer semidesnuda. Esto transmite un mensaje indirecto del deterioro del valor de la mujer en esta época”.





Al ocultar su belleza, es la mujer la que envía un mensaje al mundo. Un mensaje de que ella es una persona valiosa, honrada por Dios, y quienes tratan con ella deben juzgarla según sus conocimientos, creencias e ideas, no según su apariencia física.





Ella dijo: “¡Eso es extraño! Esto es lo que se llama etiqueta”.





Le dije: “¡Sí! La mujer musulmana ha entendido la naturaleza humana y ha entendido que necesita cubrir su cuerpo de los extraños para evitar que ella y la sociedad sufran. No creo que se pueda negar que todas las mujeres que están acostumbradas a lucir sus cuerpos deseen cuando envejezcan que todas las mujeres lleven la cabeza cubierta”.





Ella respondió: “¡Eso es 100% correcto!”.





Luego le pregunté: “¿Has leído sobre las tasas de muerte y las deformaciones que sufren las mujeres durante las cirugías plásticas? ¿Qué crees que obligó a la mujer a pasar por este sufrimiento? Es esa competencia de belleza la que se le ha impuesto en lugar de una intelectual, y que la ha hecho no solo perder su verdadero valor en la sociedad, sino también perder su vida”.





Ella dijo: “Esta es una filosofía extraña que nunca antes había escuchado”.





Luego dijo: “Bueno, ¿El Islam le ha otorgado a la mujer la igualdad con los hombres?”.





Le respondí: “La mujer musulmana busca justicia, no igualdad. La igualdad con el hombre le ha hecho perder mucho poder y valor”.





Ella preguntó: “¿Y cómo es eso?”.





Le respondí: “Imagínate que estás comprando camisetas para dos de tus hijos que tienen cinco y dieciocho años. Si aplicaras el concepto de la igualdad, al comprarlas de la misma talla, ocasionarías que uno de ellos sufriera por no tener una camiseta a su medida, pero si empleas la justicia, comprarías una camiseta adecuada para cada uno y ambos estarían felices”.





Continué: “La mujer en esta época se esfuerza por demostrar que tiene la capacidad de lograr todo lo que el hombre puede hacer, pero en realidad está perdiendo su singularidad y sus cualidades distintivas. Dios la ha creado para hacer lo que los hombres no pueden hacer. Se ha comprobado que el dolor de parto es uno de los dolores más severos. Por esta razón, la religión la ha honrado y a cambio de esto, la ha compensado aliviándola de la carga de cubrir los gastos de vida, o incluso de compartir su riqueza privada con el hombre, a diferencia de lo que sucede en las sociedades occidentales. En cuanto a los hombres, Dios no les ha dado la capacidad de tolerar el dolor que se siente al momento de dar a luz, pero le ha dado la habilidad de escalar montañas, por ejemplo.





Ella dijo: “Pero me gusta escalar montañas y podría hacerlo como lo hacen los hombres”.





Le dije: “Sí, tal vez puedas escalar una montaña y trabajar duro, pero aún así eres tú quien dará a luz y amamantará a tus hijos, porque no hay manera que los hombres lo puedan hacer. Entonces, si realizas las actividades que están destinadas para ellos, tendrás una doble carga que podrías haber evitado.





Hay algo de lo que mucha gente no se da cuenta. Si una mujer musulmana decide exigir sus derechos ante las Naciones Unidas y al mismo tiempo renunciar a los derechos que le otorga el Islam, en realidad perdería mucho, porque sus derechos tienen más valor en el Islam. El Islam logra la integración entre el hombre y la mujer de una manera tal que proporciona felicidad para todos.





El favor de la civilización islámica:





Una visitante colombiana y su colega de trabajo me dijeron un día que tenían una fuerte necesidad de adorar al único Dios, pero que no querían dejar ir a la Virgen María en sus oraciones porque no querían subestimar sus derechos.





Les dije: “Un musulmán podría lograr el equilibrio en la adoración sin subestimar al profeta o la madre del profeta”.





Preguntaron: “¿Cómo?”.





Respondí: “Un musulmán ama a su Creador y tiene el derecho de adorarlo solo a Él. El amor por el profeta significa seguir el mismo camino que él que le ha sido revelado por Dios, y adorar al único Dios sin adorar al profeta mismo”.





Entonces les pregunté: “¿Cuáles son sus argumentos que justifiquen que ustedes no pueden renunciar a sus oraciones en las que mencionan a la Virgen María?”.





El primero respondió: “Dios bendiga a María y la ayude”.





Le dije: “Eso es cierto”. Decimos: “Que Dios bendiga al Profeta Muhammad y bendiga también a Jesús y María”.





El otro dijo: “También decimos: Oh, María, ayúdame y bendíceme”.





Dije: “Esto es incorrecto”.





Preguntaron: “¿Cuál es la diferencia?”.





Respondí: “En la primera oración pedimos por María, mientras que en la segunda le pedimos a ella. Solo se nos permite pedirle a Dios. Entonces, puedes decir la primera oración, pero debes descartar la segunda”.





Estaban encantados porque descubrieron que adorar a Dios directamente no les haría perder a la Virgen María y se convirtieron al Islam de inmediato.





Hemos observado que muchas naciones y civilizaciones no han logrado este equilibrio. Por una parte, el cristianismo ha exagerado al creer en Jesús y su madre al convertirlos en dioses, y por la otra, los seguidores de Moisés rechazaron a Jesús como mensajero.





El Islam ha logrado el equilibrio requerido al creer tanto en Jesús como en Moisés y otorgarles el respeto y el aprecio que merecen. Este equilibrio se logra siguiendo su verdadero mensaje al adorar al Único Dios, de la misma forma en la que todos los profetas y mensajeros adoraban al Único Dios.





La civilización islámica ha tratado bien al Creador y ha logrado llevar la relación entre Él y Sus criaturas a su estándar correcto, mientras que otras civilizaciones humanas han corrompido la forma en que han tratado a su Creador. Hay gente que ha adorado a otros, aparte de Él, otras personas no creyeron en él. Se han comportado de tal manera que cada vez se alejan más de lo que ÉL se merece en Gloria y Gracia.





Un verdadero musulmán no mezcla las cosas. Sabe establecer un equilibrio entre ideologías y ciencias, además de diferenciar entre:





Los elementos de la civilización, que se muestran en las evidencias ideológicas y mentales, la moral y la ética.


Los elementos civiles, que se manifiestan en los descubrimientos científicos y en el desarrollo industrial.


Un musulmán se ocupa de ellos en base a la fe y a la moral.





La civilización griega creía en Dios, pero negaba Su unidad y lo describió como un dios que no beneficiaba ni dañaba.


La civilización persa antes del Islam adoraba al sol, se postraba ante el fuego y lo santificaba.


Los hindúes dejaron de adorar al Creador y adoraron a los dioses que ellos crearon y que están encarnados en la santa trinidad que está compuesta por los tres dioses: Brahma el creador, Vishnu que preserva el universo y Shiva que destruye el universo.


El budismo negaba al Creador y adoraba a un dios creado por ellos (Buda).


La civilización Sabiana eran personas del libro (recibieron la revelación divina), pero luego negaron a su Señor y adoraron las estrellas y los planetas, a excepción de algunos grupos monoteístas musulmanes que se mencionan en el Corán.


La civilización de los faraones había alcanzado la cima del monoteísmo durante la época del rey Akhenaton, sin embargo, continuaron representando a Dios en algunas de sus creaciones, como el sol, que era el símbolo principal que ellos asignaron a Dios. Posteriormente, la incredulidad en Dios también alcanzó su punto máximo en el tiempo de Moisés que la paz sea con él, cuando el faraón afirmó ser Dios y el único legislador.


La civilización árabe dejó de adorar a Dios y, en cambio, adoró a los ídolos.


El cristianismo negó la unidad de Dios, y adoró a Jesús que la paz sea con él, junto con su madre. Creían en la trinidad que está representada en tres personas consustanciales coeternas o hipóstasis: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.


La civilización romana, antes del cristianismo, negó totalmente al Creador y cuando empezaron a seguir el cristianismo, le asignaron “socios” adorando ídolos y símbolos de poder.


La civilización judía rechazó a Dios y eligió un dios propio. También adoraron al becerro y en su libro, le adjudicaron a Dios atributos humanos.


Si bien estas civilizaciones han decaído, los cristianos y los judíos mencionados previamente, se convirtieron en civilizaciones ateas, comunistas y capitalistas. La forma en que estas dos civilizaciones manejaron el concepto de Dios y de la vida, desde un contexto ideológico e intelectual, se considera retrógrada y brutal y está caracterizada por la inmoralidad, aunque al mismo tiempo, han alcanzado la cúspide en el desarrollo civil, industrial y científico, que no son la base para evaluar el desarrollo de una nación.





Los estándares de desarrollo civil correctos, que deben utilizarse para evaluar a las naciones, se basan en la evidencia del nivel intelectual que poseen y en cómo estas naciones manejan los vínculos que tienen con Dios, la vida, el hombre y el universo. El verdadero desarrollo civil se obtiene cuando los habitantes de una nación aprenden a valorar a Dios y a la relación que Él tiene con sus criaturas y por consecuencia esta relación llega a su nivel correcto. Por esta razón, llegamos a la conclusión de que la civilización islámica es la única civilización que ha logrado un desarrollo verdadero porque simplemente obtuvo el equilibrio requerido.





El Islam es una religión y un gobierno:





El capitalismo le ha dado al hombre un estilo de vida libre y ha afirmado que seguir este camino lo llevará a la felicidad y a la satisfacción. Sin embargo, lo que ha sucedido es que el hombre se ha dado cuenta que se ha ido deteriorando al vivir en una sociedad constituida por clases sociales en la que, por un lado, hay gente que vive en la opulencia, que en muchos casos se ha obtenido cometiendo injusticias hacia los demás, y por otro lado, muchas personas justas viven entre la pobreza y el sufrimiento.





El comunismo, en cambio, eliminó todas las clases sociales y trató de establecer principios firmes. Pero esto provocó más pobreza y dolor, lo que llevó a que surgieran sociedades más revolucionarias.





Por su parte, el Islam ha alcanzado el equilibrio. Sus seguidores constituyen la nación moderada que ha ofrecido a la humanidad una gran doctrina equilibrada que es alabada incluso por los que están en su contra. Pero, lamentablemente, hay musulmanes que no han seguido los principios islámicos correctamente.





Un día, un diplomático francés me preguntó sobre lo que se considera una contradicción:





Dijo: “No puedo entender cómo podía el Islam, según su explicación, ser tan razonable en un momento en el que los musulmanes viven en una situación tan aleatoria que los ha alejado de la moral y la ética”. “¿No es esto una contradicción?”.





Le pregunté: “¿Dónde está la contradicción?”. “Suponiendo que un conductor tuviera un accidente con su automóvil de lujo debido a que desconoce el reglamento de tránsito, ¿cambiaría esta situación el hecho de que su automóvil era lujoso originalmente?





Su compañero, que era francés de origen árabe, respondió instantáneamente: “Sí, un musulmán perdedor se representa a sí mismo. Mucha gente ha visto que muchos no musulmanes tienen un comportamiento islámico, lo que originó la frase: “Encontramos el Islam sin musulmanes”.





Joseph Franz Schacht, profesor alemán de árabe y de Islam, tenía pensamientos extremistas, pero aun así logró decir la verdad en lo que respecta a su valoración del islam. Dijo: “Una de las características distintivas del Islam es que es una religión y un gobierno. La ley Sharia (ley musulmana) y la jurisprudencia islámica se caracterizan por su clara y fuerte influencia en la cultura jurídica, a la que ha superado. Su dominio es más fuerte que el del estado. Han existido diferentes tipos de conflictos entre la religión y el estado a lo largo de la historia. En el cristianismo, el conflicto surgió por obtener el poder político. La iglesia era una institución con una organización bien estructurada, graduada y coherente y era dirigida por un líder. Utilizaron a la ley eclesiástica como una sus armas políticas. En cuanto al Islam, el caso fue totalmente diferente. La ley islámica nunca ha dependido de un poder tan organizado. Por lo tanto, nunca ha habido una prueba real que demuestre el poder entre la religión y el estado. El principio que establece que el Islam debe organizar los aspectos legales en la vida de los musulmanes se ha mantenido fuerte y dominante, sin que nadie lo desafíe”.





Uno de los pensamientos de Schacht es: “El derecho civil es uno de los logros más importantes que el Islam ha aportado al mundo civilizado. Este conjunto de leyes se denomina “Sharia”. Es completamente diferente a todas las demás leyes. La Sharia islámica es la que determina claramente como es la forma de vida islámica. Lo que la hace distinta es que a través de ella se analizan todos los aspectos del comportamiento humano y su relación entre sí. Es decir, las acciones que para cada individio son obligatorias o aceptables y también, las que se consideran repobables o que deben excluirse o prohibirse”.





También dijo: “La legislación islámica ha afectado a todos los ámbitos del derecho de los cristianos y judíos que vivían en estados islámicos, y ellos han sido testigos de la misericordia y del perdón que se obtienen al acatar la Sharia islámica. El judío Mousa Ibn Maimónides (601 Hijri – 1204 d.C.) se vio afectado por las disposiciones islámicas mientras legalmente, colocaba materiales en la Mishná Torá, una acción que ningún judío había hecho antes. Por su parte, los jacobinos, los monofisitas y los nestorianos no se mostraron reacios a aceptar la legislación islámica “.





El historiador holandés Reinhart Dozy dijo en su libro “Observaciones sobre la Historia Islámica”: “La mayoría de los cristianos en Oriente seguían doctrinas diferentes. Sufrieron inmensamente por la persecución bajo los gobiernos de Constantinopla, pero cuando el Islam llegó con sus reglas de hermandad y perdón, se les permitió elegir su religión, estaban protegidos y eran tratados con igualdad. Después de haber estado agobiados por tener que pagar los excesivos impuestos romanos, con las nuevas leyes solo deberían pagar el “Jizya” que no agobia a nadie “.





El concepto de Estado en el Islam es lo mismo que el concepto de “Estado Religioso” según el viejo pensamiento occidental. En el Islam se elimina toda infalibilidad o grado de santidad para los humanos. Es un estado que tiene como objetivo principal servir a la gente. La legislación islámica no contradice la innovación y la civilización. En realidad, nuestra condición de sociedad civilizada, que se ha mantenido a lo largo de la historia, debería ser un motivo de orgullo.





Un ateo francés me preguntó un día: “¿Por qué no separar la religión del estado y dejar que las ideas y los puntos de vista de la gente se incluyan en las leyes, de la misma forma como lo hacen en las sociedades occidentales?”.  “También, podrían separar completamente la religión y la vida de las personas siguiendo el modelo implementado por la sociedad francesa”.





Respondí sonriendo: “¿Te refieres a los preceptos que se crean o modifican dependiendo de los caprichos y cambios de humor del ser humano?”. “En realidad, necesitamos una legislación piadosa que se adapte a las necesidades de cada individuo en una situación determinada y que no cambie debido a los pensamientos inconsistentes y al estado de ánimo de las personas, como sucedió cuando se permitieron la usura y la homosexualidad. Necesitamos legislaciones que no sean creadas e impuestas por la gente que tiene el poder a expensas de los vulnerables, como en el capitalismo, y que, a su vez, no se opongan a la necesidad innata de los individuos de poseer algo para sí mismos, como en el comunismo”.





Continué: “El experimento francés resultó de la alianza entre la iglesia y el estado para controlar la forma de pensar y el destino de la gente en la Edad Media. El mundo islámico no se ha enfrentado a este problema en absoluto debido a que cuenta con un sistema lógico y adaptable”.





Él dijo: “Entonces no reconoces la democracia”.





Dije: “Tenemos algo mejor que la democracia. Contamos con la Consultoría”.





Preguntó: “¿Cuál es la diferencia?”.





Respondí: “Por ejemplo, se considera que hay democracia cuando, al tratar de resolver una situación, se toma en cuenta la opinión de todos los miembros de la familia sin importar su edad ni el impacto que tendría entre ellos el compartir sus experiencias. Durante la toma de decisiones, en este caso, tanto las opiniones de un niño pequeño como las de un adulto sabio serían iguales. Mientras que, si se aplica el sistema de consultoría, la decisión depende solo de las opiniones de miembros experimentados; ellos deciden qué es beneficioso y qué no”.





Agregué: “La diferencia entre los dos sistemas es obvia. Una evidencia válida que prueba las deficiencias encontradas en el sistema democrático es que algunos países han legitimado, haciendo uso del voto, prácticas abominables que van en contra de la naturaleza humana, las costumbres, las tradiciones y la religión, como ejemplo tenemos la homosexualidad, la fornicación y la usura entre otras. En este caso, el voto de la mayoría ha propiciado la decadencia moral y por lo tanto la democracia ha participado de cierto modo, en la creación de sociedades inmorales”.





Continué: “La diferencia entre el sistema de consultoría islámica y la democracia occidental es el origen de la soberanía en la legislación. En la democracia, la soberanía parte del pueblo y la nación. En cuanto al sistema de Consultoría Islámica, la soberanía comienza con Dios Todopoderoso el Más Glorioso. No es el resultado de los pensamientos de los hombres. Los humanos pueden simplemente basarse en la legislación piadosa. Además, tienen derecho a la jurisprudencia en todo lo que no esté incluido en la legislación celestial, siempre que esté dentro del marco religioso de lo que está permitido y lo que está prohibido.





Dijo: “El sistema legislativo islámico es único. Aunque es un sistema religioso, no contradice la razón de ninguna manera. Es una doctrina organizada y coherente; sus diversas ramas son consistentes entre sí, pero estoy en contra de las penas punitivas del Corán”.





Dije: “Estas penas se han establecido con el propósito de frenar y castigar a quienes pretenden corromper a la comunidad. Como prueba de esto, se trata de sanciones que no se aplican al asesinato involuntario o al robo motivado por la hambruna y la necesidad extrema. Se aplican para proteger a la sociedad y algunas de ellas ya están incluidas en la legislación francesa, como es el caso de la pena de muerte.





Preguntó: “¿Existe realmente una pena de muerte en la legislación francesa?”.





Respondí: “Sí, así como en muchos sistemas de derecho postural en otros países. Imagina que vas a casa y encuentras a toda tu familia asesinada por una persona. Luego esa persona es arrestada y encarcelada por un período de tiempo específico, comiendo y disfrutando de las instalaciones penitenciarias que usted mismo está financiando a través de los impuestos que paga”.





“¡¿Cómo tolerarías esto?!” “Probablemente terminarías perdiendo la razón o cayendo en una adicción para olvidar tu dolor. Si esta misma situación sucediera en un país que practica la legislación islámica, el caso será completamente diferente. El asesino sería llevado ante la familia de la víctima, y ellos mismos harían justicia al tomar la decisión de castigarlo a través de la retribución, pidiendo el dinero de sangre, que es una cierta cantidad de dinero que debe pagarse a la familia de la víctima por el asesinato intencional, o de otorgarle el perdón, que es muy favorecido como se menciona en el Corán.





“…si pasáis por alto [sus faltas], sois tolerantes, y perdonáis –entonces, ciertamente, Dios será indulgente, dispensador de gracia”.[14]





Continué: “Hay 6348 versículos en el Corán, de los cuales no más de diez se refieren a las sanciones, y han sido puestos por Aquel que es sabio y conoce bien todas las cosas. ¿Dejarías de leer, disfrutar y practicar este sistema que consideras único, solo porque no conoces la sabiduría de diez versículos?”.





El equilibrio en la economía:





Recuerdo a una persona de origen latino, que estaba interesada en la economía, una vez me preguntó sobre la diferencia entre el sistema económico del Islam, del capitalismo y del socialismo.





Respondí: “En cuanto al derecho a la propiedad, el capitalismo tiene como principio fundamental a la propiedad privada, mientras que el socialismo se basa en la propiedad pública. El Islam, cuenta con varios tipos de propiedad:





La propiedad pública, que es la propiedad asignada para el uso de los musulmanes, por ejemplo, tierras ricas.


La Propiedad del Estado, que es propiedad del Gobierno. Como lo es la riqueza natural de la nación, esto incluye bosques y minerales.


La Propiedad Privada, que se adquiere únicamente mediante obras de inversión, de manera que no atente contra el bienestar público”.


Preguntó: “¿Qué pasa con la economía libre?”





Respondí: “En el capitalismo, la economía libre no tiene fronteras. En el socialismo lado, se erradica completamente. En el Islam, se reconoce la economía libre, pero está limitada por ciertas normas, entre las que se encuentran:





La autoidentificación que surge de lo más profundo del individuo cuando aplica el conocimiento que posee sobre los conceptos islámicos.


La identificación objetiva, que son legislaciones que prohíben determinadas prácticas como: la usura, las apuestas en el juego, las trampas, etc.


Dijo: “La religión es como una droga que los oprimidos y los pobres consumen en exceso para aceptar el sufrimiento y la injusticia. Luego, se les distrae con la promesa que estarán en el paraíso y así, dejan el camino libre a los ricos para que obtengan riqueza. Esta creencia ha dado como resultado la pobreza de los musulmanes y otras personas religiosas”.





Le dije: “Nunca las sociedades han sufrido de pobreza e injusticia social por ser fieles a su religión o por la falta de recursos. En realidad, estas condiciones se deben a que la gente se ha alejado de la religión y a la distribución injusta de los recursos. La pobreza extrema es solo el resultado de una riqueza excesiva”. “En el capitalismo, se afirma que los recursos naturales son incapaces de satisfacer las necesidades cotidianas de los individuos; mientras que en el socialismo la gente cree que existe una contradicción entre el poder de producción y la distribución. En el Islam, se ha aclarado que Dios Todopoderoso ha creado una gran cantidad de recursos naturales que satisfacen completamente las necesidades humanas sin agotarse. El problema radica en el mal uso que los gobiernos dan a estos recursos y en la desigualdad de su distribución”.





Continué: “El Islam ha prohibido la extravagancia. Exige mantener los estándares de vida a un nivel moderado. Esto no significa que el concepto de riqueza en el Islam se limite solo a las necesidades vitales, sino que también incluye poder adquirir alimentos, un hogar, ropa, tener la capacidad de casarse, realizar la peregrinación y dar caridad.





“Y los que, cuando gastan en los demás, no son ni extravagantes ni tacaños sino [recuerdan] que existe siempre un término medio entre esos [dos extremos]”.[15]





No creo que un adicto a las drogas sea capaz de alcanzar este nivel de estabilidad”.





Dije: “La verdadera adicción a las drogas en las sociedades es el ateísmo, no la religión”.





Él dijo: “¿Por qué?”





Respondí: “Porque el ateísmo llama a sus seguidores al materialismo puro. Les hace excluir su relación con el Creador al renunciar a los deberes y responsabilidades que tienen con Él. Requiere disfrutar solo del momento actual independientemente de las consecuencias. Entonces, se comportan como desean, creyendo que no hay castigos, ni resurrección ni juicio”.





Le pregunté: “¿No es esta la descripción correcta de un adicto?”





Él respondió: “Sí, eso es cierto”.





Luego preguntó: “¿Cómo logró el Islam el equilibrio social?”.





Respondí: “Uno de los conceptos generales del Islam es que la riqueza le pertenece a Dios. Solo estamos en una posición subordinada en nuestro control sobre esta riqueza. El Islam ha prohibido que las riquezas se intercambien únicamente entre los ricos y que se atesore una fortuna sin dar una pequeña parte a los pobres y necesitados. Esta donación proviene de los ahorros de la persona y se le llama “Zakat”. Este acto de adoración ayuda a la persona a superar la tacañería; les ayuda a ser generosos y misericordiosos”.





“Todo lo que Dios entregue a Su Enviado de [el botín capturado a] la gente de las ciudades pertenece a Dios y al Enviado, y a los parientes [de creyentes fallecidos], a los huérfanos, a los necesitados, y al viajero, para que no [sea un beneficio que] circule entre aquellos de vosotros que sean [ya] ricos. Así pues, aceptad [complacidos] lo que el Enviado os dé [de ello], y absteneos de [exigir] lo que os niegue; y sed conscientes de Dios: pues, ciertamente, Dios es severo dando escarmiento”.[16]





“Creed en Dios y en Su Enviado, y gastad en los demás de eso de lo que Él os ha hecho depositarios: pues, los que de vosotros han llegado a creer y gastan generosamente [por la causa de Dios] tendrán una gran recompensa”.[17]





“Pero a aquellos que acumulan tesoros de oro y plata y no los gastan por amor a Dios –anúnciales un doloroso castigo [en la Otra Vida]”.[18]





“Además, El Islam fomenta el trabajo con esfuerzo para aquellos que tienen la capacidad de realizarlo”.





“Y di[-les, Oh Profeta]: “¡Obrad!” Y Dios contemplará vuestras obras, como [lo hará] Su Enviado, y los creyentes: y [al final] seréis devueltos ante quien conoce todo lo que está fuera del alcance de la percepción del ser humano, así como todo lo que las criaturas pueden percibir–y entonces Él os hará entender lo que hacíais”.[19]





Los pobres, desde una perspectiva islámica, son aquellos que son incapaces de satisfacer las necesidades vitales. Estas necesidades se determinan de acuerdo con el nivel de vida del país en el que vive la persona. Por lo tanto, si en un determinado país es normal que cada familia tenga una casa separada, entonces la familia que no puede hacerlo se considera pobre. Así, la ley del equilibrio se basa en la capacidad de satisfacer las necesidades de cada individuo de acuerdo con lo que se tiene en la comunidad en ese momento.





El Islam se asegura de satisfacer las necesidades de cada individuo en la sociedad. Esto se logra mediante la interdependencia pública. Los musulmanes son considerados como hermanos; se ayudan mutuamente y además satisfacer las necesidades de los demás es obligatorio. Es un pecado para todos que exista una persona necesitada en la comunidad.





El profeta Muhammad la paz sea con él dijo:





“El musulmán es el hermano del musulmán, no lo oprime ni lo arruina, y es quien se preocupa por las necesidades de su hermano, Alá se preocupa por sus necesidades, y quien alivia a un musulmán de una carga. Dios lo aliviará de una carga de las cargas del Día del Juicio y quien cubra (las faltas de) un musulmán, Dios cubrirá (sus faltas) en el Día del Juicio”.





Recuerdo una hermosa experiencia que tuve con una turista colombiana. Vino al centro con sus hijos adolescentes y una amiga. Desafortunadamente, llegaron tarde, ya cuando las horas de trabajo estaban a punto de terminar, así que no pude responder a todas sus preguntas. Les expliqué lo que pude en 15 minutos. Tenía la sensación de que ella estaba escondiendo algo. Regresó a la mañana siguiente con sus hijos sola sin su amiga. Ella dijo: “Insisto en continuar nuestra conversación porque tengo algunas preguntas que me han impedido convertirme al Islam durante años. Quiero respuestas a estas preguntas”.





Le respondí: “Pregunta todo lo que deseas. Tengo todo el día para responder a tus preguntas”.





Ella dijo: “Conocí a un amigo musulmán mientras viajaba con mi esposo. Este amigo me dijo que los musulmanes no necesitan ir al médico cuando se enferman porque simplemente rezan a Dios para que se recuperen. No me convenció en absoluto, y ese fue uno de los puntos que me impidió aceptar esta religión. Creo que debemos encontrar las causas subyacentes”.





Le dije: “Eso es cierto. Con respecto a este punto, lamentablemente sabes más sobre el Islam que ese un musulmán. De hecho, esa persona necesita que alguien le explique nuestra religión. Ella no te ha dado la información correcta. El Islam es una religión realista. Dios dijo:








“Y di [-les, Oh Profeta]: “¡Obrad!” Y Dios contemplará vuestras obras…”[20]





Dios Todopoderoso nos ordenó que confiemos en Él y confiemos en Su sabiduría, pero también nos prohibió la dependencia total que no nos permite ni pensar en las consecuencias de nuestras acciones. La confianza significa esforzarse, tener determinación, analizar la situación, actuar de manera sensata y realista y después entregarse a la sabiduría de Dios.





El profeta Muhammad la paz sea con él vio a alguien que quería dejar su camello sin estar atado, pensando que era una buena forma de demostrar su confianza en Dios. Al ver esto, el profeta le dijo: “Primero ata tu camello, luego confía en Dios”. Este es el equilibrio correcto.





Ella estaba muy complacida con mi explicación. Pase todo el día con ella respondiendo a sus preguntas. Ella comentó que seis años atrás, su esposo no profesaba ninguna religión, pero se convirtió al Islam. Antes de encontrar en el Islam las respuestas a todas sus preguntas, él no tenía ningún interés religioso; También la invitó a unirse al Islam, pero ella se mostró reacia porque todavía tenía muchas dudas. Gracias a Dios, dijo que nuestra conversación le proporcionó las respuestas que ella necesitaba.





Concluimos que el Islam ve la vida como debe ser. La gente busca una religión equilibrada que pueda satisfacer sus necesidades espirituales, una religión que sea indispensable y que al mismo tiempo no margine su economía. La religión exige moderación, que es el concepto que se ha enfatizado estrictamente en la última religión celestial. Esta religión celestial fue enviada a través del último mensajero que la paz sea con él, quien vino a corregir los errores que las naciones anteriores cometieron y que distorsionaron el concepto de la religión al ponerlo únicamente en un contexto espiritual. Esto dio como resultado las supersticiones que han alejado completamente a la gente de la religión. Además, la religión ha sido manipulada para lograr objetivos personales al ser utilizada como un instrumento para presionar a la gente. Por esta razón, mucha gente sigue el secularismo, que es una separación total entre religión y estado.





El Islam ha tenido éxito como sistema de gobierno y método de vida, mientras que el capitalismo y el comunismo han fracasado. Pero los ateos y agnósticos están aumentando debido a que muchos musulmanes se desvían de su religión; también están fallando en la difusión de los conceptos correctos del Islam. La humanidad ha comenzado a perder la fe en todos los credos. Esto se debe a la corrupción de los conceptos religiosos que se están introduciendo. Sin embargo, no ha habido ningún investigador oriental, sin importar cuál sea su opinión sobre el Islam, que no haya admitido que el Islam es una religión y un Gobierno.





por fatin sabri 



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